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UNIVERSIDAD IBEROAMERICANS CIUDAD-DE MEXICO BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO ILC] BX 1795.058.095.2015, (Demy) 2%45.095:2015 Rui es hy in daidod! humane? | Carlos Menccon Alves (eens orl Méxica: Universo Iberaamericara Chita e Mio. 201-200. Blan. SENITMCORAITSINd 1. Dignidad. 2 Deechos civ 3 Berechos humans. Mendowe Alvar, ‘Carlos, compilader. I, Universidad Iberoamericana Chula dle Mexico. Depar lames Ciencias Felgen Fotografia de portadie Maris Ménlce Gallas DR. 2015 Carlos Manduca Almnerfcomp,) DR. © AOS Universidad Iberoamenicara, A.C Pol. Paseo oe a Reforma BAU Col. Lamas de Santa Fe 01210 Misien, D.F publcadilverm Prins ice, 2045 SBN S75.407-497515.8 Todos los senschos sexervoros Cyakeuir repraluccion heh sin consents ‘mien del ilo se consilerard lca, E]inkactor 3¢ hort acreedor » lag Saneiones extablnilas un ns leyes sobre Iz moliiia St semen reproduce contend de fa presente obra esenbo a: pubcarsibero ms. en sf mings noir el ISBN que comesponeday deje ol cantons en blames Impeese y hecho on Mice pres yur Allonsn Sanvovel Mazanego. Teasin 172, colonia Meropebtaia “Terorin Sevstin, Nerauakyull Eaeco de Mexico, CE STIW0. Tel, 5708 ‘AIS. Se toming de imprint 30'de al le 2015. El-ao fue de quinsentos Secon indice Introduccién Carlos Mendora-Alvarer La EXISTENCIA HUMANA COMO IDENTIDAD EN DEVENIR Seres contadores de historias. La visién antropolégica y moral de Alasdair Macintyre ‘Mortha Sanudo La persona en relacién como ‘oquedad de sentido. Una aproximacién fenomenolégica a la cuestion de la dignidad humana Carles Mendora-Alvarer ‘Ser en el mundo y dignidad humana. Ser de cara a la muerte coma horizonte de futuro Angel Xolocota! Yonex HACIA UNA INTERPRETACION POSMODERNA DE LA DIGNIDAD HUMANA La dignidad humana en clave hermenéutica. Una propuesta de Boaventura de Sousa Santos Ricardo Gonzdlee Dignidad y posmedernidad. Puedo estar loco, pero el mundo ne lo esta Juan Manuel Escarnilia u 15 39 a7 73 LA VERSION CRISTIANA DE LA DIGNIDAD HUMANA La existencia cristiana come accién de denacién Barbara Andrade EI dilema de Ia ontalogia de la gracia vy su dimensién hist Albert Anguiona: El poder de poder ser digno. Una lectura teolégica de Ia dignidad humana en clave de deseo mimético Daniel Gareia Chavarin Libertad, dignidad humana y violencia, Observaciones sobre Ia base teolégica del concepto de la dignidad humana en Ia perspectiva de la teoria mimético-pragmatica Andreas Uwe Mialier 123 137 169 185 Introduccién Carlos Mendoza-Alvarez La pregunta por la dignidad humana es como un rio en el que cada generacién de la humanidad desea sumergirse pa- ra descubrirse a si misma, imaginarse tal vex diferente y abrit desde ahi gu mirada al antomno vital que la rodea Las comientes vertiginosas del colapso del sue mo- demo ponen ahora ante nuestros ojos una imagen desfigura- da de la dignidad humana, por un lado exaltada ert el relato prometeico, pero por ott envilecida por la corlica y la vio- Jencia que campean en Ia sociedad de mercado global. Por ‘eso es preciso ahondar, con paciencia y audacia a la vez. so- Dre esta anbgua pregunta sobre la dignidad humana para ba- untae caminas de comprensién y acciém que permitan Ne s6lo reconocer In dignidad de todos los seres humanos tantas veces negada, sino también digniicar a las viclimas de las s0- ciedades violentas y, mediante todo ello, dar cauce a expe: Tiencias de intersubjetividad que humanicen a todos. Este libro redine investigaciones procedentes de ctiscipli- nas come Ja antropologia, la filosofia y la teolagfa que buscan comprender la existencia humana en su devenir histérico, con sus claroscuros, abierta a la trascendencia que acontece ‘come encuentro, percdén, y tal vex promesa de un nuevo oo- rmienzo, Rene las ponencias del Cokagui Internacional “Qué vs hey la dignidad humana?”, cuarte. encuentro académico ‘eganizade por el proyecto “Pragmética de In experiencia rel giosa posmodema’’, inscrito en la linea de investigacién “Teo- Jogia, hermenéutica y praxis” del Departamento de Ciencias tee Religiosas, de la Universidad Iberoamericana Ciudad de Méxi- co, en septiembre de 2011. ‘Al conocer los términos clésicos para hablar de la per sona en clave meiafisica, valorando sus aportes pero detec: tande tambign sus insuficiencias en el estadio actual de la raz6n occidental, hoy es preciso pensar la elignédad humana. fen fanto identidad