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EL LENGUAJE OLVIDADO 3 Q yo 2 Introduccién = w ala comprension | g de los suefios, E GS mitos y cuentos C a de hadas . a ot Ww ISBN 978-850-12-4486 / iu e PAIDOS NUEVA BISLOTECA ERICH FROMM. Erich Fromm (1900-1980) esta considerado tuno de los pensadores més influyentes de! siglo xx, por su capacidad para conjugar la profundidad y la simplicidad en un estilo accesible y transparente. Es autor, entre otros libros, de El amor a la vida, La vida auténtica, EI humanismo como utopia real, Elarte de escuchar 0 Del tener al ser, todos ellos igualmente publicados por Paidés, que también ha editado Erich Fromm. Elamor a la vida, compilado por Rainer Funk. EL LENGUAJE OLVIDADO Nueva Biblioteca Erich Fromm ‘Titulos publicados: Elarte de amar La vida anténtica Delteneral ser El hurmanismo como utopia real Elamora le vida Y sertis como dioses Espiritu y sociedad Sobre la desobediencia Ellenguaje olvidado Erich Fromm EL LENGUAJE OLVIDADO INTRODUCCION ALA COMPRENSION DE LOS SUENOS, MITOS Y CUENTOS DE HADAS PAIDOS ‘Titulo original: The Forgoten Language, de Etch Fromm Publicado originalmente en inglés por Henry Holt, USA “raduccién: Marlo Cales RevisiGn de a radueci6m: Alicia Capel Cabierta de Idee juste de cubierta: Guscavo Macti pee are pees ala prs crated panto orriga Eivewirdie, Cte cou incaengae io saeccne lie cron, eer eas ier Eich longa aban nrc ee comoraraién de bs teen mics boris de hades iasescemenee Aires: Paids, 2012. ” “ fe titen ISBN 978-650-12-44857 1, Psobgla Tho, (600 169 1+ edicin en Argemtna, mayo de 2012 Reserados sods los derechos. Quads dgurosimenteprhibids, sin la sucorizacién crits de los iases del coprgh, bj Ins tancioncsexableads en Ls lye, la reprodaccién parcel 9 total de es bra por cualquier medio o procediminto,inclida la ceprogiafay el watamiento infor. © 1951, Brich Fromm © 2012, de todas as ediciones en castellano: Espasa Libros, $. LU. ‘Avda, Diagonal, 662-664 ~ 08034 Barcelona, Espana Paid e un sllo edicorial de Espasa Libros. . LU. www.espacioculturalyacademico.com swormplanetadelibros.com © 2012, de le presente edicén: Editorial Paidés SAIC Publicado bajo su sllo Paidést Independencis 1682/1686, Buenos Aites ~ Argentina Email: difasion@areapaidos.comat vwww.psidorargentina.comat ‘Queda hecho el depésito que previene la Ley 11.723 Lmpreso en la Argentina ~ Pred in Argentina Impreso en Buenos Aites Pring, Sarmiento 459, Lands, Provincia de Buenos Aires cen abril de 2012. “Tirade: 4.500 ejemplares ISBN 978-950-12-4455-7, SUMARIO Prologo ....ssscceeeeeees I. Introducci6n...-es-+++ II. Naturaleza del lengvaje simbélico. ......+ HL Naturaleza de los suefios . . IV. Freud y Jung... V. Historia de la interpretacién de los suefios 1. Primitiva interpretacién no psicoldgica de los suefios . .. 2. La interpretactn pico de los suefios .....« VI. Blarte dela Sees tan de los suefios .. VIL. Ellenguaje simbélico en los mitos, los cuentos de hadas, los ritos y la novela . . 1. Elmito de Edipo...... 2, Elmito de la Creacion . 3. Caperucita Roja. 4. Elritual sabdtico. ....... 5, «Elproceso» de Kafka ....-++ Notas... 15 25 A 67 129 130 134 169 221 222 256 260 265 274 291 PROLOGO Este libro esté basado en las clases de un curso prelimi- nar impartido a los postgraduados del Instituto de Psi- quiatria William A. Whitey a los estudiantes del Ben- nington College. Esta dedicado a un piblico similar, los estudiantes de psiquiatria y psicologfa, y a los legos a quienes interese la materia. Como indica el subtitulo, es tuna introduecién a la comprensin del lenguaje simbé licos por esta razén no trata muchos de los problemas més complicados del tema, cuya discusi6n seria incom- patible con el objetivo de una introduccién. Asi, por ejemplo, he analizado las teorfas de Freud tinicamente enel plano de su «Interpretacién de los suefios», y no ala luz de los conceptos més dificiles que elabord en sus escritos posteriores; y no he tratado tampoco de abordar aquellos aspectos del lenguaje simbélico que, aunque necesarios para comprender mejor los proble- mas que involucran, deben dar por conocidas las nocio~ nes generales que estas paginas se proponen transmitir. Deeesos problemas pienso ocuparme més tarde, en otro libro. El término «introduceién a la comprensi6n de los 10 BL LENGUAJE OLVIDADO suefios, etcétera», ha sido elegido a propésito, en ugar del més convencional de interpretacién. Si, como trata~ ré de demostrar en las péginas siguientes, el lenguaje simbélico es un lenguaje por derecho propio, més atin, el nico lenguaje universal que haya producido la hu- manidad, el problema reside, indudablemente, més en comprenderlo que en interpretarlo, como seria el caso sie tratara de una clave secreta formada artificialmen- te, Creo que esa comprensién es importante para todos los que quieran estar en contacto consigo mismos, y no solo para los psicoterapeutas que quieren curar las perturbaciones mentales; por eso creo también que la comprensién del lenguaje simbélico deberia ensefiarse en las universidades y en los institutos de ensefianza superior igual que los otros «idiomas extranjeros» que integran sus programas. Uno de los objetivos de este libro es el de contribuir a la realizacién de esa idea. Quedo reconocido al doctor Edward S. Tauber por haber tenido la gentileza de leer los originales de esta obra, y por sus criticas y sugerencias constructivas. Quiero agradecer a la doctora Ruth N. Anshen, directora de The Family, Its Function and Destiny, y a Harper Brothers por su autorizacién para usar en este libro mi articulo «El mito de Edipo y el complejo de Edipo». También quiero agradecer a los siguientes edi- tores por su consentimiento para emplear en estas pé- ginas los numerosos pérrafos de sus publicaciones que he reproducido: Random House, de Nueva York, ex- tracto de la edicién Modern Library de La Repsiblica, de Platén, traduccién de B. Jowett, Edipo en Colonna PROLOGO n y Antigona, traduccién de R. C. Jebb de The complete Greek Drama, The Basic Writings of Sigmund Freud, traducidos y dirigidos por A. A. Brill, y extractos de The World of Dreams, de Ralph L. Wood; Allen & Unwin, de Londres, por extractos de La interpreta- cién de los suefios, de Sigmund Freud; Burns, Oates 8 Washbourne, Ltd., de Londres, y Benziger Brothers, de Nueva York, por el extracto de la Summa Theolo- gica, de santo Tomés de Aquino, traducido por los pa- dres de la congregacién inglesa dominicana; The Mac- millan Company, de Nueva York, por el extracto de The Dreams of a Spirit Seer, de Kant, traduccién de E. Goerwitz; Houghton Mifflin Company, de Boston, extractos de Lectures and Biographical Sket- ches, de Ralph Waldo Emerson; Classics Club, W. J. Black, de Nueva York, extractos del Fedén, de Platén, traduceién de B. Jowett; Oxford Clarendon Press, ex- tractos de Las Obras de Aristoteles, traducidos con la direccion de W. D. Ross; Harvard University Press, de Cambridge, extractos de De Rerum Natura, de Lucre- cio, traduccin de W. H. D. Rouse; Yale University Press, de New Haven, extractos de Psicologia y Reli- ¢gidn, deC. Jung; B. W. Huesbch, fragmentos de Dreams, de Henri Bergson, traduccién de E. E. Slosson; Alfred ‘A. Knopf, de Nueva York, extractos de El proceso, de Franz Kaflea, traduccién de E. I, Muir. Ericu FRomM 1951 Un sueso que no ha sido comprendido es como una carta que no ha sido abierta. EI Talmud El suefio nos despojs del ropaje de circuns- tancias, nos arma de una terrible libertad, de modo que todos los deseos se lanzan a la ac~ cin, Los hombres prudentes se een los sueiios para conocerse si mismos; pero no los deta~ les, sino el valor. EMERSON INTRODUCCION + Sies verdad que la capacidad de intrigarnos es el punto de partida de Ja sabidurfa,-esa verdad constituye una triste apreciacién de la sabiduria del hombre moderno. Sean los que fueren los méritos de nuestro alto grado de educacién literaria y universal, hemos perdido el don de asombrarnos. Lo sabemos todo; y lo que no sabe- mos nosotros mismos, lo saben los especialistas cuya misién es la de saber lo que nosotros ignoramos. Mas atin: revelar asombro es embarazoso, es un signo de inferioridad intelectual, Hasta los nifios rara vez se sorprenden, o al menos tratan de no demostrarlo; y medida que vamos creciendo vamos perdiendo gra- dualmente Ia capacidad de sorprendernos. Lo tinico que importa es saber contestar; saber preguntar, en comparacién, es una ciencis insignificante. Esta actitud es quizé la razén principal por la que uno de los fendémenos mas asombrosos de la vida, los stiefios, provoca en nosotros tan poca admiraciény tan poca curiosidad. Todos sofiamos; no entendemos nuestros sueiios, pero actuamos como si no pasara nada raro en nuestras mentes dormidas, raro al menos 16 EL LENGUAJE OLVIDADO en comparacién con los actos l6gicos, intencionales, que realiza nuestra mente cuando estamos despiertos. En estado de vigilia somos seres activos, racionales, que nos esforzamos por conseguir lo que deseamos y por estar preparados siempre para defendernos de los ataques. Actuamos y observamos; vemos las cosas por fuera, tal vez no como son, pero al menos de un modo que nos permite usarlas y manejarlas. Pero carecemos generalmente de imaginacién y pocas veces —salvo cuando somos nifios, 0 si somos poetas— nuestra in- ventiva deja de repetir las mismas historias y los mis- mos argumentos de los hechos que componen nuestra existencia diaria. Somos eficaces pero algo obtusos. Al Ambito de nuestra observacién diaria lo llamamos «cealidad> y nos enorgullecemos de nuestro «realis- mo» y de nuestra habilidad para manejar la realidad. ‘Cuando dormimos, pasamos a otra forma de exis- tencia. Sofiamos. Inventamos historias que nunca han ocurrido y que a veces ni siquiera tienen precedentes en la realidad. Unas veces somos los héroes, otras veces los villanos; a veces contemplamos bellisimas escenas y nos sentimos felices; a menudo experimen- tamos indecibles terrores. Pero cualquiera que sea el papel que desempefiamos en el suefio, somos 7050- tos sus autores, el suefio es nuestro, nosotros inventa- mos su trama. Casi todos nuestros suefios tienen una caracteris- tica comin: no siguen las leyes de la légica que gobier- na nuestro pensamiento cuando estamos despiertos, Las categorias de tiempo y espacio se pasan por alto. INTRODUCCION 7 ‘Vemos vivas a personas que han muerto; presenciamos acontecimientos que han sucedido hace muchos afios. Sofiamos que estén ocurtieado simultineamente dos hechos que no pueden en realidad producirse al mismo tiempo. Tampoco hacemos mucho caso a las leyes del espacio. Con toda facilidad nos trasladamos en un ins- tante a cualquier lugar lejano, nos encontramos en dos sitios a la vez, unimos dos personas en una o cambia- mos repentinamente una persona en otra. Somos, en nuestros suefios, creadores de un mundo en el que el tiempo y el espacio, que limitan todas las actividades de nuestro cuerpo, carecen de poder. Oura cosa rara de los suefios es que pensamos en hechos y personas en los que hace afios no pensiba- mos, y que, estando despiertos, jamis recordariamos. De pronto aparecen en el suesio como #i hubiésemoe pensado en ellos muchas veces. Parece que cuando dormimos abrimos un amplio depésito de experiencias y recuerdos, cuya existencia ignoramos cuando esta- mos despicrtos. Pese a todas esas extrafizs caracteristicas, mientras dormimos nuestros suefios son para nosotros muy rea- les; tan reales como cualquier suceso que ocurra en la vida diatia, No hay «como siv en los suefios. El suetio. es un hecho real, actual; tanto que nos induce a plan- tearnos dos preguntas: Qué es la realidad? ¢Cémo sabemos que lo que sofiamos es irreal y que lo que nos ocurre en la vida diaria es real? Un poeta chino express esta duda con mucho acierto: «Anoche sofié que era ‘una mariposa, y ahora no sé si soy un hombre que ha 18 EL LENGUAJE OLVIDADO sofiado que era una mariposa, una mariposa que esté ahora sofiando que es un hombres. Todas esas vividas y excitantes experiencias noctur- nas no solo desaparecen cuando despertamos, sino que nos resulta muy dificil recordarlas. La mayor parte de ellas simplemente las olvidamos, hasta tal punto que ni siquiera recordamos haber vivido en ese otro mun- do. Algunas las recordamos débilmente en el instante en que despertamos, pero segundos después se nos escapan irremediablemente. Pero hay otras que recor- damos, y es de esas de