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s . COLECCION Conjunciones Violencia social - Violencia escolar De la puesta de limites a la construcci6n de legalidades Silvia Bleichmar | moved am, COLECCIGN Conjunciones ‘Siglo XX. La violencia sociales un fenémeno cotidiano, ya se hha naturalizado, ya no sorprende. La violencia escolar es noticia diaria en los medios de comunicaci6n. ZEs ella un refleo de la violencia social? Silvia Bleichmar abord6 en sus escritos, en sus conferencias, en sus reportajes, con su profunda implicaci6n y su acostumbrada lucider, estos temas. Planteabs en ellos que “las formas actuales de la violencia dan cuenta de procesos muy Severos de desubjetivaci6n en el pals, y de procesos profundos cde impunidad y resentimiento acumulados”. Proponta un cambio fen el orden del dia de las agendas de los funcionarios de los distintos estamentos del Estado: en lugar de poner el acento en : a $ l arbre am Violencia escolar Siva Bleich stata “Hy que teminar cane mito de i 1a vtenca es podito de la pobrem. La yllencla 4s producto de dos costs: por un lado, el resentinlento pols: L promesos incumplides ypor el otro, afta de perspective de os {ture Que educar no sea una propuesta idealist de hacer De la puesta de limites a la todos.n pact dellenamosbienyentenderos sine de entender tesinetosprofindes que hay entre una cuturaque durante cos props el note melts! mientas se asesinab el semelante.¥ que se continud después en un individualismo de ‘salvarse solo, 4 costa de lo que sa’ convetido én un princi de vida yuna attra como forma de pcardis que se conti en modelo de tiecclo seca. reo que nosotes tenemas'que parth de » reconocer el pais que construimos o que desconstruimos para poder educara los jévenes en el pafs que queremos construir”. COLECCION Conjunciones rassaze2 N [ noveduc I www.noveduc.com oaserssse2e i ton o7a.e7.598-2282 Rag SWS llchmar, Savio ‘Vlench soca, victenele escolar la pussta do limes ata consimenée do logaidades 1a od Buenos Ares: Cento de, Moa pera cm. (Gonpnetonee: 1) oN 976-087-538-228-2 4. Vlaria Escolar. | To cop arie2 Coleccién Conjunciones Directore: Marcela Pereira Edicion: Ardea G. Kaplan isgramacio: Parca Loguizamén ‘Correceidn do estio: Susana Pardo Disero de pertada:Analia Kaplan Ze indice I editor, octibre.de 2 | Prélogo por Marla del Carmen Feijob | Sobre la puesta de limites y la construcci6n de legalidades © Novedue libros é ‘Av. Confientes 4345, Almagro (1195) Cludad de Buenos Aires, Argentina ‘al: (64-1) 4867-2020 - Fax: (8 11) 4887-0220 | Laconstruccién de legalidades como principio educativo Evmalt: contacto@noveduc.com /- ww:neveduc.com i Ediciones Novedades Educativas de México S.A. de C.V. | Larecuperacién de la justicia como base del pacto intersubjetivo. aA Instituto Técnico Industrial # 234 (Circuito Interior) Oficina # 2- Planta Alta (Ref: Metro Estaci8n Normal) Colonia Agricultura. Deleg. Miguel Hidalgo México, D. F.- C. P. 11960 - TelFax: 53 96 59 96 / 53 96 60 20 E-mail: info@novernex.com.mx./ novernex@noveduc.com Carmen de Patagones: la patologia singular en el marco de Ia violencia social y escolar LS.BN. N° 978-967-538-228-2 ‘Subjetividad en riesgo: herramientas para su rescate 1 ‘Queda hecho el depésito que establece la Ley 11.723 Laproteccién de nifios y jévenes. Sexualidad y pautacién 14l Impreso en Argentina - Printed in Argentina No we parte la reproduc pari! tl, almacenarianto, lagi, ta ransmision ols ransfoma- ‘Sen de este fro, en cuolquer toma 0 por cuslguer medi, sea slctnicao mecdnico, madantefloco- ‘ee, digtiizaclonu otros mitods, sn ol perisn previ escro da edi. Su raccén ext pena por Ins loyes 11.723 725448, Poner palabras al horror. Etica y subjetividad en el mbito carcelario .. 161 ‘Suva Brxtcumtan nacié en Bahia Blanca en 1944. AUC transcurtié su infania entre la Escuela Nocmal Mita y a Bibloteca Rivadavia. Migraién mediante a l Capita, esu- dia socolgi y lego psicologaen la Universidad de Buenos Ace, donde parcpaaci- vamente del movimiento esudianil de los aos 60.A causa dela detadara mili, dec- de emigary se radicaen México en 1976, Completa el docorado en Peicoandlss en la Universidad de Pais VIL, bajo a dicecci6n de Jean Laplanche, Retorna a su pals Argentina, en 1986, Profesora de diversas universdadesnacionalesy del exterior, entre sus actividades cxt-acaémice e cuenta I direcion de los proyectos de UNICEF de asistencia a las victimas del terremoto de México de 1985 y el proyecto de ayuda psico- A6gic los afectador por la bomba que destay la AMIA en 1994. En 2006, obtiene el Diploma de Honor y, potteormente, el Premio de Platino en Psicologh de ta Fundaciéa Konex. Poco después, en mayo de 2007, es nombrada, por unanimidad de a Legisarara porve, Ciudadana Tune def ciudad de Buenos Aires. Ha coaborado con publiceconesnacioales y eran mediante ariuloscenicos ens de acraidad, Sus libros ms conocido son Els erigene del xe, ‘La fundacibn de lo inconsients, Clinica poiconnaliticay neagines, raducios a port sues yal anc, Le sbjrvidd en rego y Dolor pat te kim cliicado pola ci Sea como “un profindo y comprometio ensayo sobre ia ela argentina y x impac to en la mubjeividad”. Bsa mis cia ha expresio: “tanto en su produccién cenif- cx como ens trabajos sobre la realidad socal, hay, en Siva Bleichmar, una indaudica- ble acttad de bésqueda y un profindorechazo al iracionalsmo, al pensamiento que se sostiene en Ia pura creenca,y afina 4 eto una enorme libertad e expen que la hace crgina”. En 2006 publics dor libros que resultaren bestseller; Paradejar de ls Seeualided masclinay No me hubera gutade mori enor 90 sa obra péstur, Dolor airy depuis. en novembre de 2007. Silvia Blichmar filleis el 15 de agosto de 2007. LuchS durante vatis aos contra un cncer, con dignidad y fortaleza, trabajando hasta sue kimos das en su pric clinica, dando cates en su Seminario y ecbiendo, ZS pio, 5 Bajofel titulo “Violencia Social - Violencia Escolar”, los textos que se presentan a continuacién abren una ventana parar mirar no sélo el espa- cio de la escuela y sus problemas, sino el conjunto de la sociedad argen- tina. Sus contenidos surgen de un marco conceptual, de un desarrollo teérico y de una metodologfa de trabajo que estuvieron siempre orien- tados por los principics profundamente democriticos y democratizados ‘que constituyeron la marca de la escritura, la clinica y la préctica ciuda- dana de Silvia Bleichmar. En s{ntesis, llevan la impronta de le forma en ‘que ella se colocé ante el anilisis y la construccién de la realidad argen- tina y latinoamericana de los iiltimos cincuenta afios. Una vida que, ‘como ella misma dice, se orienté por los principios que formulaba en tér- minos de “mantener la mente abierta y, junto con la mente abierta, los principios claros”. Y no hay duda de que cumplié tal como lo habia sofia do, sin apartarse nunca de esos preceptos. ¥ que nos dio el placer de dis- J I] tena sci - Vee xoar cutir y discrepar con ella, disfrutarla y tener oportunidad de atisbar la profundidad de su compromiso con Ja condicién humana. Sin imposta- ciones, a veces suftiendo dolores de pafs-, a veces irénica, siempre espe- ranzada. Como en toda su obra, la interrogacién de ésta esté dirigida a pensar la sociedad desde la perspectiva de los procesos de-constitucion de sub- jetividades y la relaci6n que ellos han tenido con los procesos de devas- tacién politica y moral que atraves6 nuestro pais en los tiltimos teinta afios, y sus efectos. En este contexto, el tema de la violencia es un eje fun- damental, como historia y como presente, en tanto la violencia marc6 nuestras vidas hasta extremos que todavia hoy no identificamos suficien- temente. La herencia de la violencia se manifiesta en las relaciones inter- personales, en los sistemas de dominacién social, en los espacios ¢ insti- tuciones en que interactuamos y, por supuesto, en el espacio de la escue- lay la familia. ¥ se retroalimenta en las nuevas formas de violencia que van més alld de los esporédicos estallidos en las aulas y las instituciones escolares. Por todo ello, por la centralidad manifiesta y latente que ha tenido en la configuracién de nuestro presente, proceder a analizar las situaciones de violencia requiere asumir algunas decisiones de critica epistemol6gica y te6rica. En el caso de Bleichmar, en primer término, se trata de la rup- tura del determinismo. Un determinismo que, como resultado del dete- rioro de las condiciones de vida de las mayorfes populares, es determi- nismo economicista y, a la vez, perspectiva naturalista y naturalizadora de Jas condiciones que producen la violencia. Presagiando en esas lecturas la formulacién de andlisis biopoliticos, su posicign es clara al respecto cuan- do sefiala la necesidad de terminar con el mito)de que la violencia es pro- ducto de la pobreza. Mas profundo que eso és su enfoque: “la violencia ¢s producto de dos cosas, por un lado el resentimiento por las promesas incumplidas y, por el otro, la falta de perspectiva de faruro”. En segundo lugar, postula la ruptura del facilismo. El abandono de la pobreza como tinica o predominante clave explicativa de los problemas sociales ~de los que, sin duda, los més impactantes son los ligados con la violencia 0 los abusos sexuales- implica la ruptura de una lectura ficil de esos eventos. Fécil, porque el diagnéstico leva implicita una solucién Maria del Carmen Feljod | Prélogo también ficil, la de que el mejoramiento de las condiciones dé vida serfa el camino de superaci6n de la violencia. Otra de las formas del facilismo es la de la explicacién psicologista, particularizada en un nifio, en una nia, con determinadas caracteristicas personales, en una institucién, en un pueblo o barrio, cuyas tramas se cruzarfan de manera tal que termi- narian convirtiendo a la victima de un conjunto de determinaciones en victimaria, Como siempre, Silvia nos dice que la reali Tan compleja que, desde el plano analitico, requiere dejar a un lado el practicismo pedestre, ese tercer rasgo contra el que combate y que con- siste en biisqueda bienintencionada de soluciones sencillas, construidas sobre la super-simplificacién de los problemas y que s6lo se puede supe- rar con la reivindicacién de la teorfa Por eso, cuando estallan episodios de violencia, ella nos dirige una invi- tacién a mirar por fuera del engafioso limite analitico del escenario insti- fucional (lo que pasa en la escuela) y/o