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EL PERSONALISMO POLITICO PASADO Y PRESENTE Pa Lia ey Primera edScioa: 2010 DEREGHOS RESERVADOS De In edicion: ‘© 2010, Fundacion Manuel Garcls-Pelayo De los textos: © 2010, Gracieta Soriano oe Garcia-Palayo Fuedaclén Manual Garia-Pelayo ‘Apartado 51968, Casuces 1050 ‘wor fundaclongarcle-pelays.01g ‘Queda abacltamente prohilds fa reproduecton de esta obra por cualesqulera medio o forma, electra @ mackra,inciloa fotocopla, grabaciin o cualquier otra forma 4 almacenamiento 0 rascata de datos, sin al permiso expreso de tos titulares del copyright Disa: Mara Ftena Repieo Imprasida: Grificas Leén HECHO EL DEPOSITO OE LEY Depéslio Lega! da la colecetn: If 29720000013. Depésito Legal dat Cuaderao Wo. 17: #297201 08002111 ISBN de ta cofecelOn: 080-07-6673-5 ISN dol Cuaderna No. 17: 978-960-6531-27-7 ate a 4 oT CUADERNOS 7 Graciela Soriane de Garcia-Pelayo EL PERSONALISMO POLITICO PASADO Y PRESENTE DE UNA RECURRENCIA Caracas 2010 Se recogen aqus dos trabajos de diferente jongitud, centra- dos en el personalismo politico, escritos en tempos y con cometidos diferentes. El primera de ellos busca presentar Jas diferentes expresiones del fendmeno en su perspectiva histérica occidental, mientras el segundo (dentro de los mismos términos) obedece ai interés por esclarecer Ja dificil relacién entre personalismo, institucién e institu- cionalizacién, para Nomar Ia atencién sobre la necesidad de comprender que el «momento personalista» que inte- tesa depurar y conjurar, estd paraddjica y peligrasamente presente, incluso, on todo proceso de institucionalizacion. En este ultimo caso, sin embargo, subordinado al mds es- timable cometido de Ia creocién institucional. Conrentv9 39 53 Primera Paste PERSONALISMO POLITICO EN LA Historia UNIVERSAL Secunva Parts NOTAS SOBRE EL PERSONALISMO POL{TICO Avsx0 SINOPSIS DE LOS RASGOS DEL PERSONALISMO. POLITICO A TRAVES DE LA HISTORIA PRIMERA PARTE PERSONALISMO POLITICO EN LA HISTORIA UNIVERSAL PRIMERA PARTE PERSONALISMO POLITICO EN LA HISTORIA UNIVERSAL! PRETEXTUS Este intento de recorrer con el personalismo politico su ruta histérica es temerario. Se trata de rastrear, en diferentes tiem- pos y contexts, el significado de un fenémeno histérico tan antiguo como Ia propia convivencia de los hombres en socie- dad, en relacién con el cual cabezas tan preclaras como lo de Carl Schmitt han encontrado dificultades. En el «Prdlogow a Ja segunda edicién (1927) de Die Diktatur, Schmitt expre- 1 Esta exposicin tiene su origen en Jos conceptos trabajados y trajinados en el Seminario sobre «Personalismos Politicos Hispa- noamericanos del siglo XIX» que coordiné durante 21 afios entre 1978 y 1999~ en el Doctorado de Ciencias Politicas de la Universidad Central de Vonozuela y en mis cursos de post grado del Centro de Estudios Constitncionales de Madrid durante 1983-1985 y 1989. Deriva directamente de El personclismo politico hispanoamericano del siglo XIX: criterios y proposiciones metodoldgicas para su estudio (Caracas, Montedvila Editores, 1996) que recoge mi trabajo de ascenso a Profesor Titular en la mencionada Universidad. Esta versién se cifte al texto de la Conferencia que sobre @] tema dicté en la Facultad de Ciencias Econémicas y Sociales (FACES), en septiembre 2007, dentro de un ciclo dedicado a temas politicos que coordind el Profesor Victor Abreu como actividad de Extensién en dicha Facultad. Boe G. Soriano pe Gancta-Petavo sa que ~o pesar de su éxito— esa obra, publicada en 1921, no habia suscitado suficientes comentarios y crfticas como para permitir al autor incorparar nuevas reflexiones. Comprendo la advertencia de Schmitt, ¢ intento situarme desde alli frente al tema. Tengo lo sensacién, 0 mejor, la conviccidn, de que era muy dificil comentar o criticar a Schmitt desde y con sw pro- pia altura intelectual, porque pocos trabajas de histaria del pensamiento y de las formas politicas pueden ostentar tal gra- do de profundidad, amplitud y erudicién. Por eso mi intento as muy modesto y, tal vez por eso, temerario. Quizd mds que temerario, osado. Y no busco el propésita de Schmitt, quien Jogra concentrarse en las conceptualizaciones histdricas de un fenémeno presente en muchos tiempos para analizarlo desde el suyo propio con sus propios instrumentos de andlisis. Lo que intento més bien es invitar al auditorio® @ un modesto re- corrido por Ia historia occidental, con el objeto de Hamar la atencién hacia la opacidad y ja confusién resultanies de la designaci6n indistinta de fenémenos histéricos emparentados pero no idénticos, pasados y presentes, con las mismas pala- bras. Las peculiaridades e importancia de dichas expresiones merecerian un tratamiento menos confuse o indistinto que el que se les ka concedido en el uso corrionte -incluso por las es- tudiosos— para designar fenédmenos que agradecerian de todos Jos ciudadanos conscientes preocupados por lo publico, una mayor precisién de los respectivos significados. La aproximacién a eslus temas ha surgido de una particular preacupacién académica por la poca precisién que en los dis- tintos tiempos ha tenido y, es més, sigue teniendo Ja utiliza- 2 De la Conferencia moncionada en nota 1. 