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Como dijo Valérie Tasso “creo que hoy en día hablar de sexo ha
dejado de ser un tabú, el verdadero tabú se ha vuelto el sexo
mismo”3 .
Hola Diana-Pornoterrorista,
Me dirijo a ti con mis preguntas por varias motivaciones:
Primero porque tus acciones pornoterroristas son a mi sentir tan
desestabilizadoras pues rompen el tabú del cual he hablado al
principio del texto: hablar de sexo no es más un tabú, hoy en día
el tabú es el sexo en sí mismo.
En segundo lugar tus acciones son carne, flujos, sexo, que
hablan de otro gran tabú que es el sentir en su forma más
visceral, tus performances son para mí como grandes banquetes
donde todos compartimos tus tripas y al devorarte nos unimos
todos en una antropofagia delirante que es como un gran ritual
catártico donde todos salimos liberados de los miedos
aprendidos hacia lo que son el deseo, las fantasías, las
perversiones.
Y tercero como practicante del squirting.
1) ¿Tú practicas el squirting? ¿Cómo lo aprendiste (si lo has
aprendido) o cómo evolucionó tu capacidad de hacerlo?
Entiendo el squirting más como una manifestación corporal y
emocional que como una práctica, se trataría más bien de la
consecuencia directa de algunas prácticas sexuales.
Mi forma de correrme es tan múltiple como lo pueden ser los
tipos de orgasmos que tengo, el squirting es una manifestación
concreta de un cierto tipo de orgasmos.
La primera vez que sucedió fue con una penetración
acompañada de estimulación en el clítoris, mientras tenía un
orgasmo clitoriano que acabó transformado en uno vaginal (es
importante decir que no sucedieron los dos al mismo tiempo).
De pronto me vi en un charco y mi compañera estaba
completamente “bañada”, y como ella no paraba, el líquido no
paraba de salir.
No es que lo haya aprendido, un día sucedió y desde entonces
he practicado diversas formas para controlarlo, dominarlo,
explotarlo y sacarle el máximo partido.
El squirting, a diferencia de la eyaculación masculina (aunque
algunos expertos tántricos hablen de “eyaculación interna” no
soy un biohombre para constatar que es o no posible), es
completamente controlable y voluntario a pesar de que también
es completamente orgánico y biológico. A través de las
biomujeres que me han interrogado acerca de la técnica para
realizarlo, yo misma he descubierto cómo funciona, y lo he
descubierto no porque sepa cómo “hacerlo” sino porque sé
cómo “evitarlo”. Es muy simple: cuando vamos a tener o
estamos teniendo un orgasmo, tanto vaginal como clitoriano, la
vagina se contrae. Incluso muchas de nosotras, apretamos
también los músculos de los glúteos, las piernas, el abdomen,
las manos, la mandíbula. Es un acto reflejo: apretar. El lugar por
donde se expulsa el líquido en una corrida está a la entrada de
la vagina, es el mismo sitio por donde sale el líquido que nos
lubrica cuando estamos cachondas. Si todos los músculos están
contraídos la cantidad de líquido que expulsamos al corrernos es
mucho menor que si están relajados. Durante un orgasmo, si lo
que queremos es conseguir que grandes cantidades de líquido
salgan a presión lo que debemos hacer es no contraer los
músculos, especialmente la vagina, y empujar, empujar como si
el orgasmo fuera un bebé al que queremos lanzar disparado
desde nuestra vagina-cañón.
Eso es, es sencillo y cualquier biomujer es capaz de hacerlo, es
sumamente placentero, más que en el aspecto físico-orgánico
(el orgasmo es exactamente el mismo en intensidad con
squirting o sin él) en el aspecto mental, político y metafórico de
las expresiones y representaciones del orgasmo femenino.
2) ¿Por qué crees que se sabe así tan poco de esta práctica
fuertemente política?
El squirting es algo que sucede más de lo que pensamos pero la
pornografía o incluso la pospornografía no lo suelen representar
y si lo hacen suele ser de forma cómica
(http://www.redtube.com/8303), no se le entrega nunca el
mismo rango que a una eyaculación masculina. De modo que
sucede pero no tiene representatividad pornográfica, y por lo
tanto no hay información, no “se sabe” acerca de lo que es, de
cómo sucede, lo que conlleva también una carencia de
reflexiones en torno al tema.
También en la intimidad es una manifestación reprimida. La
sociedad, el sistema o como quieras llamarlo no sólo reprime
hacia fuera sino también hacia dentro, nos inyecta su veneno en
las ideas que tenemos sobre nuestro propio cuerpo y las cosas
que le pasan. De hecho, esa es la estrategia básica para toda
represión: empezar por el cuerpo, el lenguaje, lo íntimo, lo
propio.
Muchas biomujeres, cuando tienen una eyaculación piensan
simplemente que se han meado. Yo misma cuando pregunté a
mi ginecóloga acerca del tema me dijo que no tenía ni idea, que
igual era orina. Luego hablando con otra ginecóloga mejor
informada me dijo que de orina nada, que se trata del líquido
que producimos para lubricar pero que expulsado con fuerza y
rapidez no tiene la misma consistencia, digamos que está a
“medio hacer”. Yo lo he metido en un bote, es transparente
tirando a blanco y deja dibujos muy exóticos en las sábanas
negras. Si fuera orina no sería así. Pero nadie nos ha hablado de
la eyaculación femenina, ni en el colegio, ni en la calle, ni en la
cama.
Y la represión también pone sus huevos en el lenguaje. Aquí en
la Europa no anglosajona ni siquiera tenemos una palabra para
designarlo y usamos la voz inglesa, que por cierto, es bastante
humillante porque ‘squirting’ viene de ‘squirt’ que quiere decir
‘chorrito’… ¿Chorrito?, que me disculpen quienes llaman así a la
eyaculación femenina, pero lo mío no es un “chorrito” ni mucho
menos, es bastante más espectacular y abundante que
cualquier eyaculación masculina. De modo que propongo
llamarlo sencillamente como lo que es, una eyaculación en toda
regla.
Se sabe poco porque se nos desinforma desde flancos muy
importantes para la construcción de nuestra sexualidad como lo
son la pornografía, el lenguaje y la anatomía científica.
2) ¿Por qué crees que se sabe así tan poco de esta práctica
fuertemente política?
Ante una nueva crisis del sistema financiero, viene seguida una
crisis económica, lo que significa que la gente deberá trabajar
más por menos, una vez más. Para eso, es necesario que la
gente tenga miedo (nuevos virus, amenazas de guerras
nucleares, Apocalipsis ecológico?) y decida que es feliz
trabajando para el enriquecimiento de la élite gobernante. Una
forma muy eficaz de propagar el miedo es metiéndose en
nuestras camas y nuestros sueños: medios de comunicación,
educación y leyes se encargan de definir qué hemos de desear y
qué no, cuál es el cuerpo que hemos de tener, qué tipo de
enfermedades hemos de padecer? Y, una vez más, el sexo es la
última frontera?