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Pilar González Bernardo

LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y LA EMERGENCIA DE NUEVAS PRÁCTICAS DE


LA POLÍTICA: LA IRRUPCIÓN DE LA SOCIABILIDAD POLÍTICA EN EL RÍO DE
LA PLATA REVOLUCIONARIO (1810-1815)

Introducción

Larga tradición historiográfica que vincula a la revolución francesa con los movimientos de independencia en
Hispanoamérica. Si tomamos la corriente historiográfica de la “influencia” en su conjunto, se nota que a pesar
de los diferentes aspectos trazados, y las controversias suscitadas, existe otro punto de confluencia: todos
coinciden en considerar al movimiento de independencia como una “revolución” en los fundamentos del
poder político. Partiendo de esa convergencia ¿Hasta qué punto la revolución de independencia implicó, como
en el caso de la revolución francesa, una revolución en las prácticas de la política mediante la emergencia de
formas de sociabilidad política como las sociedades populares, clubes y sociedades patrióticas? El propósito
de la pregunta es analizar y comparar las características y el sentido de que adquieren estas formas de
sociabilidad durante los primeros cinco años de crisis del vínculo colonial. Propuesta que se justifica por
varias razones:

1- Irrupción de la sociabilidad política es tardía en relación al proceso revolucionario francés, hasta


1811 se desconoce este tipo de formas de sociabilidad asociativa.
2- Circunstancias que producen variaciones, por ejemplo: las características de sus vías de difusión, que
es indirecta, vía España o por imitación de Caracas.

Interrogante sobre la particular relación que se establece entre ciertas prácticas sociales y la nueva legitimidad
política. Elección del período 1810-1815, dada porque es especialmente en estos años que las nuevas formas
de sociabilidad fueron rápidamente vinculadas con la alternativa más claramente revolucionaria de la
insurrección.
Dos preguntas estructuran la investigación: 1) ¿Porqué la revolución, que estuvo acompañada por una
mutación en las formas de sociabilidad, no generó un desarrollo de sociedades populares que apoyaran al
gobierno revolucionario, como fue en el caso de Francia? 2) Si la implementación del nuevo modelo de
sociabilidad asociativa modificó en algo la estructura y mecanismos de acceso al poder, al punto que esa
modificación nos permita identificar la instauración de la república con la creación de un espacio público en
el seno del cual se producirían y transmitirían los nuevos valores y prácticas democráticas. ¿En que medida su
difusión en el Río de la Plata autoriza a hablar de una democratización de las estructuras del poder e incluso
del surgimiento de un espacio público a partir del cual se abriera el juego político? Y si no fue así ¿Porqué las
mismas formas democráticas funcionan como ámbito de aculturación política allende el océano y no en
ultramar?

I La ciudad colonial de comienzos del siglo XIX: Primeros atisbos de instauración de un


espacio público
Una condición necesaria para el desarrollo de la sociabilidad política es la existencia de un espacio público
tolerado por la autoridad. La creación de un espacio público no necesariamente produce sensibilidad
revolucionaria.
En lo que hace a formas de sociabilidad informal vemos aparecer a fines del siglo XVIII nuevos ámbitos de
encuentro como cafés, billares y hoteles que comienzan a adquirir especificidad en cuanto a su clientela y a su
función social. Paralelamente los encuentros en las pulperías se distinguirán como prácticas populares y
delictivas (legisladas por la ley).
Respecto de la sociabilidad asociativa prima, tanto entre la clase “decente” como entre la plebe urbana blanca
y de color, la participación en asociaciones religiosas de fines múltiples, cofradías de oficio (principalmente
entre la población negra que reúne a buena parte del artesanado urbano), cofradías, asociaciones destinadas a
administrar los bines de la iglesia, asociaciones que agrupan, en principio, a diferentes sectores sociales que
comparten la devoción a un mismo santo. A mediados del siglo XVIII se perciben ciertas modificaciones

