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= Savende (E7978 #puan Aindnalose 7 proyectangosa. Grito. on. pdblec, cele sobre ‘seree. terri Cacnda, 08 que no mdaoerenade, pera, 60 cualau wea sible. se. seme sobre Dagntrok. Ee’ une ache: he eslamos saber ye ‘sige 88-como un susie prant Soy 3 gease ostpinos ya viendo. sn enccomplee conc crea 6 ‘lo, sete met soho ¥ searion. raxottee manos a aus ‘ cyeranen, on te paccale exon (untae woradorew srl tomo atvatoso de develvten #19 que, eu iil, {intone fimplewfice:on. No es, come dice Verdona, et custo il fin interno Hel hombe? ©. come firms Butivel, (no €s ol him uti Bir ans cecal del au ee tence 8 oho onan G der anermmvarites. i © tise nh sero tworcos generate. G sew toro, nen Prat, ot te pe Sohne el rankereten, | Momia bis Mulwres Nobelded bescntes, Grune ¥ varies) i ‘Gun ie mini. cunosietad ret anrepslvge que pclae desta, 5k Bole a origesy de catia core. au Risto. sir> tod Joe Shas 8B cats Siacepsibles “a islaenae acercs do ina “venta! do List aatns sOS bakOves nbs scan & fmoaateh eo) gor mismo hasta esas Naices det mines, on inieda SSesibtle Bl ue tenemos pero al que ineviablomente ine a Z Flomicn Gutiern ya noe Bes bert. ‘sue (1932), de Schoedsack y Pichel ®, ee rascal Par ciao in rela eras nes esse gm rime Tug dun re sane. sus peda: de vestir, sus habitos coti- culas dei pasado. Este reflejo fenomenoldgico est4 A8,_ From Caligart to Hitler, & Psychologteat Histo gfyite German’ Flin, Benn Babson Eas: Cueva Tonk 18) Le Travat au itm, 2, en (pag. 309), ‘Vemos cémo Sioker extrapola al maximo el po- der seductor del conde suponiendo en él una va riada gama de poderes magnéticos e hipndticos que le convierten en irresistible. 1l cine también hha incidido en ello mostrando cémo clertas mui- Jetes, atrafdas por los poderosos eneantos de Dri fala, abandonan a sus maridos en la cama, para irigirse al eastillo de éste, que las esta esperando para realizar sus malvados fines. Stoker, ademas de presentar a actitud domi- nante y confiada de Drécula sabre las mujeres, hace Kincapié en el carécter sumamente pose sivo de sus relaciones con ellas; es decir, la mujer que ha tenido un eontacto con él, queda irremisi- blemente atada a su persona. La posesién de Dré- cula se manifiesta incluso a nivel biologico. Se 7, Véase, para un tratamiento jeneral del tema, el trabajo de I. Terrades: Organtzacton econdmica y pro- tecclén de ta virginided. (eRevisia Bthnieas, ne 3, Barer tone, 1972) y G.Tillion: La eondictén do ti mujer en et Grea’ meditérrdnea (Peninsula, Barcetons, 1967). 55 dirige en una ocasién a una de sus victimas eon estas palabras: «Y usted, la bienamada de todos ellos, es ahora mfa: es carne de mi carne, sangre de mi sangre, familiar de mi familia: mi prensa de vino durante cierto tiempo y mas adelante sera mi compaiera y ayudantey (pag. 399). Tales pala- bras estereotipadas nos recuerdan ciertas frases rituales que recalcan la indisolubilidad del matri- monio monégamo patriarcal. Drécula es, por otro lado, selectivo con las mu- Jeres. Tn ciertas peliculas a las campesinas, des- pués de chuparles la sangre, las deja morir. En cambio, el proceso de seduccién de una mujer de status alto es mucho més laborioso y complejo. Estas dltimas, ademas, no mueren, sino que pa- San a ser sus amantes’ permanentes. La misoginia de Stoker De Io dicho podria pensarse que el novelis presentando el estereotipo del hombre patriarcal Simbolizado por el conde Dracula, rechaza el mo- delo tradicional de las relaciones sexuales, Sin embargo, nada est més lejos de la realidad, En su relato Stoker emite continuamente juicios de