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Dos perros, pinscher miniatura, perros falderos, perros cancheros, dos perros
de balcn; excitados cmo sus ancestros lobos; perros diminutos, miniaturas
de pinscher, perros desesperados, corren de un lado a otro :
intentan
atrapar
a una
perdiz.
Perdiz incauta, perdiz temeraria, perdiz perdida, perdiz- ni ah. Por medio de
la terraza entra, cruza a la frontera hacia adentro del departamento; al rato es
presentida por los olfatos: Rpidamente arrinconada, perro de balcn a la
izquierda, perro diminuto a la derecha; ladran, casi caninos, dos lobos en
miniatura; la incauta pega un volantazo, logra meterse en un rincn; deja
caer algunas plumas, se atrinchera atrs del sof; gruen los miniatura, se
escabulle por debajo de la cortina la temeraria, se enfurecen los falderos con
la sombra que aletea y hace guardia frente a la ventana cerrada.
La perdiz toma el agua de un vaso en remojo, los mira de costado, por sobre
las plumas, y por un segundo. Ultrajados los de la trinchera, arman juntos la
guardia de la izquierda y de la derecha, y van perdiendo la inocencia de
falderos, con la perdiz que no se deja atrapar; y acaso no se rinden.
Entonces se paran apoyados sobre los cuartos traseros, suben y bajan dando
saltitos; vanos intentos de catapultarse hacia arriba, de lanzarse como un
cohete; y las manitos, frenticas, al aire, agitan de arriba abajo; rascando a
una puerta giratoria invisible, que los apartan del manjar, y de muchas otras
cosas:
en el piso,
con el balanceado:
sobras del almuerzo.
Sin ms el destino les friega por el hocico el tener un collar de pelos, ser esa
anatoma y en fin - la perdiz ah- a menos de un metro pero en las alturas; se
sientan los falderos, para luego volver a agitarse otra vez, de un lado al otro,
marchan sobre la cermica. La ni ah sigue concentrada en la excursin,
encuentra una semilla de zapallo, intenta partirla y, luego desiste: entera la
traga y adentro; Ya sin consuelo, rechiflan los de balcn, ruegan a la perdiz
que baje: En nombre de la decencia de casi caninos baj! En nombre de
todos los falderos baj! En nombre de los ancestros baj, perdiz, baj!
Allan y allan, y a todo pulmn, los que padecen menos el balanceado que
la presencia de la musa. Ya sin estrategia, van aceptando a la derrota de los
colmillos diminutos, a la espera, afilados:
Auuuu!
Auuuuuuuuu! Au au au au!
Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu