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Carol B. Arriaga
Sumario
Introducción I. Legislación 1. El Código Civil Federal 2. El Código Penal Federal 3. La Ley General de
Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia II. Instrumentos internacionales III. Análisis del trabajo
legislativo 1. Iniciativas presentadas en la LVII Legislatura 2. Iniciativas presentadas en la LVIII Legislatura 3.
Iniciativas presentadas en la LIX Legislatura
Introducción
Es necesario advertir a los lectores y lectoras que a continuación se abordará de manera
específica la violencia contra las mujeres en razón de género. Si bien, la violencia que no
tiene como origen razones de género es un problema social que afecta a escala internacional
a hombres y mujeres, por razones de estructura y espacio, es menester acotar este análisis a
la violencia de género.
La violencia contra la mujer es todo acto basado en el género que tiene como
resultado –posible o real– un daño de carácter físico, sexual o psicológico, que incluye las
amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, tanto en la vida pública, como
en la vida privada (Naciones Unidas, 1993). Es una forma de discriminación, que impide el
ejercicio de los derechos humanos: la garantía a la vida; a no ser sometido a torturas o a
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; a la protección en condiciones de igualdad
con arreglo a normas humanitarias en tiempo de conflicto armado internacional o interno; a
la libertad y a la seguridad personales; a la igualdad ante la ley; a la igualdad en la familia;
al más alto nivel posible de salud física y mental; a condiciones de empleo justas y
favorables (Comité de Expertas de la CEDAW, 1992).
La violencia es uno de los problemas de salud pública más difundidos en el mundo actual,
que afecta a una de cada tres mujeres. Es una manifestación extrema de la desigualdad de
género, que se basa en la subordinación del sexo femenino en relación con el masculino,
afecta la salud física y mental de las mujeres y niñas, así como el desarrollo de la sociedad
en general, (OPS, 2003).
Las mujeres somos víctimas de la violencia tanto en ámbitos públicos, como en
esferas privadas. En México, existen graves actos de violencia sistematizada contra las
mujeres de trascendencia internacional, como las violaciones y/o abusos sexuales
perpetrados por autoridades públicas en mayo de 2006 en San Salvador Atenco, Estado de
México. Al respecto, el Comité de Expertas de la Convención sobre la Eliminación de todas
las formas de Discriminación contra las Mujeres (COCEDAW) manifestó su preocupación e
instó al gobierno mexicano a enjuiciar y castigar a los culpables, así como a proporcionar
asistencia económica, social y psicológica a las víctimas (COCEDAW, 2006).
1
La Recomendación General número 19 de la COCEDAW de 1992, señaló que la violencia era
una forma de discriminación contra la mujer que impedía gravemente el goce de derechos y
libertades en pie de igualdad con el hombre, y que ésta podía ser cometida por las
autoridades, personas físicas, organizaciones o empresas. También refiere que las actitudes
tradicionales que parten de la subordinación de las mujeres o les atribuyen funciones
estereotipadas, perpetuaban la difusión de prácticas que entrañan violencia o coacción.
Otro caso son los asesinatos de más de 300 mujeres y la desaparición de más de cuatro mil
en Ciudad Juárez, Chihuahua; que se han dado a conocer desde 1993. Estos hechos
originaron la creación de una fiscalía federal para atender delitos vinculados con esos
homicidios, que en febrero de 2006 se transformó en la Fiscalía Especial para la Atención
de Delitos Relacionados con actos de Violencia contra las Mujeres. Estos delitos aún hoy
impunes, están pasando al olvido.
En ámbitos domésticos, las cifras son alarmantes. La Encuesta Nacional sobre la
Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2003 (ENDIREH),1 señala que 47.1% de las
mujeres de 15 años o más con pareja residente en la vivienda2 son víctimas de su violencia
(INEGI, 2003, p. 3). Con lo cual, México queda por arriba del porcentaje mundial, que es de
33.3 por ciento.
La violencia puede clasificarse, básicamente, en cuatro tipos: física, sexual,
emocional y económica.
Violencia física. Es todo acto voluntario que provoque o pueda provocar un daño físico
o enfermedad (Benítez, 2004, p. 35).
