Sunteți pe pagina 1din 122
Jeffrey C. Alexander, Bernhard Giesen, Richard Miinch y Neil J. Smelser (compiladores) El vinculo micro-macro ‘Universipan pe GUADALAJARA Introduccién De la reduccién a la vineulacién: la vision a largo plazo del debate micro-macro JEFFREY C, ALEXANDER ¥ BERNHARD GIESEN [Nuestro propésito en esta introduccién es dar una visién a largo plazo del debate entre las escalas micro y macro. Més que para Sear los ensayos que siguen, que ya de por s{ son poderosos argu rentos, proporcionaremos un marco histrica y tebrico dentro del cual podsfan ser leldos. Al proporcionar tal marco, esperamos I sar la atencién hacia el significado extraordiario de los esfuerzos que siguen. En la conclusin de este volumen, nuestros colegas ‘Smelser y Minch retoraan a los argumentos ofrecidos en una forma sis concrola y comparativa. Los siguientes ensayos conteibuyen a un debate que ba surgido como una cuestin clave en Ia sociologia contempordnea. El pro- ‘lems micro-macro trasciende las fronteras paradigmticasy, al ser ti, fuerza a Ia comunicacién entre diferentes tradiciones en ria'y ala integracién disciplinaria. Aunque el tema rmicrosmacro ha tntrado en la teorizacin eacialdgica como una cuestiGn especifica y firmementeestablecidasélo en las vltimas décadas, su prehstoria Puede ser seguida desde el pensamiento medieval tardfo pasando por los debates metametodolégicos de la posguerra acerca de la enca, la epistemologtay Ia filosofta politica. “Argimentaremas que la dicotomia micro-macro deberia ser vista como una distincién analica y que todos los intentos para vincu- larla con dicotomias coneretas —tles como “individuo versus so- cledad” 0 “accién versus orden”— estin fundamentalmente mal ituados. Sélo si es visto de manera analfica, adems, el vinculo tenire micro y macro puede lograse. Durante su prebistoriaintelec- 10 EL vineuo weno macro tual, sin embargo, la mera distincidn entre micro y macro fue supe- ada por otrs oposiciones conceptuales. Poderesas dicotomis filo- séficas tferon esta nocién diferenciada de manera més analtica ‘con dispuias profundamente pamidaris apoyadas con frecuencia por conflictos politicos y sociales. Est rasape del tema micro-ma- 10 con distinciones epistemoligicas, ontaldgicas y politicas origi 16 feroces disputss que demandaban que se tomaran decisiones entre allerativas incompatiles. Tal opcién de todo-o-nada obs- {rufa todo intento de reconeiliacién. ‘Transmitir el tema micro-macro de debates filoséficos y polit cos generales y globalizantes hacia el émbito disciplinario de la ciencia social, creemos, matiz6 gradualmente las oposiciones y Conflicts implicitos en las formulaciones presociol6gicas del pro- Dlema. El esfuerzo para constlur a a sociologia como una di plina clentfica ayud6 a cerar la frontera a cuestiones ontolégicas y ‘metafisicas. Fl resultado fue que por primera vez el problema pudo ser tratado de manera espectficamente socioldgica en vez de floss fica 0 polttica. Mostraremos que en su fase inicial,elisica, la teorta sociol6gica funde las dicotomfas combinadss con srgumentos acer- a del carécter general de los procesos empiricos. Las cuestiones vinieron a enfocatse en si Is accié era racionalo inexpretativay si era negociado entre los individuos o impuesto por as 0 emergent. embargo, la traduccién 4 la teorlasociolégics no “secula 26" completamente el debate ro. Aungue la imposicién de la disciplina empirica evitécierios extremes filos6ficos y apunts a ciertas posibilidades sintélica, en lo medular la controversia sim- plemente s0 trasladd a otro nivel. Sin doda el periodo poselisico fue testgo de una resurgencia del debate fils6fico que polari26 de revo Ia cuestin, Cuestiones polices y explicativas se enfrenta- ‘on una vez mis, la misma posibilidad de propiedades emergentes fue gravemente puesta en duda, y surgié la controversia metameto- oldgiea especto a los limites de la sociologia como wna diciplina ceaiifica, El debate filosofico fue seguido por una nueva ronda de argu- ‘mentacidn dicotémica en la sociologia. La respuesta esta fase, « su vez, dependis det intento de conceptualizar el tema micro-macro como Una distncidn entre lot diferentes niveles de Ia realidad em- piica. Esto, ercemos, ha sido el logro caractefstico del debate so- emmopuceen: 11 jldgco en su fase més reciente, Més que confront concepciones imompatbles sac de cont ea ein socal os a tos eicosprsenados en exe valumenpretendendesubar ‘irclones empires entre diferentes niveles dela realidad soca {ts lfrencicionanalica del elaion mro-macro ha gene- etn nieve nivel de discurs itrparadigmsticn y un nuevo plan- ‘feniento del probena: el conf acerca de a reducion es | semplazado por Ia bisqueda de vineulaciGn "Beaming hacia la vinculacin y las posibilidades implicitas pa- sala sintesis teriea fueron preparades por la teorizaciOn temprana de Max Weber y Talcott Parsons. Sus teorias se resisten a la claifi- facién sea como micro o como macro. El movimiento actual de la feduceion ala vinculacin estdinspirado por el ejemplo establecido por estos primero intentos de sflesismicro-macro, aun cuando no ‘ga alas teoras misma 1. Antieedentes floséticos [A pesar del esfuerzo actual por superar la rigurosa oposicin entre lat aproximeciones micro y macro a través de la diferenciacién smaliticay la sftesis te6ric, es imposible dejar de lado el hecho de aque el debate actual presenta la impronta inconfundible de contro- ersias anteriores, En nuestra perspectiva, esto no representa tna Uebilidad de Ia teorizacién contempordnca: sugiere, en cambio, su fuerza y vigor frente a las demandas del razonamiento del tipo pu- ramente inductive, "Aungue superada y, hasta cierto punto, transformada por las ideas socioldgicas elisieas, la distincién miero-macro se encuentra entre las principales oposiciones del pensamiento occidental, van- {do menos desde Ia diferenciacion medieval trdia entre el individu Yy clestado, Al entrar al discurso académico y al éebate politico co- Ino parte de la disputa nominalismo versus