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Lo hispanoamericano en México a fines del siglo xix IGNACIO Diaz Ruiz* N NUESTRAS LITERATURAS, el modernismo y la América hispani- ca estan plenamente relacionados e identificados entre si. Am- bos, la regién geografico-cultural y el movimiento literario, van de la mano. No se puede explicar uno sin aludir a la otra. Desde la perspectiva literaria, los dos conforman un estricto e indisoluble sintagma: “la historia literaria recogi6 esta palabra [modernismo] para agrupar la pluralidad de tendencias que se originaron en Hispanoamérica a fines del siglo xix y principios del xx”. El propio Rubén Dario suscribe y confirma esa relaci6n: “la evolucién que llevar4 al castellano a este renacimiento, habria de verificarse en América”.? En esta reflexién haré un perfil de la formacién de un espacio, de un ambiente para la divulgacion y el conocimiento de lo his- panoamericano? en el ambito de la cultura mexicana: lo hispanoamericano en México a fines del x1x. Clave indiscutible para el modernismo, lo hispanoame- ricano le confiere a la cultura de nuestro continente, quiz4 por primera vez, un cardcter propio, una esencialidad y perspectiva continental, una diferen- cia particular, una identidad sui generis. Por medio de tres referentes de primer orden: la formulacién del concepto de lo hispanoamericano que plantea José Marti, y la presencia literaria hispa- noamericana en dos revistas mexicanas: la Revista Azul (1894-1896) y la Re- vista Moderna (1898-1903) se presentard un panorama de orden general, un boceto sobre la formaci6n y fragua de un lugar para las expresiones literarias hispanoamericanas en nuestra cultura nacional; se expondran algunos princi- * Centro Goordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, UNAM. 1 José Emilio Pacheco, “Introducci6n y notas” a Antologia del modernismo (1884-19211, t. 1 (1970), p. xi. 2 Ibidem, p. xvi. 3 Hispanoamericano, latinoamericano, nuestra América, América hispdnica, América, Améri- ca Latina y otros términos aparecen indistintamente en el desarrollo del texto; las referencias de Marti'y otros datos de la época no permiten el uso estricto y sistematico de los términos antes citados: 190 IGNACIO Diaz RuIZ pios e ideas generales que contribuyeron a formular, definir y consolidar e] concepto y el espiritu de lo americano nuestro, de una nocién de nuestra América en el sabio y atinado decir de José Marti Un aporte de enorme valor y sentido, justamente, tiene su origen en los articu- los y escritos de José Mart{; en ellos se exponen los elementos e ingredientes fundamentales para concebir y pensar esa identidad hist6rica comtin que le confiere a la generacién modernista una dimensién continental. Su constante observacién sobre distintos aspectos de la regién, su atenta percepcion sobre una historia y una cultura comunes, expresadas en varios momentos y diversos documentos, son algunos de los factores que contribuyen a la formacién his- panoamericana de este intelectual cubano. Las reiteradas cavilaciones politicas y sociales, la diafana conciencia de su origen hispnico y americano, su pere- grinaje por varios paises del continente, entre otras significativas circunstancias, otorgaron al pénsamiento martiano algunos de los indicios y de los principios para conjuntar lo similar, para identificar lo propio, para relacionar las seme- janzas, para distinguir los aires de familia de un conjunto tan variopinto y di- verso como lo es Hispanoamérica. Fundamentos todos que contribuyeron a la consolidaci6n y conformacién de esa generosa, amplia y sugerente idea de iden- tidad sobre América Latina, y la respectiva categorizaci6n de lo hispanoameri- cano que alcanzé6 a formular el intelectual cubano. Un singular punto de partida lo constituye precisamente la estancia de Marti | en México y su respectivo encuentro con Najera: ‘José Marti, y Manuel Guti rrez Najera, cuyas inspiradas innovaciones de prosa artistica —cromitica y musical entre 1875 y 1882— inauguraron una nueva época de la literatura his- Panica. Estando en México, estos dos artistas estrenaron una prosa distinta”,* Ambos coincidieron, ciertamente, en México y compartieron experiencias in- telectuales: “Los hechos historicos revelan que dos insignes escritores, uno cubano y mexicano el otro, José Marti y Manuel Gutiérrez Najera, encontran- dose en México durante 1875-1876, iniciaron alli la literatura modernista, so- bre todo en lo que a prosa atafie”.’ Como resultado de ello establecieron vinculos y relaciones que derivaron en una firme amistad, la cual tendra, afios mis tarde, sus efectos y resultados en la creacién de un amplio espacio para la escritura modernista en la Revista Azul. En 1888, en una carta a Manuel Mercado, el cubano expresa su admira- ci6n por la persona del Duque Job, al mismo tiempo que hace un elogio de su prosa, referencia puntual donde destaca con precision las innovaciones verbales del colega mexicano: 4 Ivan A. Schulman, Génesis del modernismo (Marti, Najera, Silva, Casal) (1968), pp. 9-10. 5 Ibidem,, p. 22 Baer eee ee eet a eel cect LO HISPANOAMERICANO EN MEXICO... 191 ————————— ‘A quien no se puede tachar de incorrecto, y a quien le prologaré el libro y le cui- daré la impresion con muchisimo gusto, es a Gutiérrez Najera, a quien mando por usted todo mi agradecimiento por el afecto con que piensa en mi, y yo le pago bien, porque lo merece cuanto sé de él, y veo escrito. Es de los pocos que estin trayendo sangre nueva al castellano y de los que mejor esconden las quebraduras y hendijas inevitables de la rima. Mas hace; y es dar gracia y elegancia al idioma espanol al que no le faltaba antes gracia, pero placeril y grosera.® Con la misma y sensible vocacién de animar y promover las relaciones entre los paises de América Latina, de convocarlos como conjunto, estimular su crea- tividad, y propiciar y auspiciar esa unidad —fundamentalmente de orden his- t6rico y cultural para este cubano— comenta un libro de Gutiérrez Najera, texto que puede contribuir, dice José Marti, a la divulgacin de las propuestas origi- nales de este ilustre y original mexicano: “;Por qué no publica Gutiérrez Najera su ‘Pequefta Cuaresma’ en un librito aparte, un librito pequefto, que no costa- rfa aqui mucho, y ayudaria a esparcir su nombre con ese trabajo de novedad y fuerza, en los paises de América Latina donde veo con gozo que es cada dia més copiado y apreciado? Yo aqui lo quiero y lo sirvo"? Juicios incluidos y sus- critos en otra carta, de 1889, a su mencionado amigo Manuel Mercado, que dan cuenta de esa sensibilidad para reconocer a América hispanica como conjunto y de esa actitud para impulsar las relaciones continentales tan importantes y caras a su formacion ideolégica. La aproximacién de José Marti al mundo social e intelectual de México le permite conocerlo y le autoriza a escribir sobre autores como Justo Sierra, de cuya obra destaca los valores morales y prefigura ya con insistencia un con- texto geografico y cultural de una regi6n: “nuestra tierra americana” que bus- 6 precisar: “La poesia de las naciones libres, la de los pueblos duefios, la de nuestra tierra americana, es la que desentraiia y ahonda, en el hombre las ra- zones de la vida, en la tierra los gérmenes del ser’.* Sus colaboraciones periodisticas dan cuenta, en forma constante y aguda, de su notable percepcién y reiterada observacién del mundo hispanoameri- cano; desde Nueva York —urbe que se convierte para Marti en un sitio privi- legiado para mirar y valorar el conjunto— envia una larga y sugerente serie de articulos donde apunta y esboza nociones sobre diversos asuntos y paises del continente, en cierto sentido bocetos preliminares, que contribuyen a confor- mar su pensamiento americanista, indudables antecedentes para “Nuestra América" y “Madre América”,'” textos centrales y candnicos sobre el tema. 6 Citado en Luis Angel Argielles Espinosa, Marti y México. Historia y cultura (1998), p. 61. 7 Ihidem, p. 62. 8 Ibidem, p. 103. 9 EI Partido Liberal, 30 de enero de 1891 10 Discurso de Mant en la Sociedad Liter: Hispanoamericana, 19 de diciembre de 1889. 