va- lor sobre los representantes de los sexos. Consi- dera que hay profundas diferencias naturales y esenciales y asi, mientras prodiga sin cesar ala- banzas a los varones, denigra constantemente a las representantes del sexo femenino. iu prototipo de mujer ideal es la que de en- trada se teconoce tanto fisica como intelectual mente inferior a los hombres y se considera de- pendiente del varén en cuerpo y alma, ‘Sus herofnas se desprecian a si mismas por su condicién de mujeres y envidian aquellas capa- cidades que Stoker considera exelusivas de los hombres. La insignificancia de la mujer —nos dice el novelista— s6lo puede ser mediatizada parcial mente por la utilidad relativa que éstas puedan proporeionar a los varones. Asi, Mina aprende de Memoria todos los horarios de trenes entre dos ciudades de Inglaterra para facilitar la labor de 56 su marido que viaja con frecuencia; aprende a escribir a maquina y taquigraficamente pues: «Cuando nos casemos podré serle muy util a Jo nathan, y si puedo escribir bien en taquigr: estaré en posibilidad de escribir de esa manera todo lo que dice y Iuego copiarlo en limpio para Len la méquina’con la que también estoy prac- Heando muy duramenter (pig. 33) La sumisin y veneracion que a lo largo de la novela manifiestan las mujeres con. respecto-de Jos hombres le parece todavia débil a Stoker, quien hace que sus heroinas pronuncien frases como la siguiente: «jLos hombres son més. tolerantes (que las mujeres), benditos sean!» (pg. 131), 0 bien comentarios sobre si mismas como éste: «No puedo cvitar la tentacién de hacer una broma (a un hombre); supongo que éste es el gusto de la manzana original que todavia permanece en noso- tras» (pag. 254), y también Io que le dice una amiga a otra por carta: «Mi querida Mina, ;por Gué los hombres son tan nobles cuando nosotras, las mujeres, somos tan inmerecedoras de ellos?» (pag. 90). Opiniones y juicios como los apuntados Jalonan toda la obra y' seria prolijo enumerarlos. En dos ocasiones Stoker se desenmascara y eri. tica abiertamente al movimiento femenino de la «Nueva Mujer que suponemos seria el equivalen- te de las «Women's liby de fines del siglo pasado. Sus eriticas, feroces y despectivas, son puestas en boca de sus heroinas integradas y conservadoras, Las dulees, puras, bellas y ehcantadoras pro- tagonistas de la novela no paran de repetir que el'mas sagrado deber de toda mujer es admitir su propia insignificancia y la subotdinacién mas total y desinteresada a los hombres, sin asustarse ante ‘estas heroicas, como en el caso de Mina que considera deber del marido saerificar a su ¢3- Posa antes que consentir que ésta caiga en manos de sus enemigos. Ella misma se lo pide fervoro- samente a Jonathan dieiéndole que debe evitar su caida en poder de Drécula y seguir esta honrosa tradicion antigua, sacrificandola, La sensacién que tenemos al leer la novela es la de que Stoker desea, con todo su corazon, que las mujeres sean 87 rirlires, no s6lo por obligaién, sino por voon- ci6n. Las hembras que aceptan sin conatos de rebe- lin la triste suerte a la que estén destinadas re- ciben como premio no solo la proteccién y carifio de los whombres fuertes (expresién frecuente~ mente utilizada para designar a los varones), sino elogios tan metafisicos como los siguientes: «lla es tna de las mujeres de Dios, confeccionadas por sus propias manos para mostrarnos a los hombres ¥ a otras mujeres que existe un cielo... Tan ve- Yaz, tan dulee, tan noble, tan desinteresada, y e80, permitame decirle a usted, es mucho en esta edad tan exeéptiea y egoistay (pag. 262); y en otra, ca. sidn: «jOh! jEsa maravillosa sefiora Mina! Tiene el cerebro de ‘un hombre, de un hombre muy bien dotado, y coraz6n de mujer. Dios la formé con ‘lgin fin excelso, créame, cuando hizo una com- binacién tan buena!» (pag. $25). ‘Tan angelicales mujeres —Stoker defiende las relaciones entre hombre y mujer a nivel angeli- cal (pag. 256)— tienen tna sagrada mision: la maternidad, Mina, consolando a un desesperado, dice: «Nosotras, las mujeres, tenemos algo de ma- res que nos hace clevarnos sobre las cosas me- hos importantes cuando se invoca la maternidad; senti que aquella cabeza de hombre presa del dolor reposaba sobre mi como si fuera la del bebé que algun dia podré tener en el regaro, y le acar! cié el pelo como si se tratara de mi hijo... La mujer falica En correlacisn a este intenso puritanismo, Sto- ker manifiesta sus dudas y ansiedades referidas principalmente a la viabilidad de tales tesis con- Servadoras, Asi, al mismo tiempo que moraliza so- bre la mujer ideal explica que, incluso éstas, las mas puras y déclles, como sus heroinas Lucy y Mina, son susceptibles de convertirse en muje- res Tebeldes cuya expresién simbélica es da mu- Jer-vampirop. 58 Los hombres jamés pueden estar tranquil acerca de las miljeres y, con lamentos fergiia, tos, el novelista muestra las amenaratorse Mien clones que descubre en elles e intenta hacernos Barticipes de sus temores. Ast. «cuando recone, fimos elaramente las facelones de Tuey Westenra, rela, Pero como habia eambiago! Su duteura habla eonvrttio en na ereldad tere e ae eg gece Perma rly a vainpiresa sintetiza una serie de rasgos sus puestamente aniinaturales eon los que se-ha tac Shado siempre a las mujeres que se han vebclado gontra los imperativos que les imponian las soeie, dades patriareales Rs eontinuadora, ch ste pecto, de la tradicién representada por las Baca: fes, las Amazonas v demas regimencs rnattiarcates fn Tos que el hombre tiene idéntico status subor- nado por el de la mujer en soviedades det dencia patrifocal. Con todo, con quien encontr tos tin mayor numero de similitades es con Ia figura de ia bruja medicval®. Moderns studios re brujeria de: pueblos primitives actuales pox hen de relieve cl heeno de que: los movinienkos dee ewa de bruja, y la eupuesta proliferacon de las mismas, se dan’ en epocas de cambio. socal gn l que las mujeres consiguen algunos nuevos derechos, que son vistox pot los varones, cone: siente o inconsefentemente, como una amend a fu propia sewuridad y stats privilesiado® Sean Ja feminista va Figues, el individuo que domina 4 las mujeres sélo puede admitir otta epcion: ser ddominado por ellas Para evitar esta segunda Gis yuntiva los” varones organizan ‘movirsiontes, de 5, Atcunangs sau aguas es cote . sau ara en or ne vo se hao ng hr eee eae nak oslo bl'eatntMpcamne ae fe ce eee Sl Pa loos Spor ete aS haa tn coimete otee iw SU nd ors 59 2a de bruas™ nels eta pla una ida De pee ae eas aera ee rea Fee ee eee eae ae Pee Pes is hcamentos cers Se ee eras ele pl earl ar eae Te re el iatuant ces aati ince at ine tuase ee ee ee eee SE ee at da eh ace bg deen Pe ee ata te Licteeeer ert mane ee Se ee epi cl abet Se Tra bette aia: eee dae uatgates emer ere ee Se etree eg ot eunaaione sa a ee oes lias anata SEE en at Peis dnp au serdar rm Buea acids de forma similar. Se apodera del Cee ee oates Fe ee oat maatoes ered \élago. a tistical al Fe ah Bear eee me Cae Ae eared (iy Seepage Sate Weare rene iene te ene ie a asus 1 ete Serengeti ie, z He ce into de’S. Gelubers ieulndo: Le tee tapers uiache ieee wera, tae fe 60 La conversién se reelizaba mediante un ritual, Veamos uno de los riwales de inieacion