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PSICOLOGIA DELA IRA: Repercusiones educativas como factor de cambio generacional en una sociedad violentista GRraciELA BORKLI EZCURRA La historia del Peri de los iiltimos afios es excepcionalmente violenta, situacién que no es producto del momento actual. La violencia en nues- tra estructura social se expresa en las formas de corrupcién, terrorismo, abuso de poder, violacién de los derechos humanos, injusticia, margina- cién cultural, etc., un estado de cosas en el cual diffcilmente puede pre- verse el futuro cercano de muchos miles de niffos que ven amenazada su supervivencia en medio de la aguda crisis econémica y de valores que vivimos. No son especulaciones, se trata de nifios, algunos, escolares. Se trata de la mayorfa sobre los que las estadisticas de esperanza de vida, mor- talidad infantil, consumo de calorfas-insuficiente desarrollo intelectual, pesay paralos que un porvenirde frustracién agresivo parece ser el inico camino. Sin embargo, las proporciones del dafio generado por Ia violencia yariaran de acuerdo alo que los adultos, en nuestros respectivos terrenos, hagamos por detener la despersonalizacién en nuestras relaciones con ellos; despersonalizacién que afecta seriamente la conducta del hombre y la calidad de la educaci6n. La educacién es un proceso en el cual utilizamos un conjunto de me- dios con los que se dirigen, se permiten 0 se facilitan a través de aprendi- zajes y de experiencias diversas, el desarrollo, la evoluci6n, la expansion, asi como la formacién de una vida humana en su totalidad bio-psi cial; debe serglobal, permitiendo el aprendizaje de los mec 10s, los cambios afectivos, la iniciacién a las reglas de la vida en. cuatro enfoques que creemos indispensables: amor, autoridad, libertad y disciplina; y la integraci6n en un medio ambiente adaptado que satisfaga las numerosas necesidades del nifio, La educacion debe ser activa, ya que es un inter- _ GRACIELA BORK EZCURRA 20 ei necesidades del nifio. La educacisn debe ser activa, ya que es un inter- cambio permanente, es esencialmente relacién e identificact6n y sus me canismos deben estar preparados por y para “personas”, en la verdad y ena confianza. Eneste breve comentario introductorio, quiero dejar sentado cl mun- do extemo de nuestra nificz y la responsabilidad de profesionales edu- cadores, psicblogos y terapeutas, a quienes les esté encomendado un te ma de tanta vigencia. Antecedentes El hombre es un producto cultural, cl mismo que tiene que ver, por un lado, con ta dindmica intrapsfquica del individuo y por otro, con los pro- cesos dinémicos sociales. Son pues sus problemas, de maltiple deter- minaciénetiolégica, si bienal nacersiente y aprende tanto lacrucldad co- molatemura,esdecir, es un sistema gencricamente informado, enel cual empieza la programacién cultural. Seconoce que el nifio tiene sus modelos identificatorios enun hombre y en una mujer (padres 0 sustitutos), los padres se alegran de serlo y no se preguntan si uno u otro fue maltratado en la nifiez y si sus Fasgos ca racterolgicos presentan huellas de violencia. Asf en los nifios, durante ta orianza, lo que penetra en su comprensi6n, viene de ese pasado. Seha probado cientificamente, en los Gtimos affos, que la repeticién del mal- trato, el abuso en el individuo, son los que originan las desastrosas con- secuencias en cuanto a traumatizacién de los infantes, incidiendo esta situaci6n incvitablemente en la sociedad. Con respecto a las etapas cvolutivas individuales, cl aporte de Freud resulta revolucionario en educacién, pues es quien articula dos innova- ciones bésicas: desplazamiento del interés por la vida psiquica infantil y la visin de ésta, no como potencialidad amorfa que no se modelard en conductas adultas, sino més bien como expresién de necesidades autén- ticas y diferenciadas en etapas sucesivas que evolucionan hacia Ia si- tuaci6n adulta de la vida psiquica. En cuanto al aspecto interpersonal, el desarrollo de todas las expe- riencias significativas del sujeto aparece como un campo pluridimensio- hal, Asf, se