EL BANQUETE
DE LOS
MUERTOS
Antonio Argudin
123REPARTO
SERAFINA, calaca romantica, nietade
BASILISCA, calaca tragona, madre de
BARRABASA, calaca enojona
OFIDIA, calaca envidiosa, arrimada de
las anteriores
PALOMITA, calaca nifla, hermana de
Serafina
SERAPIO, muerto fresco, prometido de
Serafina.
En un Pantesn, Noche de Muertos.
Se oyen 12 campanadas. Serafina des-
pierta.
SERAFINA: {Qué emocién! Hoy es
nuestra noche, noche de Todos San-
tos, Noche de Muertos. Y mi Se-
rapio ya debe haber traido mis
ofrendas y estara esperando que yo
vaya a él... Ay, y yo en estas fa
chas. jDebo darme una manita de
gato! No se vaya a espantar de ver-
me en este estado... Aunque no hay
mucha diferencia: Yo traigo la ca-
Tavera ala vista y él por dentro. Pero
calavera tiene como todos. Me pon-
dré un poquito de colorete y me pin-
taré -los labios no, que no tengo-
perosi las quijadas. , Ay, y si no vie-
ne? Tal vez ya olvide el juramento
que nos hicimos de estar juntos para
siempre. Tal vez ya encontr6 otra y
anda con ella. jAy, no, eso seria mi
muerte! Ah, pero si me es infiel voy
Por él y le jalo las patas. Claro que si.
Y en cuanto a la otra... que se cuide.
Basilisca se remueve en su tumba,
BASILISCA: (Despertando.) Mmm-
mmmbh... qué aroma. Huele a comi-
da. Mmmmh. (Qué rico! Huele a
mole, y a champurrado, y a frijo-
litos y ‘a tortillas calientes y a ca-
balaza en dulce... Mmmmmmm-
mh. Y tejocotes y cocada y co-
yoles...
SERAFINA: jSolo piensas en comer,
abuelita! Cualquiera diria que ya se
te olvidé como moriste.
BASILISCA: |Callate ingrata, que no
mas de acordarme creo que me voy
a volver a morir!
SERAFINA: Pues cada vez que te en-
tre esa hambre enfermiza acuérda-
te de los célicos que por tragona te
mandaron al panteén.
BASILISCA: Ni trates de asustarme:
sabes muy bien que solo se muere
una vez, asi que ahora sin temor
alguno, pienso tragar y tragar has-
ta hartarme.
SERAFINA: Ay abuelita, qué vulgar
eres. Yo aqui sufriendo anticipada-
mente por si mi Serapio me olvida
y ta pensando en Ilenarte e] esque-
leto.
BASILISCA: Pensar en Serapio 0 en.
cualquier otro es una pérdida de
‘tiempo: todos los hombres son igua-
les y todos valen lo mismo que es
igual a nada, en cambio unas bue-
nas hojuelas, unos buiiuelos recién
fritos y bafiados en miel de pilon-
cillo... Te aseguro que saben mejor
que tu abuelo, el pobre Melitén que
a Dios gracias descansa en otro ce-
menterio,
SERAFINA: jTe digo que no seas
tragona! No te comas eso, Es para
124todos. Y espérate a que los demas
despierten.
BASILISCA: Ay Serafina, Serafinita, no
tienes corazén, compadécete de esta
pobre anciana que yasolo encuentraun:
‘poquito de paz en la comida.
SERAFINA: Abuelita Basilisca, que
no. Note comas las cosas. Ay, mira.
Caramba contigo, no te digo. Y no
son nuestras ofrendas. Son de les
vecinos del ocho.
BASILISCA: Pues no las aprecian.
jAhi Jas dejan! De que se las co-
man los gusanos.
SERAFINA: Siempre has de hacer lo
mismo. Eres una viejijta desobe-
diente. Pero ahora veras. iMama!
jMama!
BASILISCA: No, jPiedad! no le hables
a tu mama, no le hables a
Barrabasa.
Barrabasa, entrando de un brinco con
un cinturon en la mano.
BARRABASA: ,Quién me hablé?
SERAFINA: Es que mi abuelita
Basilisca ya se comié las ofrendas
de los vecinos de 1a fosa ocho.
BASILISCA: No le creas, hijita, ya sa-
bes que esta nifia siempre ha sido
muy mentirosilla...
BARRABASA: De mi hija no vas a
hablar mal. Ya te conocemos que
eres una tragaldabas. Ahora vers,
te voy a dar una purga.
BASILISCA: No, Purga no. Purga no.
BARRABASA: Cémo que no. A ver,
abre la boca.
BASILISCA: No, mangos.
BARRABASA: (Haciendo tronar el cin-
turdn.} ;\Como que no! ; Abrela!
BASILISCA: Glub, grr, ugh.
SERAFINA: Pobre abue. A ver si asi
aprende a no ser tan tragona_
BARRABASA: ;Y por qué se comié
las ofrendas de los del ocho?
SERAFINA: No sé. Supango que esta-
ban mas a la mano.
BARRABASA: ¢Mas ala mano que las
nuestras? No seas estupida.
