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* Licenciado en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile. Magíster en Estudios Sociales y Políticos
Latinoamericanos, mención en Desarrollo Social, ILADES/Universidad Alberto Hurtado, Chile.dduhart@cide.cl
1
Un promedio de 9,1 años, muy por sobre la media regional de 5,2 años; en Kliksberg, Bernardo, Hacia una economía
con rostro humano, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2002, página 41.
2
WILLIAMSON, GUILLERMO, “Estudio sobre la educación para la población rural en Chile”, Educación para la población
rural en Brasil, Chile, Colombia, Honduras, México, Paraguay y Perú, Proyecto FAO/UNESCO/DGCS-Italia/CIDE/
REDUC, Santiago, 2004, página 101.
3
“El 7 de mayo de 2003, el Presidente de la República, Ricardo Lagos, promulgó la Reforma Constitucional que
establece la enseñanza media obligatoria y gratuita, entregando al Estado la responsabilidad de garantizar el acceso a
este nivel educacional para todos los chilenos hasta los 21 años de edad. De este modo, el Gobierno busca lograr que
los niños, niñas y jóvenes tengan un mínimo de 12 años de escolaridad”; www.mineduc.cl.
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da aún mucho por hacer y el desafío es grande, sin embargo, existen muchas experiencias
innovadoras a lo largo del mundo y la región latinoamericana a las cuales se puede recu-
rrir, reflexión que haremos en este artículo.
GLOBALIZACIÓN Y RURALIDAD
El siglo XXI se inició bajo un escenario irreversible que presenta tanto gigantescas
oportunidades como grandes amenazas para América Latina: el proceso de globalización.
Este proceso histórico, producto del desarrollo de los medios de comunicación y la tec-
nología, ha creado un espacio transnacional que supera el control de los estados nación4 ,
perdiendo éstos soberanía sobre ciertos espacios y temáticas, pero a la vez generando
transformaciones hacia lo que Manuel Castells ha denominado el estado red5 . Este nuevo
tipo de estado debe adaptarse a las nuevas condiciones globales, sufriendo un doble pro-
ceso de transformación: uno “hacia arriba”, de integración regional y global, y otro “ha-
cia abajo”, de descentralización y desarrollo enfocado en el territorio regional y local. En
este sentido, el proceso de globalización es básicamente un encuentro de muchos espa-
cios locales, por lo que muchos autores lo han nombrado más bien el proceso de la
glocalización.6
Podemos decir entonces que el proceso de globalización ha otorgado un nuevo im-
pulso al desarrollo regional y territorial, resaltando nuevamente las identidades locales y
culturales que ahora se encuentran con “otros” diferentes en este espacio global, resistién-
dose a la homogenización, así como surgiendo otras identidades nuevas e híbridas. En
este contexto, la ruralidad ha tomado un nuevo sentido y ha sido redefinida en los nue-
vos debates sobre los procesos de desarrollo. El desarrollo regional centrado en el territo-
rio surge como una de las principales estrategias, donde la llamada “nueva ruralidad”
ocupa un lugar clave. Las definiciones actuales de ruralidad la presentan como:7
4
BECK, ULRICH, ¿Qué es la globalización? Paidós, Barcelona, 1998.
5
CASTELLS, MANUEL, “Globalización, identidad y estado en América Latina”, PNUD, Temas de Desarrollo Sustentable,
1999, página 7.
6
BECK, ULRICH, op. cit.
7
RAFAEL ECHEVERRI Y MARÍA PILAR RIBERO, “Nueva Ruralidad. Visión del territorio en América Latina y el Caribe”,
IICA, San José, 2002.
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En este contexto, la juventud rural aparece como un actor social clave8 en estos nue-
vos procesos de desarrollo regional centrados en el territorio: un actor social híbrido que
puede moverse tanto en el medio cultural urbano como el rural, con una serie de oportu-
nidades inexistentes para sus padres tan sólo unas pocas décadas atrás. Hoy en día el
equilibrio urbano-rural asoma como un elemento esencial para el logro de una calidad de
vida adecuada. 9 Cada vez más las ciudades dependen del campo, y de cómo manejen y
conserven los recursos, la cultura y los espacios naturales. En este sentido, visualizar a la
juventud rural como una solución y un aporte al desarrollo local, regional y nacional, a
través de sus iniciativas individuales y colectivas, puede ser el catalizador de interesantes
procesos, beneficiándose la sociedad en su búsqueda de un desarrollo más equitativo y
sustentable.
Sin embargo, para que la juventud pueda constituirse en actor social y ser capaz de
llevar hacia adelante un proyecto de vida que tenga un impacto beneficioso en su comu-
nidad y sociedad, es esencial una educación adecuada y que le ayude a desarrollar las
“libertades” necesarias para su desarrollo (parafraseando a Amartya Sen10 ). De acuerdo
con el destacado sociólogo Manuel Castells, en la llamada era de la información, nombre
con el cual designa esta nueva realidad global, uno de los principales problemas latinoa-
mericanos pasa por:
“…una verdadera reforma educativa, en todos los niveles del sistema educativo. La edu-
cación es la principal inversión de infraestructura en la era de la información… La Universi-
dad es, potencialmente, la principal fuerza productiva en el nuevo modelo de desarrollo. Pero
la reforma y dotación de la Universidad no conducen a nada si no trabaja con material huma-
no que ha sido educado convenientemente en los niveles primario y secundario.”11
8
TOURAINE, ALAIN, “Juventud y Democracia en Chile”, en Revista Iberoamericana de Juventud, OIJ, Madrid, julio de
1996.
9
ARBAB, FARZAM, La Senda del Aprendizaje en Latinoamérica: opción moral, Editorial Nur Ltda., Cali, Colombia,
diciembre de 1991.
10
SEN, AMARTYA, Freedom as Development, Oxford University Press, Oxford, 1999.
