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Gerardo Rquiz,
Entre las paradojas ms formidables que recoge la prctica del psicoanlisis, est la del uso
que hacen los hombres del sufrimiento.
Lamentablemente para los idealistas, la experiencia analtica demuestra que la unidad del
ser humano no es algo inherente a su naturaleza; que por el contrario, ste est dividido por la
accin del lenguaje. Por eso, en psicoanlisis preferimos hablar de sujeto y no de persona. Con el
trmino sujeto destacamos la divisin estructural e irreductible del ser humano. Divisin contra
s mismo que encuentra su ms cruda manifestacin en la permanencia en el sufrimiento.
No se trata aqu de llorar el destino del hombre, como podra creerse, sino de marcar lo
que el psicoanlisis comprueba en su experiencia: el ser humano ama su sufrimiento como a s
mismo. Y Freud, con la agudeza que lo caracterizaba, haca ver a los analistas que no deban
hacerse muchas ilusiones suponiendo que el sufrimiento era suficiente para inducir a alguien a un
psicoanlisis; y an cuando lo hiciera, no era seguro que quisiera desembarazarse de l. Esta
formulacin, vigente hoy en da, indica que para mantenerse en un psicoanlisis es imprescindible
decidir renunciar a la satisfaccin o al goce es lo mismo- con el sntoma. Esta decisin es en s
misma problemtica, porque implica la renuncia a algo que satisface profundamente a pesar de
sus consecuencias. En nombre de un balance entre lo positivo y lo negativo como suele creerse
ingenuamente?
La efectividad que estos abordajes pueden tener se detiene, justamente, all donde el
sujeto se resiste a abandonar su satisfaccin, a pesar de todo el darse cuenta que tenga en su
haber. Una y otra vez el sujeto insiste en mantener la satisfaccin con su sntoma y, cuando no se
va del tratamiento, entonces lo eterniza en esta gozadera infinita. Esto, por s slo, es suficiente
para darse cuenta que la satisfaccin que el hombre encuentra en su sufrimiento, no se
transforma con la informacin que obtiene en el tratamiento ni mucho menos con las
intervenciones moralizantes del que dirige la cura. Ella resiste a esta domesticacin y expone a un
triste papel a cualquiera que en nombre del saber analtico o del que sea, intente prescribirle vas
que no son las suyas.