SERAFINA: (Ay! tienes razon. Las
nuestras deben estar mas cerca...
BARRABASA: O sea que si tomé las
otras... (Serafina al borde del tlan-
to.) Es que no nos han traide nada.
BARRABASA: (Yendo a verificar.)
Nada, nada, nada.
SERAFINA: ¥ el unico que nos trae
ofrendas...
BARRABASA: Claro, tu abuela Basi-
lisea no tuve mas hijos que yo y yo
sélo te tuve a ti.
SERAFINA: Y yo solo tuve a mi Sera-
pio, aunque muy poco lo gocé.
BARRABASA: Asi que si no hay
ofrendas...
SERAFINA: (Soltando a tlorar.) Es que
mi Serapio ya me olvids.
OFIDIA: (Que ha estado oyendo lo an-
terior, se acerca.) Claro, asi son to-
dos, yo nunca tuve muchas esperan-
zas de que te fuera fiel, pero nunca te
lo dije por no entristecerte, primita.
BARRABASA: Me choca que le digas
primita, Ta no eres nada nuestro.
No eres mas que una ahijada de la
tragona de mi madre.
OFIDIA: Lo sé. No creas que no sé mi
lugar. Pero es que la quiero tanto,
tanto, que no puedo decirle mas que
primita,
125SERAFINA: Dejen de discutir por el
parentesco. A mi lo que me im-
Porta es que mi Serapio anda con
otra,
OFIDIA: {Mal hombre! | Y ya se casd!
SERAFINA: (Desconsolada,) ;Cuando?
OFIDIA: ,Cuando?... Ah, pues...
BARRABASA: No le creas a tu "pri-
mita" Ofidia, esta inventando.
OFIDIA: No me gusta que desconfien.
de mi y que no me crean. Claro
que lo sé. Me lo contd el sepultu-
rero que vino ayer a limpiar ta
tumba de Ia del dos.
SERAFINA: Ya me lo temia. Desde
hace tiempo tuve el presentimien-
to.
BARRABASA: ¢Aah, si? Y con quién
se casé si puede saberse?
OFIDIA: {Cémo, no to saben? Pues
con Doiia Octagenaria.
SERAFINA: ,Con ésa? {Mi Serapio?
Pero si es una momia.
OFIDIA: Claro, ni sofiando se com-
para contigo... Pero tiene mucho
dinero.
Enira Palomita saltando a ta pata
coja.
PALOMITA: jHermanita! jHermani-
tal
BARRABASA: jChamaca latosa! De-
ja en paz atu hermana que acaba
de enterarse de una calumnia.
OFIDIA: Ay, tia, si yo siempre digo
la verdad...
BARRABASA; Chale, chale, yo no
say tu tia.
PALOMITA: Hermanita, hermanita,
te tengo una sorpresa.
Te va a gustar...
Pero a Ofidia yo creo que no.
OFIDIA: Qué te traes, chamaca.
BARRABASA: (Amenazante.) ¢Cha-
maca?
OFIDIA: (Sonriendo falsamente.)
Chamaca preciosa.
SERAFINA: Deja pues de jalonearme
y dime de que se trata.
PALOMITA: Pues que Ofidia tiene en
su ataud un retrato,
OFIDIA: ;Palomita! Nunca te crei ca-
paz de...
BARRABASA: (Comprendiendo.) ;Y
de quién es ese retrata?
PALOMITA: De Serapio, de Serapio.
Ofidia esta enamorada de Serapio.
SERAFINA: Td, de mi Serapio, como
te atreves, vibora arrastrada, mala
mujer, infeliz. A mi Serapio na-
die me lo toca. ,me oiste?
BARRABASA: Eso, claro, duro, ah,
qué orgullosa me siento de ti, Eres
una digna hija de tu madre.
OFIDIA: Pues si, lo amo. Y lo me-
rezco. Soy mejor que ti. Mas bo-
nita, mas mujer.
PALOMITA: No es mujer, es vibora.
SERAFINA: Pero entonces por qué
No trajo sus ofrendas como todos
Jas afios.
OFIDIA: Por que ya te olvidé. Y me
alegro.
Entra Serapio trastabillando.
SERAPIO: Uy uyuy. Esta estd muy os-
curo. Y apesta mucho.
SERAFINA: Serapio, Serapio. Mi
Serapio.
126OFIDIA: Lo que me faltaba, ahora
voy a tener que soportar ante mis
Propias cuencas a este par de
tértolos.
SERAPIO: Serafina? |Serafinita!
BARRABASA: Qué bueno que al fin
te moriste, muchacho! Asi no es-
taremos tan solas en este pantedn.
PALOMITA: Si. Que bueno. Sobre
todo porque ya no andaras vagan-
do entre los vivos.
SERAFINA: Ay si. No mas de pen-
sar en los vivos me muero del sus-
to.
BARRABASA: Si, canijos vivos, hay
que tenerles miedo.
PALOMITA: (Viendo a Ofidia.) Cla-
ro que hay uno que otro muerto...
SERAFINA: Que son unas verdade-
ras viboras,
SERAPIO: (Por lo bajo a Serafina.)
Oye, {quién es esa muerta tan fea?
SERAFINA: