Arturo, el predestinado
Joco tiempo antes del afio 1 de nuestro car
Tendario, los romanos completaron una eX:
pansion que los levé a constituir un imperio, ex
fendido como una mancha de aceite por tierra y
mar. Axi, egaron a las costas britanicas. En estas
jslas verdes ls tribus celtas del sur debieron acep
tar st presencia y autoridad.
Pero en el norte de la isla mayor, los pictos—como
se los llamaba por su costumbre de pintarse (o ta
tuarve) el rostro- siguieron renuentes y belicosos;
Our tanto hicieron los irlandeses, tambien de or
igen cella, dela isla menor. Para defender Britania
} contener los ataques de los enemigos, los roma
hos construyeron tina muralla de més de cen ki
Tometros que atravesé cl norte de la isla mayor, de
fete a este.
“Asi que las Islas Brtinicas siempre fueron ines
tables, tal cual lo era toda Europa. Como si fuera
poco, no faltaban quienes cruzaban el Canal de
fh Mancha para capturar ganado y robar grams y
todo lo que se les pusiera por delante.
"A fines del siglo IV, los romanos debieron reti-
rarsc. El Imperio se desmoronaba y ya no podia
nmantener su presencia x ex indisciptinadas
coloniasremotas. 2Por qué cia? Por las pleas en
nero prs nvaines ear pen,
los germans, que venian del este de Europa.
Guando las autoridades y generales que res
pondian a Roma te feron, a nableza nativa se
{ued Sle, Aors pds maar sin ener que
rendir cuentas y tributos a emperadores qu ni
siquiera conocfa. - :
Como es lgico, comensé a dscutirse quign re-
tendria el wone mayor. No fue fil Hegar a cna
conclusién, no lo hicieron hablando, Las espa-
ds reoheon eo. Finalmente, Ambrosio Ae-
iano e impuso y fue rey britsnico. Elle dio ala
fai a primera trmquilidad cunndo derrots a lor
sajones, una de esas tribus germanas que alaca-
ban antic elimpenny abe enna con
‘uistando buena parte dela isa grant.
Pero Ambrosio marie trono qued en manos
de su hermano menor, Uther Pendragén, tambien
fogesoy decide. Ast todo, debia wlver ademos.
traralos nobles menores que era un digno sucewr
hosimit,entnce aura cet en ocala
elt, ala que legaron todos. Entre ellos,
el duque Patrick de Goris y su hermosa espo.
saYgraine, Verla Uther yquedar definisvamente
enainorado fue una sola cosa. Ella Io pereibisy
tm temor de gacelale corti por el cuerpo. Dije
entonces, a su esposo:
n
“Creo, querido, que el nuevo rey no quiere
comenateigosno eee
Crgrendido yenejado el duque dediis que
aoe noche ae Fetrarian sin hacerlo ster a
faule Exo hlleron.
Por ia mahana, cuando Usher Pendragon se
ue, montéen eer
rue te prepare mk fio! grid
cn fugue Paik abr co se pags
cores!
eso que descorsia ni qué dialon. A Uther
1c teas Yin. Borel, tan sol por elt
et tar ropes embeste el bien amrallado
Coualo de Pack de Gonos
uray sangre, Merosyherdos. Humoy gemi-
a eebargo la contend nose reso
ees aguion sop sl oo caliente de Uther
nombre den mage podcroso-Merin~ que
cana chearen la ccaton. Ex lien se Taba
Uikino ya
seanes hk Doncella de las Blancas Manos S=
cml Caill de ia la de Oro, me Io hare
per ita y hasta me dio este aio, on solo
Celoeismeloeinvocarl, aparece.
rako'y hecho, Metin ~por su apecto, 2m
sage harapiento de Yon caminos?s plas
ne Uihery hab
"engo a slucén pare rey Bata noche vOk
rds aunque simulans qe eetiasy xo ard.
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13 2Apa iia ;
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‘sane fen fos sansior pare gia
—Anies que El -responde Uther-, de manera més sen-
pris beri Toad motte hee
cng i scone nmi, oe
Se nip of rans ws da a pete pe
Hes thsar of cata Rasta ti. Yp soya pes dl gu
‘acerd y que no criaremas, por promasa que le he hecho
Ome.
Fe ocr te cain a wi tdnctoy ono rate
10 esignado. ‘
Mess lo tenn bien perma, 2 no raced
serh tao con el notre de Aro, y dado
friar a Sr Heit, uno de ke mis cols ex
Paleo del rina Ss expo ai ena leche para
Zonsnacn pore reign habia camplide dos
Beste ec
ho oxi, Arar el predestinad, crea
sin aber qui era Pero yu legate empo en
Quel md grande ey de Sia halla po
{hae ovo dew destino
16
‘La espada ena piedra
Apeentanens de su inocencia. Sus
Jpadres adoptivos lo cuidaron y mimaron
‘como al propio -de nombre Kay-, que le enseiis
Jos primeros juegos y lo involucrs en sus travest-
ras. El ambiente hogarefio era tan natural que
jams revoloteé por encima del niio el pajaro de
lasospecha.
