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ONE eg ne pt. Oe ade _ TEMPORADA OFICIAL 1965 MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES TEATRO COLON TEMPORADA OFICIAL Intendente Municipal FRANCISCO RABANAL Secretario de Cultura y Accién Social MANUEL A. SOTO Consejo Directivo Director General: JUAN P. MONTERO Director Artistico: FERRUCCIO CALUSIO Director Técnico: ROBERTO OSWALD Director Administrativo: FRANCISCO DE LA FUENTE El Teatro Colén se reserva el derecho de admisién y de m de fuerea mayor "ar repertorio y elenco por razonex are TEMPORADA OFICIAL 1965 DOMINGO 14 DE NOVIEMBRE DE 1965, A LAS 17 16a. y ‘iltima funcién del Abono a Domingos Vespertinos HOMENAJE AL MAESTRO HECTOR PANIZZA CON MOTIVO DE SU NONAGESIMO CUMPLEANOS, AURORA Opera en tres actos y un intermedio Libro de Héctor C. Quesada y Luigi Ilica. Version castellana de Angel Petitta y Josué Quesada. Miisica de HECTOR PANIZZA. Aurora HAYDEE DE ROSA Mariano MARCOS CUBAS Don Ignacio Del Puente ANGEL MATTIELLO Chiquita SUSANA ROUCO. Lavi % . JUAN ZANIN Lucas secseeees NORBERTO CARMONA Raimundo . BRUNO TOMASELLI Bonifacio JOSE NAT Estudiantes : HORACIO MASTRANGO, VIRGILIO TAVI- 1NI, OSVALDO CESARI, PINO DE VESCOVI El Obispo Orellana GUERRINO BOSCHETTI Monitor TULIO GAGLIARDO Amigas de Aurora MARTA BENEGAS, MARIA TULY Un capitan WALTER MADDALENA Un oficial HECTOR BARBIERI Un cabo GUERRINO BOSCHETTI La aceién en Cérdoba, alrededor de 1810 Director de Orquesta JUAN EMILIO MARTINI Régisseur ENRIQUE SIVIERI Director del Coro Escenografia TULIO BONI HECTOR BASALDUA ORQUESTA Y CORO ESTABLES DEL TEATRO COLON DISPOSICIONES GENERALES DE ACCESO A LA SALA En los conciertos no se permitira el acceso a la sala durante la ejécucién de las obr: Igual temperamento regira para los espectéculos liricos y coreogrificos, donde se conscatir Gnicamente durante la mutacin de escenas. ‘Una piedra encontrada er 1798 en Rosetta, en el delta del Nilo, sirvié psra descifrar los jero- plificos egipcios” (J. Pijoan, Historia del Mun- do, Tomo 1, pig. 172). UD. NO NECESITA DESCIFRAR NINGUN JEROGLIFICO PARA DISFRUTAR DE LAS MAS DIVERSAS Y ELEVADAS MANIFESTACIONES DE LA CULTURA UNIVERSAL Bs eal. | aay HISTORIA DEL ARTE Ii 7 J. PUOAN HISTORIA DEL MUNDO || J. PLOAN EL ROCOCO Y SU EPOCA . GENESIS DEL SIGLO XX EL HUMANISMO. pialaccN SALVAT EDITORES ARGENTINA, S.A. EDICIONES CORRIENTES 2777. LAVALLE 371 89-4762 31-9014 HECTOR PANIZZA Nacié en Buenos Aires el 12 de agosto de 1875. A los seis afios ini- cio sus estudios musicales bajo la direccion de su padre, Giovanni Grazioso Panizza, un notable vio- loneelista italiano que actuara en el antiguo Teatro Colon bajo la direc- cion de Nicolas Bassi A los diecisiete afios result6 ganador en un concurso organizado por el Ateneo de Buenos Aires, al que se presentara con cuatro piezas para piano. Poco después, en otro cer- tamen, obtuyo un nuevo triunfo con la “suite” orquestal “Bodas Cam- pestres”, En 1895 el Gobierno Nacional le con- cedié una beca para perfeccionar sus conocimientos en el Conservatorio de Milan, Durante su permanencia en esa célebre casa de estudios, Paniz- za tuyo como profesores a Amintore Galli, Michele Saladino, Vincenzo Fe rrone y Giuseppe Frugatta. Alli compuso una “Sonata” para violon- celo y piano, premiada mas tarde por la Sociedad del Cuarteto de Milan; un “Cuarteto” pai jas, tres cuadernos de melodias eon textos de Paul Verlaine y una cantata escénica “Il Fidanzato del Mare”, dada a conocer en Italia y representada luego en 1897 en el Teatro de la Opera de Buenos Aires, con la direccién de Edoardo Mascheroni. Durante su estada en Italia, Héctor Panizza fue comisionado por la Casa Ricordi para componer una trilogia lirica titulada “Medioevo Latino”, estrenada en Génova en 1900 y luego ofrecida en el Teatro de la Opera de Buenos Aires, con la direccion de Arturo Toscanini En 1898 se inieié como director de orquesta en el Teatro Costanzi de Roma. Sus actividades lo Mevaron Tuego, como director de dpera y conciertos, a importantes centros artisticos de Palermo, Napoles, Bolonia, Florencia, Verona, Brescia, Génova, Turin, San Remo, Niza, Bilbao, Valencia, San Sebastian, Chicago, Los Angeles, San Francisco, Rio de Janeito, Santiago de Chile, ete. Dirigié asimismo en el Teatro Real de Madrid, Gran Teatro del Liceo de Barcelona, Théatre des Champs Elysées y Opera Comique de Paris, en la Opera del Estado de Viena y en la Opera de Berlin- Charlottenburg. En el Covent Garden de Londres dirigié durante diez temporadas. En el Teatro Alla Scala de Milan secundé a Arturo Toscanini en el decenio 1921-1931, figurando entre las numerosas obras que alli concertara la primera ejecucion integral de la tetralogia wagneriana y “Elektra” de Strauss, en presencia de su ilustre autor. El Metropolitan Opera House de Nueva York lo conté en su elenco de