en devenir y como ser en relacion abierto a una alteridad que seduce y aterra a la wer, que llama y re- lama y nos despierta de nuestro ensuefio, para buscar just sa con perdi, y que se afrece. al fin de cuentas. coma don gratuito en la experemeis uivida por algunas cuantes. La teologia fundamental posmoderna que aqui se pone en didlogo con otras disciplinas reeibe y aporta una ‘comprensidn inédita de la dignidad humana vulnerable, propia del sujete eiébil En esa paraddjica experiencia de vaciamiento y donacién que viven los justos de la historia se manifiesta en toda su radicalidad el misterio de la en- eamacién de la Sabiduria divina como prototipo de digni: dad, en el mutue reconocimiente, para el dificil y gozoso aprendizaje de aprender a ser personas unos gon oes. Los colegas que aqui publicamos las presentes inwes- ligaciones, ubicados cada cual en ambientes y contextos diversos, tejemos juntas, en este volumen, una red de did- logo y reflexién que desea acompanar, desde la academia, la busqueda de justicia y reconciliacién en las sociedades violentas en las que la azn moderna accidental y la fe crisiana siguen aportando sus saberes propios para apren- det a vivir todos con dignidad. +++ 12 Dignidad y posmodernidad. Puedo estar loco, pero el mundo no lo esta Juan Manuel Escamilla’ Prolegémenos Nos han invitado a repensar el significado de la dignidad en la posmodemidad y, si cabe, a hacerlo en clave cristiana. Pienso en al menos tres alternativas metodolégicas para abordar esta cuestién desde la especulacién filoséfica. Aqui intentaré valerme alternativamente de ellas, segtin sea el caso en los distintos momentos argumentativos de este trabajo. Comenzaré por exponerlas. La primera actitud metédica serfa tomar los concep- tos amplisimos de dignidad, cristianismo y posmodernidad ‘en abstracto” y luego evaluar los significados de estos conceptos y de aquellos otros asociados e imprescindibles para la comprensién de cada uno, y proceder a la exposi- ci6n de los autores que nos parecen més relevantes para la discusién: tal vez se recrearian sus debates (con quién dis- cuten, qué y por qué), sus influencias y, al fin, se intentaria sacar en claro alguna conclusién sobre el mundo a partir de todo aquello. El empefio de los trabajos de esta natura- ‘eza es ahondar en el significado més intimo de lo que se 2studia, en la esencia del objeto por considerarse. Centro de Invesigacién Social Avanzada, Santiago de Querétaro, oe 85 La segunda actitud metédica consistiria en rastrear los presupuestos histéricos de diversos conceptos contem- pordneos, como dignidad 0 posmodernidad; dicho propia- mente: elaborar una arqueologia de ciertos conceptos clave, rastreando los compromisos, los matices y las pers- pectivas que fueron modelando las creencias que hoy nos re~ sultan casi obvias, pero que son, en tealidad, conquistas histéricas construidas complejisimamente a Io largo de los siglos. Cada uno de estos dos métodos tiene limites impor- tantes. El primero deriva facilmente en un trabajo académico delicado, eso si: preciso, cuyos resultados, sin embargo, son por fuerza muy modestos. La segunda acitud metédica oftece resultados muy impresionantes, pero, por fuerza también, muy imprecisos. Logra apresar, sin embargo, la signatura de las cosas, lo que ya es como decir “atrapar el espfritu” un poco, aunque en los trabajos de esa naturaleza es dificil discernir la ficcién verosimil de la veraz. En este trabajo arriesgaré el recurso a estos dos méto- dos, procurando, ademas, un tercer intento: el de abordar las relaciones entre la dignidad y la posmodernidad en la His- toria contemporénea (en la medida en que se pueda historiar el propio tiempo). Para ello, haré referencia a los derechos humanos; a la historia de unos monjes franceses que fueron Giorgio Agamben se enfenta al método arqueclégico de M. Foucault en G. Agamben, Signatura Rerum. Sobre el método. Barcelona: Anagrama, 2010, Ahi sugiere que los resultados de una arqueologia proceden de diversas épocas histéricas, mediante el reconocimiento de cierto estado de cosas, lo cual permite postlar arquetpos, de este modo se arapa la Signatur rerum, expresién que se refiere a Gerta nocién tenacentista, en los albores de la creacign de las Bellas Artes, sobre la forma del autor. La firma del autor no le atade, propiamente, nada al cuadro. No transforma 81 petspectiva ni lo hace més o menos colorido, Peto le