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Resumen: Si identificamos la deshumanización con la pérdida del sentido de la vida concluimos que la re-
cuperación del sentido de la vida coincide con un proceso de rehumanización. Para comprender este dinamismo
dialéctico de opuestos ejemplificamos el fenómeno de la deshumanización del hombre contemporáneo en dos
momentos paradigmáticos del siglo XX: la violencia, causa de su exterminio en las Guerras Mundiales, en la
primera mitad; y las adicciones, causa de su esclavitud existencial, en la segunda mitad. A partir de ambas heca-
tombes deshumanizantes concluimos que el mayor reto que tiene el siglo XXI consiste en alumbrar el fenómeno
de la rehumanización como tarea esperanzadora para la reconstrucción de las personas deshumanizadas.
Abstract: If dehumanization is identified with loss of the meaning of life, it is possible to conclude that
recovering the meaning of life coincides with a rehumanization process. To understand this dialectic drive or
force of opposites, the authors illustrate the phenomenon of dehumanization of modern man at two paradigmatic
moments in the twentieth century: the violence that caused human destruction in world wars during the first
half of that century, and the addictions that caused existential slavery, in the second half. Based on both these
dehumanizing catastrophes, the authors conclude that the greatest challenge facing the twenty-first century
is to portray or explain the phenomenon of rehumanization as a promising task for the reconstruction of those
who have been dehumanized.
Résumé: Si nous identifions la déshumanisation à la perte du sens de la vie, nous concluons que la récu-
pération de ce sens de la vie coïncide avec un processus de réhumanisation. Pour comprendre ce dynamisme
dialectique de pôles opposés, nous prenons pour exemple le phénomène de la déshumanisation de l’homme
contemporain à deux moments paradigmatiques du XXème siècle: la violence, cause de son extermination au
cours des Guerres Mondiales, pendant aa première moitié; et les addictions, cause de son esclavage existentiel,
au cours de la seconde moitié. À partir de ces deux hécatombes déshumanisantes nous concluons que le défi
majeur du XXIème siècle consiste à donner le jour au phénomène de la réhumanisation en tant que tâche porteuse
d’espérance pour la reconstruction des personnes déshumanisées.
pensam.cult.
Pensamiento y Cultura l ISSN 0123-0999 67
67-79 Vol. 13-1 l Junio de 2010
José Luis Cañas-Fernández
del “misterio” en favor del mundo deshuma- necer en estado perpetuo de búsqueda de la
nizador del “problema”, sería sinónimo de paz. No se trataría de un progreso perfectivo
hacer filosofía en abstracto, de filosofar sin co- ininterrumpido de tipo fatalista, ni de un pe-
nocer al hombre real, y este espíritu de abstrac- ríodo cíclico de eterno retorno, se trataba de un
ción lo identificó como el causante de las guerras caminar con frecuentes altibajos pero sabiendo
(“l’esprit d’abstraction, facteur de guerre”), que que se llegará a un final esperanzado. Quizá la
produjeron “el aplastamiento sistemático de mi- aportación más realista de la rehumanización es
llones de seres, reducidos a una impotencia to- que proyecta optimismo antropológico porque hay
tal”5. Y sin embargo, a ellos, a los más débiles esperanza: el ser-persona-en-el-mundo puede
–dirá Marcel– deben dirigirse las reflexiones de abandonar las guerras y las actitudes violentas
los filósofos. porque en los momentos más adversos es jus-
tamente cuando el sentido de la paz actúa con
Ciertamente las acciones violentas del si- mayor fuerza esperanzadora.
glo XX condujeron a muchos hombres y muje-
res a la deshumanización, es decir al pesimismo Esta visión optimista propia de la fuerza
antropológico que se veía venir al menos desde de la rehumanización y de la educación de la
el planteamiento kantiano del “estancamiento Humanidad echaría por tierra las interpretacio-
de la historia”. Kant, en efecto, en su escrito de nes deterministas y fatalistas de la Historia, que
1798 El conflicto de las Facultades (sobre las re- reducen al hombre a un mero juego de fuerzas
laciones entre la Facultad de Filosofía y la de impersonales. Incluso en las circunstancias más
Teología), se había planteado la cuestión de si el adversas, el ser humano tendría en sus manos el
género humano se halla en constante progreso margen de iniciativa suficiente para invertir
hacia lo mejor, y encontró tres posibles respues- el curso de los acontecimientos y convertir la
tas: o que el género humano va en regresión ha- desesperación en esperanza. Karl Jaspers repre-
cia lo peor, o que está en continuo progreso hacia sentó magníficamente en su momento este op-
lo mejor, o bien que permanece en eterno estan- timismo antropológico:
camiento. Esta última situación era para Kant la
más plausible porque El hombre puede encubrirse a sí mismo, encu-
brir su origen, puede olvidarse para su concien-
la activa necedad es la característica de nuestra cia, puede tergiversarse. Pero también puede
especie [...] el principio del mal en la naturaleza recuperarse. Siempre le es posible hacerlo: del
humana no parece estar precisamente amalga- misterio de encontrarse en la existencia surge
mado con el bien; sino que parece neutralizar- y se desarrolla en él la profunda conciencia del
se mutuamente, y el resultado sería la inercia ser, necesita pensar y encuentra comunicabili-
(que aquí se llama estancamiento): una agita- dad en lo pensado; su conciencia del ser llega
ción vacía que permite alternar el bien con el a la certidumbre en el amor, y por el amor se
mal mal [...]6. patentiza la sustancia del ser [...] No es posible
que el hombre pierda la trascendencia sin que
Pero esta visión kantiana de estancamiento deje de ser hombre7.