12 Et Prnsonatsmo Potirico cién de tantos términos aparentemente sindnimos para hacer referencia a los gobiernos «fuertes», y por el interés mas pro- fundo que ha suscitado respecto a los «personalismos politi- cos hispanoamericanos del siglo XIX» la utilizacién reiterada e imprecisa de dichos vocablos para su denominacién®, Eso explica la pertinencia de aclarar los significados de tantos tér- minos relacionedos con la autocracia* en el mundo occidental -y por ende, en la América espafiola— come los que siguen: Tirania Despotismo Dictadura Cesarismo Pretorianismo Principado Dominado Césaropapismo Despotado Principato Monarquia Despotismo Ilustrada Bonapartismo Caudillismo Caciquismo Totalitarismo los cuales, con sentido en su respectivo contexto, revelan co- munes denominadores que les sirven de vinculo o relacién. Desde la visién cotidiana de la vida, o incluso, de un su- perficial enfoque de Ja «historia de las formas polfticas», han servido en e) lenguaje corriente para hacer cémoda o ingenua referencia a fenémenos considerados —con vista gruesa- como una y la misma cosa. Tratar de distinguirlos obliga a recorri- dos histéricos particulares que, vistos en conjunto permiti- 3 El Tirano Rosas. el Protector de los Pueblos libres (Artigas, quizd por un aso inspirado en Cromwell), ol Restaurador de las Leyes (Rosas), el Dictador Perpetuo (Francia inspirado en César), el Protector de «alas quebradas» (Sante Cruz), Su Alteza Serenisime (Santa Anna), el Caudillo Constitucional (Péez), el [lustre americano (Guzmén), el Benemérito (Gudrez}, etc. 4 Serra Rojas, Anvxts: Diccionario de Ciencia Politica (México, FCE, 1998), vol. Lp. 93. 13 G. Somano pe Gaacla-PELAYO rian concluir que la recurrencia de esos modos autocrdticos de ejercer el poder que refleja el lenguaje, padrian tener su razon. de ser en alguna constante de la naturaleza humana y social a la cual imputar la imposibilidad de cancelar o superar las tazones histéricas detrds de dichas recurrencias. Ha sido més de una vez la respussta al problema en Hispanoamérica. Y ha sido mi propia disconformidad para aceptarlo la que me ha levado a penetrar en sus propios arcana, Porque curiosamen- te, esta misma légica de reflexién (en recurrencia a la metafora del vaso medio lleno o medio vacfo) se puede referir, tanto al « me permitié hacer el examen de mds de veinte casos de ejercicio del poder perso- 25 Vernota 1. 27 vé Garcia-PELaro nal en Ilispanoamérica, entre los cuales puedo citar a Juan Manuel de Rosas, Diego Portales, José Gaspar Rodriguez de Francia, José Gervasio Artigas, Ramén Castilla, Melgarejo, Nicolas de Piérola, Andrés de Santa Cruz, Francisco de Paula Santander, Jasé Antonio Paez, José Tadeo Monagas, Antonio Guzman Blanco, Francisco Morazdn, Rafael Niifiez, Antonio Lépez de Santa Anna, Benito Judrez, Porfirio Diaz, Juan José Flores, Gabriel Garcia Moreno, Eloy Alfaro, José Manuel Bal- maceda y alguno més que se me escapa. De ese examen largo y detallado, a través del cual querfa encontrar tipologtas, pe- tiodizaciones y tendencias, me quedaron claras pocas cosas. Pero muy claras, eso si. En primer lugar, que estos personajes estaban todos inscritos en contextos en los cuales se estaban produciendo descomunales procesos de desinstitucionaliza- cidn y reinstitucionalizacién. En segundo lugar, que todos se vieron en la necesidad de ejercer el poder personal, bien tini- camente sujeto a su propio arbitrio, bien dentro de lo que en las Constituciones se contemplaba como «estado de excep- cién». Bjemplos de lo dicho serian Rosas para el primer caso (de hecho tenfa sus razones para rechazar la vigencia de tex- tos constitucionales}*6, y Judroz como expresivo del segundo caso, pues, estando México invadido por los franceses, con Maximiliano presente y en el pader, y ~ademds~ en guerra, se vio siempre obligado a gobernar con estado de excepcién. En tercer lugar, puede decirse que esos desarrollos histéri- cos produjeron gobernantes representativos de dos tipos 26 El caso de Rosas es interesante y curioso. En relacién con él vale Ja pena recordar le «correspondencia de Figueroa» entre ol tirano Ro- sas y el catdillo Factinda Quiroga en la que ambos cruzan impresiones sobre la inconveniencia do reunis una «constituyente» y sc muestran proclives aun régimen pactisla de reminiscencia «feudal». En Lorenzo, Caso R,: Menual de Historia Constitucional Argentina, val. 2 (Rosaria, Azg.. Editorial Juris, 2000), No por azar el historlador brasilefio Ruy Bar- soza consideraba a Rosas tun Luis XI con borsbachas (en sns OOCC, Rio de Janciro, Ministerio de Educacién, 1942), 2a Et Peasonausmo Pouirico muy bien definidos: los que hactan gala de un voluntarismo institucionalizador (casos como el de Paez, Rafael Nunez, o Portales en Venezuela, Colombia y Chile respectivamen- te) caracterizados por la utilizacién del poder personal en bencficio de Ja creacién institucional, y los que hacian gala —por el contrario- de un voluntarismo personalista que sélo hacian politica por la obtencién o la conservacién del nudo poder, como Rosas, Santa Anna (en México) o Monagas (en Venezuela), para los cuales ora débil o diffcit la comprension de la necesidad de echar las bases institucionales del pais, por lo cual caian en la utilizacion de las que hubiera como instrumentos politicos a su servicio. Podria ahiadirse un caso mixto como e] de Guamén Blanco, creador de farsa politica con apariencia institucional y, en el fondo, escenario mon- tado -a su vez~ en beneficio de su poder personal y de su vanagloria, En cuarto lugar, puede decirse que todos estos gobernantes lo eran de paises de contexto discrénico. ;Qué quiere decir esto? Quicre decir que estos paises tenfan, todas, un desarrollo desigual en el que era posidie que coexistieran caracter{sticas de tiempos histdricos diferentes, incluso muy alejados entre si. Por ejemplo, las formas de estructura feudal podian estar presentes, tanto en lo politico como en Io econd- mico, en los pequeiios reductos caudillistas de cardcter feudal (provincias del Rio de la Plata en la primera mitad de] XIX; He- publiquetas del Alto Perii