Sunteți pe pagina 1din 35
Capiruto VII SERES PRODIGIOSOS EN ESTAS ISLAS FASTA AQUI NO HE HALLADO OMBRES MOSTRUDOS, COMO ‘MUCHOS PENSAVAN, MAS ANTES ES TODA GENTE DE MUY LINDO ACATAMIENTO. Carta de Cristésat, Coton a Luis de Santangel, febrero de 1493. ‘Tanto los escritores clasicos como las autoridades doctrinales del medievo situaron en India y en Etiopfa seres prodigiosos que la ficcién podia crear pero la experiencia esta- ba impedida de comprobar. Las relaciones escritas por los escasos viajeros que habfan visitado el Lejano Oriente, confirman la existencia de portentos que se transformaron en deleite y pavor del imaginario europeo. El propio Cristébal Colén habia tomado abundantes notas sobre seres prodigiosos que poblaban el Oriente, a tal punto que durante sus cuatro viajes al Nuevo Mundo preten- did haber divisado o al menos tener noticias directas de seis de ellos; sirenas, serpientes marinas, grifos, cinocéfalos, ciclopes y hombres con rabo. Sin embargo, el descubrimiento de América frustré las expectativas de los conquistadores; no se encontraron monstruos terribles, ni siquiera muchos animales de gran tamafio. Sin asidero en la realidad, la creen- cia en seres extraordinarios se desvanecié durante los primeros afios de la colonizacién. La clasificacin de Ja fauna y la flora segiin criterios objetivos sobrevino sélo en el siglo de las luces. En 1735, Carl von Linneo publicé Systema naturae, una obra que, basdn- dose en tratados sobre la anatomfa, describe y da nombre cientifico a 4.730 especies animales. ‘Tomé en cuenta las caracteristicas internas y externas de los animales para dividirlos en seis clases: Cuadrapedos, Pajaros, Anfibios, Peces, Insectos y Gusanos. Antes de Linneo no se contaba con una n verdaderamente racional del reino animal. En la Antigiiedad, Arist6teles habia repertoriado cuatrocientas especies en su His- toria de los Animales, distinguiendo dos grandes categorias: los animales que tienen sangre toja (vertebrados) y los que no la tienen (invertebrados). La Historia Natural de Plinio nada aporté ala clasificacién de las especies, pero proporciona una lista de pueblos monstruosos situados més alla de los desiertos africanos. Se lee que los Atlantes que habjan perdido sus caracteristicas humanas; miraban al sol lanzando terribles imprecaciones. Los Trogloditas vivian en cavernas, se alimentaban de serpientes y carecian de voz, mientras que los Garamantes practicaban la comunidad de mujeres. Se dice, -continia Plinio- que los blemmyas, desprovistos de cabeza, tenian la boca y los ojos fijados al pecho. Los Himant6podes en el lugar de Jos pies tenian unas especies de correas con las que avanzan 165 serpenteando**, En el otro extremo de Africa se encontraban pueblos que comian carne humana y los Cinocéfalos dotados de cabezas de perro**. Los retratos de los seres nunca vistos Los hombres de la Edad Media no resintieron la necesidad de realizar una clasifice- cin metédica de las especies. El orden cronolégico en que el Creador colocé los seres vivientes en las aguas, en el aire, y sobre la tierra, constitufa una divisién adecuada o al menos suficiente de los animales. El Génesis explica que Dios hizo el mundo en siete dias; Miniatura de Charles d’Angouléme inspirada en Los secretos de la Historia Natural que Contiene las Maravillas = las Cosas Memorables de este Mundo de Solino, hecha hacia 1480. Se aprecian un dragén, un unicornio, una serpiente con cabeza humana, un encantador de serpientes, un perro con cabeza de elefante, grullas y acéfalos. Bibliotheque Nationale de France %1 Pawo, Libro V, 215-216. 32 Punwto, Libro V, 272. 166 al quinto dia creé los peces en las aguas del mar y las aves sobre la tierra y al sexto anima- les vivientes en cada género: domésticos, reptiles y bestias salvajes. Finalmente, antes del anochecer, Dios creé al hombre “para que domine a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a los ganados y a todas las bestias de la tierra, y a todo reptil que se mueve sobre la tierra”. (Génesis, 1:26). Pero las Escrituras entregan otra clasificacién elemental, imponiendo una compleja divisién de los animales entre puros e impuros, fundamento de las interdicciones alimenticias del islam y del judaismo. (Deuteronomio, 14:3-21). Tales precisiones aportaban algunos conocimientos muy rudimentarios asi como complicados dogmas dietéticos, pero no eliminaban las interrogantes sobre las especies vivientes. Los intelectuales del medievo debian preguntarse; ¢existian en otras regiones animales u hombres diferentes a los conocidos? La respuesta es positiva; se sabia que en Africa y en “India” vivian animales dife- rentes a los de Europa; el propio San Agustin en la Ciudad de Dios menciona varios. Cuando decliné la civilizacién romana, bestias como el cocodrilo, el elefante ¢ incluso el propio leén, se conocian sobre todo a través de relatos y de imagenes bastante aproximativas, dibujadas por lectores de las relaciones de viajes. De igual manera habian legado informa- ciones de grupos humanos de rasgos exéticos; algunos europeos que visitaron continentes Jejanos habian vistos hombres de piel negra y otros de ojos oblicuos, y al mismo tiempo circulaban noticias sobre pueblos extraordinarios por su enorme o diminuta estatura: gi- gantes y pigmeos. Puesto que existia otro tipo de hombres y animales, :qué aspecto tenfan estos seres extraordinarios? Los tratados grecoromanos y muchas relaciones de viajes mencionan se- res prodigiosos: ciclopes, acéfalos, orejudos, opistodactilos (con los dedos de los pies al revés), asi como animales extraordinarios: grifos, unicornios, la gigantesca ave roc y terri- bles monstruos marinos. Pese a los siglos transcurridos entre los compendios de la Antigiiedad y los bestiarios medievales, las informaciones sobre tierras remotas provienen del mismo tipo de fuentes: relatos de embajadores, viajeros, comerciantes, que algo vieron, pero mas que nada escu- charon hablar de seres extrafios. Salvo escasas excepciones, los escritores no los observaron directamente. Para ellos, la descripcién del grifo eran tan creible como la del gorila, puesto que ambos pertenecian a la misma categoria de seres lejanos e ignotos. Un documento de origen portugués relata cémo la poblacién de Roma en 1514, se agolpaba boca abierta para presenciar un elefante de India, cabeza de un cortejo de objetos exdticos ofrecidos al Papa por el rey de Portugal*®. Por su parte, el propio rey de Francia Francisco I decidié cambiar elitinerario de uno de sus viajes para llegar hasta Marsella y contemplar alli un rinoceron- te que era transportado de Portugal a Roma”*. 3 Zarata Gowan, 1963, 5 Monat, 1984, 239, 167 Monstruos de Siberia (un acéfalo un escidpode y un ciclope), iluminacién del Libro de las Maravillas de Marco Polo, 1375, Bibliothéque Nationale de France. No obstante, el sistema posefa su légica. Las descripciones de seres aparentemente increibles tienen sabor de realidad alterada. La imaginacién humana es capaz de exagerar rasgos, declinar colores, deformar y mezclar elementos de naturaleza diferente, pero nece- sita un asidero, aunque sea lejano, en lo conocido. Cuando algiin monje escritor, copista o dibujante recibié noticias acerca de un gran cuadripedo armado de un sélo cuerno en la frente, recurrié a la imagen de una bestia de esas caracterfsticas que le era conocida; el caballo, y le afiadié un cuerno en su frente. De esa forma, la descripcidn de un rinoceronte sembrada en la imaginacién humana hizo florecer al unicornio. Durante la Edad Media la zoologfa corrié una suerte andloga a la cartograffa: los catdlogos sobre animales y plantas no sélo desatendieron la rudimentaria clasificacién de Aristételes, sino también la experiencia de pueblos europeos, con frecuencia expertos ce zadores, bien al tanto de las caracteristicas de la fauna local que les servia de alimento. Para el espiritu medieval, comprender el comportamiento animal y clasificar las especies carecia de interés. Lo importante era intuir lo divino. La observacién de las costumbres animales tenia sentido si se desprendian lecciones que reafirmaran las Escrituras y la p= sién de Cristo. 