dejaba abiertas las puertas del pesimismo y de
la deshumanización y, con ello, ciertamente ale- Y proyectando la Historia hacia un devenir
jó el optimismo del paisaje humano inmediato. utópico Jaspers concluyó en un bello presente-
Por el contrario, la idea griega de perfección jun- eterno de reminiscencias agustinianas:
to con la idea cristiana de esperanza aplicadas
al “presente de futuro” –que diría San Agus- La historia es, pues, a la vez el camino hacia lo
tín– posibilitaba el advenimiento de la idea de sobrehistórico. En la visión de lo grande –crea-
rehumanización, actitud necesaria para perma- do, hecho, pensado– resplandece la historia
como presente eterno. Entonces no satisface ya
5 G. Marcel, Les hommes contre l’humain, Paris, La Colombe, 1951, p. 120. una curiosidad, sino que se torna fuerza inci-
6 E. Kant, El conflicto de las facultades, traducción de E. Tabernig, Buenos
Aires, Losada, 1963, pp. 101-105. 7 Jaspers, Origen..., ob. cit., pp. 282-283.
tante. Lo que de grande hay en la historia en- plar el complejo y diversificado mundo adictivo
laza como objeto de veneración al fundamento “tocamos” realmente al ser de carne y hueso, es
que está sobre la historia8. decir al ser personal. Dicho de otro modo: al inte-
rrogar acerca del fenómeno adictivo sobre todo
La idea de la rehumanización, en definitiva, preguntamos por ese ser único y singular que
respondería a las utópicas aspiraciones del fin padece una esclavitud existencial, ese ser hu-
de la violencia y las guerras en la Historia y a mano a quien llamamos persona adicta. Y para
la realización del ideal de la unidad de los se- acercarnos a él podemos quedarnos ya con esta
res humanos. Jaspers defendió justamente que bella propuesta, procedente de una experimen-
la unidad del origen del género humano, en la tada terapia rehumanizadora actual: “nosotros
diversidad, le llevaría también hasta la unidad le definimos como alguien que tiene un problema
de su destino. Es decir, podemos hablar de un añadido”10, el problema del vacío y del sinsenti-
proceso cíclico de “humanización, deshumani- do de su vida, problema que sólo se soluciona
zación, rehumanización” en la Historia porque desde la perspectiva de “volver a ser persona”.
estas etapas provienen de un origen común y tien-
den hacia un ideal único al final de los tiempos: Lo primero que encontramos en la persona
adicta o esclava-dependiente es que su mundo
La unidad de la historia como unificación de la adictivo la hace perder su conciencia de totali-
humanidad, nunca tendrá fin. La historia se ex-
dad, es decir de su rica realidad interna y exter-
tiende entre el origen y la meta; en ella actúa la
idea de la unidad. El hombre recorre su gran ca-
na, lo cual explica su vivir fuera de lo real. Para
mino en la historia, pero sin cerrarle jamás con ayudarla de verdad es decisivo entonces arbi-
una meta final realizada. La unidad de la huma- trar espacios y medios donde tome conciencia
nidad es, por el contrario, el límite de la historia. de su realidad plena y total, que es única, y
Dicho de otra manera: la unidad perfecta con- pueda elegir si quiere permanecer en el mundo
seguida sería el término de la historia. Historia adictivo o, por el contrario, hacer la experiencia
no es más que el movimiento orientado por la de rehumanizarse. Porque sólo a partir de su
unidad mediante representaciones e ideas de “vivir en realidad” estará en condiciones de ex-
la unidad9. perimentar sus limitaciones, sus conflictos y sus
problemas, lógicamente para poder resolverlos
Hasta aquí la violencia y la guerra, y la con garantía. Es decir, tomar conciencia de la
paz como suprema aspiración rehumanizado- realidad personal sería lo primero que debe ha-
ra del ser humano. Veamos ahora la posibili- cer el ser adicto para contemplarse a sí mismo
dad de la rehumanización desde la óptica de no como un mero espectador sino como autén-
las adicciones. tico actor del drama de su propia vida, vida por
cierto propia de seres libres y autónomos.
