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nas de sangre. Tira la cherrasca, oye el radio como si regresara de un sue/io) A los poseedores del billete nd- mero: Ochenta mil novecientos ocho. OCHO, CERO, NUEVE, CERO, OCHO. Ochenta mil novecientos ocho. OCHO, CERO, NUEVE, CERO, OCHO. FELICIDADES. Todos salimos ganando... y para esos felices gane- dores dedicamos la siguiente melodia. .. (Empieza le misica. Juan recoge el pizarrdn, no entiende qué es Io que pasa, lo voltea. Observa el billete que le quité a Rail, Regite en silencio el numero que oy en a radio. Cae de sus manos el pizarrén y el billete, lore en silencio) TELON EMILIO CARBALLIDO (Obra en un acto) A Henrik Ibsen, on sus 12 afios de vida. sullo Silvana (once Laura Lalo | | PERSONAJES: | | En la colonia Escandén, D. F., febrero de 1980. | | = de vecindad y EI espacio tungiré como el patio ; como el interior de la vivienda de Jullo. Para ésta, habré una mesita y luego una silla 0 dos, en primer término izquierda. Hay varios mecates con ropa ten- dida, al fondo. ‘Los ocho actores adultos estén sentados, slempre, fuera de cardcter, en sendas sillas, 4 y 4, a derecha e izquierda del foro. Levantarse de su silla 0 volver @ sentarse en ella serén los modos de entrar'y salir de escena de los personajes. - Las imagenes que se creen deberian evocarrios la jintura de Rodriguez Lozano. earen una silita, al centro del escenario, Silvana esta Horosa, sin moverse. El viento mece las ropas tendides. Julio anuncia desde su silla: ‘JULIO.—Me entero de Ia desaparicion de Nora. (Se Ievanta, entra en caracter y va despacio hacia la nia) 2Y usted qué hace aqui? SILVANA.—Papé, qué bueno que llegaste. JULIO.—zPor qué no estéensucasa? SILVANA.—Me vine a ver si volvia mi mamé. JULIO—ZDénde fue su mama? SILVANA.—Se sali6 tempranito @ comprar pan... pero no regresd. 222 JULIO.—{C6mo que no regres6? SILVANA—Ni nos llev6 a la escuela, ni nos dio de desayunar. Yo les hice a mis hermanitos unos tacos. Y luego Laurita me convidé frijoles y... Me sali a espe- rar, por si llegaba tes JULIO.—Son las tres de la tarde. s SILVANA—Se fue como a las siete. (Se le abraza al papé) Ya me dio miedo, papa. JULIO.—No tres. SILVANA.—No, no loro. Nise me ocurrié dénde buscarla. Y no quise dejar’ solos a mis hermanitos. JULIO.—Vamonos a la casa, SILVANA.—No hay comida. No dejé centavos mi mama. Sime das, te hago algo répido, JULIO.—SI...No. No sé... 2A las siete? SILVANA—A las siete. JULIO.—ZA comprar pan? SILVANA.—Mis hermanitos ya tienen hambre. JULIO—Claro, Aver qué traes. (Le da dinero) SILVANA.—Ve con ellos tantito, no me tardo. Sale. Esto es, va y se sienta en una silla de los adultos y se sale de carécter. Julio, en la casa, se sfenia, JULIO—(Hacia afuera) Usted, Julito, no sea tosco con su hermana, qtie esté chiquita. Ivonne, limpiate la nariz, Las siete de la mafiana. Son las tres y media, casi las cuatro... LAURA.—; Se puede? JULIO.—Si, Laura, Pasa. . LAURA.—dulio, z.qué le. habré sucedido? Fijate que salia yo de! pan cuando entraba Nora. Nos seludamos y Platicamos tantito, habia mucha gente. Yo me fui. JULIO—z Qué horas.eran? LAURA—Lalo apenas iba a desayunar. .. El entra alas ocho. .Quieres comer con nosotros? JULIO—Silvana va @ hacer algo, gracias. LAURA—Como a las doce fui a pregunter por ahi. Ramona fue también, por su lado. Y fue Modesta. Figi- rate que no la han visto, Es muy raro. Yo pienso, si un despropésito le hubiera pasado, se sabria. Esas cosas se saben. No te apures, vuelvo al rato, por si algo se les ofrece. JULIO.