Sunteți pe pagina 1din 13
Aticta MARTIN (compiladora) Folclore en las grandes ciudades Arte popular, identidad y cultura Ce mse XA Lae] Martin, Alicia Folclore en las grandes ciudades: arte popular, identidad y cultura ja ed. Buenos Aires: Libros del Zorzal, 2005 256 p.; 15x21 cm. ISBN 987-1081-67-7 1. Folklore |. Titulo cDD 398 RevisiON Lucas Broon-CHANAL Diseio VERONICA FEINMANN Gragapo be TAPA DE Dora Brancur (1951), ARTISTA PLASTICA ARGENTINA ® Libros del Zorzal, 2005 Buenas Aires, Argentina Esta publicacién conté con la financiacién de la Secretaria de Ciencia e Inves- tigacién de la Universidad de Buenos Aires. ISBN 987-1081-67-7 Libros del Zorzal Printed in Argentina Hecho el depésito que previene la ley 11.723 Para sugerencias o comentarios acerca del contenido de Folclore en las grandes ciudades, escribanos a: info@delzorzal.com.ar www.delzorzal.com.ar indice Introduccién.... 1. Fernando Fischman “La produccidn cultural judia argentina como patrimonio”, 2. Natalia Gavazzo “El patrimonio cultural boliviano en Buenos Aires: usos de la cultura e integracién”. 3. Laura Lépez “Narrativas sobre el candombe y la negritud en Buenos Aires"... 4. Maria Eugenia Dominguez “Cultura nacional, tradicién y trabajo: Notas sobre la introduccién de la capoeira angola en Buenos Aires" 5. Julieta Infantino “Los nuevos artistas circenses en la ciudad de Buenos Aires: identidad, trabajo y cultura” 3183 6. Cecilia Mariana Benedetti “El rock nacional en los 90; el caso de La Renga”. 7. Hernan Morel “Identidad, tradicién y poder entre las murgas de la ciudad de Buenos Aires” . 8. Analia Canale “La murga portefia como género artistico’ 9. Carolina Crespo 1233 “Cuerpos pardédicos: la carnavalizacién de lo carnavalesco”... Introduccién Asi como creemos en el poder transformador y reflexivo del arte, visto en tanto componente sustantivo y siempre presente de la vida social, nuestra investigacién se contextualiza en el proceso de activa apropia- cién privada del sector ptiblico y del consumismo en que se desarrolla hoy la cultura. Como sucedié después de 1890 y de 1930, Buenos Aires vuelve a adquirir una cara oculta -y ocultada—- que produce y pone a prueba modos informales de asociacién, participacidn, resis- tencia y elaboracién de las condiciones presentes. Los siguientes articulos identifican algunas de las transformaciones socioculturales que tienen lugar en la ciudad de Buenos Aires, investi- gando su actual folclore. Puede parecer una contradiccién estudiar el folclore de una ciudad, por cuanto se asocia al primero con la vida campesina, alejada del orden masificado y cosmopolita, reticente al cambio, aferrada a la tradicién, centrada en lo permanente y ancestral. Sin embargo, estas nociones han sido discutidas en los uiltimos 40 afios por los especialistas para concebir al folclore de una manera menos estatica y esencialista. Desde un anilisis de la dindmica cultural, investigamos la vigen- cia de prdcticas sociales centradas en tradicionalizaciones que se apropian de saberes que se crefan perdidos en nuestra ciudad o que resignifican formas culturales al nuevo contexto urbano, y los reelaboran. Los modos en que se activan viejas prdcticas que se daban por extinguidas ~retradicionalizaciones- y la lucha por el reconocimiento ilustran la génesis constitutiva de discursos que resignifican el pasado. De manera que el folclore no remite a la repeticién automatica, acritica o irreflexiva de los habitos y tradiciones culturales. El pasado se transforma en un activo configurador del presente. E] Folclore ha aportado al andlisis cultural una dimensién centra- da en practicas cuya eficacia reside en la puesta al dia de una memoria selectiva del pasado (tradicién), que es invocada para dar sentido a la actividad presente. Se trata de espacios simbdlicos —social ¢ histérica- 8 ALICIA MARTIN (ComprLapora) mente establecidos— que se producen y circulan mds alla de las pre- visiones institucionales. Esto no quiere decir que las practicas foleléricas vivan fuera de la sociedad mayor. Consiste mds bien en la generacién y la produccidn de saberes y modos de accién que no integran los cir- cuitos de las llamadas “bellas artes”, la cultura oficialmente reconocida @ la produccidn destinada al consumo de masas. Justamente, muchos de los articulos que presentamos problematizan y se posicionan en las zonas en que las prdcticas foleléricas se cruzan e intersectan con otras formas culturales. EI folelore que estudiamos despliega un recorrido alternativo a los modelos culturales dominantes. Este recorrido incluye tanto el consenso y la negociacién como tambien la oposicién y lucha frente a la imposicién ideolégica que fuerza a interiorizar modelos, roles y valores constitutivos de la actual era de mundializacién. Hoy, ante la consolidacién a escala planetaria de nuevas redes de comunicacién, se vuelve a actualizar el balance entre lo nuevo y lo antiguo. Por debates anteriores, sabemos que estos procesos homogeneizantes y de interde- pendencia global impactan sobre las sociedades generando redefini- ciones de las identidades sociales, as{ como la puesta en valor de las tradiciones y los saberes locales. Procuramos entonces relevar transformaciones socioculturales en la ciudad de Buenos Aires a través de la construccidn, circulacién y re- cepcion de discursos que producen un efecto de identidad-diferenciacion (Blache y Magarifios de Morentin, 1980). Estos discursos asientan su autoridad en la conexién histérica con el pasado (tradicidn). Tal ejer- cicio de la memoria, con distintos acentos, signos y objetivos, es com- partido no sélo por los grupos foleléricos sino también involucra a agencias de patrimonio y politicas culturales. La investigacién en Folclore Greo que la forma mis clara de ubicar los nuevos desafios del folclore es hacer una historia de la disciplina para recorrer los problemas que abordaron nuestros antecesores. Para ilustrar los cambios ms significativos en la teorfa del Folclore me parece adecuado tomar como punto de partida al sociélogo cor- dobés Alfredo Povifia, quien editara en 1945 Sociologia del Folklore y en FOLCLORE EN LAS GRANDES CIUDADES 9 1953 ‘Teoria del Folklore. Poviiia pertenecié a una generacidn de intelec- tuales que produjeron un enorme acopic tedrico y empirico sobre el folclore. Juan Alfonso Carrizo, Garlos Vega, Feliz Coluccio, el mendo- cino Juan Draghi Lucero, ¢] santiaguefio Bernardo Canal Feijéo, Au- gusto Raul Cortazar fueron algunos de los personajes que entre las dé- cadas del 30 y del 60 protagonizaron la época de oro de la investigacién folclérica en Argentina. Alfredo Povifia nos dice: “Todo el problema de la ciencia folkléri- ca consiste en resolver dos interrogantes: écudles son los hechos que forman su objeto? cA qué parte del grupo humano atribuimos en propiedad dichos hechos?”. A estos dos criterios me voy a atener para guiar nuestro desarro- Ilo, que serd histérico y sistemdtico. Entonces, dqué hechos conforman el objeto del Folclore? Carlos Vega nos hablard de “cosas viejas”. An- tigtiedades, supersticiones, tradiciones comienzan a interesar a fines del siglo XVIII a los europeos ilustrados. A la luz de la razén ilumi- nista, llaman la atencién las tradiciones que se mantienen y resisten al avance de la razén cientffica. Por eso se llaman antigtiedades, porque quedan como testimonio o huellas de un pasado que la Europa racio- nalista va dejando atras. Carlos Vega cuenta que “los anticuarios que florecieron en Europa entre 1780 y 1880 fueron los verdaderos precursores de los folcloris- tas”. Nos recuerda que ya hacia 1600, Francis Bacon habia clasificado las ciencias. Al lado de la Historia habia colocado una ciencia de las Antigtiedades. As{, tempranamente en la constitucién de las modernas ciencias sociales tal como las conocemos hoy en dia, en 184-6 Williams Thoms (o Ambrose Merton, su seudénimo) acuiia la palabra joltlore. La visién racionalista y evolucionista de estos fundadores europeos colocaba en un tinico eje temporal formas de vida y de sociedad que eran contempordneas y sincrénicas. Europa iba a ordenar toda la vida humana del planeta -presente, pasada y por venir- en una escala unica y ascendente, colocdndose ella misma en la cuispide de la civili- zacién. Toda la historia de la humanidad se reducia al desenvolvi- miento, lento pero inexorable, de la raz6n y sus productos excelsos: la ciencia, la técnica y la industria. Desde esta visién, al Folclore le tocara recolectar, clasificar y conocer aquellos saberes que cultivan y mantie- nen quienes no han arribado atin al saber racional-cientifico dentro de las propias sociedades europeas. 