en el momento de la Independencia; tedes caudillistas en tiempos de Guzman), lo que no impedia a Rosas —por ejemplo ejercer un comeccio ilegal con los salade- ros de ganado y tener redes modernisimas de factorias que lle- gaban al Caribe y a la misma Inglaterra. El cardcter discrénico se pod{a detectar en la realidad del contexto, pero asimismo estaba presente en las propias personalidades de los gober- nantes, como lo atestiguan los casos del mismo Rosas, de Garcfa Moreno, de Judrez y de muchos més. En quinto lugar, del examen de estos casos quedaba suficientemente claro que el personalismo politico no era un fenéineno consustancial 29 G, Sontano nz Garcia-Petayo a la esencia hispanoamericana. Podia considerarse como el producto o consecuencia légica de multiples factores, el prin- cipal y no menos importante, de la dificultad para que unas sociedades tan discrénicas y heterogéneas como las hispa- noamericanas fueran socicdades perfectamente coherentes con o] modelo liberal de existencia politico-administrativa. 4Cémo podia cancelarse esto?, podria uno preguntarse. De um lado, entendiendo la complejidad de aquellas sociedades en sus rasgos esenciales y fundamentales como infructuosa- mente lo intentaron Sim6n Rodriguez y Domingo Faustino Sarmiento en sus obras consagradas al tema Las sociedades americanas (Caracas, 1990) y Conflictas y armonias de Jas ra- zas en Américo (Buenos Aires, 1887) respectivamente. No se debe olvidar que Jos desarrollos discrénicos son desarrollos peculiares en los que los procesos no se cierran, las posibi- lidades de la historia se quedan abiertas y, en todo caso, son posibles los retrocesos y las situaciones siempre inéditas. Asi transcurrié nuestro siglo XIX y gran parte del XX, dando suficiente pero diffcil quehacer a los pensadores. Los desasosiegos iniciales de los primeros que pretendieron apresar los significados de estos temas que, por lo regular se resolvian en personalismo politico y en formalismo juridi co, encontraron su clave esencial y su panacea en el positi- visio, Huelgan los nombres y las obras de Ingenieros, Aya- tragaray, Vallenilla Lanz, Rabasa, por citar s6lo unos cuantos en el continente (en Argentina, Venezuela y México}, para entender que la tesis del «gendarme necesario» antes de que estas sociedades pudieran Ilegar a la madurez y a la cordura politica era la cémoda respuesta que aquellos preocupados estudiosos podian dar. Pero desde entorices ha corride de- masiada agua bajo el puente, y hoy es necesario plantear las cosas sobre otros supuestos. De todos modos, no esté a la vista ningtin otro intonto de explicacién a estos fenémenos cuya emergencia histérica cra perfectamente compresible. Pero no se encuentran menos 30 Ex Peasonatusmo Potirico otras tantas razones para cancelarlos mediante ia conciencia y el conocimiento, tanto de lo que ha pasado y pasa, como de los esquemas idéneos para conocer, comprender, interpre- tar y lidiar con estas realidades terribles que han parecido consustanciadas en esta Hispanoamérica todavia historica y politicamente irredenta. Nuestro intento pretende sacar es- tos problemas de la perspectiva gnoseoldgica de la teorfa del caudillismo y del evolucionismo tan caros a los positivistas y todavia debatida y para muchos~ vigente, para ponerlos hajo la luz de una teoria del «personalismo politico»”” (que, por cierto es la que nos ha permitido este viaje por la historia universal), y la teorfa del «desarrollo discrénico» a la que to- davia hoy queda mucho provecho que sacar. En todo caso, el personalismo, repito, no debe entenderse como consubstan- cial a la realidad politica de Hispanoamérica, sino como un problema de desarrollo histérico-cultural debido a la relaci6n inversamente proporcional entre la debilidad de las institu- ciones y la fuerza del poder personal en sociedades discré- nicas con estructuras y estratificacién social complicadas y complejas. Pero la vieja Europa no habfa cancelado atin su cuota de per- sonalismo, y a principios del siglo XX fue objeto de la vigencia del Fithrerprinzip presente en los totalitarismos de izquierda y de derecha que empezaron a revclarse en los regimenes fas- 27 En Jos tiltimos tiempos, el personalismo ha ilamade la atencién de més de un interesado en el tema. Ettas Pino Iruariera Io ha destacado cn su Nada sino un hombre. Los origenes de! personalisino en Venezuela (Caracas, Alfa, 2007), en relacién con Bolfvar, y Juan Cantos Rey Martl- vez lo esté manejando muy recientemente en Personalismo o Liderazgo Democrdtivo: el caso de Rémalo Betancourt (Caracas, FRB, 2008). a1 G. Soriano pe Gancta-Petavo cista, comunista, nazi y (menos evidente, conocido y notorio), en ol régimen franquista. Estas concepciones del ejercicio del poder son consecuencia de una muy otra situacién. La primera mitad del siglo XX pudo ver, en el perfodo de entreguerras, la decadencia y el descrédito del parlamentarismo liberal y ia crisis de la democracia, en beneficio del ejercicio del poder por gobernantes de estilos y maneras inéditos que histéricamente quedaron en la antesala de Ja la Il Guerra Mundial. Se trataba de gobernantes con evidente carga psicopatica (personalidades narcisistas megalé:ianas} cuyo ejercicio del poder en socieda- des en crisis condujo a regimenes totalitarios con caracteristi- cas que se pueden subsumir en ios siguientes puntos: 1. Centralismo. 2. Eslatizacién y eslatismo. 3. Ideologizacién de la vida piblica y sindical. 4, Simbolismo exacerbado mediante el gesto, la imagen, e] vestido y la palabra {el saludo de Hei! Hitler), la sim- bologfa (swdstica, hoz y martillo, SPQR de tradicién romana, yugo y flechas) constantemente presente para teforzar todos los cometidos del régimen. 