192 IGNACIO Diaz RUIZ —— Por ejemplo, un tépico constante de la época, entre muchos otros, lo consti- tuyen el canal y el tren interocednicos que, bajo el patrocinio, la presencia y la decisién de Estados Unidos, buscan Ilevarse a cabo en América Latina; comu- nicaciones que por aquellos afios realizaban la buisqueda del espacio geografi- co y politico idéneo para su respectiva construccién. Se comentan, en efecto, aspectos de la parte mas endeble, fragil y angosta de nuestro continente: sus regiones geogrificas en Centroamérica: “La demanda de un representante para que el Congreso impida que el gobierno francés tome sobre si la obra del ca- nal de Panama” (El Partido Liberal, 13 de julio de 1886)."' Datos que muestran los intereses internacionales que surgieron con este, en varios sentidos, ambi: cioso proyecto; o de manera mas general, pero también muy directamente, esta la referencia donde se revela que detras de ese proyectado canal existen enor mes capitales, fuertes ambiciones y graves tensiones de orden internacional, Marti retoma un mensaje del presidente Harrison que habla por si mismo y muestra, de cuerpo completo en todas sus dimensiones, las actitudes y ten- dencias del pais vecino, asi como sus emperios y capacidades para las correctas inversiones: Sobre el Canal de Nicaragua, éstas son las palabras textuales: “creo asunto de la mas alta importancia para los Estados Unidos que este canal, que reine las aguas del Atkin- tico y el Pacifico, y nos proporciona una ruta maritima breve entre nuestros puertos de los dos grandes mares, se construya tan pronto como se pueda, y al menor costo que se pueda’. “El senador Morgan dijo la verdad al decir que el canal es, de todas las empresas de esta época, la mas importante al comercio y el progreso de los Estados Unidos’. El ahorro de fletes de los comerciantes, y el de! gobierno en los barcos de guerra, Cubriria en pocos aftos los gastos de construcci6n del canal” (PL, 18-XII-1891), El proyecto del ferrocarril, asunto también de reiterada importancia, como es bien sabido, no alcanz6 a fraguarse; sin embargo, la busqueda y la insistencia en el proyecto tuvo, sin duda, una enorme difusion e influy6 asimismo en el pensamiento geopolitico —y cultural— del distinguido cubano. Sigue comen- tando el mensaje presidencial: “Del Ferrocarril Interocednico trae un parrafo exclusivo, donde afirma que contintian las labores de exploracién ‘no sélo en México’ sino en otras comarcas de la ruta. 'Ya hay 1000 millas exploradas, y entre ellas lo del Ecuador, que es de lo més dificil’. ‘No se han encontrado obs- taculos insuperables'.” (PL, 18-XII-1891). El comentario se muestra con pleni- tud: los recorridos y desplazamientos por nuestras geografias no tienen ningtin limite ni restriccién, asi lo reconoce y expresa el mencionado senador al co- mentar las exploraciones en América Latina icos se abreviarin con las siglas PL (El 11 En adelante, las referencias a los articulos period! en de la antologia Partido Liberal), y las fechas respectivas de publicacién. Estos textos provi LO HISPANOAMERICANO EN MEXICO... 193, =oooOooS—————— El afan y la vocaci6n de expansién territorial de los Estados Unidos no se reduce a impulsar medios de transporte; sus intereses incluyen en aquellos afios, como se ilustra en este otro comentario, la apropiacién de areas y z0- nas geograficas: “Habla de Navassa, la isla del guano en las Antillas que ha entrado en poder de los Estados Unidos...” (PL, 18-XII-1891). Vigilante y criti- co, Marti sigue y documenta puntualmente esas acciones que le sirven para fortalecer su idea de unidad, para consolidar, frente a la voracidad y la des- mesura del vecino, un solidario espiritu hispanoamericano. El Partido Liberal es, en México, el periddico desde el cual José Marti da a conocer sus colaboraciones y sus reconocidos puntos de vista; justamente mediante esos articulos que incluyen no pocas menciones a topicos hispanoameri- canos, el cubano conforma esa dimensi6n e imagen hispanoamericana y la transmite a sus lectores. Una referencia a Guatemala, por ejemplo, contribu- ye a precisar las condiciones de una regién pobre, resultado de las enferme- dades y la pobreza crénicas: “Todos los pasajeros que estaban en tierra dicen auna voz que la viruela y fiebres malignas reinaban en Guatemala, y que por todas partes no se vefan més que miserias