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— 5. El primer gobierno radical, 1916-1922 El curso general seguido por los acontecimientos politicos posteriores a 1916 estuvo signado por la relacién entre los sucesivos gobietnos radicales y los grupos conservadores de jn élite a los que aquellos remplazaron. En un principio, la victoria electoral de los radicales en 1916 parecié reflejar Ia capacidad de repliegue y autoconservacién de Ja clase gober- ante tradicional, Aunque fracas el objetivo primitive de crear un partido conservador mayoritario acotde con los li neamientos fijados por Pellegrini y Séenz Pefa, y el control directo del gobierno pass a nuevas manos, no babta motivos pata creer que el poder teal de la élite hubiera desaparecido © disminuido en grado significativo. El ejército y la marina tenian los mismos comandantes que antes de 1916; los prin- cipales grupos de presidn, como la Sociedad Rural, segutan intactos, y miembros poderosos de la élite conservaban atin posiciones estrechamente vinculadas a las empresas forsneas. El gobierno radical en 1916 En muchos aspectos, se diria que la oligarquia_implemente habia cambiado de ropaje. En el primer gabinete de Yrigo- yen, cinco de los ocho ministros eran ganaderos de la provin- ia de Buenos Aires o estaban intimamente conectados con el sector exportador. El ministro de Hacienda era Domingo E. Salaberry, quien se dedicaba a las exportaciones y a los asun tos bancarios ¢ inmobiliarios.”* El ministro de Agricultura, designado postetiormente ministro de Relaciones Exteriores, Honorio Pueyrredén, era un gran terrateniente patricio de la provincia de Buenos Aires. El ministro de Marina, Fede- rico Alvarez de Toledo, posela también grandes extensiones en Buenos Aires y Mendoza. El de Obras Piiblicas, Pablo Torello, era un destacado hacendado, ¢ iguales antecedentes tenia Carlos Becti, el primer ministro de Relaciones Exterio- 108 res, quien, al igual que Pueyrredén, habia pertenecido hasta poco tiempo atrés a partidos opositores al radical (Bees era EL aprotegidar polttico de Estanislao Zeballos, ministro de Relaciones Exteriores de Roca en su segunda presidencia, en tanto que Pueyrredén habia integrado el partido de Mi- tre, la Unién Civica, hasta después de 1912). De origenes nds humildes eran los tres ministros restantes: Ramin G6. inex (Interior), Elpidio Gonaélez (Guerta) y José P. Sali has (Educacién), todos los cuales debian ¢} cargo a su con- trol del aparato partidario radical en provincias claves (San: tingo del Fstero, Cordoba y Jujuy, respectivamente).!"* El vicepresidente, Pelagio Luna, quien muris en 1919, también fae nombrado’ gracias a las conexiones que tenfa en la pro vincia de Salta En tales circunstancias, los grupos inflayentes de Je élite, que finalmente se habjan resignado al cambio de gobierno, ge vieton alentados @ pensar que no habian hecho sino dele gat en Ia nueva administracién el poder directo que antes tenfan, Los redicales parecian estar guiados, en muchos sen: tidos, por los mismos objetivas generales que ellos y ser merecedores de continvar el proceso que habia sido iniciado por Séenz Pea. El tadicalismo ain mantenia sus rasgos més conservadotes. Pot ejemplo, gran parte de los nuevos gobernantes, y en pat ticular el propio Yrigoyen, eran més marcadamente clerica- Jes que fa mayotfa de sus predecesores, muchos de Tos cuales habfan sido francmasones, En 1918, La Vanguardia declaré: «Nunca como en este momento ha sido mayor la influencia fe la Iglesia. [-- J, B} propésito del gobierno [es] realizar tuna politica inspirada en Jos principios de la democracia cris tana, de_ paternal proteccién para Jos obreros, siempre gue estos permanezcan sumisos y resignados».!"* Pot lo demés, Yrigoyen no se haba apoderado del gobierno pot fa fuerza: si ocupaba Ta primera magisttatura, lo deble Pip cortesia de Senz Peiia y de su sucesor, De la Plaza, tanto & mis que a su propio empefio. En 1916 los radicales apenas Sicbtuvieron algo més que el cargo de presidente de la Re- ‘publica, En cast todas Jas provincias seguian sienco oposi- cién, y también estaban en minorfa en ‘el Congreso: en la Cimata de Diputados no consigaieron la mayoria hasta las clecciones de 1918, mientras que en el Senado, cuyos mient- bros duraban nueve afios en el cargo y eran normalmente 109 | || } \ elegidos por las legislaturas provinclales, los conservadores fa retuvieron hasta 1922 y aun después. Por consiguiente, amen de las otras pretrogativas de que todavia gozaban, los conseivadores seguian manteniendo su ptedominio en ma tetia lepislativa : En 1916 la posicién de Yrigoyen eta, pues, bastante débil, y sus medidas de gobierno estaban fuertemente condiciona. Yas por su relacién con la élite, Tenfa como mandato lograr dos objetivos generales: en primer lugar, debfa apuntalar Jos intereses econdmicos de los grupos terratenientes; en se- gundo lugar, debia establecer una nueva relacién con. los sec ores urbanes, que habfan sido 1a mayor fuente de inestabi lidad politica desde comienzos de siglo. La raz6n principal de que los conservadores hubieran fracasado en organizar un partido de masas eta que habfan sido incapaces de adaptar su posicidn como produciores al imperativo de ofrecer algo con- treto a los grupos urbanos, En apariencia, solo los radicales teran capaces de superar esta dificultad: ellos se habian con- vertido en un partido «inorgénico», eludiendo trazar un pro- zgrama concreto, envolviendo sus objetivos con un velo de re- tética motalista y cubtiendo sus compromisos reales con eflu- vvios de un paietnalismo engafiosamente generoso, A esto se habia afadido la insinuacién continua de que los grupos de clase media tendrfan en su gobierno un acceso. mas amplio a los cargos oficiales Este principio, que Hlevaba @ los radicales a mediar entre los intereses de la élite y los de Iss capas medias urbanas, fue el que confirié su cardcter a la lucha politica Tuego de 1916. No es que el nuevo gobierno se lanzara deliberadamente a tatacar Jos inteteses econdmicos de la élite en forma directa como sus predecesores, el gobierno radical evalu sus pro pios éxitos en tétminos de su capacicad para expandir y con- Solidar, mas bien que para modificar, la economia primario- exportadora. Es dificil seiialar algtin cambio sustancial en la rama profunda de la sociedad argentina cuando Yrigoyen dejé el gobierno en 1922: el sector exportador seguia do- mninando la economia del pats, los sistemas financiero, tribu- tatio, advanero y el régimmen de Ia tierra habjan permanecido incélumes, 9 las conexiones con los ingleses continuaban siendo tan s6lidas como en el pasado, Las realizaciones netas del gobierno radical fueron en verdad muy pocas, y si las hubo, o bien complementaron fo hecho anteriormente o bien fueron meras maniobras que fécilmente podian revertirse. La ineptitud de los radicales para comprometerse en esta 110 Epoca con cambios més sustanciales derivaba de que, por set tuna coalicién de terratenientes