—Gracias. Sale Laura. LALO.—(En su asiento, describe) Vamos a darle 4nimo @ nuestro amigo. CHUY.—Hay que hacerlo pensar en otras cosas, distraerlo. Se levantan, entran en carécter. LALO—Qué se le va a perder su vieja, 40 ti qué crees? CHUY.—Ni que estuviera tan buena... LALO—Eh, Julio, no te aplatanes. Mi vieja te invite a comer. JULIO—No, mano, gracias. Estoy con los escuin- cles. CHUY—Ganandote tus regalos del dia del padre, cabrén. ‘ LALO—Nacié para nano, mirale los ojitos tan tiernos. CHUY.—Només no vayas a darles de mamar. JULIO—A ustedes voy a darles, ojetes. Cémo se ve que no son sus viejas las que se perdieron. LALO.—jHazmela’ buena! CHUY.—Ojalé fueran ésas, mano. LALO—A ver, échate una cerveza y ya no pienses. JULIO.—zC6mo no voy a pensar? 224 LALO—AI rato n os Por ahi ha de andar. wanes en JULIO—Tu pinch empujéndolo, ee LALO Ast 90 UY. is SUG Ne Salud. ¢Viste la pelea’ de anoche? inte reat Llegué re tarde, ° - » lo " Improvisecién: era el carro a buscarla, erro, siempre va-uno detrae, se hace smog, ‘ Entra Si 50 conga Y 80 les queda mirando. Eos tosen y JULIO.—Andet Ella sigue viendoloas COM LALO—Le estébamos o: CHUY.—Mira, vamos Preguntamos si no han vi LALO—En esa tienda que hay que ir JULIO—Cen suerte ontando a tu papé la pelea, Por otras cheves y de paso isto a Nora. Andale. Se enteran de odo, Me tate ++ Silvane ae la, dales de mans J... Hablais atu abvelta, Gomiog oie Aver si yt S808 patrones le dan permiso de sar Che's ro sabemee ag 2,PO8 SE0mPARE, tani. Eso dl, que mama, que’ * acompafie. Haz de comer, No more me Tom Saler i n los tres amigos. Silrana asintié a todo; tom Se levanta a recoger ropa. MODESTA—La desaparicién de Nora es algo sen sacional, que rompe la rutina eterna. Se levanta a recoger ropa. RAMONA.—Nuestre vecina, nuestra amiga, tan cer ‘ca de nosotras, una como nosotras. Parece una novela Verla ‘perdida, asi.. Nos preguntames, ecémo?, {por ‘qué? Nos preguntamos: gahora qué iré @ pasar? ‘Se lovanta a recoger ropa. Las tres en carécter: _ LAURA.—Yo pienso que algo le pas6. No es normal. Habria que hablar a las cruces. MODESTA—Accidente aqui cerca, se sabria. Soré otra cosa. RAMONA.—Nora es muy seria, ,Yo no la he visto haciéndole ojites a nadie. No es de pensar que alguno se la hubiera llevado. LAURA,—(Suspira) Con ta vida que leva una. cualquiera le pasa, de repente, su rato de esturidez. MODESTA—A cualquiera, no. LAURA—Mire, Modesta, yo la vi un dia con su ahijado, que 10 llevaba usted a comprarie ropa. MODESTA.—zY qué? zY qué? Era mi ahijade. LAURA—Un joven muy desarrollado. . __ Risita'de elle, codazo a Ramone, miradas y muecas de ambas. ‘Modesta recoge ropa con la cara descompuesta. MODESTA.—Me decia madrina. La verdad es que no lo lievé a bautizar, pero tan amiga de su madre. tomo hermana, casi. Cuando crecié’el muchacho, le Gio. por venir mas seguido. Jugaba con mis hijos. Mayorcito que ellos, y a esa edad sucede tanto cam- bio en cuatro o cinco afios... Se plantaba @ mirarme mientras hacia yo mi quehacer, con un parado de a 226 gaftancito y unos ojos de... No sé de qué... Mucha- she gupe, forte. Yo ceo que aaba de callent, fa verdad, porque puras malas ideas me ponia en la cabeza. Luego me pedia cosas, de regalo. Se me repe- gaba mucho, todo el tiempo. Un dia lo corrl, Ni loca que estuviera para metarme én rollds con un escuin- cle. Lo corti. Dejé de verlo hasta hace poco... Y est& Peludo, feo con granos. (Calla'un momento) As! que no utente tele yeoman, 'e ensombreci6. Recoge ropa con furia RAMONA.