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(…) Claro que allí no tenían los problemas que teníamos nosotros con ETA.
Muchas veces teníamos a la policía detrás por culpa de ETA. No iban a por
nosotros específicamente. Pero olían algo y pensaban: “Será ETA”. Entonces
iban a por ellos y cazaban a los nuestros. La mayor parte de nuestras caídas
fueron por eso. (Arzalluz, pag. 79)
(…) Ajuriaguerra solía decir que el gran culpable de los progresos de ETA fue
Fraga, que, cuando estuvo de ministro de Información y Turismo, convirtió a
ETA en la bicha de la propaganda del Régimen, con lo que animó a muchos
antifranquistas a simpatizar con ella. (Arzalluz, pag. 121)
Beneficios de ETA para los intereses del Estado español (años 80).
(…) Fue el propio Iñaki Esnaola quien me dio la noticia de la muerte de Txomin
(líder de ETA que abogaba por la paz y que murió en un sospechoso accidente
de tráfico). Se apresuró a decirme, cuando yo no había abierto la boca todavía,
que no sospechara nada raro, porque no había nada raro. Tajante. Parecía que
lo tenía muy claro.pero no debía de tenerlo tanto, porque tiempo después, me
preguntó: “Oye, ¿y tú cómo crees que fue realmente lo de Txomin?”.
No sé cómo murió Iturbe (Txomin). Sé que yo temía que algo así pudiera
sucederle. Y le sucedió.
Y tengo también la íntima convicción de que si Iturbe hubiera estado en las
conversaciones de Argel, habría llegado a un acuerdo con el Gobierno español.
Un acuerdo que el habría logrado imponer en la organización, porque nunca
hasta él ningún dirigente había gozado de tanta autoridad. (Arzalluz, pag. 292)
(…) Todo el mundo sabía que Azkoiti era el alter ego de Txomin, de modo, que
cuando Txomin murió –en las extrañas que ya he contado antes-, todas las
miradas se volvieron hacia él. Esnaola creyó que Arrieta (Azkoiti) podría influir
para que la organización se orientara hacia la búsqueda de una salida
negociada y apostó por él. Yo creo que Rafael Vera estaba en las mismas.
Porque Vera (…) tenía algo que me parecía muy valioso: vivía con el empeño
de solucionar el problema de ETA antes de retirarse. Y estaba dispuesto a
hacer lo que estuviera en su mano para lograrlo.
No sé. Tal vez las gestiones que hizo Vera con Esnaola para promover la
“Operación Azkoiti” disgustaron a la gente del gobierno que no creía que de
aquello no pudera salir nada, o que no quería que saliera nada que se debiera
a Vera. El caso es que se filtró una grabación de la reunión, ETA renegó de
aquello, y tanto el propio Azkoiti como Esnaola y Fando quedaron fuera de
juego para siempre. (Arzalluz, pag. 390)
(…) La pregunta que resulta inevitable hacerse es: ¿hay alguien en ETA que
frena una y otra vez cualquier intento serio de encontrar una solución pacífica y
negociada al conflicto?
Cualquiera con un mínimo de conocimiento de estas cosas sabe que los
Servicios Secretos no están mano sobre mano. Cualquier Servicio que se
preste está obligado a meter las narices en este tipo de organizaciones. Para
eso se gastan lo que se gastan. Estoy convencido de que los franceses y los
españoles tienen gente dentro de ETA, a uno u otro nivel ¿Tanto como para
controlar, pararla cuando quieren, lanzarla en un momento dado, desviarla,
etcétera?
