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Cuando inrentes hablar, ecuerda que no pues seni tee algunas palabra grasa ids linea, progres, E ‘do de derecho, democrat, derechos del hambre. Fe dis que develo inolenbe sin tener nada par sie de elf, Permanece et ese inexpieabléslenco. As ins potabllad sO te sert dal responder con meds n- ‘neat aei'Tan exigent es despise con i qe Gino Agamben se mide con nesta univers co. Mas laid a exe eno es también delta rigaras al empo-acooteciniento en ques insciben y 8 uegan neta vidos, a est region opin en que lo pi {© ¥o prsado el cueepo bolo yl everpa politico son yrlndscenibes Bs aqut donde tengo que encom 1 ‘Spacio, aqut, oe agin oo sito. Solo un pic ie parade esa concienci puede ineresatine Concent ‘que se hace cargo de protongado celipse de la politica, de {3 posicon sabato ene a reign, la economia 0 derecho, del olido de ss propio rango ontologico qe I ha leva a ser desbordada por uorsformaciones que han vaciado sus eategolasy ss concepts. Per en st ont se inseibecoberentement, en movie din ‘ensign a bsqued de paradigms expectant po Sos en experiencias y fendmenos que de ordinario se consderan eno a su Ambo, como sta efamplamn te geo, es exfera de motos pure, de medio qe, pe sraneacndo tess bean de 5 oie con i o- Iie, pes, como ser de pest aol te de os hones. iii ae Giorgio Agamben z E Zz 8 aL & MEDIOS SIN FIN Notas sobre la politica Giorgio Agamben PRE-TEXTOS MEDIOS SIN FIN Notas sobre la politica Giorgio Agamben Traduccion de Antonio Gimeno Cuspinera PRE-TEXTOS 1a reproduc oo prc de ete i, ao util pros ene ola derechos ese Cairn de ses Diseto cuba: Peto (8, 6.) ‘Rolo de sedis crigal em engua tans oh IEB3G.. (© de maucsin y net Anno GimenCxspery, 2001 ‘Ce in presete ccs ese, 201 1s Sutsnge 10 ‘6005 Valencia M90 EEA / mr ea i BDI 3588 Deo waa: ¥5217-2000 ‘Gta 3,8. A Pox Sonos 12— Po nb Cab NCO +4980 Quaet oe Poss Wane) INDICE Advortencia 1 Fomua-pewna Mis als4 De 106 DexECHOs Det HOMBRE Que Es UN ruEmio? 2QuE es uns caro? 2 Noms sours #1 cist Gioxas wancasates & 108 Cowsvrawos sone EL nostro 3 Pontes sonenans Noms somne 14 pourica EW Este paso, Diao maUANO 1992.94 Notas a ls textos n ” 7 ea @ vs 01 9 Guy Debord, tn memoriam pve os textos que recogemos aqui tratan de pensar, eada uno a ‘st mianers, determinados problemas de la politica, Sila poli ca parece atravesar hoy un eclipse prolongado que da lugar a ‘que apasezca en posicion subalkerna con respect a la eligi, Jn economia ¢ incluso el derecho, es porque, en la misma me” dda en que perdia conciencia del propio rango ontol6gico, ba desatendido la confrontacioa con las trinsformaciones que han, vvaciado progesivamente desde e interior sus categorins y sus ‘concepios. Esto explica que, en las paginas que siguen, se bus- ‘quen paracligmas genuinamente politicos en experiencias y en Fendmenos que no son consideridos de ordinatio como pol- ticos (© lo son de manera marginal la vida natural de los hom- bres (a 208, exeluida en oro tiempo del ambito propiamnente politico) que past a ocupar, de acuerdo con el andlisis de la biopoliticsllevado a cabo por Foucault, et centro de la polis, elestado de excepcién (suspensin temporal del orden juri- 0, pero que se manifesta en todos los sents como 3U es ’ ‘ructura fundamental; el campo de coneentracién (zon de in dlferencia entre lo pablico y lo privado y,a la vez, mastizocul tu del espacio politico en que vivimos); el refugiado, que al romper el vinculo entre hombre y ciuladlano deja de ser uns figara marginal y 4e convierte-en factor decisivo de I ersis del Estado-nacién modemo; e lenguaje, objeto de una hipertrofa yval mismo tempo, de una expropiacion que definen la poli- tica de las sociedades demoeritico-espectaculares en que ha- bitumos; la esfera de los medios puras 0 de los gestos (es de- ir de los metios que, a pesir de seguir siendo tales, se emancipan de su relacion con un fir) como esfers propia de kt polities os testos reunidas en este volumen se referen todos, en for ‘mas diferentes y segtin las ocasiones que los genes @ una in- vestigacién