directores desde 1934 hasta 1942, En el Teatro Colén de Buenos Aires dirigié en 1908, 1921, 1927, 1929, 1930, 1934, 1935, 1936, 1939, 1942, 1943, 1944, 1945, 1946, 1947, *1948, 1949, 1951, 1952, 1954 y 1955, Importantes estrenos y reposiciones figuraron en su repertorio de esas temporadas: “I Quatro Rusteghi” de Wolf-Ferrari; “El Zar Saltan”, de Rimsky Korsakov; “El Matrero”, de Felipe Boero; “Jovanchina”, de Mussorgsky “Lo Straniero", de Pizzetti; “Sadko” de Rimsky-Korsakov; “Ariane et Babe Bleue”, de Dukas; “Aleestes”, de Gluck, “Simén Boccanegra” de Verdi, “Svanda el Gaitero” de Weinberger; “Giulio Cesare” de Malipiero; “Castor et Pollux”, de Rameau, Macbeth”, de Verdi; “Armida” e “Ifigenia en Aulida” de Gluck, “Fedora” de Giordano “Adriana Lecouvreur” de Cilea, ete. En 1908 Panizza dio a conocer la épera “Aurora” que se representé en el transcurso de la primera temporada del Teatro Colén, En 1939 este mismo escenario brindaba el marco propicio para la primera ejecucién mundial de “Bizancio” poema musical en tres actos y cuatro cuadros, con libro de Gustavo Macchi. Entre otras composiciones tegran ademés su catdlogo las “Variaciones Sinfénicas” laureadas con el Premio Certani de Bolonia y el poema para solos, coro y orquesta “El rey y la floresta”. Su revisién del célebre “Tratado de Instrumentacién” de Héctor Berlioz, aumentado y revisado, es digna de mencién, habiendo sido enriquecida con numerosos ejemplos antiguos y modernos. ENRIQUE SIVIERI Régisseur ‘LULIO BONI Director del Coro JUAN EMILIO MARTINI Director de orquesta argentino vinculado desde los comienzos de su carrera al Teatro Colén, donde ingresé en calidad de maestro sustituto, colaborando con los més prestigioses direc- tores que le dispensaron su confianza, entre ellos: Héctor Panizza, Ferruccio Calusio, Albert Wolff, Erich Kleiber y Fritz Busch. Este ultimo lo designé para reemplazarlo en ias repre- sentaciones de “Las Bodas de Figaro”, de Mozart, en el afio 1942. Como director de orquesta ha tenido a su cargo numerosos especticulos liricos, coreograficos y conciertos sinfénicos. ‘Actué en los principales centros musicales de América Latina, y su nombre se halla constan- temente vinculado a temporadas de jerarquia en Rio de Janeiro, San Pablo, Caracas, Lima, Santiago de Chile, Montevideo, etc., al frente de clencos integrados por las mas prestigiosas figuras de la Iirica internacional. En los afios 1960 y 1961 obtuvo Ja mencién de los criticos musicales de Uruguay, al mejor director de orquesta de épera que ha actuado en el SODRE, de Montevideo. En nuestro primer coliseo ha dirigido Ja mayoria de las 6peras del repertorio italiano y, ade- mas, “Armida” y “Orfeo y Euridice”, de Gluck; “La Hora Espaiiola” y “El Nino y los sor- tilogios”, de Ravel; “Thais”, de Massenet; el estreno sudamericano de “The Rake’s Progress”, de Stravinsky; el estreno de las éperas argentinas “Zincali”, de F. Boero, y “El oro del Inca”, de H. Iglesias Villoud; los ballets “Estancia” y “Variaciones Concertantes”, de A. Ginastera; “Hamlet, de Boris Blacher; “La Dama y el Unicornio”, de J. Chailley; “Moriana’’, de R. Gareia Morillo, etc. Ha actuado al frente de todos los organismos sinfénicos del pais, dando a conocer muchas obras modernas en primera audicin. Ha dictado la catedra de repertorio en la Escuela de Opera del Teatro Colén, y ha ejercido, asimismo, la direceién artistica de nuestro primer coliseo en 1955. Actualmente es profesor titular de la Universidad Pontificia Santa Maria de los Buenos Aires. Ha sido contratado en la presente temporada Oficial del Teatro Colén para dirigir las operas “La Traviata”, de Verdi, y “Aurora”, de Panizza, y realizarA una serie de conciertos sinf6- nicos en diversos paises sudamericanos, interviniendo también en Ja temporada oficial de Gpera del SODRE, de Montevideo, y del Teatro Municinal de Rin da Tonofrn a ‘ulado al teatro lirico desde los afios de la adolescencia, Héctor Panizza se desem- como sustituto en algunas temporadas lirieas operisticas dirigidas por su padre, «i maestro Giovanni Grazioso Panizza, en escenarios italianos, Estas actividades, desarrolladas contempordneamente con sus jornadas de estudio en el Conservatorie de Milén, prosiguieron luego en el Teatro Odeén de Buenos Aires como preparador de los espectculos de una compaiiia lirica francesa. En esa oportunidad, Panizza debio asumir inesperadamente la direccién orquestal, concertando algunas operetas del re. pertorio entonces en boga. Durante su segundo periodo de estudios en Milan, compuso el esbozo lirico en un acto “Il Fidanzato del Mare”, con texto del critico y literato Romeo Carugatti, ejecu tado a principios de 1897 bajo su direccién por elementos de conjunto seleccionados entre les alumnos del Conservatorio, En la misma temporada la obra se dio a conocer en el Teatro de la Opera de Buenos