11
CASTELLS, MANUEL, op. cit., páginas 17 y 18.
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“La desventaja educativa que sufren los estudiantes de la zona rural tiene su origen en
múltiples causas que interactúan entre sí, limitando las oportunidades educativas de las per-
sonas que viven en ese contexto…. La pobreza es una causa importante del rezago educativo
en las zonas rurales. La gran mayoría de los hogares rurales viven en condiciones de pobreza y
participa en actividades económicas de subsistencia… otro aspecto que constituye un desafío
para las políticas educativas es la dispersión poblacional de las áreas rurales. Debido a esta
característica demográfica, la educación en las zonas rurales incluye sólo el nivel de primaria
mediante la modalidad multigrado… La diversidad cultural de las zonas rurales se constituye
en un desafío para la política educativa, a la vez que es parte del patrimonio cultural de la
región…”.12
“En las zonas rurales, la oferta educativa en educación secundaria y superior es limitada.
Las políticas educativas no han logrado una cobertura substancial de la educación secundaria
en el medio rural. De hecho, la distribución de los establecimientos educativos de secundaria
y superior muestra un patrón excluyente respecto de las poblaciones rurales.”13
12
FAO/OREALC/UNESCO, “Marco Estratégico Regional de Educación para la Población Rural”, Santiago, agosto
2004, página 4.
13
Ibid., página 5.
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Para enfrentar esta realidad, la FAO y la UNESCO han promovido la creación del
PRELAC (Proyecto Regional de Educación para América Latina y el Caribe)15 aprobado
por todos los ministerios de educación de América Latina, entre ellos el chileno, que
tiene por objetivo:
“… sugiere que el contenido de los programas educacionales, los métodos con los que se
facilita el aprendizaje y los materiales que se utilizan con este fin deben ser pertinentes en
relación con la experiencia, la cultura y el entorno de los educandos. En otras palabras, la
enseñanza y el aprendizaje deben contextualizarse.”18
14
Ibid., página 5.
15
Aprobada en la Primera Reunión Intergubernamental del PRELAC celebrada en La Habana, Cuba, en noviembre de
2002. En esa reunión, los ministerios de educación aprobaron por unanimidad el PRELAC, proyecto con vigencia
hasta el 2017.
16
FAO/OREALC/UNESCO, op. cit., página 2.
17
Ibid., página 6.
18
TAYLOR, PETER; Desmond, Daniel; Grieshop, James, y Aarti Subramanian, “Hacia un aprendizaje más pertinente:
principios y evidencias de experiencias recientes”, en Atchaorena, David y Gasperini, Lavinia, Educación para el
desarrollo rural: hacia nuevas perspectivas de política, FAO/UNESCO-IIPE, España, 2004, página 195
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De este modo, podemos observar que tanto en América Latina como en todo el mun-
do, se presenta un escenario favorable a la promoción de innovaciones en los currículos,
el contenido, las formas de impartición, los métodos y materiales, las formas de gestión,
el rol de los docentes y las prácticas educativas de la educación rural, la cual es una
excelente oportunidad que debe ser aprovechada en Chile también. Además, tal como lo
propone el PRELAC, la cooperación multilateral y el intercambio de experiencias y mé-
todos entre los países latinoamericanos es una estrategia esencial, en especial cuando se
presentan propuestas de muy alto nivel y de eficacia comprobada, tal como es el caso de
Colombia, país que destaca por sus avances en el ámbito de la educación rural, como
veremos más adelante.
19
División de Desarrollo Social, CEPAL, “Juventud rural: fuerza de modernidad y democracia”, en Juventud rural,
modernidad y democracia en América Latina, CEPAL, Santiago, marzo de 1996, páginas 18-22.
20
DURSTON, JOHN, La juventud y desarrollo rural: Marco conceptual y contextual, Serie Políticas Sociales Nº28, CEPAL,
División de Desarrollo Social, Santiago, 1998.
21
Ibid., página 8.
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De acuerdo con esta tipología, a medida que la persona avanza en edad e independen-
cia, entra en tensión con el hogar paterno, ya sea por las necesidades de apoyo laboral del
padre, así como las necesidades de herencia de tierras por parte de los hijos. Aunque no
siempre se produce este proceso, es un fenómeno bastante común en varias zonas rurales,
en especial en las condiciones actuales de escasez de tierras. De acuerdo con Durston, en
los hogares rurales las mayores posibilidades de acumulación de capital se dan precisa-
mente cuando los hijos e hijas son jóvenes, ya que tienen una capacidad productiva casi
igual a un adulto. Cuando los hijos son solteros o recién casados viviendo en el hogar, se
mantiene el control del padre sobre su trabajo, pero cuando se independizan y se divide
la herencia en forma anticipada, este control disminuye rápidamente. El apogeo del ho-
gar es entre los 40 y 60 años del jefe, luego el capital se divide entre los hijos.23
En este sentido, la juventud sería una etapa especial de tensión intergeneracional, ya
que el momento de su ciclo de vida en que el jefe del hogar tendrá la máxima posibilidad
de escapar de la pobreza (mediante la ayuda de su familia extendida) coincide con el
tiempo de máximo interés de los hijos e hijas en adelantar la ruptura de esa relación de
dependencia.24 Este fenómeno se intensificaría especialmente con las oportunidades y
22
Ibid., página 8 y 9.
23
Ibid., páginas 9-11.
24
Ibid., páginas 10 y 11.