todavia en curso (cuyo primer fruto es el volumen Homo Sacer) dl que, en ocasiones, anticipan les aicleos ori- ginales, mientras que, en ots casos ofkecen astilas y frag ‘mentos. Como tales, estin lestinados a encontrar sur verdade- 10 sentido tan sélo en la perspectiva del trabajo ublimado, que no es oir que kt de repensar todas las categorins de nuestra tradicién politica a la tz de la relacign entre poder soberano vy nuda vida, Fowa-Devipa 1. Las griegos no disponian de un término Gnico para ex- presar fo que noscaros quetemos decir con la palabra vida. Se servian de dos términos semintica y morfoldgicamente distin- tos: zoé, que expresaba el simple hecho de vivir comin a to- dos los vivientes animales, hombres o dioses) y bios, que sig- nlficaba la forma o manera de vivir propia ce un individuo © se un grupo. En las lenguas moclemnas, en que esta opasicién desaparece gradualmente del lexico (donde es conservada, co mo en biologia 0 zoelogia ya no indica ninguna diferencia sus- tanciaD, un tinico término ~cuya opacidad erece en medida proporcional a la sacralizacion de su referente~ designa el des- ‘tudo presupaesto comin que es siempre posible aislr en cual ‘quiera de las innumerables formas de vida. on el término formarde-cida ententlemos, por el comtario, una vida que no puede separarse nunca de su forma, una vide «en ha que no es nunea posible asta algo como una nuda vida 8 2. Una vida que no puede separarse de su forma es una vie sda que, en st» moclo de vivir, se juega el vivir misino ya la que, cen su vivir, Je va sobre todo su modo de vivir. bemamental para los préfugos (1938) y la International Refiu- gee Organisation de a ONU (1946), asta el actual Alto Comiseiado para los efughcos (1951), cuya actividad no tiene, segtin el es auto, caricter politico sino s6lo “humanitaro y social. Lo esen- 2s ial es que cuando los refugiados no representan ya c1s08 in dlividuales sino un fenémeno ce masas (como sucedi6 entee las dos guemas y nuevamente aor), tanto las mencionads orga nizaciones como los Estados individuales, a pesar de las s0- lemnes invocaciones 4 los derechos individuales del hombre, se han mostrado absolutamente incapsces no solo de resolver cl problema, sing incluso de afrontarlo de manera adecusda, “Toda la cuestion qued6 trinserida de esta forma a manos de fa polciay de las organizaciones hnumanitavas. 3, Las razones de esta impotencia no residen s6lo en el exots smo yen la ceguera de los aparatos urocriticos, sino en la am bighedad de las propias nociones fundamentales que regulan ln inseipcion del natieo(es decir de la vida) en el orclenamtento juridico del Estaco-nacion. H, Arendt titula el capitulo quinto del libro sobre el Imperialism, que esti dedicado al proble- ima de los refugindos, Bl ocaso del Bsiado-nacton y el fin de fos derechos del bombre. Es necessti esforzarse en tomar €n se tio esta formulacion, que liga indisolublemente la suerte de los derechos del hombre y a del Estado nacional moderno, de ma neta que el ocaso de este iltimo implica necesariamente que aquellos se conviertan en obsoletos. La paradoja esti aqui en gue precisamente la figura el refugiado~ que habria debido tencamar por excelencia Jos derechos del hombre, marca por el contritio la exsis radical de este concepto, “La concepeion de los derechos del hombre" ~escribe H. Arendt- “basacla en dar por suptiests la existencia ce un ser humano como tal, exe ‘en ruinas cuando los que la profesaban se encontraron por vez primera frente a unos hombres que habia perdido verdade- amente toa cuslidad y relaci6n especifias, salvo el hecho de ser humanos.” En el sistema del Estado-nacion, los denomina dos derechos sagrados e inalienables del hombre se muestran desprovisios de cualquier autela desde el momento mismo en ‘que ya no es posible configurarlos como derechos de los eiu- dadanos de un Estado, Esto es algo que, si bien se mira, est implicito, en la ambigledad del propio titulo de la Declaracién de 1789: Déclaratton des droits de Fbomme et du ctioyen don: e no esti claro si los dos términos designan dos realidades Aistinias 0 forman una endiadis, en la que el primer término esti, en realidad, contenido siempre en el segundo, ETogden politico del Estado-nacigin no reserva part algo co- imo el puro hombre en si ningtin espacio autGnomo, como se pone de manifiesto cuando menos por el hecho de que el e= tatuto de refugiado ha sido considerdo siempre, incluso en el inejor de los cases, como una condicion provisional, que de: be conducie a la naturalizacion o a la epairiacion, Un estatato estable del hombre en si es inconcebible en el derecho del Es- tado-nacion, 4. 