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Este documento discute las relaciones entre lo político, lo social y la política. Sostiene que: 1) Lo político y lo social son perspectivas sobre los mismos hechos históricos, siendo lo político la abstracción del grado de asociación o disociación de las relaciones sociales y lo social la perspectiva concreta de esta disociación; 2) Lo político surge de lo social cuando la disociación alcanza su grado máximo de antagonismo o lucha de clases; 3) Al explicar lo social se está explicando la relación de lo político
Descriere originală:
Disparadores para comenzar un dialogo sin exclusiones entre política y sociedad...
Este documento discute las relaciones entre lo político, lo social y la política. Sostiene que: 1) Lo político y lo social son perspectivas sobre los mismos hechos históricos, siendo lo político la abstracción del grado de asociación o disociación de las relaciones sociales y lo social la perspectiva concreta de esta disociación; 2) Lo político surge de lo social cuando la disociación alcanza su grado máximo de antagonismo o lucha de clases; 3) Al explicar lo social se está explicando la relación de lo político
Este documento discute las relaciones entre lo político, lo social y la política. Sostiene que: 1) Lo político y lo social son perspectivas sobre los mismos hechos históricos, siendo lo político la abstracción del grado de asociación o disociación de las relaciones sociales y lo social la perspectiva concreta de esta disociación; 2) Lo político surge de lo social cuando la disociación alcanza su grado máximo de antagonismo o lucha de clases; 3) Al explicar lo social se está explicando la relación de lo político
Algunas notas sobre lo poltico, lo social y la poltica
Luis Thielemann La articulacin de lo poltico, lo social y la poltica sigue conformando un problema terico constantemente eludido o negado en funcin de la absorcin de los tres trminos por uno de ellos. Mientras la teora conservadora, desde que lo social se volvi revolucionario a fines del siglo XVIII, desde Burke a Hannah Arendt, han sostenido una necesaria distancia entre lo social, visto como naturaleza, y la poltica, deseada como prctica limitada en dicha naturaleza. Las condenas hechas una y otra vez contra los intentos de la crtica por cruzar -o mejor dicho mezclar- en la interpretacin de los hechos y en la prctica poltica, una y otra dimensin de la realidad, alcanzaron su objetivo en los 90 del siglo pasado. El objetivo represivo se cumpli cuando la posibilidad misma de abrir un proceso de reforma poltico y social a la vez, fue aplastada junto a los denominados socialismos reales. Pasado ya de entonces casi un cuarto de siglo, dos crisis econmicas de alcance global y casi un lustro de disturbios de todo tipo en el orden global desde aquella derrota, se vuelve necesario, adems de una prctica poltica que unifique las dimensiones de lucha, subvertiendo la enclaustracin de la poltica a la pretendida sacralidad del salvajismo social, una teorizacin sobre aquello que recupere la tradicin unitaria de anlisis de lo real del materialismo histrico. Este escrito propone una forma para el puzzle, que use todas las piezas (las tres) a su disposicin. As, lo poltico, lo social y la poltica se presentan como dimensiones de un acontecimiento o proceso histrico que pueden servir a modo de perspectivas del mismo. A la vez, debe aclararse que dichas perspectivas no deberan ser usadas, a riesgo de ofrecer una imagen incompleta del periodo a estudiar, si es que no consideran las otras dos dimensiones restantes como inextricables a la utilizada. Y es que no existen hechos puramente sociales o polticos, sino que simplemente hechos, que pueden comprenderse abstractamente en lo poltico, concretamente en lo social y que se ven definidos secularmente a travs de la poltica; y es frente a esa totalidad que se debe siempre ubicar la mira de la historia poltica, independiente de la perspectiva escogida. La articulacin de tal relacin es el objeto de las pginas siguientes. a) Lo poltico y lo social Fue en los descuentos del siglo XIX que la caracterizacin crtica de la sociedad chilena se hizo presente. La insercin de Chile en los circuitos del moderno capitalismo con base en Europa occidental, produjeron la adaptacin de su formacin social y el Estado se expandi como organizador de la produccin, transformando la vida de cientos de miles de personas e impulsando un proceso de modernizacin de sus relaciones sociales. La estructura social colonial, basada en claves raciales o de estamentos, dio paso, en el pasar de un siglo, a una nueva organizacin de las clases en torno a la extraccin mineral y el agro. Esta organizacin clasista fue dirigida por lites comerciales y financieras, en que la vida urbana tuvo cada vez mayor preponderancia por sobre el agro y la poltica moderna, de masas, ocup el lugar de la vieja fronda aristocrtica. El siglo XX lleg al mundo parido por la lucha de clases abierta, a la que se le sum la novedad histrica y rupturista de una interpretacin global que fue propia de TEORIA POLITICA CONTEMPORANEA las clases trabajadoras, el socialismo en todos sus matices, y que madur en las entraas de la modernizacin capitalista antes mencionada. En este marco y con el ascenso de una cultura popular para s, la diseccin de la sociedad en grupos con intereses contradictorios se hizo evidente, volvindose el eje del ordenamiento poltico. En dicho fondo histrico basaremos el anlisis, ubicando el epicentro entre los aos 1957 y 1973. Basndonos en la tesis de una perspectiva integrada del origen de los conflictos sociales [1] a la formacin social existente en el Chile del siglo pasado, lo poltico y lo social se han correspondido con dos prismas sobre los mismos hechos. Ambas perspectivas dan cuenta del estado de las relaciones sociales de produccin, circulacin e integracin al Estado. As, la primera hiptesis es que lo poltico de un hecho histrico es la abstraccin hecha sobre el grado de asociacin o disociacin, tanto en el discurso como en la praxis, de las relaciones sociales antes mencionadas. La segunda hiptesis y que resulta de la primera, es que lo social es la perspectiva sobre la historia concreta (y no abstracta) de la disociacin de las relaciones sociales. La tercera hiptesis es que lo social no puede explicarse globalmente sin la perspectiva en lo poltico, a la vez que lo poltico no es sino una elucubracin si no se verifica su realizacin en lo social. Lo poltico, para la tradicin del materialismo histrico, surgir en lo social, cuando este grado de disociacin se reconozca como el ms agudo, como antagonismo, o sea, como lucha de clases. Es decir, cuando la conciencia se funde con la existencia. Esto no define a priori la forma histrica precisa de dicho antagonismo, aunque sin embargo se ha expresado recurrentemente tanto como violencia social, o bien, en su grado ms agudo, como violencia poltica (guerra civil, revolucin, golpe, etc.). Lo poltico est definido por lo social, y, a su vez, lo social est definido por lo poltico. En ese sentido, lo poltico no puede ser entendido nicamente como una especie de definicin a priori de lo social. La relacin tiene que ver con que mientras lo poltico es la abstraccin explicativa de la conflictiva asimetra social, tanto en su formacin como en su presente, lo social es la asimetra en su forma histrica inmediata y continua. Es la cotidianidad que no requiere abstraccin para quienes la viven, pero s para quienes buscan redefinirla. As, si lo poltico se define en trminos de antagonismo, de lucha de clases, entonces lo poltico es la nica forma de explicar la totalidad de lo social, ya que no puede esconder el proceso histrico y a la vez presente de diseccin original que le da forma. Cuando lo social se explica, lo que se explica es la relacin de lo poltico. Esto debido a que efectivamente lo social es posible de definir mediante procedimiento cientfico, lo que no quiere decir neutral. Por ejemplo, la explotacin crecientemente extensiva en la primera mitad del siglo XX dio paso a una intensificacin de la misma hacia la segunda mitad, un hecho que es cuantificable y probable en las horas trabajadas, en las resistencias a la implementacin del proceso, en la alteracin de la cultura de los trabajadores, etc. pero del mismo modo, tal verificacin se corresponde con una abstraccin relacional de los factores que explican el fenmeno: la prctica de las clases propietarias de mantener la tasa de acumulacin, estancada hacia fines de los aos cincuenta, creciendo hacia la participacin del trabajo en la ganancia [2]. Luego, la radicalizacin en clave socialista del conflicto entre capital y trabajo, TEORIA POLITICA CONTEMPORANEA observable en los aos sesenta y hasta 1973, nos permite sostener que lo social se vuelve consciente de lo poltico, a la vez que lo poltico adquiere luz propia con los hechos de lo social, ms all de la teorzacin pura. Pero la historiografa -y cualquier otra ciencia social- puede, y tal vez debe, elegir una perspectiva de las dos presentadas. En base a lo expuesto antes, una perspectiva declaradamente social debiese ser