5. Creacién, engrandecimiento y hegemonia de) partido unico del régimen (Partido Nazi, Partido Comunista, Fascio y Falange) y de su jefatura. 6. [nstrumentalizacién legitimadora del voto”*, 7 Vigencia del Fiihrerprinzip (hegemonia del jefe Duce, Caudillo de Espafia por la Gracia de Dios) para todos los érdenes de la vida, incluida la privada. 8. Establecimiento o creacién del hecho diferencial (bur- gués/proletario; nazi/jud{o; revolucionario/gusano; rojo/nacional, etc.) para discriminar de modo maniquen 28 Véase Jncer, Ernst, La emboscadura (Barcelona, Tusquets, 2007). az Ex Pexsonauismo Poifrico conducente hasta la locura colectiva (caso de las purgas soviéticas, del exterminio judio del holocausto) entre los apoyos y los enemigos del respectivo régimen. a. Amedrentamientos mediante el terror de diverso cardc- ter (fisico, intelectual, laboral, fiscal, etc.). 10. Bandas armadas a! servicio y en heneficio del régimen (8S, camicie nere, etc.). 11. Concepcién sociolégica del Derecho (sdlo es valido el Derecho promulgado positive y en marcha) e imperio de la Ley, instrumentalizada en heneficio de la instala- cién y conservacién «legal» del régimen?9. 12, Nacienalismo y recurrencia al argumento de Ja guerra. 13. Milenarismo y alteracién constante de la Historia nacio- nal, (vigencia del III Reich alemén del nazismo, vuelta al Imperio romano de Mussolini, «por el Imperio hacia Dios» de] franquismo). 44. Exacerbacién de la propaganda y dominio de los media con fines politicos. Acoso de las libertades. 15. Ideologizacién de la educacién en todos sus rangos (xbalillas» fascistas, juventudes hitlerianas, j6venes fa- langistas). 16. Alteracién del lenguaje y de sus significados®®, 17. Penetracién en todos los intersticios de la vida publica y privada (instrumentalizacion de los medios para influen- ciar y manipular las costumbres y la vida cotidiana). 18. Privilegiode la clase politica «oficial» sobre la sociedad (Nomenkiatura de los regimeoes comunistas), 24 Por eso es tan peligcoso insistir ingenuamente en la necesidad de sostener a toda casta el «estado de Derecho» en regimenes de este cariz, 30 Vicrox Kuttwerer. La lengua del Tercer Reich (Barcelona, Tus- quets, 2006). 33 G, Soniano pe Gancia-PeLavo: Estos antecedentes estuvieron presentes en tiempos paleo-informaticos y paleo-tecnolégicos del siglo XX que no contaban con todas las posibilidades con las que cuentan los regimenes personalistas de vocacién totalitaria que hoy se perfilan para dar vida a lo que algun estudioso ha Hegado a denominar genéricamente «tiranias del siglo XXI»*". Retomando las preocupaciones expuestas al principio, puede entenderse que cualquier reflexién sobre el mundo de hoy (incluidas las del personalismo, la libertad y la democra- cia}, no puede imaginarse prescindiendo de las descomunales posibilidades informéticas, cientificas y tecnol6gicas, y de to- dos los riesgos a los que el hombre expone a su propia especie, de no tomarse la historia futura con responsabilidad propor- cional a todo lo que depende de las posibilidades humanas. Es obligado pensar en las cosas con sentido planetario, global, aunque disguste una palabra a la que suele darsele un sentido intencional y simbélico, cuando lo tiene real y evidente. Res- pecto al tema en curso: 1. es pensar que ambas tendencias politicas, la de la auto- cracia que hemos revelado siguiendo los pasos de las expresio- nes occidentales del «personalismo politico», y la de la demo- cracia que revela sobriamente Amartya Sen®4 en dimensién mundial, han estado presentes a lo largo de todo el suceder y forman parte de la historia de la humanidad. 2. @s pensar que ambas tendencias sélo son comprensibles y cognoscibles en relacién con el espacio, es decir, con el 4m- bito en el cual se ejerce o se pretende ejercer el poder. Es la relacién 4mbito-fuerza 0 capacidad efectiva de accién (scope 31 Marc Lia, «La seduccién de Siracusa» on su Pensadares temo- rarios, Los intelectuales en Ja polftica, Caracas, Random House Monda- dori, 2008. 32 Art.cit.enn. 4. 34 Ex Peasonausso Pottrico & strength) de qxe habla Fukuyama% en sus escritos y que, transferido al refranero no serfa otra cosa que estar conscien- tes de que «el que mucho abarca poco aprieta», En la medida en que el mundo se ha encogido en virtud del desarrollo in- conmensurable de las posibilidades de comunicacién, hay que entender ambos términos en su dimensi6n planetaria, global. 3. es estar consciente de que el desarrollo cientffico-técni- co, que ha acompatiado stempre proporcionalmente el desarro- No de las formas politicas*# (por ejemplo, las obras hidréulicas del antiguo Egipto, el estribe en el mundo feudal, los sistemas de comunicaciones y ordenadores de hoy, etc.) constituye ins- trumento de poder capaz de disminuir la brecha entre scope & strength en los sistemas autocréticos, pero a su vez, 4. es estar consciente de que, en la medida en que ha sido constante la tensién entre personalismos y expresiones de- mocréticas, la expansién de un inmenso poder sobre grandes espacios no siempre ha significado !a cancelacién de las po- sibilidades de manifestacién democratica {porque se produ- con bolsas locales de democracia en la medida en que ha sido constante la tensidn), 5. es darse cuenta de que la dindmica del mundo de hoy refleja la vigencia de un «pulso» o enfrentamiento de fucrzas entre miltiples tendencias, posibilidades y tensiones antagénicas en medio de las cuales se dehaten necesidades yo posibilidades crecientes de organizacién, de medias técni- cos, de educaciény conocimientos, eficacia, eficiencia y, sobre todo, de /egitimidad®®, en medio de una situacién en la que el 33 FRanais Fukuyama, State-Building: Governance and World Order in the 21st Century (New York, Cornel! University Press, 2005). 34 Véase mi «Le incidencia de Ja técnica en la Historia de las For- mas Politicas», en Politeia 3 (Caracas, Instituto de Estudios Politicos UGY, 1974) pp. 67-91. 35 Suele dejarse de ledo la reflexién sobre la «lagitimidads, tanto 35 G. Sortano pe GARCiA-PELAYO ser humano se debate entre problemas antropoldgicos y éticos cuya resolucién es lo nico que podria garantizar el rescate de la prudentia, no sdlo como virtus politica, sino coma nece- sidad esencial de la responsabilidad de todos para la propia salvaguarda y conservacién de la vida en el mundo, 6. Frente a una «mutacién civilizatoria incalculable» (son mis propias palabras al Seminario sobre «Lo ptiblico y lo privado» que celebré la Fundacién Manuel Garcia-Pelayo en 1993-95%9), cuyas consecuencias descomunales para la totali- dad de Jas relaciones humanas y de las formas de vida en el planeta atin no es posible imaginar se esté planteando la ne- cesidad de buscar -y hallar tan pronto como sea posible— los supuestos de una nueva «civilidad», de una formas adecuadas de police*” que garanticen la libertad y el orden social en la dimensién colectiva y publica de los conglomerados humanos relacionados politicamente en los distintos niveles de subsi- diariedad (local, nacional-estatal, regional, global)**, Exigirfa también la biisqueda de los supuestos de una nueva «urbani- dad» 0 politesse entendida en un sentido multicultural para el trato interpersonal en la dimensién privada». Del discurrir de Norbert Elias®? y de Georges Balandier*® puede extraerse més necesaria si los problemas tienden a plantearse © a manifestarse en la dimonsién mundial con lo que ello supane en su razonabilidad multigtnica, geogréfica, nacional, cultural, ctc, Ha sido tema central del Seminario coordinado por mf en el Doctorado de Ciencias Politicas so- bre «Civilidad y Ciudadania desde la perapectiva hiatérica y actual du- ante 8 semestres» (2001-2006). 368 Véase: Lo puiblico y Jo privado (Caracas, FMGP, 1996}, 2 vols. a7 Cuaune de Seyssel, La Grande Monarchie de France (Paris, 1557), Es el primero, que sepanos, que caracteriza el concepto de police. 38. Orteca Krern, Anprés, La razén de Earopa (Madrid, Ei Pais- Aguilar, 1994), 39. E] proceso de fa Civilizacién (México, FCE, 1993). 40 El desorden. La teorfa del caos en las ciencias sociales (Barce- lona, Gedisa, 1989). 36 Ex, Personaitsmo Powfrico que cada época histérica es portadora de un grado dado de complejidad coherente con las formas de orden sociopoliti- co que cada sociedad es capaz de estructurar. La historia de las formas politicas -que preside nuestra reflexién de hoy- lo ilustra elocuentemente. A cada grado de los hitos histéricos lg ha correspondido unas formas politicas dadas, y unas for- mas correspondientes de civilidad y de urbanidad en medio de tensiones entre ciudadania y poder, personalismo y libertad. a La época actual, signada por la confusién y el caos; por las incertidumbres; por millones de posibilidades inéditas le- nas de potencialidades atin desconocidas y quizé incontrola- bles, necesita de un cédigo para una nueva civilidad; para ins- talar y entender los nuevos comportamientos posibles dentro de una nueva police, en los patrones de una ética que pueda comprender las nuevas o usadas ediciones ~aiin esté por saber- se~ de aquellas conductas 0 pautas de comportamiento, tanto en el nueve dmbito piiblico como en el privado, que puedan ser menester sin temor al desastre— en un mundo «global», 8. El problema de la tensién entre Libertad y los perso- nalismos politicos que destila la reflexién que aqui concluye, contrastada con otras como la de Amartya Sen, apuntan a re- velar que hay tantas razones para pensar que si bien la historia puedo verse desde la perspectiva de la presencia de las auto- cracias, no puede mones que verse también desde lus de una Tecurrente concepcién democrdtica bien entendida. 3. Desde el escenario reducido de nuestro espacio nacio- nal actual, quienes adversan la democracia imperfecta que estuvo vigente hasta fines del siglo (al igual que lo hicieron sus homélogos de la primera mitad dol siglo XX) pretendiendo esta vez relevarla con formas «protagénicas» y participativas (en realidad personalistas ¢ «impositivas») se han convertido ~por su talante «revolucionario»— en oposicién al sistema des- de el sistema, contra el sistema. Por eso se han pervertido arte- tamente los instrumentos de la democracia, sin los cuales —no. 37 G. Sontano ve Gancta-Petavo obstante- parece que los sistemas autocréticos no pueden hoy legitimarse a los ojos del mundo. A estas alturas del «pulso» sdlo queda hacer y hacerse una pregunta, ;Continuar con una farsa politica disfuncional a contrapelo de los tiempos, o dejar vivir espontdnea y sanamente a la democracia a que aspira la sociedad? 38 SecuNDA ParTE NOTAS SOBRE EL PERSONALISMO POLITICO Secunpa PaRTE NOTAS SOBRE EL PERSONALISMO POLITICO PERSONALISMO POLITICO Y PERSONALISMOS Scentiende porpersonalismo politica el cjercicio «personal» del poder, bien como expresion de la pura voluntad del gobernante, tinicamente sujeta a su propio arbitrio, bien como consecuencia del ejercicio del poder en el marco de los «estados de excepcién» contemplados en las constituciones para hacer frente a proble- mas politicos o de cualquier indole, que afecten a la sociedad entora en épocas de crisis'. La aproximacién al fenémeno en estos términos lo acerca a Ja tipologia desarrollada por Carl Sch- mitt en su obra sobre La Dictadura (1968) en la cual distingue, de un lado, la dictadura soberana (inicamente sujeta a su propio arbitrio) y de ot7o, la dictadura comisarial (aquélla contempla- da en la legislacién y snjeta o limitada en términos jurfdicos). 1 Sorrano, Gracieta, Bi personalisme politico hispanoamericono del siglo XIX: proposiciones 7 criterios metodoldgicos para su estudio (Caracas, Montedvila, 1996) p. 9. Véase, ademés, Scuwit, Gar, Le dicta- dura (Madrid, Revista de Occidente, 1976). No suscrito el uso del térmi- no u Ruy Bassosa (1849-1923) (Obras Completas, Rio de Janeiro, Min, de Educacién, 1942} 46 Et Pensonauismo Poiirica era -a diferencia del «caudillo»—~ 1a expresin desarrollada y inoderna que, en contraste con aquél, resultaba coherente con el ascendiente personal que un dirigente con voluntad de ac- cién pudiera tener entre sus seguidores!2, Gon independencia de que el lider sea o no la expresidn mas reciente del perso- nalismo, para Betancourt sdlo el Ifder puede sentar la institu- cionalidad de los partidos modernos de masas con ideologia, organizacion y militantes. La expresién, no abstante, merece un tratamiento mds profundo que explique por qué abarca desde el ascendiente del Sumo Pontifice hasta el carisma de Chavez, pasando por dirigencias vecinales y empresariales, sin mayores especificaciones conceptuales. En Ja medida en que el tema se debate en la Academia, en la plaza publica y en el seno de la empresa, habria que desvelar hasta qué punto lo que priva es su pragmatismo, El liderazgo cae dentro del «personalismo cotidiano» y bajo el foco del «personatismo po- litico». Se vincula a los media y a Ja idea de «imagen». Si los personalismos politicos de tiempos madernos y mds recientes se fundan sobre la «reputacién» y el «prestigio», la figura del lider se asocia fuertemente con la «imagen»’, PERSONALISMG E INSTITUCION Ahora bien, la realidad no es moldeable a voluntad. Se va cunfigurando objetivamente con la suma de logros y fra- casos cuya estabilidad histérica depende, en todo caso, de la fuerza con que se manifiesten los factores en liza. En el cur- 12 Véuse Rey, Juax Canuos: Personalismo o liderazgo democrdtico. EL cass de Rémulo Betancourt (Caracas, Fundacion Rémula Betancourt, 2008) 13 __ Sobre este tema es pertinents ver as obras de Peter Drucker y Ken Blanchard 47 G, Somtano DE Gaacla-PELAYO so de la historia politica la «institucionalidad» es, sin duda, la contrapartida del «personalismo», pero no hay que olvidar que ése -paraddjicamente-, se institucionalizé en las «monar- quias absolutas» europeas. La institucionalidad responde a la objetivacién y la despersonalizacién de las creaciones huma- nas llamadas a tener un papel en el sistema social por su condi- cién de vias para la formalizacién, armonizacidn, estabilidad, conservacidn y rutinizacién de la convivencia de los hombres en sociedad; el personalismo, por el contrario, es la respuesta o salida a situaciones que rebasan el desarrollo normal de las cosas en la medida en que no estén rulinizadas, objetivadas o formalizadas y la circunstancia exija -de algiin modo- una respuesta 0 solucién inminente. El problema radica en que, curiosamente, el desarrollo histérico muestra que, para lograr la institucionalidad no puede prescindirse del personalismo, porque detrés del alumbramiento de cada una de las «institu- ciones» (que en la prdctica -y en la esencia— son contrapartida del «personalismo»“*) subyace una sobre-emision de energia de las voluntades personales de los agentes histérico-politicos para lograrlo. Por eso hoy, la convivencia sana y arménica del personalismo con la institucionalidad, depende de la capaci- dad humana de conocimiento y comprensién que los actores politicos tengan de esa dificil relacién. Es menester destacar la importancia que poseen en el juego dos factores impres- cindibles: la «racionalidad» y la «voluntad». Si uno comparte con Garcia-Pelayo la opinién de que toda accién politica ha de tener en cuenta «el sentido de la finalidad. el sentido de la posibilidad, el sentido de la instrumentalidad, el sentido de 14 Soriano, Gracieia: «Esquemas de interpretacién para la historia politica de Hispanoemérica», en Hevisto de Estudios Politicos, no. 25, Madrid, CEC (en.-feb,} 1982, donde se explica exhanstivamente la rela- cién entre personalismo ¢ institucionalizacion. Hay edicién reciente de aste trabajo en el Cuaderno no, 29 del Instituto de Estudios Polfticos (Caracas, 1987) y en cl Cuaderno no. 10 de la Fundacién Manuel Garcia- Pelayo (Caracas, 2006). 48 Et PersonauisMo Poutrico Ja oportunidad y el sentido de la razonabilidad»", no pue- de menos que entender que si la accién no va precedida de intensa reflexiéa, el personalismo necesario para impulsar la institucionalidad queda realengo y a sus anchas para imperar y reforzarse a costa de la institucionalidad ausente. De aqui la importancia que tiene diferenciar entre un «voluntarismo propiamente personalista» (llamado a reforzar el poder per- sonal de corto alcance del gobernante}, y un «voluntarismo propiamente institucionalizador» (llamado a trascender por su creacién y desarrollo de instituciones)'®. En el caso de la monarquia absoluta, este fenémeno tan elocuente para !o que decimos es patente: de /‘Etat c'est moi de Luis XIV, del siglo XVII, se paso a la idea del rey como «el primer servidor del Estado» en Federico el Grande de Prusia. Hay pues, todo un recorrido que muestra que, hoy por hoy, esa relacidn «perso- nalismo-institucionalidad» debe tomarse en consideracién si se quiere romper el circulo continuista y trégico que vivimos en relacién con el personalismo, Pero todo vendria a depender dg la posibilidad histérica de que los hombres tomen concien- cia clara de; 1) la dimension objetiva y diferenciada de lo real; 2) de Ja ineludibilidad de ja participacién humana personal en el proceso de institucionalizacién, y 3] de que —paraddjica- mente— detrds de cada institucion existe esa sobre-emisién de energia de voluntades personales para lograr, no un «beneficio particular, personal, personalista» sino un «logro institucio- nal piblico», es decir, para beneficio de todos!”, De lo expresado viene a resultar obvio ~aunque de d: cil comprensién— que mientras menos institucionalizadas es- 15 Véase sus Obras Campletas (Madrid, Centro de Estudios Politi- cos y Constitucionales, 1992), vol. II, p. 3237. «Convertir los sibiitos en ciudadanosp, entrevista realizada en Caracas, UCV, 1958. 