Adicciones y
deshumanización También la persona adicta va buscando un
sentido, un proyecto vital, pero lo que hace es
A la deshumanización del fenómeno de asignar a sus adicciones la ilusión de un senti-
la violencia, como algo que afecta a lo peor do. En dicha asignación también concurre su li-
del género humano, encontramos salida en bertad personal, entre otras razones porque de
el fenómeno de la rehumanización, concepto otra forma no es comprensible que se extiendan
unificador de lo mejor de la Humanidad. Al de- los fenómenos del alcoholismo y delincuencia
tenernos ahora en el fenómeno deshumaniza- juvenil, por ejemplo, a menos que reconozca-
dor de las adicciones descendemos a lo peor del mos la existencia del vacío existencial que les
hombre concreto y singular, porque al contem- sirve de sustento. Sin embargo el sentido de las
cosas ni se asigna ni se otorga, se descubre. Se sea por ejemplo Calígula al final de su vida, en la
encuentra en el mundo, en el lugar donde cada obra homónima de Albert Camus13. Pero en rigor
persona desarrolla su existencia. La persona no puede hacerlo de verdad. Antes y después es
adicta de hecho va profundizando el círculo persona, quiera o no serlo.
“vacío existencial–adicción–deshumanización”
en su vida. Así, con el Dr. Acevedo, podemos En efecto, la persona adicta comparte con
considerar que la adicción “es la fractura de un el resto de personas no adictas los mismos fun-
proyecto de vida porque hay algo que altera o damentos constitutivos esenciales y los mismos
impide al hombre encontrarse a sí mismo y con presupuestos existenciales. Por eso una visión
los demás”11. antropológica personalista de las adicciones po-
sibilita sustituir el gastado concepto de rehabi-
Justamente al enfocar el fenómeno de las litación por el de rehumanización. Rehabilitar se
adicciones desde la teoría de la rehumanización identifica con abandonar el consumo de sus-
pronto establecemos que la persona adicta tie- tancias o cambiar las conductas adictivas, sin
ne más participación en su destino de lo que a más. Rehumanizar, además de dicho cambio
simple vista pueda parecer, y precisamente por (necesario, pero insuficiente a la larga), se vin-
aquí comenzará su salvación. Para empezar cula sobre todo con transformar los ámbitos de
hay que verla como un ser que crea su mundo sentido de la vida personal.
(de momento adictivo), y por tanto determina
lo que es y lo que quiere que sea para ella. De Si los fundamentos ético-antropológicos
modo que para entender a la persona adicta es son la clave explicativa de la estructura constitu-
preciso invertir una visión antropológica deter- tiva de la persona también lo son, por tanto, de
minista por una concepción antropológica de la persona adicta. Lo más valioso de esta expli-
la libertad y la responsabilidad personal, como cación antropológica rehumanizadora de la per-
viene afirmando la mejor investigación filosó- sona consiste en que necesariamente desemboca
fica y psicológica desde hace varias décadas. en una filosofía de la esperanza. Una visión espe-
El logoterapeuta actual Eugenio Fizzotti, por ranzadora de las adicciones que podemos llamar
ejemplo, escribe lo siguiente: “personalista” porque prioriza a la persona y no
al objeto (sustancia o conducta adictiva). Poner el
visto en la dimensión noética, el hombre tras- objeto adictivo en el centro de la problemática
ciende el plano biológico, psicológico y socioló- supone una visión antropológica reduccionista
gico. No es determinado; más bien determina de la persona adicta que dificulta enormemente
todas las cosas, se determina a sí mismo. La su rehumanización.
existencia es, pues, subjetiva, única, singular e
individual12. Precisamente uno de los momentos cumbre
de todo el proceso rehumanizador se da cuando
Diríamos que la persona no puede elegir la persona llega a tomar conciencia de su dig-
no-ser-persona. Ello equivaldría a una visión nidad, y desde ese profundo autoconocimien-
antropológica reduccionista que da primacía a lo to personal decide “volver a ser persona”, es
instintivo y lo irracional de su constitución. A decir decide vivir sin ataduras adictivas y sin
ese nivel profundo o planteamiento fundacio- comportamientos negativos que la conduzcan
nal, elegir ser animal sólo sería una metáfora
literaria como hizo por ejemplo Franz Kafka de 13 Para alcanzar un estado de soledad radical Camus hace exclamar a
Gregorio Samsa, el protagonista de La metamor- Calígula, en diálogo con Escisión, el deseo de una vida vegetal subhu-
mana así: “¡La soledad! ¿Acaso tú conoces la soledad? [...] ¡Tú no sabes
fosis. Puede querer elegir la vida infrahumana que propiamente solo no se está nunca! Y que a todas partes nos acom-
de la soledad radical del ser vegetal, como de- paña el mismo peso de porvenir y de pasado. Los seres a quienes uno
ha matado están con nosotros [...] ¡Solo! ¡Si al menos en lugar de esta
soledad envenenada de presencias que es la mía pudiera gustar la ver-
11 J. Acevedo, El modo humano de enfermar, Buenos Aires, F.A.L., 1996, dadera, el silencio y el temblor de un árbol! Mi soledad está poblada de un
p. 124. crujir de dientes y en toda ella resuenan ruidos y clamores perdidos”.