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expectativas que ahora brinda el estilo de vida “urbano”, la educación y el trabajo asala-
riado temporal. El siguiente esquema refleja la tensión que surge:
Figura No1:
Relaciones intergeneracionales y tensión familiar
Esta es una situación a la cual se verían enfrentados muchos jóvenes rurales en Amé-
rica Latina, generando dificultades para la construcción de un proyecto de vida en equi-
librio con sus aspiraciones. Sin embargo, también existen evidencias de que los jóvenes
rurales de hoy tendrían conocimientos y capacidades suficientes para constituirse en el
principal motor de desarrollo rural de la región. Estamos ante una coyuntura histórica
clave para redefinir la orientación del desarrollo rural y social en general, cuando la re-
gión latinoamericana aún posee una importante población juvenil en su actual proceso
de transición demográfica y envejecimiento de la sociedad. Es posible que en cincuenta
años más la situación sea diferente, como indica la tendencia.25 De este modo, debemos
buscar modos de aprovechar esta coyuntura y ayudar a la juventud rural a desarrollar sus
capacidades, pero a la vez generándoles oportunidades en armonía con sus aspiraciones y
estilo de vida. Es necesario un sistema educativo que se adapte al ciclo de vida rural y sus
particularidades, y que a la vez les potencie como actores sociales al ayudarles a generar
un proceso de desarrollo en sus propias comunidades.
Ahora vamos a analizar la realidad de la juventud rural chilena. Existe bastante infor-
mación que describe su realidad demográfica, educacional, social, económica, cultural,
etc. Para comenzar, debemos contemplar primero el universo de población sobre el cual
estamos reflexionando:
25
MARTINE DIRVEN, Las prácticas de herencia de tierras agrícolas: ¿una razón más para el éxodo de la juventud?, CEPAL,
División de Desarrollo Productivo y Empresarial, Unidad Agrícola, Santiago, diciembre de 2002.
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Tabla Nº1:
Población Juvenil 2002
Podemos observar en esta tabla que la población juvenil (15-29 años) total del país es
un 24,3% del total de la población nacional, con un 88% urbano y un 12% rural. A su
vez, la juventud rural representa un 3,0% del total de la población del país, pero un 21%
de la población rural total del país. Sin embargo, si analizamos la realidad de cada región
administrativa, estas proporciones van cambiando. Por un lado, en las regiones extremas
donde existen ciudades aisladas entre sí, la población juvenil rural es bastante escasa (un
6% en la I, un 2,3% en la II, y un 7,7% en la III regiones). Por otro lado, en la VI región,
la juventud es rural en un 29.2%, proporción similar en la VII, IX y X regiones (con un
31,8%, 28% y 27%, respectivamente). Este porcentaje puede ser considerado mayor si
recordamos también que muchos jóvenes rurales han emigrado a las ciudades interme-
dias, engrosando la población juvenil urbana, pero cultural, territorial y socialmente re-
presentando a la ruralidad (o una identidad híbrida). Es interesante analizar la juventud
rural desde la perspectiva regional, relacionando las necesidades específicas de cada zona
con la incidencia de este grupo de población en los procesos de desarrollo regional. De
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todos modos, además de una política especial para ese 12% de la población juvenil rural
nacional, que ya cuestiona la imagen tradicionalmente urbana de la juventud, asoman
como ideas interesantes programas y currículos de educación adaptados a las realidades
regionales.
Continuando con este tema, desde un punto de vista cultural, la juventud rural chi-
lena es bastante diversa. Según Guillermo Williamson,
Tal como decía Williamson, el trabajo, un elemento central del ciclo de vida del joven
rural, está ligado en muchas ocasiones a la migración, como es el caso de los temporeros.
La siguiente tabla refleja las ventajas y desventajas del trabajo temporal, de acuerdo con
opiniones de jóvenes de la VI, VII y VIII regiones:
Tabla Nº2:
Juventud rural y trabajo temporal27
Ventajas Desventajas
26
WILLIAMSON, GUILLERMO, op. cit., página 110.
27
Basado en Informe Final: Juventud rural. Regiones del Libertador, del Maule y del Bío-Bío, INJUV, MIDEPLAN, 1998.
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Podemos ver en esta tabla que el trabajo temporal es ambiguo, pues ofrece tanto
ventajas como desventajas para los jóvenes rurales. Por un lado entrega independencia y
movilidad social, así como un ingreso rápido y una sensación de libertad. A su vez ofrece
oportunidades para las mujeres, aprendizaje y experiencia, así como es una alternativa
laboral para permanecer en el campo sin tener que emigrar definitivamente. Sin embar-
go, por otro lado es un trabajo mal pagado y duro, que genera inseguridad y dependen-
cia, y que no representa una alternativa de proyecto de vida que fortalezca las capacidades
y autoestima de los jóvenes rurales. Es una opción inmediatista, como muchas opciones
en el modelo de sociedad de mercado actual, pero que no permite a los jóvenes convertir-
se en actores sociales reales en su entorno, pues dificulta su organización y acción colec-
tiva. En un estudio cualitativo con jóvenes temporeros, Gonzalo de la Maza llega a la
siguiente tipología de juventud temporera, reflejando que muchos jóvenes se insertan en
este tipo de trabajo desde muy temprana edad, acompañando a sus padres en las jornadas
laborales:28
1. Jóvenes que empezaron a trabajar entre los 7 y 9 años, en faenas que realiza toda la
familia.
2. Jóvenes que ingresaron a trabajar en la etapa entre los 12 y 14 años, distinguiéndo-
se dos trayectorias:
a) La de “trabajadores estacionales”, aquéllos que aprovechan las vacaciones de vera-
no como una forma de aumentar los ingresos familiares.
b) Los “trabajadores temporeros tempranos”, aquéllos que terminaron octavo básico
y carecen de oportunidades, tanto de continuidad escolar como de alternativas labo-
rales distintas al trabajo temporero.
Por este motivo, es una realidad que debe enfrentarse desde la niñez y prejuventud,
ofreciendo opciones diferentes, pues no permite a los jóvenes completar su educación y
desarrollarse en otras esferas. Analizándolo desde otra perspectiva y tomando en cuenta
las ventajas que ofrece el trabajo temporal, implica adecuar el sistema educacional a este
estilo de vida rural, con un sistema educacional que se adapte al ciclo de vida rural (traba-
jo familiar, relaciones intergeneracionales, etc.).