1h legado el momento de dejar de considerar las Decla raciones de derechos desde 1789 hasta hoy como proclam cones de valores metajuridicas etesnos orieatados a vineular al legislador a su respeto, y de reconoceras de acuerdo con lo (que consttuye su funcién real en el Estado moderno. Los de- rechos del hombre tepresentan sobre todo, en efecto, la figu 1 originaria de la inseripeion de la nuda vida natural en el oF {en juriico-politico del Estadonacin, Est nuda ica (ria humana) que en el Ancien Régime pertenecia a Dios y en el ‘munclo clisico se distinguta claramente (como zoe) ce la vida poltica (bio, pasa ahora a ocupar el primer plano en el eui- dado del Estado y deviene, por asi deciro, su fundamento te- reno, Estado-nacton significa: Estado que hace del hecho de ‘acer, del nacimiento (es decie de Ia vida humana) el Funda- ‘mento de la propia soberania. Este ese! sentido (no demas do oculto) de los tes primeros articulos de Ia Declaracin del 89: solo porque ha inscrto (ants. 1 y 2) el elemento del naci- siiento en el corazén de toda asaciaciin politica, puede ésta Vincular firmemente Cart. 3) el principio de soberania a la na ‘i6n (dle conformidad con el étimo, matio sigaifiea en st ori- _gen simplemente "nacimiento") ls Declaraciones de derechos han de ser, pues, considera- ‘das como el lugar en que se hace realidad el paso de la sobe- ania regia de origen divino a fa soberania nacional, Aseguran Ia insorevin de la vida en el nuevo orden estatal que hab de suceder al derrumbe del ancien Régime, El que por medliacién suya el subdito se wansforme en ciudacano, significa que el nacimiento -es decir, la nuda vida natural- se convieste aqui por primera vez (@ través de una trnsformaci6n cuyas conse ‘euencias biopoliticas s6lo pocemos empezar a valorar ahora) ‘en el portador inmediato de la soberania, El principio del na- {imiento y el principio de soberania, separados en el Ancien ‘ggime, se unen alvora de forma irrevocable para constitu el Tundamento lel nuevo Estdo-nacion, La ficién implicita en este punto es que el nacinriento se hace inmediatamente ra- f6u, de un modo que impide que pueda exstc separacién al- suns entre los dos momentos, Ast pues los derechos se ate bayen al hombresélo en ln medida en que éste es el presupuesto, que se disipa inmediatamente, (y que, por lo tanto, no debe ‘unica surgi ala luz como tal) del esudaadano, 5. Siel relygindo representa, en el orden juridico del Estado. aacion, un elemento tan inguietante es, sobre todo, porque al romper la identidad entre hombre y cludadano, entre naci- smiemto y nacionalidae, pone en cvsis la ficcién origina de I soberunia, Naturalmente habian existo siempre excepciones Singulares este principio: lt novedadl de nuestro tiempo, que amenaza al Estado naci6n en sus fundamentos mismos, es {que cada vez son muts las porciones de la humanidad que ya no son representables dentro de. Por est razbn, es decit, en ‘cuanto quebranta la vieja trinidad Estado-navion-terstorio, el 6 refugiado esta figuea aparentemente marginal~ merece ser considderaslo como la figura central de nuestra historia poktica Conviene no olvidar que los primeros campos fueron cons- ‘muidos en Europa como espacios de control para los refugia- dos, y que la sucesién campos dle intexnamientarcampos de ‘oncentracion-campos de exterminio representa uns fikacin perfectamente real, Una de las pocas reglas 2 las que los nazis ‘© atuvieron constantemente en el curso de la *solucién final” ‘era que los jueios y los gitanos