hace valida la dindmica endopstquica e intrapsfquica en la PSICOLOGEA DE LA RA SERRE rarer rere eee doctrina de Freud, adquiriendo profundidad ef conocimiento de su reci- procidad y complementaricdad en el paso del nifio a hombre. Elaspecio interpersonal del individuo no ha sido tocado directamente en los estudios de Freud. No obstante, otros autores han formado suce- sivas corricates psicolégicas en las que han visto los limites de Freud y del Psicoandiisis en su conjunto. De Anna Freud se toma la explicacidn de ta dindmica, de los meca- nismos de defensa en el 4rea educativa, utilizandose como cddigo inter- pretativo de actitudes infantiles frente al adulto y de conductas adultas frente al nifto. Las actitudes habituales y rasgos de cardcter adquieren, interpretados. en base a los mecanismos defensivos, una significacién profunda que, cortectamente explicada, se convierte en un mensaje cuya captacion constituye un lazo y una posibilidad de ruptura de rigidos esquemas de conducta, Los estudios de Mclanie Klein también orientan en las investigacio- nes en toro a la agresividad y frustracin. Para esta autora, la agresivi- dad es componente ianato* y funcional del psiquismo y cualquier meto- dologfa educativa que la desconozca se invalidard, puesto que su omision equivaldria a tratar de resolver un problema, sin tener en cuenta uno de sus factores. Carl Rogers afirma gue el individuo tiende a formar ef “concepto de sf mismo” a partir de las experiencias vividas en la relaci6n Yo-Ti, siendo ésta la base reguladora de Ja evolucién individual, es decir, la experiencia compartida, en la que se aprende el concepto de ser en otra persona. Si cl individuo vé en fa relacion educativa, que necesidades y actitu- des suyas consideradas aceptables y congruentes por éino fo son para sus adultos significativos, se le creard desorientacién y desorganizacion por menoscabo del concepto de sf mismo. La reflexién anterior queremos relacionarla con el manejo educativo de fo que nos parece ta conducta agresiva y sus consecuencias. i *” La Declaracin de Sevilla (1986) dice otra cosa (Comité Espaiiol uwesco). Gracies BORKLI EZCURRA 22: Capitulo I: El cddigo de la ira A las personas cuya integridad ha sido daftada en la infancia, que slo tuvieron pemiso para angustiao depresién, se les hard dificil aceptar que la expresién de su ira (enojo, célera, irritacién, cnfado) hubiera sido lo més sano, en el entendido que la ira vendria a ser la reacci6n normal auna agresién, Lacrueldad y la ternura encuentran dia a dia un reconocimiento en cl niiio; separando asf, su percepci6n personal, lo positivo y lo negativo de cllas. Definiendo de esta manera una conducta, una relacién que serd 0 no arménica con su medio a propuesta del otro. Sile prohiben enojarse, el dolor le resultard insoportable, ya que ha de suftirlo en soledad, de modo que debe gcultar sus sentimientos, repri- mir el recuerdo del trauma y hasta absurdamente llegar a idealizar a su agresor. Al crecer no sabré lo que le sucedié. Desconcctados de su cau- sa original, los sentimientos de ira, impotencia, confusién, aftoranza, miedo y dolor, conducen a conductas destructivas contra otros (compor- tamiento criminal 0 asesinatos individuales 0 masivos) 0 contra si mismo. (adiccién a drogas, prostitucién, desérdenes psiquicos y suicidios). El mundo adulto protege, segtin antiguos moldes educacionales, conductas severas hasta la rigidez y maltrato, frustrando necesidades vi- tales expresas del nifio, haciendo que éste se sienta culpable y responsa- ble de la crueldad de los adultos, debido a que Io aman y lo castigan “por su bien”. La gestaci6n de lairaes uno de los aspectos educativos que muy poco sc ha tratado y no es tema que enfrente o se contraponga con el con- cepto de disciplina. Capitulo II: La ira llega después Con frecuencia los seres humanos transformamos en ira nuestros senti- mientos primarios de preocupacién, culpa, decepcién, rechazo, injusticia, incertidumbreoconfusi6n, Rara vez se presenta el enojo en primer térmi- no y, por tanto, el saber que cubre una emocién anterior