y sufrimientos” (PL, 18-XII-1891). Desde la perspectiva de las observaciones de Marti, la tendencia de opi nién en Estados Unidos se orienta, entre otras, a homogeneizar al conjunto hispanoamericano, a reducir las diferencias y a establecer juicios generales; en este sentido, la situacién chilena de aquellos afios es trasladada a lo conti- nental, a toda la comunidad hispanoamericana: “La caida del gobierno de Balmaceda cre6 una situaci6n que es infortunadamente demasiado comtin en la historia de los pueblos de Centro y Sudamérica. Muchos de Jos vencidos buscaron asilo en los barcos y en las legaciones extranjeras” (PL, 18-XII-1891). Otro lugar comin —la prensa y la opinién publica norteamericanas esta- ban Ilenas de lugares comunes— para calificar a los paises hispanoamerica- nos es, con toda insistencia, la firme creencia de que se trata de un conjunto de pueblos tropicales, proclives a la vida suave y amable, con tendencias opuestas al cardcter emprendedor, dindmico y entusiasta propio del anglosajén norteamericano. En relacién con un capital mas en el trato entre México y Estados Unidos, Marti escribe: Porque ese irritante desdén que es aqui usual para las cosas nuestras, viene prin- cipalmente de que nos creen pueblos, azucarados y viciosos, sin la fuerza realmente titinica de que en luchas enormes venimos dando muestra; porque esta batalla, en suma, que acaba de ganar México, no la ha ganado por intimidacién, ni por agencias peligrosas; ni por conciertos con pueblos extranjeros, sino por el respeto que ha inspirado su honradez, y por la habilidad con que sus representantes han expuesto su justicia (PL, 20-VIII-1886). 194 IGNACIO Dfaz RUIZ ee, En contraste, los juicios de Marti sobre México y los mexicanos y, por exten- sin, sobre los de nuestra América, tienden precisamente a oponerse a los comentarios negativos y esquematicos expresados en aquella ciudad nortea- mericana: “Y mas que por todo, acaso, por el desconocimiento en que esté la masa del pais de las virtudes, de la originalidad, de la resistencia, de la inteli- gencia, de las dificultades, de la fuerza de trabajo que hacen respetable a México” (PL, 20-VIII-1886). Otro aspecto medular que destaca Marti son las menciones a las corrientes migratorias que llegaban a los Estados Unidos, por lo cual la prensa nortea- mericana afirma que esta inmigracion italiana es mas conveniente para Méxi- co, mas “andloga”, por lo que se exponen juicios y criterios como los siguientes: Corre por estos diarios norteamericanos desde hace un mes un consejo a nuestras tie- ras que faz a faz ha de llamarse insidioso [...] A México sobre todo le dan el con- sejo, porque es el vertidero mas cercano. ;Oh, México seria muy feliz con los inmigrantes italianos! jExcelentes, los inmigrantes italianos! Y se hacen lenguas —atiéndase a esto bien— de la ventaja que es para un pais el allegar elementos de poblacin que le sean afines, y puedan mezclarse con la masa comiin por el habito del clima, las se- mejanzas mentales, y la analogia de los antecedentes |...] Por eso la prensa de New York, y la de los Estados que reciben su impulso u obra por las mismas causas, convida a nuestros paises, y a México sobre todo, a que “se allegue razas de ele- mentos afines", vendedores de fruta, limpia-botas, barre-calles; “a que robustez su poblacién con razas andlogas” (PL, 26-IX-1888). En “Nuestra América” el cubano expresa y resume ejemplar y estructuradamente sus reflexiones y conclusiones sobre el conjunto; hace una elocuente y bien delimitada exploraci6n de la regiGn; en ese sucinto ensayo, publicado en México en 1891 por El Partido Liberal, recoge parte de sus experiencias mexicanas hispanoamericanas, tacitamente en estricto contrapunto con su fuerte y cons- tante vivencia del pais del norte. Con intuici6n y sensibilidad integra, reorga- niza y formula los rasgos y las caracteristicas del conjunto para configurar el aqui y el ahora de América Latina, Constituye, ademds, una rigurosa invita- ci6n para el conocimiento mutuo y conjunto de esos p: pueblos que no se conocen han de darse prisa por conocerse, como quienes van a pelear juntos”."