Aires, dirigida por Edoardo Mascheroni, Al ano siguiente Héctor Panizza secundaba a este maestro, considerado entonces como una de las batutas mas prestigiosas de Italia, en una temporada del Teatro Costanci de Roma, donde inicié, ya profesionalmente, su carrera de director de orquesta. “Rigo. letto” y “La Forza del Destino”, de Verdi; “Le Roi de Lahore”, de Massenet, y el ora. torio de Perosi, “La Resurrezione di Lazzaro” fueron las primeras obras que dirigio. Tras este éxito inicial Negaron otras propuestas para distintos teatros de la pen‘n. sula donde el joven director se fue afianzando en el conocimiento y frecuentacién. de las mds variadas 6peras de repertorio, y en el estudio y andlisis de Jas obras de sus contempordneos: Puccini, Mascagni, Franchetti, Giordano y Cilea. A raiz de estas actuaciones Héctor Panizza se relacioné con las figuras més prominentes del ambiente artistico italiano, figurando entre ellas cantantes, directores, compositores, literatos, empresarios y editores. Giulio Ricordi le encomendé poco después la composicion de una épera en la que tendria por colaborador a Luigi Ilica, el distinguido libretista de 1. miisiees que integraban entonces Ia “joven escuela verista”. Entre los temas que le propusiera el poeta figuraba una trilogia denominada “Medioevo Latino”, motive éste que atrajo inmediatamente la atencién del compositor. La obrs, luego de su exitoso estreno en Génova, en 1900, se represent al afio siguiente en Buenos Aires con la Gireccion de Arturo Toscanini y un reparto estelar que reunia los nombres de Amelia Pinto, Giuseppe Borgatti, Mario Sanmarco y Armanda Degli Abbati. A las satisfacciones que le brindara esta segunda experiencia teatral se sumaron Jos primeros triunfos como director de dpera en el Covent Garden de Londres, donde tuvo por colaboradores a una pléyade de famosos cantantes: Enrico Caruso, Nellie Melba, Alessandro Bonci, Selma Kurz, Marcel Journet, Lina Cavalieri, Felia Litvinne, Maria Gay, Luisa Tetrazzini, John McCormack Antonio Scotti Mario Sanmarco, Giovani Zenatello, Edoardo Garbin y Vanni Marcoux, entre tantos. En ese escenario dirigié ocho temporadas consecutivas entre 1907 y 1914, volviendo afios més tarde, en 1924, Iuego de su ultima actuacion en el Auditorium de Chicago, En 1910 participo en la velada de gala para los festejos de la coronacién de Jorge V, donde compartié la di- receién del espectaculo con Hans Richter, Percy Pitt y Cleofonte Campanini. Alter- nando con sus presentaciones en Londres, Panizza dirigié también en Turin, Milan, Napoles, Génova y otros centros artisticos italianos. En 1906 el gobierno argentino le encomendé la composicién de una épera que debia representarse durante la temporada inaugural del actual Teatro Colén. El tema y el argumento le fueron suministrados por Héctor C. Quesada, y el ordenamiento teatral y Ja versificacién italiana quedaron a cargo del poeta Luigi Illica. La composicién de “Aurora” ocupé al maestro casi todo el aio 1907. La épera, dividida en tres actos y un intermedio épico, fue escrita parte en Milan y parte a orillas del Lago de Erba. La instrumentacion fue completada en Londres durante su primera temporada en el Covent Garden. “Aurora” se dio a conocer en el Teatro Colén, el 5 de septiembre de 1908, con la direc- cién del autor, en un marco escénico trazado por Pio Collivadino, Las figuras cen- trales del reparto fueron animadas por Maria Farnetti (Aurora), Esperanza Clasenti (Chiquita), Amedeo Bassi (Mariano), Titta Ruffo (Don Ignacio Del Puente), Fran- cesco Nicoletti (Lucas), Giuseppe La Puma (Raimundo), Cesare Spadoni (Bonifacio) y Mario Medosi (Lavin). El éxito que acompaié a todas las representaciones de la obra se vio coronado con la repeticién de la Cancién a la Bandera, fragmento que répidareente se convirtio en el motivo mas popular y difundido de la’ épera. Esta pa gina, de doble y fervorosa inspiracion, anos mas tarde fue adoptada por decreto oficial como cancién patriética en las escuelas primarias y secundarias de toda la Repiblica, En 1909 se ofrecieron nuevas representaciones de la obra, dirigidas por el maestro HAYDEE DE ROSA ANGEL MATIIELLO SUSANA ROUCO JUAN ZANIN BRUNO TOMASELLI JOSE NaIT GUERKINO BOSCHETTI Giuseppe Baroni, integrandose el reparto con Hariclée Darclée, Germana Grazioli, Florencio Constantino, Titta Ruffo, Giuseppe Novelli, Luigi Baldasarre, Cesare Spa- doni y Berardo Berardi. Entre las tltimas representaciones de la version original de “Aurora” en julio de 1909 y el estreno de “Bizancio”, realizado en el Teatro Colén, en 1939, median veinte afios, etapa importantisima en la trayectoria artistica de Héctor Panizza. Actuaciones en el Théatre des Champs-Elysées de Paris, las representaciones del “Orfeo” de Gluck en Brescia con el auspicio de Gabriele D’Annunzio, las temporadas cumplidas en el