—(Melancélica) Pues pienso @ veces que més vale tenerlo, para quitarse la tentacién de una vez. LAURA—Cémo va a ser, Ramona, " ca RAMONR(Cumbesapcien Beten) Nera: 80- n. Eso del nifio ultimo, la puso fatal. Gémo se tb por la escalora? Wer MODESTA—zLa vez que se cayé? LAURA™—Se tio. i, RAMONA—zVerdad que si? LAURA-No queria tener el nino, jPues ya es eal fue al Seguro Social, a ver si se lo Sacaban. ron que si, pero que su marid mise. ¥-Jullo no io dio." © depen Gar per RAMONA.—Claro que no. Si | a le encanta llenaria-de MODESTA—Mi marido es i igual. Dice que tiene raz6n el Papa. Pero en bendita la hora yo tener més. voveno puss LAURA—Se dejé caer por la escalera de la azo- tea. Casi se mata. .. Se MODESTA—La vi mu : 1y mal, muy pesi 1 de que naciera. ave RAMONA.—Peor se puso después: triste y nerviosa. LAURA.—Dicen que a veces el embarazo nos tras- 227 torna a as mujeres. Que nos deja locas, con la razén muy extraviade, MODESTA.—Les sucede a las’primerizas, 0 @ las que ya son muy mayores. LAURA.—También a otras. RAMONA.—cEstn pensando ustedes que Nora se volvié loca? LAURA.—Pensando no, pero .cémo puede falter asi, desde temprano en la mafiana? RAMONA.—Dan arrebatos a veces. Yo.un dia me harté y empecé a ceminar sin rumbo. No paré hasta Chapultepec. Alli me estuve y no queria volver @ mi casa, MODESTA.—Si. A veces dan genas de largarse. RAMONA.—z¥ qué tal si de repente se la llevaron? Vino uno de esos vagos del billa?, compré cervezas, y... 06mo pudo convenceria? No sé. Se la qued6 viendo, la hizo reit, la hizo sentirse joven y atrectiva,, tal vez le dijo alguna leperada. .. Y la metié al hotel, una encerrona.de dos 0 tres dias. Y luego va a salir la pobre muy humillada y arrepentida, y el tipo ni la salu da més... LAUHA.—{Observandola) Si, luego ast pasa, ever dad? RAMONA—Le sucedié a una amiga mi Un silencio, Acaban de recoger su ropa. Se toman de los mecates, ven al cielo. LAURA.—No creo que Nora... Ella, como que no. .. Pero yo digo, aqui entre nos... zqué vida es la nuestra? Vive una-con su sefior, sirviéndole... Y ya rni nos cumplen bien, para qué mas que la verdad. Con la costumbre, nos ven més feas de lo que estamos. Lavar, guisar, limpiar... Cuidar los nifios.. ..No sabe tuna ni el afio en que esté, iguales todos, si acaso cam- 228 bian por las enfermedades... Diversiones: ay, si, tan- tas, el cine, las noveles en la tele, només para ver gentes que si les pasan cosas y viven de oiro modo, Digo yo... Ay, no sé nilo que digo. Pensaba en Nora, la pobre, zPuas qué st ha hecho y dénde ha ido a lar? be MODESTA—Voy a guardar mi ropa RAMONA—Yo también, LAURA—AI rato vemos qué cuenta Julio, Salen. Teodora desde su sitio, y desde éreas marginales; es como si reflexionara antes de entrar a escena. Des- puss, durante el parlamento, avanza alecentro. TEODORA—Las viejas fuertes, como yo, siempre hacemos falta, Veo que podria cuidar a mi famjlia; con mi experiencia, atender a los nifios; eliviar los disgus- tos de la casa, creando otros distintos. .. Porque una siempre se pelea con la nuera, y el hijo tiene que juz~ gar y decidir... ,Pero qué gano? De sirvienta mejor. ‘Asi me pagan, por hacer lo que siempre fue mi rutina y gratis. Sin embargo, no se puede perder de vista al hijo: una es como la fuera de la tierre, y siempre debe dar, aunque no te den nada. Ya esté en ef centro, con una bolsa de mandado. La recibe Silvana. SILVANA—iAbue, ya llegaste! TEODORA.