16 Soatano, 1996 (citado en nota 14). 17 Soriano, 1896 (citade en nota 5) 49 G, Somtano pe Gancts-PEbavo tén Jas cosas en la vida histérica -y por tanto, en el origen de ellas~ haya sido mayor y mAs dificil el esfuerzo personal que se requiere para que la voluntad humana logre «instituciona- lizar», El tema cobra tanto mayor importancia cuando se trata del personalismo politico strictu senso, cuyo campo de accién es tan inestable y por demas ptiblico. Puede caerse en la tram- pa de hacer de «la institucionalizacidn» un circulo vicioso (estar constantemente en su busca, sin cesar), y del cimpulso personalista» (necesario para ello), La pauta regular e impune de conducta cotidiana que, en la praxis diaria cs, paraddéjica- mente -y a un ritmo de vida acelerado que no compara con los tiempos institucionalizadores de la monarquia absoluta-, la negacién de tado esfuerzo institucionalizador. Mas tarde volveremos sobre ello, porque si se rutiniza irreflexivamente la aceptacién ingenua de las ventajas del personalismo para avanzar en el logro de la institucionalizacién, se confunden los fines con los instrumentos y éstos conspiran contra la pro- pia institucién. Son mas que obvias les razones para insistir hasta el cansancio en el examen de esas relaciones inversamente pro- porcionales entre personalismo e institucionalizacién, porque nose manifiesten de modo equivalente y regular en cada tiem- po. La intensidad de su despliegue y la fuerza con que deben mostrarse en el elumbramiento de las instituciones en mo- mentos de crisis, es mayor a la que normalmente debe hacerse presente cuando las sociedades buscan sélo normalizar situa- ciones alteradas en tiempos mis estables". En segundo lugar, 18 Nohay normatizacionos cn la historia, ni situaciones propiamen- te normales. La historia es cambio constant, cierto que més o menus intenso, mas o menos profundo, y todas las situaciones llevan consigo su razon de ser y sus propias antinomias. Pero momentos tan dificiles de ja historia de Venezuela como la coyuntura de la Independencia o mas cerca, la del tiempo actual, constitnyen situaciones més apremiantes y diffciles en relacidn con Ie exigencia de «creacidn institucional», Por eso resulta tanto mds interesante hoy esta reflexidn, 50 Ei, Pensonaiismo Pouttico en paises de desarrollo discrénico’ la adecuacion arménica de los Wérminos en liza es aim més dificil y compleja porque Ja oscena es mAs complicada y la sensibilidad intelectual no se ha desarrollado suficientemente en torno al tema®®, Es la raz6n por Ja cual nunca se insistird demasiado en la necesi- dad ineludible de reflexionar sobre los propios mundos para encontrar las claves del desaffo ante el cual se encuentran «das sociedades amoricanas»”", Por eso la reflexidn no sélo es ineludible, sino que ademas, ha de ser inteligente y sensible frente a los problemas y a las eventuales posibilidades insti- tucionales de enfrentarlos, No se puede perder de vista la pro- porcionalidad en que deben estar en situacién de desplegarse Ja proocupacidn, la reflexién propiamente dicha y la respuesta oficaz a las tensiones de la institucionalidad con e) contex- to para contribuir a hacer de la institucién no algo objetivo, dado, externo a los sujetos de la sociedad protagonista del pro- ceso. Parque, en cierto grado de desarrollo de las sociedades es lo descable que la , es decir, no toner clara 1a conciencia de lo que realmente son por no po- seer los instrumentes que hubieran hecho posible ese anto-conocimicnte esencial para ubicarse on ol mundo y en la historia. 21 Ast se referfan a cllas Jos esindiosos de! XIX como Simén Rodri- guoz, Francisco Bilbao, Dumingo Faustino Sarmiento, etc. 51 G, Soriano ve Gaxcta-PELavo. voluntades de los demas puedan estar eventual mente en sin- tonfa con mis voliciones y pareceres. En términos coloquiales, se trataria de instalar unos comportamientos que conduzcan, no a obtener las cosas en virtud de que se tenga una «palanca» 0. un «amigueter que nos las facilite por las vias personales que él asiinismo pueda mover o controlar, sino en razén de que exista un ordon objetivo en el que estén calculadas las cosas para que tado funcione organizada y arménicamente; para que baste con ir a la taquilla a obtener Jo que objetiva- mente esté inserto en la norma y en el orden ptblico de la existencia. ES NECESARTA LA REFLEXION En consecuencia, la relacién inversamente proporcio- nal entre personalismo e institucionalizacién no debe olvidar que oxiste, a su vez, la paradoja subyacente que envuelve a Ja creacién institucional en Ja sobre-emisién de enezgia de la voluntad personal que la mistna exige. Por eso es tanto mas in- dispensable la reflexién profunda, clara y screna que conduz- ca a los agentes politicus a entenderlo, canalizando adecuada y propiamente los impulsos y fuerzas de su accion. Desde esta porspectiva debe resultar claro y convincente que reflexionar es hacer, actuar y que toda accién politica exenta de reflexién puede estar destinada al fracaso que, en este caso seria caer en el circulo maldito de la perdurabilidad del personalismo polt- tico y la negacién in aeternum de la posibilidad de instalar un desarrollo institucional perdurable. 