y de grupos de clase media no vinculados a la industria, ellos mismos eran beneficiatios inmediatos de la economfa ‘primatio-exportadora como pro ductores y consumiclores. Apuntaban a fines redistributivos mds que estructurales, siendo su objetivo primordial demo. cratizar la sociedad de los estancieros racionalizando y me- jorando el sistema de relaciones politicas y sociales que ha bia surgido de ella, Lo maximo que se atrevieron a hacer fue introducir cambios secundarios en la pauta de distribucién del ingreso y una nueva relacién entre el Estado y los sec tores urbanos, finalidades que se desprenden claramente: de las siguientes declaraciones del aio 1920: «(La constitucién social del pais} no se aleanzaré mientras Jos gobiernos no se compenetren de su esencial deber de pro pulsar los medios para que la justicia discierna sus beneticios a todos los rangos sociales. [...] La democracia no consiste solo en Ja garantia de la libertad politica: entraiia a la vez la posblidad de todos pata poder aleanzar un ruinimarm de ienestar siquieray.!” «En contacto asiduo y directo con el pueblo, con las activ dades positivas de la nacidn, ef presidente Yrigoyen, demé- rata de verdad, Jogra lo que nunca pudieron obtener los presidentes de clase: Ia confianza y el amor de los ciuda- danos»."" Este doble énfasis en el ¢hienestar» y el «contacto con el pucblo» nos esté diciendo que los radicales apuntaban a lo- grat una integracién politica y una situacién de armonia de clases, manteniendo Ia estructura socioeconémica existente pero promoviendo la participacidn politica institucionalizada fuera de los marcos de Ja clase gobernante tradicional. Estos abjetivos comprometieron al gobierno con dos grupos claves: la clase media de profesionales «dependientes», que ya antes de 1916 se habia cogvertide en un elemento importante den: tro del radicalismo, y la clase obreta urbana. Los contactos que tuvo el gobierno con estos grupos modelaron su relacién con la élite y con ef capital extranjero, La cuddruple relacién a que esto dio luger en definitiva pasd a ocupar el proscenio politico argentino hasta 1930. E| problema central derivé de Ja tendencia del gobierno ra- dical a alinearse en demasfa con los grupos urbanos; cuando mn esto comenzé a poner en peligro Ja relacién de la élite con el capital extranjero y los mercados de ultramar, desencadené ominosas expresiones de conflicto politico, Las dos crisis fun- damentales que sufrié el gobierno radical, en 1919 y 1930, se vinculan directamente a win proceso de esta indole. Al pro- pio tiempo, dicha inclinacién de los radicales hacia los secto- res urbanos motivé la supervivencia del conservadorismo en estos afios y fue la causa de que el intento de Ia élite para delegar en aquellos la supervisién de sus intereses terminara finalmente en el fracaso. . Las técnicas del liderazgo popular Hay, sin embargo, un aspecto en el cual el advenimiento del oblerno radical mareé un cambio tevolucionario en el estilo politico argentino. La atmésfera certada y formal de Ia ol garqufa fue muy pronto barrida por una oleada de euforia popular, Cuando Yrigoyen presté su juramento, el carruaje gue lo conducfa fue tirado a lo largo de las calles por adictos suyos provenientes de los comités de la capital.""® Por su empleo de métodos novedosos de conduccién y su dominio sobre una masa partidaria con ramificaciones en todo el pats, Yrigoyen se hallé en una situacién muy diferente que sus antecesores. Ya con Roca, Juérez Celman y Figueroa Alcorta —y en el pasado con Rosas— se habia esbozado una ten- dencia a le personalizacién de las cuestiones politicas, pero cl estilo de Yrigoyen confirié a este elemento una posicién central. Se convirtié en convencionalismo aceptado que los radicales preludiaran todas sus declaraciones y acciones con extensos panegiticos a su Ider. Asimismo, los ataques més mordaces de la oposicién estaban reservados al presidente. En Buenos Aires habia un periddico, La Mafiana (conocido a partir de 1919 como La Fronda) que se dedicaba exclusiva- mente a comentar los errores y defectos de «El Peludo», co- mo todo el mundo Tlamaba ya a Yrigoyen: , y aludtan’ a los adeptos de los comites radicales como «la Chusma», afirmando que sus rasgos distintivos eran una ve- halidad totalmente fuera de lo comin y un insaciable afan de corrupcién, Sea como fuere, In presencia de estos grupos contribuyd a acelerar [a lenta trasformacién gue venia produciéndose en Jos patticos politicos desde la década del noventa. En todos los planos de Ia politica, introdujo nuevas pautas v estilos de contacto entre Jos politicos y el electorado, Si se exceptiian algunas zonas remotas del intetior del pafs, que vivian en una economia de subsistencia, en todo el resto Ja actividad electoral dejé de ser cuestidn de simple soborna y evolucio- nié hasta convertirse en un problema de organizacién de ma- sas; una reyolucién paralela tavo lugar en el arte de Ja pro: aganda politica, y surgié un nuevo estilo de periodismo po- pular. Por altimo, como reflejo de la gama mucho més am. plia de demandas’articuladas dentro del sistema politico, ef proceso de toma de decisiones y Ia amplitud de las activida des oficiales comenzaron a adquirir nuevas y més complejas dimensiones. E] radicalismo siguié siendo un conglomerado hibrido; las disparidades regionales y de clase que Hevaba en su seno y que no habsa logrado eliminar le impidieron cobtat Ja forma ‘cargénica» a que habfan aspirado los reformadores de 1912 En muchos aspectos continud siendo el beredero de los par- 17 i ab rc tidos «personslistas» del pasado y compartiendo muchas de fas caricteristicas autoritarias de los gobiernos oligsequicos El medio heterogéneo ep que le tocd actuar y las demen. das conflictivas @ que estaba sometido dejaban una perdo- fable impresion de improvisacién y confusién, Ea 1919 uno de los principales periddicos conservadores de oposicién, La Nacién, declaraba: 4B] Partido Radical carece de representaciones concretas en materia de gobierno; no podria definir sus objetivos en un plan de accion preciso e integrado en sus distintos aspectos; Sus ideales constituyen una nebulosa, sus aspiraciones se re- velan segin la vaguedad de virtudes ilimitadas. Su forma én, por fin, es un impulso torrentoso de recuerdos oposito- res y empefios revolucionatios, esencialmente negativos por 1 propio enunciado. La tinica cosa existente que tiene di- mensiones [...] es la persona de su jefe, el sefior Irigoyen, exclusive punto de referencia pasado y presenter."** La economia argentina durante la Primera Guerra Mundial Antes de comenzar a analizar con mas detalle la relacién del gobierno con los grupos utbanos, es importante pasar breve revista a los acontecimientos econdmicos de Ia’ época de la puerta y de Ja pospuerra inmediata 6a la presidencia en 1916, el pais esta- Cuando Yrigoyen sul ba viviendo las agonias de una seria depresién econémica, iniciada en 1913 con la siébite interrupcién de las inversiones fextranjeras, 1a cual se vinculaba, @ su vez, a la crisis finan- Giera que attavestba Eutopa, desencadenada por Ia guerra en Jos Baleanes."