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NUMEROS 13:32-33
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Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que haban reconocido, diciendo: La tierra por donde
pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son
hombres de grande estatura. 33Tambin vimos all gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y ramos
nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y as les parecamos a ellos.
INTRODUCCION:
Dios le haba ordenado a Moiss que designara doce hombres, para que inspeccionaran la tierra
prometida. Despus de explorar el territorio durante cuarenta das, los espas regresaron, pero diez de ellos
hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que haban reconocido, declarndose incompetentes para la
guerra y comparndose como langostas ante los moradores de Canan.
Josu y Caleb protestaron por el informe cobarde de sus compaeros espas y rompieron sus
vestidos. Con voz fuerte y una actitud positiva hablaron a toda la congregacin diciendo:
NUMEROS 14:7-9La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehov
se agradare de nosotros, l nos llevar a esta tierra, y nos la entregar; tierra que fluye leche y mielni temis
al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan
Los espas amedrentados por los gigantes, hijos de Anac, se sentan pequeos, limitados,
inofensivos e intiles.
CONCLUSIN
Cada uno de nosotros debemos enfrentar la vida, derribar gigantes y tomar la herencia que Dios ha
puesto delante de nosotros.
Muchos aprovechamos las oportunidades, mientras otros las dejan pasar.
En la vida hay vencedores y vencidos; protagonistas y espectadores; espas temerosos y valientes,
quienes no son capaces de creer en el poder de Dios llevan a otros a un terrible caos.
Los diez espas dieron su informe negativo y desanimaron al pueblo.
Mientras que Josu y Caleb echaron mano de la fe y alentaron a toda la congregacin a heredar la tierra
prometida.
Josu y Caleb nos ensean que la verdadera fe es la semilla que lleva como su fruto la obediencia y la
justicia.