aquella que -y como efectivamente ha ocurrido- ponga el acento en conocer la textura de los hechos relevantes que ocurren a travs de las relaciones sociales de produccin, circulacin e integracin al Estado (por ejemplo, las transformaciones identitarias del movimiento de pobladores o la medicin de la intensificacin de la explotacin entre 1956 y 1970). A su vez, una perspectiva declaradamente poltica debiese concentrarse en el devenir conflictivo de dichos hechos, especficamente en sus momentos de definicin secular (por ejemplo, los conflictos del movimiento de pobladores con el estado o el aumento de la actividad huelguista y la agudizacin de sus aristas anti-estatales y socialistas en la dcada de los sesenta). Los hechos y fenmenos siguen siendo los mismos, pero es la perspectiva utilizada la que modifica sus aspectos a acentuar e hilvanar en el relato que de ellos se abstrae. b) Lo poltico y la poltica Si se observa correctamente, en la ltima idea presentada hemos realizado un desplazamiento conceptual. Hemos pasado de lo poltico como una abstraccin que explica lo social, a una perspectiva que le da sentido histrico a los hechos sociales. Esto no es una contradiccin a pesar de que lo parezca, es ms bien una necesaria atencin a la doble dimensin del prisma poltico antes mencionado. Hemos sostenido que son las relaciones sociales de produccin, distribucin e integracin al Estado las que definen la forma de lo social y que se explican y definen en lo poltico. Debido a que estas relaciones han sido, por lo menos desde la insercin abierta de Chile al capitalismo (c.1880), sustancialmente asimtricas y en conflicto, desde un bando conservador de dichas relaciones y otro, muy amplio y diverso, popular y reformista, entenderemos que la abstraccin en lo poltico de lo social es una relacin de ida y tambin de vuelta. Esto quiere decir que cuando se realiza la abstraccin explicativa de lo social en lo poltico, esta abstraccin es hecha por sujetos y grupos sociales histricamente concretos, o sea, que son parte de su objeto de anlisis; y que, al ser realizada, evidencia que lo social no es un tiempo continuo, sino que tiende a la crisis (por ejemplo, a la polarizacin social de 19711973). Dicha crisis slo es comprensible como una definicin secular de una fase social, o sea, de una forma histrica de las relaciones sociales, y tal definicin ha ocurrido en la forma abstracta de lo poltico para los sujetos que lo experienciaron. Marx sentenci aquello al establecer que la teora se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas [3]. As, la totalidad social es algo formado por la interaccin de sujeto y objeto, de conciencia y praxis, o, lo que es lo mismo, de estructura y accin. El proceso de definicin, ya sea en los hechos cotidianos administrativos que lo larvan o en sus momentos de radicalidad y antagonismo desatado, altera fundamentalmente el orden de lo poltico, por tanto, es una definicin que se adjetiva como poltica. Y se reconoce vulgarmente como la poltica. TEORIA POLITICA CONTEMPORANEA Esta diseccin analtica necesaria entre los hechos histricos denominados como polticos no es una novedad, pero slo adquiere validez si se reconoce lo inherentemente conflictivo de lo social. Esto quiere decir que es vlida siempre y cuando la perspectiva asuma que la sociedad no es tal, sino una disociacin de grupos definidos por las relaciones sociales de produccin, y desde all, las de circulacin y formacin estatal que hemos mencionado. En ese sentido, es propia de una perspectiva crtica. Para Antonio Gramsci, quin puso mucha atencin a este problema desde una perspectiva histrica, el reconocer la imposibilidad de una sociedad como tal, o sea, de una asociacin de grupos sociales, le permiti proponer dos visiones de lo poltico, a las que llam indistintamente pequea y gran poltica o sentido restricto y sentido ampliado de la poltica [4]. Para el pensador italiano, la Gran poltica (o, para este caso, lo poltico) comprende las cuestiones vinculadas con la funcin de nuevos Estados, con la lucha por la destruccin, la defensa, la conservacin de determinadas estructuras orgnicas econmico-sociales; mientras que la pequea poltica (o la poltica) comprende las cuestiones parciales y cotidianas que se plantean en el interior de una estructura ya establecida, debido a las luchas de preeminencia entre las diversas fracciones de una misma clase poltica [5]. De ms est decir que no es posible definir que unos hechos pertenecen a la gran poltica y otros la pequea poltica. En realidad, los hechos de la pequea poltica (el debate