*° Ese mismo afio la cosecha Eracasé y dismina- y6 el volumen del comercio exterior. El estallido de la guerra tn agosto de 1914 profundizé la depresidn; las inversiones extranjeras cesaron por completo, bajé el valor de las tierras y se produjo una seria escasez de capacidad de embarque. La alanza de payos solo pudo mantenerse equilibrada merced a luna cuantiosa reduccidn de las importaciones, Esta falta de bienes importados persistié durante toda la confiagracién_y cl perfodo de posguerra, en tanta y en cuanto Gran Bretafia ¥ otros paises europeos dedicaban sus recursos a 1a produc 118 cin bélica. Solo después de 1917 pudo recuperar Ia Argent na su comercio de exportacién, al aumentar Ja demanda de alimentos por parte de las tropas aliadas De manera que, en el plano econdmico, la época de Ia guerra y la posguerra Se dividié en dos etapas principales: la prime fa, que se extiende de 1913 a 1917, fue un periodo de de presién; la segunda, entre 1918 y el comienzo de la depre sidn de posguerra en 1921, un perfodo de auge, otiginado fundamentalmente en Ia creciente demanda externa de ex portaciones argentinas. En el primer periode hubo conside rable desempleo, el cual afects sobre todo a la clase obtera urbana en lis esferas vinculadas al sector exportador. Esto se reflej6 en el abandono del pais, entre 1914 y 1916, de més de 170.000 ex inmigrantes El efecto principal de Ia guerra, més marcado en el segun do perfodo, fue la répida inflacién, E! aumento de precios incidié tanto en Jos articulos importados como en Jos na- cionales, A medida que la guerra elevaba velozmente los cos 105 de produccién en Europa y se ptoducia un sabito incre mento de los fletes internacionales, se elev6 también el pre cio de las importaciones; en 1918 el volumen de importa ciones habia disminuido a la mitad del que se aleanzé en 1910, en tanto gue los precios se incrementaron ua-300 9% cn ese lapso."*" Los precios de los bienes internos se vieron afectados por los de las matetias primas importadas; entre los articulos primarios importados el que més sufrié este aumento fue el carbén, En 1913 se importaron més de 4 imi Hlones de toneladas, cifra que se haba reducido en 1916 a poco mas de 700,000 toneladas. Luego de 1917 se genera Fon nuevas presiones inflacionarias a causa del aumento de la demanda externa de productos agropecuarios; como la oferta permanecia relativamente ineléstica, dicha demanda tavo ereciente gravitacidn en los precios a los consumidores locales, que en 1918 habfan subido un 73 % con respecto a los de 1910. En el cundro 2 se sintetiza esta evolucién empleando nme ros indices y tomando como base el afio 1914, Se puede apreciar el aumento de las exportaciones luego de 1914 (sal: vo en. 1917, cuando fracas6 Ia cosecha) y Ja paralela dismi nucién de las importaciones, hasta el auge de posguerra en 1920. También se pone de’ manifiesto la forma en que se elevaron los precios, sobre todo los de los bienes importades al par que el volumen de importaciones se redujo, su valor total aumenté considerablemente. 119 —$___ La inflacién fue uno de los factores preponderantes entre los que rigieton la relacidn entre Ia élite terrateniente ¥ Jos sec- soe Btpanos durante ef primer gobierno radical, Su efecto fine redistibie l ingresg de los sectores rbanos hic los “upos rurales y expottadores, Mientras que los terratenien: fey Tos portadores ‘se beneficiaban con la inflacién, a cau- Go de los mayores precios que percibian por sus productos Shure 1914 y 1918 el costo de vida urbano aumenté alrede- Gor de un 65.9%: el costo de los alimentos aument6 ep pro- medio un 40 %, el de los alquileres, un 15 96, y el de ciet- fos rubros espectficos de consumo (como las confecciones, {que ezan importadas 0 cuya produccién dependia de materias primas curopeas) casi un 300 9." Cuadto 2. Indices del comercio exterior, 1914-1922 Volumen Volumen Valor de Sas a a a Ba ce icarrcllo econdmico argentino, Buenos Aites, 1967, pags. 320, 352. La estrategia politica del gobierno En 1916 los efectos de Ia inflacidn sobre los consumidores turbanos Hlevaron al gobierno radical a una posicién bastante Wille, Su_propdsito eta poner fin a las tensiones politicas gnuve ie élite y los sectores urbanos y consolidar su posicisn gnel electorado, en un momento en que, @ causa de a infla Sida, los intereses de ambos grupos eran agucamente diver. gentes. El gobierno no podia evitat que los terratenientes extaran provecho del auge generado por [a guetta en lo to ante 1 los productos primarios. Por otro, lado, si no inten taba al menos mitigar los efectos de la inflacién, corria el 120 riesgo de perder los vinculos que hebfa establecido con Jos grupos urbanos, Io cual dejarfa la via libre a competidores, tomo el PS, més expresamente ligados a dichos grupos. Era menester, pues, encontrar algiin modo de apaciguar a los grut pos urbanos sin enajenarse a Ia vez las simpatias de la élite. En lo atinente a los grapos urbanos, se descubrié que la tinica forma factible de Jograrlo cra aumentar la cantidad de cargos burocréticos y_profesianales. La teadopcién de Jos mecanismos tradicionales de patronazgo politico. y sus con secuencias de largo plazo sobre las pautas del gasto piiblico pasaron a set, a la postre, el rasgo primordial de las relacio nes entre la clase media urbana y la élite conservadora, asi ‘como la condicién basica para que los radicales pudieran con. servar el apoyo de Ia clase media, Por suprnesto, el uso de ta les expedientes no significa que todos los votantes natives de clase media obtuvieran un cargo piiblico; los cargos eran utilizados fundamentalmente para establecet o mantener el nexo entre el gobierno y los comités del partido, y, a su vez, estos titimos operaban como principal dispositivo para la movilizacién de} electarado, recurriendo a menudo a técnicas més convencionales.'°” Sin embargo, este sistema de patronazgo no surgis de la no. che a la mafiana. El principal problema inmediato en 1916 era que cualquier aumento del gasto pablico para expandir Ja butoctacia hubieta exigido un aumento de los impuestos, y como el sistema impositivo no habia sido modificado en jo més minimo, dicho aumento repercutiria en los propios sectares urbanos. El grueso de las recaudaciones del Estado provenfan de los aranceles aduaneros de los atticulos impor- tados, y por lo tanto se catgaban al consumidor, La tnica forma concebible de modificar esta situacién habria sido un impuesto a la tierra; pero fijar dicho impuesto no era fécil pata el radicalismo: habria constituida un ataque directo a ia élite tetrateniente, y, aparte de ottas consideraciones, ha- bria puesto en peligto su propia naturaleza de coalicién, Abo- ra bien: tampoco resultaba muy fécil incrementar Jos arance- les adunperg siendo ye tan tts ls precios cle Tos bien importados.!