Otra dimensión importante es la participación social. En este contexto, podemos
identificar interesantes características de la participación juvenil rural, las cuales reflejan
algunas de las capacidades presentes en estos jóvenes, como potenciales actores sociales.
Para comenzar, presentamos la siguiente tabla que refleja algunas de las actividades prac-
ticadas por jóvenes en el campo:
28
GONZALO DE LA MAZA, “Los jóvenes temporeros de la VI Región. Un abordaje cualitativo”, en Jóvenes, cultura juvenil
y subjetividad en el Chile de los 90, Estudios del INJUV vol. 1, noviembre 1999.
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Tabla Nº3:
Actividades practicadas por la juventud rural29
Actividad %
Deportes (fútbol, ping-pong, rodeo) 59
Religiosas (grupos juveniles) 21
Recreativas 5
No hay actividades 15
Total 100
Podemos ver entonces que en el campo se presenta una cultura juvenil bastante ligada
a las actividades al aire libre, como es el deporte, en especial el fútbol y el rodeo, siendo
este último un deporte relacionado con una cultura rural-campesina. A su vez un 20%
manifiesta participar en grupos juveniles religiosos, lo cual refleja un fuerte capital social,
al estar estas actividades en su mayoría ligada a valores como la solidaridad, la unidad, la
reciprocidad y la cooperación. En este sentido, existe un potencial de actividades a reali-
zar, basado en las capacidades e interés de los jóvenes en participar, a pesar de que muchas
veces no cuentan con los medios para hacerlo. Incluso, los mismos jóvenes plantean
opiniones e ideas interesantes que a ellos les gustaría realizar, como es el trabajo volunta-
rio con niños y prejóvenes, y el establecimiento de redes con jóvenes de otras localidades,
un importante potencial ciudadano:30
“lo que haría falta aquí… juntar más a la juventud y darle más, otros objetivos… irnos
a juntar con unos muchachos de Mulchén, hacer una convivencia, una cosa así...”.
“los mismos niños chicos… se empezaría con eso… en el verano no hacen nada,
solamente están en la casa, entonces se harían otras actividades… le reparto dos pasti-
llas a cada niño que venga y se juegue con ellos, cosas así, pero no se puede porque no
hay unión en eso.”
29
SONIA ZAPATA, op. cit., página 70.
30
INJUV, Informe final: Juventud rural. Regiones del Libertador, del Maule y del Bío-Bío, MIDEPLAN, 1998.
31
JOHN DURSTON, El capital social campesino en la gestión del desarrollo rural. Díadas, equipos, puentes y escaleras, CEPAL,
Santiago de Chile, noviembre 2002, páginas 41 y 42.
32
También en: JOHN DURSTON Y DANIEL DUHART, Formación y pérdida de capital social comunitario mapuche. Cultura,
clientelismo y empoderamiento en dos comunidades, 1999-2002, Serie de Políticas Sociales, CEPAL, División de
Desarrollo Social, Santiago, febrero de 2003.
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Tipo Ejemplo
Individual (diádico) Amigos. Socios de emprendimientos diádicos. “Compadres”.
Contactos personales con individuos de agencias externas y
patrones de trabajo temporal. Liderazgo. Vecindad. Mediería,
Trafquín, etc. (jóvenes mapuche).
Grupal Amigos/grupo de pares. La familia, nuclear y extendida.
(3 a 10 personas) Emprendimientos grupales y familiares. Grupos deportivos
(equipos de fútbol). Grupos de trabajo temporal. Recreación.
Kelluwn (jóvenes mapuche).
Comunitario Organizaciones deportivas, religiosas y comunitarias. Mingaco, etc.
(organizaciones La escuela y la comunidad escolar (alumnos, profesores,
formales e informales) administrativos). Liderazgos y dirigentes juveniles. Niños, pre-
jóvenes con quienes se relacionan.
Externo Puente Ligas deportivas (fútbol, rodeo, etc.). Federaciones de
organizaciones sociales y religiosas. Iglesias y sus redes sociales.
Emigración temporal y relaciones con otros jóvenes rurales. Las
ciudades donde se emigra y los contactos establecidos. Jóvenes de
localidades vecinas.
Escalera Relaciones con funcionarios y agencias estatales, municipales,
ONGs, fundaciones, y su apoyo para iniciativas locales (FOSIS,
INDAP, PRODESAL, IER, FUCOA, etc.).
33
SONIA ZAPATA, op. cit., páginas 107-109.
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• Hay una carencia de líderes, y de líderes positivos, en los grupos juveniles y comunidades
rurales
• Esta falta de un rol de liderazgo se debe al hecho de que los jóvenes son “pasajeros” en el
ámbito rural
• Los líderes juveniles deben aprender a hacer proyectos productivos, a ayudar a sus familias
y comunidad
• Deben aprender a elegir a sus líderes, que sean “comprometidos”
• Deben superar los resabios de “autoritarismo” y control en los puestos de poder
• Los profesionales municipales y del área rural deben tener una actitud de “caminar con la gente”,
y no una lógica de mercado o de “oficina”. Que los acompañen y les dediquen su tiempo.
Podemos decir entonces que de acuerdo con las opiniones de algunos jóvenes rurales,
habría una falta de líderes positivos y que superen los modelos autoritarios, paternalistas
y clientelistas. En este sentido, ¿por qué no pueden ser los mismos jóvenes rurales quie-
nes lleven a cabo proyectos comunitarios en su entorno? ¿Acaso no poseen capacidades y
pueden ser una solución para sus problemas? Este problema tiene estrecha relación con la
permanencia de la juventud en el campo, y la búsqueda de alternativas educacionales y
laborales que se adapten a su estilo de vida, y que los potencien como actores sociales.