Violencia sexual. Este tipo de violencia va más allá de los delitos tipificados como tales
en un país, o en otro. Es decir, en ella no sólo tienen cabida conductas delictivas tan
claras como el hostigamiento, el incesto, la explotación o el abuso sexual infantil. La
violencia sexual es una actitud o creencia que arremete física, psicológica y/o
verbalmente contra la condición orgánica de la víctima. Frecuentemente no es fácil
evidenciar tales actitudes o creencias en virtud que pueden manifestarse de manera
directa o sutil, además de que se han arraigado, generalizado, reproducido y justificado
durante largo tiempo a través de la cultura (Georgia Institute of Technology, 2002).
Violencia emocional. Consiste en agresiones como insultos, amenazas, intimidaciones,
humillaciones, burlas, etc., que aunque no inciden directamente en el cuerpo de la
mujer, sí le ocasionan daños mentales progresivos al afectarla psicológicamente (Castro
y Riquer, 2002).
Violencia económica. Se presenta de dos maneras. Al existir dependencia económica de
la mujer hacia el marido (Cfr., Benítez, 2004, p. 44) y cuando el agresor se apropia o
destruye los recursos económicos de la mujer. Este tipo de violencia se puede presentar
de forma permanente o cíclica (Cfr., Cruz, 2006).
1
Las cuales ascienden a 19 471 972 mujeres.
2
Las cuales ascienden a 9 064 458 mujeres.
2
Sexualb 16.8
Emocionalc 29.5
Económicad 40.6
a
Física con emocional y/o económica o sólo física.
b
Sexual con uno o más de los otros tres tipos de violencia o sólo sexual.
c
Sólo emocional.
d
Económica con emocional o sólo económica.
Fuente: INEGI, Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las
Relaciones en los Hogares, México, 2003.
Por todo esto la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pronunciado las siguientes
recomendaciones para combatir la violencia contra la mujer:
I. Legislación
Dentro del marco jurídico federal, encontramos algunas disposiciones vinculadas
directamente con la violencia en el Código Civil Federal y en el Código Penal Federal.
3
Por otra parte, merece especial atención la Ley General de Acceso a una Vida Libre
de Violencia, tanto por su particularidad, como su reciente promulgación (1 de febrero de
2007).
Conviene mencionar que las entidades federativas han dispuesto heterogéneamente
en sus respectivas legislaciones medidas civiles, penales y administrativas, para combatir,
prevenir y/o condenar la violencia de género.
3
Artículo 323 bis.
4
Artículo 323 ter, segundo párrafo.
5
Artículo 235.
6
Artículo 267.
7
Artículo 267, fracción XII y artículo 164.
4
Señala que, en caso de ser admitida una demanda de divorcio, pueden dictarse
medidas provisionales para evitar la violencia familiar, como la prohibición de ir a un
domicilio o lugar determinado.8
Igualmente, dispone que el juez o jueza familiar deberá escuchar a ambos
progenitores y a los y las menores, con el fin de evitar conductas de violencia familiar o
cualquier otra que lo amerite, considerando el interés superior de estos últimos.9 Incluso
establece que la patria potestad podrá ser limitada en caso de violencia contra los hijos e
hijas.10
8
Artículo 282.
9
Artículo 283.
10
Artículo 444-bis.
5
Esta ley fue aprobada por la Cámara de Diputados con 314 votos en pro y uno en contra, el
26 de abril de 2006, y por la Cámara de Senadores con 106 votos a favor y uno en contra, el
19 de diciembre de 2006. Esta ley entró en vigor el 2 de febrero de 2007.
Señala que sus disposiciones son de orden público, interés social y de observancia
general en la República Mexicana. Su objeto es establecer las bases para la coordinación de
un sistema y un programa integral nacional para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra las mujeres, bajo los principios de igualdad, no discriminación y democracia, entre la
federación, las entidades federativas y los municipios.
Contempla la participación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, en los
tres niveles de gobierno federal, estatal y municipal. Particularmente, establece
obligaciones a cargo de las personas titulares de las secretarías de Gobernación, Desarrollo
Social, Seguridad Pública, Educación Pública, Salud, Procuraduría General de la República
y el Instituto Nacional de las Mujeres.
