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¿Por qué no son iguales de ciertas todas las religiones?

Por Edgar
Alan Perdomo
“No seas tan engreído”, me dijo José, un maestro universitario, al escuchar mis ideas
con respecto al cristianismo. “No pretendas que el cristianismo es único. Lo
importante es sentirse bien con uno mismo y tratar de hacer lo mejor para con los
demás. Tú no puedes imponer tu idea de Dios a las otras personas. Cada quien tiene
una idea propia de Dios y hay que respetarla. En ese sentido, todas las religiones son
iguales”. La idea de José no es extraña en el mundo de hoy. Muchas personas piensan
que lo importante es tener una religión personal para “estar bien con Dios” y calmar la
conciencia. ¿Crees que esto es cierto? ¿Todas las religiones son iguales?
En general, la religión implica tres elementos: aceptación de un sistema de creencias,
obediencia a ciertas reglas de conducta y el cumplimiento de ciertos ritos y
ceremonias. Todas las religiones poseen estos ingredientes, incluso el cristianismo. Es
verdad, entonces, que el cristianismo posee ciertos elementos comunes con las demás
religiones. También es cierto que los miembros de otras religiones pueden mostrar, en
apariencia, más devoción a su creencia que muchos cristianos. Esto lleva a algunos a
creer que esa religión es la verdad. Sin embargo, debes recordar que una cosa es la
entrega a una causa y otra es si esa causa es verdadera. En el pasado hubo personas
que creían que la tierra era plana. Ellos defendían esta creencia con todo su corazón,
aunque ahora sabemos que estaban “sinceramente equivocados”.
Por otro lado, recuerda que no es posible que todas las religiones sean verdaderas a la
vez. Si el hinduismo enseña la existencia de muchos dioses y el cristianismo enseña
que hay un solo Dios (Deuteronomio 6:4; 1 Timoteo 2:5), no es posible que las dos
estén en lo correcto. Una de las dos debe estar equivocada. Si el budismo afirma su
creencia en la reencarnación y la Biblia afirma que está determinado que los hombres
mueran una sola vez (Hebreos 9:27), es claro que están en abierta contradicción.
Ambas no pueden ser verdaderas a la vez. La misma idea se mantiene en relación con
todas las premisas fundamentales de la fe cristiana y de las otras religiones. Una debe
ser legítima y las demás no. El punto es, entonces, discernir dónde se encuentra la
verdad.
Lo cierto es que la fe cristiana se distingue de las demás religiones del mundo en
varios factores fundamentales. En primer lugar, en un sentido muy real, todas las
religiones representan el esfuerzo de hombres y mujeres por explicar cómo es el
mundo en el que viven. Por el contrario, el cristianismo es la revelación de parte de
Dios acerca de lo que es el mundo como su creación. En segundo lugar, las religiones
son un esfuerzo meramente humano por alcanzar la salvación. De hecho, toda religión
humana sostiene la idea de buenas obras que sirven para justificar a los humanos. El
cristianismo es la buena nueva de parte de Dios de que no hay que hacer nada para
salvarse; que él ya lo hizo todo (Efesios 2:8-9).
En tercer lugar, todas las religiones del mundo poseen líderes que pretenden haber
llegado a un alto grado de conocimiento espiritual. La fe cristiana proclama que su
gran líder es el Dios que se hizo hombre (Juan 1:14). En cuarto lugar, las religiones
siguen las enseñanzas de libros sagrados que han sido el producto de profundas
reflexiones de parte de esos líderes religiosos. El cristianismo sigue las enseñanzas de
un extraordinario libro –la Biblia—que surge, no del ingenio de los hombres, sino de la
sabiduría de un Dios que se dio a conocer (2 Tim. 3:16).
En resumen, las religiones del mundo son un esfuerzo que comienza abajo (en la
mente humana) y trata de alcanzar las alturas de la divinidad, mientras que la fe
cristiana viene de arriba hacia abajo: la iniciativa de Dios buscando a los seres
humanos pecadores para tener una relación con ellos. Las religiones ponen un gran
énfasis en las ceremonias, mientras la fe cristiana hace énfasis en la relación personal
con Dios, dejando las ceremonias como meros símbolos de realidades espirituales más
profundas. Las religiones, por último, muestran caminos para vivir mejor, mientras que
el cristianismo muestra el único camino a Dios: Jesucristo (Juan 14:6).
Al final de este análisis, hay que decir que, como esfuerzo humano, ninguna religión es
verdadera. En este sentido ni siquiera el cristianismo como religión humana puede
afirmar que tiene la verdad absoluta. El cristianismo solamente puede afirmar que
posee la verdad en la medida en la que se acerque a las ideas que Dios ha dejado en
la Biblia. Así, la pregunta que debes hacerte es a quién conviene creerle: si a los
finitos humanos que han tratado de fabricar caminos para llegar a Dios o a Dios
mismo, quien ha mostrado la senda para tener una relación viva con él.

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