** ‘Antes de 1919, cuando las importaciones y Jas recaudaciones fiscales comenzaton a mejorar, el gobierno se mostré poco dispuesto a inctementar el gasto pablico en un monto signifi- cativo, y hasta cierto punto podia justificarlo invocando al unos de los principios que habfa defendido cuando estaba en In oposicién. Con anterioridad a 1916 los radiceles ha 121 bian afirmado —aunque pocos les creycron, y_ menos atin Ric clases medias urbanias— que una vez en el poder acabarfan ies eet Getema de favoritismos oficiales, como parte del pro- nua de axegeneraeidn moral> que babian emprendido, En Bremecuencia, el sistema de patronazgo tardé en desarrollar- soereeeayorfa de las petsonss nombradas por administracio- wy anteriores, al menos en él plano nacional, fueron deja- das en sus puestos.!? fin lugar de ello, en sus dos primeros aftos de gobierno los radicales trataron de promover en el Congreso una serie de Feformas moderadas tendientes sobre todo a favorecer a los Srendatarios rurales. Se propuso la creacién de un banco Spear para conttibuir a Tos planes de colonizacién, y se in- tent6 fijar un impuesto temporario a las exportaciones agro- pevuatias con el fin de levar alivio a los granjeros que atra Pesuben momentos de penutia, asi como desartollar un plan Ae obras piblicas que permitiera hacer frente al problema de ia desocupacién utbana, Otro proyecto legislativo tendia ia compra de barcos mercantes que pudieran reducir los eos- tos de flete en las travesfas trasatlinticas Hots medidas deben intexptetarse como una tentativa de camslidar el control sobre los sectores rurales de Ia regién pampeana y adguitislo en las provincias de Buenos Altes, Ustdoba y Entre Rios, Este fue también, a todas Iuces, el motive por el cual la oposicién conservadora se negs.a con- Siderar dichas medidas. Uno de Jos rivales mis prominentes de Yrigoyen en afios venideros, Federico Pinedo, Jas des ccribié en estos términos cLlegado Yrigoyen al gobierno como Mesfas, cuando se espe aban sus proyectos redentores se produjo, como fruto de tina _gestacion de veinte afios, el mas grotesco parto de los hontes, concretado en la aparicidn de cuatro proyectos L.-J {le un infantilismo tisible, En uno de los mensajes se anun- tinba el proyecto de modificar el régimen, agratio del pats por medio de la colonizacién agricola-ganadera, bajo el con Prot del Estado, que se declaraba necesaria para evitar los males que —segiin se decfa— habia producido la acci6n pri- Tada; pero en realidad el proyecto de ley remitido consistia en la simple autorizacién al Poder Ejecutivo para emplear 1a Tidieula sua de 30 millones de pesos en préstamos @ agti tcultores pata cosas tan distintas como comprar tierra pablica © privada y la construccién de casas-habitacién 0 adquisicin Ge anamales, todo como lo decidieran los funcionarios desig- 122 nados por el Poder Ejecutivo, sin que la ley estableciera si quiera por medio de quién y en qué condiciones se harian los préstames, dejando todo al atbittio del gobiernon."** Los grupos opositores del Congreso rechazaton las modifica ciones impositivas debido a su temor de que el dineto que Te fuera quitado se empleara con fines francamente pattidis- tas. Pensar que podian estar en lo cierto no €s set injustos con el gobierno. En 1916, los tadicales se hallaban en una posicién débil en ef Congreso y en muchas de las provincias, y procuraban encontrar algin medio de fortalecetla. ‘ura de las propuestas del gobierno consistié en pedir que se lo autorizata a negociar con ciertos bancos neoyorquinos un préstamo tendiente a consolidar la deuda piblica, Esto vuelve a ilustrar su ortodoxia financicra en esa €poca, su fal ta de disposicién para incrementar el gasto piblico y su bas queda inicial de alguna alternativa frente a un sistema de patronazgo basado simplemente en tal aumento del gasto Leyes similares a estas se habfan intenindo imponer en el pasado. La tnica aueéntica novedad fue un proyecto de im puesto a los réditos personales introducido en 1918, Pero hinguno de estos proyectos prosperd, a excepcién del im- puesto temporario a las exportaciones agricolas, que tuvo vi gencia afios mds tarde, durante el auge exportador.* Bste tributo fue finalmente aprobado por el Congreso el 18 de enero de 1918, luego de negociar con los aliados un impor- tante acuetdo de compra de cereales a precios garantizados El hecho de que el Parlamento aceptase el impuesto fue frato de la opinién prevaleciente en cuanto a que el gravamen afec tatia, o bien a los aliados, o bien a los exportadores, pero no a Jos productores. El mencionado plan de impuesto a los ré ditos fue sumamente moderado, y puede describrselo como tuna medida apenas aparente para revertir los efectos de In inflacién sobre la distribucién del ingreso. Para los ingresos de los obreros y de los integrantes de Ia clase media que se encontraban entre los 2.500 y 10.000 pesos anuales se esta blecié un impuesto del 0,75 .% anual, tasa que subia pro gresivamente hasta llegar al 7 % para los ingresos superio- res a 150.000 pesos. Se estimé que mediante este tribute se recaudatfan 30 millones de pesos, suma que no habsfa re suelto el problema de los recursos fiscales, aunque de todos modes extn medida supers tod To itertad por los conser vadores.'° 123 Desarrollo del sistema de patronazgo Pese a los nada injustificados temores de los conservadores en cuanto a que cualquier cambio en el sistema tributatio Seria empleado por los radicales para subsidiar sus campaias electorales, la imposibilidad de sancionar estas leyes ilustra la extrema renuencia de la mayoria conservadora en el Con- reso a respaldar con concesiones tangibles las reformas que Raibtan hecho en 1912. En tales eircunstancias de impase po- litico, en 1918 y 1919 se hizo notoria Ja apelacién del gobie no a técnicas més burdas de patronazgo. En este tiltimo afio, al retomat poco a poco las importaciones su ritmo antetiot fla guetra, mejord también Ia recaudacién fiscal; por otra parte, como se verd después, haba signos de que el. apoyo dado por la clase media al gobierno en 1a ciudad capital co- menzaba a desmoronatse. Entre 1919 y 1922 el uso de los cargos piiblicos con fines politicos se convittié en el nexo principal entre el gobierno y Ja clase media. ¥rigoyen puso los cargos oficiales a dispo- sicién de los caudillos de los comités locales del, partido, quienes los utilizaron como medio para establecer fitmes car bezas de puente con el electorado native, En ese lapso Ja posicién personal de Yrigoyen como jefe del gobierno y del partido pasé a depender casi exclusivamente de su hhabilidad pata manejar el pattonazgo estatal, El siguiente comentario de La Vanguardia en 1922, que ttasunta amargura pero es exacto en lo esencial, muestra la importaneia que habia ad: quirido dicho sistema ‘cLa insctipcién en los registros del partido viene a ser [..] tuna especie de pasaporte o salvoconducto para llegar a cual- quiet puesto, sistema que, genetalizado con el fin de dar ubi- cacién