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INDICE Prologo ......... rr) Capitulo I. Cuestiones Preliminares La nocién de historicidad en el sistema de la literatura... 12 Autonomia 0 dependencia ........c.cccsesessssesssrsesereeees 2 La gradualidad del cambio ..0.0.0.0.00.0ccscsseseseevecsee wren Periodizar ... con qué criterios? bos Seer! WPeriodo, movimiento o escuela? . 15 Capitulo II. Renacimiento Cosmovisin del hombre renacentista ........0+ssces8+ 218 Elarte y la literatura ..... “19 EI Renacimiento en Hispanoamérica 120 Capitulo HL. El Barroco Limites temporales .. ore La cosmovisién del hombre barroco - Laliteratura barroca . El Barroco en Hispanoamérica .. Capitulo IV. Clasicismo y Neoclasicismo Lo clasico, el clasicismo . El clasicismo francés: Gestacién y afianzamiento del pevodo . ElNeoclasicismo . oo El Neoclasicismo en Hispanoamérica Capitulo V, Romanticismo Origenes del movimiento El Romanticismo EI Romanticismo en Hispanoamérica a lena del C. Pérez Silvina P. de Roncaglia Capitulo VI. Realismo y Naturalismo EI Realismo vote tenees ete er ae Realismo como fenémeno de exclusién ¢ inclusion 2 Realismo y Naturalismo Voceroo eee M4 Realismo y Naturalismo en Hispanoamérica 46 Capitulo VII. Posromanticismo EI Parnasianismo 48 EI Simbolismo ee 48 EI Modernismo Hispanoamericano (oes eae weed La literatura modernista El cambio de paradigma Capitulo VIII. Vanguardias Génesis de los movimientos de vanguardia EI Cubismo El Expresionismo EI Futurismo ee EI Imaginismo (o imagismo) ... El Dadaismo El Ultraismo .... El Surrealismo . oe Las vanguardias en Hispanoamérica . El Creacionismo El Ultratsmo en Hispanoamérica El Estridentismo Otras escuelas Ms acé de las vanguardias ee 264 Capitulo IX. Posmodernismo Posmodernismo .... 268 Capitulo X. Las Generaciones Literarias Las generaciones literarias . 76 A modo de conclusion sranenvens opine TE Bibliografia consultada 79 Renacimiento Desde el punto de vista intelectual, iterario y artistico, el paso de la Edad Media a la Edad Moderna esté signado por un movimiento general de ideas que se conace con el nombre de Renacimiento: El {érmino se relaciona con el “renacer” del espiritu de la Antigiiedad, del ideal humane ce sriegos y romanos. El Renacimiento tuvo su origen en Italia, donde el movimiento alcanza su plenitud en el siglo xv para expandirse Iuego a otros pafses europeos. No se trata, sin embargo, de un surgimiento abrup- forsino dea culminacién de una serie de acontecimientos que lo van preparando alo largo del siglo XW; el fortalecimiento de la monarquia, la creacién de los Estados nacionales, el desarrolle de la bor. Suesia, el hallazgo de numerosos manuscritos de la Antigiiedad grecolatina, la invencidn de In imprenta, la expansién de las universidades, son factores que confluyen en la conformacién de wna reales tee mundo y del hombre, atento ahora al desarrollo de las facultades racionalesy ala exaltacién de los sentidos. Cosmovisién del hombre renacentista Cay hombre del Renacimiento es un uomo universale a quien le interesa todo lo humano” (Alsina Glota, 1984:159); esta afirmacion implica una radical transformacién de la cosmovision de Is Exod Media. En efecto, durante el medioevo hay una censura del cuerpo como fuente de percepcién y placer sensorial; todas las acciones de los hom- bres estan ordenadas hacia un fin trascendente: la salvacién eterna, porque la tierra no es mas ‘que morada transitoria y el hombre debe alejar- se de todo lo que en ella ponga en peligro su alma, En el Renacimiento, en cambio, més alla de los dogmas de la Iglesia, hay una exaltacién del hombre, de su cuerpo, de sus sentidos y de facultades como la razén, a través de la cual puede alcanzar la sabiduria y la virtud; puede gozar del mundo con sus sentidos sin, por eso, Poner en peligro su salvacién. Del teocentrismo el interés se desplaza al antropocentrismo. ‘Como consecuencia de esta visin que exalta al hombre, se valoran la gloria y la fama terre- has; se promueve el interés por todas las esfe- as del saber y se opone el espititu critico al espiritu décil al dogma, propio de la época anterior. Ms atin, el ideal humano ya no es el Soneto x1 Hermosas ninfas que en el rio metidas Contentas habitéis en las moradas de relucientes piedras fabricadas yen columnas de vidrio sostenidas; agora estéis labrando embebecidas, © tejiendo las telas delicadas; agora unas con otras apartadas contindoos los amores y as vidas; dejar un rato la labor, alzando vYuestras rubias cabezas a mirarme, Ro 0s detendréis mucho segiin ando; que 0 no podréis de léstima escucharme, © convertido en agua aqui llorando, odréis alla despacio consolarme. Garcilaso de la Vega (Espafa, 1501-1536) De Antologapottcn. Buenos Aires, Losada, 1977, Del Renacimiento al Posmoderismo 19 héroe 0 el santo sino el modelo que propone Baltasar Castiglione en E! Cortesano: un hombre aris- tocratico, culto, que se educa en la corte y es diestro en el manejo de las armas y en el ejercicio de las letras. Desde el punto de vista filoséfico, hay un retorno a las ideas de Platén; mas precisamente se trata del neoplatonismo que vincula la filosofia pagana con el cristianismo. En sintesis, en el paso del teocentrismo medieval al antropocentrismo renacentista el hombre adquiere mayor confianza en sus capacidades; se siente duefio de su destino y aspira a una relacion intima y personal con Dios. Esto no significa, sin embargo, total ruptura con el espiritu cristiano ‘medieval ya que en Espaia, por ejemplo, la convivencia del fervor religioso de la Edad Media y este nuevo sentido de la vida, seré una de las caracteristicas distintivas del periodo. Pero es necesario reconocer también que el espfritu critico, la secularizacién de la vida y la cultura y esa religiosidad intimista y subjetiva pronto promoversn un amplio movimiento de ideas opuestas alas de la Iglesia. [Nos estamos refiriendo a la Reforma Protestante asociada a los nombres de Lutero en Alemania y de Calvino en Francia El arte y Ia literatura La valora in de lo racional y la admiracién del arte clasico influyeron en la concepcién estética del Renacimiento. El ideal de belleza aparece asociado