‘Pasaron los dias. Ain siguen pasando. Pero en
tonces fueron los que mostraron cémo ambos
hermanos crecian. Mientras, en el castillo de Ca.
‘metot, Uther debfa, una ver mis, colocarse Ia pe-
cchera de cueroy tomar Ia lanza y el eaballo.
{Qué ocurria? Otra ver los invasores, Esta, los
tcrribles pictos de rostros y brazos tatuaclos, avan=
zando desde los eampos de Escocia sobre Brita
nia Gales. (Ah, la muerte con st ropa negral
‘Por enésima vez, Uther Pendragon pudo con
ctlos, Los batié a costa de cientos de cadiveres,
jque quedaron en los campos pisoteados, para
‘alegria de las aves carniceras. Sus eaballeros hse
bbfan demostrado, una vez més, que eran los mas
Dravos: jinetes que cortaban las formaciones de
Ja infanterfa repartiendo golpes a diestray sinies-
7tua. Las pictos debieron replegarse nuevamente,
‘a masticar su rabia ¢ impotencia, y a prometerse
‘que volvertan.
ero la empresa acab6 con las dtimas fuerzas
de Uther, cansado y enfermo desde hacia tiem
po. Antes de expirar, eso si, tuvo posibilidad de
relteratle a Merlin:
Mi heredera debe ser mi hijo. Queda en tidar-
Te continuidad a ese asunto.
EL mago, sin embargo, decidié esperar a ver
‘c6mo se desenvolverian los hechos. En realidad
sabia que la disputa por el trono seria inmediata
Y-que no resuitarfa tan fécil poner por delante
de los nobles soberbios a un jovenzuelo desco-
nocido.
Las postulaciones se sucedieron, no sin que
las paredes de Camelot recibieran la salpica-
dura de algunas goras de sangre. Eso obligd al
obispo a lamar a todos a una misa de paz. Sin
nimo, los nobles concurrieron, dispuestos a
arrodillarse frente al altar durante unos minu-
tos y nada mas,
Cuando Ja catedral de Saint Paul, en el distrito
de Canterbury, estuvo lena de varones, todos pe-
tulantes y ambiciosos, un gran bloque de piedra
‘con una espada clavada apareci6 frente al altar,
Y con una inscripcién: “Quien logre quitar esta
espada de aqui seri re)
es ycaballeres de dudosa estirpe se atropellaron
‘en lacola para intentar quitar la filosa arma. Pero,
nada. Era imposible. Estaba... como clavadl.
‘Pasaron los decidides y pasaron las jornadas, y
la espada en la piedra comenzé a ser parte de la
decoracién del recinto sagrado. Ya los que acu-
dian a misa nila miraban. O la miraban como se
mira un sueft.
‘Una junta de nobles, entonces, decidis que el
rey debia salir de un torneo de caballeros de li
bre inscripciGn, Asi se aprob6 y se divulg6. ¥ ala
fecha sefialada, decenas de hombres bien vesti-
dos, mejor armados y estupendamente montados
‘comenzaron caer, al wotecito, para probarsuet-
teen las gimnasias de combate. i
‘Kay pens6 que ya tenfa edad para lla y le pidis
permiso a su padre, Sir Héctor: queria compe-
tir. El buen hombre le dijo que si, convencido de
‘que alosumo todo lo que ganaria seria un par de
golpes y revolcones. ;
‘Asi, Kay, Sir Héctor y el todavia incipiente Ar
taro mareharon al wore. Antes pasaron POF
la posada, para comer y beber tun poco, y por
iglesia, a echar unos rezos. No esta de mis buscar
respaldo en Dios antes de un lance.
De alli se dirigieron al campo de Ia competen-
«ia, donde ya varios se sacaban chispas en el cho-
aque de espadas y de lanzas.
Pero casi al llegar, Kay se dio cuenta de que le
»faltaba su arma, Oh, Ja habia olvidado en ta ta
bema. Entonees le pidi6 a Arturo:
~iHermano, por favor, regresa y consiguemela!
1Qué bochorno sino la tengo cuando vaceen ii
Arturo vucve los tines por el sendero que la trajo'y
entra en la taberna. No hay nadie, porque todos estén
en el torneo, Tampoco est la espada de Kay, que al
‘gion hairs toma, .Qué hacer?