Metropolitan Opera House de Nueva York, y la gloriosa década consagrada al Teatro Alla Scala de Milan junto al insigne Toscanini, sefialan algunos de los momentos estelares de la carrera del gran misico argentino. La composicion de “Bizancio”, Gpera que le fuera sugerida por su padre, admirable mentor y consejero, habia sido jniciada en los aos juveniles y abandonada luego para consagrarse a la creacin de “Aurora”, En 1937, por insinuacién de Gustavo Macchi, Panizza retomé la partitura, originalmente dividida en cuatro actos, y de comin acuerdo con el libretista fue re- tocada y dispuesta en tres. La instrumentacién fue casi totalmente rehecha, por lo que puede considerarse una nueva composicion. Aceptada por el Teatro Colén, “B zancio” se dio a conocer durante la temporada 1939, dirigida por el autor con la pre- sencia en escena de Gina Cigna, Sara César, Pedro Mirassou, Alejandro De Sved, Duilio Baronti y Alessio De Paolis. La épera, editada luego por Suvini y Zerboni, de Mildn, fue representada nuevamente en 1944 en el Teatro Colén. El éxito aleanzado con el estreno de “Bizancio” animé al maestro para la revision de “Aurora”, su 6pera juvenil por la cual sentia particular carino. En 1942, luego de haber renunciado a su contrato con el Metropolitan Opera House de Nueva York, el compositor, instalado en Buenos Aires, manifesto deseos de revisar su_primitiva concepcién de “Aurora”, encarandola con vistas a una versién castellana del libreto, circunstancia ésta a la que quedaria absolutamente supeditado el intento. No dispo- niendo de ninguna partitura de la épera, ya que los materiales habian quedado en la biblioteca de su casa de Milén, el maestro cuenta en su ensayo autobiografico “Medio Siglo de Vida Musical”, como por gentil ofrecimiento de la eximia cantante y pro- fesora Elvira Colonnese pudo obtener un ejemplar de su obra. De comin acuerdo con Guido Valcarenghi, Presidente de Ricordi Americana, Panizza dispuso inmediatamente la traduccion al castellano del libreto puesto en verso italiano por Luigi Illica. La tarea fue encomendada a Angel Petitta y a Josué Quesada, hijo, este ultimo, del autor del proyecto original de la obra. La tarea de revision fue iniciada poco después en Mar del Plata. A propdsito de esta Inbor escribe el maestro: “Mucho he cambiado, mucho he modificado, cuidando no obstante, dentro de lo posible, de no quitarle aquella frescura que tenia el trabajo ‘cuando lo compuse en 1907... “La reinstrumentacion de la épera fue concluida entre Madrid y Barcelona, en momentos en que el maestro prodigaba el fruto de sus expe- riencias y de su arte ante las entusiastas audiencias espanolas que lo recibieron con particular alborozo. Incluida la obra en el repertorio del Teatro Colén para la tem~ porada 1945, fue elegida para integrar la velada conmemorativa del 9 de julio. En un mareo escénico trazado por Héctor Basaldiia, con “regie” de Josef Gielen y la direc- cin personal del autor, la 6pera se canté entonces con la participacién de Delia Rigal, Olga Chelavine, Antonio Vela, Victor Damiani, Carlos Guichandut, Renato Cesari, Carlos Giusti, Victorio Bacciato, Maria De Benedictis, Norma Palmieri, Angel Mat- tiello, Joaquin Alsina, Alvaro Bandini, Roberto Maggiolo y Carlos Feller. Una vez mas la autorizada palabra del autor fija la importancia de su labor: “En verdad que Ge la primera a la segunda version de “Aurora” hubo grandes cambios especialmente en la orquestacién, pero el haber conservado la frescura de las ideas, vestidas por tina nueva técnica mas a tono con la época, favorecié mucho al conjunto de la obra.” ‘Afios més tarde, en 1953, con la direccién de Roberto Kinsky y “regie” de Otto Erhardt, “Aurora” volvié a escucharse en el Teatro Colén, Pili Martorell, Olga Chelavine, Ra- fael Lagares, Angel Mattiello, Renato Cesari, Carlos Feller, Corrada Malfa, Matilde @’Antiocchia, Carlos Giusti, Victor De Narké, Angel Hrovatin, Duilio De Matthaeis, Ttalo Pasini, Virgilio Tavini, Enzo Esposito, Tulio Gagliardo y Mario Verazzi inte- graron el reparto de la obra, Las wltimas representaciones de “Aurora” se realizaron durante Ja temporada de 1955 y tuvieron cardcter de homenaje al maestro en opor- tunidad de su 80° aniversario. El propio autor dirigié la obra con la colaboracién es- cénica de Otto Erhardt, figurando en el reparto los nombres de Pili Martorell, Olea Chelavine, Marcos Cubas, Angel Mattiello, Ricardo Catena, Horacio Gonzalez Alisedo, Duilio De Matthaeis, Carlos Giusti, Vera Lamacek, Cristi Bary, Italo Pasini, Virgilio Tavini, Héctor Barbieri, Tulio Gagliardo, Mario Verazzi y Victor De Narké. Como MARTA BENEGAS MARIA TULY HORACIU MASTRANGO PINO DE VESCOVI WALTER MADDALENA HECTOR BARBIERI TULIO GAGLIARDO fe Qs a” eT ee en las representaciones de 1908 y 1909 la Cancién a la Bandera fue repetida a ins taneias del publico. Entre