a las ideas de equilibrio, mesura, armonfa y sen- tido de la proporcién. La obra de arte no responde al sentido de individualidad original del artista sino ala idealizacién generalizadora que proponen los modelos de la Antigiiedad. En las artes plasticas, la simetria se erige en uno de los principios fundamentales, en tanto que el especial interés por todo lo relacionado con el hombre conduce al estudio del cuerpo humano desde diversas perspectivas y a la representacion del desnudo y del retrato que intentan reproducir la rea- lidad exenta de fealdad. En literatura, la finalidad estética se impone sobre la intencionalidad didactico-moralizante de las obras medievales, al mismo tiempo que reco- bran vigencia los principios de la Poétioa y la Retorica de Aristoteles. Uno de los precursores del Renacimiento que influiré largamente en la obra de autores de diversos paises es Francisco Petrarca. El poeta italiano fue uno de los primeros que se abocé al estudio de cédices de la Antigitedad y exalté la grandeza de Roma y la capacidad expresiva de su lengua. Més alla de ello, en su poesfa, el sen- tido plastico y arménico de la composicién, la imagen idealizada del amor y de la mujer y la presencia del paisaje idilico serén motives de clara proyeccién en la literatura europea de los siglos xv y xv1 Por otra parte, si bien el estudio de los clasicos lleva a una revalorizacién del latin y del griego, ‘en el Renacimiento también surgen las literatu- ras nacionales, ya que en Italia como en el resto de Europa se da una progresiva dignificacion de Jas lenguas vernéculas en pro de la naturalidad y la claridad de la expresion. La admiracién por las culturas griega y latina, en general, y de su literatura, en particular, impusieron el principio de la imitacién del canon estético de la Antigiiedad. Las formula- ciones de Arist6teles sobre géneros literarios, su concepcién del arte como mimesis, entre otras, fueron retomadas ¢ imitadas por los escritores Egloga III (Fragmento) Cerca del Tajo en soledad amena De verdes sauces hay una espesura Toda de hiedra revestida y llena, Que por el tronco va hasta el altura, Y asi teje arriba y encadena Que el sol no halla paso a la verdura; El agua bafia el prado con sonido Alegrando la vista y el ofdo. Con tanta mansedumbre el cristalino Tajo en aquella parte caminaba Que pudieran los ojos el camino Determinar apenas que llevaba, Peinando sus cabellos de oro fino, Una ninfa, del agua, do moraba La cabeza sacé y el prado ameno Vida de flores y de sombra lleno. Moviéla el sitio umbroso, el manso viento, El suave olor de aquel florido suelo Las aves en el fresco apartamiento Vio descansar del trabajoso vuelo. Secaba entonces el terreno aliento El sol subido a la mitad del cielo En el silencio solo se escuchaba El susurro de abejas que sonaba. Garcilaso dela Vega (Espafa, 1501 ~ 1536) De Antologa podtien, Benes Aires, Losada, 1977. 20 Elena del C Pérez Silvina P. de Roneastia de este periodo, Esta imitacién es visible tanto en Jos recursos formales como en los temas. Los rasgos formales de la poesia lirica tradu- cen una concepcién estética de mesura y sereni- dad; el adjetivo y la metéfora adquieren espe- al valor estético por su capacidad de sugeren- cia; abundan las imagenes sensoriales que recrean la percepciGn del mundo a través de los sentidos; parte de la misma concepcién del arte es el empleo de recursos destinados a destacar el ritmo y la sonoridad del lenguaje, Surgen nuevos metros, como el endecasflabo y el heptasilabo; nuevas estrofas como el sone- to, la octava real, el terceto, la lira. A lo largo del siglo xvi, Boscan y Garcilaso en Espana, Wyatt y Spenser en Inglaterra y Ronsard en Francia, intentarén adaptar, en sus poesias, el ritmo y la musicalidad de las formas italianas. Desde el punto de vista tematico, tres son los ‘motivos principales de la literatura renacentista: ‘el amor: entendido como exaltacién de los Soneto “Al besar tus labios” Al besar tus labios, (pues sent esa gracia) «ref oler un jardin de duces flores: {que finos perfumes en torno derramaban dlignos de damas para adomar sus recdmaras. ‘Sus labios perfumaban cual claveles, sus lozanas mejillas cual rosas rojas, su rostro de nieve cual capullos de jazmin, sus bellos ojos cual jvenes magnolias. Su hermoso regazo cual lecho de fresas, su cuello cual ramo de rododendros, sus pechos cual jOvenes tulipanes, que despuntaban cual floridas madreselvas. Flores de tal fragancia brindan robustos aromas, pero su perfume de mil a todas superaba. Edmund Spenser (Reino Unido, 1582-1599) En Renascence Editions. Online. University of Oregon, ‘August, 1996. Teaduccién Guillermo Badenes sentidos, pero también asociado a la tristeza y a melancolia que provoca su no concrecién. Se trata de un amor idealizado que se relaciona con una imagen femenina también ideal y arquetipica; * el paisaje idealizado (conocido también como locus amenus) es producto de la visi6n idilica de la vida campestre; en é1 todo contribuye a crear un clima de armonia y serenidad. Asociado con la naturaleza surge el tema bucélico: un mundo artificioso de pastores galantes y enamorados que recoge la tradiciGn de los poetas antiguos Tedcrito, Virgilio y Horacio y se actualiza en las obras de los renacentistas Sannazaro, Garcilaso y Ronsard; * Ia mitologia: la poesia se puebla de ninfas y dioses que son valorados desde el punto de vista estético, aunque ajenos a toda proyeccién religiosa que pudieran haber tenido para el mundo antiguo. Para finalizar, retomando la idea con que abrimos estas consideraciones, digamos que el Renacimiento represent6, por su particular valoracién del hombre y de sus facultades racionales, el ‘comienzo de la evoluciGn cientifica a desarrollarse en los siglos Xvi y Xvin. Por otra parte, desde el punto de vista estético, ese volver la mirada a la cultura clisica, ese idealismo asociado a la mesura, el equilibrio y a la contencién pronto generara una confrontacién con la realidad, con la personali- dad individual del artista y su propia idea de la belleza. A partir de esta confrontacién entre mundo ideal y mundo real se gestard el Barroco. EI Renacimiento