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dentro de las mismas, con la aparición de una nueva forma de asociación religiosa: la Tercera Orden, la cual
funciona como un mecanismo de diferenciación social según Susan Socolow. Importante innovación en la
estructura de sociabilidad de la clase decente hacia comienzos de siglo XIX, proyecto de creación de la
primera forma asociativa de “tipo contractual” y con fines socioculturales: proyecto de creación de la
Sociedad Patriótico Literaria y Económica (1801) con una nómina de suscriptores que rebasa el cenáculo
ilustrado. Si bien el proyecto de una sociedad patriótica no rompe con el principio de la sociedad de castas.
Sus objetivos exceden a esta asociación favoreciendo la instauración de nuevos espacios públicos en otros
ámbitos de sociabilidad, como por ejemplo el “Café de Marco.”
A comienzos del siglo XIX nos encontramos frente a una sociedad con una vida asociativa relativamente
intensa, socialmente diferenciada, pero con bastante movilidad. Existen dos elementos que pueden haber
tenido implicancia cuando se desató la revolución:

1- Una legislación que si bien no prohibe la concurrencia de la plebe a sus ámbitos de encuentro, inhibe de
hecho la consolidación de hábitos de sociabilidad pública popular mediante el control y la represión que la
reglamentación sobre “vagos y malentretenidos” permite ejercer sobre ellos.
2- Presencia de espacios laicos a partir de los cuales la “clase decente” crea nuevos hábitos de sociabilidad, lo
cual sugiere la existencia, con anterioridad a la crisis del vínculo colonial, de un espacio público que
permitiría localizar al mismo tiempo las vías alternativas de difusión del pensamiento de la ilustración y el
campo social de inserción de la sociabilidad revolucionaria. Otra hipótesis: Terceras Ordenes, además de
cumplir las funciones tradicionales de las asociaciones religiosas, habrían permitido consolidar vínculos
sociales entre los comerciantes y la oficialidad del ejército.

II La irrupción de la sociabilidad política en el Río de la Plata revolucionario

Tres etapas en el desarrollo de la sociabilidad hasta 1815:

1- Desde la aparición de la prensa periódica en 1801 hasta el inicio de regularización de las reuniones
del grupo de jóvenes reunidos en el Café de Marco en 1811.
2- Período de formalización de ese grupo, primero como “Club Morenista”, luego en la Sociedad
Patriótica.
3- Predominio de la Logia Lautaro.

1- En el primer momento más que innovación hay evolución de formas ya existentes que tienden a
politizarse, proceso acelerado y acentuado por las invasiones inglesas. Hacia 1808, menciones a
“clubes”, “reuniones de revolucionarios” que conspiraban contra el virrey. Memorias de algunos de
ellos presentan a estas “sociedades” como el centro de gestación del movimiento de independencia.
A partir de ellos se construye la tesis clásica que veía en estos grupos la gestación de un sentimiento
criollo-nacional en franca oposición con el régimen colonial. Hay que tomar a estas fuentes con
prudencia, ya que buscan confirmar con posteridad a los hechos la fidelidad a una revolución que los
colocó en el poder. En todo caso son reuniones privadas entre individuos seleccionados para
participar en discusiones sobre asuntos públicos Lo nuevo es que denotan una evolución de de la
sociabilidad porteña que lleva a una politización de las relaciones. Instauró una nueva necesidad de
sociabilidad masculina en momentos en que la ruptura con la anterior legitimidad y la instauración
de nuevos fundamentos del poder político implican una nueva definición de lo público y lo privado.

Nueva gestación de la política: la arenga pública

2- Acción del grupo morenista o “jacobino”, reunidos en el Café de Marco. Ubicación geográfica
importante (frente al Colegio San Carlos), concentraba principalmente a jóvenes estudiantes e
intelectuales. Las prácticas de los jóvenes que en simultaneidad con las primeras manifestaciones
comenzaron a darse cita en el Café los distinguieron de la clientela de similares lugares públicos. La
apropiación y utilización que hizo de ellas un sector de la sociedad –“arengadores”- llevó a que
fueran identificados no sólo con los objetivos y acción revolucionaria, sino asimismo como lugar de
producción de un hombre nuevo, libre y público, cuya base de poder provenía de esta modalidad
práctica e ideológica de la acción política.