las caracteristicas personales de Jos protagonistas (Io que les pasa a los sujetos), para entenderlos en tér- minos de su articulacién con procesos més amplios, més distantes, pero activamente operantes sobre esos sujetos. Sobre todo, en esas rupruras con el sentido comtin, nos invita a dejar aun lado la patologizacién de la vida cotidiana, que es otra de las formas que adopta el modelo de las explicaciones “ficiles”. | ‘Volvamos entonces el foco a la falta de perspectiva de futuro yel resen- timiento por las promesas incumplidas. Al hablar del futuro, introduce el tiempo en el anilisis, un tiempo que no es cualquier tiempo, sino el que las ciencias sociales denominarfan de “larga duraci6n”, el que ha dejado un sedimento de sucesos y procesos que, como los de la violencia, siguen operando aunque estén aparentemente replegados en el olvido, El tema del tiempo hist6rico y su articulacién con la construccién de subjetivida- des ha sido una constante en la obra de Silvia. Como evidencia, recorde- mos simplemente el titulo: No me hubiera gustado morir en las 90. Pero este tiempo del futuro tiene impactos determinantes en dichas construc- ciones. Como no hay proyecto, se manifiesta como un tiempo eterna- ‘mente presente y que se consume en la anécdota del dia tras dia -el tiem- & I] Violecia social - Viotencia escolar po de la inmediatez. No se dispone del tipo de tiempo enya calidad per- mita proyectar un futuro, entre otras cosas, porque no hay proyecto y paradéjicamente se convierte en “ausencia de futuro”. Chicos y chicas todo el dia en Ja barra o la banda de la esquina, horarios trastocados, falta de rutinas, tiempo eterno delante de ellos, sin posibilidad de plasmarlo en un sentido w orientacién. linteraccién, en los que se plasman las vidas concretas de los sujetos. tan profundas han sido sus mutaciones que pricticamente no se recono- cen entre s{: Esto es importante, en tanto la accién de la escuela debe dirigirse a trabajar con la realidad que hay, no con la que imagina que hay, especialmente en_relacién con Ja familia. Para Silvia, la familia se redefine hoy, no como el suefio de la familia tipo de las propagandas o Ios Libros de texto tradicionales, sino como el espacio en que una gene- racion cuida a Ja otra (proceso que a veces se produce dentro del marco de la misma generacién), dejando a un lado las relaciones de parentesco que fundan esas relaciones. Se trata de una nueva familia, cuya morfolo- ‘s{a_no responde a la que la escuela tiene internalizaday que ahonda el sntimiento de abandono y soledad que Ja escuela siente sobre s{ misma. sos chicos, esas chicas, legan a las escuelas. Escuelas que tienen que Jesempefiar simulténeamente los tradicionales roles de transmisién de lonocimientos, preparacién para la vida, atencién de las demandas mate- ales de los chicos, pero sobre todo, y ésa ¢s la novedad, que tienen que nfrentar el desafio de colocar nuevamente Iz norma legal y legitima en conazén de la escuela. Sin esa reconstrucciéa de la legalidad, no hay [contexto para procesar y redefinir dfa tras dfa las subjetividades de chicos 'y maestros. Porque las normas son intrinsecas a la constitucién psiquica. ‘Otra vez la larga duraci6n, que nos remonta al tiempo hist6rico en el que fa escuela, junto con otras instituciones, abandoné la tarea de preservar y reproducir la construccién de legalidades. El incumplimiento de las promesas también forma parte del abandono de ese papel. La escuela que necesitamos debe construir proyectos, “tiene que esta- jlecer un reor jento psiquico convirtiéndose en lero de Suje- tos sociales”, Esta accién se expande por afiera del horizonte escolar y ‘Maria del Carmen Feijoé | Prélogo ff idol subj es_condicién necesaria_ afuera de la escueld— para sy >. En un sentido, la expansi6n del brazo de laescuela debe construir ibién legalidades para padres. Es en esta doble torsién, el trabajar sobre el presente y el juchar por desarrollar el horizonte temporal como faturo posible, en que todos los sujetos nos encontramos en una lucha constante entre las necesidades inmediatas y las que plantea la cons- trucci6n de futuro. Este desaffo, hace falta decirlo, afecta directamente a todos los efectores de politicas pablicas, maestros, profesores, integran- tes del servicio penitenciario, enfermeros, todos “los aventureros del cotidiano” cuyo desempefio laboral los pone en la linea de fuego del con- \flicto de tener que atender la destitucién de los sujetos. En fin, en sus palabras, “la construccién de subjetivi le r sino sobre la base de proyectos fituros. ¥ los proyectos futuros no ‘establecen sobre la realidad existente, sino sobre la realidad que hay que crear”. En estos multiples escenarios, con estos actores, en el entrecruzamien- to del tiempo largo y del tiempo del minuto a minuto, en el contexto del cambio institucional de familia y escuela, por mencionar s6lo los espacios de interaccién més inmediatos, es necesario pensar el tema del ejercicio de la violencia individual como explosién puramente destructiva. As{, los estallidos de violencia visibles, que tienen Prensa, que tienen minutos de television, hay que pensarlos coexistiendo con otras formas de violencia