en Hispanoamérica EI Renacimiento europeo coincide con los primeros viajes al “nuevo continente”. Sin embargo, los codigos estéticos del “renacer” de la cultura no se trasladan en los barcos; por un lado, la literatura precolombina era ajena al arte de Europa y por otro, los viajeros, impelidos por las circunstancias, se dieron a la urgente tarea de testimoniar el mundo que estaban “descubriendo”. El Diario de nave- acién de Crist6bal Colén constituye el primer testimonio de la naturaleza y el hombre americano desde el punto de vista europeo; con él se inicia la etapa de los cronistas de Indias que Hevarén a los lectores de Europa, noticias del “nuevo mundo” El conocimiento del continente americano por los europeos, la exoticidad de la naturaleza y de sus habitantes y los avatares de la conquista fueron relatados en estas cr6nicas. Sus autores, produjeron Del Renacimiento al Posmoderismo a textos a mitad de camino entre la realidad y la ficeién ya que las crénicas se vineulan con la histo- ria, en tanto relatan hechos y acontecimientos vividos por sus autores, pero interesan también a la literatura en cuanto incluyen elementos de ficcién, relacionados con leyendas y fantasias que un mundo extraiio y nuevo despertaba en la imaginacién de los viajeros. Madrigal iQue se rompa el espejo en que se mira endndose de orgullo tu hermosural ‘Cuando me vuelvas a mirar con ira ‘ya no es tan bella, oh nifia, tu figura. iCuanto hace que por ti mi alma suspira! 2Y mi anhelo, mi fe, mi pasion pura ro lograrén que a quien por ti delira te muestres alguin dia menos dura? Crees que durard tu primavera? jPasaré! Pasar cual languidece cen el jardin effmera la rosa, No volvers la juventud ligera! Coge dvida el placer que ella te ofrece y sin amar no mueras, nia hermosa. Pierre de Ronsard (Francia 1524-1585) En E poder de la polabra, Ittp://wwwepdip.com/index php Soneto cxxi Tiempo, no has de jactarte de mis cambios alzas con nuevo brio tus piramides Y no son para mi nuevas ni extranas sino aspectos de formas anteriores. Por ser corta la vida, nos sorprende lo antiguo que reiteras y que impones, cual si fuera lo nuevo que deseamos, Y si no conociéramos su historia (0s desafio ati y a tus anales, no me asombran pasado ni presente, pues tus anales y lo visto enganian al transformarse mientras te apresuras. Por mi, tejuro que he de ser constante ‘a pesar de tu hoz y de ti mismo. William Shakespeare (Inglaterra 1564-1616) De Sones. La Plata, Ediciones de la ‘Universidad de la Plat, 1987 Soneto xiv Si la muerte domina el poderio de bronce, roca, tierra y mar sin limites, emo le har frente la hermosura cuando es mas débil que una flor su fuerza? Con su halito de miel, zpodré el verano resistr el asedio de los dias, cuando pefiascos y aceradas puertas zo son invulnerables para el Tiempo? iAtroz meditacion! :Dénde ocultarte, joyel que para su arca el Tiempo quiere? 2Qué mano detendra sus pies sutiles? Y zquién prohibird que te despojen? ‘Ninguno a menos que un prodigio guarde elbrillo de mi amor en negra tinta. William Shakespeare (Inglaterra 1564-1616) De Sones. La Plata, Ediciones de la ‘Universidad dela Pata, 1987, El Barroco En las tiltimas décadas de! siglo xv1 y durante el xvi! se observa, en el arte y la literatura europeos, el paso de la sencillez a la complicacién, de la sobriedad al artificio y del equilibrio a la exageracion La admiraci6n por el canon de belleza de la Antigtiedad se desplaza hacia los margenes del sistema ¥ los principios de originalidad y distorsién del arte clasico se constituian como rasgos sobresalien- tes. El dinamismo del sistema dado por el cambio de funciones de sus principios constructivos, anunciaba la legada de un nuevo periodo: el Barroco!. Laetimologia de la palabra “barroco” ha merecido a través del tiempo tratamientos diversas. A lo largo del siglo xvt se la estimé derivada de “baroco”, término de la logica escolistica aplicado a rebuscados raciocinios y argumentos valorados como absurdos y ridiculos por los humanistas del Renacimiento. Actualmente se considera que deriva de la voz portuguesa “barroco” que designaba @ una piedra preciosa de forma irregular que los navegantes extraian de un lugar, en las costas indias, denominado Barokia. Con este sentido de irregular e imperfecto pasa, en el siglo xvi, al len- guaje de arte y de la arquitectura para designar motivos de mal gusto, bizarros, extravagantes. En el siglo xix comienza a aplicarse en Historia literaria para designar a la produccidn postenacentista; tenfa un matiz peyorativo ya que se consideraba al periodo Barroco como una fase de decadencia y disolucién de la estética del Renacimiento. Recién en las primeras décadas del siglo xx, en varios pa ses europeos, aparecen estudios de la literatura barroca que la revalorizan y consideran como (“Fixe suefio ayer manana ser irra um arte con una estética propia; desde entonces | poco antes,nadayy poco despues humo! los estudios sobre el Barroco como un periodo | destino ambiciones, y presemo de originalidad y fecundidad estética se han | Apenas punto al cero que me cerral ‘multiplicado aunque perdura la acepcién del término para designar estilos recargados y | Breve combate de importuna guerra, extravagantes. En mi defensa, soy peligro sumo; En esta revalorizacién del arte barroco la | Y mientras con mis armas me consumo, Publicacién, en 1915, de Principios fundamentales _| Menos me hospeda el cuerpo, que me entierra. de la historia del arte de WolFflin, representa todo lun hito, Esta obra propone cinco categorias anti--_ | Y# No & ayer; mafana no ha Pea téticas para definir la evolucion del estilo clésico | 2 Pia YS con movimiento renacentista al nuevo estilo; estas categorias son: a * el paso de lo lineal a lo pictérico, * el paso de la visin de superficie ala visi6n de profundidad, + el paso de la forma cerrada a la forma abierta, ‘el paso de la unidad a la multiplicidad, Francisco de Quevodo (Espana, 1580-1645) * el paso de la claridad absoluta a la claridad De Cbres Completes, Barcelona, Planets, 1963. relativa de los objetos. Azadas son la hora y el momento Que, a jornal ce mi pena y mi cuidado, Cavan en mi vivir