52 ANEXO SINOPSIS DE LOS RASGOS DEL PERSONALISMO POL{TICO A TRAVES DE LA HISTORIA 105 PERSCNALISMCS DE LA HISTORIA ANTIGUA \ En los imperii mundi [Fgpp, Mesopclanio, Pesos, Mitas} Despotsma forentl o hocracios En Grecia y Roma = Tironia; Los hay buanes y inalas, oduct dl isis peg egttimided, retstica, habilidad politica, cemagogia, mmorioulacér del populacho Despotismo: Popio de gobierno de fos puebios barbaros. No cuenton na egaised rio regitimidad Didodura: Mogistature legal y iagiima, empora {6 meses) para sclicionarpicbleras en épacas de crisis, Cesarismo: Personalaaciée de lo dictodura, Pretorionismo: Exoresién rofigamaricana actal de remingcencia romana para iicar al militarism, Frincipado: Gobiem del prcegs 0 pilus inler pores. Dominado: Forma de sutocracio 1 de poder despite sn desconocimisrto absclulo ce la agalidad LOS PERSONAIISMOS EN EL TRANSITO A LA EDAD MEDIA En el Imperio bizantino (Cescropapismo bizanfino: Unién estore cl abso poder politica con el adsoluia poder ieligioso Personalsno nepdtico: Despoledos de Rodes y Beso. Trdkco de infuercios aolticas farriliares. IOS PERSCNAIISIAOS EN LA EPOCA MODERNA Y CONTEMPORANEA. En los reinos bérbaros rbarcs electives: Semocracias widimertrins derde ot Rey, Fecueriamente itor, ara elegice, En los reinos de Castilla y Sicilia ' Estodoincipiene; Eetccio : persona inteligante e instihicionalizador del poder (Alfonso X de Casila y Federico I de Suabi Rey de Sica} En la Constitudon diarquica de elgunas ciudades italianss w= Podesti: Gabernane extano absalto para retire vere police del aqpola gasse @ Capitaro del popolo: Gabe:narte axlero obsolete para esi a veer palico oe: opal mit En el Renactmiento ‘El Principe de Maquiavelo com méxima expiesion of personalisme politico. En el arranqve hacia la ern poder personal del Rey {idenificado con el Estaco en frase de luis XM: FEtt ¢ est moi) impwiss la Monorquia Absclues y la insiiucionalizacér del Estado con un voluariso sinstiucionalizador En la vispera de la Revolucion francesa Cond itustrado !o ser el primar senedar Ciece la presencia dl Esedo en Fado os dios de ls vida En la post Revolucion francesa £1 Bonapartiamo, epresenindo en’ diferentes tiempos por Napoleén Bonopae y is Nopoleén Nopoleén Il, exacerbo as tendencias del Despotsime iustads, Se expresa como domnracién del Jefe corsmatico a! scueble en armas» ¢ la cabeza de ba Nacion, Gobiemo petisciara cel poxulache, Paraddjcament es Napcen Bonaparte el cnimador dele cediicacién madera con elfg| Cede Napatéon 21 1804. PERSONALISMO POLFICO HISPANOAMERICANO 5S, XIX ¥ XX sta presidide por E: desarrollo dserénian coexisencia de dias expresiones femporoculhrdes, lo que implica pesece de rasgos de vriados «pesona:snen de lo Historia Lriversall Uns stuocién de transition insitucional lo cual Irae porajado ure evidere yligica deb :oea Ge los instiuciones) El mime'smo derivado de oltos personalismas de ka Historia Universal (oosible y detactacle en cade uno de-los casos poriadares:dictedute rmmano; realeza medieval idec del condotiero: meraica absokto; éspota iustado; beaopartisma; letsltorieme!, hheidencia del eskamentalisme militar: de ont gua cufio len el coso de los «coudilas»postroes aos gueras de emoncipociin lo que da lugar ala acufccin del Ermino caudillimno), y de nueva cufo, fen el caso los militares tornados en la Escueia Miitar, Chortilos, West Poin, Saint Cyt Panama, que otoducen una expeesiin eestomental de! eletcicic del coder} Con una envomuo pot fnmal de orga liber democrdtico: de una hermeréutico signada por 0 necesidad histioa favluconismo, posivism, morssma] Cor la presencia ce los consones protlemes de la legiimicad {oarsmdtica, racial lees, radicional, funcional y da2 lagdlidad tiga iskrico,racioxel 0 sociolgies). » Con lo piesencia de los constonts @ rres.e tos problemas de lo insticiancs dad ala sucesién y del confinuismo (eleccién continua En una siuocién os', 2s impcsible esablecer “nolagias, per otizac ones y terdencas. la ren'cad iende 2 ser exdlica y dcimente sometce a concepuciizaciones precisas. Impsior simplemente ios rosgos generaccnales crorakigicas toma bose de in aerice zac __ LOS FERSONALISMOS EN EL SIGLO JX En la primera mitad del Siglo XX: Gobiomes rotalitarios Rasgos Contalsmo, Estotiaac’én y estaisme ideolegizacién dela vida pin y sindiea Sintelismo exarerbede median gesta, kx imagen y la polabe. Hegemosia del poriide Unico y de su jetotca, Instumeniakzacion lagiinadcra del vob Vigencia del Fulrespinip agemanta delle Ecrblecmieio dethecro frencialurgués/ clear; na/ adi; tevocionain/gusoro, a | Aedrenamiavo maciare al ero: Bendos crnatso seria y en benefice éghnen Concepcién ocicligco del Dacha [slo es vido a Derecho proidgado giv yen merchaleimpeti de bey Nacionalismo y recurercia ol cigumento de le guetta Menor smo y aleracion de le Historia nacione. Exacerbacin de i propogarde y donna de kas meckr con finas poiticas. iszclogizocin ola educcién on edos 9 anges, Ateocién del engucjy de ss signcades, Peneracién en iodos las “ersticios de fo vida poalica y arya Stiviegia de la clase poltica so’icialy sobre lo sociedod, De endencia “audios Coxe: San De erdencia covsewadara 9 de dered, Cosas: Hiller y Mussolin lopecu vidoe de’ cass de Francis Froneo en Espota

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