atade algo esen- cial I singularidad del firmante, La signatura de las cosas es, asi el intento de atrapar la singulavidad de una dseccién histérica determinada, bajo la premisa de que al metodo lees imprescindible el contexto en el due tiene valde ooo 86 ‘asesinados en un pafs musulmén en 1996 y a lo que encuen- tro en las recientes protestas orquestadas por jévenes, a todo lo largo y ancho del mundo. Cada uno de los intentos por abordar esta cuesti6n que he descrito determina las tres partes del cuerpo de este trabajo. La primera intentaré definir los términos de la cuestién, enmarcéndola. Para ello acudiré a la definicién ‘que la tltima versin del diccionario filos6fico de Cambrid- ge ofrece de la vor “dignidad”. Ahi aprenderemos que di- cha definicién depende estructuralmente de la formulacién kantiana de la dignidad, ofreciendo dos acepciones: la dig- nidad ontolégicamente considerada y el sense of dignity (0 la dignidad moralmente considerada). Intentaremos pen‘ trar en la primera nocién de dignidad que, por lo demas, representa, creo, los términos actuales de la discusi6n, y ésa es la raz6n por la que acudt al diccionario, en primer lugat: me interesa intentar rastrear ahi nuestra concepcién més 0 menos generalizada y admitida sobre la dignidad. Me detendié un poco en el ejercicio filoséfico abstracto pa- ra desembocar en un anélisis pragmatico y filosofico del significado de los derechos humanos, considerados aqui como la mejor defensa de la dignidad humana que hemos sido capaces de articular en los tiltimos tiempos. Si logro lo que me propongo, la consideracién ontolégica de la digni- dad prepararé el suelo teérico para la comprensién del sense of dignity. Asi, comenzaremos a hablar desde este momento acerca del sense of dignity, que corresponde a la dimensién que a mi me parece més interesante de la digni- dad: la ética. La segunda parte, tal vez la mas ambiciosa y, segu- ramente, la mas débil, encierra un intento que encuentro muy emocionante: el de comprender las lineas maestras de las creencias que informan la enorme transformacién cultu- ral que estamos sufriendo para intentar bordar sobre el sig- oe 87 nificado de la indignacién, Tal vez no se trate més que de mis liticas esperanzas sobre lo que creo que significa la conmocién universal de nuestro tiempo. Aqui hablaré de las revueltas juveniles presumiendo que se trata de una suerte de “despertar del espiritu de la Historia” compara- ble, en términos culturales, a las convulsiones que dieron origen al Renacimiento o a la Revolucién Francesa, como disecciones histéricas, si bien artificiales, representativas de 4. una serie de conquistas humanas para la cultura univer- sal’ y b. el retrato de una sensibilidad humana generalizada més o menos identificable en cierto periodo histérico. La tercera parte es, cteo, la mas interesante. Ahi in- tentaré recuperar en otro relato lo que habré expuesto hasta entonces. He elegido, para hablar sobre el sense of dignity, una pelicula: De dioses y hombres (2010). La he elegido por tres motivos. Para empezar, el argumento del guion esta ‘magistralmente construido, tanto en términos de narrativa como en fuerza simbélica y expresiva del argumento que quiere mostrar. El argumento de la pelicula es, pues, redondo: creo que lo es en los dos significados amplios de la palabra: es un argumento, i.e.: un relato, a la vez que un argumento teolégico en tiltima instancia, pero filoséfico, por lo que de fipo o paradigma humano abraza.* Luego, me parece que Por ejemplo: el humanismo renacentista y los ideale de libertad, igual- dad y frateridad de la Revolucion Francesa (Creo que la mejor manera de demosirar un argumento moral es mostrar: oem la vida de quien se persuade de una conviccin sobre su humani- dad al punto de Ueverla hasta los limites de la carne: realizéndoto. El argumento de Diégenes conta la inmovildad universal expuesta en las paradojas del eleata Zenén era invslido para la naturaleza de dicha ar ‘gumentacién: en efecto, no basta mostrar el movimiento, Sin embargo, en lo que se reflere a la antropologia floséfica y a la ica, la mejor forma, de legtimar una posicién filos6fica determinada es mostrandola. Una po: sicionflosofica sobre lo humano que sea o icalizable o perjicial, me parece, se muestra patentemente fas, por mucho que Ia argumentacién especulativa pueda poseer coherencia légica y rigor especulatvo. Ello, oe 88 el tratamiento sonoro y el