slo podian ser enviados 2 los campos de exteminio después de haber sido completamente ddesnacionalizados Gincluso en relaci6n con esa ciudadania de segunda clase que les correspond tras las leyes dle Norem- berg). Cuando sus derechos ya no son derechos cel ciudada- fi, el hombre se hace verdaderamente sagrado, en el sentido ‘que tiene este texmino en el derecho romano areaico: consa- arid la muerte 6. s preciso separar resueltamente el concepto de refugia~ do del de clerechas del hombre y dejar de considerar el dere- cho de asilo (por lo demuis en via de radical conteacciOn en la legislicion de los Estados europeos) como la categoria funda- mental en que insenbir el fenémeno (una ojeaca a las recien= tes Tests sobre el derecho de asilo de A. eller, muestra que tal cosa sélo pede conducir hoy a confusiones inopomtunas). Hay ‘que considerar al refugiado de acuerdo con lo que es, es de- fz, nada menos que a concepto-limite que pone en criss fa ical el principio del Estado-nacién y que a la vez permite des- pejar este terreno para dar paso a una renovacion categoria que ya no adinite demons. Mientras tnto, en el plano de los hechos, el fenmeno de kt llamada emigracin ilegal en las paises de la Comunidad Euro. pea ha asumido ¢y va‘a asumir cada vez mis en los prOximos: anos, con los 20 millones previstos de inmigrantes proceden- ill {es de los paises de Furops oriental) caracteres y proporciones {que justfican plenamente tl inversin de la perspectiva, Lo que Jos Estados industriaizados tienen ahora frente a ellos es una ‘masa residente estable de no-ciudaclanes, que no pueden ai quieren ser naturalizades ni repattados, Estos no ciudadanos tienen con frecuencia una nacionalidadl de ovigen, pero, al pre= Ferit no disfrutar de la proteeci6n de su Bstado, se encuentran como los refugiados en la condicicin de “apatridas de hecho”, "T, Hammar ba propuesto utilizar para estos residentes no ci dadanes el termine denizens, que tiene la viewd de mostrar ‘que citizen es un concepto ya inadecuado para deseribir la rea- lidad politico-social de los Estados modernos. Por otra parte, los ciudadanas de los Estados industries avanzatdos Canto en, [Estados Unidos como en Europa) manifiestan, por medio de su creciente deserci6n con respecto a las instancias cocificacs de lr partcipacién politica, una propension evidente a trans- ormarse en denizens, en residentes estables no-ciudadanos, ‘de modo que ciudadtanos y dentzens estin entrando, por lo ‘menos en ciettos sectores sociales, en una zona de indifecen- iacion potencial, Paralelamente, de conformidad con el bien conocido principio segin el cual una asimilacién sustancial cexspera el odio y la intolerancia cuando existen acusadas Ferencias formales, crecen las reacciones xendfobas y las mo- vilizaciones defensivas, 7. Sise quiere impedir que se reabran en Europa los campos de exterminio Io que ya estd empezando a suceden), es nece- sario que los Esiados-naciones encuentten el coraje de poner con tela de juicio ef propio principio de inseripeidn del naci- miento y la tinklad Estado-nacién-terorio en que se funda No es fil, porel momento, esablecer las modalidades en que todo es0 podria levarse a efecto concretamente. Aqui nos con- tentamos con sugerir una direcci6n posible. Ps sabidlo que una de fas opciones que se han tenido en cuenta para la solucin Gel problema de Jerusalén es que la ciudad pase ase, al mis smo tempo y sin reparto tention, capital de das organisms cxatales diferentes. La pardéfica condicion de extratenitri liad secipraca (0, mejor dicho, de atetroralidad) que lo an tenor implicaia podria generalizarse y ser elevada a modelo cde nuevas relacones internacionales, En lugar de dos Estados ‘acionales separados por fronterasincietas v amenazadoras, sera posble imaginar dos comunidades polticasinstaladas en tuna misma region y en situacion de mutuo éxodo, articuladas ent ells por una seve de estrateretoraidades reciproeas, en que el concepto guia no seria ya el iasdel cludadano, sino el refuge indvidvo, En sentido anslogo podremos cons derar a Europa no