realismo, ayuds a for. mmarel antecedente para controversis tan duraderas como la de que Siel todo es mis que la summa de sus partes si el estado y la socie- dad pueden reclamar primacia ontolégica y moral por sabre los in- dividuos, y si el significado de las conceptos puede ser reducido a fu referente empiico o implica alguns idea trascendental ‘Aunque relacionadas entre sf por referencia a una ontologia co- iin, y frecuentemente interconectadas durante Ia historia del pen- Samiento moderna, las dimensiones epistemolégica y poltica y 12 Ex vincuto micxo macro Consttucional de esta dicotomia pueden distinguirse entre sf. Con el cambio de siglo, el neopositivisma y Ia ereciente presi sobre la losofiaantipostivista para lidiar con presuposiciones epistemol6- ageas, generaron nuevas formulaciones del viejo lema. El vitalismo en biologia y Ia teorfa de la Gestalt en peicologts defendieron la po. sicidn macro en contra del conductismo psicoldgico radical y elf sicalismo cientiico riguroso. El anlecedente floséfico pata esta 'ltima posicién micro {ve provisto por la postuacién neopositvista de una ciencia unificada basada en la ontologia atomista y a melo. dologia experimental de Ia fisica moderna, Las repercusiones de estas primeras disputas epistemolégicas y ontolégicss, co. ‘mo mostraremos mis delante, continuaron sintiéndose en los deba- tes metametodol6gicos de la posguerra y en las confrontaciones acerca del problema mente-cuerpo en Ia flasofia contemporinea de la ciencia social La rama politica dela dicotomia micro-macro data desde la con- twoversia acerca de las coasttuciones frente a los derechos divinos de los reyes. Estuvo también relacionads con los argumentos acerca de que Ia nacién emergente deberte ser la base primaria pars 4s lealtad politica en comparacisn con la comunidad social comptes. {a por los individuos. El pensemiento contractual de los moralistas ‘gual que el Iberaismo de John Stuart Mill establecié 1a tradicida individualisia en Ie filosofia politica. Esta, denominada tradici6n anglossjona, ha formado el antecedente para la microotien- lacidn en el debate sociolGgicoclisico y contemporéneo; no debe ov darse que toms forma en contra del pensamiento poltico continental dominante. El idealismo alenin de Fichte, Hegel y Herder, y el naturalismo revolucionario francés de pensadores como Rousseau, proporcionaron Ia orientacién holista de la que surgieron las macro. formulaciones clésicas y contemporineas. Aunque el desarrollo del ppensamiento socioldgico en los pasados cien aos ha tendido « mi- har esta relacidn entre preocupaciones geogréficas, culturales y teéricas, Ia historia de los conflictos entre los estilos nacionales iertamente modes un impulso para la reunién de teorfa germano- nortcamericana dela que surgen los ensayos de este Volumen. 2. La separaci6n micro-macro en Ia teorfa socioligica clisica En Ia ltima parte del siglo xix y os peimeros aos del Xx, las di- cotomias filesficas vinieron a ser reproducidas en afirmaciones ermonveccy 13 fundantes de un modo de discurso nuevo y més empirico: Ia teoria sociol6gica. Aunque general y abstract, 1a teoria socilégica {2 dels filosofia por su compromiso explicto con la ciencia empi fia. En la teoria Sociolégica, ls preocupaciones no empricaslales como la metafisica y la moral se hacen partes implcias del discur- ‘9; raramente queda definido su cardcterexplicta. Se convierten en “presuposiciones” de Ia argumentaciéa sociolsgica. El debate filo- silico acerca del individuo y la sociedad se traduce precisamente fen este nivel general, presuposicional, ¢ incluso con frecuencia se Te conduce en terminos de Ia naturaleza de bechos concreles, empl- ‘Aunque Marx con el tempo produj el argumento mds influyen- te en favor de una perspectiva puramente macro en sociologia, el 1 éalasis en sus escritos tempranos estaba en Is conctencia y la te- 6a. Al ter el idealismo de Hegel “ala tierra” através del mate- rialismo critico de Feuerbach, Marx trajo a colacin la fuera de la rncionalidad crftica al insistiren la cenralidad de la actividad bu ‘mana (praxis) por sobre la fuerza objetiva. Arguments en las “Te sis sobre Feuerbach” (Marx [1845] 1965) en contra de “la dacirina taterialista de que los hombres son producto de Iss circunstancias” y que “los hombres transformades son producto de otra circuns- tancias”, Tal docisina olvida,insiste, “que son los hombres quienes modifican las circunstancias” Este énfasis radical en el cambio ac tivista de las circunstancias claramente da un lager privilegiado al nivel micro. Cuando Marx continda argumentando en contra de “la octrina materialist” sobre la base de que “necesariamente legs & dividr a Ta sociedad en dos partes”, uno comicnza 1 proguntarse {qué tan radical podita ser este primer llamado al microanélisis. (La Fcftica del materalismo significa que debemos concebi a los ini viduos y ala conciencia sola, sin ninguna referencia a las esirvcts- ri supraindividusles? Esto, por supucsto, no era el caso. Que no fo fuera, ademés, nos dice algo importante acerca de cdmo el vfaculo miero-macro puede ser concebido socioldgicamente. Desde los mismos comienzos de los escritos sociolégicos de Marx, es elaro que nunca concibi al actor de manera individualista, ydebido a que no lo hizo, sunca st {seria un foco puramente micro. La praxis que eatnbia las circuns- fancias en los eseritos tempranos de Marx es una forma de comunicacién interpersonal, que logra su equilibrio criico al 1d Evineuto micto Macro hacer un llamado a sistemas profundos y universslistas de ereen- cia, esto ¢s, creencias que unen a los individuos aislados. Como explica Marx ({1842] 1967:135) en uno de sus primeros ensayos de este periodo: "Las ideas que han conquistado nuestra intligencia y uestras ments, las ideas que la azén ba fundido en nu cioncia, son cadenas de las cusles no podemos separarnos st per nuestros corszones.” Enfocar la conciencia individual —sea en lun sentido cognosctivo, moral o afective— y el nivel micro, en otras palabras, no necesariamente