de la imagen apuntan integral- mente a la mostraci6n de la atmésfera en la que la narra- cién tiene lugar. El uso de los silencios, los dialogos y la miisica (salmos exquisita y sabiamente elegidos) enmarcan de manera formidable la delicadeza humana de los perso- najes. La tercera razén por la que elegt este relato es por- que que reconstruye una serie de eventos que tuvieron lugar histérico. Son, pues, una verificacién de la viabilidad de lo que, en sede filos6fica, se habré argumentado. Estoy convencido con firmeza de que es imposible, a partir de cierto punto, hablar sobre estas cosas, las que se tefieten a lo moral, sin enmarcarlas en un referente concre- to: en un relato o en la Historia. Esa es la raz6n por la que cada una de las partes de este trabajo intentaré descubrir el significado de la dignidad en diversas concreciones histor cas recientes, a la vez que medird los conceptos abstractos que todo el tiempo estarén siendo revisados contra su po- sibilidad de verificacién en la vida humana. El camino elegido tiene que ver con el propésito de este trabajo y con sus presupuestos: quiero intentar poner las condiciones de posibilidad de una significacién de la dignidad atenta a la Historia reciente para ver qué pode- mos aprender sobre el hombre, la dignidad, la posmoder- nidad y el cristianismo. He elegido estos referentes de situaciones humanas contra las que medié las nociones relativas a la dignidad que més 0 menos todos conocemos; no como una forma de ejemplificar lo dicho en sede filos6fica, sino como un in- me parece, viene impuesto por el singularsimo objeto de estudio de estas dlsciplinas: Ia persona humana, a la que le son esenciales la came, la co munidad y la Historia. Creo que a esa clase de respetoy atencén al objeto de estudio apunta Séerates cuando se bura de la expicacion mecanicita sobre su encarcelamiento: no ha ido a la cércel porque posea nervis, piernas y misculos y haya sido eapaz de andar, sino por una razén mo- ral, espiritual, oe 89 tento por dejarme interpelar por lo que hacen los hombres en este sentido. Procedo asf porque estoy persuadido de que el Ambito de la dignidad es la ética y éste es el sitio de las, relaciones que sostienen las personas encamnadas, no la abs- traccién de elas. Intentaré decirlo con un juego de palabras: la verdad sobre el hombre, o le corresponde al hombre o, senci- llamente, no es verdad, Por fin, y para que no se pierda el lector en semejante maraiia, offeceré un esquema de las partes de este trabajo. La primera enmarcara la discusién y, en ella, hablaremos de la dignidad ontolégicamente considerada; la segunda exploraré la indignacién en las revueltas juveniles para ha- blar de la indignacién, y la tercera abordara la historia de os monjes y exploraré el sense of dignity, o la dignidad considerada en sede moral. Al fin, un epilogo, mas lirico que filoséfico, cierra este trabajo. Primera parte. La dignidad éQué es la dignidad? Quiero empezar por valerme de la de- finicién de dignidad que propone el diccionario filoséfico de Cambridge porque, me parece, resume comprensivamente nuestra inteligencia comtin de una nocién tan compleja: La dignidad es un estado o valor moral generalmen- te atribuido a los seres humanos. Se dice que las per- sonas tienen dignidad del mismo modo que lo expresan. Normalmente se cree que las personas tie- nen (1) “dignidad humana" (que seria un valor in- trinseco moral, un estatus moral basico, 0 ambos, lo {que se tiene igualmente por todas las personas); v (2) tun “sentido de dignidad” (Ja conciencia de la digni- dad inclindndose hacia la expresi6n de la propia dignidad, as{ como la vigilancia para evitar la humi- llacién). Las personas pueden carecer del sentido de ooo 90 la dignidad sin la consiguiente pérdida de su digni- dad humana. Observemos que la definicién de dignidad supone la nocién de persona, en primer lugar. La dignidad es un atti- buto que se predica de las personas. Bien. Si tuviera mas empo, intentaria hacer un alto més largo aquf, para inten- car reconstruir la historia de la nocién de persona, desde la consabida mascara etrusca relacionada con el teatro y Per- séfone, que en el mundo griego designé al personaje que se representaba, pasando por la artificial personalidad juri- 1a del derecho romano y la procesién a este concepto esde el de hipéstasis, tan definitorio en la inteligencia cris- ana de la Trinidad, y asi hasta Kant y las