Aborda la violencia en los ámbitos familiar, laboral y docente, en la comunidad y
dentro de las instituciones. Clasifica la violencia en psicológica, patrimonial, económica,
física y sexual. También se refiere a la violencia feminicida como una forma extrema de
violencia de género, conformada por un conjunto de conductas misóginas que pueden
conllevar a la impunidad social y del Estado y culminar en homicidios u otras formas de
muerte violenta de mujeres.
Igualmente, dispone una serie de medidas precautorias y cautelares contra la
violencia, prevé la creación de un sistema de alerta federal en zonas con mayor índice de
violencia, contempla mecanismos para la reparación del daño a cargo del Estado y
garantiza el acceso a refugios para las víctimas de violencia.
Esta ley busca cumplir con compromisos políticos y jurídicos internacionales
adquiridos por nuestro país, como los contenidos en la Plataforma de Acción de la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer, que señala que la violencia contra las mujeres es un
obstáculo para lograr los objetivos de igualdad, desarrollo y paz, y viola y menoscaba su
disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales, o en la Convención de
Belem do Pará.
Cabe destacar que entre las recomendaciones que el Comité de Expertas de la
CEDAW hizo al gobierno de México en agosto de 2006, se encontraba la de aprobar sin
demora esta Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Recientemente varios países han emitido leyes específicas o han reformado su
legislación con el objeto de tomar medidas más efectivas contra la violencia de género. Tal
es el caso de la ley chilena sobre violencia intrafamiliar de 2005, la ley francesa número
2006-399 para reforzar la prevención y el combate a la violencia en el seno de la pareja o
contra menores de 2006, a través de la cual reforma su código civil.
Lo cierto es que el artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, no otorga atribuciones al Congreso para emitir una ley sobre esta materia, ni de
esta índole; por tanto, carece de un sustento constitucional sólido.
No obstante, más allá de estas deficiencias de legalidad –que por cierto, son
compartidas por muchas otras leyes– su legitimidad es incuestionable.
De hecho es posible que esta ley se convierta en un mecanismo que coadyuve de
manera incipiente en la solución a los problemas sobre federalismo que enfrenta nuestro
6
país, al involucrar a las autoridades estatales y municipales en este compromiso político
para la erradicación y tratamiento a las mujeres violentadas.
Finalmente, conviene mencionar que pueden subsanarse sus deficiencias en gran
medida, a través de una reforma constitucional, precisamente al artículo 73, con el objeto
de otorgar facultades al Congreso para expedir leyes que tengan por objeto sentar las bases
para la coordinación entre la federación, el Distrito Federal, los estados y los municipios en
materia de derechos humanos, así como en la implementación de sistemas que tengan por
objeto prevenir, tratar, asistir y erradicar violaciones a los mismos.
7
violencia contra la mujer y velar porque sus funcionarios, personal y agentes cumplan esta
obligación; a actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la
violencia contra la mujer; a incluir en la legislación interna medidas para prevenir,
investigar y sancionar la violencia contra la mujer; a tomar acciones que tengan por objeto
abolir o modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias que respalden la continuidad o
tolerancia de prácticas violentas; a brindar a la mujer violentada procedimientos justos y
eficaces, como mecanismos de protección, juicios oportunos y acceso efectivo al
resarcimiento, reparación del daño u otros medios de compensación.
Por otra parte, también se obligaron a adoptar en forma progresiva, medidas y
programas para fomentar el conocimiento y la observancia del derecho de la mujer a una
vida libre de violencia, y la obligación de respetar y proteger sus derechos humanos; a
modificar patrones socioculturales o estereotipos que partan de la inferioridad o
superioridad de cualquiera de los géneros o que legitimen o exalten la violencia contra la
mujer; a fomentar la educación y capacitación del personal judicial, así como de aquel
encargado de las políticas en materia de violencia contra la mujer; a suministrar servicios
especializados de atención a la mujer violentada, incluidos los refugios, la rehabilitación y
capacitación; a fomentar programas educativos que creen consciencia al público sobre la
problemática generada por la violencia contra la mujer; a alentar a los medios de
comunicación a formular directrices de difusión para erradicar la violencia contra la mujer
y promover el respeto a su dignidad; a garantizar la investigación y recopilación de
estadísticas e información sobre las causas, consecuencias y frecuencias de la violencia
contra la mujer para evaluar la eficacia de las medidas adoptadas y formular los cambios
necesarios; y a promover la cooperación internacional para el intercambio de ideas,
experiencias y ejecución de programas de protección para la mujer violentada.