implica una posicin individua- lista que ve a la conciencia individual como carente de rel cualquier proceso especificamente social o colectivo. Lo que s sig ifiea, sin embargo, es que tal fuerza colectiva debe eer conceplua- lizada de manera subjetiva El tipo de microandlisis empiico, al que estas formulaciones subjetivas del orden colectivo pueden evar, lo sugiere el enfoque de Marx sobre Ia alienacién en los Manuseritos econémico-llosof- ‘cos. En contraste con una escitura puramente filoséfica —por ejemplo las tradiciones ideatista temprana y posteriormente Ia ex- istencialista—, la alienacién no es vista aquf como una condicién fontolégica, una concepcién que garantiza {a dicotomia iredimible el individuo (micro) y la sociedad (aero). Marx describe la alie- racién, en cambio, como un hecho empirico contingent. Esto le permite Ia posibilidad de pensar en términos de niveles intercelac ‘nados. Al argumentar que la alienacin es sin duda una experien individual de extranamiento, sugiere que puede ser vista simullé- rneamente como wna “Iraductin” en el nivel individual de condi ciones interpersonales estrucurales. En estos escrtos tempranos, sin embargo, Marx no insite en una homologta completa, en Ia re- plicacién de condiciones macro en las micro, Ha llamado vigoross- mente nuestra atencién hacia el nivel micro de Ia alienacién por luna raz6n: cree que revela una mediacién relativamente 2uténoma del orden colectivo que debe ser estudiada por sf misma. Cusndo Marx ((1844) 1963:131) insste en que es la alienacign la que crea Ia propiedad privada, no la propiedad privada la que crea Ia aliena- cicn, esté argumentando que la experiencia individual puede ser ‘uns variable independiente significativa en el andisis macrofocio- Jgico aun cuando no sea considerads Ia fuente del orden social en ‘una forma presuposicional swmnoovecon 15 En su teorizaciGn posterior, Marx cambia hacia un enfoque macro nds exclusivo, pero no porque se haya movido de una posicin filo- ‘shfica individualista @ una colectivista, Antes, su enfoque se centra- ropiedades emergentes localizadas en el nivel empirico lespués su enfoque se centra en las propiedades ‘emergentes localizadas en el nivel empirico del grupo, la colectivi ‘ad y el sistema. Continga, en otras palabras, reconociendo Its pro- piedades emergents,y esto significa que sus presuposicion fel orden —sea un orden 0 “colectivista” (vésse ‘Alexander 19822) permanecen iguales. Lo que bs eambiado no es ‘51 aproximacién al orden sino su entenditniento de la accién. Como argumentaremos de manera me sistemélica en este ensayo, tin em ‘argo, este tipo de transformacién puede tener consecuencias signi feativas para el vincule miero-macro. Debido a que ha cambiado de ‘una concepeién expresiva de a acci6n a una instrumental en los es- critosposteriores a 1845, Mars no utiliza la alienacin para subrayar sf extrahamiento emocional, ni para establecer, sobre esta base, la necesidad de un microenfogue. La uss, en cambio, para enfatiaat la iad cosificada, antiemocional, de la accidn en la sociedad capi- sobre estos fundamentos, la imelevancia de nal” micro para el anilisis sociolégico (véase ‘Alexander 1982: 48-53). Debido a que la transformacién en mercancta ests “al mando” y rige el valor de intercambio, Ia sensibilidad concrets, particular, ‘que Marx cree subyacente a la interpretcién humana en las socie- ddades no captalisas, es imposible. Debido a que los actores son re~ ducidos a seres que calculan su ambiente extero mecénicamente, Ia atencin teérica se sparta enleramente del microanilisis de la el motivo y la intencién. Los captalisas y trabajadores son regldos por las leyes naturalist de la Vida social. Es el movi= miento inevitable de la plusvalia absoluta a Ia reletiva lo que los ‘mpulsa ala revolucién socialista. Las crcunstancias objetivas aho- ra cambian ala gente. La brillant elaboracién empirica de Mare do Ia accién instr. ‘mental, y de la manera en que es restrngida por las macroestuct 15, hizo paradigmético el marcismo tardio para toda teoria sociol6gica que buscara el privilegiar el andlisis macro por sobre el micro, Este énfass estructural, a su vez, ha creado problemas fon- 16 Ex viveuro cro macro ddamentales para el neo-marxismo occidental que ba intentadoresta- blecer la centralidad de la conciencia en la tear eitca La alterativa clésica tal sproximacin estructuralista al orden colectivo fue establecida por Durkheim, quien, desde el principio de su carrera, buscaba una forma de combina I conciencia de la socie- dad con el compromiso con el individuo. La conexién de Durkheim con las tradiciones filos6ficas del holism y el realismo es bastante clara, como en su famosa declaracién en Las reglas del método so- ciolégico (Durkheim [1895] 1938) de que “Ios hechos sociales son cosas” que tienen una relacién “eoercitva” con el individvo. Pero la ‘misma afirmacién precautoria debe bacerse el estructuralismo durkeheimiano como se hizo del marrstay por la misma raz6n, Aun en su vena mis dristicamente macro, el compromisa de Darkeim con el realismo sociol6gico en contaposicign al realismo filoséfico, lo lev6 a enraiza a la sociedad en I interaccin, un esfuerzo qu permitis evitar el maximo extremo antindividuaista. En La division del trabajo social (Durkheim {1893} 1933), por ejemplo, localiza Ia Tuerza social macro en los “elementos no contractuales del contra {o", y ve a éstes como emergiendo de intervenciones funcionales de lun estado que busca el orden. Los origeneshistrcos de la esructa- 1m social modema estén vinculados de manera similar, en el libro dos de ese trabajo temprano, a la interaccién cancreta, en este ca80 @ la densidad creciente de Ia poblacisn y la lucha resullante por la so- brevivencia. En Bl sucidio ((1897] 1951) Durkheim vincula las “co rentes suicidégenas”reiicadas, que tala como campos de fuerza en un sentido puramente macro, con pateones de interaceisn en dife- rentestipos de grupos solidarios. ‘Aunque los compromisos de Durkheim con el razonamiento em- pitico