interlocuciones ‘ontempordneas de su obra, las disputas sobre el consen- sualismo, el pragmatism, etcétera, Baste, por lo pronto, dejar constancia de que la no- on de persona, considerada como sustancia individual de aturaleza racional (Boecio), surgié para definir tanto lo sue es propio de cada una de las hipéstasis de Dios (la Tri- dad), como para definir lo més especificamente humano, = la vez que enfatiza la conmensurabilidad de Dios y los ~ombres. Tomas de Aquino admite casi integra la definicion 22 Boecio, trucando “racional” por “espiritual”, al pareoerle 4s amplia esta categoria, por recoger la vida anfmica, que la racional”, acaso demasiado limitada para expresar lo que sonocemos en la personalidad. \Volvamos, con esto dicho, a la definicién que esta- —os considerando. Nos oftece dos acepciones de la digni- d: 1) aquella posefda, reconocida y expresada por la ‘ersona, en términos de valor, axiomética, relativa a la es- =.ctura més fundamental de la persona humana, y 2) el 2. Audi, The Combridge Dicionary of Philosophy. Cambridge: Cambridge Caivesity Press, 1999. Traduecién del autor. ooo 91 sense of dignity. Hablemos de la primera: de la moral onto- légicamente considerada. Nos dice el diccionario que se trata de un “valor moral intrinseco a la persona”, “un esta- do moral fundamental”, 0 ambos, y “es tenida por todas las personas”.® Quiero detenerme un poco, para reconstruir estas no- ciones, en algunas edificaciones conceptuales del Ambito cristiano. Para ello, me valdré del relato que hace en clave arqueolégica, en un magnifico ensayo,” Alonso Rodriguez, quien intenta una arqueologfa de las nociones de dignidad y persona. Creo que podriamos pensar en los conceptos andlo- gamente a como Freud concibe el inconsciente al explicarlo en El malestar de la cultura: como una ciudad en la que han vivido los hombres a lo largo de varios siglos. Las edificacio- nes antiguas fundan algunas de las nuevas, otras quedan in- tactas, otras més, en ruinas; las edificaciones posteriores son 0 no arménicas respecto de las anteriores; en fin, se pueden ob- servar cémo, en extractos, las disecciones de mundos pretéri- tos conviven con los presentes. Aunque el mapa de la ciudad Para ahondar en la dimension antropoldgica de estos asertos sugiero la lectura de R. Lépez, Afirmar a la persona por sf misma, México: CSAV, £2003. En: [www cisavims, En el cuarto capitulo de esta version digital (pp. 93-121) Rodrigo Guerra comlenza por introducir el abito del valor, scemiéndolo de lo subjetivamente satisfactorio y de lo placentro, acu endo ala discusin de Sécrates y Polo sobre la justia, argumentando que Socrates advierte que “el sentido de este pasaje se descubre cuando Percibimos que es un mal mayor para el hombre hacerse moralmente culpable que sultr”. sea: Socrates descubre el valor dela justia, el sgiéndola por encima de lo que puede resultave placenteroo satisfactori, Sigue por elaborar una erica a cera formulacién de eudemonista dela ica que, al reconocer la bisqueda de la felicidad como “natural”, y en- ccumbrarla, deriva en la astucia coma el maximo principio de eccién mo- ral. La consideracién que privilegia el reconacimiento de lo valioso, en cambio, se propone como razonable. Al fin descubre Ia dignidad como ‘valor intrinseco a la persona, sugiendo que és solamente es reconacble desde la previa intelgencia de lo que es buena para el hombre (p.115) A Rodriguez, Origen, evolucin y postvizacién de los derechos humans [en prensa. ooo 92 es mas amplio, aqui quiero visitar res edificaciones, para ver qué aprendemos de ellas sobre estas cosas. A las Etimologias de San Isidoro de Sevilla, estudia- das a lo largo de todo el Medioevo, le debemos el distingo formal de dos ambitos del actuar humano en su relacién con el derecho: lo licito y lo legal. El Ambito de lo licito tie- ne que ver con lo que, haciéndose al margen del derecho, siendo bueno por corresponder al bien del hombre seguin al plan divino, es legitimo. El Ambito de lo legal esté ampa- rado por la ley. Lo licito, sin embargo, lo es en la medida 2n que participa del orden de los dioses y, 0 de Dios, mien- zas que lo legal depende de las leyes que se dan a si mis- mos los hombres. Quiero llamar la atencién sobre este espacio de liber- ‘ad respecto de la ley humana que es el derecho divino. Esto 25 asi porque para el santo sevillano era obvio que la actua-

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