Sunteți pe pagina 1din 2

No entres dcilmente en esa buena noche,

Que al final del da debera la vejez arder y delirar;


Enfurcete, enfurcete ante la muerte de la luz.

Aunque los sabios entienden al final que la oscuridad es lo correcto,


Como a su verbo ningn rayo ha confiado vigor,
No entran dcilmente en esa buena noche.

Llorando los hombres buenos, al llegar la ltima ola


Por el brillo con que sus frgiles obras pudieron haber danzado en una verde baha,
Se enfurecen, se enfurecen ante la muerte de la luz.

Y los locos, que al sol cogieron al vuelo en sus cantares,


Y advierten, demasiado tarde, la ofensa que le hacan,
No entran dcilmente en esa buena noche.

Y los hombres graves, que cerca de la muerte con la vista que se apaga
Ven que esos ojos ciegos pudieron brillar como meteoros y ser alegres,
Se enfurecen, se enfurecen ante la muerte de la luz.

Y t, padre mio, all en tu cima triste,


Maldceme o bendceme con tus fieras lgrimas, lo ruego.
No entres dcilmente en esa buena noche.
Enfurcete, enfurcete ante la muerte de la luz.

El remordimiento (Jorge Luis


Borges).
He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego


arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraud. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente


se aplic a las simtricas porfas
del arte, que entreteje naderas.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre est a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.

Hija del viento (Alejandra


Pizarnik).
Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero t alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeos
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueo.
Un adis es tu vida.
Pero t te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que slo se halla a s misma
porque no hay nadie.

T lloras debajo del llanto,


t abres el cofre de tus deseos
y eres ms rica que la noche.

Pero hace tanta soledad


que las palabras se suicidan.

S-ar putea să vă placă și