—{(La abraza) Ya, mi hijita. Me dieron permiso. Aqui les traje un taquito. SILVANA—Hice de comer. TEODORA.—¢Si? A ver. Déjame probar. Mm. Esté hueno este guiso z Qué le pusiste? SILVANA.—Jitomatitos, chile de rbol, orégano, ce- bollas, ajo. TEODORA.—Eso es. Como hiciste la sopa? SILVANA.—Con unos huesos que estaban guar- dados. TEODORA—Eso es, muy bien. zY tu padre? SILVANA.—EI tampoco regres y ya van a dar las cinco. TEODORA—Es verdad. Ya coman. SILVANA—Les ci a mis hermanos. TEODORA—zY tu? SILVANA—Estoy esperando @ mi papa. TEODORA—No, mi vida. A comer. Sirvete, yo te acompatio. SILVANA—A la chiquita, le he dado su botella y la he cambiado. Me he estado cuidéndola. TEODORA—No la cuides tanto porque no es bue- no. Se acostumbra. Debe aprender a.estar sola. La nina se sirve y empieza 2 domer. ‘La abuela ta observa. La nifia come unos bocados, con desgano. Se queda quieta un momento, Ivego toma su silla y va con ella al centro del foro. ‘SILVANA:—Juego a que soy grande. A que soy mi mamé, a que mi papa es mi esposo. Juego a culdar y castigar a mis hermanos, A que soy mi abueiita y rega- jio a todos... Pero con es0s juegos me apuro tanto. Me da vergienza de que andemos con ropa rota, de que comamos mal y la carrera, de que llore mamé, ‘de que me cuente todo lo que pasa y yo deba ayudarla. Dice mi abue: esta nifia si es responsable, ésta si sabe guisar y lavar. Dice mi mamé: ésta si me ayuda. iY ya no sé jugar, o si juego de veras y me divierto, siento que me porto mal! Y. mejor me regreso ala casa, a cuidar a la chiquita, o a lavar los trastes. Me duele 4 veces la cabeza, me siento a veces con ganas de llorar, porque si. Y el otro dia pensé que ha - de ser bonito morirse. No sé por qué se me ocurriria 230 80... Pero de todos modos no se puede. Si me mu- riera yo, no iba a haber nadie que ayudara en la casa, Regresa a su lugar. La abuela no se ha movido. La niffa come. Los’ amigos Hevan tres sillas al centro. Suben un pie en una de ellas, 0 se recargan contra el respaldo. Se portan como si betieran en la atera, a la sombre de algun quicio. Estan en cardcter, salen ligeramente, vuelven @ estar. LALO—Se nos esti poniendo triste... CHUY.—zPues qué pasd, Julio? Haz de cuenta que eras aguilita y vuelas bien alto. JULIO—{Sombrio, Idcide, algo alcoholizado) La ccsa es bien evidente: mi vieja no aparece. Se perdié todo el dia CHUY—No ha de ser grave... Hay quo osperarse, ysino JULIO.—"No ha de ser grave”, dices. Entonces ya estas claro de algo, ya se te han ocurrido cosas. CHUY.—No, pues cuales, cémo. JULIO—Dices, “no ha de ser grave”. CHUY.—Por dacir. JULIO—Crees entonces que es grave? 40 ti? zQué crees? (Los otros se ven, no saben qué decir) éPiensan que se largé con otro? LALO.—Nora no es de ésas. La conocemos. ;Qué te pasa? JULIO.—Orentonces, piensan que se largé nomas. 2Eso sf-piensan? LALO.—.. Hay veces que las viejas se cansan de las vidas que les damos. __CHUY.—Pero només les damos la otra mitad de las fas que ellas nos dan, LALO.—Bueno, a ellas les toca muy duro lo de los nifios. Desde echarlos fuera, criarlos. . JULIO.