? Su vocaci6n humanistica, su reconocimiento y valoracién para la historia tienen en sus apreciaciones y formulaciones un sitio privilegiado, de manera particular la tan poco conocida y menos divulgada historia de la regin: “La historia de América, de los incas aca, ha de ensefarse al dedillo, aunque no 22 José Marti, “Nuestra América", en Paginas escogidas (1971), tt, P. 157. 195, se ensefie la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Gre- cia que no es nuestra. Nos es mas necesai “Nuestra América” muestra con plenitud el pensamiento de Marti sobre lo hispanoamericano; es el texto donde culmina con notable magisterio, donde lleva a su mejor expresi6n, a ese motivo. El cubano también para referirse al conjunto suscribe y dice: ‘nuestra América mestiza”. En otro sentido esa sin- tesis es un material mas para convocar a los hispanoamericanos a reflexionar, a unirse a causas y objetivos comunes; en singulares expresiones de enorme originalidad, simil excepcional de nuestros contextos, escribe: “Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raices de los Andes’."* Organicas y continentales, las ideas de Marti establecen amplias y genero- sas propuestas, donde naturalmente lo cultural, lo politico y lo social enmarcan y definen su sentido de lo hispanoamericano, concepto que divulgé en Méxi- co a fines del siglo y que irradié, con precisién y elocuencia, su visién opti- mista y critica: “Los j6venes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que imitan demasiado, y que la salvaci6n esta en crear. Crear es la palabra de pase de esta generaci6n”."’ Nuestra América, no cabe duda, sintetiz6, a la vez que difundié, un consistente contenido ideolégico y moral sobre el porvenir nuestro. Por otro lado, la Revista Azul y la Revista Moderna constituyen, sin discu- sion, dos fuentes de primer orden, capitulares, para el conocimiento del am- biente literario hispanoamericano en cierne durante la época, y una buena aproximacién para tener una idea de la recepcién de aquellas literaturas en el Ambito mexicano a fines del siglo xix. Con un sentido especificamente lite- ratio —acorde con la concepcién literaria como la entendian y la ejercian los modernistas— estas dos publicaciones de gran prestigio y renombre impul- san eficazmente la divulgacién de la escritura modernista y, en general, aus- pician la conformacién de una nocién de lo hispanoamericano. Con la inclusin de una nutrida némina de escritores de la América hispdnica, de la época y basicamente de la generacion modernista, se vislumbra y configura un buen momento hispanoamericanista en México. De su encuentro con Rubén Dario en 1900, Amado Nervo refiere el siguiente comentario donde se muestra con toda evidencia el valor que tuvieron am- bas revistas en el contexto de aquel movimiento y de la literatura en México, publicaciones, en todo caso, de reconocidos merecimientos: “De qué habla- 13 Ibidem, p. 161. 4 Ibidem, p. 158. 15 Ibidem, p. 165. 196 IGnacio Diaz Ruiz er mos? De la nueva literatura en América; de nuestro Gutiérrez. Najera, de Julian del Casal, de Lugones, de Tablada, de Jaimes Freyre, de la muerta Revista Azul, precioso zafiro de arte que fue, y de la Revista Moderna en que con Valenzuela ofician buenos didconos. De todos, con amor”. La Revista Azul difundié con intensidad la literatura hispanoamericana y fue un medio determinante para la formaci6n de una idea de lo hispanoamerica- no" en los medios intelectuales mexicanos. José Luis Martinez da cuenta de la importancia y de la significacin de la revista najeriana no Gnicamente para la cultura literaria mexicana sino, justamente, para la hispanoamericana. “La in- tensa actividad literaria se manifiesta también en las revistas que recogen, junto a la produccién local, la de los modernistas de otros paises asi como traduc- ciones francesas, italianas e inglesas. En la mas representativa de estas publi- caciones, la Revista Azul (México, 1894-1896), que animé hasta su muerte Gutiérrez Najera, esta apertura americana y universal es excepcional”."