mi monumento, ‘Ta denominacion de Bartoco se aplicna este period especialmente en ls literaturasen lengua espaol y francesa. > : 1 : F 1 el Renacimieno al Posmodemismo Estas categorias desempefaron un papel rele- vante en la caracterizacién del concepto de Barroco en el émbito de las artes plasticas; algu- nos criticos trataron de aplicarlas a la literatura, en tanto otros profundizaron sus alcances avan- zando hacia la consideracién de una época barroca que abarcaba a todas las manifestacio- nes de la actividad humana y era valorada por sus caracteristicas particulares, Por su parte, en virtud de que en la interpreta- cin de Wolfflin subyacen principios absolutos ¢ intemporales (equilibrio y desequilibrio; integra- i6n y dispersién; luz y sombra) se planteé una nueva perspectiva: la de “saber si el Barroco debe considerarse como tuna constante de la cultura y, sobre todo, de los estilos artisticos [..] si, por el contrario debe ser considerado como un fenéme- no histrico situado y condicionado” (Aguiar ¢ 25 Ala edad de las mujeres De quince a veinte es nifia; buena moza de veinte a veinticinco, y por la cuenta sgentil mujer de veinticinco a treinta. |Dichoso aquel que en tal edad la gozal De treinta a treinta y cinco no alboroza; mas puédese comer con sal pimienta; pero de treinta y cinco hasta cuarenta anda en visperas ya de una coroza, Allos cuarenta y cinco es bachillera, ganguea, pide y juega del vocablo; cumplidos los cincuenta, da en santera, y alos cincuenta y cinco echa el retablo. Nina, moza, mujer, vieja, hechicera, bruja y santera, se la lleva el diablo. Silva, 1975: 267). En este trabajo, cuando nos refe- rimos al Barroco lo hacemos con relacion a esta segunda propuesta, sin que ello signifique desco- nocer la diversidad cronolégica que se verifica en su introduccién, difusin y desaparicién en los distintos paises europeos yen América. Francisco de Quevedo (Espana, 1580-1645) En Poemas esogios. Madrid, Castalia, 1980, Limites temporales Hemos sefialado que el Barroco representa una transformacién de los valores formales del Renacimiento; sin embargo, el paso de un estilo a otro no se produjo de manera abrupta, entre ambos surgié una forma intermedia que recibié el nombre de Manierismo. Asi lo considera H. Hatzfeld en sus Estudios sobre el barroco, al examinar el desarrollo de algunas literaturas europeas a lo largo de los siglos XVI y XVII: | tata Espafia Francia Renacimiento 1500 - 1530 1530 - 1580 1550 - 1590 Manierismo 1530 - 1570 1570 - 1600 1590 - 1640 Barroco 1570- 1600 1600 - 1630 1640 - 1680 (Citado por Alsina Clota, 1984: 166) El vocablo Manierismo procede de maniera, que significa el estilo individual de un artista y el esti- Jo propio de una época y nacién. En el siglo XV1, el término se aplicé a los artistas que imitaban “la ‘maniera de Miguel Angel” repitiendo f6rmulas usadas por el arte renacentista a las que agregaban elementos de estilizacién elegante y artificiosa. El Manierismo expresa la inseguridad y las tensiones de una nueva época; el artista rompe con la autoridad de los modelos clisicos para obedecer a una concepeién nueva y propia de belleza que plasma en la obra segiin su “manera” personal EI Manierismo se manifest6 en épocas diversas en los diferentes paises: en Italia se da después de 1530; en Espafia y en Francia, en las iltimas décadas del siglo xvt y comienzos del xvi Es el siglo xvi el que corresponde al Barroco por excelencia, aunque tampoco en este caso hay uni- formidad total: en paises como Francia, por ejemplo, el nuevo estilo es eclipsado por el Clasicismo; ‘en Inglaterra, la influencia del Renacimiento especialmente en el teatro- se extiende durante el siglo xvut y decantaré en el xvi, en la época de la Restauracién, en una literatura caracterizada por la biisqueda de equilibrio y sobriedad. De modo que la literatura barroca més fecunda es la espaiio- la, con sus dos vertientes: conceptualismo y conceptismo. 26, lena del C. Pérez Silvina P de Roncaglia La cosmovisién del hombre Barroco. La cosmovision del hombre del Renacimiento se disgrega a partir de la Reforma y de la Contrarreforma; se fractura el equilibro entre razén y fe; tambalean los ideales de perfeccion y felix cidad. A la vitalidad renacentista sucede el pesimismo, el desengafo; una concepcién angustiosa del tiempo fuga, disolucién, muerte-, del mundo -laberinto, teatro- y de la vida -suefo, ficcién, men- tira se traducen en la produccién artistica y en la literatura barroca. Se plantea la lucha entre lo sagrado y lo profano, al mismo tiempo que se acentia la preocupacién por las cuestiones relaciona- das con ia vida religiosa. Las preguntas existenciales sobre la finalidad de la existencia se actualizan a la luz de un ideario que pone en jaque las certezas heredadas de la tradici6n, La literatura barroca Soneto La profunda crisis sefialada se proyecta en la literatura barroca que, sin renunciar a los temas | ‘yentras ve dejan vera cualquier hora y a las formas del renacimiento, los modifica | mn tus mejilas la rosada aurora, para conseguir originalidad. Asi, no desapare- | Febo en tus ojos en tu frente el dia; cen Jos temas mitol6gicos pero, lejos de la clari- dad de los moldes grecolatinos, son exaltados | y mientras con gentil descortesia lustre y hermosisima Maria acorde a un nuevo concepto de belleza que | mueve el viento la hebra voladora incluye lo insélito, lo anormal, lo dindmico, lo | que la Arabia en su venas atesora tumultuoso, lo impreciso. Un ejemplo de lo | Yel rico Tajo en su arenas cria; dicho lo constituye la Fabula de Polifemo y Galatea de Luis de Géngora que desarrolla los amores de los pastores Acis y Galatea interferidos por el gigante Polifemo; el inusual amor del ciclope Por la joven, el contraste entre los pretendientes yy Ia antitesis de sus respectivas condiciones, son antes que de la edad Febo ectipsad el daro dia vuelva en noche oscura, hhuya la aurora del mortal nublado, antes que lo que hoy es rubio tesoro vvenza a la blanca nieve su blancura rasgos tipicamente barrocos. Este extenso | goza, goza el calor, la luz, el oro. poema, en la contraposicién de los dos persona- jes -la figura