Por último, otro problema que en general se asocia con la realidad de la juventud
rural es la pobreza, ya que en el país las cifras de pobreza general reflejan una tasa más alta
en las zonas rurales. De todos modos, a pesar de ser mayor la pobreza e indigencia en el
mundo rural y entre la juventud rural en comparación con la urbana, en los últimos diez
años ha habido una reducción considerable (de un 47% a un 29%, aproximadamente),
como refleja la siguiente tabla.
Tabla Nº5:
Población de 15 a 29 años, total nacional,
por línea de pobreza, según zona, 1987-1998 (porcentajes)
Fuente: MIDEPLAN, Serie de Estadísticas sobre Juventud. CASEN 1987 y 1996, Santiago,
enero 1998; MIDEPLAN, Resultados de la VII Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacio-
nal (CASEN 1998).
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De todos modos, aún queda mucho por hacer en esta área, pues la pobreza juvenil
rural, junto con la indigencia, abarcan a casi un tercio de la juventud rural del país. Estos
datos se corresponden con la situación de pobreza general rural en el país, donde existe
aún casi un 30% entre pobres e indigentes.34 De acuerdo con el economista Premio
Nobel, Amartya Sen35 , la pobreza se puede definir como la “privación de capacidades”,
por lo que su superación depende de políticas integrales dirigidas también al desarrollo
de capacidades y capital social, área donde la educación rural puede tener un destacado
rol.
Tabla Nº6:
Promedio de años de estudio de la población de 15 a 24 años
según sexo, zonas urbanas y rurales, 1987-2000 (en promedios)
Fuente: CEPAL, Panorama social de América Latina 2001-2002, División de Desarrollo So-
cial, Santiago, noviembre 2002.
En esta tabla podemos observar que ha habido un aumento en 1,5 años promedio
para ambos sexos en el ámbito rural entre 1987 y el año 2000, destacando las mujeres,
que han llegado a 9,2 años de estudio promedio, en contraste con los 8,7 de los hombres.
De todos modos, todavía se presenta un promedio menor en relación con la juventud
urbana, que tiene 10,6. Donde se observa el mayor contraste en cuanto a educación
34
CEPAL, Panorama social de América Latina 2001-2002, División de Desarrollo Social, Santiago, noviembre 2002.
35
SEN, AMARTYA, op. cit.
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formal entre la generación actual de jóvenes rurales y sus padres y abuelos, es en la condi-
ción de alfabetismo. A pesar de que aún existe una muy pequeña diferencia entre la
juventud urbana y la rural, con un 99% y un 97% de porcentaje de alfabetismo, respec-
tivamente, es aun mayor la diferencia entre los jóvenes rurales y sus padres y abuelos,
bajando el porcentaje de alfabetismo a medida que aumenta la edad de la población rural
(llegando a entre un 75% y un 55% para la población de adultos mayores).36
En este sentido, ha habido un gran avance en cuanto a educación formal entre la
juventud rural, el cual representa un tremendo potencial de desarrollo. Sin embargo, en
cuanto a la educación media y su calidad, cobertura, pertinencia y flexibilidad, comien-
zan a surgir algunas debilidades y limitaciones. Por ejemplo, con referencia a la cobertura
de la educación media, las siguientes dos tablas reflejan el número de establecimientos
educacionales y el número de docentes en las áreas rurales del país.
Aunque es lógico que por la mayor proporción de población urbana en el país exista
un mayor número de establecimientos educacionales en las áreas urbanas, la propor-
ción es fuertemente desigual cuando se refiere al tipo de dependencia administrativa.
El número de colegios municipales incluso es mayor en las áreas rurales, mientras que
la proporción es de un tercio aproximadamente para los colegios particulares subven-
cionados. Sin embargo, la gran diferencia se observa en el número de colegios particu-
lares pagados en las áreas rurales, cuya cantidad es mínima, representando sólo un
2,5% del total, con las consiguientes consecuencias para la calidad de la educación
recibida en un país como Chile, con un fuerte contraste de equidad y calidad entre el
sector privado y público de la educación (sin desconocer los importantes avances que
el Ministerio de Educación ha logrado en los colegios municipalizados). Ahora en
cuanto a los docentes en estos establecimientos, comienzan a incrementarse los con-
trastes, como refleja la siguiente tabla:
36
INE, Censo 2002. Resultados. Volumen I, Santiago, marzo 2003.
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Podemos observar en esta tabla que, a pesar de ser mayor el número de establecimien-
tos educaciones municipales en las áreas rurales, como reflejaba la tabla anterior, el nú-
mero de docentes es, sin embargo, bastante mayor en las áreas urbanas (los docentes
rurales municipales son un 21% del total de profesores municipales, mientras que los
establecimientos rurales municipales representan el 61% del total de los establecimientos
municipales). A pesar de que esto refleja también las diferencias de proporción en cuanto
a población urbana/rural en el país, refleja también la realidad de colegios uni-bi o
tridocentes y de multigrado en las zonas rurales, con el consiguiente efecto sobre la cali-
dad de la educación recibida. Para los colegios particulares subvencionados y pagados, la
diferencia en el número de docentes es aun mayor.
Sin embargo, donde se refleja una de las dificultades más importantes para la educa-
ción rural en el país es en la matrícula de enseñanza media o secundaria. A pesar de que
existe, tal como en los casos anteriores, una natural menor matrícula de enseñanza media
en el área rural, por la menor población en comparación con la urbana en el país, se
presentan algunos problemas específicos. En la siguiente tabla podemos observar que en
el año 2002, de un total de 323.881 estudiantes de educación básica rural, ésta disminu-
ye a 32.405 en educación media, o sea, baja a un 10%. ¿Qué pasa con el otro 90% de los
estudiantes? ¿Por qué no completan su educación? ¿Acaso emigran a las zonas urbanas
para completarla? Sin embargo, si comparamos esto con los datos de la población urba-
na, podemos observar que también disminuye la matrícula de enseñanza media con rela-
ción a la enseñanza básica (baja a un 42%, pero en una proporción bastante menor que
en las zonas rurales). Al parecer esta disminución responde a una tendencia nacional, ¿o
será que también en las zonas urbanas se requiere un sistema de educación más flexible y
pertinente?