el 5 de septiembre de 1908 y el 13 de agosto de 1955, “Aurora” se ha representado dieciocho veces en el Teatro Colon: seis en la version original italiana y doce en la versién definitiva en traduccidn castellana. En la presente temporada el Teatro Colén vuelve a presentar esta opera con caracter de homenaje al ilustre compositor y director argentino, en celebracién de su 90° aniversario. EL LIBRETO Y LA MUSICA Elegido el tema de “Aurora” propuesto a Panizza por el escritor Héctor C. Quesada, el libreto Je fue confiado luego al pocta Luigi Ilica para su posterior versifieacion italiana. La ambientacién evocada por Quesada fue encarada con absoluto respeto por la realidad historica de los acontecimientos que ilustran la accién de la obra, que tiene por escenario los dias gloriosos de la gesta emancipadora: “jJovenes, saludad la Aurora! ;Ella brilla triunfal en el limpido cielo de la Patria! jSe inicia la lucha por la independencia! jEsplendorosa nace hoy la Patria!” De los personajes, patriotas o realistas siempre en constante oposicién de ideales y sentimientos, se destaca por su romdntico impulso, por su inspirada fortaleza, la uura de Mariano, quien lucha con encontradas experiencias que lo impulsan a’ en- frentarse o a decidirse por realidades igualmente firmes y poderosas: Dios, Pati Amor. Su caracterizacién se consustancia con las poéticas figuraciones de los hombres de Mayo, materializadas en la encendida y fervorosa expresividad de sus ideales, de sus suefios de libertad, La marcada oposicién entre las figuras adictas a la corona espafiola y el entusiasmo y la ardorosa fe de los patriotas de 1810, establece muy ucertadamente la atmésfera y el ritmo de la accion teatral, donde se evocan constan- temente figuras y hechos que reviven aquellos momentos hist6ricos, plenos de fervor, ansiedad y sacrificio. El nombre de la protagonista se consustancia simbdlicamente con los albores de la Patria. Su sangre, inocentemente derramada por la causa del Amor, es en cambio dolorosa realidad. Entre las diversas figuras accesorias que ambientan la trama se cuenta la de Boni- facio, el hermano lego que sucumbe fie] a su juramento de servir la causa sacrosanta; la del patriota Lucas, exaltado y vibrante, y los estudiantes y novicios del convento animados por idéntico fervor. Nombres de trascendencia historica son mencionados a lo largo de la accin: Liniers, Giiemes y sus gauchos patriotas, ademas de la figura sefiera del obispo Orellana, que recuerda al pueblo que “la hora es solemne y re- ligiosa”. Simbolo y realidad, libertad y opresién fluctdan constantemente a través de los tres actos de la accién escénica ideada por Héctor C, Quesada, politico e intelectual de multiple actividad, que escribiera para actrices tan destacadas como Tina Di Lorenzo y Angelina Pagano. “Su incorporacién al teatro argentino —escribe Tito Livio Foppa— significd para los intérpretes autéctonos la revelacion de su extraordinaria ductilidad. Quesada no fue, en esencia, un hombre de teatro, pero su mundanidad, se- fiorfo y cultura contribuyeron a rubricar el prestigio de esa fuerza que ascendia con el impulso vigoroso de todos los que pusieron lo mejor de si mismos para alcanzar Ja mayor altura.” La traduccion castellana realizada para la versién en 1945, mantiene en sus linea- mientos generales el cardcter de evocacién, la expresividad y ambientacion de la poé- tica de entonces. El espiritu que alentaba en el trabajo inicial de Héctor C. Quesada, mantiene su vigencia, confiriendo a la obra auténtico sabor de tiempo y de lugar. Héctor Panizza, al encarar con juyenil impulso y ferviente inspiracion la partitura de “Aurora”, la doté de una atmésfera de épica trascendencia, Sintid los aconteci- mientos con fervor y los expresé con sinceridad ejemplar. No realizé un trabajo de cardcter folklérico, expresandose, en cambio, a través de un lenguaje de amplia vi bracién y clocuente dramatismo. El mismo compositor expone en su autobiografia los ideales estéticos que lo levaron a la creacién de esta Opera. La sinceridad de los medios expresivos puestos en juego por el afamado artista argentino, su vasta cultura musical, su amplitud de conceptos y la importantisima y constante frecuentacién de las mas disimiles partituras liricas y sinfonicas que integraron su vasto y ecléctico repertorio, lo capacitaban ya en forma rotunda y decisiva, para abordar en 1942 la area de reinstrumentar la primitiva partitura de 1907, enriqueciéndola con las va- -_liosas experiencias que a través de los afios fortalecieran su talento y su estro creador. La gran expansion vocal, que entronca con los modelos en boga en los dias de la composicion de “Aurora” y la reconocida generosidad de las voces, con las cuales se contaba entonces para este tipo de realizaciones, influyeron poderosamente en el tratamiento