EL joven ha visto que junto al altar dela iglesia hay
una pizdva que tone wna espada, No sabe mucho mas
porque ét pose wna edad en la que sola leentran a vide
as tomes de os mayores wn van que sede mete or
ama,
Ingresa on ia iglesia, que también ext wacia,y toma
(a espada. La obtiene como si ta quitara de und vaina
de opel. ¥ core presuroso a désela al hermano,
Cuando Kay la recibe en sus mas exelama:
~iE3 la espada deta iglesia! Cio la has obteido,
Arturo? ;Pade, como puede ser!
EL patie to sabe, y sabe que ha legado la hora de ta
verdad. Entonces via junto a obispo, se la muestra y le
dice:
“Arturo la ha quitado
El obispo, hombre gordinftén y sudoroso, corte como
rede al medio del campo y con su asmatien von comoo-
ca a detener- los juogos y concur a ta catedral. Len-
famente, fa multitud se encamina, mientras el obispo,
20{qe va adelante con Arto, entra al recino y vue a
‘alocar la espada en la peda.
~aQué paso? ;Por qué estamos aus? -mclaman log
impacintes.
Enlence, com un gest, obispo hace acecor a Ar
1 juno ola piedray que quiet espa,
‘La sopra cme como we bre ant los ojos tedon-
sos de os concurrents
‘Merlin vio Ia escena desde una discreta nave
lateral. Sabia que ast y todo habria gestos recelo-
$08 “hasta tal punto que el obispo hizo repedr a
‘Arturo hasta tres veces la operacion de quitar ¢l
arma de la piedra-. Pero, ala corta 0 a fa larga,
‘debesian acepiar al nuevo rey, un jovencito
‘no habia cafdo en la cuenta delosuced
‘que 10 pasaria toucho tiempo antes de
fara qué sangre corria por su cuerpo,La espada Excalibur
J regreso de la batalla contra los nobles re-
beldes, Arturo retom6 sus deberes de rey.
Debia ir en busca del tiempo perdido en amar-
‘gas e indtiles contiendas y darse a meditar sobre
la necesidad de una nueva organizacién de la
corte,
Pero antes de eso, a victoria merecia un Festejo,
{que se organizé con entusiasmo, De los castillos
vecinos vinieron a Camelot nobles y caballeros y
tras ellos, rovadores, malabaristas y bufones. Los
‘encargacios de la despensa sacaron de los sétanios
frescas patas de jabalies adobadas y blancas y re-
dondias perdlices, para hacetlas girar en el fuego;
desenvolvieron los jamonies de ciervo; slieron en
busca de las verduras y frutas mas frescas, remo-
vieron Tos odres de cuero de cabra donde dormia
elvino asentando su borra. Se tendié la mesa. Se
tencendieron las teas. ¥ los convidades ocuparon
sus lugares
La comilona comenzé y con ella la bulla. Era
el tiempo de relatar aumentadas hazafias; contar
chistes y groserias; disfrutar de Ia mnisica y las pax
yasadas de los volatineros. Arturo sabia que esa
3=
aes
te meeniti
geen
eee
ear
ener
196 Kay.
¥lloraremos a dos y no a uno -razoné Ulfino,
epic
Ee atieaedn Voices clean
cal pr kj ature Tie nasi bale
pro con wa conde: irk combale pore
ace jive ero
Ppceediéeljoren excdero, se arroilé frente
Satie: euro eis ace sade
‘apa odoin caster.
3
Parti y los demas quedaron en espera. El su-
eso habia apagado el fuego del jolgorio, pero la
noche fue arrimando los carbones pars las pri-
eras brasas de la maiiana.
Alalba, el reciente caballero regresé, Malamen-
te, La sangre asomaba de un costado de su ca:
risa de lino, Sin fuerzas ya, se tiré del caballo al
suelo, donde comenzé a ser atendido. Con esca-
Me acerqué a la tienda que tiene levantada
y lo desafié. El Caballero Negro acept6 con un
dejo de burla. Tomamos distancia, azwzamos los
caballos y nos enfrentamos. Su lanza choed antes
sobre ini escudo, lo perford y me ente6 en el cos
tado, Cai, me levanté como pude y tal como se
ime habia ordenado- me retire,
Tres caballeros avanzaron un paso. Exa sefial de
que se ofrecian. Pero Arturo fos aquie!6 con su
sano y dijo:
~Tendré que ir yo mismo. Ese caballero estaian-
pidiendo el paso a través de mis terras y hacien-
do derramar sangre de caballeros de mi corte.
No puedo acepiaulo.