168 El primer tratado conocido que intenta asociar episodios del Antiguo y Nuevo Tes- tamento con alegorias animales es el Physiologus, obra de alejandrino anénimo de los primeros siglos de nuestra era. En las copias que se conservan, se encuentran afirmaciones sorprendentes, como que el pelicano resucita a sus crias y esto invoca la resurreccién de Cristo, y el acoplamiento de los elefantes -como veremos- recuerda la historia de los pri- meros padres, Las Etimologias de San Isidoro de Sevilla, escritas el siglo VIL, dedican numerosas paginas a describir los animales. E] obispo logré establecer una nomenclatura mas ingenio- sa que las precedentes. No se contenté con reiterar las analogfas del Physiologus. Consulté otras fuentes; Varrén, Virgilio, Ovidio y la Historia Natural de Plinio para establecer un esquema més perfeccionado. Los animales son catalogados en ocho categorias. La primera esta conformada por los animales domésticos; ganado y bestias de carga conocidos (caballos, bueyes, conejos...). Los siguen los animales salvajes, quienes muestran su crueldad con la boca o las uiias, categoria en que el leén, el zorro y el lobo se confunden con el grifo, el unicornio, la esfinge, el cinocéfalo y el sdtiro. A continuacién se encuentran Jos animales pequefios (rat6n, hormiga, tardntula...). El cuarto grupo lo componen las ser- pientes que pueden plegarse o retorcerse: se destaca el dragén; el mayor animal que habita Animales imaginarios en una miniatura ilustrando los relatos del viaje a China del franciscano Odorico de ‘Pordenone, realizado hacia 1327. Se ve un unicornio, un extrafio plantigrado con cabeza de camello, un caballo ‘saya cola termina en cabeza de hombre y un perro cabeza de elefante. Bibliothéque Nationale de France. 169 en la tierra, y el basilisco, rey de las serpientes, capaz de dar muerte con su aliento. Ense- guida vienen los gusanos, nacen sin necesidad de apareamiento 0 de huevos, como la sanguijuela, el gusano de la seda, los piojos, las pulgas y los chinches. Los peces son anima- les que nadan reptando, como los delfines, sardinas, ballenas, arafias de mar, pulpos, caracoles, ranas y también anfibios como la foca, el cocodrilo y el hipopétamo. Los siguen las aves: dguila, buitre, grulla, cigiiefia, y murciélago, pero también la mitica ave fénix. La iiltima categoria son los volatiles mas pequefios; abejas, avispas, mariposas y mosquitos. Pero antes de describir las especies, San Isidoro se plantea una pregunta decisiva. :Pue- den existir portentos, ostentos, monstruos y prodigios que parecen nacer contra la ley de la naturaleza? Se conocian seres alterados, nacidos con mas o menos miembros que lo normal, o atin prodigios mas importantes como animales con dos cabezas 0 seres completamente monstruc- sos. La respuesta es afirmativa: “En realidad, no acontecen contra la naturaleza, puesto que suceden por voluntad divina, y voluntad del Creador es la naturaleza de todo lo creado”*5, Una vez salvado el obstaculo teoldgico el santo entra en materia. Comienza su re- pertorio de portentos hablando de enanos y gigantes: Existen, por tanto, portentos y cosas portentosas; unos, a causa de la enormidad de sw cuerpo, que sobrepasa la talla comtin de los hombres, como el caso de Tit6n, cuyo cuerpe extendido, al decir de Homero, ocupaba nueve yugadas; otros, por la pequeriez general de su cuerpo, como los enanos, o los que los griegos llaman pigmeos, porque su estatura ne sobrepasa la de un codo*®*, Tal como en cada pueblo aparecen algunos seres monstruosos,-contintia San Isidore el conjunto del género humano alberga pueblos completos de entes prodigiosos. Existex los gigantes, aunque sélo los inexpertos en las Sagradas Escrituras pueden sostener que estos nacieron de un pretendido acoplamiento entre angeles prevaricadores y mujeres ocurrido antes del Diluvio. Los cinocéfalos, nacidos en Ja India, deben su nombre a sus cabezas de perro, pero sus ladridos insinian que son mas bestias que hombres. En les mismas tierras nacen los ciclopes que ostentan un solo ojo en la frente y se alimentan c: carne de fieras. Los blemmyas nacen en Libia, presentan un tronco sin cabeza y tienen en el pecho la boca y los ojos. En Escitia viven los panotios cuyas enormes orejas les cubren tode el cuerpo. En Etiopia existe un pueblo de esciapodas dotados de un tnico pie tan extenso, que durante el verano se recuestan y lo alzan, proyectando asi sombra sobre todo su cuerpo. Pero no todo lo que se dice se puede dar por cierto. La historia de que las sirenas eran mitad cuerpo de una hermosa doncella y mitad pajaro (mas tarde se dira mitad pez) y misicas virtuosas dotadas de una voz sin igual, son pamplinas, dice el santo. “Lo cierto & que fueron unas meretrices que llevaban a la ruina a quienes pasaban, y estos se veian después 2% Tsmono ve Sev, 1983, 47. 28 Jsmpoao ve Sev, 1983, 49. (Yugada =iugerum, medida romana equivalente a +31 metros) 170 en la necesidad de simular que habian naufragado”. Igual las Gorgonas: lo de cabellos de serpientes y miradas petrificadoras que se lo cuenten a otro. Se trataba de tres rameras de extraordinaria hermosura, tanto que se podfa pensar que sus admiradores, “se quedaban convertidos en piedras”®", Las Etimologias de San Isidoro, la Biblia, el Physiologus y otros escritos de la autori- dades doctrinales van a dar origen a los bestiarios, un nuevo género de catalogo zooldgico. Se trataba de obras concebidas con el objetivo de aproximarse a Dios a través de la contem- placi6n de la vida animal, presentadas como repertorios ilustrados y comentados de animales teales e imaginarios. Su lectura ayuda a comprender como percibian el mundo los hombres del medievo. Los bestiarios El antecesor de los bestiarios fue el propio Physiologus. Se sabe que el original fue redactado en griego, en Alejandria, el siglo II de nuestra era. Con el transcurso de los siglos el texto fue seguramente alterado por las copias y traducciones sucesivas. Desafortunada- mente las primeras versiones han desaparecido y se ignora si contenian imagenes. Los primeros manuscritos ilustrados que se conservan, datan de la época carolingia, el siglo IX. Uno de ellos afiade al texto clasico pasajes extraidos de las Etimologias de San Isidoro. Este hecho manifiesta el deseo de completar con nuevas informaciones al Physiologus, lo que anuncia su evolucién hacia el bestiario. En esa época s6lo una infima parte de la poblacién europea tenfa acceso a la lectura; recordemos que el propio Carlomagno era analfabeto.En ese Ambito, todo libro era de por si un objeto de gran lujo, y dentro de ellos, los bestiarios representaban el sumum del arte del libro, Estos manuscritos eran confeccionados con esmero en los mejores scriptoria monacales, donde se les ornaba de delicados dibujos hechos de colores vivos Ilamadas miniaturas. A lo largo de los siglos XII y XIII este nuevo estilo se desarrolla sobre todo en Inglaterra, en la region de York; se cuentan més de una decena de ejemplares de bestiarios manufacturados en ese periodo, ilustrados con miniaturas imaginadas especialmente para ellos. Las informaciones provienen casi siempre de las mismas fuentes: el Physiologus, Isidoro de Sevilla, Plinio, Solino, el Antiguo y el Nuevo ‘Testamento, San Ambrosio y Hugues de Fouilloy. Mas que algo semejante a una enciclopedia del mundo animal, los bestiarios de Jos siglos XII y XIII constituian un tratado de ejemplos moralizadores. Las realidades de la vida animal fueron acomodadas a exigencias de la fe. Concebidos como libros de educacién cristiana se esfuerzan en encontrar en el comportamiento animal, real o inventado, Ia ar- monja entre el Creador y el Universo. Ismoxo pe Seviita, 1983, 53. 17m Entre los bestiarios ingleses sobresale el Ms Ashmole-1511. Este término poco su- gestivo sirve para designar uno de los manuscritos mas célebres y mas hermosos de la Edad Media, conservado en la Bodleian Library de Oxford. Representa la suma de las tradiciones zooldgicas de la época, detallando alrededor de 150 animales, mas algunas plantas y mine- rales. Comienza con Ja descripcién de la creacion del mundo segiin la Biblia, sigue el cuerpo central compuesto por las noticias sobre los animales, y cierra el tratado una copia del libro XI de las Etimologias: “Del Hombre y sus Partes”, Se ha resumido la descripcién y la interpretacién simbélica (cuando existe), de diex animales conforme al texto del Ashmole**, Los dos primeros son un claro ejemplo de cémo dos descripciones del rinoceronte, por esos afios desconocido en Europa, indujeron a ima- ginar dos animales fantésticos: el unicornio y el monoceros. Las otras descripciones muestran cémo, por aquellos tiempos, las deducciones sobre la vida animal eran condimentadas de edificantes y tortuosas conclusiones. Asi los describe el bestiario. El Unicornio, amado por los griegos rhinoceros, se parece a un cabrito pero es especial mente salvaje; posee un cuerno enel medio de la frente y la tni- ca forma de capturarlo es a través de la siguiente estratage- ma: el cazador debe conducir una joven virgen al bosque don- de habita la bestia y dejarla sola. Cuando el unicornio la ve, brin- ca hacia ella y se acurruca contra su seno. “Nuestro Seftor Je- sucristo es un unicornio celestial del que se dice: El fue amado como el hijo de los unicornios”. £1 he- cho que el unicornio tenga un solo cuerno ilustra Jas palabras de Cristo: “Mi Padre y yo somos uno solo”. El Monoceros es un verdadero Como cazar al unicornio (Ashmole). monstruo que emite mugidos terribles. Es del tamaiio de un caballo, tiene pies de elefante y cola de ciervo. En su frente luce un cuerno de doce pies. Se lo puede matar pero no capturar, ea %% Aseworz-1511 (us nesriame). Texto integral traducido al francés moderno por Man:-France Duruts y Svivaae Lous. Presentacién y comentarios de Xénia Munarova y Dante Ponuow. Ed, Panupre Lesavo, Francia, 1968. 