en las oficinas pablicas a las bordas famélicas de 1a “causa”, ha convertido a todas las repatticiones nacionales y municipales en otros tantos asilos de ineapacesm.1"* Los principales beneficiarios eran los hijos de inmigrames pertenecientes a la clase media «dependiente» de Buenos Aj es y (en menor medida) de las demds ciudades importantes del litoral atlintico. Estos eran los micleos,primordiales de la oxganizacidn en comités de la UCR, habiéndose sumado al pattido en mimero creciente luego de 1900. El sistema no beneficiaba, en cambio, a los inmigrantes —cuyos votos no 124 debian ser ganados, puesto que carecian del derecho al su iragio of tampoco ala clase. obtera 0 los emmpeesatig ya que por distintas causas ambos grupos estaban més. alld de los posibles atractivos de un cargo piiblico. No debe sor prender, pues, que el PS se opusiera enérgicamente al siste- ma, el cual oftecia muy poco a sus principales adeptos. La consecuencia més notoria del desarrollo del sistema de patronazgo fue que extendis los vinculos entre el propio Yri goyen y los caudillos de batrio de clase media. A medida que el sistema se fue afianzando, estos empezaton a figurar én los puestos més altos de la burocracin y a competir para Tos cargos electivos com los Iideres tadicianales del partion Vemos, pues, que otro de los rasgos peculiares del gobierno de Yrigoyen fue Ja lucha por el control pattidatio entre los grupos de clase media y los grupos de la élite que habfan apo. yado al radicalismo desde la década del noventa. Esta divi sidn ya se habla perfilado en las disputas en torno de la can- didatura de Yrigoyen en 1916, y mas tarde, dado el cardcter policlasista del partido, lo cargé de crecientes tensiones. La pec a Yrigoyen del als aritcrtica cristlizd en Infor ma de un ataque a su_apersonalismon y la exigencia de que ho se confundiera al Estado con el partido, el propésito de esta ofensiva eta frenar el poder de Yrigoyen quebrando el vinculo directo que lo unia con la clase media. A fines de 1918, ese sector, que avin era mayoria en érganos partidarios como el Comité Nacional y el Comité de Ia Capital Federal (6rganos que cada vez tenfan menos influencia), emitié un importante manifiesto, que constituye una buena sintesis de los objetivos que persegu‘an los disidentes y ejemplifica su decepcidn respecto de Yrigoyen «La opinién piblica no tiene singin motivo para ver en nuestro partido otra cosa que lo que resulta ser hoy, a saber: una fuerza sin mds programa que apoyar al gobierno. [.. .] Proclamamos, pues, Ia necesidad inmediata de provocer una reaccién contra la falta de cardeter, el incondicionalismo, el personalismo, la ausencia de ideas, el predominio de la me- diocridad y Ia servil tolerancia que amenazan causar la dis- ategtciin de fe mds vigoroen bien inspira fuer ciice que ha actuado en nuesita historia politica contempordnea 1 "eh adicatome debe separ sendo‘ona corporscton in denendiente de cindadanos resueltos a ditigit sw actuacién ex- clusivamente por sus propias deliberaciones y determinacio- nies. Toda intromisién o influencia extrafia, visible u oculta, 125 rrr rrr eh especialmente si es de cardcter personalista, €s contradictoria cepeciallfchinicién de la democtacia, La separacién entre et partido militante y el gobierno debe ser absoluta. {...] El Pitido debe definirse muy claramente frente a los més ur Pepe’ ¢ importantes problemas polfticos, econémicos y so ae Al indicar la necesidad de un programa, repudiamos la ciaiestiva de dotar al partido de una frondsa y enciclopédica releccign de principios abstractos. [...] El ideal radical, el Gue mis interesa al clectorado [. ..] ¢s asegurar una buena aye inistracién publica, Este ideal depende, en su realizacién, aetta calidad individual, competencia conocida, capacidad in Secnwal y decoro de los funcionarios © gobernantes. El radi- Calismo cumplird, pues, su misién al criticar o atacar @ quie nes no Henan esas condiciones. [ .] Es menester una justa tpreciacién de os valores individuales, que. ponge Ie diree eRe del partido en manos de los més calificados y autor zados»." En 1918 y 1919 el partido estuvo a punto de dividirse por es ta cuestién; pero a pesar de las presiones del «Grupo Azul», Some se dio en Ilamarlo, las tentativis de controlar o inver- Cirle tendencia de Yrigoyen a comprometerse cada vez més fon la clase media y los caudillos de barrio fueron infructuo~ ses, El grapo de la élite no consiguié dominar el partido por- Gque estaba fuera del acceso a las fuentes del patronazgo, ¥, ee consecuencia, a Jos medios para hacerse de una masa ps fidaria, La propia carrera politica de sus miembros dependia de Yrigoyen: ‘én ultima instancia, estaban obligados a acep- far au Tiderazgo 0 a aislarse irremediablemente, Cuando en 1919 e] movimiento opositor terminé en el fracaso, Ia relar dion entre Yrigoyen, como fuente de patronazgo, y los co- fnités del partido, como fuente de apoyo electoral, pasé # ser e] rasgo predominante. Es preciso no subestimar, entonces, ta importancia que te nian los comités. Eran el nexo entre el gobierno y el electo ado, y el més vital de los factores que permitieron @ Ytigo- jen consolidar su popularidad. No eta menot la importancia Ye los presidentes de comité © caudillos de barrio, que au mentd hotablemente luego de 1916, cuando fueron nombra- Jos representantes en el Concejo Municipal,"#® lo cual puso co sus manos nuevas y decisivas fuentes de patronazgo, Uno Je los rasgos permanentes de la politica portefia de esos afios fae le enorme rivalidad ente [os distintos aspirantes a cau- dillos por lograr el control de los comités. En las elecciones 126 anaales del partido no era nada raro que en cada barrio sur pieran dos facciones bastante parejas, y, como el control de {os comités significaba tanto en términos de riqueza y de po- sicién social, se lbraban intensas batallas con total ausencia de escripulos. No era infrecuente que los bandos rivales se pusieran bombas o se tifotearan. Asimismo, el crimen rganizada y la politica local eran hasta cierto [punto con. comitantes.1° En ciertos casos el caudillo de barrio se conectaba con los gru- pos de intereses urbanos,® pero la caracteristica mAs saliente del sistema de los caudillos eta el establecimiento de estrechos lazos personales con un vecindario en particular. En 1918, en una de sus impugnaciones al sistema, La Vanguardia de- dard, refiriéndose a los candidatos de los radicales para las elecciones municipales: aSe propician candidaturas de personas estrechamente vincu- iadas a fos barrios a los cuales pertenecen y conocedoras de las verdaderas necesidades de los mismos, de manera que puedan ser una garantia de que desde su puesto en el concejo Contribuitén con eficacia a su progreso, (Pero esto converte} al concejo en un campo de pequefios pleitos, donde los i tereses genetales y petmanentes de la poblacién se perderian de vista por completo, para dar preferencia a una puja de rivalidades e intereses localistas