descomunal y la fiereza de Luis de Géingora (Espana, 1561-1627) Polifemo junto a la fragilidad y ternura de De Obras completas. Madrid, Aguilar, 199, Galatea pone de manifesto hasta qué punto el Barroco es ante todo “arte de oposiciones dua-—§_~—————$$—— listas, de antitesis violentas y exaltadas” | Soneto (Aguiar e Silva, 1975: 283). Otro ejemplo de contradiccién es el que | Rosa divina que en gentil cultura encarnan la imagen cuerda de Sancho en con- | eres, con tu fragante sutileza, traste con la locura de Don Quijote, personajes | ™agisterio purptreo en la belleza, tipicamente barrocos por cuanto son expresién | sehanza nevada a la hermosura eee Amago de la humana arquitectura, ejemplo de la vana gentileza, Tal dualismo traducen también los temas que | h cuye ser unio naturaleza hhunden sus raices en la tensién espiritu-carne, | ty cuina alegrey triste sepultura miseria-grandeza en que se debate el hombre del siglo xvn; por un lado, se exaltan los place- | ;Cusnaltiva en tu pompa, presumida, res sensoriales, se apura el goce de vivir y de _ | soberbia, el riesgo de morir desdefias, aprovechar el presente pero simulténeamente, | y luego desmayada y encogida la aguda conciencia de la fugacidad de los bie- nes temporales, de la belleza y de la vida misma _| de tu caduco ser das mustias sefias, hhace que surjan otros t6picos como el de la | com que con docta muerte y necia vida, muerte como fin de los placeres y junto a éstos, | Viviendo engafas y muriendo ensefas! Jos temas vinculados a la trascendencia, el or fuana ina aa Cre bic, HeS1AGI) pecado, la predestinacién y el libre albedrio. De Obras escogitis. Buenos Aires, Austral 1968 Del Renacimiento al Posmoderismo Simbolos como el agua en curso, la nube, la ama, el viento, la rosa, expresan frecuentemen- te la idea de lo efimero, de lo pasajero. La finalidad principal del arte del Barroco es asombrar; acorde con ello, la ostentacién, sun- tuosidad, el gusto por lo recargado se traducen cle manera diversa en la prosa, la poesia y el tea- tro, género propicio para que encuentre reali cin la dualidad realidad-apariencia. En efecto, sobre el escenario, en el mundo de la represen- tacién, la luz, el disfraz, los efectos escénicos instauran la magia, la ilusién, pero al mismo tiempo dejan entrever su ruptura, el espectador vive asi el doble juego, el conflicto del ser y del parecer. En lo que hace al estilo del movimiento, la severidad y solemnidad del arte renacentista, se transforma en el recargado estilo del Barroco, a Soneto Este que ves, engafio colorido que del arte ostentando los primores con falsos silogismos de colores es cauteloso engafio del sentido; ste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los afios los horrores, yy venciendo del tiempo los rigores triunfar de la vejez y del olvido, es una vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada, es un resguardo intitil para el hado; es una necia diligencia errada, es un afin caduco y, bien mirado, es cadaver, es polvo, es sombra, es nada Més alld de la logica y la raz6n, la poesfa pro- cura suscitar sorpresa, halagar los sentidos y agudizar la inteligencia mediante el empleo de ricas imagenes sensoriales, reiteraciones, para- dojas, antitesis, hipérboles, hipérbatos. La metafora se constituye en elemento fundamental de la poética y traduce las correspondencias remotas que el poeta descubre, aunque no resulten de fécil comprensién para el lector. Asf, Géngora, representa la caverna de Polifemo como un “formidable de la tierra/ bostezo”, la mesa como “cuadrado pino”, el ave como “cftara de plumas”, las flechas como “aspides volantes”, el gallo como “doméstico del sol, nuncio canoro”. Sor Juana Ines dela Cruz (México, 1681 ~ 1693) De Obras ecogias. Buenos Aires, Ausra, 1969, En cuanto a la prosa, los caracteres principales son: la condensacién expresiva, los juegos concep- tuales, los juegos de palabras, los equivocos. En sintesis, frente a la imitacién del modelo y la sobriedad renacentista, el Barroco valora la liber- tad creadora del artista para complicar y distorsionar las formas. ‘Ademas de los temas que hemos mencionado (el tema de la vida efimera, de la muerte como fin de los placeres, de la precariedad de la belleza) aparece el tema de Ia vida como teatro, lo cual se ‘manifiesta en la estructura de las obras que muestran “el teatro dentro del teatro” (como en Hanrlet) y la novela dentro de la novela (como en Don Quijote). El Barroco en Hispanoamérica En Hispanoamérica, el Barroco se traduce en el abandono del género de las Crénicas y en el surgi- miento del estilo barroco que se prolongaré hasta el siglo vit, El mas alto ejemplo de su desarrollo lo constituye Sor Juana Inés de la Cruz. En su miltiple obra aborda temas de diversa indole y se advierten las huellas de autores espafioles sobresalientes ~Calderdn en el teatro y Géngora en la liri- ca-;més allé de esas influencias, que la convierten en la més brillante heredera del Barroco europeo, su obra revela el espiritu americano y una cruzada en pro de los derechos de la mujer por educarse en un mundo donde los privilegios del saber alcanzaban s6lo a hombres. Por tiltimo, pertenece a este periodo, el primer poeta cordobés Luis de Tejeda, representante de la influencia del Barroco espafiol en el Rio de la Plata. Clasicismo y Neoclasicismo Lo clasico, el clasicismo El término ico -en referencia a lo literario— fue acunado hacia el siglo Il de nuestra era, como adjetivo, para designar al escritor refina- do, elegante y elitista (Rest, 1991: 26). Durante el Renacimiento, designé a aquellos escritores, modélicos, sobresalientes, cuyo estilo debia imi- tarse. Como tales escritores pertenecian a la cul- tura grecolatina, su uso se extendié a la denomi- nacién de los autores de tal cultura. Carmelo Bonet (1953) explica el origen y la extensién del término clasico como aquello que se ensefiaba en clase, esto es, las letras grecolatinas. Una segunda acepcién se desprendera de este signi- ficado inicial equivalente a modelo, y se exten- deré a todo escritor que por lo castizo de su expresin, puede ser considerado como un maestro de pureza del idioma y, por tanto, como