en ate casoun pacto de sangre— que utiliza Drécula con Mina Harker: elintonces' se abrié la caniea ¥ con sus largas y agudas tas se abri6 une vena en el peeho. Cuando la sangre coment6 4 brotas, tomé this manos en una de las suyas, me las ape: 16 con firmeza, y con sti mano libre, me agerts or el cuello y'nte obligé'« apoyar miboca enna Su herida de "tal modo que 0 bien me ahogaba @ estaba obligada a tragat.. {Oh, Dios mnfot’ zoue he hecho para merecer un destino semejanteryo ue he Infentado.permanecer en el camino reco todos los dias de mi vida?» (pag, 590), Estas tlie mas y apesadumbradas exclamnaciones indlean de los eontactas de la personificacton del mal con ana mujer pueden convertir a. ésta ‘en colsboradora Suya aun contra st voluntad, Wsta tragies ea Gel destino ineluetabie es comin tanto & las bras como alas vampitesas: {Cuales.son los rasgos distintivos de Ta brufa o Ja vampitesa? Ya en los relatos tities ants bservainos que se considera a la mujer espa, mente eligrose en el temena sexuah ruta de tina larga tradion oceidental, la sexuatidad de Ta mujer ha sido vista eomo algo cantinaturaly e la mujer ideal es, por consiguiente, aquélle qué fo manifiesia.ningain apetito en ‘este terreno Como. contraposicion, la "vampitesa etspreca ts pullsiones erdtieas sin inhibiciones. Desplcga. ae, Inds, on el terreno del sexo, una variads kava de atractivos:destinaios a hacerse on la iniiae tiva de la Seduceisn, reservacis, tradicionalmente, al varén. Tos parraios siguicnies son seminicat too al respecta «Su respiracton, (de la Semone 5a) se volvi6 estertdren, abri6 la boca. Sbrie tos Ojos die una manera vaga, sondmbula, coms consclente, reflejando al tismo Uerps veuteded ¥ dueza y dijo en una vor save y velupteoes ta ammo yo munca Ta habia eseuchalo en see labios: Arthur! jOh, miamor, estoy tan telis de ae hhayas venido!” jBésame! (pa 225) La misma’ mujer vampire, en. el cementerio «No obstante la figura’ (Lucy) siguié avansando a1 con movimientos suaves y graciosos —Ven a mi Arthur— dijo—. Deja a todos los demas y ven a mi, Mis bravos tienen hambre de ti. Ven, y po- Gremos quedarnos juntos. ;Ven, esposo mio, ven!» (pag. 293). ahs ‘La reaceién masculina a tales insinuaciones no puede ser més clara, En el primer caso leemos: Arthur se_inclind ansicsamente para besarla, ‘pero en este mismo instante Van Helsing...2 (bag. 225). In la escena del cementerio la rea clén de Arthur —el novio— nos deja todavia mas perplejos. Este, no solo sabe que su ex-novia (Ia vampitesa) ha muerto, sino que acaba de ver a la misma chupando glotonamente la sangre de una tierna etlatura. Con. todo, obedece ciegamente sus indicaciones pues chabia algo diabélicamente dulee en el tono de su voz... y Arthur parecia estar bajo el influjo de un hechizo; aparté las manos de st Fostro y abrié los brazos, Lucy. cipit6 hacia ellos, pero Van Helsing avanvé (pag. 299), ‘Para Stoker, la vampiresa —Ia acepeién comin que se da a este término no es muy distinta de la suya— ¢s el prototipo de mujer carnal, voluptuo- sa, tentadora y ninfomana. El novelista, al igual Gu fantos mofalistas, nos pone en guardia asegu- rando que tal tipo de mujer es sumamente peli- rosa pues el varn, a pesar de todas las racionali- faciones que se haya autoimpuesto al respecto, esta indefenso frente a las Insinuaciones placente- ras e inremisiblemente perdido frente a las tenta- clones carnales Otra de las creencias medievales populares so- bre la brujeria también es recogida por Stoker. Es aquella referida a las supuestas précticas lice clos orglasteas que las brujas organizaban en sus sabbaths y aquelarres "Isa ellos copulaban Poainecte tn GL aebis o shy animales ar viados por aquel, Tampoco Tas vampifesas Tehuyen Ja orgia sexual. Eneontramos en ¢l diario de Jo- ‘athan: «iin la luz de la luna al lado opuesto 11, La pibliogratia sobre brujerfa, ser Indicada con ‘extensién al referimnes al personaje de la bruja en com- 62 donde yo me encontraba estaban tres j6venes mu jeres, mejor dicho tres damas, debido a su vestido Ya su porte... Se me acerearon y me miraron por uun tiempo y entonces comenzaron a murmurat entre ellas, Bos eran de pelo oscuro y tenlan altas nariees aguilefias, como el conde, y grandes ¥ pe netrantes ojos negros que easi parecian ser Tojos contrastando con la pilida luna amarilla. La ota era rubia; inereiblemente rubia con grandes me chones de dorado pelo ondulado y ojos como pal dos zafiros... las tres tentan dlentes blancos, bri antes, que refulgian como perlas contra el’ rubi de sus’ labios voluptuosos... sentt en mi corazon un deseo malévolo, lameante, de que me besa. ran con esos labios rojas. »Murmuraron entre sy éntonces las tres rieron con una risa argentina, musical, pero tan, dura como si su sonido jamas hublese pasado a taves de la suavidad de unos labios humanos.. La mu, jer rubia sacudié eoquetamente la cabeva, y las otras dos insistieron en ella. Una dijo: ;Adelan- te! Ta vas primero y nosotras. te seguimos tuyo es el derecho de comenzar. La otra agregs Es joven y fuerte, Hay besos para todas (pas Otro rasgo con que se adorna a la mujer félle os su falta de uinstinto maternal», supuesto, trade cionalmente, como algo connatural de toda muser tipica y tinico fin valido de la sexualidad Teme. nina. itn el extremo opuesto de las expectativas relativas a la maternidad, la vampireda es. tne devoradora de nifios, una ogresa malvada, que on sus afilados colmillos les chupa la sangre, Veamos los preparativos de uno de sus festines cantbales: e/¢ que no vamos a tener nada hoy por la noche? —preguntd una de ellas (a Dede Ja), con una sonrisa eontenida, mientras senalaba hacia una bolsa que et habia tirado sobre el stele Y que se movia como si hubjese algo vivo alli Por toda respuesta, él hizo un movimiento le eabera Una de las mujeres salto hacia delante y abrié la bolsa. Si'mis oldos no me enganaron se escuché un suspiro y un Tloriqueo como el de tn nino de pecho, Las mujeres Todearon la Dolsa mientras 63 yo permanecia petrificado de miedo» (pag. 64); 0 Yambien el trato inhumano que reciben las criatu- ras: ¢Al mirar, sus ojos brillaban con un resplan- dor demoniaco y el rostro se arrugé en una son- tisa voluptuosa, jOh, Dios mio, cémo me estre- meef al ver aquella sonrisa! Con un movimiento descuidado como una diablesa lena de perversi- dad arrojé al suelo al nitio que hasta entonces habfa tenido en los brazos y permaneci6 grufiendo sobre la criatura como un perro hambriento al lado de un hueso...» (pag. 293). {Qué deben hacer los varones para dominar a tan peligrosas mujeres? Perseguirlas y extermi- narlas, nos contesia el novelista. De igual modo que la destruecion de la bruja medieval se reali- aba de forma ritual, también se sigue todo un ce- remonial de tipo magico para aniquilar a las vam- piresas, (Qué es lo que se intenta destruir? Bajo fi simbolizacién de 1a mujer vampiro, a nuestro entender se esconde una idea mucho més genera- lizada, es decir, puesto que la vampiresa represen- tg el dominio sexual de la mujer sobre el hombre, destruyendola a ella se destruye igualmente dicho dominio. Creemos adivinar en la forma de exter- minio un acto que podriamos llamar de «violacién rituals. Veamnos el siguiente texto que recoge las instruciones de Van Helsing (el mas anciano y docto del grupo de perseguidores de Drécula) ‘Arthur y las posteriores actuaciones de éste para climina? a una vampiresa: «Un momento de valor ¥ todo habrd conclitido. Debe traspasar su cuerpo Zon esta estaca, Serd una prueba terrible, no pien- se otra cosa; pero solo durara un instante y, a eontinuacion, la alegria que sentiré sera mucho mayor que el dolor que esa aceién le produzea... pero no debe fallar una vez ha comenzado a hacer- Io. piense solamente que todos nosotros, sus me- jores amigos, estaremos a su alrededor sin cesar de orar por usted... El objeto (la vampiresa) que se encontraba en ei féretro se retorcié y un grito espeluznante y horrible salié de entre sus labios rojos entreabiertos. I] cuerpo se sacudi6, se es- tremecid, y se retorcié, con movimientos salva- jes... pero Arthur no vacilé un momento, pare- 64 cia una ropresentacién del dios escandinavo Thor, mientras su brazo firme subla y bajaba sin des~ canso haciendo que penetrara cada vez més la pia dosa estaca, al tiempo que la sangre del corazén destrozado salia con fuerza y se esparcia en torno a su herida... Paulatinamente fue disminuyendo el temblor y también los movimientos bruscos del cuerpo, los dientes parecieron morder y el rostro temblaba, Finalmente, el cadaver permanecié in- movil, Ja terrible obra habia concluidoy (pdgi- nas, 299-300). EL hecho de «introducir una piadosa estaca en el cuerpo de una mujer, los términos de «subir y bajar» ritmicamente, asi como las sacudidas y esiremecimientos que aparecen en el texto son, dentro de la ortodoxia freudiana, eoneeptos qué refieren a la ejecucién del coito. Por otra parte geabe una mejor alegoria por parte de Stoker? cual es Ia-mejor manera de «integrar en uns sociedad patriareal a una mujer que no acepta Jos postulados de la misma? Demostrarle de una vor por todas que el varén es superior a ella, y esto, a un nivel brutal y primario, es decir, vio- Yandola. ‘De igual manera que el inquisidor medieval con- sideraba la hoguera como purificadora y catarti a, también para Stoker la violacién ritual hace desaparecer toda la primitiva maldad de la mujer, considerando, pues, justificados todos los sufi mientos y torturas salvajes que se infringen a los cuerpos para salvar a las almas, Stoker, dentro de la misma linea de los inquisi dores, después de la ejecuclén exclama gozosa- mente: «alli en el atatid, no reposaba ya la cosa espantosa que habfamos odiado tanto, de la que considerabamos como un privilegio su des- truccién y que se la confiamos a la persona mas apta para ella, sino Lucy, tal y como la habiamos eonockio en vida, con ‘su rostro de inigualable dulaura y purezay (pag. 300). ¥ un poco més ade~ lante y siguiendo Ja tradicional concepeién dualis- ta del cosmos y del ser humano dice: «Sentimos todos que la calma que resplandecia como la luz de, so] sobre el réstro y el cuerpo de la muerta, 65 era sélo_ un simbold terrenal de In tranquilidad de que disfrutaria durante toda la eternidads. Drécula y el asesinato del padre Segtin uma conocida hipétesis de Freud, todo in- dividuo experimenta, ya desde su infancia, senti- mientos ambivalentes hacia sus progenitores, La expresidn mis clara de esta ambivaiencia se tra- duce en el llamado complejo de dipo, seatin el. cual todo nino considera rival al progenitor del mismo sexo y dirige sus tendencias incestuosas hacia el de sexo contrario. Freud, en Totem y Tabu, desarrolla una hips- {esis explicativa del origen’ social histérico de dicho conflicto ®, Bassndose en la familia ciclopea primitiva postulada por Darwin y Atkinson cons- truye una