expresivo de la partitura, La fluidez y espontaneidad de las ideas melédicas, | | \ constantemente subordinadas a un auténtico sentido teatral, predominan en esta 6pera, donde el aspecto vocal ha sido encarado en absoluta concordancia con la faz emotiva o dramitica de los personajes, El primer acto es un amplio fresco de animacién colectiva, donde se enfrentan con audacia y valentia sentimientos y deberes: la Patria naciente a la cual se vinculan pueblo, novicios y escolasticos y la dureza inflexible de los realistas que, ain después de los’ gloriosos dias de mayo resisten en el interior. La primera escena presenta a novicios y estudiantes en alborozado y juvenil ajetreo disponiendo el ordenamiento de la biblioteca, Sus reflexiones y conceptos anticipan ya el marco de Jos acontecimien- tos que, a través de la poética escena de Bonifacio y del primer aria de Mariano, se van perfilando hacia una culminacion dramatico-expresiva de honda resonancia. La voz mis- teriosa que implora desde la capilla vecina, la profunda sugestion que ella provoca en los exaltados sentimientos de Mariano y la firmeza y conviccion de sus acentos, preceden a la dramatica escena popular con la irrupcién de los realistas y del pueblo en el sagrado recinto. Tras los fervorosos acentos del “Veni Creator”, Don Ignacio Del Puente enfrenta la realidad de la situacién: {No mas convento! ;Cuartel es éste! iNo mas casa de Dios! ;Del Rey ahora! ;No cruz! ;Espada!” La presencia de Aurora trastorna los sentimientos de Mariano, quien expresa su inguietud y su desaliento en un aria de amplia vibracion humana, cerrandose el acto con la emotiva revelacién de la muerte de Bonifacio y las vigorosas frases finales donde todos unidos juran vengar la sangre del inocente. La primera escena del segundo acto presenta, en franca oposicién, Ia diversidad de sentimientos que alientan en Aurora y en su doncella. La bulliciosa presencia de las amigas, un momento coral de evocativa animacién, es interrumpida por la Hegada de los patriotas. La valiente exposicion de Lucas y la fervorosa imploracién de Mariano adquieren aqui elocuente fuerza dramatica. El aria de Aurora, desolada y nostalgica, plena de inquietud y recelo, es seguida por su gran diio con Mariano, Intensa lucha emocional embarga al joven revolucionario, quien atin se debate entre el amor y el deber, entre el presente y el porvenir. Aurora, conmovida, lucha también con los mis- mos sentimientos, con angustiosa soledad, mientras a través de la fronda se insinia, dulce y cristalino, el canto de un ruisenor. El vigoroso intermedio épico, que precede al acto final, evoca la marcha victoriosa de los patriotas secundados por los heroicos gauchos de Gtiemes. Acentos marciales, voces de aliento, reinen en solemne vivac a Mariano y a sus companeros de armas. Nobles y serenos, majestuosamente inspirados, los ecos de la Cancién a la Bandera, estrofas que todos los argentinos hemos entonado alguna vez, se expanden aureolados por un vibrante mensaje de fe y libertad. E] acto final, muy intenso en su desarrollo dramitico, se inicia con un breve e incisivo diélogo entre Don Ignacio y su emisario Lavin, donde se hace mencidn al fusilamien- to de Liniers. Como oposicion se presenta ahora Ja vivaz y chispeante escena de Chi- quita, que juzgando a su manera y conveniencia la marcha de los acontecimientos, da rienda sueita a sus desaprensivas convicciones. Luego, la inesperada presencia de Mariano, descubierto por los centinelas, y los ruegos de Aurora, preparan el intenso monélogo de Don Ignacio Del Puente, quien enfrenta la realidad de la situacién en su dualidad de padre y gobernante. Ios draméticos acontecimientos, tras el interro- gatorio y la condena, se resuelven en el arrollador dinamismo del ultimo didlogo de los enamorados, rubricandose la accion con la muerte de Aurora, a la vez profética y simbolica alborada de Patria, JUAN ANDRES SALA AURORA (Argumento) ACTO PRIMERO: Biblioteca Votiva del Convento de la Compania de Jesiis en Cér- doba, que comunica con 1a capilla de la Virgen de los Dolores y con la sacri El novicio Raimundo, tres estudiantes y un profeso estén clasificando libros, operacion que ha sido convertida en un juego. Llega Bonifacio, el hermano lego, con un cesto de flores para la Virgen, que s6lo quiere entregar al novicio Mariano, por quien Teese siente gran afecto y respeto. Al retirarse Bonifacio, dos estudiantes se encargan de observar si alguien se acerca, buscando los dems afanosamente un mensaje que se halla oculto entre las flores, El mensaje habla de patria y libertad, sefialando ademas que las puertas del convento sean abiertas al pueblo y se le entreguen las armas que Liniers ocult6 alli, para hacer del monasterio una fortaleza en caso necesario, Los iévenes vacilan entre el deber moral y el espiritual; no saben como conseguir las llaves para sacar las municiones y se sienten desanimados, Mariano reacciona y les pide que estén todos listos para esa noche. Dice a Raimundo que le envie a Boni- facio y éste sale en su busca. Mariano dispone todo para impresionar el animo del hermano lego y utilizarlo para su plan. Bonifacio, ante el altar en que han sido depositadas las flores, jura seguir a Mariano en el aspero camino. Al retirarse Bo- nifacio, Mariano queda preocupado; la duda y el remordimiento lo confunden. De pronto, desde la iglesia, oye una voz femenina que implora; la dulzura de sus acentos impresiona a Mariano, quien poco a poco, atraido por los mismos, une su voz a ellos para invocar a la Virgen, Afuera, en la plaza, resuenan redobles de tambores y gritos de la muchedumbre que luego irrumpe en la iglesia, En la biblioteca se congregan clérigos, monitores, estudiantes y censores. Todos revelan curiosidad, En el templo, Don Ignacio Del Puente, Teniente Gobernador del Bjército Realisia en Cordoba, ha convocado al pueblo en asamblea. El obispo Orellana invoca a Dios. Don Ignacio anuncia que la rebelién sera ahogada en sangre y pide al pueblo de Cordoba que le siga en nombre de Dios y del Rey. Le contesta un estruendoso jViva la Patria!... La confusién va en aumento; los gritos de jViva el Rey!... son contestados con vivas a la patria. Oyense lamentos, imprecaciones, rumor de armas. Se abre la puerta que comunica con la iglesia y entra Lavin, intermediario entre las fuerzas de Cisneros y el comando de los realistas en Cordoba. Sostenida por su padre. Don Ignacio Del Puen- te, entra Aurora, acompaiiada por Chiquita, su criada. Mariano, al enterarse de que Aurora es hija de Don Ignacio, queda profundmente consternado. Todos se van reti- rando, Don Ignacio exige el paso por el interior del convento e imparte las ordenes para que el monasterio sea convertido en fortaleza. La escena queda sola, cubierta por las sombras de la noche, Una campana tafe melancélicamente el “Angelus”. A lo lejos se oye el alerta de los centinelas. En la obscuridad se divisa ahora una som- bra; es Mariano que vuelve, agitado por los acontecimientos que preparé con tanto entusiasmo y fervor; se siente perplejo, casi arrepentido: Amor... Dios... Patria Entra Raimundo, quien trae las laves del convento y anuncia que se han apoderado de las armas y municiones ocultas en el mismo por los soldados realistas. Mariano abre la puerta de la biblioteca al pueblo, que penetra en silencio. El patriota Lucas pide las armas y las distribuye con la consigna: jPatria o Muerte!... Vuelve Rai- mundo con los ojos llenos de lagrimas: Bonifacio ha sido sorprendido y condenado 2 muerte, Se oye un triste redoble de tambores y poco después una descarga de fusiles Lucas saluda y exclama: “Humilde héroe, te vengaremos, jPor nuestra Patria toda nuestra sangre!” ACTO SEGUNDO: En la residencia de Don Ignacio Del Puente. Aurora lee, pero su espiritu esté inquieto y su mente alejada de la lectura; Chiquita charla alegremente, mientras corta flores, ambas entregadas a sus sentimientos y ajenas a la gravedad de los hechos. Se oye un murmullo desde el camino que conduce 2 la ciudad; son las amigas de Aurora que vienen a visitarla, Las ninas comentan e indagan lo ocurrido. Poco después Ilegan las madres en su busca, inquietas por lo que pueda sucederles. Se anuncia que los patriotas piden audiencia al Teniente Gobernador ¥ madres e hijas se alejan, seguidas por Aurora y Chiquita. Llega Don Ignacio con los oficiales de su estado mayor. Aquél no oculta su enojo, su gran despecho ante esa Gelegacion que el pueblo le obliga a recibir. Precedidos por un oficial llegan Mariano, Lucas, Raimundo, burgueses y estudiantes. Las vestimentas de Mariano estan man- chadas de sangre, Lucas pide tregua para que cese la lucha inutil. Su tono y el ardor de sus palabras indignan a Don Ignacio. Interviene Mariano; sus palabras, que sur- gen del corazén, calman al Teniente Gobernador, quien aprovechando la oportunidad y la humildad de Mariano y su habito de jesuita, responde que al nuevo dia recibiran Sus noticias. Aurora ha reconocido conmovida la voz de Mariano. Don Ignacio esta satisfecho, la tregua providencial le permitira enviar sus mensajes a Liniers. Aurora, ignorando los verdaderos motivos de la tregua, agradece a su padre por haberla concedido, Don Ignacio responde que ha sido pensando en ella, por lo que senalé la hora de “la aurora”, La joven queda sola, dominada por intensa emocin. Bl rostro palido y conmovido, la voz, las palabras, el acento de Mariano, han turbado su co- raz6n, Chiquita vuelve poco después con Mariano y los deja solos. Ambos jévenes deseubren sus corazones. Mariano se siente atormentado por remordimientos, La obsesion de su idea supersticiosa lo deprime. En las ligrimas de Aurora reconoce a otra victima de su sacrilegio y la confesién de lo que cree un delito brota de su alma, Para abrir al pueblo las puertas del convento cometié un sacrilegio contra Dios, re- nego del voto sagrado que hiciera a la Virgen de los Dolores y sus flores las us6 para mensaje secreto, de su altar hizo una trampa para Bonifacio quien por su culpa hallé la muerte. Pero Mariano no esta arrepentido: lo ha hecho por la Patria. Con su confesién cree haber ofendido a Aurora y se arrodilla compungido. La joven perdona y Mariano se aleja lentamente, dejandola sumida en sus tristes pensamientos y en su Soledad. INTERMEDIO EPICO. Este intermedio exalta la Patria que nace y a los héroes que todo lo sacrificaron por ella, Los compaferos de armas saludan a Mariano que parte por encargo de Giiemes: «Morir por la Patria es heroismo... Es hermosa la muerte en holocausto a la Pa- trial!...” Mariano entona la cancién a la bandera, A su voz se unen jubilosos sus amigos y companeros de armas. oi ACTO TERCERO: Casa de campo en la que Don Ignacio ha instalado el comando general de sus tropas Llega Lavin, que ha huido de Jas prisiones de Cérdoba, con una carta para Don Ignacio y le anuncia que Liniers ha sido fusilado en Cabeza del Tigre y que su ejér- cito esta rodeado de espias y desertores. Aurora y Chiquita parecen eambiadas por los acontecimientos. Pero la transformacién de Aurora reside en su alma. La de Chiquita solo es aparente: ella ha enamorado a un oficial para enganar las horas. Don Ignacio esté inquieto por su hija y le comunica que ha resuelto enviarla a un eonvento. De repente dyense ruidos de armas y gritos de alerta. Mariano ha sido sorprendido en los alrededores y es traido ante Don Ignacio. Aurora, al reconocerlo, no puede contener un grito de dolor. Su padre comprende pero, tratando de ocultar lo que su intuicién ha descubierto, observa al prisionero a quien le parece conocer. Mariano, al ser interrogado niega las imputaciones y dice que viene de la Pampa. Mientras se llevan a Mariano, Don Ignacio observa a Aurora, El Teniente Gobernador, dominandose, finge no dar importancia a lo ocurrido y abraza carifiosamente a su hija. Chiquita y Aurora no aleanzan a comprender la terrible comedia que ha dis- puesto Don Ignacio. Lavin, que ha reconocido al prisionero, hace una sefal afirma- tiva. Don Ignacio, confirmadas sus sospechas, reclama el consejo de guerra: “Que cl prisionero sufra su suerte de espia: ;La Muerte!... La inquietud de Aurora fortalece las sospechas de su padre. Este cierra la puerta y exige de su hija la reve- lacion del nombre del prisionero. Aurora cae a los pies de su padre, quien insiste con violencia, pero tan solo obtiene por respuesta: lagrimas y sollozos. “jAntes que padre soldado!... Su nombre, su honor, su hija, hasta su corazén han puesto en juego los rebeldes. El mismo amor sirva de arma para castigo, A una orden de Don Igna- cio se dispone rapidamente el consejo de guerra. Interrogase al prisionero. Lavin reconoce en é! al ex-novicio jesuita que tomé parte en la rebelion, Mariano niega y se atrinchera en su silencio. Don Ignacio le ofrece la vida si revela el secreto. Ma- riano triunfa de la trampa que se le tendia. Mira con orgullo a sus jueces y con mayor impetu los desafia. Acepta su suerte dando un viva a la Patria y a sus héroes ictoriosos. Impresionado por estas valientes palabras, Don Ignacio exige la sentencia. FI prisionero seré fusilado como espia “a la aurora”. Poco después llega Aurora, Padre e hija se miran en silencio. Solo ella podra salvarlo si consigue hacerlo hablar. Frente a Aurora, Mariano descubre su alma con palabras sencillas: su coraz6n lo ha guiado por dos sublimes y arduos caminos, hacia un sélo fin en sus pensamientos: Patria y Amor... Ella también lo ama por el doble delito: Amor y Patria... Sollo- zando, Aurora cae en brazos de su amado, Lo sabe soberbio y altanero y esté segura de que no aceptaré la vida que le ofrece su padre. Més no moriré solo. Chiquita, que ha urdido un plan contando para ello con el oficial enamorado, facilitaré la huida de los j6venes. Sorprendidos por los centinelas, éstos disparan e hieren mortalmente a Aurora. Mariano lanza un grito desesperado al ver caer a su amada. El patio se lena de soldados. Llega Don Ignacio y al reconocer a su hija vacila, como si él también estuviera herido de muerte, Aurora moribunda implora el perdén de su padre y le pide que deje en libertad a Mariano. Es la “aurora”; Dios la enrojece con el sol en el cielo y con su sangre en la tierra, “jE cielo es Aurora y Aurora es la Patria!” TODAS LAS SEMANAS jEL MUNDO DE LA MUSICA A SU ALCANCE!... 6 WU 21 Una publicacioén excepcional, con |MUSICK Hi un disco rigido, en cada ejemplar. Aparece los viernes $ 200.— en todos los quioscos del pais. En maravilloso ‘Se sono- GoLom!

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