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Por otro lado, vivimos en una sociedad que presenta la muerte como un
espectculo, nos insensibiliza ante ella, hacindonos perder el verdadero sentido de
la misma. Nos presenta a la muerte como el castigo de los malos, como una
necesidad de justicia, como fras noticias, etc.
San Francisco cant: Alabado seas, mi Seor, por nuestra hermana muerte
corporal, de la cual ningn hombre viviente puede escapar. Ay de aquellos que
mueran en pecado mortal. Bienaventurados a los que encontrar en tu santsima
voluntad porque la muerte segunda no les har mal.
1. Shock
2. Negacin
3. Enojo, rabia, impotencia. Puede ser dirigido contra Dios. No debemos sentirnos
mal por eso. Hay que dejar a los sentimientos fluir.
4. Afliccin, desorganizacin, desesperanza, aguda tristeza, hondo pesar.
5. Aceptacin de la prdida y reorganizacin de los roles.
El proceso del duelo puede durar entre unos meses hasta algunos aos. La
psiquiatra considera perodos normales entre los seis meses y los cuatro aos, con
muchos altibajos y retrocesos en el camino.
Debemos afrontar la muerte con serenidad. Como Jess, cuando vio que su muerte
se aproximaba y tratamos de tener sus mismas actitudes y su confianza en el Padre
Dios: "Adelantndose unos pasos, se inclin hasta el suelo, y or diciendo: Padre
mo, si es posible, lbrame de esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo
quiero, sino lo que quieres t." (Mateo 26, 39)
El amor es ms fuerte que la muerte, pues perdura a pesar de ella. Cuando muere
una persona que queremos, nuestro amor hacia ella permanece intacto y, aunque
pasen los aos, el amor no muere nunca. Si hemos amado a Jess con toda nuestra
vida y con todo nuestro corazn, podemos decir con el apstol san Pablo: "Porque
para m la vida es Cristo, y la muerte ganancia. Pero si viviendo en este cuerpo
puedo seguir trabajando para bien de la causa del Seor, entonces no s qu
escoger. Me es difcil decidirme por una de las dos cosas: por un lado, quisiera morir
para ir a estar con Cristo, pues eso sera mucho mejor para m; pero por otro lado,
es ms necesario por causa de ustedes que siga viviendo." (Filipenses 1, 21-24).
Los cristianos sabemos que la muerte es un fin y un principio: fin de nuestro cuerpo
mortal y principio de nuestra vida eterna inmortal. Somos una unidad, de la cual
pervive el alma inmortal.
Vivamos confiados, como hijos de Dios, pues Jess nos ha comprado la vida eterna
al precio de su Preciossima Sangre.