—Y llenarles 1a’ barriguita, nosotros. ,¥ no los cuida Uno también? En los dias de descanso, qué hace uno? Ensefiarlos a patear la pelota, echérnoslos encima a todos, para que la vieja descanse. Imos de vacaciones, a que tantito vean lo que es el mar, con dos y tres encima, empujando en la bola para que ellos si vayan bien, cuidando que sa diviertan. .. Como si no se antojaran otras cosas en los dias de descanso. 2A poco la gozamos en el taller? Y mira, si el trabajo fuera mas grave, si fuera uno responsable de algo mas serio... Puras pinches rutinas, que cualquiera las ha- ce... 2Por qué creen que se fue Nora? LALO.—Yo no creo que se fue, conste. Lo estés pensando tia. —Pudo ser accidente. .—ePor qué creen que se fue? CHUY.—zirse? 2De veras ores que se fue? —Ya no queria tener hijos. Esta resentida por el titimo. ¥ yo digo... Bueno, miren, pasan cosas como ésta. Venia yo del trabajo, Salia de! mercado una mérchanta, ni sé qué venderia, pricta chaparra, chiche cdida, que venfa de cerrar su puesto... Y nos vimos y nos refmos, no sé por qué. Y le hice plética, 0 me la hizo. .. Ni se crean que borita, mujer ya grande, hasta canosa, con sus trenzas y un diente de oro. Pues ‘nos metimos al hotel. ;Qué gozacota, no sabes! Y me quedé pensando, qué raro. Cémo. Con ésta, gpor qué? Nora esta bien, esté joven todavia: CHUY.—Pasa con elas... La pinche costumbre. A mi me gusta cumplicle a la mia, pero luego hasta pien- 80 en otra cosa... Tentarla por las noches, sentirla. .. Icomo si fuera mi mismo cuerpo! 232 LALO—Cuando acababa yo de casarme, tan pa- dre... Cojer del diario, sabroso, en mi mera casa. . (Pausa) Se acostumbra uno. JULIO.—De repente, parece que nada tiene caso. Trabajar, zganar qué? Los nifios flacos, medio encue~ rados. La vivienda destartalada, con vidrios rotos. . . Nc hay tiempo ni dinero, para que todo se compusiera, Tampoco hay ganas. Tampoco lo advertimos, mas que de tarde en tarde, cuando volvemos después de ver una pelicula a colores. Para qué todo? Y. viene otro hijo y eso si es una ilusién muy fuerte, aunque no se piense: sientes una especie de esperanza que ni Quiera se sabe bien: como decir “va a ser mio”, como decir “doy algo", como “voy a ponerle nombre, va a crecer y con suerte... (Pausa) todo lo que no hago”... No lo sabe uno bien, pero es asf, como... Digo, dor- mimos juntos. Que tenga caso cojer, zno crees? Silencio de los tres. Beben. LALO fa enconiramos o regresa CHUY.—Ya verds que Nora esté bien. JULIO—Voy a fa casa.” Con suerte nosotros aqui. Ahi nos vemos. yy tee Gestos de despedida. Los otros dos van con sus sillas a los lados. Jutlo va al rea de Is case. LIO.—Mamé, qué bueno que llegé usted. TEODORA—Va ves, me dioron permiso, JULIO—¢Ya le conié Silvana? TEODORA—Ya. zAveriguaste algo? JULIO.—(Evasivo) Eh, nada. TEODORA—Entonces, vas a sentarte a comer, Hue- les a borracho. Después, vamos a la televisién, con un retrato de Nora, Allf anuncian a las personas perdidas, mi patrona me lo dijo, Luego, ya veremos: lais cruces, lal delegacién. Pero antes, comes. JULIO.—No tengo hambre. TEODORA.—Si tienes. Estés estragado por-falta de alimento. JULIO.—Bueno, como usted diga. (Se sfenta. Come) LAURA—(En su asiento) Cuando Ia tarde avanze, vienen peores ideas. MODESTA.—Esta més sucio y pesado el aire de la ciudad. RAMONA.—Se oyen més las sirenas de las patru- lias y de las ambulancias. LAURA—Y se dcurren, de pronto, cosas como ésta: si en el plano de la’ ciudad buscamos bien, ha- llaremos entre sus lineas el dibujo de nuestras vi- das... (Se levanta) ) RAMONA.