En el cumplimiento de estas obligaciones, los Estados deberán considerar el grado
de vulnerabilidad de las mujeres, en razón de sus condiciones étnicas, migratorias, de
gravidez, minoría de edad u otras de carácter físico o socioeconómico.
Esta Convención adquirió una connotación especial al ser aplicada por primera vez
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso del Penal Miguel Castro
Castro vs. Perú mediante sentencia del 25 de noviembre de 2006. En ella se reconoció que
hubo violencia sistemática de tipo físico, sexual y psicológico en contra de las mujeres, que
además afectó de manera particular a embarazadas durante la Operación Mudanza 1.
La Corte determinó específicamente violación al artículo 7b, que se refiere a la
obligación de los Estados Partes para actuar con “la debida diligencia para prevenir,
investigar y sancionar la violencia contra la mujer.”
En este sentido, sobresale el voto particular del Presidente de la Corte, Sergio
García Ramírez, referente a la viabilidad de la aplicación y la ejecución en si misma de esta
Convención por la Corte.
En este voto García Ramírez expresa la necesidad de proteger de manera específica
los derechos y libertades de las mujeres, lo cual constituye una “pieza indispensable para la
construcción integral del sistema de protección de los derechos humanos y su vigencia
eficaz.” Tanto si estos derechos y libertades son compartidos “sin salvedad ni distinción,
con los varones”, es decir, derechos generales, como si se trataran de derechos de forma
directa y exclusiva o casi exclusiva de las mujeres, en virtud de sus condiciones biológicas
o de género.
8
III. Análisis del trabajo legislativo
Cuadro 2. Número de iniciativas presentadas en materia derecho a una vida libre de violencia según
legislatura de procedencia
Número de Número de iniciativas
Legislatura
iniciativas pendientes aprobadas
LVII 2 0
LVIII 2 0
LIX 8 1
Fuente: Elaboración propia con base en Gaceta Parlamentaria, Cámara de Diputados, consultada en
www.camaradediputados.gob.mx
9
Además de las disposiciones generales, este proyecto de ley contemplaba un
capítulo sobre los derechos de las mujeres, otro sobre los institutos de atención a la
mujer, y diversas disposiciones complementarias.
Esta iniciativa constituyó un primer intento de ley en materia de violencia de
género, no obstante, fue superada, tanto en forma como en contenido, por la Ley
General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia publicada en el
Diario Oficial de la Federación el 1 de febrero de 2007.
Ley de Imprenta
Publicada: DOF 12-04-1917
Sin reformas
10
pena de seis meses a tres años de prisión y multa de hasta cuarenta días de salario
mínimo.
Si se comprobare que el responsable de dicho acto es el indiciado o alguno de sus
representantes, la pena podrá aumentarse hasta por cinco años y multa de sesenta días
de salario mínimo.
Si fuera un servidor público quien diera a conocer dicha identidad, además de las
penas señaladas se le destituirá de su cargo (Gaceta Parlamentaria, Cámara de
Diputados, núm. 513, martes 16 de mayo 2000).
11
2. Iniciativas presentadas en la LVIII Legislatura
a) En noviembre de 2002, la diputada María de los Ángeles Sánchez Lira del grupo
parlamentario del Partido de la Revolución Democrática (PRD), presentó una
iniciativa para reformar los artículos 323-bis y ter y adicionar los artículos 323
quárter y quintum del capítulo III, del título VI, del Código Civil Federal en materia
de violencia familiar.