172 Un catélogo de seres fabulosos, seguin la Liber Chronicarum (Weltchronik) de H. Schedel, 1493. EI Grifo es un cuadriipedo alado. Vive en las regiones hiperbéreas o en las monta- jias, Tiene cuerpo de ledn, cabeza y alas de aguila; es francamente hostil a los caballos y despedaza a los hombres que encuentra. El Elefante desconoce los deseos carnales. Se alimenta con una trompa semejante a.una serpiente, defendida por murallas de marfil. Es imposible hallar una bestia de mayor tamaiio. Los persas e indios instalan torres de madera sobre su espalda y desde ellas dispa- ran contra sus enemigos. Los elefantes viven trescientos afios, poseen una gran inteligencia y memoria, se desplazan en manadas, huyen de las ratas y se acoplan grupa contra grup. La hembra porta a la cria dos afios y pare una sola vez. Cuando el macho desea procrear, parte con la hembra hacia el Oriente, cerca del Paraiso. Alli crece un 4rbol llamado mandragora. La hembra come de él y después lo ofrece a su macho con apremio, éste come también y enseguida fecunda a la hembra. Llegado el momento del parto, la hembra se instala en una laguna, mientras el padre vigila y la protege de los dragones y si encuentra una serpiente la pisa hasta que muera. Cuando un elefante cae, no puede volver a levantar- se ya que carece de articulaciones en las rodillas. Un gran elefante intenta socorrerlo sin éxito, luego dos, enseguida doce juntos tampoco pueden levantarlo, llega entonces un pe- quefio elefante que con su trompa pone de pie al caido. Los elefantes son como Adan y Eva: después de comer el fruto del Arbol de la Ciencia -la Mandragora-, como dicen las Escritu- ras “Eva concibié y engendré Cain en las aguas de la laguna de las miserias”, entonces arriba el dragén que los indujo a la subversién contra Dios. Para salvarlos aparece el gran elefante, es decir la ley de los hebreos, Iuego sobrevienen los doce elefantes, 0 sea los profetas, y finalmente el pequefio elefante quien evidentemente es Nuestro Sefior Jesu- cristo. El Castor esta dotado de testiculos que tienen virtudes eficaces contra muchas en- fermedades. Cuando un cazador lo persigue, se los arranca él mismo y los arroja contra el rostro del cazador. Mas tarde si el mismo castor es acosado, levanta sus pies y muestra su cuerpo mutilado para que lo dejen en paz. De la misma manera, cada hombre que desea vivir puro debe deshacerse de los vicios y malas acciones y arrojarlas contra el rostro del diablo. El animal se llama castor a causa de la castracién que se inflige. El Pelicano es un pajaro de Egipto que vive en el desierto del Nilo. Sus crias, cuan- do han crecido, picotean a sus padres en el rostro; estos replican y los matan. Al tercer dia su madre se abre el flanco a picotazos y se recuesta sobre los pajarillos muertos, les esparce su sangre y asi los resucita. El pelicano es Cristo desde un punto de vista mistico y Egipto el mundo. Vive en el desierto porque sdlo Cristo fue juzgado digno de nacer de una virgen, sin contacto con un hombre. Esta en el desierto porque estd exento de pecado. Mata sus crias con su pico porque convierte los incrédulos a través de su prédica. Llora a sus avecitas porque Cristo lloré de compasién resucitando a Lazaro y les da la vida de su sangre al cabo de tres dias, porque Cristo salva a los hombres redimiéndolos con su propia sangre. 174 Las Sirenas son animales funestos, que de la cabeza al ombligo tienen el aspecto de una mujer y en Ja parte inferior del cuerpo la de un pajaro. Su canto es tan dulce y armo- nioso que encantan a los navegantes, los atraen hasta adormecerlos y entonces los despedazan. Igualmente se engafian quienes saborean los placeres, la pompa, la voluptuo- sidad, se dejan corromper por comediantes, actores y misicos; como en un suefio profundo pierden sus energias y se transforman en presa facil de sus enemigos. E] Fénix es un pajaro de Arabia, de color purpura, sélo existe uno en el mundo. Vive quinientos afios. Cuando siente la vejez junta ramillas perfumadas y construye una hogue- ta; mirando hacia el sol bate sus alas para encenderla y se quema. Un dia después renace de sus conizas. Esta ave simboliza Nuestro Sefior Jesucristo que dice: “tengo el poder de dar mi alma y tengo el poder de recuperarla”. Nuestro Salvador descendié del Cielo hen- chiendo sus alas (0 sea el Antiguo y Nuevo’ ‘Testamento) de dulces olores, y por nosotros se ofrecié a Dios Padre sobre el altar de la Cruz; pero al tercer dia resucitd. El Basilisco es el rey de las serpientes. Vive en terrenos secos, mide medio pie y tiene manchas blancas. ‘Todo ser viviente que lo ve huye de su aliento {étido y venenoso. Mata a los hombres y a los pajaros con su mirada. Nada se puede contra su veneno. Sélo la comadreja puede acabarlo; por esto los hombres Jas llevan a las cavernas en que se esconde el basilisco, éstas lo persiguen y lo matan. El Dragén es la mayor de las serpientes e incluso la mayor bestia de toda la tierra (se dice lo mismo del elefante). Surca el espacio con tal violencia que el éter se agita. Pose una cresta, una pequefia boca dotada de un orificio que le permite respirar y sacar la len- gua, pero su fuerza no reside en la boca sino en su cola. Su veneno es inofensivo pero los golpes de su cola provocan grandes destrozos. Todo lo que alcanza su cola esta destinado a morir, incluso el elefante. Vive en Etiopia y en India en regiones calurosas. El drag6n que al salir de su caverna recorre el espacio con tanta impetuosidad que a su paso el aire chisporotea como fuego ardiente. Simboliza al diablo quien desde el fondo de los infiernos se levanta tomando la apariencia de un angel de luz, para engaiiar a los ignorantes haciendo relucir la esperanza en una gloria y en una felicidad humana. Esta no es mas que una vana ilusién. A pesar de su escaso rigor, los bestiarios fueron utilizados como un instrumento Para conocer el reino animal, sobre todo en los siglos XII, XIII y en parte durante el siglo XIV. Cuando se aproxima Ja época de los descubrimientos nuevos tratados sobre la tierra y tos seres que la pucblan dejan de lado la interpretacion religiosa de la vida animal, pero contimian utilizando las mismas fuentes de informacion: los textos de autores greco-roma- Ros y medievales. De esta manera la creencia en animales y hombres portentosos no solo se mantuvo sino que, en algunos casos, se vio reforzada. 175 La persistencia de los seres fabulosos Pierre @Ailly, el eminente canciller de la Sorbona y autor del Ymago Mundi dio una gran importancia a la descripcién de las bestias que vivian en lejanas comarcas. Su trabaj consistié en reunir en un solo tratado informaciones que figuraban en obras consideradas como la cumbre del saber. El resultado no es un grosera exaltacién de lo divino, como los bestiarios, sino un resumen de las informaciones sociales, geograficas botdnicas y zooléci- cas disponibles. Para Colén este libro fue una ayuda inestimable. Sus planes le exigian informarse sobre mares y continentes, pero era demasiado leer alos autores que proporcionaban infor- maciones sobre el planeta, como Estrab6n, Ctesias, Plinio, Pomponio, Marino de Tiro. Alfraganus, Aristételes, Séneca, Solino, Plutarco, Eratéstenes, Marco Polo, Mandeville. ‘Tolomeo, més los santos Agustin, Ambrosio, Isidoro y Tomas de Aquino. Se sabe que estudis algunos de ellos, pero sobre todo los conocié gracias a recopilaciones como las de D’Ailly y del Papa Pio II. En estas obras hallé noticias sobre seres prodigiosos que debian encontrar- se en el Oriente. Ymaco Munpr Notas DE CoL6n Etiopfa se extiende hacia el Poniente hasta el monte | Monte Atlas, el Nilo. Atlas y al Naciente hasta los confines de Egipto; esté | Hombres de rostro deforme, monstruoso, limitada por el Océano al mediodfa y por el Niloenel | de figuras horribles. Septentrién. El pais est poblado por razas diversas con rostros monstruosos; abundan las bestias salvajes y las serpientes. Alli viven los rinocerontes, las jira fas, los basiliscos, y enormes dragones de cuyo crdneo se extraen gemas. Se encuentran jacintos, crisopacios y cinamomos. Pais repleto de bestias salvajes y de ser- pientes. Rinocerontes, jirafas, basiliscos, dragones de los que se extraen gemas™, D’Ailly informa de otros prodigios: los macrobianos, gigantescos hombres de doce codos, hacen la guerra a los grifos; en las fuentes del Ganges existen hombres que vive sélo del olor de un fruto, acompaiiados de mujeres que paren una sola vez nifios blancos que mudan en negros al envejecer, hay otras cuyos hijos viven ocho afios,y alli viven seres que tienen invertido el sentido de los pies, de ocho dedos cada uno. En las montafias hiperbéreas -prosigue el Cardenal- la temperatura es tan templada y la vida humana tan larga, que los hombres se autocliminan cuando estén lacios de la vida, y en las regiones 9 D*Amy, 1930, 361, 176 extremas, a causa del