ayudarfa a que se maneje la ira con eficiencia, tanto en nosotros mismos como en otros. Este cédigo quedard develado si se le acepta por medio de la atencién activa y empatica. Las expresiones de ira son normales, deberfan existir. PsIcoLOUta DE-LA IRA 8 Es uno de los hechos de la vida, una de las emociones heredadas por el ser humano. Comprenderemos entonces que los nifios se irriten contra amigos, hermanos, situaciones, con todos los “otros”; pero la hostilidad (sentimiento de inamistad o de oposicién) més dificil de aceptares la que se dirige contra nosotros. Sin embargo, la condicién de adultos implica frustar a los nifios en muchas circunstancias. Desde nuestra perspectiva, las restricciones que imponemos alos nifios poseen sentido, pero desde la perspectiva de ellos la ira parece injustificada. Por cierto, no se trata de que tengamos que cambiar nuestra posicién, sino que podamos comprender el punto de vis- ta ajeno junto con el nuestro. Todo sentimiento negativo puede transformarse en ira, pero en cada etapa de La vida hay situaciones particulares que produeen més ira que otras. En el nifio, la hostilidad se relaciona con necesidades fisicas y emo- cionales insatisfechas. Cuando éstas son atendidas, el individuo no tiene que enfrentar frustraci6n. Pero cuando se producen las frustraciones, ob- viamente ésta se presentard. Progresiva capacidad de dominio del yo, ala vez que adquisicién de mecanismos de imitacién (crisis de identidad) e independencia, causan en el nifio en edad pre-escolar choques frontales con quienes lo rodean y su entomo. Su vida contiene miles de frustraciones. Para reducir la cantidad de accesos a la ira se verd, en lo posible, de mermarle las frus- traciones en los momentos en que el nifio se someta a grandes ajustes psicoldgicos debidos a etapas evolutivas o circunstancias externas. La frustraci6n no es mala en sf, puede actuar de agente impulsor. Lo fundamental es conocer cuanta frustracién se recibe en determinada etapa de la vida y con cuanta frecuencia. La cantidad adecuada en su momento oportuno elevard 1a tolerancia a la frustracién y aumentard cl grado de competencia para enfrentarse a ella. A cualquier edad la hostilidad se ve incubada por normas no realis- tas, disciplinas destructivas, sociedades violentas, excesiva competen- cia, etc. Es imposible climinar todas las situaciones que producen ira, pero sf podemos reducir su cantidad; sin embargo, cuando ello ocurra, nuestra tarea consistiré en ayudar a que sea expresada directamente. Eso es precisamente lo que se hace cuando se brinda comprensién empatica mediante la atencién activa. 2 _GaactetA BORKL EZcuRRA ‘A medida que el maestro comprende mejor la conducta en general y la conducta hostil en particular, podré elaborar hipétesis para explicar determinados casos de conducta de sus alumnos y hacer suposiciones sobre las causas. Si una vez hecho el andlisis no encuentra ninguna causa probable, debe solicitar ayuda especializada. Es que se deben considerar las motivaciones inconscientes; de todas maneras no podemos olvidar que el descubrimiento temprano de las dificultades por parte del maestro es posible y razonable. Capitulo III: Manejo de nuestra propia ira a. El primer paso a dar en el trabajo efectivo con la hostilidad con- siste en aceptar este sentimiento en nosotros mismos. La vergiienza y la negacién de nuestra hostilidad hace practicamente imposible el manejo de la ira de otros ya que en estas condiciones sus impulsos agresivos de- tonarin nuestros propios arsenales prohibidos de animadversi6n. Elsegundo paso serd verla como lo ques: un codigo que ala vez ocul- tay delata la presencia de una emoci6n anterior. Las expresiones de ira constituyen invariablemente juicios del ti que destruyen el auto respeto. (Para compartir sentimientos primarios debemos mostrar “reacciones del yo”). Cuando se sabe queel enojoes la niebla que se eleva. deconfusos sentimicntos, la honestidad consiste en comunicar la primera emoci6n. b. Signos de la ira: Toda forma de pérdida de control debe ser vista como lo que es, comunicacién de