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Además de la estructura organizativa claramente revolucionaria para la sociedad colonial, las reuniones de
patriotas instituyeron un espacio público en el seno del cual se genera una nueva fuente de poder político, “la
opinión pública”. Aparece un nuevo “pueblo” en la escena política: el ciudadano. El gobierno revolucionario
reaccionó prohibiendo y reprimiendo. Esta primera represión tuvo un efecto inesperado, pues contribuyó a
consolidar al grupo, que se volvió más combativo. Medidas draconianas del gobierno, para terminar con la
resistencia. Asonada popular de abril de 1811, con la que logró deportar a sus principales dirigentes, además
de la creación de un tribunal de seguridad pública para impedir esas reuniones. A través de esta movilización
popular (pueblada) se está, sobre todo, impugnando toda posible representatividad de la opinión pública por
parte de los “jóvenes arengadores”, enfrentando la pretendida emanación de la voluntad popular que ellos se
otorgaban con la manifestación de esta voluntad del pueblo en armas.
Luego de la asonada la reunión en café se suspendió, pero se mantuvo un grupo de presión cuya acción se
limitaba a generar un clima de descontento e inestabilidad a través de pasquines, rumores y el fortalecimiento
de los vínculos de naturaleza ideológica. Aumento del descontento a lo largo del año, acentuándose entre julio
y septiembre por la situación crítica creada tras la derrota de las tropas patriotas en el norte. Todo esto
confirma la existencia de un espacio público con redes e instrumentos informales de difusión y gestación de la
opinión que eran difícilmente controlados por el poder.

Fronteras sociales en la difusión de las prácticas democráticas

Pregunta: ¿Este fenómeno concierne tanto a las elites culturales como a los sectores populares urbanos? La
respuesta permitía explicar porque en el Río de la Plata, a diferencia de lo que paso en la mayoría de los
movimientos hispanoamericanos, la plebe urbana apoyó y luchó por la revolución. ¿Podría esto suponer la
previa aprobación de los nuevos valores de la cultura política aprendidos y difundidos a través de estas
prácticas? ¿Cuál es la extracción social de la militancia revolucionaria? Las fuentes los definen cultural y
generacionalmente: jóvenes estudiantes, pero pese a ser “jóvenes conocidos y apreciados de la sociedad”, el
grupo posee una cierta base popular que explica su relativa capacidad de movilización social. Lo que sería
importante dilucidar es si la acción de esta plebe urbana se formaliza a través de redes de sociabilidad popular
que sirven de estructura organizativa a la politización social o si más bien responde a modelos tradicionales de
convocatoria política. ¿No se quiso o no se pudo utilizar la sociabilidad popular como medio de aculturación
política? ¿Por qué razón los “jóvenes arengadores” no recurrieron a estas formas para asegurar el triunfo de la
revolución y junto con ello su acceso al poder? Algunas respuestas: una coyuntura desfavorable (amor de la
plebe por Saavedra). También existían límites de otra naturaleza, en relación con el mantenimiento del orden
y la autoridad, la movilización social fuera del marco del ejército comportaba mayores riesgos. Ante la
evidencia primó la lógica de clase.
La política del gobierno fue, por un lado, reprimir las iniciativas de la plebe, y por otro, autorizar la
organización de sociedades políticas, como la Sociedad Patriótico-Literaria de 1812. Ello hace sospechar que
las bases populares del club respondían más a un modelo de clientela política, que de organización del
pequeño artesanado urbano. Una condición para el desarrollo de la sociabilidad política es la existencia de un
espacio público que implica la libertad de reunión, y eso parece haber sido (incluso durante la revolución) un
privilegio de las clases decentes.

III Hacia la institucionalización de la sociabilidad revolucionaria

Reorganización formal del grupo vinculada a la figura de Bernardo de Monteagudo, y su acción


propagandística contra el gobierno. En 1812 acaba por constituirse la Sociedad Patriótico-Literaria, en la cual
reaparecen muchos de los habitúes del Café de Marco. Formalización que implicó una política más restrictiva
de reclutamiento y una retracción en sus prácticas democráticas. Pese a la autorización del gobierno, sus
relaciones con éste fueron difíciles. Objetivos públicamente expuestos: reafirmar el espíritu revolucionario de
mayo de 1810, declarar la independencia y erigir una constitución, aunque no todos acordaban con este punto.
Para cumplir estos objetivos utilizaron sus prácticas asociativas como órgano de presión y control sobre el
gobierno. Asimismo, para el triunfo de la empresa se concertó sobre la función que la asociación debía tener:
ilustrar al pueblo, crear un espíritu público, dirigir la opinión y fomentar el patriotismo.
Punto esencial: el rol capital que se le otorga al intelectual o “ilustrado” en el triunfo de la revolución,
partiendo del principio de que la nueva sociedad sólo podía consolidarse por la transformación del pueblo
esclavo en libre. El intelectual se impone como portavoz de un derecho natural olvidado pro trescientos años