gran frio o el calor excesivo, viven monstruos humanos dotados de rostros horribles, que se nutren de carne humana, los que, en fin de cuenta, es dificil discer- nir si se trata de hombres o de bestias. De todo esto tomé nota el Almirante. En este y otros trabajos, subsisten los viejos mitos casi universales como el Fénix y el Dragén, antiguas representaciones divinas de seres semianimales y semihumanos como la arpia y las sirenas, otros son compuestos de diferentes animales como el grifo, o seres con algi rasgo deformado como el unicornio y los ciclopes. Los basiliscos y los cinocéfalos parecen ser la interpretacién de descripciones de animales reales pero casi desconocidos, como algunos reptiles y los monos. Seres imaginarios en la época del descubrimiento En América estos mitos fueron de corta vida. Los conquistadores atraviesan el océano Atlantico sobrecogidos por la eventual aparicién de alguna criatura fenomenal, pero con la excepcién de las grandes sierpes de la cuenca amazénica, no dan con ningiin animal que exce- diera de forma significativa el tamaiio de lo conocido. Hallan novedades en el agua: los lobos marinos y los manatis. En la tierra: las llamas, vicufias, alpacas (Ilamadas camellos u ovejas del Peri), el armadillo, el tapir y la iguana. ¥ en el aire: el quetzal, el picaflor y los papagayos, que se transforman en un verdadero objeto publicitario con el que Colén procura vender su descu- brimiento. Pero nada de esto era horroroso ni mortifero. La mansa iguana, a causa de su aspecto fue tomada por un dragén, pero al poco tiempo formaré parte de la cocina criolla. No obstante, el europeo asimila con una cierta frustracién la ausencia de seres en Jos que habia creido durante siglos. Los relatos de quienes retornan de las Indias Occiden- tales debian incluir resefias acerca de portentos, de lo contrario tenian poca audiencia. Esta tendencia es constatada y criticada por un singular personaje llamado Francisco de Encinas conocido también como Dryander, protestante espafiol, amigo de Melanchton y notable helenista. En una carta fechada en 1556 escribe que “los vagabundos con sus dispa- rates y manifestaciones de falsas e inventadas cosas, han originado que también a las gentes honradas y veridicas que llegan desde tierras extrafias, se les preste poca fe””®. La imaginacién suplant6 la falta de monstruos. En una obra de pretensiones cienti- fica del Francés Louis Feuillée publicada en 1714, fue grabado el “Monstruo de Buenos Aires”; un robusto toro de gran estatura dotado de orejas puntiagudas, un pequeiio cuerno, labios casi femeninos, y con rasgos de ciclope pues dispone de un ojo tinico. Basta leer la leyenda que acompafia la imagen para percatarse de la exageraci6n. Se trataba del feto de un ternero muerto antes de nacer*". 6 Citado por Zapata Gotan, 1963, 9-10. 3 —Duviors, 1985, 14-15, 177 La época de los descubrimientos permitié conocer las faces desconocidas de la su- perficie del planeta, lugar donde la imaginacién situaba los seres prodigiosos. Algunos de ellos tuvieron una prolongacién en las entonces Ilamadas “Indias Occidentales”, mientras que otros fueron percibidos cerca de la verdadera India. Pero en definitiva {cules eran los principales seres fabulosos que habitaban el espiritu de los conquistadores? Al menos par- te de la respuesta se encuentra en la siguiente descripcién de seres imaginarios -tal un catalogo- y su eventual relacién con América. El Grifo EI grifo es un pajaro ledn. Sir John de Mandeville en el capitulo 85 de sus fantasti- cos viajes informa que: Encesa tierra [Bactria] hay muchos Grifos, mds que en otros lugares, y algunos dicen que tienen el cuerpo delantero de dguila, y el trasero de le6n, y tal es la verdad, porque asi estan hechos; pero el Grifo tiene el cuerpo mayor que ocho leones y es mas robusto que cien dguilas. Porque sin duda levard volando a su nido un caballo con el jinete, o dos bueyes uncidos cuando salen a arar, porque tiene grandes uiias en los pies del grandor de cuernos de bueyes, y con éstas hacen copas para beber, y con sus costillas, arcos para tirar’”. Su forma se conservé invariable en la tradicién figurativa mesopotémica, egipcia, clasica y europea. Figuran en algunas versiones del Romance de Alejandro. Los grifos apare- cen como animales custodios de las regiones ricas en oro y piedras preciosas; patrullaban elcielo y se lanzaban contra quienes osaban perturbar la paz de aquellas tierras de miste- rio, Para el Cardenal D’Ailly, gran parte de la rica tierra de los Escitas est inhabitada, Dos grifos con cresta atacan a un caballo. Detalle de una gargantillaescita en oro labrado del sigo IV antes de J.C 22 Citado por Boxcrs, 1986, 107-108. 178 “ya que, aunque abunda el oro y las piedras preciosas, ellas son inaccesibles a los hombres a causa de los grijos. Se encuentra esmeralda en grandes cantidades y cristales de los mds puros”. Colén tomé nota de la abundancia de oro, gemas, esmeraldas y piedras de cristal puro, pero mantiene silencio sobre los grifos. Era légico que el guardian de tesoros deambulara por las tierras donde se esperaba hallar oro en abundancia. En 1494, una cuadrilla partida a explorar el interior de Cuba, retrocedié despavorida al encontrar algo asi como huellas de grifo**. Ocho aiios después, durante el iltimo viaje de Colén, su hijo observé cémo la expedici6n se detuvo en Cuba, en un puerto Ilamado Huiva. Alli: “Saltando a tierra, vimos a los moradores habitar en las copas de los drboles, como pdjaros, atravesados algunos palos de un ramo a otro, y fabricadas alli sus cabafias, que asi pueden llamarse, mejor que casas; aunque no sabiamos el motivo de esta nove- dad, juzgamos que procediese de miedo a los grifos que hay en aquel pais, 0 a los enemigos, porque en toda aquella costa, de una legua a otra, hay enemistades”*®, Medio siglo mas tarde, en México, Fray Toribio Motolinia informa que se han tenido noticias de grifos que vivian en una sierra situada a cuatro o cinco leguas de Tehuacan y descendian a un valle llamado Auacatlan, que terminé por despoblarse a causa de sus ataques. Pero Fray Toribio sdlo logré ver un gato montés, ya que “de los grifos ha mds de ochenta afios que no parecen ni hay memo- ria de ellos”*™, Oviedo, el primer cronista de las Indias, cuenta que vio un especie de grifo en el Pera, aunque desprovisto de sus caracteristicas terrorificas. Desde la cabeza hasta la mitad del cuerpo estaba cubierto de plumas pardas y de otros colores, la otra mitad la cubrian pelos rasos y llanos color bermejo. Es muy mansito y doméstico -afirma-, y es un poco mayor que un palomo; debja nacer de adulterio o ayuntamiento de algin ave con algun gato 0 gata, aunque es mas probable que sea una especie natural como lo son los grifos*”. {Modesto epflo- go americano para las atroces fieras que custodiaban los tesoros vecinos al Paraiso! El Ave Roc Este pajaro de gigantescas proporciones est emparentado con los grifos griegos, los Simurgh iranies y el Garuda indio. Debe su fama a un episodio de Las Mil y Una Noches: Simbad el Marino se até con su turbante a la enorme pata del Roc; éste alzé el vuelo hasta dejarlo en un desfiladero tan leno de diamantes y de serpientes como inaccesible a los hombres. Los mercaderes se apropiaban de las joyas con la siguiente astucia: desde los bor- des lanzaban grandes trozos de carne de cordero, los rocs y una aguilas blancas descendian, 2% DrAmzy, 1930, 303. Gaz, 1989, p 24. * Coty, 1984, 310. 3% Benavenre, 1973, 150. 37 Zaexta Gotan, 1963, 53. 179 los asian con sus garras y volaban con ellos hasta montafias cercanas. Alli los hombres los espantaban a pedradas y recuperaban algunos diamantes incrustados en los restos de l2 carne. Los mismos elementos de esta historia se encuentran en el Libro de Marco Pole Afirma que en la isla de Madagascar, [..] ala que las naves van muy a pesar suyo, segiin dije, por la rapidisima corriente de agua, aparece en determinada época del afio una especie maravillosa de ave que se llama uch. Se asemeja al dguila en la forma de su cuerpo, pero es de enorme envergadura. Los que la han visto aseguran que las plumas de un ala miden XI pasos de longitud; la anchura de las plumas y de su cuerpo guarda la proporcién debida a tan desmesurada longitud. Este ave tiene tanta fortaleza y valor que una de ellas, sin auxilio de otra, apresa un elefante y lo eleva a lo alto del aire, desde donde lo suelta para que se desplome y reviente; después se posa sobre su caddver y devora su carne. Yo, Marco, cuando ot contar esto por primera vez, pensé que aquellas aves eran grifos, de los que se dice que en parte tienen figura de pdjaro y en parte de bestias; pero los que las han visto afirman sin vacilar que en ningiin miembro se asemejan a bestia alguna, sino que tienen sélo dos patas como las aves. El ave Roc en una edicién norteamericana de los viajes de Marco Polo. 180 Las semejanzas entre el Libro de Marco Polo y las Mil y Una Noches no terminan alli. El capitulo