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DANI RODRIK
CAMBRIDGE Parece que vivimos una era acelerada de avances tecnolgicos
revolucionarios. Casi no pasa un da sin el anuncio de alguna novedad importante en
inteligencia artificial, biotecnologa, digitalizacin o automatizacin. Pero quienes
supuestamente deberan saber a dnde nos lleva todo esto no logran ponerse de
acuerdo.
En un extremo del espectro estn los tecnooptimistas, para quienes estamos en los
albores de una nueva era que traer mejoras espectaculares de los niveles de vida en
todo el mundo. En el otro extremo estn los tecnopesimistas, que viendo las
decepcionantes estadsticas de productividad aseguran que el beneficio econmico a gran
escala de las nuevas tecnologas ser limitado. Y hay otros (tecnopreocupados?) que
coinciden con los optimistas respecto de la escala y el alcance de la innovacin, pero se
inquietan por las consecuencias adversas en materia de empleo o equidad.
ROMA Hace ms de cuatro decenios, los pases ms ricos del mundo prometieron
dedicar al menos el 0,7 por ciento de su PIB a la asistencia oficial para el desarrollo
(AOD), pero menos de media docena de pases han alcanzado de verdad ese objetivo. En
realidad, los desembolsos en AOD no han sido estables ni fiables ni han reflejado las
necesidades existentes y, adems, persisten las dudas sobre su eficacia.
Despus de la Guerra Fra, la AOD disminuy en gran medida, al bajar hasta el 0,22 del
PIB combinado de los pases desarrollados en el perodo 1997-2001, antes de volver a
aumentar despus de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en los Estados
Unidos y de la Conferencia Internacional sobre la Financiacin para el Desarrollo,
celebrada en Monterrey (Mxico), el ao siguiente. Despus, cuando los gobiernos de los
pases desarrollados impusieron una austeridad fiscal estricta a raz de la crisis
econmica mundial, la AOD volvi a disminuir, hasta el 0,31 por ciento del PIB en el
perodo 2010-2011.