y estrechos» 2" En 1922 la UCR, con los comités locales aue la componian, se convirtié en la mayor asociacidn civil del pats; solamente cen la Capital Federal sus afiliados no bajaban de 50.000.2% La cuestidn de! control de los comités siguié siendo funda- mental durante toda la década de 1920 y a la postre pass « dominar la relacién entre la clase media profesional y los grupos de la élite hasta 1930. Problemas regionales El conflicto de Yrigoyen con el ala derecha cobré significa. cién, asimismo, en términos de la distribucién regional del poder dentro del partido y del vinculo del gobierno con dis Tintos grupos regionales. Luego de 1916, la Capital y las pro- vincias de Buenos Aires y Cérdoba fueron los beluartes de 127 Vrigoyen. La provincia de Buenos Aires eta la que tenia ator electorado, y en ella se concentraben también los sec totes mis poderosos de la élite, Las demés provincias ocupa- ban un triste segundo lugar en cuanto a las respuestas que obtenfan del gobierno y x 2 ifluecia en el partido en ef plano nacional. eaecewentemente, si ya antes de 1916 se habfan hecho pa tantes las_tensiones intefregionales, en particular con San- ta Fe y Entre Rios, después ‘de esa fecha se intensificaron Varios lideres de In faceidn disidente de In élite que surgié como adversaria del «personalismoy en 1918 y 1919 hablan tenido ligazén directa con esas dos provincias.*"* Con poste- rend JE D19 el conlliey ce profanizs, a medida que Ia Clase media dependiente portefia cerraba el cerco en torno Gel grsto piblico nacional, privilegio que_generé antagonis- ‘nosven algunos de los grupos de clase media de otras provin Gas, donde también habia una cuantiosa poblactén urbana de- pendiente. Una situncién anéloga privé en la mayoria de Jas provincias imeditetrneas no pettenecientes a la regién. pampeana: su tradicional subordinacién econdmica y politica no, mengud cent advenimiento al poder de los radicales. Sobre todo después de 1919, se recurtiG con creciente asiduidad a Ta fatigua prictica de In intervencidn federal, mediante Ja cual fl gobierno central asumfa el control directo de una provincia pata corzegit los abusos locales de poder, pero con el props Pio inmediato de establecer regimenes serviles, regidos por jpoliticastros, que estuvieran en condiciones de, asegurar el Priunfo en las elecciones de senadores nacionales.°° El efecto {largo plazo de este sistema de control unitario indirecto por parte del gobierno nacional fue la aceleracién del proce: eovde centralizacién del poder y la riqueza en la ciudad de Buenos Aires, proceso que ¢ta consecuencia, hasta cierto punto, de Ja ampliacién del derecho al sufragio en 1912, Las Pefoemas alentaron al gobierno a otientar su polftica hacia [as zanas més populoses, Pero ef problema tenia ottas face tas més complejas. Reflejaba la dificultad de concijiar los intereses de los consumidotes urbanos con Jos de los expor- tadotes, y ponia de relieve Ie distribucién regional de [a in- fluencia politica dentro de la élite terrateniente. Para contemplar Ia situacién de los consumidotes urbanos durante ese perfodo inflacionario sin afectar a los ganaderos { cerealeros bonaerenses, Yrigoyen procut6 que las zonas po- Titicamente més débiles del interior cargaran con el peso de 128 Ins concesiones hechas a los primetos. Entre rmuchos otros ejemplos, pueden mencionarse las expropiaciones de azticar en 1920, flagrante tentativa de establecer una disctiminacién contra Ids productores del interior y en favor de los. const midores urbanos, sin tomar medida alguna contra Jos intere- ses de Ja regién pampeana. Como respuesta a estos procedi mientos y a las intervenciones federales que imponian segi- menes clientelisticos corruptos, surgié antes de 1922, en alginas provincias (San Juan, Mendoza, Tucumén), una fuerte tradicién «antiyrigoyenista». Otros conflictos regiona. les de esta indole cumplirian un papel decisive en los acon: tecimientos posteriores Cinco fueton, pues, las expresiones principales del nexo cre- ciente entre el gobierno radical y los grupos de clase media urbanos: 1) la creacién de un sistema de patronazgo para el control del partido; 2) el aumento del gasto piblico después de 1919; 3) la tendencia a perjudicar a los sectores utbanos que no estaban en condiciones de beneficiarse con el cteci miento de Ia burocracia; 4) los signos de tensién dentto del sector de Ja élite que pertenecfa a Ia UCR, y 5) el incremento de los tributos cortespondientes a Jas provincias del interior con respecto a los de la provincia de Buenos Aires. La Reforma Universitaria de 1918 La Reforma Universitaria de £918 es el hecho que més aso cido ha quedado a los logros del gobierno radical en favor de In clase media" Mas tarde dicha Reforma repercutiria enormemente en los movimientos universitarios de toda La tinoamérica; sus origenes, empero, fueron los prosaicos con- flictos que tuvieron lugar a comienzos de siglo entre la élite ctiolla y los nuevos grupos de clase media en torno al acceso a las universidades, y, més alld de estas, a las profesiones liberales urbanas, De manera que la Reforma Universitaria estuso intimamente vineulada al fendmeno general de la kensién social cre los grupos de clase media, producto: de ia restriccién al crecimiento industrial en la economfa pri matio-exportadora. m hen min ps En 1918, primero en la Universidad de Cérdoba y nego en otras casas de altos estudios, hubo una sucesidn de huelgas estudiantiles, algunas de Jas cuales alcanzaron violentas. pro- porciones, Su objeto era que se modificaran los planes de es 129 rr tudio y se pusiera fin a la influencia escoléstica y clerical en In educacidn superior. Los reformadores presentaion sus ideas én términos de una filosofia de la educacién y la sociedad gmereadamente distinta de la del pasado, popularizando por vyez primera la democracia educativa y Ja participacién de los Estudiantes en el gobierno de las universidades. ‘Aunque el gobierno radical se encontr6 en un estado de irre mediable confusidn cuando intent6 satisfacer los objetivos mas inetafisicos de los estudiantes, Io cietto es que tomé medidas positivas en respuesta a sus demandas mis concretas, Tras prolongadas negociaciones entre fos funcionaios y los Ifderes Universitarios, se simplificaron los criterios de ingreso, y los planes de estudios suftieron importantes modificacioness pero el paso més trascendente que dio el gobierno fue la crea cién de nuevas universidades, que ampliaron Jas _posibil dades de los grupos de clase media de recibir educacién superior. "Asi pues, en 1922 estos grupos habian Ilegado s ocupar una posieidn politica muy diferente de la que tenian en el perfodo ligérquico: ahora estaban plena y ditectamente envueltos en Jas actividades del Estado y se habfan trasformado en uno de sus principales beneficiarios. Si se excepttian episodios espec- taculates como el de la Reforma Universitaria, este cambio. tuvo hugar en forma gradual, sin serios choques que pusieran en peligro