modelo para los que se dedican a escribir (Aguiar e Silva, 1975: 299). Un significado A los caballeros alumnos del Real Seminario Patriético Vascongado (Fragmento) (2 en estos versos trato de daros un asunto ‘que instruya deleitando. Los perros y los lobos, Jos ratones y gatos, las zorras y las monas, los ciervos y caballos (os han de hablar en verso; ppero con juicio tanto, que sus maximas sean Jos consejos mas sanos. Félly Marfa Samaniego (Espafa, 1745-1801) (De Poets lirica dl siglo xvi Zaragoza, Ebro, 1963) ‘menos estricto da H. Peyre (1965: 35) cuando sefala que clésico supone una aprobacién o una admi- raci6n continua por parte de la posteridad. Con respecto al vocablo clasicismo, el término se utiliza: 4) con el mismo significado de clasico, es decir para referirse a autores y obras de las iteraturas grie- gay latina; ) en referencia a autores y obras modernas (siglos XVI y xvi) inspirados en la imitacién de los mode- los grecolatinos, y cuya creacién observaba los cnones establecidos por estos;! ©) para denominar al periodo literario que se manifiesta en Francia a partir de la primera mitad del siglo xvm y cuya extensién durante el siglo xviti en las literaturas europeas se conoceré como Neoclasicismo. En este tiltimo sentido sera considerado en este trabajo? {TE Werafara alemana, os Trecnone Ta eferencia@Rlasit como lo opuesto a Romani en vigencia a fnaes del sigh xv yelx ‘decir el pensamiento teria yprictica posta de Goethe y Schiller en oposicin a Klass, en tanto imitacién de a antigie dad clsia (Wellek, 198: 112) 2. Una tercera acepeiin,designaria a una constante del espiritu humano caracterizada por el equilibrio, la mesura la armani, Preferimos no aludir lla yu queen este trabajo, por razones dictca, hemos optodo por dengar con ls diferentes periods ramos femporalesy no stile atemporales, que como rasgosislados, pueden enconrarse en cualquier perf de la historia lite 7 ) je fel no Del Renacimiento al Psmoderismo 31 El clasicismo francés: gestacién y afianzamiento del periodo Durante la segunda mitad del siglo xvi, el arte barroco va complicando cada vez mas sus formas con el deseo de hallar una expresi6n original; esto conduce a la extravagancia: arte y letras se con- vierten en un juego de equivocos y enredos, lo que provoca progresivamente en toda Europa tn can- sancio de tales exigencias. Sélo Francia permanece parcialmente al margen de elas y en su deseo de ‘conservar el espiritu clasico del Renacimiento, emular a los antiguos y manifestar una reaccin fren- tea la extrema libertad barroca procura sujetar al artista a reglas o normas elaboradas por los comen- taristas italianos, quienes a partir de la segunda mitad del siglo xv1 hicieron la exégesis de la Pottica de Aristételes y de Horacio. Esas reglas se basan en la razén (Nada puede ser bello que no sea razonable) y por ello el arte debe prescindir de los caprichos de la imaginacion y de la fantasia y ajustarse a una serie de preceptos. En consecuencia, el preceptismo francés triunfara en el siglo xvu, en lo que se ha dado en llamar “el siglo clésico francés por excelencia”, aun cuando una parte de la critica lo inclue ya dentro del movimiento general del Barroco, consideréndolo un “barroco modificado”. Al respec- to, ¢ inclusive aceptando cierta base de identificacién, creemos que se dan en la literatura francesa del siglo xvu rasgos particulares que significan una reaccién frente al Barroco, De hecho, esta predileccién por lo razonable implica un cambio de cosmovisién, que ahora se hace fuertemente intelectual, y que, en Iineas generales, se vincula, en el ambito filos6tico, con el pensa- ‘miento de Descartes (se puede alcanzar la verdad mediante el razonamiento légico), en el ambito politico, con el Despotismo Tlustrado de la monarquia absoluta que pretende gobernar para el pue- blo pero sin el pueblo (“ilustrarlo”, aplicarse a su educacién, pero sin permitir su participacién en Ta vida politica) y en lo social, con el afianzamien- to de la burguesia dominante, que si bien no tenia acceso al poder, encontraré en el discurso 6gico-intelectualista un instrumento que le per- mitiré ir gestando progresivamente una reac- ci6n frente al absolutismo. En relacién con los limites temporales del periodo, podemos afirmar que se extiende durante un siglo y medio, ya que la mayorfa de los criticos coinciden en sefialar que alrededor de 1640 el Clasicismo estaba consolidado en la cultura francesa y su finalizacin estaria marca- da por el triunfo del Romanticismo a comienzos del siglo xix. La literatura Como Io sefialéramos, la doctrina clasica se implanta en nombre de Aristételes y de la raz6n: se opone la universalidad de ella a las modas y gustos pasajeros, al azar o la opiniGn; en ella se apoya el buen gusto que no es sino el sentido comtin aplicado a las artes. La emocién. ¥ la libre imaginacién creadora del artista que- dan postergadas por el ejercicio de la razén, el esfuerzo y la aplicacién de normas, en tanto la belleza de una obra depende esencialmente de su perfeccién técnica a la que debe someterse la inspiracién. Un principio fundamental que la razén sugie- re es la imitacién de la naturaleza, entendiendo por tal no sélo el paisaje sino también la natura- leza humana, sus pasiones, su conducta, moti- vos frecuentes en tragedias, comedias y fabulas El ciervo en la fuente Un ciervo se miraba en una hermosa cristalina fuente; placentero admiraba Jos enramados cuernos de su frente, pero al ver sus delgadas, largas piernas, 41 alto cielo daba quejas tiernas: “Oh, dioses! ¢A qué intento, a esta fabrica hermosa de cabeza construir su cimiento sin guardar proporcin en la belleza? Oh, qué pesar! jOh, qué dolor profundo! No haber gloria cumplida en este mundo!” Hablando de esta suerte el ciervo, vio venir a un lebrel fiero Por evitar su muerte, parte al espeso bosque muy ligero; pero el cuemno retarda su s con una y otra rama entret Mas libre del apuro a duras penas, dijo con espanto: “Si me veo seguro, ‘pese a mis cuernos, fue por correr tanto; Ileve el diablo lo hermoso de mis cuernos, haga mis feos pies el cielo eternos.” Asi frecuentemente el hombre se deslumbra