teorfa que, aunque eriticada demoledo- ramente por ciertos’cientificos, sociales, es, a nuestro entender, una muestra de la profunda in- tufeién psieol6giea de Freud. Dejando aparte su verificacién objetiva, continita siendo sentida, sub- Jetiva y vivencialmente, no s6lo por ciertos’ neu- roticos, sino por muchos de aquellos que han vivi- do en tina estructura familiar basada en una dura autoridad paterna. Freud supone la existencia de um macho pol no, jefe de la familia, con un iimitado poder sobre todas las mujeres del grupo, asi como sobre sus hijos, a los que mantiene en un status totalmente Gependienie y dominado, Estos le admiran y le odian simultdneamente. nvidian, primordialien- te, su poder y capacidad sexual, de la que ellos, mismos se ven exeluidos, por temor a provocar los celos 0 reprosalias del patriarea, La comin debi- lidad de todos los individuos jévenes hace que se 12, 8. Freud, Totem y Tab (Alianza Rditorial, Ma- arid, 197), 12 Vease principalmente: Kroeber: Totem and Ta- 209. Au Bitmologie Peychoanatisis, (American ‘Anthto- Dologist, vol.'22, 1820) ¥ tambien Th, Malinowski: Bete ‘ios de peieotegia primitiva (Daidés, Buenos Altes, 1963). 66, alfen y planeen el asesinato del tirano al que pos- teriormente sacrifiean ritualmente. La’ expresion fimbolica el asesinato del padre por parte del hijo 0 de los hijos puede rastrearse a lavés de tna gran cantidad de mitos occidentales! La - Valldad_paterno-ilial y el tema del parricidio To heontramos ya en la mitotogia sriesa areaica, Lo fnieia Urano desterrando a sus hijos, los titanes que amenazaban su poder. Uno de ellos, Cronos, fasira ast padre ¥ Io destierra, con sus. propios hermanos, los Cictapes, a1 Tartaro. Cronos devora asus jos, exeeplo a Zeus, que consigtue eseapar ¥, despuce de vencer a su padre, le obliga a vomni- igera'los devorades para terminar castrandolo, bol tema del parviekdio, con innumerables va- rlantes, Io encontramos también a nivel de mitolo- a popular. Solo para eltar la més eonocida: ‘un dragon (representacion deformada dela figura del padre. segan los psicoanalistas), rapta 0 devora Gmantiene. relaciones endtiens) con laa donesles {figuras sorolates y.maternales);" et vencido ¥ mento. (expresion de la rivalidad paterno‘ilia) por un joven hetoe (el hijo que aepiea a ocupar el Seauus de su padte) quien, ademas, so easa con la doncella, (consumacion de los deseos incestuo- soo, ‘Apuntemos la hipétesis de que el mito de Dr cua’ ede ser entendido en ta misma direecign: TEL personaje del eonde Drdcula retin tas prin- cipales caracteristicas que Freud atribuye al. pac trlarea de la horda primitiva, Los dos son pode- rosos y\ su autoridad es indiscutible. 1 poder puesto que nos movemos dentro de wna sottedad primitiva, se centra principalmente en la fuerza nica y la magia. Leemos en ia novela: ‘lise vam piro gue se enctentra entre nosotros es tan fuerte personalmente como veinte hombres: Uene una 1k Ages an ade perience oe Oto: Ranken au titre 1 mito det naclmlenio det Héroe género. Para una informacion global de esta tematica 67 inteligencia més aguda que los mortales, puesto que ha ido creeiendo a través de los tiempos; Pose todavia la ayuda de la nigromancia... (pie gina 328). La omnipotencia del macho jefe de la familia ciclopea se deja sentir sobre las hembras que componen el grupo familiar, de quienes vigila los m4s_minimos movimientos, principalmente los referidos a los poteneiales tratos sexuales de éstas con los machos mas jévenes del grupo. Drécula aettia de forma parecida. Cuando en su castillo. descubre a las tres vampiresas intentando sedi cir al joven