como una imposible “Buropa de las nacio- ‘es, cuya eatistofe a conto plazo ya entrevemos, sino como tun enpaci ateritorl o extaterstora, en el que todes los re- sidentes de los Estados europeos (ciudadanos y no ciudad: 10s) estarian en situacion de éxodo 0 de refugio y en el que estat del europea significa ef extarsen-€xoxo (por 8 ‘puesto también en la inmovildad) del ciudadano. El espacio feuropeo establecera asi una separacién ireductble entre e racimiento yl nacin, el viejo concepto de pueblo (que, co- tno stbemos, es siempre minora) poda volver a encontrar un Sentido politic, contrapniéndase deeididamente al de nacion (por el que hasta ahora ha sido indebidamente usurpado). Este espacio no coinclifa con ningin terior nacional ho- ‘mogénco ni con su suma fapeerdfie, sino que actuarla sobre todos ellos, horadindoos y ariculindolas tpotdgicamente co- mo en una botella de Leyden 0 una cinta de Moebius, donde imeror y exterior se hacen indeterminades. En este nuevo es- pacio, ls ciudades europess, al entrar en unas relaciones de exttetitorialiad reciproca, volvrian 4 encontear su antigua vyocacién de ciudades del mundo. » [En una suerte de tierra de nadie entre Libano e Israel, se en- ‘cuentran hey 425.000 palestinos expulsadios del Estado de Is- rel Estos hombres constituyen ciestamente, por seguit con lt sugerencia de H. Arendt, "lt vanguardia de su pueblo". Pero. no s6l0 0 no necesariartente en el sentido de que formen el nicleo originario de un faruro Estado-nacional, que sesolveria ‘1 problema palestino de usa manera probablemente tan in- Suficiente como aquella en que Ismael ha resuelto la cuestion julia. Mas bien la tiers de nadie en que se ban refugiado es ti retroaetando sobre elteritorio del Estado de Ista! al que est horacando y alterando de un modo tal que lt imagen de tse nevacl territorio montaioso le es ahora mas propia que cualquier ota region de Heretz Israel. La supervivencia politi- ‘ea de los hombres s6lo es pensable hoy en una tiera donde Tos espacios de los Estados hayan sido perforados y topologi- camente deformados de aquella manera y en que cl ciudada no hayia sabido reconocer al refugiaco que él mismo es, Que es wn ru? 1, Cualquier interprotacion del significado politico del térmi no pueblo debe partic del hecho singular de que, en ls len- suas europeas modernas, éte tambien incluye siempre a los pobres, los desheredados y los exciidas. Ur mismo tormino designa, pes, tanto af sujeto politico constnuteo como a a ca se que, de becho si no de derecho, esa exelutda dela politica 1 italiano popot, el frances peupic, el espanol pueblo (co- :no los adctivos corespondientes, popolare, populare, popu lary os tadolasinos populus y popularts de que todos der an) design, lo mismo en la lengua comin que en el lexico politico, tanto al conjunto de Tos ciudachinos en s4 condicion de cuerpo politico unitario (como en “popolo italiano” o en "gludice popolare") como a los pertenecientes a fas clases in- {eriores (como en bomme du peuple, rome popolare, front po- _pulaire,Incluso el inglés people, que tiene un sentir ine diferenciaco, conserva, empero, el sentido cle ordinary people ‘en oposicion a los cos ya la nobieza. En la Consitucion nor. teamericana se lee asi sin dstineién de condiciones, “We peo- le ofthe United Sates... *; pero cuando Lincoln, en el disci 0 de Gettsburgh invoca tin “Government of the people by the ‘people or te people’, la repeticién contrapone impictamente ‘0 pueblo al primero. Hasta qué ponto est ambiguedad fue tumbién esencial durante la Revolucin francesa (es deci, pre- cisamente cn ¢! momento en que se reivindica el principio de la soberania popula) es algo de lo que da buen testimonio la foncidn decisiva que desartolié en ella 1a compasion por el pueblo, entendido como clase excluida, H. Arendt ha recorda- ‘do que “la misma definicion del vocablo naeié de la compa sion y el término legé a ser sindnimo de desgracae inflici ads lepeupie, les mabberenc nv aplandisent, come acostarbaba «decir Robespierr; fe peuple toujours malerenx, como hasta 2 el mismo Sieys, una de las figuras menos sentimentales y Ihicidas de la revolucién, alirmaba”. Pero ya en Bodino, en un sentido opuesto, en el capitulo de la République en el que se define la Democracia, 0 Btat pepulaire, el concepto es doble: el peuple en corps, como titular de la soberan trapartida en el mene peuple, al que el buen sentido aconseja cexchair del poder politico. 