la estabilidad del’ nuevo sistema politico. En gran medida, lo que estaba ocurriendo era un efecto previsible de Ja ampliacion del sufragio en 19125 al conceder esto, la élite se habia declarado dispuesta a aceptar una extensién del papel politico de la clase media, como artilugio para conquistarla. ‘Los problemas que planted el nuevo sistema ‘s6lo salieron a re- lacie al término del periodo de Yrigoyen, en la depresién de posguerra iniciada en 1921; hasta entonces los terratenientes aprovechaton el auge de lag expottaciones, y sus concesiones materiales a los grupos de clase media por lo general se hicie- ron a expensas de otros sectores sociales. El radicalismo y Ia clase obrera La principal fuente de fricciones entre la élite y el gobierno radical antes de 1922 tuvo su origen en otro dmbito. La més nototia innovacién de los radicales fue su intent, no solo de incluit en su proyecto de integracién politica a los grupos de 130 clase media, sino de establecer una nueva relacién entre el Estado y Ja clase obrera urbana, Su experiencia en esta esfera nos brinda el més clara ejemplo del cardcter y resultados ge: netales de los cainbios politicos introducidos en 1912; a la vez, pone de manifiesto algunas de las caracteristicas catdina les del populismo radical y Ia indole precisa de los vinculos entre la élite y los sectores urbanos. Antes de 1916 los radicales prestaton escasa atencién al pro- blema obtero, Sus pocas referencias a él adoptaban un estilo pro forma, simplemente como medio de exacerbar sus quejas contra la oligarquia, Por lo demés, cuando aludian a Ja cla- se obrera lo hacian parafraseanda en buena inedida las con- cepciones liberales ortedoxas; no habfa en su posicién muchos elementos que permitieran hablar de una otientacidn refor- mista, Verbigtacia, uno de sus cargos contra la oligarqufa era que el autoritarismo de esta cltima habfa llevado a la aparicién de sentimientos clasistas con la implicacién de que dichos sentimientos debian evitarse a toda costa «Se han trasplantado os vicios y complicaciones de las socie- dades viejas; la clase obrera, desatendida hasta en las ins jus tas peticiones, forma con sus seclamos un elemento de per- turbacién econdmica y genera graves problemas, que el go bierno ha debido prever y resolver oportunamente» 2° La antipatfa por la idea de clase fe uno de los rasgos salientes de ja doctrina ¢ ideologia de la UCR, que perduté luego de 1916, En 1919, Francisco Beird, uno de los més intimos co: laboradores de Yrigoyen en Ja Cémara de Diputados nacio- nal, declaré: 4Tampoco admitimos nosotros diferencias de clases; no acep tamos que las haya en Ja Repablica Argentina. [...] No des. conocemos que hay conflictos entre el capital y el trabajo, pero no aceptamos que haya una elase proletaria y una clase capita- lista, j$i el 95 2% de los atgentinos descendemos de Io que en Europa se llama clase proletaria! No conviene, tampoco, in: troducir en la nueva América, aqui donde se alzan ideales de solidaridad humana, estos sentimientos de odio por diferen cias de raza, religion 0 clases?" Analogamente, antes de 1916 los radicales condenaron las leyes represivas utilizadas por la oligarquia contra los anar- quistas, no porque fueran un instrumento de opresisn, sino BI ——— simplemente porque violaban las nociones liberates acerca del debido proveso legal dcLa vida obreta ha dejado oft sus reclamaciones y Jas ha visto Sontestadas o con la violencia armada o con leyes de excep- Sin que invisten a la policia con la facultad extraordinaria de dlesterrar como peligroso, sin forma de proceso ni expresin de causa, al extranjero que protesta»2°* Otro de los rasgos ptominentes del radicalism en esta época fue su actitud reaccionaria, casi paranoica, contra todo lo que tuviera apariencia de «socialismo>. Su antipatia por el PS de Jinan B, Justo era en muchos aspectos mas marcada que Ta de 1a oligarquia: «Como puede aceptarse ni el programa méximo ni el minimo {el PSt'y mantener incdlume, al mismo tiempo, el principio dela propiedad privada o publica? [...] Ladoctrina socialista implica esencialmente el desconocimiento de una o muchas facultades inherentes en la propiedad [...]; desde, que Proudhon, su generador, lanzé Ia célebre frase “La propiedad es un robo”, cada una de las reivindicaciones. que ese pattido suscribe en sus programas es una amenaza a los fondamentos mismos de la propiedad» 2°” Esto iba acompafiado de una afirmacién exagerada y dogmd: tica de las posibilidades de movilidad social que ofrecfa J s0- ciedad argentina. La siguiente cita corresponde al afio 1920: «Aqui sélo se requiere salud y fuerza de voluntad para vencer pata pasar de peén a patrén y de patrén a potentado [J porque el aire que se respira aqui es el de la democracia; Porque aguf_ nunca han existido titulos de nobleza ni pri Vilegios de clase, ni aristocracia ninguna, ni resabios de feu- Yalismo. [...1 Lo tinico que ha existido es: nobleza de sent: mientos, generosidad, libertad de ideas sanas y confraternidad humanamente razonada, Esto es lo que significa Ia verdadera democracia, superior a io que se ha dado en Tamar hoy "'s0- cialismo"».#° ‘A juzgar por todo esto, y pese al cardcter pluriclasista y coal tional del Partido Radical, no habfa motivos pata que el 20: bierno se preocupara por ia clase obrera de la forma en gue Jo hizo. El mévil primordial fueron sus consideraciones elec 132 toralistas y la lucha que emprendié a partir de 1916 para lograr la supremacia en el Congreso. Aun cuando Jos obreros natives representaban una pequefia proporcién de la clase obrera en su totalidad, su voto, que les fuera concedido por la Ley Séenz Pefia, era una de las Haves maestras para el control politico de ja ciudad de Buenos Aires Yrigoyen no fue el tinico ni el primero en procurarse este dominio sobre [a clase obrera. Hay en otros paises una can- tidad de interesantes paralelos; un precedente importa fueron las medidas del presidente uruguayo Batlle y Ox fiez, que tal vez sirvieron como modelo a Yrigoyen. Seria fructifero poder comparar con mayor detalie a Batlle y a Yrigoyen y demostrar por qué en Uruguay el reformismo tuvo tanto mis éxito que en la Argentina. Luego de ser de rtotado por el Partido Nacional, conservador, en 1904, Bat Ile estuvo siempre en una posicién mucho més sdlida que la de Yrigoyen. El fracaso de la rebelién dirigida por este tiltimo en. 1905 bizo que cuando Ilegé al poder se encon- trase con Ja posicién de los conservadores en gran parte in- tacta, Tal vez ls medidas adoptadas por Batlle en materia de leyes sociales (mucho més avanzadas que todo lo que los radicales Ilegeton alguna vez a proponer) fueran un reflejo de Ia competencia de Uruguay con ia Argentina respecio de los inmigrantes. A comienzos de siglo, los terratenientes de Jas cercanias de Montevideo, representados por el Partido Colorado de Batlle, estaban’intentando diversificar Ja pro: duceidn agratia pasando de [a actividad ganadera a la agri cultura, pero tenian dificultades a causa de la escasez de mano de obra. Es posible que Jas reformas de Batlle estuvieran en parte inspiradas en la necesidad de atraer a los inmigrantes También en otros aspectos habia estrechos paralelos entre Batlle © Yrigoyen, Ambos guerian eliminar la amenaza del anarquismo y ambos procuraban estrechar lazos con la clase obrera a través de los sindicatos. La politica seguida por Yrigoyen tuvo, asimismo, antecedentes en la provincia de Santa Fe, En las primeras elecciones alll celebradas conforme a la Ley Sdenz Pefia triunfé Ja lista radi cal presidida por Manuel Menchaca, iniciéndose entonces un restilto intento de explotar el control del gobierno pata ge natse el apoyo de los obreros. El ejemplo més notorio fue la huelga de tranviarios que se efectud en Rosario en 1913, y en Ia cual fas autoridades provinciales intervinieron en favor de los buelguistas, hecho que originé mds tarde acusaciones de que los radicales habfan sobornado a los dirigentes sindi 133 les de la ciudad pare que los apoyaran.