pueden haberle evitado fos excesos realistas de la teorizacin filos6fica, no ¢s menos cierto que en estos primeros escrtos con- ‘ceptualizé las propiedades emergentes como exclusivamente, ma ‘10. Solo en la medida en que su pensemiento se desarroll6 en la ‘década de 1890, Durkheim encontrd una forma de eviter la anitesis de Mare entre la determinacién individual (micro) y la social (ma~ sro). En cietto sentido, redescubrié la intuicién del Marx joven, LLleg6 a entender que sila accién era conceptualizada como simbé- lica y emocional,entonces el orden colectivo podria ser visto como ejerciendo constreimientos, por su habiidad de uniformar el ej Cicio de esas capacidades valuntaiss. Esto llevé a Durkheim & re- n Semooveesos 17 conocer, en principio, que una teorfa socal basada en un emergen- tismo podia tener un enfoque empiricamente micro. Por tanto, cuando Durkheim se trsladé hacia na teorfa funda- smentalmente “eligiosa” de la sociedad, isistio en que los elemen- tos mis poderosos de los sistemas de simbolos dependian de lo sagrado, y que eran efectivos slo debido s que extrafen los sent mienlos mas protectores de las personaidades individuales (véase ‘Alexander 1982b: 259-268). Cuando Durkheim ((1912] 1965) desert ‘Wa edimo los aborigenes, en su ceremonia ritual, se transformaban en figures del animal toémico, éta era una descripcionteica, no nica mente etnogrifics, Haba descubierto emo la accién individual re- producta el contol social. La accién consists en representaciones interminables, actividad simbélica que concepiualizaba las repre- sentaciones colectivas en na forma adecusdamente individual. El microandlisis ciertamente se justificaba por este dltimo modo de Ia teorzacién de Durkheim, porque se crela que Ie iluminacién los procesos perceptuales y de los intercambios emocionales simbélicos estaba en el coraz6n dela vida colectva, Durkheim, sin ‘embargo, nunca desarrollé siquera los rudimentos de una psicolo- ia social que pudiora explicatsalsfactoriamente tal microproceso Esta fall, combinada con su compromiso positivsia con regulat Ades observables, “Iegales",y su celo misionero en defensa de la sutonomia de a disciplina sociolégica,significs que las microcua- lidades notorias desu teorizacién posterior nunca fueran teas sis- {emiticamente a Ia luz, sea por Duskleim, sus seguidores 0 sus intéxpretes en la escena contempordnea. Al igual que los escrtos lardios de Mare se hicieron paradigmiticos para los macrotesricos ‘que escribian dentro de una tradicién racionalista y materialist, la scoria posterior de Durkheim se convirtié en el relerente “lésico fa los socidlogos que crefan en Ia subjelividad dela accin, pero je consideraban que estaba ordenads en una forma estrictamente oy antivoluntarista, ‘Duritheim y Marx, enfonces, con todas las complejidades posi- bilidades de sus trabajos, produjeron argumentos fuertemente polé- ‘micos para un énfasis tendencioso hacia Io macro (Alexander 1984a). Dado el rango de discurso filosdfico que se encontraba en l fondo de este debate clisico, em inevitable que sus posiciones fueran puesias en duda por teorias que polemizaban igualmente fuerte de manera micro y antestrucural. Asi como Durkheim y Marx enfrentaron Ia defeasa presupesicional del enfoque colectivo, 18 EL vivcuo sacno wacxo o emergent, con suns extalesicos tes como la idolog, Sse ied ton nog “ati” eon | ‘rayado por lems pontesplticos. Tl pragmatism soneamericano, desaolado en antagonismo directo con el Weal trscendenal no en su forma Kanna | como hegelan j catndo menos en su mod jmesane (Levis | Smith 1980) se preent como uns fue teacion a realismo 8 | cunlguier tipo. La experiencia individual en la perspectva pragrt- icy sls frente de dens, el significado sarge den interacton no's avers, El taba de Mead representa Ia aduclén mia pificativa del loslia pragmatics ters soctaogia ns pirado por I ideologt noneamedcan, que Snsiia ene earkter Psi ymaeable dest soled democrie, Mead (934) 1964) {gual la sociedad con un urgo El movimiento den actor dado serve provocado en respssia a aceon de ot, no puede veme ome el prodsto dena fuerscoleciva a prior La eacelsn de chr jgstor, sn embargo, deine en formas eipiicatvas el mero fentdo de a acca ala can respond ese eg. En eo ‘encia de tales situaciones de juego, las acciones y las respuestas se | convierten en la fuente extica para establecer patrones en el orden social. Concebida as, Ia teorfa de Mead lleva a una microsociok sia carente de macrorreferencia. De hecho, Mead casi no escibis Acerca de los proctzos intitucionales o de la constituciéa inter 4e os sistemas cultures Presentar a Mead de esia forma, sin embargo, es destacar slo tuna facets de su trabajo, aunque sed la facetaescogida y enfatizads pr sus sucesores en la trdicién interccionists. A pesar de que el significado puede surgir s6lo de la inleraccién con otros, crea ‘Mead, las percepciones de los actores de estos otros gradualmente se hnacen tan generalizdas que acerean una “rebanada” de sociedad deat desu caer, Esabaconvencido, adem, de qu I misma | tspomancidad y alsoriead dee acebn groan qu ee oto g tenlizdo no ied radialmeste de vt actor a ato. For tana, ing lot jgoe son comtingeniesyprocden staves de reper: te, cada iniencin y cada compress iin ats de oe ive- ies do expeciaivas que constuyen rps. Lot acres de Mead Inverprtan areal retindose estndaes sociales, yl misma idea de etndaes implies alguns rgilaridaesieerperonaes. Iermoouceiw 19 El trbajo de Mead, por tanto, presenta un microantlisis abierto 1 mis preocupaciones colectvists (Alexander 19850), al igual que Jn teoris de Durkheim presentabs una macroperspeciiva que se atria lo individual, La teoria de Mead, emus, prometia Heger ms allé de la posicidn de “homologta” o'“teproduceién’ que lini. taba et rango de la microteoria de tipo durkheimiano, Ast come Durkheim carecié completamente de tna psicologta social, Meed ‘arecfa de una teoria institucional. Para Durkheim, esto signifies {que las posbilidades de una vinculacién macro-micro pasaras inad