2. Una ambigiedad seméntica tan difundida y conseante m0 puede ser castal: ene que ser el sefleo de una anfibologga inherente a la paturaleza y a la funcion del concepto pueblo ‘en la politica occidental, Todo sucede, pues, como si es0 que lamamios pueblo fuera en realidad, no un sujeto unitaio, si- no una oscilacién dialéctica entse des polos opuestos: por una parte el conjunto Pueblo como cuespo politico integral, por bira, el subconjunto pueblo como mukiplicidad fragmentaria de cuerpos menesterosos y excluids; en el inclusion que pretende po dejar nada fuera, en el segundo wna exclusion que se sabe sin esperanaass en'un extremo, et Bs tado total de los ciudadanos integrados y soberanos, en el otto la reserva (Bandita) -corce de los milagros © camipo- de los miserable, de los oprimides, de los vencidos. En este senti- do no existe en parte alguna un referente Gnico y compacto. del término pueblo. como muchos conceptes politicos funda- mentales (similares en esto a los Uraworte de Abel y Preuc o & las relaciones jerirquicas de Dumont) pueblo es un concepto polar, que indica un doble movimiento y una compleja rela cién entre dos extremos. Pero esto significa tambien, que kt cconstitucion de la especie humana en un cuerpo politico se realiza pot medio de una escision fundamental y que, en el ‘concepto “pucblo’, podemos reconocer sin eificultades las pa rojas categoriales que, como hemos visto, definen la estructu- ‘a politica original: nuda vida (pueblo) y existencia politica (Puebied, exclusion e inclusion, 208'y bios. _pueblo, pues He ya siempre consigo la fractia biepolitica fundamental. BS To que no puede ser inclutdo en el toto del que forma parte y Jo que no puede pertenecer al conjunto en el que esta ya i luldo siempre. De ag las aporfas y contradieciones a que da lugar cada vex {que es evocaclo y puesto en juego en la escena de la politica, Es aquello que ya exist siempre y que, sin embargo, debe atin realizarse; es la fuente pura de toda identidad pero que debe redefinise y purificarse permanentemente por medio de la e clusion, la lengua, la sangre o el teriterio, © bien, en ef polo ‘puesto, es lo que se falls por esencia a si mismo y cuya rea lizacion coincide, por ¢s0, con la propia abolicion; es lo que para ser, debe proceder, por medio de su opuesto, a ka nega ion de si mismo (le aqui las aporias especificas del mov miento obrero, que se dirige al pueblo y, al mismo tiempo, ten- dea su abolicién). Esandante sangriento de la reaccion y ensenia inciera de las revoluciones y de 10s frentes populares, sein las ocasiones, el pueblo coatiene en todo eas0 una escision {que es mas originaria que la de amigo-enemigo, una guerra ci- vilincesante que le divide mis sadicalmente que cualquier con flicwo y, a la vez, le mantiene unido y le constituye mas solida- ‘mente que cualquier identidad. Bien visto, hasta eso que Max lama lucha de clases y que, a pesar de permanecer sustan- cialmente indefindo, ocupa tn lugar tan central en su peas: Imiento, no es otra cosa que est guerra intestina que divide a todo pucblo que solo tend fin cuando, en la sociedad sin cla ses 0 en el reino mesiinico, Pueblo y pueblo coincidn y no haya ya, propiamente, pueblo alguno, 3. Sieso es cierto, sil pueblo contiene necesariamente en st imerior a fractura biopolitica central, ser entonces posible le- et de una manera nueva algunas payinas decisivas de la histo- 8 ria de nuesteo siglo. Porgue, si bien es verdad que la hucha en- tte los dos pueblos hi tenido lugar desde siempre, tal lucha ha suffido en nuestro tempo una tuna y paraxistica aceleracion, ‘Ep Roma la escisin interna del pueblo estaba sancionadajori-

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