*** En Santa Fe, como (ae steno Aires las cosideaciones electorlisas te Ieee prema preponderancia en todo intento por establecer esta relacién, Se yecnos Altes, la bisqueda de apoyo obrero era asimisme we ened ne Meme coto al crecimiento del PS c impedit que uo Mrsandiera, mas alld de fa Capital Federal, las otras gran- es ciudades de la tegién pampeana. En las elecciones legisla Sete 1912, 1913 y 1914 los socialistas obtuvieron en le Capital una sucesién de victorias, ‘Todo hacia pensar que cons, Utuisian wna grave amenazas staban unidos biamente, st es indo el apoyo de la clase media por arpa sen naa ape de ach 10 is beneficio, removiendo el principal obstéculo que se oponia a ansida. Sin" Ghbarpo, en 1915 los socialstas perdieron a uno de sus Hideres mis influyentes, Alfredo L. Palacios, quien se separ durante algunos afios se present6 a elecciones con wh seo 2 sitdo creado por él el Partido Socialista Argentino thn las elecciones presidenciales de 1916 los radicales s¢ fijaron por primera vez, como uno de sus objetivos principales ab- fenef el apoyo de los obreros, Para ello organizaron su can. pata siguiendo las ineas tradicionales del paternalism de los Pitdilles de barrio y la beneficencia de los comités. Esos autviciose prestados a la comunidad eran comparados con fis efalsas promesas» de sus oponentes. La siguiente sfntesis petiodistica de un diseurso callejero pronunciado durante a Pempafia refleja en toda sv gracia las ténicas propagandis- ticas a gue apelaban: a -sélo en ln seccién 7? [...] se vendis a precios reduct 5s, término medio, lo siguiente por dia: 859 kilos de pan, S98 litres de leche y 3.200 kilos de cae, Jo que ha sig- ‘ificado en volumen una economfa diaria de $ 900,40 que, Tnultiplicando las veinte secciones del municipio, dan un pro- Inedio de § 18.000 pot dia o $ 6.588.000 por afio, equiva: fente en quince afios a $ 98,820,000. [...] En quince afios Ja accidn socialista, en contraposicién con a radical, ha gas tado, con relacién también a las més rigurosas. estadisticas, 117:992.000 palabras, de las que a clase trabajadora no ha obtenido el més minimo beneficior** Cuando, Los socialistas les pagaban con la misma moneda, Cuando, justo antes de las elecciones de marzo, se anuncié que Yrigo 1B4 yen tenia ef propésito de donar su sueldo con fines de bene- ficencia en caso de resultar electo, La Vanguardia declaré: «No crea el sefior Trigoyen que va a conguistar la voluntad de Jos electores mostrindose alma cristiana y catitativa, ofre ciendo proteccién e asilos y hospitales, para engaiiar despucs al pueblo, como engafiaban los emperadores romanos al pue blo-rey dandole panene et circensesy¥4 Estas acusaciones mutuas prefiguran [a aguda rivalidad que se crearfa entre ambos partidos en afios venideros. En 1916 Jos radicales ganaron por primera vez las clecciones en la ciudad de Buenos Aires pasando del 33 9 de los votos que habian tenido en 1914 a més del 40 %. Pero seguian estan: do en minoria y pese a todos sus esfuerzos no consiguieron abric un camino decisive para captar los votos obreros. Si bien aumentaron su caudal electoral en los distritos obreros, atin estaban muy a Ja zaga de los socialistas. Lo que les dio Ia victoria en 1916 fue la desaparicién de sus rivales conser- vadores de afios anteriores, En 1914 habfan tomado parte en Ja eleccién dos partidos conservadotes: Ia UC (los vestigios de los seguidores del general Mitre en 1890) y el Partido Constitucional, de inclinaciones clericales; entre ambos ha ban sacado una tercera parte de los votos, otro tercio fue para los redicales, y el siltimo tercio, levemente superior, para los socialistas. En 1916 la UC dejé sitio al Partido Dems. crata Progresista (PDP), que se habia extendido a Buenos Aires a partir de la provincia de Santa Fe. El partido clerical se sumé a los radicales. Los demécratas progresistas obtuvie- ron un 8 % del total, en tanto que los dos partidos socials. tas (conducidos por Justo y Palacios, respectivamente) su maron un 50%, porcentaje notablemente superior al de 1914, De modo que habfa claros indicios de que los radicales solo habfan conseguido ef triunfo a expensas de los conser vadores, y gracias a la divisién de los socialistas.*'® Las elecciones de 1916 sugitieron que el electorado de clase obrera era impermeable al estilo de la beneficencia de comité adoptado por los radicales, y que dicho estilo se amoldaba mejor a Js prupos de clase media, ene fot unls habia wn grado més alto de atomizacién social, un grado relativamente bajo de identificacién de clase y el predominio de aspiraci nes individuales a la movilidad social! Si los radicales que- rfan lograr éxito en sus esfuerzos por agenciarse el voto de los obreros, debfan enfocar el problema de otro modo. En 135 an perfodo de aguda inflacién, que afectaba a Ia clase obrera nds que a ottas, era menester ofrecer ventajas mas duraderas y sustanciales que las que otorgaba la beneficencia ‘por todo ello, el gobierno se embarcd en un proyecto ten: diente a establecer estzechos vinculos con el movimiento sin- dical. En 1916 los sindicatos constituyeron un blanco evi- Gente de su accién, En primer jugar, eran el énico baluarte {que quedaba contra el influjo del PS entre los obreros. En Segundo lugar, como institucién de clase gozaban ante los propios obreros de cierta jerarquia y legitimidad, que hacia que los beneficios procedentes de él tuvieran muchas més probabilidades de ser aceptados que los procedentes de los Comités; eran, en principio, un nexo sustitutivo ideal para entablar contacto con los obreros. En tercer término, y esto fs lo més importante, el movimiento sindical estaba experi mentando grandes catnbios; los radicales habrian tenido po- ‘cas esperanzas de conguistar el apoyo obrero si los anarquis- tas hubiesen conservado su antigua ptimacia. Poco después de asumir ef gobierno Yrigoyen, La Protesta se preguntaba «

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