* A su vez, otro critico mexicano subraya ese fuerte sentido y esa orientacién hispa- noamericanista: “la Revista Azul se plante6 su tarea en términos continentales y al credo tinico prefirié una politica de puertas abiertas".” Esas orientacio- nes editoriales de la revista tienen ciertamente su origen en los criterios y prin- cipios de uno de sus directores-redactores: “Con agudeza critica Najera entendio que sin lo que él llamaba ‘cruzamiento’ no podria haber nunca literatura his- panoamericana”.® Con datos precisos, el propio José Luis Martinez traduce en forma general Y panordmica la fuerte presencia de escritores de nuestra América, donde se destacan los nombres de los mas reconocidos: “Durante los tres afios que se publi- ca, incluye colaboraciones de 96 autores latinoamericanos, seguicores del mo- dernismo, de 16 paises, sin contar los mexicanos. Dario va a la cabeza con 54 colaboraciones, y le siguen Del Casal y Chocano, con 19 cada uno, y Marti con 13". La némina de autores hispanoamericanos que aparece en la Revista Azul es en verdad reveladora de su fuerte y abundante presencia, asi como del vi- goroso impulso que dio esta publicacién a lo hispanoamericano en nuestro medio intelectual. Junto con una buena representacién de poetas mexicanos, franceses y espaiioles, el grupo de los hispanoamericanos ocupa un lugar signi- 16 mado Nervo, “Rubén Dario”, en Obras completas (1962), t. tl, pp. 345-346. 17 A esta revista “le corresponde el logro de haber conseuido atruerse, en las distintas manifesta iones de su diversidad, casi todo el talento creador del Nuevo Mundo hispinico de aquel tiempo” Vid. Boydl G. Caner, Historia de la literatura bispanoamericana a iravés de sus revistas (1968), p. 30. 18 José Luis Martinez, Unidad y diversidad de la literatura latinoamericana (1972), p. 55. 19), E, Pacheco, op. cit., p. xt. 20 idem. 21 J. L. Martinez, op. eft., pp. 55-56 LO HISPANOAMERICANO EN MEXICO.. 197 ———————— ficativo; catorce cubanos entre los que sobresalen: Juana Borrero, Juliin del Casal y José Marti; diez poetas venezolanos, encabezados por Rufino Blanco-Fombona; entre los nueve colombianos se incluye a Jorge Isaacs —aunque su verdade- ra fama se originé por Maria—, entre los seis argentinos esti Leopoldo Diaz. Los peruanos son cinco, entre ellos Clemente Palma, Ricardo Palma y Jos Santos Chocano. Se incluyen dos panameiios, tres ecuatorianos, dos costarri- censes, uno por Chile, Honduras, El Salvador, y por Nicaragua, Rubén Dario, La prosa de Hispanoamérica tiene también una abundante representacion; de Venezuela, 18 prosistas, de los cuales Diaz Rodriguez es de los mis rele- vantes; de los cubanos, entre otros diez, se incluye a Del Casal y a Marti; de Colombia, cinco, entre los que destacan José Asuncién Silva y Vargas Vila; dos de Costa Rica, y dos de Perd: Clemente y Ricardo Palma. Aparecen uno por Puerto Rico, Argentina, Ecuador, Bolivia (Ricardo Jaimes Freyre), Nicaragua (Rubén Dario) y Guatemala (Enrique Gomez Carrillo). Otra forma de dar cuen- ta —con ntimeros— de esta avasalladora y fuerte inclusion se muestra asi: de Dario, 27 prosas; de Nicanor Bolet Peraza —de Venezuela—, 16 colaboracio- nes; de Arturo A. Ambrogi —de El Salvador—, 14, y del cubano Francisco Garcia Cisneros, diez (se debe anotar que muchos de los nombres incluidos actual- mente tienen escaso 0 poco reconocimiento en los actuales canones y manua- les de esas literaturas). ‘A manera de muestra se puede referir que Gutiérrez Najera escribié un breve ensayo sobre Julidn del Casal (a un afio y tres meses de su muerte); hace acuse de recibo de Hojas al viento de Del Casal y de la segunda edicién de Azul. José Marti da a conocer por primera vez su poema: “A Cecilia Gutiérrez Najera y Maillefert”; Dario escribe una nota sobre Najera donde afirma: “La juventud de América Espafiola le respeta y le admira’.