12 E. Fizzotti, De Freud a Frankl. Interrogantes sobre el vacío existencial, tra- A. Camus, “Calígula”, en Teatro, traducción por A. Bernárdez y G. de
ducción de J. A. Choza, Pamplona, Eunsa, 1977, p. 179. Torre, Buenos Aires, Losada, 1957 (4ª ed.), p. 90 (subrayado nuestro).
de nuevo a ellas. A este proceso, inspirándonos también por la psicología aplicada y la psicote-
en Viktor E. Frankl, lo hemos llamado voluntad rapia. Por ejemplo un psicólogo actual, Jacques
de rehumanización: “Por eso hablo yo –escribe Durand-Dassier, ha elaborado su teoría a par-
Frankl– de voluntad de sentido, en contraste tir de una terapia socializadora cuyo verdadero
con el principio de placer en que se centra el agente es “la relación” en sus dos formas más
psicoanálisis freudiano, y en contraste con la humanas: relación consigo mismo y relación con
voluntad de poder que enfatiza la psicología los demás. En el plano existencial esto implica
de Adler”14. Sabiendo, además, que la posibi- una relación simétrica, y este estatuto único está
lidad real de su recuperación es impredecible íntimamente ligado a la noción de comunica
y depende, en última instancia, de ella misma, ción e interdependencia de las personas17.
pues no en vano su capacidad de reacción espe-
ranzadora es sorprendente, como atestigua por La rehumanización también se apoya en
ejemplo el psicoterapeuta Isaac Núñez15. la gran idea de la “búsqueda de sentido”. Des-
de V. Frankl sabemos que la fuerza más central
De hecho las personas en vías de rehuma-
que hay en el ser humano, su capacidad espiri-
nización se autoayudan mediante la vivencia
tual de oposición a los múltiples influjos de “la
de su verdad existencial a través de la libertad,
circunstancia” y al determinismo, reside en su
la comunicación, la afectividad y los valores
voluntad de sentido. Junto a autores como Abra-
humanos que pueden dar sentido a su existen-
ham Maslow, Rollo May, James Bugental, Carl
cia, como seres que aspiran a compartir la vida
con una actitud de firmeza, capaces de transmi- Rogers, etc., los discípulos directos de Frankl
tir, como diría Schakespeare, que la vida huma- (Elisabeth Lukas, Eugenio Fizzotti, Jerónimo
na no es “una historia contada por un idiota”, Acevedo, etc.) y sus seguidores actuales (Oscar
ni “una pasión inútil” como escribió Sartre, ni Oro, Leticia Ascencio, Mª Ángeles Noblejas,
un “instrumento programado” según Skinner, etc.), hemos de considerar la voluntad de senti-
sino un ser personal con capacidad de libre ini- do como la motivación principal y básica de la
ciativa y decisión, y con posibilidades creativas conducta humana. Y que el sentimiento de fal-
de hacer experiencias rehumanizadoras consi- ta de sentido en la vida desemboca en el vacío
go mismo y con los demás. existencial. Consecuentemente, la búsqueda de
sentido se convierte de facto en terapia benefac-
Esta filosofía de la rehumanización se apoya, tora, y las personas en vías de rehumanización
en último término, en conceptos existenciales pueden afirmar con G.W. Allport que “al elegir
muy profundos como “verdad”, “sentido”, “re- ser dignos de su sufrimiento atestiguan la ca-
lación”, “encuentro”, “comunicación”, “senti- pacidad humana para elevarse por encima de
miento”, “libertad-responsabilidad”. El hombre su aparente destino”18, pues tratan de encontrar
es un ser de encuentro y sin comunicación y re- de nuevo sentido a sus vidas.
lación no hay encuentro posible. De modo que
la categoría de relación, puesta de manifiesto de Si toda actividad adictiva pertenece al esta-
forma impecable en la filosofía contemporánea do existencial que Frankl llamó con acierto “es-
a partir de S. Kierkegaard16, será descubierta tado subhumano”19, la terapia rehumanizadora
se dirige a ayudar a cambiar sus pensamientos
14 V. Frankl, El hombre en busca de sentido, traducción de Diorki, Barcelo-
na, Herder, 1993 (15ª ed.), p. 98.
y sus comportamientos hacia el encuentro con
15 “Se constata en muchos casos que son los toxicómanos más desestruc- el mundo de los valores. Cuando la persona se
turados a todos los niveles quienes más profundizan en su proceso
terapéutico y logran su total rehabilitación e integración social, quizás
porque habían tocado fondo y ya no pueden engañarse a sí mismos 17 Desde su experiencia en una comunidad de Nueva York autogestio-
de ningún modo. Un profesional tendría delante una ‘historia clínica’ nada por ex-toxicómanos (Daytop Village), Durand-Dassier describió
que le ofrecería pocas esperanzas de lograr resultados positivos”. I. magníficamente los fundamentos de la estructura relacional de las
Nuñez, Ante el debate actual sobre la drogodependencia, Madrid, Asocia- personas en el libro Psicoterapia sin psicoterapeuta (Madrid, Marova,
ción Proyecto Hombre, 1994, pp. 40-41. 1994, 2ª ed., pp.105-166).
16 Estas ideas del pensador danés pueden verse desarrolladas en mi obra 18 G. Allport, Prefacio a la obra de Frankl, El hombre en busca…, ob. cit., p. 9.
Sören Kierkegaard. Entre la inmediatez y la relación: los “dos” estadíos de la 19 V. Frankl, El hombre doliente: fundamentos antropológicos de la psicotera-
vida, Madrid, Trotta, 2003). pia, traducción de Diorki, Barcelona, Herder, 1987, p. 41.
pone en vías de rehumanización descubre por ayudar a las personas a hacerse cargo de sí mis-
sí sola los valores, y a partir de entonces la reali- mas con la ayuda de los demás, pero sabiendo
dad es vivida desde la existencia comprometida que la persona singular está por encima del
con los valores. Y ello coincide con las mejores grupo. Frankl había demostrado con creces que
investigaciones pedagógicas actuales que nos existe la libertad, y por tanto la responsabilidad
dicen que los valores propiamente no se ense- personal, porque él la encontró incluso en los
ñan, se descubren. ambientes más degradantes y subhumanos:
un ser humano, es decir un ser que conoce la cológica de la conocida obra de Viktor E. Frankl
angustia ante la elección del porvenir. Lo deci- El hombre en busca de sentido, en concreto en el
sivo ahora, en vías de rehumanización, es saber epígrafe titulado “La psiquiatría rehumaniza-
que no está sola en su sufrimiento. Que su su- da”25. Años más tarde, en 1980, el mismo Frankl
frimiento tiene sentido, y que es muy distinto al lo escogió para el título de una conferencia que
sufrimiento de la desesperación del sin-sentido pronunció en la Universidad de Filadelfia: “Ha-
de su vida anterior. Ahora está en comunión cia una rehumanización de la psicoterapia”26.
con la Humanidad, como muy bien percibió También lo podemos rastrear en otras obras su-
Kafka cuando dijo que “todos los hombres ex- yas, desperdigado, por ejemplo cuando afirma a
presan que hay algo quebrado en el universo”. propósito de la frustración existencial del hom-
Diríamos que su rehumanización es un sufri- bre contemporáneo que la medicina y la psico-
miento no de agonía sino de alumbramiento de logía precisan de una rehumanización27. Pero en
sentido. Y encontrar el sentido de la vida indica su conjunto Frankl no sacó la gran cosecha que
que el ser humano siempre apunta a algo o a encierra el concepto, no desarrolló una antropo-
alguien que no es él: a un sentido que debe ad-
logía a partir del mismo, ni desplegó la idea en
quirir o a otros seres que se encuentran con él.
su razón filosófica plena, en su “razón existen-
cial”, ni la aplicó al conjunto de la Historia. Pero
Bajo el paradigma de la rehumanización,
quizá con ello nos dejaba a las generaciones ve-
en suma, englobamos tanto investigaciones teo-
nideras algo que contar…
réticas como prácticas terapéuticas y técnicas
concretas (rehumanizadoras). Sería como una
filosofía de vida que da soporte teórico a las te- Los fundamentos teóricos de la rehumani-
rapias encaminadas a favorecer la búsqueda de zación, en efecto, se hallan dispersos en la ma-
sentido, a las terapias que ayudan a las perso- yoría de las corrientes filosóficas y psicológicas
nas a librarse de sus cadenas y “tejer esas tenues humanistas del siglo XX, en la fenomenología,
hebras de vidas rotas, en una urdimbre firme, el pensamiento existencial, el personalismo, el
coherente, significativa y responsable”24 que pensamiento dialógico, en la Gestalt mediante su
otorgan la verdadera libertad interior y la paz concepto de persona que apunta a una totalidad
interior. Desde el autoconocimiento que repre- de sentido pleno, por descontado en la logotera-
senta la “voluntad de sentido” las personas pia frankliana, y, en general, en todas las teorías
podrán aceptar la nueva luz e incrementar así y corrientes del pensamiento humanista28. Ahora
el conocimiento de su realidad. Y esa luz que bien, en bastantes círculos teoréticos las filosofías
brota desde su interior es la mejor guía para vi- humanistas todavía hoy son admitidas con am-
vir en la verdad, de la verdad y para la verdad, plias reticencias, quizás porque su fundamenta-
como apasionadamente buscó Oscar Wilde en ción filosófico-científica, su modelo explicativo
aquella maravillosa confesión: “Hubiera dado último, como hizo notar muy bien Elisabeth
el mundo por haber tenido valor para decir Lukas a propósito de la Logoterapia, “contiene
la verdad; para vivir la verdad. Eso es lo más un factor extraordinariamente débil, que po-
grande en la vida ¡Vivir la verdad!”. dríamos llamar la confianza en el hombre”29.