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de dominación española. Como tal tiene prerrogativas que no dependen del pueblo real, pues éste es aún
bárbaro y esclavo de la ignorancia. Por lo tanto esta manifestación de sociabilidad revolucionaria actúa de
hecho como órgano político representativo de un pueblo que es un principio y no un actor real. Esto los
coloca entre el dogma de la soberanía popular y el la soberanía nacional, ya que al constituir al pueblo en un
ente abstracto se impone necesariamente una representación transitoria que no permite ni la participación real
de la población, ni la erección de una representación nacional. Este aspecto (junto a los anteriores) explica el
gradual alejamiento de las bases sociales y la resistencia a la movilización como modo de participación, de
presión o de reivindicación política. Distinción entre los circuitos del Club de Marco, de redes abiertas y
contactos con la plebe, y los de la Sociedad Patriótica de redes cerradas y con reclutamiento restringido. La
pregunta es si, aunque reducida a una elite cultural. La sociabilidad revolucionaria sirvió como espacio de
producción y difusión de una nueva legitimidad política. A partir de la cual se iniciará la revolución en las
concepciones y las prácticas de la política.

La sociabilidad como marco de producción de una nueva legitimidad: entre la polis y el homo politikos

Analizando la función doctrinal-ideológica que se asignaron los miembros de la asociación se distinguen tres
principios básicos sobre las cuales éstas se sustentaban y que regularon los mecanismos de acción dentro del
grupo haciéndose extensivos a la sociedad en su conjunto.

1- Ellos entienden que su ámbito de sociabilidad es el espacio de producción de un consenso que


transforma la opinión pública emanada de la asociación en voluntad general instituida como
principio de autoridad opuesto a las autoridades tradicionales (burocracia colonial, familia, ejército,
iglesia). La función explícita que se otorgan es la de uniformar la opinión pública, para que deje de
ser un conjunto de opiniones particulares y se convierta en voluntad general.
2- La participación en esta nueva forma de sociabilidad era concebida como praxis revolucionaria,
mediante la cual se operaba la transformación del sujeto en ciudadano. Acción entendida como
prácticas discursivas: como declarar derechos y la libertad del hombre, declarar la independencia;
prácticas cívicas: combatir al enemigo interno (tanto españoles como moderados), y prácticas
guerreras: lucha contra el realista.
3- Sociabilidad que debía funcionar como un sistema no formalizado de instrucción, pedagogía política
a través de la cual el aprendizaje de la nueva moral cívica debía difundirse modificando la naturaleza
del hombre esclavo en hombre virtuoso y libre. Nuevo hombre definido como un individuo
ciudadano, sujeto de ciudadanía.

Hasta aquí priman las similitudes con la sociabilidad revolucionaria nacida en la revolución francesa, pero
bajo la similitud hay discordancias: las surgidas de su modalidad de inserción de la sociedad local, las
fronteras sociales que las neutralizan como espacio de aculturación política; otras son producto de la
resignificación del modelo francés. Una discordancia inesperada subyace en la polisemia de la palabra
“pueblo”: el cuerpo municipal: noción territorial del sujeto de imputación que no logra ser superada. Dualidad
en su definición del sujeto de imputación de la soberanía, que es al mismo tiempo el individuo-ciudadano y el
pueblo de Buenos Aires, elemento específico de la sociabilidad revolucionaria rioplatense y que visiblemente
lo diferencian del modelo francés.