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Tabla Nº10: Matrícula de Enseñanza Media por área geográfica según grado
A pesar de que este proceso de deserción escolar ha disminuido bastante en los últi-
mos diez años, como lo podemos observar en la siguiente tabla, aquélla aún representa
un importante porcentaje de la población juvenil rural, donde es el doble que en las
zonas urbanas, con un 32% para ambos sexos, comparado con un 17% en el sector
urbano. Destaca también que en el ámbito rural son más los hombres los que desertan
(33% frente a un 30% de las mujeres), reflejando la mayor tendencia de las mujeres a
completar sus estudios, mientras que muchos hombres deben desertar por razones labo-
rales, ya sea para trabajar en el predio familiar o en trabajo asalariado temporal.
Fuente: CEPAL, Panorama social de América Latina 2001-2002, División de Desarrollo So-
cial, Santiago, noviembre 2002.
“Debería haber más fuentes de estudio para poder estudiar, así hay gente como ellos
mismos no pueden salir lejos entonces podrían haber por acá centros de estudios… les queda
lejos y no hay como venirse”37
“Yo estaba estudiando, llegué hasta tercero y no más, estaba estudiando electrónica, pero
tuve problemas en la casa y no pude seguir estudiando, así que tuve que retirarme.”38
“… entré muy lolo al trabajo, compartía tres días al trabajo y tres días al colegio… así que
a duras penas llegué a séptimo… cuando llegué a entrar a octavo dije que no, porque ya seguí
ganando las monedas, así que ahora ya no creo que vuelva a seguir…”.39
37
Informe final: Juventud rural. Regiones del Libertador, del Maule y del Bío-Bío, INJUV, 1998, página 80.
38
Ibid., página 78.
39
Ibid.
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vida. De acuerdo con ellos, la educación formal estaría basada en un paradigma de juven-
tud urbana, y sus intereses y proyectos de vida. La siguiente serie de conclusiones obteni-
das de dos entrevistas focales (focus groups)40 realizadas por Sonia Zapata con jóvenes
rurales trabajadores y dirigentes de la VII Región, confirma estas apreciaciones:41
• Los jóvenes perciben el proceso educativo del área rural con un corte urbano y, en el fondo,
el propósito concreto es orientar al joven a la educación superior.
• No contribuye a que el joven pueda desenvolverse o desarrollarse mejor en el campo.
• Existe una fuerte desconfianza y baja autoestima, reflejadas en la idea de que ellos poseen
falencias educacionales en comparación con los jóvenes urbanos, desertando muchos de ellos
por sentirse incapaces de aprender.
• También se sienten seducidos por los medios de comunicación, que les presentan una ciu-
dad atractiva donde quieren llegar lo antes posible.
• Muchos emigran a la ciudad y engrosan las filas de desocupados y marginados, ya que su
nivel de educación no les permite obtener un trabajo.
• Estos jóvenes caen bajo el efecto de deslumbramiento, en el que pierden su identidad cam-
pesina y permanecen en la ciudad, con sus expectativas revolucionadas ante una soñada pero
irreal vida mejor.
Región 2002
Microcentros Alumnos Docentes Escuelas
Total 659 129.742 8.126 3.627
I 15 2.863 209 66
II 5 1.216 113 20
III 10 1.521 92 43
40
Uno con sujetos tipo adolescentes trabajadores rurales e hijos de pequeños propietarios, y el otro con sujetos tipo
dirigentes rurales.
41
SONIA ZAPATA, op. cit., páginas 98 y 99.
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“… expresa una prioridad clara del Ministerio de Educación por esta población escolar.
Ello está impactando efectivamente en disminuir la brecha con la educación urbana conside-
rando… el alto gado de inequidad y desigualdad que existía al inicio de la década de los
noventa en la educación para la población rural respecto a la urbana.”42
Sin embargo, tal como dice su nombre, esta iniciativa está orientada a la educación básica
rural, y no posee un currículo especial, a pesar de que desarrolla interesantes adaptaciones
pedagógicas del currículo nacional a la realidad rural. Hace falta, de todos modos, crear un
programa especial para la educación media rural, para así potenciar los avances que el Minis-
terio ha realizado para la educación básica rural. Uno de los propósitos de este artículo es
avanzar en la generación de un currículo y un sistema de impartición más pertinentes y que
puedan adaptarse a la diversa realidad y capacidades de la juventud rural en Chile. Para esto
analizaremos a continuación una experiencia interesante en América Latina.
Este modelo de educación rural surgió desde la Universidad Rural, creada en 1974
por un grupo de científicos y profesionales de FUNDAEC (Fundación para la Aplica-
ción y Enseñanza de las Ciencias) en la región del Cauca del norte de Colombia. Desde
entonces, este proyecto ha evolucionado y crecido enormemente: hace ya varios años que
cuenta con el reconocimiento del Ministerio de Educación de aquel país y ha sido difun-
dido exitosamente a otros países y continentes (Ecuador, Brasil, Guatemala, México,
42
WILLIAMSON, GUILLERMO, op. cit., página 135.