con lo hermoso; lige lo aparente, abrazando tal vez lo més daftoso; pero escarmiente ahora en tal cabeza: 1 ttl bien es la mejor belleza, Félix M. Samaniego (De Poets rico dl siglo xv Zaragoza, Ebro, 1963) 2 lena del C. Pérez ~ Silvina P. de Roncaglla de la época; pero se trata de una naturaleza embellecida que excluye lo extrafo, lo marginal, lo gro- sero. Para ello, el mejor recurso es acudir a los grandes modelos clasicos, aunque ya no se trata de Ja admiracién incondicional del Renacimiento sino de una imitacién selectiva. En cuanto a los grandes preceptos clasicos a los que la obra debe aclaplarse para agradar, en line= as generales, ellos se vinculan con la atenci6n a la verosimilitud, el decoro y cl respeto de las unt dades. La verosimilitud se aplica a la conducta de los personajes, que debjan actuary comportarse de acuerdo a su naturaleza (confluyendo en este caso con el decoro, segiin veremos) y, en el teatro, a la representacién: la escenografia, el vestuario, los gestos y el lenguaje de los actores fueron una prolija imitacién de la vida que procuraba crear el efecto de ilusidn de realidad, to que se denomind precisamente “estilo ilusionista’’ En cuanto al decoro, de amplio desarrollo en Horacio -aunque no fue él quien emple6 el término sino los tedricos italianos del siglo xvi-, suponfa la adecuacién entre el tono, el génera y Ia conduc- ta del personaje segiin el cardcter que se le atribufa y su condicién social (en este sentido guarda estrecha relaci6n con la verosimilitud aristotélica). Al respecto, surgen en la época dos nociones de decoro: la ya mencionada adecuacién del personaje con su propio caracter (decoro interno) y la vine culada con el gusto y las expectativas del ptiblico (decoro externo) que procuraba evitar cuanto el ‘mismo considerara indecoroso: aspectos ruines 0 prosaicos de Ia existencia, palabras soeces, cuestio- nes consideradas inmorales en la época. Tanto la verosimilitud como el decoro llevan implicitas una nocién moral y son condiciones indis- pensables para que la obra agrade y conmueva (no nos dejamos conmover por lo que juzgamos increible, absurdo o inapropiado) y, por lo tanto, pueda cumplir con su finalidad didactica, ya que se le asigna a la literatura una funci6n utilitaria y moralizante al servicio del conocimiento y perfec- cionamiento del hombre. Las palabras de Moligre, en EI Tartufo, recuerdan el pensamiento de Horacio (en el arte se deben unir lo bello y lo “Gtil) y ejemplifican claramente este propésito: ‘Nada reprende mejor ala mayoria de los hombres que 1a pintura de sus defectos. Es un buen golpe para los vicios exponerlos a fa risa de toda el moundo [...] El deber de la comedia es corregir a los hombres divir- tiéndolos (citado por Aguiar e Silva, 1975: 315). Este es también el sentido de las fabulas, entre ellas las de La Fontaine, género vigente en la EL burro flautista Esta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por causalidad. Cerca de unos prados época, que en la moraleja explicita pautas de conducta, a la vez que muestra, con fines catar- ticos, Ia triste suerte de quienes no acatan esas ensefianzas de vida. El principio de respeto de las unidades se relaciona fundamentalmente con la obra dra- matica, se trata de las unidades de accién, tiem- po y lugar. De ellas, s6lo la primera habia sido formulada por Aristételes y proscribia la mera acumulacién de aventuras no vinculadas a una accién principal. La unidad de lugar imponia que la obra debia desarrollarse en un mismo sitio, y al tiempo, que el plazo que transcurria en escena no debia ser superior al que transcu- rria en la realidad 0, en todo caso, no debia pasar de las veinticuatro horas, Se trataba asi de devolver al teatro la verosimilitud de la repre- sentacién, que el gusto por las alegorias y apa- ratos escénicos le habian quitado. En cuanto a los escritores del clasicismo fran- és, conforman ellos un grupo social de élite ilustrada que goz6 del apoyo del poder, de los circulos cultos y de los salones; en conformidad que hay en mi lugar, pasaba tun borrico por casualidad Una flauta en ellos hall6, que un zagal se dejé olvidada por casualidad En la flauta el aire se hubo de colar, y soné la flauta or casualidad. “Oh! ~dijo el borrico~: iQué bien sé tocar! iY diran que es mala a misica asnal!” Sin reglas del arte, borriquitos hay que una vez aciertan or casualidad, Tomés de Iriarte (Espaia, 1750-1791) (De Poet rca dl siglo xv Zaragoza, Ebro, 1963) Del Renacimiento al Psmdemismo con esto, produjeron una literatura al alcance de ‘sus pares, no exenta de cierto hermetismo, en la que prevalecen la sobriedad y ¢! equilibrio. A pesar de su sujecién a los clasicos, se considera- ron “superiores” a sus modelos por el canicter cristiano de lo francés frente al paganismo antiguo y porque el conocimiento humano progresa constante- mente y los franceses no podian sino escribir mejor de lo que lo hicieron griegos y romanos (Alsina Clota, 1984: 175). Tampoco se limitaron a la imitacién exclusiva de los clasicos, incluso ‘en Jos momentos de mayor predominio del pre~ ceptismo, los grandes autores supieron conser- var su parcela de individualidad y aportaron ‘una cuota de innovacién’, asi, con Comeille y Moliére, se renovaron la tragedia y Ia comedia, en tanto la poética general de Boileau ~su Arte poética (1674)- goz6 de enorme prestigio en su pais y de gran repercusién en toda Europa por- que ia brevedad de su tratado, su forma metrificada 1y su tono no académico contribuyeron decisioamente al éxito de Ia obra CYHlera, 1996: 136). Entre los representantes mas destacados del clasicismo francés estén los dramaturgos ya citados: Corneille (Nicomedes, el Cid), Racine (Feira) y Molidre (Las preciosas ridfculas, El enfer- ‘mo imaginarioy; La Fontaine (El fabulista) y Boileau (Satiras, Epistolas, Arte poéticn); por otra parte, ademas del indudable predominio del teatro, es también el siglo de las Cartas, las ‘Memorias y las Maximas. El Neoclasicismo 3 Postica (Fragmento) ‘Tras estos que se deben venerar como padres de las musas espafiolas florecieron en Espala por todo al siglo décimosexto muchos y muy exce- lentes poetas; hasta