Jonathan, su reaccién es la propia de un ataque de celos. Veamos lo que dice Jo- nathan al respecto: «...entonces (la_vampiresa) hizo una pausa y pude escuchar el agitado sonido de su lengua...’y pude sentir el caliente aliento Sobre mi cuello... cerré mis ojos en un languido éxtasis y esperé; esperé con el coraz6n latiéndo- me fuertemente.’Pero en ese instante, otra sensa- ein me recorrié tan répida como un relampago. Pui consciente de la presencia del Conde y de su existencia como envuelto en una tormenta de furia. Al abrirse mis ojos involuntariamente, vi su fuerte mano sujetando el delicado cuello de la mujer rubia, y con el poder de un arrastréndola hacia atras, con sus ojos azules transformados por la furla, los dientes blancos aprelados por la ira y sus pilidas mejillas ence didas por la pasién.:. ;Cémo se atreve cualquie- ra de vosotras a tocarlo? ;Cémo os atrevéis a poner vuestros ojos sobre é1 cuando yo os lo he prohibido? jAtrés, os digo a todas! {ste hom- bre me pertenece! Cuidaos de meteros con él o tendréis que véroslas conmigo...» (pag. 64). ‘Los celos del macho, obviainentc, aumentan cuando envejece, lo que’ representa que su capa- cidad sexual va ‘decreciendo. Su menor potencia se traduce en la insatisfaccion erética de las mujeres, que intentan compensar la deficiencia con la compafia de hombres mas jévenes y fuer- tes. Después de la escena de celos eitada Ieemos: «La muchacha rubia, con una risa de coqueter! rival, se volvié para responderle: Ti mismo ja- 68 més has amado jti nunca amas! Al ofr esto las otras mujeres le hicieron eco... Entonces el Conde se volvi6 después de mirar aientamente mi cara y dijo en un suave susurro: —St, yo tambien Duedo amar, vosotras, mists Jo sabéls por el pax sad, gNo es asi?» (pig: 6), Bs decir, trente a las acusaciones que se le imputan relativas 2 su in- competencia fisica, el macho despreciado saca a relueir el pasado ¥ los etiempos mejores» y con ello justifica sus dderechos adquiridos» sobre las mujeres en cuestién, La posesién de un gran niimero de mujeres es un signo de prestigio y de status elevado en mu- chas sociedades pairiareales *. Drécula no es una excepcion a tal regla, Se vanagloria frente a sus perseguidores diciéndoles: «Las mujeres que to- os ustedes aman son mias, y por medio de ellas, ustedes_y muchos otros me perteneceran tam: bien... Con una careajada lena de desprecio pasd répidamente por la puerta...» (pag. 426). El macho viejo (el conde en nuestro caso) juega con la dependencia de los varones jévenes, pues, dominando a las mujeres, sabe que mantiene a éstos en una constante frustracién, que origina- riamente se basa en la ansiedad sentida por los hhijos hacia las mujeres del padre. Bn el caso de Dracula la frustracién es toda- via mas grave, pues no s6lo domina o roba a las mujeres de sus perseguidores (figuras filiales) sino que frente al papel sumiso que las hembras adop- tan con él, son rebeldes, como hemos visto antes, a Jas imposiciones patriarcales a las que los ma- chos jévenes ereen tener derecho, por cuanto in- conscientemente se identifican con los comporta- mientos del padre. {Cul es, segtin Freud, la postura adoptada por los hijos frente a una figura paterna tan cruel y frustante? La decisién de unirse conjuntamente 16. Lag sociedades Grabes son un ejemplo tipico al reqpecto. Los aspectos de ‘prestigio relacionados con i linia. Yomas coneretaente con la pesesion de un Rarén por parte del.varon han sido estudladas por mu: chos antropélogos ¥ 42 bibliografia es amplia, pot To que hho ereemos preeisd eitarla, 69

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