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“...Sólo puede decirse que un pueblo se ha hecho cargo de su propio desarrollo cuando
aprende sistemáticamente acerca de los cambios de su sociedad e incorpora conscientemente
en su continuo proceso de aprendizaje los elementos adecuados de todo el universo del cono-
cimiento: el suyo propio, el sistema de conocimiento moderno, lo mismo que las experiencias
de poblaciones y grupos similares en el mundo. Sólo cuando estos dos elementos, estructuras
apropiadas y un proceso sistemático de aprendizaje con acceso al conocimiento global, se
hubieran desarrollado completamente dentro de una población rural, podría ésta interactuar
en condiciones de igualdad con el mundo de afuera y dejar de ser objeto de los planes, bené-
ficos o no, de otros individuos e instituciones.”43
43
FARZAM ARBAB, op. cit., páginas 46 y 47.
44
FARZAM ARBAB, Gustavo Correa y Francia de Valcárcel, FUNDAEC: sus fundamentos y líneas de acción, CELATER/
FUNDAEC, agosto de 1988, páginas 14-17.
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Los contenidos del SAT equivalen a los años de Enseñanza Media, y posteriormente
entrega posibles carreras universitarias y licenciaturas a seguir, entre ellos la Licenciatura
en Educación Rural, convirtiéndose después muchos jóvenes en tutores de otros jóvenes
rurales. Los textos, además de cubrir las áreas de conocimiento enseñadas tradicional-
mente en los sistemas de educación media, orientan a los estudiantes en una serie de
actividades en la comunidad, relacionadas con la salud, la agricultura, la producción
animal, la educación y la organización, centrando las actividades de aplicación y experi-
mentación en el entorno comunitario, así como en la búsqueda de sistemas alternativos
de producción en pequeña parcela. Es un currículo en armonía con los intereses y la
realidad de la juventud rural, permitiéndoles conectar con su entorno los conocimientos
desarrollados. Pone un importante acento en las actividades dirigidas al servicio y desa-
rrollo locales, graduándose los estudiantes a lo largo del programa en:46
• Impulsor del Bienestar Rural
• Técnico en Bienestar Rural
• Bachiller en Bienestar Rural
A lo largo de estos tres grados, el Currículo del SAT se divide en cinco ejes temáticos,
cuyos cursos van aumentando en complejidad a medida que los jóvenes avanzan desde
impulsores a bachilleres, así como van aplicando los contenidos a la búsqueda de solucio-
nes en su propia realidad. Los cinco ejes son:
• Capacidades matemáticas
• Capacidades científicas
• Capacidades de lenguaje y comunicación
• Capacidades tecnológicas
• Capacidades de servicio
Gustavo Correa, otro de los creadores de la Universidad Rural y el SAT, entrega una
interesante descripción de cómo se da la integración y aplicación de estos diferentes
elementos en el Currículo del SAT y sus formas de impartición:
45
LUZ ALBA VILLEGAS ROLDÁN, “El sistema de Aprendizaje Tutorial SAT. Una propuesta educativa para el desarrollo rural
humano, armónico y sostenible”, documento presentado en la Conferencia del Banco Mundial “Educación y Pobreza:
Incluyendo a los excluidos”, 29-31/mayo/2000.
46
FARZAM ARBAB, GUSTAVO CORREA Y FRANCIA DE VALCÁRCEL, op. cit.
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A su vez, como decíamos más atrás, el SAT puede conducir a un programa de educa-
ción universitaria, ya sea Licenciatura en Educación Rural o Ingeniería para el Bienestar
Rural. En este sistema, los alumnos son evaluados por un evaluador externo, ya que el
tutor se compromete mucho con el proceso de aprendizaje. De acuerdo con Farzam
Arbab:
“No hay duda alguna de que en este momento el SAT desarrolla en sus estudiantes capa-
cidades que sobrepasan el nivel intelectual que le ha asignado a la juventud campesina una
sociedad llena de prejuicios, y unas destrezas útiles para desempeñar una labor efectiva en la
parcela familiar y prestar un servicio de valor a la comunidad”48
47
CORREA, GUSTAVO Y TORNÉ DE VALCÁRCEL, FRANCIA, Para salvar las barreras. El Sistema de Aprendizaje Tutorial – SAT,
FUNDAEC, Cali, enero de 1995, páginas 171-172.
48
FARZAM ARBAB, GUSTAVO CORREA Y FRANCIA DE VALCÁRCEL, op. cit., página 16.
49
LUZ ALBA VILLEGAS ROLDÁN, op. cit.
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Al analizar los logros de este proyecto muy innovador, resulta evidente que responde
a la realidad, desafíos y potenciales de la juventud rural presentados en los apartados
anteriores. Por un lado, es un proyecto que tiene como eje central la adquisición y aplica-
ción del conocimiento, tanto propio como universal, por parte de la juventud rural,
fortaleciendo de este modo su capacidad para constituirse en actores sociales en pos del
desarrollo regional y local, permitiéndoles en este sentido dirigir un estilo de desarrollo
en armonía con su diversas cultura e identidades. Este proceso además fortalece su
autoestima y capacidad de liderazgo, ayudándoles a desenvolverse en nuestro mundo
globalizado, al despertar en ellos una conciencia de su propio valor. Además de entregar
un sistema de educación a distancia que se adapta al ciclo de vida rural y el trabajo en el
predio, tiene un currículo integral que abarca otras temáticas, como la organización y el
servicio a la comunidad, fortaleciendo el capital social comunitario, y de este modo, la
ciudadanía rural, respondiendo a las necesidades de la “nueva ruralidad”. Es un proyecto
revolucionario por su concepto de universidad rural como un “espacio de aprendizaje” y
no solamente un “edificio”, que definitivamente empodera a la juventud rural. Sería muy
interesante ensayar formas de aplicarlo en Chile, a través del mismo sistema tripartito de
financiamiento y aplicación, por medio de la acción conjunta entre las agencias estatales
(Mineduc, Chile Califica, FOSIS, INDAP), el municipio y los organismos no guberna-
mentales (ONGs) y/o OTECs. Es un currículo fácil de aplicar y que ya ha sido adaptado
a la realidad de varios países latinoamericanos.
