La ltima cita

Pienso, mientras tomo este trago de vino aejo

Un ltimo encuentro
ms que una comunin en el final de un tiempo
Es un desencuentro

Una ltima frase, cul ser esa frase? Por cuntos aos la recordar? Ser como ver el
pasado por la ventanilla de un auto que viaja pero que divaga en confusos crculos

Su mirada ser la de un fantasma con aroma a viejo sueo.

Lo s. Puedo verlo desde ac, Carlitos.
Voy a escuchar palabras agonizando de significado. A quin carajo le importa tu
Perdn, tu cario y los das nuevos? Si despus de todo esto, todo sabr a tiempo
perdido. Y muerto
Sorber cada trago de ese caf mientras me invito a morir en ese mismo momento

Porque es verdad
Nadie quiere acudir a la ltima cita. Por eso me lamento antes de tiempo.
(Tomo del vino otra vez y enciendo un cigarrillo)

Es como llegar a la vieja estacin, bajarte y ver cmo dejas partir el tren que viaj por
tantos paisajes y anhelos y rostros y calles
Yo amo las tormentas. Pero sta va a arrasar con cualquier perfume que ilumine el
jardn

Escuch.
En la radio suena un tango y es esa la misma pualada que me esperar fra y
pesadillezca bajo la almohada
Ac es cuando tengo que pensar en la libertad, intentar respirar aires nuevos
Pero el tango es el tango, y es eso. No encontrar ni un maldita ala para volar, lejos

Nadie quiere acudir a la ltima cita. Nadie quiere levantar el telfono y escuchar Se ha
comunicado con el fin del sueo, desde ahora el sol le doler en los ojos y no podr
escuchar a nadie ms que a la fatalidad cantando una y otra vez en la misma noche de
mierda
Una voz fra como de metal es la del tiempo. No es cierto?

S, ya s. La muerte no existe ms que en las paredes. En cada sombra uno la

proyecta. La deja inmvil en un rincn oscuro, entonces ella tiene esas races invisibles
que se trepan por la ausencia y el miedo, y nos llena de tinieblas.

No voy a ir. Lo he decidido. Ser ms fcil escuchar el dulce sonido que tena su voz
cuando me hablaba de mis besos. (Ay, si la escucharas, Carlitos)
La voy a guardar con su aroma intacto, lejos de los peligros de las tormentas. Con su
vestido de seda rojo, que nada se parece al gris ese que me espera. La voy a escuchar
cada vez que encienda la radio y me d un firulete o una mueca contagiosa algn brillo
de esos ojos. El tango. S, Carlitos. Es el tango.
(El bar est desierto. Carlitos, el mozo, lo ha escuchado otra vez mientras recoge los
vasos)

A veces lo entiendo. Si me hubiera escuchado cuando se lo dije aquel da.

-No vayas a faltar, PedroEsa ltima cita fue su ltima mujer