Pero al final todas las teorías y todas las adicciones en particular. Y que se puede ense-
escuelas han de admitir que el fenómeno de la ñar a las personas a vivir sin actitudes violentas
rehumanización de las personas deriva necesa- y sin ataduras adictivas, es decir sin esclavitu-
riamente del concepto de esperanza, esperanza des de ningún tipo.
que llega a hacerse realidad en la vida de las
personas que lo buscan ardientemente, y que Todo ello pone de manifiesto que el plan-
se confunde con su realidad. La esperanza, en teamiento antropológico más adecuado para
efecto, uno de los grandes temas de la filosofía conocer y ayudar al ser humano es de corte hu-
existencial de nuestro tiempo, no podía estar manista y personalista. La filosofía personalis-
ausente de un proceso que apunta a lo mejor ta genera en la persona esclava de sí misma un
del ser humano y a su ser íntimo mismo. sustrato humano-existencial que continuamen-
te está lanzando el mensaje de que es posible
La persona adicta mientras vive en su adic- salir, de que hay esperanza. En el fondo, la es-
ción vive en la desesperanza, no tiene auténti- peranza radical es la conversión de alguien que
pasa de sentirse objeto (cosa objetivable) a sen-
ca esperanza, sólo vive a la espera de su “dosis
tirse persona (ser personal) quizá por primera
adictiva”, y cuando esta le falla se ahonda en su
vez en su vida. En este sentido diríamos que se
desesperación. La esperanza y la desesperación,
trata de una auténtica “conversión existencial”,
actitudes totalmente opuestas en la experiencia
como le sucedió por ejemplo a Gabriel Marcel,
cotidiana de las personas, forman parte de su exis-
que cambió la orientación inicial de su filosofía
tencia íntima y deciden la orientación de su vida:
idealista abstracta por una filosofía existencial
concreta cuando en la Primera Guerra Mun-
Los que conocen la estrecha relación que existe
dial estuvo destinado en un servicio de la Cruz
entre el estado de ánimo de una persona –su
valor y sus esperanzas, o la falta de ambos– y Roja internacional y descubrió que el drama de
la capacidad de su cuerpo para conservarse los familiares de los seres desaparecidos en el
inmune, saben también que si repentinamente frente de batalla no podía ser satisfecho con la
pierden la esperanza y el valor, ello puede oca- mera información aportada mediante los datos
sionarles la muerte30. objetivos de una ficha31. Todos los ex-adictos
que logran liberarse de su despótica esclavitud
Qué espera de la vida el ser en vías de huma- existencial coinciden en afirmar que de nuevo,
nización es el requisito ineludible para comenzar y por primera vez en su vida, sienten que son
la tarea de dar sentido a la existencia. Por tanto, personas en lo más hondo de su ser.
recuperar el sentido de la vida y el sentido de la
realidad será la condición sin la cual la persona Toda “conversión existencial” implica re-
no podrá salir de la deshumanización. orientar la vida desde una existencia deshuma-
nizada hacia una rehumanización. La existencia
En toda esta dinámica la afirmación que se entera queda ahora como ordenada de una for-
nos presenta clara es que el ser humano puede ma nueva que lo transforma todo, desde una
pasar de la deshumanización a la rehumani- libertad interior que produce en la persona un
zación, de la desesperación a la esperanza de cambio espectacular de vida. Es la conversión
su plenitud existencial, algo que ya los griegos radical de un mundo interior nuevo, desde la
denominaron eudaimonia (felicidad), identi- experiencia del encuentro consigo mismo y con
los demás. Y esta nueva orientación de su vida,
ficada ahora por nosotros como “volver a ser
este nuevo sentido que le reporta su rehumani-
persona” o volver a nacer. Hay una conclusión
zación, libera tal energía creadora que ahora la
esperanzadora clara desde la filosofía de la re-
humanización: que se puede salir de la escalada 31 El proceso de esta “conversión” se encuentra detallado en las cuida-
de violencia de las guerras en general, y de las das anotaciones de su Journal Metaphisique escrito entre los años 1914
y 1923. Sobre este tema puede verse un amplio comentario en mi obra
Gabriel Marcel: filósofo, dramaturgo y compositor (Madrid, Palabra, 1998,
30 Frankl, El hombre en busca..., ob. cit., p. 77. p. 73 s.).
persona se siente capaz de emprender acciones El hombre se revela como un ser que está fun-
que antes consideraba inaccesibles y ajenas a su damentalmente orientado hacia el futuro, que
interés y posibilidades. se mueve bajo una llamada; es un ser de espe-
ranza, incluso en donde los razonamientos [fa-
Y por supuesto en los momentos más adver- laces] enseñan que la esperanza es imposible e
ilusoria. El hombre está por hacer33.