10 ALICIA MARTIN (ComprLanora) William Thoms definié al Folclore como “aquel sector del estu- dio de las antigiiedades y la arqueologfa que abarca el saber tradi- cional de las clases populares de las naciones civilizadas”. Refirié el “saber tradicional” a “todo lo relativo a las antiguas prdcticas y cos- tumbres, a las nociones, creencias, tradiciones, supersticiones y pre- juicios del pueblo comuin”. En Alemania asistimos a la creacién del movimiento romdntico, otra fuente fundamental en el origen de los estudios de Folclore. Los romdnticos buscaban la unidad espiritual en la emergencia de los Estados nacionales. Iban a encontrar en el pueblo “comuin”, analfabeto y ruistico, y en sus creaciones literarias, las bases de ese esptritu colectivo exaltando sus valores positivos, su pureza y su autenticidad. Después de esta vuelta por Europa, volvemos a Alfredo Povitia en la década de 1940. Vamos a ir entonces sefialando las caracteristicas de este saber folclérico, tal como fue definido por los afios 40, para arribar luego al tipo social que supuso este modelo. Dice Poviiia que el folclore es un saber popular porque se dife- rencia del saber de otros sectores sociales. Sefiala que en nuestras so- ciedades el elemento sociolégico fundamental es la clase social. Exis- ten tres clases sociales, y es la clase baja la que aparece naturalmente vinculada con lo popular. Povina introduce un matiz interesante a esta cuestién de lo popular. Cita al socidlogo francés Marcel Mauss para quien “popular” se opone a “oficial”: “Lo folclérico pertenece a la ca- tegorfa de los grupos no institucionalizados... Es el mundo de lo social no regulado oficialmente. Lo popular elimina casi totalmente todo lo que sea patrimonio de las clases superiores y resulta ajeno en conse- cuencia a estas formas superiores de saber” (1945: 20-21). Dado que se trata de un saber popular, el folclore serd colectivo. Podrd encar- narse en sujetos individuales, pero no existe folclore individual, debe ser compartido. E] folclore es anédnimo, porque en su proceso de colectivizacién ol- vida al autor original. Al ser empfrico y oral, se transmite por medio del ejemplo, la imitacién, la experiencia, y esto refuerza la anonimia de sus creaciones. Vamos viendo que esta definicién del folclore se construye por conceptos que se dan a través de parejas de opuestos. $i colocdramos en columnas estas antinomias, tendriamos: FOLCLORE EN LAS GRANDES CLUDADES 11 Popular Oficial o de las clases superiores Colectivo Individual Empfrico Aprendizaje formal, sistemdtico Oral Escrito Andénimo Autor reconocido Tradicional Moderno, nuevo, cambiante, moda Regional, local Universal, cosmopolita Tecnologia simple, artesanado | Industria, ciencia En la columna de la izquierda nos queda lo folclérico, que es pro- pio de los campesinos 0 clases bajas, opuesto a la cultura oficial o de las clases superiores, preeminentemente urbanas. Llamamos a este paradigma “modelo campesino del folclore” por- que creé un “hombre folk”, atemporal y arménico. Buscé sus objetos de estudio en Ambitos espacialmente delimitados: campo versus ciudad. Los espacios privilegiados donde se hallaba el folclore en su pureza original fueron las zonas remotas, aisladas de la influencia de la cultura oficial o erudita. En 1926 el investigador norteamericano Robert Redfield postuld la transicién de la sociedad folk a la sociedad urbana. La sociedad folk es in- tegrada, posee cohesidn familiar y social, bajo individualismo, bajo {ndice de delincuencia y conflicto; los valores opuestos caracterizan a la desintegrada y anémica sociedad urbana. Esto reforzaba la visién del “buen campesino”, sin conflicto, viviendo en armonia con el mundo, apegado a costumbres ancestrales. Pero la situacién social de los Ambitos rurales fue perdiendo -si alguna vez los tuvo- los rasgos edénicos, puros y antitéticos del modelo campesino. Las llamadas “industrias culturales”, con los medios masi- vos de comunicacién a la cabeza (radio y TV), asi como las migracio- nes masivas del campo a la ciudad, fueron carcomiendo la supuesta autenticidad y el pretendido aislamiento del folk. Hace mds de 30 aos que en distintos dmbitos de estudio se han reconsiderado los conceptos basicos del Folclore para dar cuenta de las diversas formas y desniveles de cultura que estan en contacto, que se influyen y resignifican mutuamente. Mencionaré a continuacién algunas de las revisiones y nuevas conceptualizaciones que han producido los 12 Auicta Martin (Compranora) estudiosos del Folclore en regiones como los paises nérdicos o América del Norte, para adecuar las herramientas tedricas a los desaffos de la nueva mundializacién. La idea de TRADICION como propiedad intrinseca de fendmenos particulares se enfoca hoy en tanto TRADICIONALIZACION. Se enfa- tiza el cardcter procesual: construccidn activa de conexiones entre el presente y un pasado significativo. Involucra una seleccién intencionada del pasado en que los sentidos se recuperan en signos que, sacados de su contexto original, vuelven