verldas; para Mead signiics exactamente la misma cosa, Ninguno 4e los seguidores de Mead ue capaz de discerit en su microandl sis un vineulo colectivo; era la experiencia, no una estructura mes iad individvalmente, la que se convitis en la marea del mictoandlisis interccionisa Problemas similares afectaron el otro desarrollo principal en el microandlisis que veiaa la accién de manera subjetvisias Aunque Froud ciertamente no era un fildsofo, su enfoque en el individua re- Aejaba movimientos intelectuales mas smplics, tales como sl dar rismo y el vitalismo, que fueron retossignificativos para el realismmo en su tiempo. Las teoras explicitamentesociol6gicas del primer ps coandlisis, tal como esitban artculadas, por ejemplo”n "Group psychology and the analysis ofthe ego (Freud {1921} 1959), Future ofan illusion (Freud (1927) 1928), y Civilization and is discontents | {Freud [1930] 1961), desenbi les procesosgropaesextindvidua les como amenzas sla acciGn in zadas aera provis- {a por grupos y colecividades, sino que vinculd la exstencia mfsrma de estas tkimas con la fantasfay patologi individual. Las concebia como distorsiones de una realidad que podta ser eliminada ti os individuos se volvian mis racionals. De este fundamento te6rico $0 sigui el dictum de que todos los fensmenos colectives —gueras, revoluciones,instituciones, vida cultural— deben ser explicados coms ‘anifestaciones de las personalidadesindvidusles, Este epifenomena. lismo reduccionista lm sido responsable del enfogue radicalmente ra ‘ro de Ta ciencia social informada psicoanaliicamente hasta el da fe hoy. En dristca oposicign con esta reduccin est l teria clinica de Freud de ls personalidad, desarrollada més ampliamente y con mas 20 EL viscuo micno Macro yor substancia empirica (por ejemplo, (1923) 1961). Comenzando por el hecho primordial dela necesidad del actor de catectizat Ios objetos exteros, Freud describié una serie interminable de interna lizaciones objetaes. En la medida en que la catexis se difunde a ob. jelos que se encuentran mis alé de aquellos nutrcios, primarios, et crecimiento de la personalidad es impulsado por internalizaciones sucesivas. Por un lado, Freud ve al sujeto como constituido a través, de introyecciones; por el otro, ve actores tociaizados como insu ‘mos independientes a la estructura de los mismos objelos que en La teorfa clinica de Freud, por tanto, al dar st parte tanto a lor elementos extraindividusles como a los contingentes individuate, establecis las bases para una reconstrccién sistemtica del vinculo ‘micro-macro, Pero esta posibilidad teérica munca fue proseguids dentro de In propia tradicin psicoanaliica ortodaxa. El problema no era tanto la ausencia de una teoria institucional —el problema para el pragmatismo— sino fa presencia de una teorta institucional cuyas presuposiciones estaban en oposicién radical con aquellas que infor- ‘aban el trabajo clinico. Mead y Freud esbozaron el “otro lado” de la macrotcorta de Durkheim, expresando los procesos microsubjetivos que pudieran ser ordenados sin limitaciones constrihentes. Se prodyjo también abt una “microimagen de espejo” para la otra macrotradicién efsi- a, Ia teorfa del constretimiento sin subjetividad producida por Marx. Més que enfatizar la inenpretac.6no la emocién, esta micro- teorfa expresa Ia accién como objetiva, mecaniistay racional. La imagen marxiana de la accién como intercambio se conserva pero In critica ideolégica que une = esa teoria con el periodo capitalists se descarta. El punto no es que los actores no se comprometan en Ia vida social, sino que cuando lo hacen no son concebidos como #o- ciatizados previamente ala accién. Como resultado, caeulan su re- lacién con la realidad externa, mis que interpreta ia naturaleza de su adhesién a ella. Debido a que se sume que el céleulo es uns ca pacidad inherente y natural, los actores no necesitan set provistos por Ia sociedad con estindares interpretativos. Esia racionalidad ida, adems, mina la posible emocionalidad de la accién, dado que se piensa que ésta tiene implicacionesirracionales y por tanto incalculables. Esto debido @ que la teoréaracional de Ta ac - emopuccen 21 | comprometide con la nocién de que el comportamiento puede ser sredicho de maneras estandarizadas y objetives Este enfoque de Ia accidn racional, sunque tan instrumes como el de Mars, dfiere por ser agresivamente individualist, Sin ada, Marx concibié su propia teorla como una “erica de la eco- ‘oma politica” porque al aceptar sue presuposiciones acerca de la tecidn réchaz6 su individualism. La teoria de Ia accidn racional completa el ciclo del argumento; quienes la proponen frecuente- pene Ia conciben como una respuesta no s6lo al pensamiento sub- jativsta sino a las implicaciones coercitivas de teriss tales como ha do Mars, que insisteen encasillar al actor racional en un marco caectvo. sia version racionalisia de Is microteorfs no se present6 a si ‘nisma, con mucho, de manera tan cohesiva como el intesccionis- ‘m0 0 psicosndlisis, ni puede relacionarse con desarollos intelec- tuales tn centrale para el siglo xX. Cuando menos tres diferentes indiciones confluyeron en ella. El desarrollo més importante por su forma contemporénea ha sido el conductismo, la "psicologia sin conciencia® desarrollada por Watson y reforzada por los experi- ‘entos de Paviov. El conductismo sigue el énfasis darwiniano en Ia daptacidn y Ia experiencia pero excluye el énfasis pragmitica en iterprelaciOn. Representa la aceién como estimulo y respuesta y ve el aprendizaje como la aglomeracién de experiencias materi lesa través del veforzamiento fsico. Que esto estimulos y reforzi- ‘ments fueran frecuentemente ordenades, y produjeran a su vez un comportamiento ordenado, era visto por el conductismo como una ‘consecvencia feliz pero no intencionada de una interminable cade- 1m de interaccionesindividules El mismo énfasis en el orden no intencionado de Ia accién racio- ral estaba, por supuesto, en el corezdn de la teoria de la decision, ‘acional articulada por la