—. ..Y podremos seguirlo con un Ié- pz... (Se levanta) LAURA.—. ..Como en esos rompecabezas-aberin- to que las revistas traen a veces. (Se /evanta) Permanecen congeladas unos segundos. Luego, en- tran on carécter y van al centro del patio. Observan a fa tamuta. MODESTA—Pobres. LAURA—(Suspira) Si, pobres. RAMONA.—De veras que pobres. MODESTA—En esta cludad, puede pasar de todo. Que Ia asalten a una y para que no grite le ciaven el cuchillo o le den el varillazo. RAMONA.—Y todo por 20 0 30 pesos. LAURA.—Eso si esté barato, la vida de uno, Hasta por cinco pesos te matan. . RAMONA—Y en los camiones de pasajeros, ya traen sus instruicciones los choferes: que si te atrope- lien, mejor te rematen, Y te pasan dos veces por en- cima, porque les sale més barato un muerto que un invalido. LAURA.—Luego, te traga el suelo. Estés de pronto en un hoyo en tiniebles, entre varillas y cables y ba- sura. Ni quien oiga tos gritos. in MODESTA—También secuestran. LAURA.—A las muertas de hambre como noso- tras, no. MODESTA—A las muertas de hambre como nos: otras, 81. Pandillas de viciosos: abusan de la infeliz y Ja matan luego, para que no hable, RAMONA.—Todo eso pasa. Y luego pienso, vivir coma vivimos, zpara acabar asi. MODESTA.—Asi sucede. Asi se ha vuelto nuestra ciudad. Porque antes era de otro modo. LAURA.—Antes. Aqui, .quién se ecuerda de antes? Retroceden al fondo. Se quedan congeladas, pero en carécier. Lalo y Chuy se levantan: avanzen ligeramente he- cla @t centro. Julio termina de comer, El, Teodora y Silvane-se levantan y ven af centro con expectacién. Se levanta Nora: abraza contra si una bolsa que trae. Camina despacio al centro. NORA—Yo soy Nora Son las 6:25 de la tarde y vengo Iegando a mi cesa:y, Inmprevisacién: Se animan todos. Hablendo @ ta vez, van @ Nora y la rodean, la abru- ‘man, le cuentan el dia que hen pasado, hacen bromas, comentan entre si, felicitan a Julio y a Teodora. Julio habla poco y ve feo a su mujer. Nora logra hacerles entender que debe hablar con 235 ‘su marido. Se van calmando. Uno a uno se van todos, ‘menos la familia, diciendo al salir alguna frase que resume a su personal " ‘Nora va @ la vivienda, se sienta ante Ja mesa Teodora queda trente a ella, Silvana de ple, en un rineén, Julio se pasea. JULIO.—Quién no la ve tan mustia, pinche Nora. aPor qué no habl6, a ver? zDénde carajos estaba? Uno ‘aqui de tarugo pensando lo peor, tronéndose ios de- dos... Por respeto a mi madrecita no te doy unos cabronazos. Nunca te he levantado la mano, pero ‘ora si seria el momento, NORA.—Si me la has levantaco. JULIO.—Andaria yo borracho y ni sabla. 2Qué te hiciste todo el dia? Qué modos son é30s? Ahi esta- ban tus pobres hijes chillando, que si no es por Sil- vana y por mi y por mi madrecita santa, se los lleva la chingada, jPero hable usted y diga algo, carajo! Vieja descbligada. gDénde no anduve preguntando por us- ted? Ahi va el pendejo de tienda en tienda... TEODORA.—Si sigues. griténdole, ,cémo quieres que ciga donde estuvo? Ya cillate, Qué pasé, hija? NORA.—Siéntese, dofia Teo. Y ti, Julio, trac tu silla ysigntate, Es un poco largo lo que vamos a hablar. JULIO.—ZQué tanto te sucedi6? NORA.—No me pas6 nada en realidad. Aunque, a decir verdad, ahora se me hace mucho. Si quieres que lo diga, siéntate y 6yeme. No te vayas, hijta, tienes derecho a estar con nosotros, (Pausa) Qué chistoso, verlos asi esperando a que yo hable. Siempre son ustedes dos los que discuten y deciden, y yo la que oye, sirviéndoles la mesa o recogiendo los trasies. ‘TEODORA.