Esta vez Héctor, Kay y Ulfino callaron, Habian
advertido la inutilidad de pretender convencer
joal rey.
grits Aruro, refi
rigndlose a su caballo favorito,
Fueron los peones yen un santiamén lo tomaron
3{ye colocaron la montura, En los potreros queda:
ron un tordillo de orejasalzadas; un szabache brio-
so; un inquieto azn; dos ruanios mansos, para los
ver c6mo iba el blanco, lo envidiaron.
‘Arturo monté y tomé el camino del bosque. Tba
aplomado. Compartiendo ese aplomo, el blanco
Hevaba un paso tranquilo. ¥ el mullide colchén
Jo volvia un animal
de la hojarasca hrimeda
saltain,
Entraron a Ja zona del bosque donde el vapor de
Jn huumedad flotaba como un tul de baba. Los mi-
‘aban los ojos curiosos de Tas ardilas, los temerosos
el ciervo, los Furiosos del jaball. ¥ el bochinche de
Jas avesy los insectos parecia crear un nuewo tipo de
silencio, apenas interrumpido por una rama seca
‘que se quebraba o una corteza que crujia,
En un claro a Arturo le parecié ver wna carpa
Si, el Caballero Negro estaba ali. El reyseacereé
ygrité:
~2Quién vive?
Ei extraio caballero salié de detris de una en-
ramada en li que vigilaba y contests:
“Vive la vida y muere el que se oponga.
Arturo:
Puede saberse por qué hostigas y desafias a
‘quien por aqui pasa, cuando este es lugar natural
de wajin de todo?
EI Caballero Negro:
Porque me place. ¥ porque as{ mantengo mi
condicién de caballero jams vencido.
Arruro:
~Debe ser verdad. Pero siempre hay una prime-
El Caballero Negro:
No creo, Pero cantando la rana es rana.
Las palabras dieron a saber todo. Arturo le hizo
seita de que esperaba que montara, cosa que hizo
‘con agilidad asombrosa el oponente. Se fue el rey
a tomar distancia y
Las caballos han entendido major que los hombres que
¢ abririn paso las lanzas. Tinsan sus misculos, a=
earey bufan yal espaleo de ambos jineesselancarn a la
carrera, Arturo el Caballero Negro nen en horizon-
{alla lanza, se agariotan tras el exude yen la topadia
fer... el segunda cae.
‘Se reel farias en la terry se ale com ener,
Pide sma reve oportunidad, que Artura le concede.
Van de naive... 77 eta vex eel rey el que conoce ta
‘calidad del suelo!
Bntonces deben pasar alas espadas. Ohilen los abe
as aa que sertven 5 comienzan a ronderse armas ex
‘manos. Silban los aceos y chocan vena, das, tes, ira
‘uces. Ningumo de las dos halla manera de obtener ver-
aj, hasta que tra un golpe brutal la espa de Arturo
se parte y slta gl reyes vencido?
“Dectivate prdedor le dice ol Caballero Nogro.
35Merlin le contest
“Acompaiiame a caminar un rato por el bor
aque, que ya hallaremos remedio.
El rey y el mago Ihundieron sus pies en la ie
rra hrimeda, Toan come flotando, La vegetacin
se abrfa ante el paso de ambos. Los animales se-
gulan con sus gaits porque ningun de ellos te
hha miedo ante Merlin. Los rayos de luz que s€
Colaban entre las ramas de los irboles eran como
tspadas plateadas y Arturo, que de pronto pare-
Gb haberse wielto nifo, jugaba a manoteatlas y
sei. Era feliz.
‘Un wamo, otro tramo, una hondomada. Un pee
{quefio arroyo, una loma. ¥ de pronto se abrié un
dlaro en el que aparecta un lago como un espejo
Tedondo que se le hubiese caido a una giganta
dlistaida
miQué lago es ese? {No lo conozco! -exclam6
Anwro.
“Es el hogar de la Dama det Lago, un hada am
‘Pero... ¢no vesalgo en ét
‘Arturo se arriin6 ala orilla hasta mojar sus bo-
tasy miré, Una mano sala del agua y mostaba
tuna espada que refulga
Diablos! ;Qué arma bellat ~exelams,
“Suube a la barea que est ms alld le explic6
Merlin-, ve hast ella ytOmala. Es wya
‘Arturo obedecid. No bier puso los pies en la
pamnboleante barca, esta comenzé a andar sola
38
cn direccign ala espa como fuera un caballo
manso que conoce wi camino,
(Giando Arr leg junto a a espads, la mano
allo ern yselacomcedh. Yas ery regre-
s6alaorilla. ee
“Chea que estas sanecho te dijo Merlin.
En capada dene nombre’ we late Excall
aque te parece vai
igh de oay munndo repos tat
let mick ngs ie ee
rada, %
Dicho est, ox dos tomnaron el camino
aie
so, Elana que harfa ain mds grands y famosas
Ine campaias guerrera de Arvo ya brilaba en