tanto que no sé por qué fatal desgracia empez6 la poesia espanola a perder su natural belleza: y su sano vigor ¥ su grande- ‘za degeneraron poco a poco en una hinchazén enfermiza y en un artificio afectado. Creeriafaltar a lo que debo, ala verdad, si calla- ra que Lope de Vega y Luis de Géngora fueron los primeros que introdujeron esta no acertada ‘mutacin: Géngora... es sumamente hinchado, hhueco y leno de metaforas extravagantes, de equivocos, de antitesis y de una locucién a mi parecer del todo nueva y extraiia a nuestro idio- ma, Lope de Vega ... invent6 no sé qué nuevo sistema o arte de comedias, contra las reglas de los mejores maestros, y cl vulgo ... acostumbré 2 sus ojos su discurso y sus aplausos a lo irre= gular y extravagante, Desde entonces emper6 a faltar en Espana el buen gusto en la poesia y en la elocuencia... Digo, que se podra definir la poesia “imitacion de la naturaleza en lo universal y en lo particu- Tar, hecho con versos, para ulilidad, o para deleite de los hombres, o para uno wu otro junta- mente.” Ignacio de Luzan (Espafta, 1702-1754) (En Diaz Pla, G. Histor del Literatura Espaola, 1969) Tal como lo hemos consignado anteriormente, el Clasicismo francés se extendi6 a las literaturas ‘europeas durante el siglo xvi, Impulsado por un vigoroso intelectualismo dominante en el campo filoséfico y politico, este movimiento se conoce como Neoelasicismo, un arte literario aristocratico y reflexivo. En general, sus caracteristicas coinciden o se derivan de las enunciadas: se impone el raciocinio sobre la pasién creadora, la imitaciOn de los clisicos, el preceptismo y el “buen gusto”, sobre las expresiones personales; belleza y verdad se identifican, y si la obra literaria es portadora de la ver- dad, debe dejar siempre alguna ensefanza (didactismo), De estos rasgos generales se desprende la escasa -casi nula~ presencia de literatura de ficcién, la ausencia de lirismo en la poesia, la claridad y la correccién académica del lenguaje, la gran produc- cién de fabulas y el predominio de una escritura carente de vivacidad y de nervio donde la grandi- Tocuencia, la solemnidad y el acartonamiento seran notas dominantes. Entre Ios representantes del Neoclasicismo espaitol, cabe mencionar: el teatro de Leandro Femadndez de Moratin (El sf de las nifias) las fabulas de Tomas de Iriarte y Féliz Marfa de Samaniego y la poesia de Juan Meléndez Valdés. 5 Una musta del carder renovadar To consttuye Ta ragicomedia del Cif de Come estrenada en enero de 1637 y aplaudida con enfusiasmo por el publio, que suscito, unos mses despues, una de Ins mis ccbrespolemicas de a historia itera francesa a ‘uel de "Cd" en relacion com la iregulaidad con que el autor habia epicado los prncipos indscutbles del teatro. 4 Els lteraturasanglo-germanas no ale gran relieve, dada a importante gravlacion de macsios como Shakespear, anos alacatamientoa las nor, profundamente renovadoresy de profs in lencia mas all de sus contemporsncosnmediatos Esto también explca el cardctertemprano del prerzomanticisno ingles del Sturm wn drongalemsn u Elena del C Pérez ~ Silvina Pde Roneaglia. El Neoclasicismo en Hispanoameérica En Hispanoamérica, la proyeccién del Barroco se prolong durante el siglo Xvi y retard6 el arraigo del Neoclasicismo, que se produjo en las primeras décadas del xix. La crénica conacida como El Lazarillo de ciegos caminantes firmada con el seudénimo Concolorcorvo (atribuida a Calixto Bustamante Carlos Inca y a Alonso Carrié de la Vandera) es tina buena muestra del sineretismo de estilos en tanto en ella se funden la novela picaresca espafiola y la crdnica de viajes. También lo es la obra del poeta y dramaturgo Manuel José de Albarden (“Oda al Parana”) donde se advierten ras- 305 neoclésicos y reminiscencias barrocas. Un ejemplo paradigmético de la estética del Neoclasicisimo se evidencia en la producci6n lirica que, a comienzos del siglo x1x, celebra los triunfos patristicos en las guertas de la independencia como lo hace Vicente Lopez y Planes en el “Triunfo Argentino” y en nuestro “Himno Nacional”. En América, fueron, precisamente, las guerras de la independencia las que determinaron la des- vinculacién cultural con la metropoli y el consecuente abrevamiento en la cultura francesa, de donde provendrén, afios més tarde, los aires renovadores del Romanticismo. Romanticismo Origenes del movimiento La cultura europea del siglo xvur se nos presenta como un espacio de entrecruzamiento en el que actiian diferentes (y hasta contrapuestos) sistemas estéticos. En efecto, el remanente del Barroco tar- dio convive en las primeras décadas con la corriente neoclisica dominante, en tanto al promediar el siglo, comienzan a manifestarse los primeros signos de la estética romantica. En efecto, ya a fines del siglo xvi se tora evidente que la condicién fundamental del hombre no residia en la raz6n, y el pensamiento intelectualista de la Ilustracién francesa comienza a ser cuestionado. fn Francia, Rousseau proponia una nueva visién sentimental, espontanea y subjeti- va de la condicién humana y Diderot anunciaba el ocaso de la tragedia (paradigma del genero cla- sico) y sostenia la necesidad de nuevas estruc- turas teatrales que tradujeran los conflictos de la burguesia. En Alemania, triunfaba la filoso- fia idealista que proclamaba al YO como la rea- lidad absoluta, con la consecuente exaltacién del individuo y de la legitimidad de su libertad social, politica, estética. Precisamente en Alemania, donde el arraigo de la Tlustracién habia sido débil y de corta duracién, pueden situarse los origenes del Prerromanticismo en el que ya se manifiestan las ideas rectoras del movimiento que nos ‘ocupa: la nocién de la imaginacién como fuerza creadora, la de la poesfa como instruimento de conocimiento con la consecuente creencia del poeta como vate (el que vaticina), la idea de la naturaleza como un constructo simbélico de realidades profundas. Otro signo de renovacién es la actitud de ruptura con los principios propuestos por el Neoclasicismo: frente a la raz6n, los prerro- ménticos privilegiaron el sentimiento, la emo-

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