XXIX del mismo Libro, se titula Del Reino de Murfili y de cémo se encuentran en él los diamantes. En este pais -explica el veneciano- se extienden unos valles circunda- dos de riscos intransitables e inaccesibles a los hombres donde abundan los diamantes. Quienes desean apropiarse de ellos arrojan trozos de carne desde los cerros al fondo, y por lo general caen sobre las piedras preciosas. Unas aguilas blancas que habitan la regién se las llevan para comerlas en las cumbres rocosas o devoran los despojos en los valles. En el primer caso los hombres ahuyentan las rapaces y suelen encontrar diamantes adheridos a as piltrafas, en el segundo los extraen de los excrementos de las dguilas. Este pasaje prueba que Marco Polo escuché y dio crédito a la leyenda que inspir6 una de las aventuras de Simbad; ambos relatos son casi idénticos, salvo que Simbad no solo habl6 de dguilas blancas, sino también de rocs. Dos siglos mas tarde, cuando Cristbal Col6n indagaba sobre las riquezas del Oriente apunté en su ejemplar del libro de Marco Polo extrafias frases que resumen su creencia en territorios poblados por aves gigantescas donde abundan los diamantes: “aves”; “la pluma de una .XII. pasos”; “apresa a un elefan- te”; “donde se encuentran los diamantes” y “dguilas blancas”*®, Simbad el Marino no fue el tinico ser humano que tuvo el privilegio de emprender un vuelo aferrado a las patas de un ave gigantesca; igual cosa hizo un pequefio habitante del Extremo Oriente, si dice cierto Antonio Pigafetta. Le dijeron que en Java Mayor 0 por el golfo de China se encuentra un arbol enorme, donde anidan pajaros de nombre Garuda, tan grandes que cargan un bifalo y un elefante hasta él. El lugar se lama Puzathaer; el arbol cam pangaghi, su fruto buapangaghi, que supera el tamafio de una sandia: Los moros de Burne que teniamos en las naves nos habian ya dicho que vieron tales frutos, Pues su rey guardaba dos, regalo del de Siam. Ningtin junco ni cualquier otra embarcacién puede aproximarse al sitio del drbol, por los tremendos remolinos de agua que lo circun- dan; la primera noticia que del gigante se tuvo fué a través de un junco, que el viento sumi6 en los remolinos tales. Quedé destrozado, muertos sus hombres todos, salvo un nifio chico, que, agarrado a un tablén, por milagro fue a parar junto al increible tronco. Trepan- doa él acurrucése, sin darse cuenta, bajo el ala de uno de aquellos pajaros. Al dia siguiente, bajando el ave a tierra para secuestrar un biifalo, el nifio se acomod6 entre plumas lo ‘mejor posible |..], » por él se supo el lance. Con lo que los pueblos préximos diéronse cuenta de que eran del drbol los frutos que hallaban sobre el mar*, El Ave Fénix El Fénix es ante todo un animal simbélico, reflejo de una visién ciclica de la histo- tia del mundo. Respondiendo a relojes césmicos, el pajaro se inmola y renace cuando los 26s Sawtazta, 150-151 y 158-1 20 Picarerra, 1985, 153-154. 9. 181 astros retornan al punto de partida para reiniciar su movimiento perpe- tuo. Para Herddoto era un ave sagrada que rara vez se dejaba ver. Segiin Plinio vive un afio platénico 0 aiio magno, tiempo que requieren el sol, Ja luna y los cinco planetas para vol- ver a su posici6n inicial. Los antiguos creyeron que una vez cumplido aquel ciclo astronémico volvera a reprodu- cirse la historia ya que se repetirian Jos influjos de los planetas. El Carde- nal D’Ailly explica que el Fénix nace en Arabia, donde crece Ja mirra y el cinamomo, y cuando el Almirante de Ta Mar Océano lee estas lineas, apunta que el ave nace en Arabia. Sin embar- go la creencia en el Fénix fue tenue. _ELFénix inmoléndose y mirando hacia el sol, para Plinio habla de él pero pone en duda 80 renacer de sus ‘cenizas segtin el bestiario Ja realidad de su existencia; un “Fé. “0 nix” fue Ievado a Roma y exhibido ante los Comicios en tiempos del emperador Claudio; al menos asi qued6 registrado en las actas, pero ninguno de los presentes se dejé embaucar por esta historia”, El Dragon Asi como el ledn es el rey de los animales existentes el dragén es el rey de los animales fantasticos. Su nombre proviene del término latino Draco (derivado del griego drakwn) y se aplica a las serpientes de gran tamafio. Se utiliz6 para designar bestias imagi- narias tan terribles como implacables, combatidas por héroes legendarios o dioses, presentes en casi todo el mundo, desde la civilizacién china donde se les Ilama Lung, hasta las ser- pientes Fafnir y Midgard de Ja mitologia germanica, pasando por el Leviatdn del Antiguo Testamento. Por lo general se les representa como una serpiente alada, pero su significado no es siempre el mismo; el lung chino invoca el yang, las fuerzas masculinas de la naturale- zay se le asocia a la autoridad y a la sabiduria, en cambio el Leviatdn sirve de imagen a las fuerzas del mal opuestas al orden de Dios. E] Libro de Job entrega una elocuente descripcién del Leviatdn que serviré de pro- totipo a la imagen del dragén en Occidente: % Puno, Libro XL. Borges, 1986, 30-33. D’Ailly, 1930, 225. 182 Su cuerpo es como los escudos fundidos de bronce, y estd apifiado de escamas entre si apretadas [...] Sus estornudos relampaguean luz, y sus ojos como arreboles de la aurora. De su boca salen llamas como de tizones encendidos. Sus narices arrojan humo como la olla hirviente entre llamas. Su aliento enciende los carbones, y su boca despide llamara- das. En su cerviz reside la fortaleza: y va delante de él el terror. Los miembros de su cuerpo estén perfectamente unidos entre si; caerdin rayos sobre él, mas no se moverd de su sitio. Tiene el coraz6n duro como piedra, y apretado como yunque de herrero. Cuando él se levanta tienen miedo los fuertes, y, amedrentados, procuran purificarse. Si alguno quiere embestirlo, no sirve contra él ni la espada, ni lanza ni coraza: Pues el hierro es para él como paja, y el bronce como lefto podrido. La flecha no le hard huir, para él las piedras de la honda son hojarasca. Reputard el martillo como una arista; y se reird dela lanza enristrada. Debajo de él quedardn los rayos del sol, y andard por encima del oro como sobre lodo. Hard hervir el mar profundo como una olla, y hard que se parezca al caldero de ungiiento cuando hierve a borbollones. Deja en pos de si un sendero relucien- te, y hace que el mar tome el color canoso de la vejez. No hay poder sobre la tierra que pueda compararsele, pues fue creado para no tener temor de nadie. Mira de frente cuan- do hay de grande; es rey de todas las bestias feroces. (Job, 41:6,25). La iconografia se ha mostrado especialmente prolifera en lo que respecta a mode- los de dragones. La forma de base suele ser una serpiente, completada de alas, garras, lenguas de fuego y con frecuencia varias cabezas. La bestia se desplaza por tierra, mar y cielo. S6lo algunos elegidos como San Jorge, San Miguel y los caballeros enamorados, han sido capaces de vencer este simbolo del mal absoluto. En América, las pacificas iguanas provocaron un exaltado lirismo. Para Vespucci eran serpientes de aspecto espantoso. Para Las Casas su cresta era como un cerro desde las narices a la cola, mientras que Oviedo las compara con los dragones. Se capturaron algunas pero rechazaron todo alimento. Con gran asombro, vieron cémo los indios las comian asa- das. Finalmente, perdieron su aura monstruosa y se incorporaron ala cocina de los espafioles, lo que provocé problemas de otra especie; las interdicciones religiosas requerian determi- nar si su carne era de animal o de pez. Hubo diferentes respuestas; algunos se inclinaron por los animales terrestres y otros por los marinos, eleccién que determin6 el menti de los viernes*”!, EI Basilisco El rey de las serpientes nace de un huevo de serpiente o gallina encubado por un sapo. Pese a que su forma cambié con el tiempo, se le representa, en general, con patas de Zapata Gotan, 1963, 25-29. 183 gallo, cola de serpiente y una cabeza de gallo terminada en una corona. Lo inalterable en él fueron su mortifero aliento y su mirada matadora. La comadreja y el canto del gallo son sus enemigos mortales. Los cazadores utilizan la misma estratagema que Perseo contra la Medusa: con un espe- i joretornan al reptil su propia mirada. La tradicién ensefia que Plotino de Antioquia, ciego de naci- miento, hizo buenas amistades con un basilisco en el desierto de Nubia, y le vendé los ojos para amansarlo, pero cuando entré en la ciudad, el animal mu- rid al escuchar el canto del gallo”. Monstruos marinos Los navegantes que se internaban en mares desconocidos, vivian bajo el pavor de ver emerger del océano monstruos gigantescos capaces de devorar navios y tripulaciones enteras. En la Antigitedad, los griegos temian las embestidas de Caribdis y Escila, que atacaban los navios que surcaban por el estrecho de Mesina. Escila habia sido una hermosa mujer que 2 causa de los caprichos de los dioses fue mudada en un monstruo de doce pies y seis cabezas, cada una con tres corridas de dientes. Caribdis creaba torbellinos tres veces al dia. Durante la Edad Media es dificil encontrar monstruos marinos singulares, poseedo- res de una tradicién y de un nombre propio, pero la iconografia fue extraordinariamente rica en imagenes terrorificas. Una excepci6n a esta regla la constituye el Fastitocalén; un bestiario anglosajén lo describe como una poderosa ballena en forma de piedra rugosa. como si estuviera cubierta de arena. Era muy peligrosa ya que los navegantes amarraban sus navios y encendian fuego, tomandola por una isla; entonces el Fastitocalén se sumerge, arrastrando a las profundidades todos los moradores ocasionales de su lomo. Este ser se encuentra en Las Mil y Una Noches y se asemeja al gran pez Jasconius en la leyenda de San Brendan”, El cardenal D’Ailly asegura que existian serpientes tan grandes que podian atravesar el océano, asi como anguilas de trescientos pies de largo (+100 metros), y crusta- ceos con brazos tan largos que podian encerrar un elefante?”'