parlamentario de los aos sesenta, por ejemplo) se ven tensionados a cada momento por los de la gran poltica (la lucha de clases abierta con la crisis del modelo ISI), y a su vez, la pequea poltica o, simplemente la poltica, es la textura real del proceso histrico de lo poltico o gran poltica. Tal relacin de distincin le permiti a Gramsci establecer que Gran poltica es, por lo tanto, la tentativa de excluir la gran poltica del mbito interno de la vida estatal y de reducir todo a poltica pequea [6]. As puede ser visto, por ejemplo, el proceso mediante el cual la Revolucin en Libertad de Frei Montalva intent integrar los grupos ms voltiles de los aos sesenta (pobladores y campesinos) al pacto estatal, buscando con ello desactivar el potencial subversivo de sus conflictos cuando se vean articulados por los partidos de izquierda. Gramsci nos deja una ltima advertencia que acenta el carcter distintivo de la relacin entre ambas dimensiones de los hechos polticos, asegurando que es propio de diletantes, en cambio, plantear la cuestin de una manera tal que cada elemento de pequea poltica deba necesariamente convertirse en problema de gran poltica, de reorganizacin radical del Estado. Es justa as la observacin -agrega el italiano- de que no existe oposicin de principio entre principado y repblica, sino que se trata de la hipstasis de los dos momentos de la autoridad y de la universalidad. As, Gramsci propone una manera de distinguir lo poltico de la poltica, verificable en los hechos, y que coloca la frontera en el grado de cuestionamiento al sistema en su conjunto (o sea, lo social entre tiempo continuo y la ruptura). Gramsci ofrece una oposicin, puramente ilustrativa, entre lo poltico y la poltica como una entre una poltica creadora y [una] poltica de equilibrio, de conservacin, aunque se tratase de conservar una situacin miserable [7]. TEORIA POLITICA CONTEMPORANEA Cierre A pesar de las sucesivas advertencias hechas en el texto, se deben reafirmar que este marco analtico slo cobra validez cuando se asume que los hechos histricos no pueden ser situados como especficamente polticos o especficamente sociales, sino que como parte de una totalidad. Se propone que deben ser observados eligiendo uno de estos prismas a la vez que se comprende el otro como codeterminante de la totalidad. A su vez, se entiende que esta totalidad est fracturada por el conflicto social y que, por tanto, lo social no es una unidad y lo poltico es la prueba de ello. Asimismo, el prisma poltico debiese comprender la distincin de campos que se hace entre la poltica y lo poltico, para evitar caer en exageraciones o subestimaciones sobre la trascendencia en el proceso de un acontecimiento puntual. La propuesta que hemos presentado no pretende por ningn motivo servir de canon terico, algo que sera muy pretencioso. Lo que se busca es ofrecer elementos para abrir un debate que creemos se encuentra estancado, y que urgentemente necesita ser retomado en la prctica intelectual y acadmica crtica, especialmente en el estudio de la historia. Bibliografa: [1] Erik Olin Wright, Comprender la clase, en The New Left review (Madrid, Akal, n60, enero febrero 2010), 98-112 [2] Al respecto ver Peter Winn, Tejedores de la revolucin. Los trabajadores de Yarur y la va chilena al socialismo (Santiago, Lom, 2004), 119 135. Del mismo autor, El taylorismo y la gran huelga Yarur de 1962, en Proposiciones (Santiago, Ediciones Sur, Volumen 19, 1990), 202 227. Tambin ver Julio Pinto y Gabriel Salazar, Historia Contempornea de Chile. Tomo III: La economa: mercados, empresarios y trabajadores (escrito por Julio Pinto) (Santiago, Lom, 2002), 177 184. [3] Es cierto que el arma de la crtica no puede sustituir a la crtica de las armas, que el poder material tiene que derrocarse por medio del poder material, pero tambin la teora se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas. Y la teora es capaz de apoderarse de las masas cuando argumenta y demuestra ad hominem, y argumenta y demuestra ad hominem cuando se hace radical. Ser radical es atacar el problema por la raz. Y la raz, para el hombre, es el hombre mismo. Karl Marx, Crtica de la Filosofa del Derecho de Hegel (febrero, 1844), Introduccin. [4] En base a la sistematizacin de varias propuestas en los Cuadernos de la Crcel. Ver Carlos Nelson Coutinho, Gramsci, el marxismo y las ciencias sociales, en Marxismo y poltica (Santiago, Lom, 2011), 77 99. [5] Antonio Gramsci, Gran poltica y pequea poltica, Cuaderno 8 (XXVIII), 19 bis-20. En http://www.gramsci.org.ar/tomo4/175_gran_pol_y_p.htm [6] dem. [7] dem.