sos de su existencia, por ejemplo cuando la per-
sona piense en el suicidio, es cuando actúa como
auténtica fuerza esperanzadora. ¿Hacia dónde La desesperación es, por el contrario, “la
impulsa a las personas la dinámica de la rehu- conciencia amarga de haberse uno cerrado to-
manización? Decididamente –como diría el sa- das las puertas hacia la plenitud personal”34.
bio Platón– hacia el bien, hacia la justicia, hacia
la verdad y hacia la belleza. Es impresionante el En verdad la persona es libre para decidir an-
poder estético del ser humano en vías de rehu- dar por caminos de muerte o por caminos de vida:
manización, es decir su capacidad de elevarse
Debemos sacar la consecuencia –concluye
hacia realidades superiores. Sobre este tema
Frankl en su obra paradigmática– de que hay
también Viktor Frankl describió realidades de-
dos razas de hombres en el mundo y nada más
finitivas, desde su propia vivencia al límite exis-
que dos: ‘la raza’ de los hombres decentes y la
tencial en los campos de concentración. Así, por raza de los indecentes. Ambas se encuentran
ejemplo, desde aquella tragedia humana extre- en todas partes y en todas las capas sociales
ma recordaba estas emocionadas impresiones [...] ¿qué es, en realidad, el hombre? Es el ser
fruto del poder creador de la belleza: que siempre decide lo que es. Es el ser que ha
inventado las cámaras de gas, pero asimismo
A medida que la vida interior de los prisione- es el ser que ha entrado en ellas con paso firme
ros se hacía más intensa, sentíamos también musitando una oración35.
la belleza del arte y la naturaleza como nunca
hasta entonces. Si alguien hubiera visto nues-
Hace poco menos de un siglo Antoine de
tros rostros cuando, en el viaje de Auschwitz a
un campo de Baviera, contemplamos las mon-
Saint-Exupéry plasmó en su obra Citadelle esta
tañas de Salzburgo con sus cimas refulgentes profunda sentencia: “Los hombres dilapidan
al atardecer, asomados por las ventanas enre- su bien más preciado, el sentido de las cosas”.
jadas del vagón celular, nunca hubiera creído Efectivamente, malgastar el sentido de las cosas
que se trataba de rostros de hombres sin espe- es una de las claves más eficaces para compren-
ranza de vivir ni de ser libres. A pesar de este der las decepciones profundas de las personas
hecho –o tal vez en razón del mismo– nos sen- deshumanizadas. Las actitudes violentas y las
tíamos transportados por la belleza de la na- adicciones constituyen una base inequívoca
turaleza, de la que durante tanto tiempo nos
para entender el proceso de autodestrucción
habíamos visto privados. Incluso en el campo,
cualquiera de los prisioneros podía atraer la de la persona deshumanizada. Lanzan al ser
atención del camarada que trabajaba a su lado humano al vacío de la soledad personal, en pri-
señalándole una bella puesta de sol [...]32. mer lugar, y al vacío de la soledad de los demás
en segundo lugar, porque efectivamente confi-
La deshumanización y la rehumanización, guran la sociedad en la que viven, y de alguna
en suma, explican por qué las personas adop- forma necesitan de la autodestrucción de los de-
tan ante la vida actitudes de esperanza o de más. Viene bien recordar aquí lo que Frankl dijo
desesperación. Quienes logran rehumanizarse a propósito de que
son el mejor testimonio experiencial de que la
persona es ante todo un ser para la esperanza, 33 J. Gevaert, El problema del hombre. Introducción a la antropología filosófica,
traducción de A. Ortiz, Salamanca, Sígueme, 1991 (8ª ed.), p. 151.
como expresa poéticamente Joseph Gevaert:
34 A. López Quintás, La cultura y el sentido de la vida, Madrid, PPC, 1993,
p. 20.
32 Frankl, El hombre en busca..., ob. cit., p. 47 s. 35 Frankl, El hombre en busca…, ob. cit., p. 87.
si alguien nos preguntara sobre la verdad de la Estas son, a mi entender, algunas de las
afirmación de Dostoyevski que asegura termi- mejores tareas rehumanizadoras que nos plan-
nantemente que el hombre es un ser que puede tea hoy el reto de volver a ser personas. Pode-
ser utilizado para cualquier cosa, contestaría- mos terminar rescatando ahora el famoso lema
mos: ‘Cierto, para cualquier cosa, pero no nos
de la fenomenología de hace un siglo “¡vuelta a
preguntéis cómo’36.
las cosas mismas!” (Zurück zu den Sachen selbst!)