mis sorda, més silenciosa, que ayudan a construir la de los estallidos. Pensemos hoy también en perspectiva de larga duracién la singular vio- Jencia que tuvo el eslogan del terrorismo de Estado, “el silencio es salad”. La indiferencia, el desinterés ante la palabra del otro, son también formas de crueldad y de violencia que se ejercen de manera menos visi- ble que la cachetada o la paliza. Este libro nos propone una tarea cicl6- pea, no la de ponerle un limite exterior a la violencia, sino la de construir sujezos See de definir los limites de la propia violencia. Esto, en el contexto de un momento histérico en que tenemos que re} supe- tar ls “formas degradadas de un pafs que viene de shoe ae impunided, j de robo, de deterioro, de pérdida de valores y creencias morales y de pér- dida de referencia al semejante”. [Vitec social - Vieni ecoar Hilo conductor en un laberinto de la historia, como en toda la obra de Bleichmar, se combinan mente abierta y principios claros, ausencia de dogmatismo, confrontacién con las dificultades, ruptura del facilismo. En fin, un Jlamado a una construccién colectiva que vaya poco a poco desarmando el dolor y generando condiciones para la construccién de proyectos, individuales y colectivos, en el marco de nuestro reconoci- ‘miento muuo como sujetoe capaces de tansforma® iy RIDE —— Maria del Carmen Feijoé Santiago de Chile SOBRE LA PUESTA DE L{MITES Y LA CONSTRUCCION DE LEGALIDADES ‘Temto publicado en la revista Actualidad Pricoligica N° 348, diciembre, 2006. ee rome 0% tac apTSOSR ret La imagen del nifio como un pequefio perverso-polimorfo, acufiada Por el psicoandlisis a lo largo de un siglo, nos impone hoy un trabajo de diferenciacién y reconcepmualizacién con el objeto de hacer frente no sblo al embate ideolégico que retorna sobre la base de una recuperacion “ de una pedagogfa negra de manera més 0 menos mistificada, sino tam- bién a las ataduras que imposibilitan nuestro avance clinico. ‘Un mito: el del nifio librado a sus pulsiones hasta la instauracién del superyo como resolucién del conflicto edfpico. Una conclusién enton- ces: antes de la resolucién de éste, vale decir, hasta aproximadamente los cinco afios, ausencia de toda perspectiva ética en la infancia, a merced de deseos mortiferos de los cuales el nino debe ser resguardado ~ideologia de la puesta de limites 0 que debe ser tolerada, contenida ~ideologia de csianza libertaria, en la cual s6lo hay que aguardar que la génesis se des- pliegue en sus mejores términos-. Bf Viciencia social - Violencia escolar * Silvia Bleichmar En medio de esto una falacia: la herencia estructuralista de funciones materna y paterna que deja al adulto despojado de clivaje, mostrindolo homogéneo en el ejercicio de narcisizaciones y pantaciones que aparecen diferenciadas en funcién de las consecuencias psiquicas de la diferencia anatomica. Funcional a la demanda de “puesta de Ifmites” que se propo- ne como equivalente para la infancia de la “seguridad” que se reclama como equivalente parg la infancia de Ja “seguridad” que se reclama para controlar el malestar vigente, es la construccién de legalidades a que debe ser rescatada como cuestiOn central de Ta infancia, y la derrote de fa imjuntdad lo que realmente brindaré garantias de la construccion de un recontrato intersubjetivo en la sociedad actual. Ta agenda politica no define, de todos modos, la agenda cientffica, pero tiene su influencia en esta tiltima, en virtud de que el “sentido comin” ~vale decir la apreciaci6n ingenua de ciertas perspectivas-inva- de el peasamiento de quienes tenemos la obligacin de sostenernos, aun- que sea un poquito, por encima de las perspectivas aplanantes que se pre- tenden imponer desde modelos vigentes cuya tinica racionalidad es prag- mitica y cuyo sostén se establece en raz6n de lo dado y no de aquello por alcanzar, que es en tiltima instancia la tinica fiunci6n del pensamiento en su sentido més radical. He sefalado en otra oportunidad que el concepto de furcién paterna parte de los descubrimientos de Lacan, que constituyen ya conceptuali- zaciones importantes de la teoria psicoanalitica en general, y que mere- cen ser revisados y despojados de los elementos de la subjetividad del siglo XX que los atraviesan. ‘No se puede destituir un enunciado te6rico por razones ideol6gicas - por muy vilidas que éstas fueran-, ya que lo verdadero no puede ser subordinado a lo justo en el orden de la ciencia, aunque sf puede serlo en el marco de las opciones éticas que se nos plantean. Por ello ser nece- sario, siempre, someter a la prueba de racionalidad te6rica el enunciado, ver luego cémo se resuelve su modelizaci6n en cl interior del sistema de ideas de quien lo trabaja. Lo verdadero, por otra parte, es verdadero en el interior de un universo de posibilidades y no eternamente verdade- ro 0 universalmente verdadero, més allé de las condiciones que lo pro- ducen. La teorfa de la gravedad es absolutamente verdadera, pero no se cumple en el espacio exterior, y la ley de prohibicién del incesto entre lie f remanie | Sobre la puesta de limites y la construccién de legalidades J padre ¢ hija es estructurante, y esto es verdadero al menos en las condi- ciones de produccién de subjetividad que conocemos dentro del deter- minado sector de la humanidad en el cual nos ha tocado vivir. ‘Volvamos entonces a la teoria psicoanalitica para seBalar que, si un mé to enorme tienen la teorfa de Lacan y la revulsi6n que instauré en un psi coanilisis anquilosado y sin revisién, consiste entre otros en haber intro- ducido la fancién terciaria de la interceptacién del goce y haber arranca- do el proceso de edipizaci6n infantil de la condena endogenista a la cual fa destinado, poniendo el acento, mediante un giro te6rico fenome- nal, en la prohibicién de intercambio de goce entre el nifio y el adulto, Sin embargo, queda abierta la cuestién de si esta interceptacién puede ser sostenida bajo la denominacin de Nombre del Padre, que es en ilti- ‘ma instancia el modo con el cual se defini6, en términos generales, la implementacién de la ley edipica en el interior de la familia patriarcal bur- guesa de Occidente. Atreviéndome incluso, en una nota al pic,a afirmar: acémo conciliar este afin universalista con tal nivel de subordinacién sin dejar entrever el pensamiento —hegeliano desde el punto de vista filos6- fico, colonial desde 1a perspectiva politica- que considera a la Francia de las luces (con su regin negra ensombreciéndola) como la culminacién de la Historia de la Humanidad? {Por qué no llamar “metéfora del tio” 0 “del cuftado”, 0 del “jefe tribal” o, incluso, de la “amazona principal” al significante con el cual se introduce Ja ley de cultura en el hiato que arranca al nifio de su captura originaria y lo precipita a la circulacién®* ‘Vayamos haciendo una puntuacién de probleméticas para sefialar, en primer lugar, que la cuesti6n del padre nos lleva, inevitablemente, a lo que hem ies_ como construce Srel mito del parricidio en Freud parecerfa antropolégicamente insostenible, tiene, por otra parte, la virtud de poner en primer plano Ia cuestién de la cul- pabilidad como inherente a los origenes de las pautaciones de la cultura. ‘Nose nace con “pecado originario”, pero si con “culpa originaria”, y es esta culpa por el asesinato del otro la que opera como ordenador y regu- la ka circulacién deseante en la cultura. 1, Ver: S. Bleichmar, Paradejas de la sexwalidad masculina, Buenos Aires, Puidés, 2006. Hl Vctencia socal -Volnd escolar + Svs Blecimar Hay acé, no s6lo en la supuesta historia que Freud rescata, sino en su teorizacion misma, un acto fundacional de peso: la ética se constituye por {a obligaci6n al semejante, y cl parricidio instituye un dafio necesario en su paradojal instalacién, ya que uno podria plantearse, como se esti haciendo en Ia actualidad, si habria pasién sin Judas, si habria pautacién ena cultura sin el crimen y su prohibicién como punto de partida. Como 4o formulé Thomas Mann en su novela histérica sobre Moisés, al referir- sea la presuncién de que toda su historia se constituye sobre la base del asesinato de un egipcio del cual serfa responsable, dice: “Supo que si ‘matar era hermoso, haber matado era terrible, y por eso matar debia estar Prohibido”. Del mismo modo ha jugado Saramago con la Pasién, pero en ‘érminos invertidos, al ponerla bajo las sombras de los Santos Inocentes, ¥ la culpa que ello genera en Jestis por haber sido el tinico nifio salvado, Culpa que, paradéjicamente, no Jo lleva al agradecimiento, sino al horror al Padre por haberle evitado la muerte, pero a costa de llevar siempre sobre si mismo el peso de la accién altruista no realizada por aquel. La segunda cuesti6n que nos parece necesario abordar es si realmente 4a tica surge a partir de la inscripci6n de la renuncia edipica que da ori. gen al superyo o tiene antecedentes que van marcando la posibilidad de ‘su instauraci6n. La préctica con nifios y la obscrvacién de muchas situa. ciones de la vida cotidiana me han llevado a plantearme que los pretre- Guisitos del sujeto ético son més precoces de lo que se supone, y surgen en la relacién dual con ef otro antes de que la terceridad se instaure. Podrfamos decir que la posibilidad del nifio de entrar en una relacion transitivista, que podemos llamar de carécter positivo, se caracteriza por {a instalacion temprana de modos de identificacién con el semejante con Tespecto al suffimiento que sus acciones puedan producirle o a las que padezea sin su intervenciéa directa, 2. Ha sido Melanie Klein quien realiz6 el intento de reubicar la cuestién haciendo retro- Sraet para ello el complejo de Edipo a tiempos muy precoces de la vida. Su endoge: inlsmo, sin embargo, plantea una trabairresoluble en razén de que la propuces no. fiagn en cl jucgo entre pulsiones y defensas dela cual el otro estd exchiido, alo como pantalla de proyeccién, remitiendo la fundacin de laétca a las represenraciones ar lis a, i i i | Sobre la puesta de limites y la construccién de legalidades i El complejo de Edipo implica la posibilidad de reconocimiento del dao producido a un tercero ~en la teorfa clésica, el padre al cual se pretende arrebatar el objeto amado, vale decir la madre, con odio y brutalidad-. Sin embargo, mucho antes de eso, esta primera etapa de la que pretendo dar caenta se sostiene en el deseo reciproco de proteccién ilimitada del obje- to amado y en el suftimiento que su dolor le implica. Se trata de un com- piejo juego de narcisismo y altruismo, en el cual la identificacién al otro permite, al mismo tiempo, la instauracién de las bases de toda legislacion futura como resguardo de reglas que impidan la destruccién mutua. Tercera cuesti6n en la cual necesariamente desembocamos, que remite a Jallamada Funcién del Padrey a su vigencia en la cultura. Variss aclaracio- 1nés de inicio: es ya insostenible el furor esructuralista que termina super- poniendo estructura edipica con constelacién familiar, en raz6n de una diferenciacién de funciones en la cual cada uno de los miembros intervi- nientes se presenta sin clivaje. Me refiero 2 que el aporte de una estructu- rade cuatro términos tiene ventajas cuando es comprendida como mode- Jo,y desventajas cuando se pretende su traslado a la realidad encarnada por sujetos psiquicos. Dicho atin més claramente: que ¢l superyo sea patrimo- nio de la identificaci6n al padre no puede ya sostenerse en la idea de que su proveniencia sea efecto de la presencia de un “hombre real” ~padre, abuelo, tio 0 lo que fiera-. Padre, si se conserva como fuuncién, es una ins. tancia en-clinteriorde tede-sujeta psfquico, sea cual fucre TW ttefiniciéa-de . de objeto que lo convoque- Esto trac dos consecuencias: por una parte, que hay que abandonar, definitivamente, el modelo patriarcal de la familia de occidente para cehiirse a las condiciones racionales -ale decir reales~ de produccién de subjetividad. En este sentido, seguimos atravesando el camino que ni lleva a diferenciar entrelproducciin de subjetividad itucion pstquica, ara rescatar los paradigmas del psicoandlisis de su imbricaciGa Con une subjetividad-desecho que los aprisiona.* | Reformulé el concepto de Edipo en términos del acotamiento que cada cultura ejerce sobre la apropiacién del cuerpo del nifio como lugar de 3. Ver: 8. Bleichmar, La subjetiidad en rieygo, Buenos Aires, Topla, 2005, I Viclencia social - Violencia escolar * Silvia Bleichmar goge del adulto, y la familia como producto de las relaciones de filiaci6n y ho de alianza. En este sentido, es la asimetria de saber y poder entre el nifio y el adulto y la responsabilidad que esta asimetria impone al adulto ¢n funcién de la restriccién de su propio goce lo que define los términos con los cuales la funcién de construccién de legalidades en el nivel de la subjetividad debe ser redefinida. {Cabe en el marco de estas condiciones seguir sosteniendo el concepto de Nombre del Padre? Es indudable que ; hay una diferencia entre los conceptos de Funcién paterna y Nombre del Padre —maydscula esta tiltima no destinada a acufiar el concepto, sino a le cardcter mayestitico-. Indudablemente, el Nombre del padre es efecto de un entrecruzamien- fo entre el intento de establecer un “inter”, un separador en el nivel sim- jlico que imponga la descaptura del nifio de la madre, y la forma que ma en la familia francesa del siglo XX esta funcién nominativa que, pre- \diendo dar cuenta de a interdiccién del deseo de la madre por el hijo, ‘regula, en definitiva, el deseo de la madre en el interior de las relaciones ‘matrimoniales sacrosantamente y civilmente pautadas. El segundo aspecto es de carécter politico y sociolégico y no nos detendremos a debatirlo. El debate psicoanalitico debe quedar ceatrado, entonces, en esta formulacién de que es el padre quien ejerce la fancién separadora; transmitiendo una ley de cultura, Sefialemos al respecto, y s6lo con vistas a apuntar a un debate posible, que no se tiene en cuenta en esta ménada que constituyen los elementos estructurales que ¢! padre, legislador omnisciente, es al mismo tiempo parte implicada, y que la ley no se transmite, en su €a60, sino bajo dos prerrequisitos: en primer lugar, la aceptacién amorosa del hijo —que la inscribe por amor a quien la imparte y no s6lo por terror~ y, en segundo lugar, la infiltracién perma- nente de fantasmas y residuos sexuales del adulto que la imparte. Es en este sentido que debemos decir que si los cuidados precoces del otro primordial —llamado usualmente madre- dejan filtrar lo que Laplanche ha llamado del orden de la implantacién sexual, vale decir de Ja transmisién de un orden de excitacién que tiende a romper el orden natural y a instaurar lo humano en términos de plus libidinal, del mismo modo la transmisién de la ley infiltra los fantasmas del adulto, deja paso a representaciones que devienen excitantes, y regula en el mismo movi- | Sobre Ia puésta de limites y la construccién de legalidades ff miento que deja colar por sus intersticios estos fantasmas y deseos del otro. El Hombre de las ratas no es sino un ejemplo clisico dé esta cues- tién. Vemos en él realizado, en sus fallas y logros neurdticos, este mode- Jo excitante que impone el fantasma s4dico de la renuncia det otro, de la hostilidad con la cual el nifio es pautado si el adulto no tiené a suficien- te distancia aquello que debe estar reprimido. * Pregunta de rigor en nuestra prictica, entonces, ante el pedido 3) ice: “{ qué siente usted cuando él o ella hacen Que un padre consulte sobre c6mo pautar la masturbacién compulsi- vyade un nifio, que una madre no sepa cémo limitar la agresividad de uno de sus hijos contra otro, no permite el orden de una respuesta general sobre los limites, sino, precisamente, una demanda de respuesta con res- pecto a c6mo el o ella misma sienten estas acciones lesionantes hacia si mismo o hacia el otro por parte del nifio, Un padre se mostraba asombrado de que la madre me contara, en una entrevista, que él se habja refdo cuando sus nitias, de tres y cinco afios, se dieron un “beso de lengua”. Me preguntaba a m{ cémo debfa reaccionar, dedo que pensaba que la madre exageraba. La respuesta no podia ser del orden del moralismo, pero sf del fantasma implicado: sia él le daba risa este hecho, gqué sentia si dos mujeres més grandes lo realizaban? zAsco, placer? No esperando una respuesta con esto, sino simplemente proponerlo como algo sobre lo cual él mismo tenfa que explorarse para poder abrir un inte- rrogante sobre su propia sexualidad y el lugar que ésta jugaba con respec- toa sus nifias, sabiendo que toda pautacién es resistente a la perversi6n del otro, cuando la discusi6n toma el carécter de oposicién de racionalidades. La ley, en el campo de la intersubjetividad, no se transmite de modo ‘despojado. El legislador romano 0 ateniense con el cual se ha intentado en psicoanilisis deificar la figura del padre, suerte de Moisés con las tablas en la mano, siempre dispuesto a sancionar al nifio que adora'a ese bece- xo de oro que es la madre, no es trasladable a la vida sexual gotidiana ni alos limites en los cuales ésta se juega. | Diferenciacién entre la funci6n de construccién de legalidades en la infancia de la crueldad con la cual el adulto -y por qué no el analista~ Viclencia social - Violencia escolar * Silvia Bleichmar [puede ejercer acciones supuestamente tendientes a pautar, pero que en realidad encubren un goce sédico al cual el nifio queda sometido, en raz6n de encontrar la racionalizacién en este caso teérica, si no ideolégi- ca, con la cual se recubrié en otros tiempos. Diferenciacién también entre benevolencia hacia el polimorfismo infan- til y complicidad perversa, recubierta esta iltima de un discurso hedonis- ta que avala hoy todo goce, y rehtisa al futuro su condicién de tal en fun- cién de postergaciones y renuncias necesarias para el ejercicio del princi pio de placer. Pero, yendo més a fondo: la puesta de limites dando cuenta de los bor- des fillidos, pero inevitables en la construccién de legalidades, ya que no hay incorporaci6n perfecta de la ley -salvo en la psicosis desubjetivante-. El limite periférico, como la muralla, dando cuenta de la necesidad de cercar un territorio en los comienzos, pero de su fracaso en el proceso de constitucién del proceso psiquico o civilizador struccién de legalidad 1a puesta de Iimi- tes como problematica fronteriza, ya que el psicoandlisis no puede for- ‘mar parte, bajo ninguna coartada, del brazo represivo que intenta sofo- car el malestar sobrante mediante acciones constrictivas 0 medicaciones aplacantes. Se trata, en tiltima instancia, de rescatar nuestra prictica de la captura a la cual nuestras propias aporias nos lanzan. = picts ator “al seoreeratoeY oa LA CONSTRUCCION DE LEGALIDADES COMO PRINCIPIO EDUCATIVO ‘Transcripci6n y adaptacién de una videoconferencia que tuvo lugar el 26 de agosto de 2006, Fue organizada por el Observatorio Argentino de Violencia en las Escuelas, junto con UNESCO, Brasil, la Universidad de San Martin y el Ministerio de Educacién de la Nacién. Las licenciadas Mariana Moragues y Mara Brawer -de la Subsecretaria de Educacién de la Naci6n- tuvieron a su ‘argo la presentaci6n del encuentro, del que participaron directivos, maestros y sgabinetes de las distintas provincias del pais, cuyo didlogo el lector puede seguir ‘ continuacién de la exposicién. | i : 3 Deseo plantear un conjunto de reflexiones, no de respuestas. Creo que respuestas nunca he tenido, porque la realidad siempre circula més répi- do de lo que uno puede responder y se trata de construir juntos, a par- tir de la reflexién en comin, las Iineas directrices de las nucvas cucstio- ‘nes. Ocurre que no tenemos pardmetros claros sobre cudles son las nue- ‘vas condiciones de produccién de subjetividad en el pafs. Y esto hace que ‘a veces las preguntas mismas presenten dificultades para explicar la com- plejidad del proceso. De manera que el diflogo es tan importante por- que, més que la construccién de respuestas, comenzamos a poder pun- tuar las preguntas que nos tenemos que hacer y a pensar sobre qué par4- ‘metros hay que empezar a organizar algunas respuestas. or qué propusimos este tema? Este titulo, “La construccién de lega- lidades como principio educativo”, de alguna manera se fue armando. tt aoe Leena oo Argenticg oe ay una mayor cantidad, . aa mee, Jumanidad se ha manifestado el problema de eémo se edvea en estas, Scurticra algo como lo que pasé hace poco en Carmen de Patagones!; 7 Ia hur A : ss reparand to fi E | events tenia golpear a una macs, salvo gue eee muy i een ets oe eee Ss Gitte soe mee Ebi capi iat tripe cede ce time. ae waar condiciones acuales. Muchas vees he Deeses Habis forme ae Ja violencia, pero eran format infantles, io eat 4 diciendo: "Si uno educara para ls condiciones actuales, educaria psicé- los que plantean que estas uevas formas son las formes patas”. Recuerdo que‘hace muchos afios mi hija, que ahora es adulta, me actuales de un ‘nSineio QUE OciTi6 Sempre, Exo no-ae vente & pregunté: “Mamé, vos estés segura de ue, si uno se rompe mucho y que las formas actuals dan cuenta de privsoe Muy.severos.dedesnhje-] | hace cosas con mucho esfuerzo, un dia le va a ir bien?” Yyo le dije, con | tivacién ou y de {total desparpajo, sabiendo que no era del todo ci “Por supuesto, 9, gueride”. As{ como en una época les decta a mis hijos ue los nifios no s morfan, también les decia que, si uno se rompla el alma, iba a estar seguro de que le iba a ir bien en Ia vida, Riieato acumulados. Hoy mi preocupacién consiste en una propuesta Seneral con respecto a Ia sociedad argentina, MAYOR SEGURIDAD vs, MENOR IMPUNIDAD En primer lugar, les propongo pensar emo hacemos para cambiar la Tee peas Pone el acento en la segusidad, para poneie we la impuni- (a Porque lo que define el problema de la fale ae oto a las distintas formas de violencia no es la inseguridad, sino la impunidad. Por ejemplo, los noticieros de la noche, retomados por los diarios del dia siguiente, ‘vido Ia érica, en ls escuelas privadas gran parte ae we maestros son cansiderados asalariados de los padres por parte de los hijos y, en las Sstado, gran parte de los consideran 2 los ros a » plantea una situacién muy mer la confianza en el futuro a partir del conoch ; es 1a transmisién de conocimientos y mucho al la tecnologia se en i eh i a ae ie i éy a8 BE a8 g ae aE impunidad de los estamentos d Esta impunidad i entre la tecnologia o las nue (scucla)tiene que mpi) an ‘ura, no solamente del trabajo, sino de la erica i cc a, que(es la pro: i mana ee Jos medios 1. Ver “Carmen de Patagones: rtologia singular en el marco de la violencia social y Res,.cl nico Ingar que queda escolar”, pps. 89 a 121 de este libro: : < i 8 : 2 Ia J Viclencia social - Violencia escolar * Silvia Bleichmar {potable para el futuro es la escuela. Y ahi es donde se van a ir confor- mando estas cuestiones que son las que yo quiero plantear cori respecto a las legalidades. _Exrsegando lugar, me parece un tema importante la diferencia entre rica y moral; Justamente, los maestros se preguntan cémo responder a "HES que no saben ni siquiera de qué orden son. Consideremos los casos de embarazos adolescentes y las relaciones sexuales, vinculados con el debate que hay actualmente sobre impartir 0 no educacién sexual. /Cuando yo fui consultada, dije que ¢l problema no era impartirles la edu- caci6n, sino procesar Ia informacién que los chicos ya traen, es decir, crear situaciones metabélicas. MorAL Vs. NATURALEZA ‘Ademis, hay que salir del doble juego de creer que la sexualidad es del orden de la religi6n o de Ia naturaleza. No es ni de una ni de otra, sino que pertenece al orden de fa cultura. Cuando se plantea, como dileméti- ca, moral versus naturaleza, se abre una falsa disyuntiva, porque el pro- blema est precisamente en que el respeto por sf mismo y por el otro es definido por la ética. La ética siempre esta basada en el principio del seme jante, es decir, en Ja forma con la que yo enfrento mis responsabilidades hacia el otro. La @tica consiste en tener en cuenta Ja presencia, la cxisten jel otro. Si ustedes piensan en los mandamientos, el primer man jento es “no matarés”, con Jo cual lo que plantea es qué respon des tengo hacia el semejante; mientras que, as histéricas de las incipi les se . ¥ muchas veces la opinién péblica interviene en la semualidad pri = ‘Anadie se le ocurriria hoy, en ciertos lugares, pensar que la homo- sexualidad es una inmoralidad. Sin embargo, sabemos que la'violencia, tanto en las parejas heterosexuales como homosexuales, ética en cuanto al respeto al semejante. Asi, vuelvo a poner en el centro la problemitica de la ética. lsiieasindl se ae | Laconsiraccén de legaades come princi eueatvo ‘Apartir de este problema se abre otro nuevo, que es el de la relacién entre ley, derecho y autoridad. Muchas veces los maestros se plantean: qué pasa con el tespeto a la autoridad en un pais donde la autoridad estuvo al servicio de la corrupcién y del asesinato durante tanto tiempo? Durante afios se deconstruyé la confianza bésica en quienes tienen la simetrfa responsable de hacerse cargo de los més débiles: los descuidaron, hicieron usufructo y hasta los aniquilaron. En realidad, ésta ¢ la cues- tidn: la autoridad no se puede ejercer sin derecho moral; con lo cual ‘vemos que hay dos formas de autoridad, la que se pretendetimponer desde el punto de vista de la puesta de limites y la que se plantea como instalarse desde el punto de vista de las identificaciones internas, con la legislaci6n que transmite aquel que tiene derecho ético a hacerlo. Toda ética, es decir, lo que Kant llamé el imperativo categérico, esté basada en lo siguiente: “Actia de tal manera que tu conducta pueda ser tomada como norma universal”. Esto, dicho simplemente, es; “No le hagas al otro lo que no quieres que te hagan”. O sea que lo que yo hago tiene que ser bueno para mf y para el otro: si yo no robo, supengo que

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