. Estos ejemplos, y otros, se encuentran contenidos en la obra de un patriota sueco Olatis Magnus “Historia de gentibus septentrionalibus” (1555); en ella se pueden observar imagenes pirograbadas donde una enorme serpiente coge en su hocico a un infortunado marino, y otra, en que un pez, no menos grande, devora un navio de una sola zampada. Un impresionante surtido de bestias que quitaban el suefio a los navegantes figura en la Cosmografia Universal de Munster (1675 alli ballenas y crustaceos gigantes aterrorizan a los pobres marinos. ™ Move, 1977, 136. Ashmole-1511, 1988, 147. Page, 1985, 52. ™ Borers, 1986, 90.91. 4 DrAnty, 1930, 269. 184 Terribles monstruos marinos atacan embarcaciones de dos méstiles en las costas escandinavas. ‘Mapa pirograbado de Olatis Magnus, 1539. British Museum. Serpiente de mar devora a un infortunado tripulante. Pirograbado de Olaiis Magnus en “Historia de gentibus septentrionalibus”, 1555. 185 Arpias y Sirenas Ambas parecen ser una sobrevivencia de la representacidn del alma en el antiguo Egipto: un pajaro con cabeza de mujer. Las arpias, consideradas diosas de la tempestad; su nombre proviene de “garfio” o de “ave quebrantahuesos”. Aparecen en la leyenda de los Argonautas como pajaros con cabeza de mujer tan devastadores, que el rey de Tracia pide a Jason que libere su pais de las arpfas a cambio de importantes informaciones; persegui- das por dos argonautas, los monstruos debieron replegarse hasta el mar Jénico para instalarse en Creta, en una caverna donde ellas y sus perseguidores terminaron por morir de inani- cién, La memoria de las diosas de la tempestad subsiste en viejos poemas espafioles que describen el hallazgo de la ultima Arpia en América. El novelista e historiador, Alejo Carpentier, da a conocer en su cuento El Camino de Santiago un poema que canta el fin de la ultima Arpfa. En la resplandeciente Sevilla, en tiempos que regresaban los galeones hinchados de oro, los juglares acompafidndose de vihuelas cantaban la portentosa historia de la Arpia Americana, monstruo pavoroso que retorné a su tierra de origen, para morir como sus antecesoras: - Por una cuantiosa suma - Coro La ha comprado un europeo, Y con ella se vino a Europa; Este fin tuvo la Arpia En Malta desembarcéla; Monstruo de natura horrendo, Desde alli fue al pais griego, Ojala todos los monstruos Y luego a Constantinopla, Se murieran en naciendo”*. Toda la Tracia siguiendo. Alli empezé a no querer Admitir los alimentos, Tanto que a las pocas semanas Murié rabiando y rugiendo Las sirenas en su origen se asemejaban a las arpias. De acuerdo con tradiciones grie- gas, las sirenas eran dos, tres o cuatro seres, mitad mujer y mitad pajaro, pero a lo largo del tiempo mudaron de aspecto. Vivian en la isla de Antémoesa, donde entonaban cantos tan melodiosos que los navegantes se aproximaban para escucharlos mejor, hasta que sus navios se estrellaban contra los arrecifes. El suelo de la isla estaba cubierto de los huesos blanquea- dos de los infortunados marinos. Seguin las tradiciones griegas, sélo dos tripulaciones lograron escapar al fatidico destino: Ulises hizo que los remeros se taparan los ofdos con cera, 25 Canpenrier, 1971, 36. 186 Olaf mata una sirena. Miniatura del Flateyjarbok, una saga irlandesa sobre San Olaf. mientras que él fue atado al mastil, para escuchar el canto de las sirenas sin riesgos. Por su parte, Jasén y los argonautas no conocian el mortifero poder de las sirenas; cuando los tripu- lantes hechizados por las melodias maravillosas pusieron rumbo hacia Ja perdi- cidn, Orfeo cogié su lira y entoné canciones atin mas dulces, salvando asia la tripulacién. Cuando Homero describe en la Odi- sea el episodio de las sirenas, no dice sila mitad de su cuerpo era pajaro 0 pez. Los bestiarios medievales las describen como mujeres pajaros, pero también como muje- res peces, 0 mujeres serpientes. Esta metamorfosis puede explicarse por una con- fusién entre las sirenas y las nereidas griegas representadas a menudo como una mujer pez. En Europa se impuso este mo- delo, a causa de las creencias populares locales. En el mundo germano existian va- ‘Melusina de Amberes, 1491. rios términos que designaban mujeres marinas: Meerweif, Meerfrau, Meermin, Seewaif, Wasserjungfer, etc, consideradas de gran belleza y dotadas de senos generosos. Los romances 187 de caballeria exaltan la imagen de la bella Mélusine, mitad mujer y mitad serpiente, madre de los grandes linajes campesinos y nobles, y custodia de los bosques’, En su primer viaje a América, Cristébal Colén pretendié haber visto las tres sire- nas, pero quedé un tanto decepcionado de su aspecto: “El dia passado, cuando el Almirante iva al rio del Oro, dixo que vido tres serenas que salieron bien alto de la mar, pero no eran tan hermosas como las pintan, que en alguna manera tenian forma de hombre en la cara; dixo otras vezes vido algunas en Guinea en la Costa Manegueta”=”, Se trataba probablemente de manatis o vacas marinas, especie de mamiferos marinos algo parecidos a los humanos, cuyas hem- bras poseen dos mamas en el pecho. El Unicornio Plinio lo definié como una fiera, con cuerpo de caballo, cabeza de ciervo, patas Bonney Matt /ALEDIND Cac de elefante y cola de jabali. Un largo cuer- afitbee Teter elder namnen anager no negro se eleva en medio de su frente. Le aieagrentoeseanes" Marco Polo asegura haberlos visto en el rei- no de Bosman y nos entrega una descripcién bastante precisa del rinoceronte de Asia: “Hay alli unicornios muy grandes, que son ‘Bnicornis cin infor, poco menores que elefantes. El unicornio tiene pelo de biifalo, pata parecida a la del ele- Zz fante y cabeza como el jabalt, que siempre lleva 4g % << b inclinada hacia el suelo; hace su cubil con olemntedn Binboaiglbionad fembbonbdanbeihe/ sn, preferencia en lodazales y es animal muy — sieestiivied agen tcon tc sogne atoenthy sucio. En medio de su frente sobresale un Sealant tigen ia Sem tinico cuerno, muy grueso y negro; tiene la sf lengua espinosa, erizada de grandes y gruesas piias, con las que causa muchas heridas al Unicornio. Ilustracién de la Historia animalium hombre y alos animales”, El unicornio se 4 Gesner, Zurich 1551. transformé en un animal herdldico, sobre todo en Inglaterra. El Physiologus exalta las virtu- des purificadoras del cuerno del unicornio; los animales de un bosque solian beber en una laguna, pero la serpiente arrojé su ponzofia en las aguas. Los animales sedientos esperaron al unicornio quien entré en Jas aguas y con la punta de su cuerno hizo la sefial de la cruz, el gesto transformé la pécima en inofensiva”®, El cuerno del unicornio era considerado un 2 Mone, 1977, 105-108. 2 Vaneza, 1984, 111-112. me Santaita, 139. 2 Mone, 1977, 156. 