—Ya no des largas, hija, y cuéntanos. © més trabajo te va a dar explicarts. 236 NORA.—Es muy poco para tanto alboroto: me ful a trabajar. JULIO.—jgTrabajar?! NORA.—Liegué a la panaderia, a las siete de la mafiana. Habla muchisima gente. Carmelita me hizo lugar en el mostrador, junto a ella: Ni alli nos aten- dian. Me conté entonces de un hotel que abrieron alld Por Mixcoac, para turistas y gentes de dinero. Alll est4 ella desde hace un mes, y me dijo que andan bus- cando mas sefioras trabajadoras, y que no es muy dificil y que se gana bien... (Calla) ¥ que por qué no iba yo. Silvana, sirveme un poco de lo que sea, no Comi en todo el dia. Digo, nada mas me comi todo-el Pan, porque si fui con Carmelita y si me dieron el tra~ bajo. Muy: facil, tender camas, limpiar los cuartes y areglar. jHay hartos aparatos, para hacer todo! Me explicaron cémo les gusta que se vea y es rete fécil Al ratito, ya lo hice muy bien, Y alli me pasé el dia, trabajando. Fue mucho més sencillo que cuando me Vine.a vivir contigo, TEODORA.—Cuando te casaste, porque no eres arimada, NORA—Eso. (Se encoge de hombros) TEODORA—Entonces, nada sablas hacer. Tuve que ensenarte. NORA—Sera. JULIO—zPor qué no hablaste? NORA—Me daba pena usar los teléfonos. Y... la verdad... Pensé primero: “para qué hablo; soy tan taruga, van a correrme al rato". Después, pensé: les hablo, van a regresarme, a decir que los nifios y que mi casa y que..." No llamé por eso: para paser a gusto mi primer dia de trabajo. YULIO.—Primero y tltimo, Td alli no vuelves. 237 TEODORA.—{Cudnto pagan? NORA.—Seis mil pesos. JULIO —zCuanto? NORA.—Lo que oiste. JULIO.—Ni yo gano eso. NORA. a silencio. Nora come. SULIO“=No me importa, Td nd regreses. Y menos alli No es cosa de que sepan las gentes que trabajas ten un hotel. Ya me imagino lo que iban a decir. NORA—(Sonrie) Es que... ya no me importa to ue digan las gentes. oN JULIo.-=yGbmo que no te importa? NORA—Me pas6 algo y... por eso... TEODORA—zTe, pas6 algo? Dinos qué te pasd. NORA.—Poco. Nada més que... estuve tranquila y feliz. Y me di-cuenta entonces... que'es borito sen- tirse feliz y tranquila. Que es necesario sentirse asi, porque si no, dan ganas de morirse. Y me acordé que antes, hace afios, a mi me gustaba mucho estar viva. ‘JULIO.—cTe sentias muy tranquila y no sabias nada de tus hijos, ni de tu casa? NORA.—Td tampoco lo sabes en todo el dia y muy 0 ests. . PMULION=ES distnto, Soy hombre y estés 16 en la case. NORA—Pues ahora no voy eestar. = * JULIO—fAlteréndose mas) Ya te dijo TEODORA—ulito: yo trabajé para ayudar a tu papa. Por eso pudimos educaries mejor a ustedes. JULIO.—No quiero que digen que no mantengo a mi mujer, NORA—Ya lo dicen. JULIO.—cQuienes? 238 NORA—Yo y tus hijos. Lo que vestimos, lo que comemos. Todo eso habla. Julio, ni te enojes. No sé cémo explicarlo, porque es muy raro: como si me pu- biera yo vuelto otra persona, haz de cuenta. Desde que hiciste a fuerza que naciera Idenifa, ja chiquita, yo no Pensaba en nada, ni deseaba ya nada... Como si la vida se hubiera quedaco sin jugo y sin colores. Y ya con ella nacida... fue peor. {Si ni lugar tenemos! ¥ a cuidar otra vez una recién nacida... Como si fuera siempre el mismo nifo, terco en nacer y nacer una vez tres otra... No sé como decirlo, vi todo de repente como un borrén sin’fin: a mis hijos, y a ti. Educarios, cuidarlos,.. Igual que-gatos. Nomas fijarme que tra- guen y estén limpios y que no rompan cosas. 2A poco 80 es educar? Asi creci yo, por eso soy tan bruta. 2Y 10? gAyudarme? Si ya tenias pretexto para: largarte mas tiempo fuera, dizque por no oir chillar a la ctie~ tura. Un borrén, todo. Y yo, una gata, una pera. Y me daban ganas de llorar y me iba yo a ésconder al excu- sado y ahi me estaba encerrada, lore y lore. Enton- 8s, Julio, no voy a perder lo que he sentido hoy. Ta ya no puedes prohibirme nada. Mirame bien: 2ta figir ras que voy a obedecerts? - JULIO.—Te trastomaste, eso te sucedié. Ta esiés bien desequilibrada, Tiéntele Ia frente, mama. Ha de estar enferma, mirele los ojos. Teodora suspira. Le toca Ia frente, TEODORA—No, hijo. No esté enforma. Liévame a mi camién. JULIO—zY quién se va a ocupar de la casa si ta te largas? gQuién me va a atender? gY los nifos, qué? NORA.—Ya no es esunto mio. Voy a ganar mas que ta: cuida los nifios y la casa. JULIO.—No me contestes de ese modo, que no res- pondo. NORA—Yo tampoco, eh?, yo tampoco respondo. SILVANA.—Papa: yo hago bien el quehacer y... 1a chiquita... Pues yo la tuido, pero también puede Ile- varsela:mi abue. Sus patrones son buenas gentes. JULIO.—Usté céllese. Nadie le ha preguntado nada. TEODORA—Vamos, hijo, ya es muy tarde, Y es bueno que te dé el aire, para que mejor pienses en tu problema. Silvana es una nifia muy lista. Nora: eres una atrevida. Siempre te lo note. NORA—Pues yo hasta ahora me doy cuenta. TEODORA.—Ayudaré en lo que pueda, como siem- pre. NORA—Gracias, dofia Teodora. Calme pues a su hijo, mas le vale. } TEODORA—{Waliciosa) Ya lo pondraés mas en ra- z6n, cuando vayan a dormirse. NORA—Fijese que no, zeh? Yo me voy al catre, sola. Julito se va a dormir, desde ahora, con su papa. ‘Quedan viéndose. La vieja suspira, sale al patio. Espera al hijo. JULIO.—Ya acabaremos de hablar cuando regrese. NORA—zQué més hablar? Julio, no sigas, porque ademas, te conozco: no tienes ya nada que decirme. ‘JULIO.—Una cosa, y muy grave: si te largas a tra- bajar todos los dias, en esta casa vas @ ser una extra fia, de visita. NORA.—iEso es! iY qué alegria va a darme! Qué grandisimo gusto, ser aqui une extrafia, de visita, Julio la ve. Sele con su madre. Se quedan tomados del brazo observando a Nora. Todos los personajes se ven levantando y quedan de ple, observando a la madre y @ su hija. Luz a estas dos, penumbra a lo demés. Silvana va hacia Nora. NORA—Hoy ayudé a una seftora a cerrar su ma- leta, que ia muy tonta no podia. jMe regalé cincuenta pesos! Y varios botes de cremas para la cara y de champu, que ya no podia llevarse. Mira’ ten, para que se te ponga muy lindo tu pelo. ° SILVANA—(Lo fuels) Qué rico. Qué bonitos fras- os. NORA—Hilita, no sé si entiendas esto: una mujer infeliz y bruta, no puede ser una buena madre, zTe das cuenta? SILVANA.—Si. Creo que si. No sé. Pero mamé, no te apures. Yo ya 86 cocinar, y sé cuidar a mis herma- nos. Y si papé viene de malas, pues me callo y lo dis- traigo y hasta lo pongo contento. $é ir al mandado, sé barrer y lavar la ropa... NORA—Es verdad, mi vida, Todo eso sabes. (La acericia) Ya eres una mujer. Oscuridad. Quedan viéndose. TELON México, D. F., marzo 27, 1980/febrero. 18, 1981.

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