a contextualizarse en una nueva cadena de signos que evoca los primeros, pero resignificdndolos. La nocién de CONTEXTO cobra gran importancia, ya no como el marco en el que se instala y explica un texto particular, sino como una construccién de nuevos textos y significados, condicién de emergencia de comporta- mientos, y puesta en relacién de las instancias de produccién, circula- cidn e interpretacidn del saber y hacer folcléricos. La idea de ACTUACION 0 performance se refiere a una representa- cién artisticamente pautada !. Este concepto aplicado por antropdlogos norteamericanos como Richard Bauman, Dan Ben-Amos, Charles Briggs, Roger Abrahams, entre otros, viene a cuestionar el enfoque esencialista del hecho folclérico, visto como un repertorio de compor- tamientos que en sf mismos ostentaran esa cualidad (por ejemplo cuentos, leyendas, mitos). La actuacién vera la relacién entre lo repre- sentado, el intérprete y su audiencia, analizando en esta relacién las tradicionalizaciones que sustentan su conexidén con el folclore. Los folcloristas han centrado ultimamente su atencién en los aspectos estéti- cos de la vida social (actuacién artistica verbal, segtin Richard Bauman), enfocando su atencidén en las prdcticas culturales (performances) que contextualizan tradiciones al tiempo presente. ‘Tampoco la AUDIENGIA se enfoca ya como un segmento unifor- me de receptores pasivos. Se indaga al publico o las audiencias como creadores de nuevos sentidos y acciones sobre aquello que consumen. Para las nuevas perspectivas del Folclore, el papel de la audiencia es central porque requiere de miembros competentes en la evaluacidn del 1 Hace ya mas de 20 afios, cuando la Dra. Martha Blache introdujo en Argentina la primera bibliografia en inglés sobre performance, optamos por traducir este término por el de adtuaciin, en virtud de que daba cuenta no sdlo de la experiencia o puesta en pric- tica sino también de la marea estética de la accién cultural. En los iiltimes aiios, el equipo de lingitistas dirigido por la Dra. Luca Golluscio ha empleado el término ¢jecucion. FOLCLORE EN LAS GRANDES CIUDADES 13 desempenio artfstico. Intérpretes y consumidores, artistas y audiencias constituyen comunidades de interpretacién entre las cuales circulan saberes 6 conocimientos que crean efectos de identidad compartida. Estas breves referencias se desarrollan y aplican con mayor detalle en los articulos que integran el libro. Presentamos resultados de in- vestigaciones que tienen en comtin la indagacién en pricticas sociales centradas en tradicionalizaciones que se apropian, reelaboran ¢ insta- lan saberes que se crefan perdidos o inexistentes en nuestra ciudad. Este libro tiene entonces valor diagndstico sobre el panorama cultural €n proceso. Los Articulos Los fendmenos de los que se ocupa el folclore cobran renovada impor- tancia en los procesos que caracterizan la dindmica cultural en la actua- lidad. Baste como ejemplo nombrar el auge de las politicas de patrimo- nio, cuando las agencias internacionales predican la preservacién y redescubren los valores asociados a los objetos patrimonializables, lla- mando con el pomposo nombre positivista de “patrimonio intangible” aquello que el Folclore, como ciencia de las supervivencias (Tylor, 1871) o de las antigiiedades (Thoms, 1871), estudia desde hace 200 anos. Centrado en el debate sobre el patrimonio (qué incluye, quién lo reconoce), Fernando Fischman, en “La produccidén cultural judia ar- gentina como patrimonio’, traza las coordenadas para establecer las bases de la discusién sobre la existencia y las caracteristicas del patri- monio judfo argentino, iniciando una I{nea de investigacién que ya ha comenzado a consolidarse. Natalia Gavazza, por el contrario, parte de un patrimonio cultural legitimado internacionalmente (las danzas del carnaval de Oruro, una de las 32 masterpieces elegidas en 2001). En “El patrimonio cultural boliviano en Buenos Aires: usos de la cultura e integracién”, analiza cémo las danzas son contextualizadas por resi- dentes bolivianos en la ciudad de Buenos Aires, en un andlisis de las apropiaciones y usos estratégicos de la cultura para enfrentar el im- pacto de la inmigracién y de la nueva situacidn de discriminacién. En los ultimos veinte afios se volvieron a ver y escuchar murgas y candombes, que se crefan extinguidos en Buenos Aires, a la vez que la percusién de tambores y otras formas culturales afrobrasilefias fue- ron asimiladas por jovenes locales a través de las ensefianzas de maes-

S-ar putea să vă placă și