economia clisica. Comenzando con el tra | Sao de Adam Smith (1776) y extendiéndose hacia el pensamento rneoclisico en el siglo %, ln teoria econémica ha desarrollado un cieulo simple aunque poderoso para predecit Ia aceién individual. Una vex mi, la racionalidad moti les signifcativos son asumidas como dados. Las precios desempe- jan el papel de estimulo; las compras e inversiones, el papel de respuesta, El orden social emerge de 1s acciones que tienen Un giro completamente individual y sutointeresado, Los mercados estruc- 22. Bu vivcuno micro Macro turan las oportunidades de manera que las tansacciones pueden sy ‘mutuamente provechosas y se puede establecerreciprocidad. Debi, oa esta “mano invisible” el microenfoque de la decisin racions ‘8 considerad suficiente pata sf mismo. En la historia de ls sociologt, el microénfasis propuesto poral cconductismo y Ta tora de la deesién racional reefbié un poderoso| apoyo por parte de la sociologia de Simmel (por ejemplo, Homans] 1958). Esto es iréico dado que la posicin filossfica de Simmel ee antinominalista_y que rechazaba enérgicamente cualquier entend miento antsubjetvo de la acc. Las peculiaridades de la recepeis de Simmel pueden ser rastreadas en las divisiones atliciles que cestableci entre diferentes dimensiones de su teorizacisn, particular ‘mente la distncién entre la sociologia formal y la metaisica ola so- ciologia cultural (Simmel 1950). Mientras que Ia metafisica tai con la subjetividad y especula acerca de generaidades, la sociologi propiamente debe exirer del contenido particular de I experiencia Y hablar solo acerca de las formas. Las relacionesformales tales co- ‘mo el conficto 0 el itercarabio deben, insisia Simmel, ser vistas rmeramente en términos de sus caractristicas cuantitativas —por ejemplo el nimero de personas involucradas y el némero y tasa de las interacciones, Dentro de los confines de tales parimetros objet-| vos, entonces, la estructura del orden social puede ser representads como emergiendo de la acca y la decisisn individusles. 1 ‘Aungue Simmel reconocié que conceptot generales tales como “el individuo” existen y pueden incluso ser reguladores significat vos de la interaccién (Simmel 1977), los represent6 como puestos, por fuera y por encima de las cabezas de los actores individuales,| Como resultado, frecuentemente represents a la interaccién como si procediera sin ninguna referencia a “conceptos” en absoluto (por ejemplo, Simmet 1955). No es sorprendente, entonces, que aspec- {os significativos de su sociologfa formal pudieran ser tomados por os conductsta y ls tedicos de intercambio como justificaciones ‘para formular vna sociologia puramente micro. Este examen de las taductiones sociol6gicas eldsicas de los de- bates filoséficos acerca del individuo la sociedad, aunque breve y cesquemitico, sugiere que desde el mismo principio el pensamiento sociolégico ofrecta la promesa de concepluslizaciones més sintl- ‘as, menos resueltamente antagonists de la relacin entre los dos. Por un lado, el compromiso disciplinario explicito con la “socie- hernooveern 23 dad” cre6 un interés inherente en Ia conexién entre el comporta- mento individual y colectivo incluso entzeteéricos socioldgicos ‘duccfonstas tales como los conductstas. Pore otro lado, el énfas ‘explictamente emprico en la nueva discplina foraé incluso 2 ma- ‘rotedricos tales como Marx y Durkbeim a buscar aterrizar sus ref- ceroncias alas fverzas colectivas en Ins actividades de individuos observables y actuantes. Si un sociélogo, por razones disiplinarias ‘cum presuposicionales enfatizé In significancia de ls fuereas co- Iectivas 0 de grupo, esto no signifi que negara la existencia de i fividuos actuantes en un sentido ontolégico. De hecho, esto ni ier significé que negara que el proceso individual, micro, tu viera un papel ertico que desempenar en el mantenimicnta del or- den macro. Debido a que las fuerzas colectivas que Durkheim ‘onceptualiz6 eran “ideales" pero también empitics, tenian que re- tidir,en términos ontoldgicos, en los estados interns de los indivi ‘vos humnanos. Como esto sugiere, los tedricos de In sociologia separaron las cuestiones de ls ontologia de las cvestiones de Ia epistemologia y reformularon ambos temas en términos ms esritamente sociol6- sicos (Alexander 1982a: 64-112). Para la teorfa socioldgica, Ia tpistemologia se convierte en “el problema dela acci6n”: es el ac- tor cognoscente racional o interpretative? Aunque, como sea que se postule fa accidn, la fuente dtima de este conocimiento esté ain por decidise. Puede estar localizada dentro 0 fuera del individuo ognoscente, Este es el problema del orden e indica el rescufa- miento de la cuestién ontoligica. La euestién del orden para la s0- ciologfa concieme a la fuente dtima de los patrones social concieme a la cuestién ontolg estos patrones 0 las indivi- duos que pueden o no apoyaris son reals. El origen de los patro- nes puede ser concebido de manera individual, en cuyo caso el “exédilo” por los patrones sociales, el papel de variable inde- pendiente, se da a los microprocesos de una manera contingent Jualmente, el origen de los patrones puede ser concebido como ‘que emana de alguna fuente externa a cualquier actor individual, en ‘ayo caso el actor individual, cuya existencia per se todavia es re- ‘onocida, puede ser concebido como la vitima de las circunstan- cias colectivas o su medio més 0 menos voluntario (por ser sociaizada). 