El texto actual del artículo 323-bis establece que los integrantes de la familia
tienen derecho a que los demás miembros respeten su integridad física y psíquica,
con objeto de contribuir a su sano desarrollo para la plena incorporación y
participación en el núcleo social, y que para tal efecto, se contará con la asistencia y
protección de las instituciones públicas de acuerdo con las leyes. La reforma
propuesta al 323-bis va en el sentido de adicionar que los integrantes tienen derecho
a desarrollarse en un ambiente de respeto y la obligación de evitar conductas que
generen violencia familiar.
En tanto, el artículo 323-ter establece que los integrantes de la familia están
obligados a evitar conductas que generen violencia familiar, como el uso de la
fuerza física o moral, así como las omisiones graves, que de manera reiterada ejerza
un miembro de la familia en contra de otro, que atente contra su integridad física,
psíquica o ambas, independientemente de que pueda producir o no lesiones; siempre
y cuando el agresor y el agredido habiten en el mismo domicilio y exista una
relación de parentesco, matrimonio o concubinato. La iniciativa pretende adicionar
este precepto con el objeto de que la educación o formación del menor no sea
considerada una justificante de alguna forma de maltrato.
La iniciativa pretende añadir un artículo 323-quárter. En esta propuesta se
considera como violencia familiar la llevada a cabo contra la persona con que se
encuentra “unida fuera de matrimonio”, de los parientes de ésta o de cualquier otra
persona que esté sujeta a su custodia, guarda, protección, educación, instrucción o
cuidado, siempre y cuando el agresor y el ofendido convivan o hayan convivido en
la misma casa. Con este artículo no sólo quedan comprendidas las parejas unidas en
matrimonio y concubinato y sus parientes, sino otras formas de unión, tales como el
12
pacto de convivencia y la unión libre no comprendida jurídicamente como
concubinato.
Cuando la violencia familiar se limita expresamente al concubinato, puede
presentarse en la práctica la dificultad para acreditarlo jurídicamente; por tanto debe
tratarse de un hombre y una mujer libres de matrimonio, haber cohabitado durante
cinco años o haber tenido hijos en común.11
Mientras que el artículo 323-quintum señala que los miembros que incurran en
violencia familiar deberán reparar los daños y perjuicios que ocasionen con su
conducta, independientemente de otro tipo de sanciones a las que se hagan
acreedores.
De igual forma, faculta al juez a ordenar la salida del cónyuge agresor del
domicilio familiar y a prohibirle acercarse a una distancia pertinente a los
agraviados o ir a un determinado lugar, como el sitio donde las víctimas trabajan o
estudian. Conviene señalar que existen disposiciones similares en el ámbito penal, y
es pertinente que tanto el juez civil como penal, tengan la potestad de ordenar este
tipo de medidas precautorias.
Esta iniciativa es favorable para las mujeres y la equidad de género, en virtud de
que tiene por objeto combatir principalmente conductas que afectan la dignidad de
las mujeres, los niños y niñas.
Las reformas propuestas a los artículos 323-bis y ter no son sustanciales. Sin
embargo, los artículos 323-quárter y quintum, tendrían que ser analizados a la luz de
la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGV). En
virtud de que pueden contribuir a su fortalecimiento.
Por su parte, el artículo 323-quintum contiene una aportación interesante, al
establecer la reparación –civil– de los daños y prejuicios ocasionados a cargo del
agresor. La LGV únicamente contempla la responsabilidad por parte del Estado.
Ahora bien, las reformas proponen darle un sentido más amplio y justo al delito de
“hostigamiento sexual”, el cual afecta principalmente a las mujeres. La reforma
pretende punir no sólo el asedio, también el acoso o la solicitud de favores de
11
Véase el artículo 1635 del Código Civil Federal.
13
naturaleza sexual en cualquier situación y no únicamente jerárquica, sin importar
que sea para uno mismo o para un tercero. Además, la sanción prevista pasa de 40
días de multa a prisión de seis meses a dos años. Por tanto, esta reforma es
conveniente.
14
La iniciativa propone incrementar la sanción sobre la pérdida de los derechos de
patria potestad, y contempla la posibilidad de imponer al inculpado como medida
precautoria, la prohibición de ir a un lugar determinado.
Ahora bien, este tipo de medidas han quedado especificadas en la actual Ley
General de Acceso a una Vida Libre de Violencia. Sin embargo, es pertinente su
inclusión en el código específico, como lo dispone esta iniciativa.
Sin reformas
12
Un término más apropiado y acorde al lenguaje jurídico mexicano, es el de probable responsable.
15
miembro familiar. En virtud de la carencia de técnica legislativa de esta iniciativa,
no es posible realizar comentarios sobre la misma.
f) En diciembre de 2004, las diputadas Marcela Lagarde y de los Ríos, Eliana García
Laguna y Rebeca Godínez Bravo, presentaron una iniciativa para adicionar al
Código Penal Federal un título que se denomine “de los delitos de género”, tipificar
el delito de feminicidio, adicionar el Código Federal de Procedimientos Penales y
adicionar la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada.
La iniciativa propone castigar con una pena de 20 a 40 años de prisión a quien
atente en contra de la vida, la dignidad, la integridad física o mental de mujeres en
una determinada comunidad o región donde de manera recurrente se hayan
cometiendo estos delitos. Señala que se considera atentado en contra de la vida, la
dignidad o la integridad física o mental de las mujeres: el homicidio, la desaparición
forzada, el secuestro, la violación, la mutilación, las lesiones graves, la trata de
personas, el tráfico de personas, la tortura, el abuso sexual, la prostitución forzada,
la esterilización forzada, la discriminación por orígenes étnicos, raciales, preferencia
sexual o por estado de gravidez, y todas las conductas prohibidas por los tratados
internacionales en materia de derechos humanos y protección a la mujer. Si se
comenten dos o más de estas conductas, se considerará un agravante y la pena se
incrementará hasta en una mitad.
También señala que las penas se incrementarán hasta en una mitad cuando el
responsable sea encargado de establecimientos de salud, educativos, de procuración
o administración de justicia, mantenga hacia las víctimas una posición de jerarquía
institucional o cuando las víctimas sean niñas o adolescentes.
Se establece una pena de cinco a ocho años de prisión e inhabilitación para el
ejercicio de cargos, comisiones o servicios públicos a quienes teniendo la obligación
de evitar las comisiones de estos delitos o investigarlos, no lo hiciera o incurriera en
acciones u omisiones que perpetúen las condiciones que faciliten su comisión.
Igualmente, propone una reforma al Código de Procedimientos Penales para
clasificar estos delitos como graves. Finalmente, formula una adición a la Ley
Federal contra la Delincuencia Organizada, para incorporar el feminicidio dentro de
la jurisdicción de esta ley.
Esta iniciativa constituye una acción del poder legislativo contra los actos de
violencia sistematizada perpetrados contra mujeres. No obstante, desde el punto de
vista estrictamente jurídico tiene deficiencias técnicas, particularmente por las
especificidades que requiere el derecho penal, lo cual mermará su efectividad.
Concretamente, me refiero a la vaguedad e imprecisión de la misma, representada
por el uso de términos como “comunidad”, “región” o “recurrente” en las reformas
propuestas al Código Penal Federal.
Pese a ello, el COCEDAW instó al gobierno de México a acelerar la aprobación
de estas reformas y adiciones al Código Penal para tipificar el feminicidio como
delito, y como una forma de combatir la violencia contra las mujeres.
16
g) En febrero de 2005, la diputada priísta María del Carmen Izaguirre Francos
presentó una iniciativa a la Ley de Asistencia Social para reformar los artículos 4,
fracción I, inciso c, y fracción II, inciso b; 12, fracción I, inciso e; y 28, inciso d.
Esta propuesta tiene como finalidad que las niñas, niños, adolescentes y mujeres
víctimas de violencia familiar sean considerados sujetos preferentes de asistencia
social, así como las mujeres que sufran de violencia familiar y abusos. Y que se
extienda la prestación de servicios de asistencia jurídica y orientación social como
un servicio básico de salud, para las mujeres víctimas de violencia familiar, a través
del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia.
Esta iniciativa protege principalmente a las mujeres que son víctimas de
violencia familiar o abusadas, aunque también protege a los niños, niñas y
adolescentes.
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18