Agonía de las prácticas democráticas y triunfo de la revolución: la Logia Lautaro en el poder

“Reinado de la Logia Lautaro”. 1812, llegada de Alvear, San Martín y Zapiola con ideas y proyectos respecto
de la dirección que debían dársele a la insurrección, toman contacto rápidamente con los miembros de la
Sociedad Patriótica. La revolución de octubre de 1812 que derroca al gobierno del Primer Triunvirato se logra
a través de una acción concertada entre ambas asociaciones. Se modifica nuevamente la relación entre la
Sociedad Patriótica y el gobierno. De la represión se llega a la colaboración. Esta primacía de la sociedad
duró bien poco, ya que entró en decadencia y hacia fines de enero de 1813 dejó de existir. La creación de la
Logia Lautaro implicó una perpetuación de la Sociedad Patriótico Literaria – al integrar dentro de ella a su
dirigencia- y una ruptura radical con su proyecto de acción política. al abandonar el recurso de la opinión
pública como medio de control y acceso al poder, restringía la política a un sector bien reducido. Desde
octubre de 1812 hasta abril de 1815, organización secreta que se transforma en un instrumento de dominación
política que sin confundirse con el aparato estatal maneja la política del gobierno. “Asamblea del año XIII”

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que definiría el sentido de la insurrección a través de la declaración de libertad de prensa, libertad de vientres,
extinción del tributo, mita y yaconazgo y servicios personales. Abolición de mayorazgos, prohibición de
títulos de nobleza, etc. La Logia dirigió su actuación hacia dos frentes: la organización del ejército libertador
y la declaración de la independencia. Otra diferencia con Francia, pues allí la radicalización de la revolución
llevó al gobierno a prohibir toda asociación secreta, mientras que en el Río de la Plata la alternativa más
revolucionaria logra consolidarse mediante la acción de un grupo organizado en una sociedad secreta, cuya
política fue la de abortar el surgimiento de formas de sociabilidad política popular y pública.

Conclusiones
1- La sociabilidad política asociativa sólo concentró a un grupo reducido de la elite e incluso de la
dirigencia revolucionaria. Ello no significa que los sectores populares hayan sido ajenos a la
politización que la situación de guerra y revolución implica. El contacto de la plebe urbana y rural
con los nuevos principios de legitimidad política se realiza a través de la acción guerrera. Primera
diferencia con la revolución francesa: en Buenos Aires la “militancia revolucionaria” no se sirvió de
la sociabilidad popular como base para una participación política masiva, sino que utilizó las formas
de sociabilidad que definían a las elites, para una acción política que se quería radical.
2- El análisis de los fundamentos que rigieron la acción y su legitimación confirman la tesis de F. X.
Guerra sobre la sociabilidad como vía de difusión de la modernidad política. Asociaciones que
liberan un espacio público a partir del cual la simple opinión se transforma en opinión pública y la
lucha de intereses en discurso político. Diferencias, dualidad en la concepción del sujeto de
soberanía, y su incapacidad para romper con el marco local. Importante porque corrobora la
inexistencia de un imaginario nacional que permite construir la nueva identidad colectiva a partir de
un sujeto único y abstracto, depositario de la soberanía: la nación moderna.

La crisis de la legitimidad monárquica no supuso que la insurrección tuviese carácter democrático. Sin
embargo esta tendencia que estuvo presente en la creación de nuevas formas de sociabilidad política fracasó
porque ella se limitó a un reducido grupo que contenía en su seno la razón de su fracasos: su extracción social,
límites, ambigüedades de los principios que legitimaban su acción, además de su reducida concepción del
espacio de lo político, inhiben las posibilidades de esta tentativa de instauración democrática, al mismo
tiempo que afirmaban los principios democráticos de legitimidad política.
Con una perspectiva de mediana duración, la experiencia es menos futil de lo que parece. Luego de 1820, con
Buenos Aire como estado independiente y prospero resurgen muchas de estas formas asociativas.

Ver la síntesis que hace Noemí Goldman (“Historia y lenguaje. Los discursos de la revolución de mayo”, pp.
27-28). ¿En qué medida y hasta qué punto la revolución de independencia fue, a la manera de la revolución
francesa, una revolución política moderna y democrática? Sus conclusiones muestran más las distancias que
lasa semejanzas con el caso francés: mientras la sociabilidad revolucionaria francesa sirve como espacio de
reivindicaciones sociales y como estructura para una representación nacional, la sociabilidad rioplatense por
su carácter municipal así como por su concepción elitista de la soberanía popular condujo al fracaso de la
primera tentativa de instauración democrática en el Río de la Plata.

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