24 BL vincwo micro MACHO 1a emergencia de tora scioligias «pate de a last, en- tonces, ace al tema mieroacro mwicbo ms sigaiiatvamente complejo. Para la teorasocolie, lo micro puede ser eoncsbido om un nivel de andisis que merece consideracin independiente St euand ot ndividee puede no ser consderado, sea ontalgica 0 Inetatsicament, como la fente del orden por derecho propio. De- ido a ue a socologiainssteenunenfogue empiio,y debido a {que su vocacin discipline est divgids a a sociedad os temas des contingencia yt libertad no estén conectaos de manere herente con un enfoque en el inivido per se. Es por eta razén fo aque Ta isptaempca iene tan smpio ro g0 Peele a tal eomplejdadpresuposicons, cuando meds se han considerdo cinco enfoques principales des relacién micro-acr, ort sociolgica be mantenido que 1) los indvidus raciona- Ics propostives, ean a Ia fociedsd mediante actos contingetes octad; 2) os inivioos nterpretatvon ean Ta sociedad dant actos coningents 6 Herta; 3) los indviduossoialia- den recrean fu sociedad como una fern colectiva mediante actos ontagentes de iberta 4) los indviduossocalizados reproducen {tu sociedad al traduci el ambiente social existente en un mi- Srosmbit, 9 5) lo individuosracionlesypropostives ceden ae fn vociedadebigo «que son forzados hacerlo por contol socal xterm. ‘ara expicr esa gama de psiiidaes es vital entender que en ta teora socitdgia ia cuestin de I acelén est sepuada de Ta Cueto det orden, ued dole a posi cnet qe nie in responsabilidad primarn de fos invidos por ano niegve St ntoqueprinimente i sta posi ncn ale den sin emburgo, puede ser asciad con cualquiera de las dos ferentes format de entender a accion: a objtiva instrament ola Subjtiva imerpretaiva, La tora colecve ue adopia un enfoque obj ncn ign percepanes seas dl ven tuniguierpepel empiico en ssolio,militanéo en contra de cusl- Get enfoyc prea en omic oenel vel individ msm, Bites la open 5. La teri colectva que adopia un enfoge inter- pctv, en conse, hace cena si prcepl6n subjetva, aun- Jue inate en qu los contenido de exe preopeign van ms alle deta comtigenca dos actos individuals, En eta tdci tebri- ts, los mcfoproceso ben pueden converte en los puntos cena~ fel al Intro empiio, aunque sea slo porque endmencs tales mosvccon 25 como as personalidsdes y Ia interaccién son concebides como “bandas de transmisién” contrales para los hechos colectivos. Sila subjetividad individual es concebida asf como mera reproduccii tenemos la opcién 4, Si, sin embargo, la teoria subjeliva colect {ada al nivel micro autonoméa analitica esto es, si reconoce que el individuo socilizado re-crea durante el proceso de reproduc- cidn— entonces tenemos la opcién 3. Para las posiciones teéricas que enfatizan Ia contingencia com- pleta de la accisn social, incluso la aulonomfa analitica no es su ciente. Lo micro es igualado con lo individual, y ste es visto como Ja fuente primaria del orden mismo. Para entender incluso la rele- vancia de esa iltima tadcién para el debate micro-macr, sin embar- 40, noes suficienteenfocar el tem del individualism solamente. Las concepeiones individuslistas del orden, tanto como las colect tas, siempre estén informadas por diferentes formas de entender la accién, Las teorfas individualist pueden enfatizar el earécter ra- tional y objetivo de la accidn, en etyo casa el microandliss se en- foca en fenémenos empiricos tales como costes, inversiones ‘oportunidades (opcién 1). Si, en contrast, se destaca la subjeivi- dad del orden individualist, ef microenfoque cambia a os procesos de interpretacion y a e6mo son conducidos de manera contingente. Esto rmarea la opcidn 2 En nuestro examen, en esta secciGn, hemos sugerido que la eco- ‘nomfa politica elisica y el conductismo avanzaron en In primera ‘opcién, mientras que el pragmatismo y el psicoanslasis abrazaron J segunda. Durkheim en gran parte abrazé la cuarta posbilidad y, sus posteriores y més influyentes escritos, Marx avanz6 en Ia ‘quinta. Hemos tratado de sefalar que, contenido en It teorizaci6n de todas estas figuras, existe el esboza de un vinculo mas sinético, Dependiendo del teérico, este vinculo apunia 2 combinar diversas opciones, a abrazar la opcidn 3.0 ambas opciones. 3..La primera formulacin sintétca: Max Weber ‘Aunque cada una de las posiciones que hemos descrto tom a re- lacién de entre las dimensiones micro y macro en su propia forma particular, y algunas hicieron contibuciones genuinas para esbozat su interpenetracign real, todas permanecian caygadas de compromi 408 exagerados con un lado 0 el otro. De todos los socidlogos eldsicos, solo Weber parecié ver una salida clara de este dilema 26 Ex vivewo micro macro cag i nese Wier 89 SO a a aa cei ae alo la mediaciSn empiica de la ontologia que estéen Ia base de ene ym et te Vie 2 Se es ee ‘uid 3 unt forme revida dear aecca defo ae ac eee a eee 0, cae nm lg —_ or be Tks ng Ieopuccen 27 urbanas; se dedicé a exponer los patrones estrucurales dentro de cada una de estas esferas institucionales —Ia ldgiea interna de la {eodiceas, por ejemplo, y las contradicciones inberentes del patti smonialismo.. ‘Weber munca asumié que tal éafasis en el sistema excluyera al individvo. Su torizacién se muve de aqut par alls, natural y lui damente entre, por una parte el macroandlisis de los complejos Ideacionalesy 10s sistemas insttucionales y, por la otra, el microa nlisis de e6mo los individuos en tales situaciones hacen interpreta ciones y actian propositivamente. Las teodiceas se desarollans610 debido 2 que la preocupacién humane por la muerte convierte a la speculacién intelectual acerca de la salvacin en una forma fanda- rental de la actividad social (por ejemplo, Weber [1916] 1946). La racionalizacin rligiosa es posible sélo debido a que las consttu- clones cognosctiva, afectiva y moral de los individuos los levan responder a exigencias situacionaes tpieas de una forma abstracta Y sislematizada, Los sistemas patrimoniales pueden ser contradicto- Fos debido a que los motivos en favor del estatus y del poder son amnipresentes y debido a que el sentido individual de su interés ideal emerge sélo dentro del contexto de las ‘Aun asi, el reconocimiento de os individuos en las sociedades no es, como hemos visto, suficiente por si mismo para definir una posi- cién socildgia en Ia dispula miero-macro. Durkheim y Marx, aun- ‘que en formas mucho menos claboradas que Weber, sostenian puntos de visa en este tema que no eran fundamentalmente diferen- tes de los de Weber. ,Cémo difiere Weber de ellos? /En dénde se encuentra Weber en términos de las cinco posiciones tpicas ideales tshozadas arriba? Para