188 poderoso antidoto contra el veneno. Es di precisar como alquimistas o curanderos obte- nfan aquellos cuernos, probablemente rinocerontes o narvales que pagaban con su vida su semejanza con el animal imaginario. Aun en nuestros dias el cuerno del rinoceronte es objeto de un trafico muy lucrativo, ya que civilizaciones asidticas le atribuyen virtudes afrodisiacas o al menos vigorizantes, lo que suscita su caza furtiva a gran escala que pone en peligro la supervivencia de la especie. Los Hombres sin cabeza Los acéfalos fueron los seres predilectos del imaginario europeo durante mas de un milenio. Para Marc Bouyer, autor de América Fantdstica, los acéfalos, con el rostro en el pecho son “el simbolo de las funciones espirituales rebajadas al nivel del vientre cuando no del sexo”, Seguin las creencias populares del norte de Europa, simbolizaban el retorno de los muertos, en cierta forma eran cadaveres vivientes. Plinio los llamé blemmyas y los situé en Africa, Obtuvieron un lugar de honor en el imaginario medieval cuando San Agustin, el siglo V, entrega una extraiia informacién: “Cuando era Obispo de Hipona, iba con algunos escla- vos cristianos hacia Etiopia para ensefiar el Evangelio de Cristo. Vimos muchos hombres y mujeres que no tenian cabeza y sus ojos se encontraban en el pecho; aparte de esto, los otros miembros eran como los nuestros”. Tal afirmacién, viniendo de una de las mayores autoridades doctrinales de la Iglesia Cristiana, constitufa una verdadera “prueba” de la existencia de los Acéfalos. A partir de entonces habian ganado algo asi como el derecho de ciudadania®", En el Romance de Alejandro, las acéfalos forman parte de la lista de los veinte y dos pueblos inmundos. La iconografia medieval representé en varias ocasiones el combate de Jas huestes de Alejandro contra los acéfalos y los cinocéfalos. San Isidoro los situé en Libia. El Cardenal D’Ailly se encarga de presentarlos de forma més conforme con su rol maligno: informa que tienen los ojos en los hombros; a manera de nariz y de boca tienen dos hoyos en el pecho y su cuerpo esta cubierto de cerda®*, La creencia en los acéfalos atraves6 el Océano Atlantico para instalarse en América. Cuando las afiejas noticias sobre naciones de descabezados en Africa y Asia parecian que- dar en el olvido, los acéfalos volvieron a surgir en el Nuevo Mundo. Sir Walter Raleigh en su prodigiosa relacin sobre las riquezas de El Dorado, pretende haber tenido noticias de una nacién de hombres sin cabeza cerca del imperio de Guiana y su capital Manoa. Supo que cerca del Orinoco existen otros dos rios: el Atoica y el Caora: Los indios que habitan en las riberas del Caora tienen la cabeza y los hombros hechos de una sola pieza; esto es monstruoso e increible; yo estoy casi convencido de su existencia, Bovvsr, 1974, 17-21. Mone, 1977, 232-233, D'Anzy, 1930, 267. 189 YE vA Imeto geerewt © ri By Poapin: NET Adam Alri iF enieTilierubs ense bo. mines fine capste octéscy off habenter mpeciore. quay Warnite ene Pedgxc Latwtudor ualptas Pederveet coler earn fimldy: Pi Abelites per apiim filed There beihide fomnileg fry. peder ba - Dente Leoni. iy oaey tear pedesrere- Cref-~ a Caballeros cristianos afrontando Escidpodes y Acéfalos. Iustracién del siglo XIII, de una versidn italiana del Romance de Alejandro. 190 Este pueblo extraordinario se llama Ewaipanomas, y todos los nitios de Arromaia atesti- uan lo que yo escribo en mi Relacién; que los ojos se encuentra en los hombros y la boca en el pecho. El hijo de Topiawari, que traje conmigo a Inglaterra, afirmé que eran el pueblo mds poderoso del pais, que tienen flechas y arcos tres veces mayores que los Oronoco- ponis. Un Irawaqueri, hace un afio, tomé a un prisionero y lo llevé a Aromaija. Como el indio comprendié que yo ponia en duda sus afirmaciones, replicé que nadie ignoraba este asunto, y que este pueblo monstruoso provocaba muchos estragos en las aldeas veci- nas, sobre todo en los iiltimos afios. [...] Cuando regresaba a Cumana, conversé con un espaiiol de mucha experiencia; cuando supo que estuve en Guaiana hasta el rio Charles, me pregunté si vi los Ewaipanomas. El espariol, un hombre de buena fe, me aseguré haber visto acéfalos en varias ocasiones. Casi tan curiosas como las descripciones de Raleigh, son los comentarios de su editor francés, en 1722, més de un siglo después de los viajes del corsario. No pone en duda la existen- cia dela nacion de hombres sin cabeza, pero se esfuerza por encontrar explicaciones racionales al mito. En una nota al margen se lee: “Aparentemente estos pueblos tienen el cuello extremada- ‘mente corto, quizd tengan también los hombros extremadamente largos. O bien la naturaleza los hizo asi o el arte y la industria intervinieron. El gusto de estas naciones lejanas es bastante insélito en relacion al nuestro; ellos suelen considerar bello lo que nos parece espantoso”™, io. : SW Ewaipanomas de Guiana descritos por W. Raleigh, segtin la edicién de Levinus Hulsius, Niiremberg, 1599. Rasetox, 1722, 224-225, 191 Atin a principios del siglo XIX, la creencia en los descabezados no se habia extingui- do totalmente. Alexander von Humboldt, retine testimonios sobre la existencia de un pueblo de acéfalos. Algunos misioneros le aseguraron que existia una nacién de hombres que tienen “Ia boca en el ombligo”, llamada Rayas, quienes vivian en los bosques adyacentes al rio Sinapo, un afluente del Orinoco en la regién donde este marca la frontera entre Colombia y Venezue- Ta. Por su parte, un indio tan canibal como viejo, dijo haber contemplado con sus ojos aquellos acéfalos; asombrado, Humboldt cons- tata que en aquella regién es imposible poner en duda estas fabulas. En realidad -dice- las producciones mas curiosas de la imaginacién expresan ciertas analogias de aspecto y de forma con las creaciones de la naturaleza. Se podria decir -concluye- que las ficciones de los antiguos gedgrafos pasaron de un hemis- ferio a otro™', Su comentario es acertado. Los acéfalos nacieron antes de nuestra era, confir- maron su existencia las eminencias greco-romanas y, més tarde, las autoridades doctrinales de la Edad Media; llegaron a Amé- rica para instalarse en las proximidades de El Dorado y hasta el siglo pasado se presentaban pruebas de su existencia. Vivieron més de dos milenios en la imaginacién humana. Los Escidpodes Llamados también unipedos son hom- bres que tienen una sola pierna y un pie tan desmesurado que les puede servir de som- brilla cuando se recuestan. Saltan tanto y tan rapido, sobre tierra y agua, que nadie logra alcanzarlos. Plinio parece haberlos encontra- do en los relatos de Ctesias, un historiador griego del siglo IV antes de J. C.San Agustin certifica su existencia y San Isidoro los sitiia 4 Hunpoipr, 1965, 99-100. 192 Un escidpode, cuyo tinico pie lo protege de la Huvia y el sol, y un opistodéctilo (los pies al revés). Konrad von Megenberg, Libro de la naturaleza, tomado de las Crénicas de Nuremberg de Schedel (1493). en Etiopia™*. Un curioso unfpedo, quiza el inico que alguien haya pretendido divisar en América, intervino durante la estancia de los Vikingos en Terranova. La saga de Eric el Rojo, relata cémo una maiiana el unipedo disparé una flecha contra Thorvald, hijo de Eric, quien tenia el tim6n de la nave; Thorvald se arrancé la flecha y dijo: “Tengo grasa en mis entrafas. Hemos ocupado buenas tierras para establecernos pero no podremos disfrutarlas”. Poco mas tarde ‘Thorvald murié a causa de su herida. Sus compafieros persiguieron al unfpedo y lograron verlo por tiltima vez cuando caminaba por una bahia. Luego emprendieron el regreso™*. Los Hombres con rabo y los Sdtiros Aunque se trata probablemente de noticias deformadas sobre monos de gran talla, estos seres inspiraron la ima- gen del diablo en la iconograffa cristiana El propio Tolomeo habla de tres islas po- bladas por Satiros, seres de cabeza calva, orejas sobresalientes y puntiagudas y do- tados de pequefios cuernos. Tienen patas de cabra y una pequefia cola. Son concupiscentes y les afloran a menudo los malos deseos; cuando no estan organizan- do orgias, pasan su tiempo persiguiendoa las ninfas para violarlas. Espantan el ga- nado y a los viajeros solitarios. A decir de Plinio andan tanto sobre dos como sobre cuatro patas, el Romance de Alejandro los describe como “hombrecillos que tenian un solo pie y les colgaba una cola como la del ganado”, y Marco Polo habla que en la isla Java la Chica habia hombres que tenfan| una cola de un palmo de longitud. Sin duda que todas estas tradi- ciones influyeron en el Almirante. En el informe de su primer viaje sefiala que en la Hispafiola quedan dos provincias inexploradas; “Ia una de las cuales llaman Auan adonde nace la gente con cola”. Luego, en el segundo viaje, se enterd que en una regién de Satiro y una joven. 25 Mone, 1977, 219. % Grave, 1955, 98. El profesor Gravier piensa que este pasaje puede ser un agregado reciente o una mala traduccién de la palabra einfeetingr, que quizé no significa unipedo. 193 Cuba “todas las gentes tenian rabo”*”. Un siglo y medio mas tarde, en una imagen publicada en la “Historia del Reyno de Chile” del jesuita Alonso de Ovalle, se divisan hombres con rabo en las regiones australes. Los Panotti Los hombres de grandes orejas o Panotti figuran en escritos clasicos sobre la India. Para Scylax, un nave- gante griego del siglo IV antes de J.C. que proporciond muchas informaciones sobre el Oriente, tienen ore- jas como palas. En cambio para Ctesias, las orejas les permiten cubrirse sus hombros y sus brazos. Megstenes, un historiador griego del IIT siglo antes de J.C., pretende que dormian sobre sus orejas. Durante la Edad Media se Iegé a pen- sar que median cinco metros y podian envolver todo su cuerpo con sus enormes orejas™*. La creencia en los fabulosos panotti, llegé hasta el Extremo Oriente, aunque en el trayecto hayan perdido tanta substancia que pasaron de gigantes a duendes. En enero de 1522, cuando la expedicién que dio la primera vuelta al mundo, se detuvo para capear un temporal en un grupo de islas de Indonesia, tuvo noticias pre- cisas sobre una isla de diminutos seres humanos dotados de grandes orejas. Antonio Pigafetta relata: Explicénos nuestro viejo piloto de Maluco que existe cerca de aqui una isla llamada Arucheto, Los hombres y las mujeres de la cual no son mds altos que un cubo, y tienen la orejas tan grandes como ellos mismos, pues en Ia una hacen su lecho, y con Ia otra se cubren, Van afeitados y desnudos del todo; corren mucho, tienen la voz muy fina, habi- tan en cavernas subterrdneas y devoran peces y una sustancia que se oculta entre las cortecas y Ios troncos, que es blanca y redonda como confites, y la aman ambulon. Por las fortisimas corrientes y los bajos no fuimos hasta all. Grr, 1989, 40-42, Varela, 1984, 143 8 Mone, 1977, 230. ™ PicarertA, 1985, 150. 