* En fin, no son pocas las men- ciones, los vinculos y las relaciones hispanoamericanos que se entrecruzan y presentan en la revista; de tal manera que se puede afirmar que constituye un verdadero punto de encuentro de la literatura hispanoamericana modernist. A diferencia de Azul, la Revista Moderna ocupa un sitio de mas privilegio —fundamental y primordial— en la historia literaria del modernismo; su du- racion —de mas de un decenio—, las fechas en las que aparece y el crecien- te auge hispanoamericano del movimiento explican su renombre: “Al terminar el siglo xix, la mas intensa actividad del movimiento modernista se concentré en México. Puede decirse que, a partir de ese momento, la ciudad de México fue la capital del modernismo, 0, si se quiere, su meridiano, como hasta la vispera lo habia sido Buenos Aires”.?3 22 gf. Ana Elena Diaz Alejo y Ernesto Prado Vekizque7, fudice dela Revista Azul (1894-1896) (1968), nota p. 22. 23 Max Henriquez Ureia, Breve historia del modernismo (1978), p. 472. 198 IGNacio Diaz Ruz ——— Asi, la Revista Moderna se convierte en una publicacién medular para la consolidacién de lo hispanoamericano en México, y en un puente de enlace para la regi6n: “vocero del movimiento modernista de todo el continente”, suscribe Max Henriquez Urefia en su Breve historia del modernismo.* Su pre. sencia en el campo cultural se relaciona y emparienta con publicaciones de enorme prestigio: “Continuando asi la labor que Rubén Dario y Ricardo Jaimes Freyre habfan iniciado al fundar la Revista de América en Buenos Aires” 2 Una revisién general, conjunta y panordmica de esta revista muestra un lis- tado de los escritores incluidos de acuerdo con la siguiente representacién: de Argentina, siete; de Colombia, seis; de Venezuela, cinco; de Chile, tres; de Nicaragua, Perdi y Uruguay, dos; uno por Brasil, Panama, Bolivia, Ecuador y Cuba, La enorme presencia de literatos de aquellos paises —por otro lado— es criticada por El Combate, el cual no esté de acuerdo con “La abundancia de reproducciones hispano-americanas, pues a nuestro juicio debe concretar- se a publicar lo propio”. El abundante trabajo de resefias, recensiones anota Héctor Valdés, esté re- suelto por “Nervo y Tablada [quienes] atienden especialmente aspectos del tra- bajo literario y dan particular atencién a Hispanoamérica”.” El caracter y contenido hispanoamericano de esta publicacién se muestra plenamente al revisar los materiales incluidos, asi como las revistas y los libros recibidos; por ejemplo, del volumen IV (8), 2" quincena de abril de 1901 Revistas y libros recibidos: L’Essai Littéraire, Revue mensuelle, Organe du Salon des poétes, Paris, febrero, 1901; L’Ermitage, de Paris, febrero, 1901; El Cojo Ius- trado, edicién quincenal, 1 de marzo de 1901, Caracas; La Alborada, semanatio de letras, 3 de febrero de 1901, Montevideo; Venezuela Ilustrada, quincenario de ciencias y letras, 15 y 28 de febrero de 1901; Vida Social, semanario de literatura, Buenos Aires, 3 y 10 de febrero de 1901; El Correo Literario, semanal, Buenos Ai- tes, enero y febrero de 1901; £/ Pensamiento Latino, Santiago de Chile, enero y febrero de 1901; La Revista, Paris, 1 de marzo de 1901; £1 triunfo del ideal, novela de Pedro César Dominici, Paris, 1901; Episodios militares mexicanos, de Heriberto Frias; Estudios filosdficos y sociales y Sociologia y ciencia econdmica, de Enrico Piccione, de Santiago de Chile. En resumen, las dos revistas y el pensamiento humanista e hispanoamerica- nista de Marti, como se ha sefialado, son referentes insustituibles para la cre: cién, la formacién y consolidacién de una atmésfera hispanoamericana en México; con la inclusién de autores de paises de esa region del continente y 24 Idem, 25 Héctor Valdés, Indice de la Revista Moderna, Arte y Ciencia (1898-1903) (1967), p. 10. 26 Ibidem, p. 17. 27 Ibidem, p. 75, LO HISPANOAMERICANO EN MEXICO... 199 con las reiteradas y agudas proposiciones martianas se consigui6 ciertamente auspiciar lo hispanoamericano como idea y como registro historico y cultural durante los tiltimos afios del siglo xix y los primeros del xx en el ambito mexi- cano. Una lectura minuciosa y analitica de los autores incluidos en las publi- caciones, asi como su respectivo balance, por un lado; y una revision exhaustiva de los articulos y textos del intelectual cubano, por otro, ofrece- ran mas elementos para establecer las claves, las razones y la recepcion que permitieron consolidar a lo hispanoamericano como parte de nuestro ideario cultural ¢ hist6rico en aquel fin y principio de siglo.

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