Desde el punto de vista del Marco de Acción de Educación para Todos, de FAO/
UNESCO, el SAT facilita el acceso a una educación de calidad para los jóvenes rurales,
complementando los avances en educación básica rural realizados en varios países, como
la Escuela Nueva en Colombia, y podría fácilmente complementar los avances realizados
en Chile en el Programa de Educación Básica Rural. De acuerdo con Carmen Emilia
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“Algo muy importante del SAT es que se da en la misma vereda, que no saca a los estudiantes
de su medio, sino que se traslada a donde ellos viven para crear así situaciones de aprendizaje
relevantes para esa realidad, que se queda allí para fortalecer el desarrollo local, creando al
mismo tiempo la capacidad para proyectarse a nivel nacional y mundial. En ese sentido el
programa está desempeñando un papel político importante. Además el SAT cobra un sentido
muy especial como respuesta a los niños egresados de Escuela Nueva, en tanto la escuela sólo
ofrece hasta el quinto grado. En la primaria se está haciendo un gran esfuerzo para que la
educación sea relevante y activa, por despertar en los niños el deseo de seguir aprendiendo,
por provocar en ellos que sean participativos, proactivos y no reactivos al medio. No es sólo
tener la oportunidad de seguir estudiando, sino de avanzar en las capacidades mencionadas y
de ampliar el horizonte de conocimientos. El SAT es un referente muy concreto cuando estos
niños y jóvenes se preguntan cómo podrán continuar su educación en un medio donde las
oportunidades son cada vez más restringidas.”50
Relacionado con este tema, es interesante conocer los testimonios directos de algunos
actores del SAT, para contrastarlos con las experiencias negativas que citamos anterior-
mente para los casos de jóvenes rurales que no han tenido acceso a una educación ade-
cuada. Los siguientes párrafos corresponden a opiniones de cuatro actores clave del siste-
ma:
Un jefe de núcleo educativo provincial:
“Desde que conocí el SAT no he dudado en apoyarlo y sé que al final todo el mundo lo va a
apoyar. Es la educación que de veras sirve porque prepara al campesino para vivir en el cam-
po; ojala en la ciudad tuviéramos un sistema igual de formación para la gente, para que
aprendiera a vivir en comunidad allá también.”51
Un tutor:
“Yo llevo 22 años de trabajo en educación. Estaba trabajando con el programa Escuela Nueva
cuando conocí el SAT y vi que su metodología me permitía servir en forma más eficiente a la
comunidad, sobre todo a aquellos jóvenes que salen de la escuela y quedan truncados en el
campo y tienen que desplazarse a buscar trabajo en otras partes.”52
Un padre de familia:
“Yo me admiro al ver cómo estos muchachos que estudian en este programa han cambiado su
forma de ser. Antes eran tímidos y les daba miedo hasta hablar, ahora participan mucho en las
actividades de la comunidad. En la casa también es mucho lo que colaboran. Hacen ensayos
50
En CORREA, GUSTAVO Y TORNÉ DE VALCÁRCEL, Francia, op.cit, páginas 50-51.
51
Ibid., página 64.
52
Ibid., página 66.
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con los cultivos, crían pollos por su cuenta, se interesan por las enfermedades de los niños y
hasta han aprendido técnicas para producir abonos.”53
Una estudiante:
“A nosotras antes no nos dejaban salir de la casa y desde que estamos estudiando nuestros
papás nos han cogido más confianza, ya se acostumbraron a que salgamos a las clases. Nos
sentimos muy bien en el grupo, hablamos, discutimos y nos divertimos juntas. Ahora, hay
otra cosa más importante, para uno de mujer campesina el futuro es el matrimonio, pero
desde que estoy estudiando pienso en seguir capacitándome y llegar hasta la Universidad si es
posible.”54
Podemos ver de este modo que el programa ha tenido efectos muy positivos en la vida
de los jóvenes rurales, generando opciones educativas en el campo y de gran calidad, y a
su vez proyectándolos hacia sus familias y las comunidades donde viven. Responde al
ciclo de vida rural y los ayuda a constituirse en actores sociales partícipes del desarrollo de
su entorno. Incluso, de acuerdo con los testimonios de sus gestores, el SAT estaría gene-
rando un verdadero movimiento social de estudiantes, tutores, coordinadores de terreno,
capacitadores, asesores e instituciones regionales o locales en cada región donde se ha
insertado, trabajando en pos del bienestar rural.55
De este modo, hemos analizado y reflexionado a lo largo de este artículo sobre los
desafíos de la educación para la juventud rural en Chile, centrando nuestro análisis en la
educación media y buscando alternativas que permitan solucionar los problemas de co-
bertura, calidad y pertinencia. Para esto, y respondiendo a los principios de coopera-
ción del PRELAC, hemos analizado el Sistema de Aprendizaje Tutorial, o SAT, creado en
Colombia, como un programa innovador de educación rural que permite solucionar, a
través de un sistema de educación a distancia y con alta pertinencia rural y cultural,
varios de los problemas identificados.
A través de este artículo deseamos proponer que sistemas como éste sean aplicados en
forma experimental en Chile, introduciéndolos como un complemento y una prolonga-
ción del Programa de Educación Básica Rural. Bajo la perspectiva del desarrollo regional,
que centra su mirada tanto en los procesos endógenos como en la apertura global56 , el
SAT podría responder a las necesidades particulares de ciertas regiones del país, con
53
Ibid., página 67.
54
Ibid.
55
Ibid., página 43.
56
FALABELLA, GONZALO Y GALDAMES, RAFAEL, Repensando el Desarrollo Chileno. País, territorio, cadenas productivas,
Ediciones Universidad del Bío-Bío, Concepción, julio 2002.
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Fortalecer la ciudadanía,
capital social y educación
rural. Desarrollo local
SAT
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