(…) El comportamiento de ETA ha presentado más de una vez aspectos
demasiado oscuros, que obligan a hacerse preguntas sobre sus motivaciones
ocultas. (Arzalluz, pag. 304)
(…) Que le pregunten a Juan Mari Atutxa: ¡ETA intentó matarlo! Pero Atutxa lo
afrontó fríamente, como corresponde a un político. De manera que, cuando con
el paso de los años se vio obligado a defender la autonomía del Parlamento
Vasco a la hora de los derechos de Sozialista Abertzaleak en tanto que grupo
parlamentario, lo hizo sin sombra de vacilación. (Arzalluz, pag. 397)
(…) Se ha especulado bastante, incluso dentro del PP, sobre el cambio que
experimento Aznar a raíz del atentado. Me contaron que Mayor Oreja comentó
–sin micrófonos, pero delante de bastante gente- que el atentado había dado al
candidato “el hervor que necesitaba”. Parecía sugerir que le faltaba un punto de
madurez, o de empaque, y que aquel tremendo suceso había contribuido a
proporcionárselo. En todo caso, el comentario reflejaba las muchas dudas que
ellos mismos tenían sobre las capacidades reales de aquel hombre de aspecto
gris y anodino. (Arzalluz, pag. 415-416)
(…) A esto hay que añadir el número creciente de agentes privados que
realizan labores de policía (en el País Vasco). Los hay que hacen ya casi de
todo, desde funciones de seguridad en edificios de Estado hasta labores de
protección de cargos públicos. En cierta ocasión aludí a los intereses de la
familia Mayor Oreja en el ramo de las compañías de seguridad privadas.
(…) Jaime Mayor Oreja se apresuró a presentar una demanda contra mí.
(…) Pero, al margen de eso, el hecho es evidente para todo el que tenga ojos
en la cara: las compañías de seguridad privada cada vez cumplen más
funciones que, en principio, deberían estar reservadas a las Fuerzas de
Seguridad del Estado. (Arzalluz, pag. 458-459)
(…) Finalmente, los de la Mesa Nacional (de HB) fueron condenados a 7 años
de cárcel en una de las sentencias más insólitas y más ausentes de rigor
jurídico que haya dictado el Supremo en toda su historia.
Fueron condenados en nombre de “la razón de Estado”. A 7 años de cárcel. A
7 años por haber incluido una soflama de ETA que estaba en todos los medios
y que otros también difundieron sin que nadie les hiciera nada. (Arzalluz, pag.
466)
(…) Iñaqui de Rentaría, era un dirigente de mucho peso que quería acabar con
la lucha armada. Pero fue detenido. Con Belén González Peñalba sucedió lo
mismo.
La pregunta que hay que hacerse es ¿por qué fueron a por ellos, si eran los
que estaban a favor del alto el fuego? Es una pregunta que hay que unir a otra
similar: ¿por qué hostigaron a todos los que realizaron labores de
intermediación, incluido el obispo Uriarte, al que Mayor Oreja hizo lo imposible
por dejar en evidencia? (Arzalluz, pag. 481)
(…) Pero, poco a poco, se dio cuenta (ETA) de que éramos nosotros los que
estábamos atrayendo a su gente al terreno de la lucha exclusivamente política,
pacífica y que es camino podía no tener vuelta. Por eso, en mi opinión, rompió
el alto el fuego. La mayoría de la gente de HB estaba contenta con la marcha
que seguían las cosas. La prueba es que, tras la ruptura del alto el fuego,
sufrieron una sangría de votos impresionante. Perdieron 80.000 y la mitad de
sus diputados. (Arzalluz, pag 485)
(…) me consta que, cuando se supo que ETA había roto la tregua, hubo
directivos de empresas privadas de seguridad que lo celebraron por todo lo
alto. Porque las amenazas de ETA y su actividad representan para ellos una
fuente de ingresos importantísima. La operación aritmética es sencilla: tantos
empleados por persona protegida –tantas horas, tantos días, tantos turnos-,
tantas personas protegidas… igual a miles de millones. Es un dineral, para toda
esa gente, la paz representaría una ruina. Los Mayor Oreja se enfadaron,
porque dije que no eran ni mucho menos ajenos a ese medio y me
denunciaron, pero –por lo menos de momento- los tribunales me han dado la
razón. (Arzalluz, pag 518)
Es doloroso ver cómo una y otra vez el nacionalismo español utiliza a ETA
contra el nacionalismo vasco. O el ver como sectores cada vez más amplios de
nuestra sociedad y de la sociedad española identifican lo nacionalista y hasta lo
vasco con la bomba ciega y con el tiro en la nuca, y el rechazo a lo vasco,
incluido el euskera, que provoca en muchos. (Arzalluz, pag 583)
Bibliografía:
“Así fue”, Xabier Arzalluz, edición de Javier Ortiz, Foca, Madrid (2005)