frustracin extrema. Reprimir conduc- tas con agresiGn quiz4 desaparezca el sintoma, pero generard sentimien- tos nuevos que eventualmente se manifestarén en cualquiera de las in- contables formas configuradas por sentimientos ocultos y se puede llegar apensar que reprimires mejor que expresar. (Si con todo, alguien alberga duda acerca de lo acertado que puede ser oponer bofetadas a “pataletas”, imaginese cémo se sentirfa si, en el momento en el que estd absolutamen- te fuera de si, lo reprimiera o castigara la persona més importante de su vida). Es obvio que, en momentos de esta naturaleza, el nifio necesite asis- tencia constructiva, atencién activa y canalizacién de sus sentimientos hacia salidas seguras. Cuando cerramos la posibilidad de descarga direc- ta de laira por valvulas de escape aceptables, insistimos literalmente en 225 Ja represi6n, con todas sus consecuencias. Bromas, chismes, sarcasmos constantes son las opciones para la animosidad reprimida, animadver- sign que en muchos hogarcs resultan ser actitudes consideradas mas se- guras que la expresién directa. Cuandosc temeexpresar directamente laira,éstaencontraré objetivos gustitutos (incorporacién a pandillas, por ejemplo), crucldad con anima- ies 0 agresividad consigo mismo (temores exagerados, accidentes cons- tantes, ctc.). ‘A quien se le ensefie que la agresividad acarrea desaprobacién, se le hace temeroso de sus impulsos agresivos. La diferencia entre realidad y fantasfa es vaga en nifios pequefios. Aun cuando no transformen en acciones sus descos agresivos, Se creen“malos”. La enseflanza activa de la diferencia entre sentimientos hostiles y hechos hostiles debe ser la caracteristica en el proceso educativo. La depresién constituye otro signo indirecto de la ira no expresada contra alguna persona o situacidn, la culpa que produce dicha ira y a ro- presidn de la misma, Este proceso ocurre en el inconsciente y lapersona pfectada s6lo advierte que se siente “triste”. La tristeza cubre a menudo laira, La aceptacién por nuestra parte de la ira del nifio (uno de Tos com- ponentes de la conducta agresiva) evita que se reprima y Te permite acep- tar su propia humanidad total. El trabajo constructivo con la ira de nues- tos nitios y jovenes colabora a que ellos acepten todas las partes de su ser, sin juicios negativos: y esa es precisamente la base del auto respeto. Recapitulando a modo de conclusiones {Podemos modificar nuestras actitudes y nuestros conceptos en pro de tuna mejor acci6n educativa? {En qué medida somos capaces de esta adaptaci6n y aceptacién? Constantemente, en nuestra comunicacién con los demas, nos pro- yectamos y los invadimos, hacemos resurgir nuestros estercotipos y nuestra cultura (en el sentido general de aquello que nos forma) y no ve- mos al préjimo (sino solamente) a través de nosotros y para nosotros. A menudo la vida est formada de malentendidos y de escasa buena volun- tad, La educacién deberta ser un poco como la psicoterapia: debe ir mas alld de las técnicas psicopedagégicas o sociales, més alld de cierto factor 226, __ Gracieta BORK EZCURRA moral que proporciona un estado de espiritu, deberfa configurarse como una disposicién favorable al desarrollo y las adquisiciones, como un interés, verdadero motor de Ia educacién. Mas alld de la comunicacion intelectual, de la confianza, de la aceptacién reciproca y de 1a comunica- cidn afectiva, existe 1a comunicacién existencial y estructurante que desborda lo organizado y metédico; es la relacidn entre un ser débil y uno fuerte, entre un ser inmaduro y uno maduro y experimentado, es el ver dadero didlogo que no es técnica pura ni autoridad pura, pero sf amor al prdjimo. {sf inspitado, aceptador y disponible el adulto, cualquiera sea su si- tuacién, deberfa poder modificar sus actitudes para poder establecer una educacién mejor. El aumento de nuestra scnsibilidad ‘(hacia la cotidiana pero negada crueldad con los nifios) y los efectos de este aumento de sensibilidad menguaré con la violencia transmitida de generacién en generaci6n.

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