descubrtl, es necesario explorar su enten miento dela accidn separadamenle de sa entendimiento del orden y ver eémo su entendimiento bloquea o facilis una apreciacién de contingencia, ‘Argumentamos antes que el nivel micro puede ser forzado hacia ‘una teorizacisn mas colectiva slo si la interpretacién subjtiy considerada una earacteristica principal de la accibn. En gran parte de su trabajo Weber, de hecho, tendimiento de la accién como un elemento central. En Economfa y sociedad (1978:4), eseribié que la sociologta es “una cienels que intenta Ta compresion interprtativa de la accién social para con 28 BL vinewto wicxo Maco ello llegar a una explicacién de su curso y efectos”. En un ensayo previo, Roscher and Knies, iasistié en que para “comprender” una fceidn uno debe “ideatificar un ‘motive’ conereto 0 complejo de ‘motivos ‘reproducibles en la experiencia interna’, un motivo al cual podemos atribuir a conducta en evestin con cierto grado de preci- sign” (Weber [1903-1906] 1975:25). ‘Cuando estas afirmaciones se yuxlaponen, es claro que Weber esté seialando dos puntos centraes interelacionados. Primero, Ia tmotivacion subjtiva es central a la conducta. Segundo, debido a esta centralidad, la sociologéa debe involucrar un microandliss del curso de la interacciGn conerea, individual Tal andisis puede no necesariamente revelat Ia contingencia daica de la acciGn indivi- {ual Silos motives descubiertos a tavés del microandlisi son tipi= ‘cos 0 “uniformes”, entonces el microandisis iluminari eémo la tccién individual es erucial para la reproduccion de las estructuras ‘deacionales (opcién 4), no para su re-creacin (opcién 3). ‘Weber dedieé una porcién importante de su energia sociol6gica ‘ un andlisis histérico y comparativo de los requisitos sociales de la individvalidad, para demostrar que la reproduccién social se enfoct crecientemente en el individuo autGnomo. Al analiza la transicign de las sociedades clénicas al capitalismo empresaral, demostr6 e6- ‘mo las estracturas colectivas —de la religin a la ley la fami Afectan las capacidades del actor individual para la individuatided. “Mostré que Ta autonomfa no estd dada ontoldgicamente ni tampoco es el producto de sanciones y recompensas, sino que, en cambio, Adependiente de las percepciones socialmeate dadas del yo y en la én socialmenteestructurada. El mero hecho de que una mi ‘rosociologia reduccionista puede ser propuesta en Ia teoria social ‘modems, sugiere el andlisis weberiano, puede en sf misma ser e dencia de esta reconstruceién milenaria del individuo. Si el indi ‘400 moderao es capsz sin duda de resistica la presin soci ‘debido a una fuerza interior que se deriva histricay socialmente ‘Weber, enfonces atculSclaramente Ta cusria posicidn tedrica en el vinculo miero-macr presesiado ants: most que el ambiente social ba- ‘50 su reproduccidn a través de la accién individual socializada. Sin embargo, Weber no dnicamente hizo una demostracin te6rica- mente sofisticads, histricamente ampliada de este punto esencial- ‘mente durkheimiano; fue mis alld en una forma si su insistencia en Ia centralidd de la sccign lo hizo extraordinariamen te sonsiblea Ia contingencia. Esto lo empujs a la opci socimiento de que los indi dad a través de su accidn contingeate. Historiogréficamente, esta insistencia proviene de la inssten de Weber en Ia historia desarrollista en oposicin a la evolutiva, Enfatiza el papel del accident histrico (por ejemplo, Weber 1949 [1905}) y cémo ls temporalidad inberente de la acciéa hace 8 todo paltén general dependiente de decisiones individuales espectiess, abiertas. Socioldgicamente, el énfasis en la cantingencia se da al ine sistic Weber en el papel del liderazgo en la politica y dela innov cin carismitica en la toligién. Lo que cada uno de estos énfasis —tecidente liderazgo y catisma— implica, no es simplemente un reconocimienio empirico del nivel miero, sino una aceptaciGn de si aulonomia relativa. Los eventos, no adlo las situaciones, se hacen sujetos de andlisis socioligio. Dado el poder de la inttospeceion de Weber, es exirafio que tan poco microandlisis aparezca de hecho en su’ trabajo, Encontn ‘os poco en Weber acerca de los procesos dela socializacién ind > Vidua, de la dindmica de Ia interaccién familiar, del fenémeno de Ja petsuasién politica y de las bases emiocionales y morales subya ‘entes de los movimientos sociales. Sin duds, la Sociologia sistemé- | tca de Weber de ia sociedad moderna det siglo XX muests una "jaa de hiero” estrctual que produce adhesisn independientemente del ‘motivo o inclinacin individuals. En términos del vinealo micro- macro, esta sitima sociologia de Ia sociedad modem no es muy distinta de Ta de Mars. Ambas estén organizadas en tomo a la op- ci6n te6rica 5: los individuos auténomos ceden ante la sociedad | debido a que se ven forzados a hacerlo por el control social coer- citivo, Esta perspectiva vuelve irrlevante la referencia al nivel micro, aunque no implica, por supuesto, ningun colecivismo on {ol6gico en el sentido filosshieo. {Cémo Hlegé Weber a tal posicién, una posicién que niege la vinculacién misma entre micro y macro a la que dedi tanto de s lrabajo para sosteneria? Lo hace, sugerimos, debido a tendencias | presuposicionates (Alexander 1983a) en su (rabajo que contravie~ nen a su comprensién interpretativa de la accién. Hay brotes 4e Reolpoliik 0 uilitarismo liberal en Weber que frecuentemente lo evan a presuponer a la accién de una manera materialist, obje= rae instrumental. Si la accién es concebida as, el motivo se hace imetevante. Aun en le sociologfa de Weber de la vida tradicional, 30. Es vincoro mono macKo, 1eRiober a socologls general Es también arin por lave cael an aa as clip ase problema mi siertamente no acabé con los intentos filo~ be oieproductores de esta polarizaci6n en com, Sie pueden vent como steam. 7 Sets sored, eons, qu después de It Sexm xe acetal erp om nueva ronda de gmetacinf- emer culos eae cxtone ns * ate, inns enaret ince mio ages. we ena Cn ere

S-ar putea să vă placă și