194 Los Pigmeos Esta vez no se trata de un mito sino de poblaciones humanas perfectamente reales, pero como eran desconocidos en Europa del Renacimiento, eran asimilados a las extrafias y lejanas poblaciones descritas por los escasos europeos que habian conocido el Lejano Oriente. El autor del Ymago Mundi sitta los Pigmeos en la India, en el pais donde brota la pimienta blanca. Colén resumié el parrafo sobre los hombres diminutos de esta manera: “son hombres que miden dos codos que luchan contra las grullas. Dan a luz al tercer arto de vida y mueren en el octavo”™, El mismo Pigafetta que describié los pequefios orejones, también tuvo noticias de los pigmeos cerca de los islas donde se encontraban las especias: “Continuando nuestro camino, pasamos entre estas islas: Caioan, Laigoma, Sico, Giogi, Caphi (en esta de Caphi nacen homitnculos, como los enanos, los cuales son los pigmeos y estén sometidos por la fuerza a nues- tro rey de Tadore) [...]”™*. Cinocéfalos y Ciclopes Segiin los iiltimos descubrimientos arqueolégicos, la primera representacién cono- cida de un ciclope se encuentra en un sello hallado en Ja Antigua Mesopotamia. Para los griegos, los cfclopes se encargaban de forjar los rayos de Zeus; el mas conocido de ellos fue el desdichado Polifemo quien fue enceguecido por Ulises. Como se sabe, tenfan un sélo ojo en medio de la frente y a menudo se les representaba con orejas de perro y muchos vellos en el pecho. Por su parte, los hombres con cabeza de perro fueron seres imaginarios de primer orden. Igual que los acéfalos, comenzaron a vivir en un mundo prodigioso desde la Antigiie- dad, formaron parte de bestiarios medievales, y tras el descubrimiento, se les divisé en América. Los cinocéfalos eran presentados, en algunas ocasiones, con dos grandes caracte- risticas de los ciclopes: eran gigantes dotados de un solo ojo. Asi seran vistos en América. Este mito proviene probablemente del apelativo de una de las castas mas despre- ciadas de la India, que habita al borde del rio Indo. Practicaban la caza haciéndose ayudar de muchos perros. A causa de esto, los brahmanes los Ilamaban despectivamente “perreros”™. También es posible que los cinocéfalos sean la imagen europea que resulté de la descripcién de algin mono. Claudius Elianus, filésofo del siglo II de nuestra era, autor de De natura alimanium, nos ofrece quiza la primera descripcién acabada. Los cinocéfalos son justos e inofensivos: 2 -DrAmy, 1930, 265. m1 -Prcarer7A, 1985, 147. 2 Esta explicacién se encuentra en Guz, 1989, 30 y Mone, 1977, 230. 195 Enel mismo paraje de la India donde se crian los escarabajos se encuentran los lamados “cinocéfalos”, a los que dio nombre el aspecto y la naturaleza de su cabeza, pues en el resto de los miembros tienen figura humana. Andan cubiertos con pieles de animales y son justos y no agravian a ningtin hombre. No hablan, sino que emiten sonidos gutura- les, aunque entienden la lengua india. Se alimentan de fieras salvajes, que cazan con gran facilidad, pues son velocisimos, y las matan cuando les dan alcance. No asan su carne al fuego, sino al calor del sol, partiéndola en pedazos. Crian cabras y ovejas. Su sustento es la carne de las alimatias, su bebida Ia leche del ganado que apacientan’®. Plinio los sittia en Etiopia sin mas comentarios”. Los tres monjes viajeros que se acercaron a los confines del Paraiso, dieron con un pueblo de cinocéfalos y otro de pigmeos (ver capitulo 1)**. Sin embargo, la percepcién de los cinocéfalos como gentes amables duré poco. Su fiero aspecto sugeria la antropofagia. El Romance de Alejandro los alinea junto 2 los acéfalos, entre los veintidés pueblos impuros encerrados en el famoso circo de monta- fias, cuya tinica salida fue bloqueada por la puerta de hierro®®. El mismo rey Alejandro, tras haber conocido el pais de las Amazonas, se retird hacia el mar Rojo, donde hallé “a los hombres cabeza de perro y a los descabezados [...]”*". En clasificacién de San Isidoro, forman parte de los “animales salvajes”. El Bestiario de asnmote los cataloga como una especie de simios: “Los cinocéfalos pertenecen también a la raza de los simios, se los encuentra en Etiopia, son violentos en sus saltos y feroces en sus mordidas”™., Tal era Ja fama de los cabeza de perro que se ganaron un lugar en buena parte de las relaciones de los viajeros que visitaron el Lejano Oriente. Asi la afirmé el misionero franciscano Juan de Pian de Carpino, tras haber visitado la corte del Gran Khan en 1246. El gedgrafo arabe Ibn Batuta declaré en 1356 haberlos divisado en el pais de los Barahnakar. Marco Polo los localizé en las islas Andaman. Otro franciscano viajero, Odorico de Pordenone Jos sittia en 1327, en la isla de Nicuneman. Para el fantasioso John de Mandeville habitaban Ja isla de Necumeran, donde formaban parte del entorno del rey de Ceilan propietario de un fabuloso rubi. El Cardenal D’Ailly informa que en India existen hombres que “tienen cabeza de perro y piel de bestias. Aiillan como perros”, y otros que “tienen un solo ojo, Mamados Carismaspi”™, incluso en el Globo de Behaim, coetneo de Colén, se lee: “Isla de Ceylan [...) Aqui John de Mandeville encontré una isla cuyos habitantes tenian cabezas de perros [...]”. Citado por Gr, 1989, 30. Puno, 272. Grar, 1925, 63-64. Pseupo Caristenes, 1977, 211-215. Pseuvo Canistenes, 1977, 207 Astavox, 1988, 68. Gu, 1989, 30:33. D’Auuy, 1930, 265-267. see eR ee 196 Caefale Arriba, Cinocéfalos de la isla de Agaman en el golfo de Bengela, segiin una antigua edicién del Libro de Marco Polo. Bibliothque Nationale de France. Abajo. Cinocéfalo elegante; acuarela de un bestiario anénimo del siglo XVI, abadia de Saint-Germain-des- Prés, Bibliothéque Nationale de France. 197 Todas estas informaciones no podian escapar al Almirante. Sus fuentes eran forma- Jes; en los confines del Oriente existia una nacién de faz perruna. Para él no solamente era posible, sino probable que se topara con ella en las tierras que habria de descubrir. Menos de un mes después de la llegada al Nuevo Mundo, cuando las tres carabelas estaban explorando las costas del Noreste de Cuba, Colén interrogando a los indios sobre las caracteristicas de esas tierras, cree entender que los cinocéfalos y los temidos canfbales son la misma cosa; “lexos de alli avia hombres de un ojo y otros con hogicos de perros que comian hombres, y que tomando uno lo degollaban y le bevian la sangre y le cortaban la natura”*., Sin embargo, tres semanas mas tarde, en la misma regién el Almirante pondré en duda sus certezas sobre los cinocéfalos y desarrollaré su propia interpretacién sobre los canibales. “Toda Ia gente que hasta oy a hallado diz que tiene grandissimo temor de los de Caniba 0 Canina y dizen que biven en esta isla de Bohio, [Haiti] la cual debe ser muy grande ...]”. Cuando la expedicin toma la direccién de Bohio, cundié el terror entre los indios que Jos acompaiiaban, “temiendo que los avian de comer, y no les podia quitar el terror, y dezian que no tenian sino un ojo y la cara de perro [...]”°”. Pero el Almirante pensaba que mentian. En realidad -afirma- este relato no es mas que una confirmacién de la proximidad del sefiorio del Gran Khan, objetivo de su viaje. Seguramente, los navios de este poderoso imperio vienen de tiempo en tiempo a estas regiones que estan en su periferia y capturan algunos indios. Como no los ven regresar, Se imaginan que los devoran. Por lo demas, la fonética y la etimologia estaban de su parte. La palabra Caniba o Canina que utilizaban los indios ¢qué podia ser sino un derivado de Khan, el titulo del gran emperador de la China? Las historia de América conocer otros gigantes. En una de las expediciones de Sarmiento de Gamboa, -el mismo que nos informé sobre el Paititi y uno de sus navios naufrag6 en el Estrecho de Magallanes- se capturé un indio tan gigante que parecia un ciclope. Al menos asi lo afirmé Bartolomé Leonardo de Argensola, el historiador de los fracasados intentos de instalar una guarnicién en tierras australes. Este relato abre otro capitulo de hombres extraordinarios divisados en América: los gigantes patagones. Bt Vane, 1984, 51. 32 Vana, 1984, 65. 198 Acéfalo con rostro alegre. Miniatura del siglo XIV, extraida de La maniare en les faitures des monstres et des homme qui sont en Orient et plus en Inde, Bibliothéque Nationale francaise. 199)

S-ar putea să vă placă și