Afortunadamente el proceso de auto-des- cambiando el concepto de cosas por el de perso-
trucción, por sí solo, no tiene la última palabra. nas, y aquel lema fenomenológico se transforma-
La persona que ha descendido por la pendiente ría en un esperanzador “¡vuelta a las personas
de la violencia o por la sima de las adicciones, de mismas!” (Zurück zu den Personen selbst!).
forma especial aquella que ha “tocado fondo”,
que ha viajado al límite, mientras tenga vida El camino de la rehumanización, definiti-
aún puede hacer la experiencia de la esperanza. vamente, siempre responderá a la necesidad de
Todo hombre adicto, toda mujer adicta, puede un cambio profundo de mentalidad porque to-
dejar el arrabal para llegar a descubrir, quizá das las personas podemos volver a nacer.
por primera vez en su vida, que es persona. Y si
lo consigue podrá decir que ha vuelto a la vida, Bibliografía
que ha nacido de nuevo, como le dice el piloto
a punto de morir de sed en pleno desierto al 1. Acevedo, J., El modo humano de enfermar,
beduino que le da agua, según aquel el bello re- Buenos Aires, F. A. L., 1996.
lato de Saint-Exupéry:
2. Camus, A., “Calígula”, en Teatro, traduc-
En cuanto a ti que nos salvas, beduino de Libia, ción por A. Bernárdez y G. de Torre, Bue-
tú te borrarás sin embargo para siempre de mi nos Aires, Losada, 1957 (4ª ed.).
memoria. No me acordaré más de tu rostro. Tú
eres el Hombre y te me apareces con el rostro
de todos los hombres a la vez. No nos has visto
3. Carpintero, H. (y otros), “Condiciones del
nunca y ya nos has reconocido. Eres el herma- surgimiento y desarrollo de la Psicología
no bienamado. Y a mi vez yo te reconoceré en Humanista”, Revista de Filosofía (UCM,
todos los hombres37. Madrid), vol. III (1990) nº 3, pp. 71-82.
Podemos acabar con la paráfrasis de otro 4. Cañas, J. L., Gabriel Marcel: filósofo, drama-
bello párrafo de Viktor Frankl, al que nos he- turgo y compositor, Madrid, Palabra, 1998.
mos tomado la libertad de cambiar dos palabras
(literatura y escritor), y que constituye todo un 5. Cañas, J. L., Sören Kierkegaard. Entre la in-
programa para la Filosofía y la Ciencia actuales: mediatez y la relación: los „dos“ estadíos de la
vida, Madrid, Trotta, 2003.
El mundo está enfermo pero su mal es curable.
Una literatura [antropología, psicología, educa- 6. Cañas, J. L, Antropología de las adicciones,
ción…] que rechace ser una ‘medicina’ y colabo- Guatemala City, I. C. F., 2009 (Primera edi-
rar en la lucha contra la enfermedad del espíritu ción: Antropología de las adicciones: psicote-
de nuestro tiempo, no es una terapia, sino una rapia y rehumanización, Madrid, Dykinson,
señal, un síntoma de neurosis colectiva que se 2004).
une a todo lo demás. Si el escritor [antropólogo,
psicólogo, educador…] no es capaz de inmuni-
7. Durand-Dassier, J., Psicoterapia sin psicote-
zar al lector contra la desesperación, entonces
tiene que abstenerse de hablar sobre ella38.
rapeuta, Madrid, Marova, 1994, (2ª ed.).
9. Frankl, V., El hombre doliente: fundamentos 17. López Quintás, A., Estética de la creatividad,
antropológicos de la psicoterapia, traducción Barcelona, PPU, 1987.
de Diorki, Barcelona, Herder, 1987.
18. López Quintás, A., La cultura y el sentido de
10. Frankl, V., Logoterapia y análisis existencial, la vida, Madrid, PPC, 1993.
traducción de J. A. Prado y R. Wenzel, Bar-
celona, Herder, 1990. 19. López Quintás, A., Cómo formarse en ética a
través de la literatura: análisis estético de obras
11. Frankl, V., El hombre en busca de sentido, literarias, Madrid, Rialp, 1994.
traducción de Diorki, Barcelona, Herder,
1993 (15ª ed.). 20. Lukas, E. S., Tu vida tiene sentido. Logotera-
pia y salud mental, traducción de E. Rodrí-
12. Frankl, V., La idea psicológica del hombre, tra- guez, prólogo de V. Frankl, Madrid, S.M.,
ducción de F. Fernández, Rialp, Madrid, 1983.
1999 (6ª ed.).
21. Marcel, G., Les hommes contre l’humain, Pa-
13. Gevaert, J., El problema del hombre. Introduc- ris, La Colombe, 1951.
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