las que hablamos cuando deci- mos: «Tuve un suefior. Es como si amistosa o inamis- tosamente nos visitasen espiritus, que al romper el alba desaparecen de golpe; nosotros apenas si recordarnos su visita y la intensa actividad que desarrollamos con ellos. Mis asombrosa que todas esas circunstancias es quiz la similitud que existe entre los productos de nuestra actividad creadora desarrollada durante el sue- iio y la mas antigua de las creaciones del hombre: los mitos. En realidad los mitos no nos maravillan mucho. Cuando se hacen respetables por formar parte de nues- tra religi6n, les concedemos una atencién convencional, superficial, como integrantes de una venerable tradi- cién; cuando no contienen esa autoridad tradicional, los consideramos como expresiones infantiles del pen samiento humano anterior a su esclarecimiento por la ciencia, De una manera u otra, ignorados, despreciados o respetados, juzgamos que los mitos pertenecen a un INTRODUCCION 19 mundo totalmente ajeno a nuestra mentalidad. Queda, no obstante, en pie el hecho de que muchos de nuestros suefios son, tanto en su tone como en su contenido, similares a los mitos, y nosotros, que los consideramos extraiios y remotos cuando estamos despiertos, posee- mos la capacidad de crear esos productos semejantes a los mitos cuando estamos durmiendo. En los mitos, ademés, ocurren acontecimientos dra- miticos que son imposibles en un mundo regido por las leyes del tiempo y el espacio: el héroe abandona su ho- gar y su patria para ir a salvar el mundo, o rehtiye su misiény vive en el vientre de un gran pez; muere y nace de nuevo, o el pajaro mitico es quemado y emerge de sus cenizas més hermoso que antes. Claro que pueblos diferentes crean mitos distintos, lo mismo que diferentes personas suefian distintos sue ios. Pero a pesar de las diferencias, todos los mitos y todos los suefios tienen algo en comtin, y es que todos ellos son es expresar el sentimiento en los conceptos légicos «de la vida despierta». Ea la vida durmiente no hay «como siv; la persona estd presente. En las paginas precedentes hemos tratado de des- cribir la indole del suetio y de extraer de la descripcion ciertas conclusiones relativas a las propiedades de la actividad onirica. Vamos a estudiar ahora un elemento especifico de las caracteristicas del suefio, muy impor- tante para comprender los procesos oniticos. Hemos dicho que cuando dormimos no nos ocupamos en el manejo del mundo exterior. No lo percibimos ni ejer- cemos influencia sobre él, ni estamos sometidos a la que el mundo exterior ejerce sobre nosotros. De ahi se sigue que el efecto de esta separacién de la realidad de- pende de la calidad de la realidad misma. Si la influen- cia del mundo exterior es esencialmente beneficiosa, su ausencia durante el suefio tender a disminuir el valor de nuestra actividad onirica, haciéndola inferior a las actividades mentales que desarrollamos durante el dia, cuando estamos expuestos ala beneficiosa influencia de la realidad ambiente. ¢Pero debemos suponer gue la influencia de la rea~ lidad es exclusivamente beneficiosa? No podria ser también perjudicial y que, por consiguiente, su ausen- 50 EL LENGUAJE OLVIDADO cia tienda a producir valores superiores a los que po- seemos cuando estamos despiertos? Al hablar de la realidad exterior a nosotros, no nos referimos principalmente al mundo de la naturaleza. La naturaleza como tal no es buena ni mala. Puede ser para nosotros itl o peligrosa, y la ausencia de percep- cin de ello nos alivia, en realidad, de la tarea de nues- tros esfuerzos para dominarla o para defendernos de ella; pero no nos hace ni més tontos ni més sabios, ni mejores ni peores. Otra cosa muy distinta es el mun- do hecho por el hombre, la cultura en que vivimos. El efecto que ejerce sobre nosotros es completamente in- cierto, aunque nosotros estamos predispuestos a supo- ner que es totalmente beneficioso. La evidencia de que esa influencia cultural es bene- ficiosa parece en verdad casi abrumadora. Lo que nos distingue del mundo de los animales es nuestra capaci dad para crear cultura. Lo que distingue las etapas su- periores del desarrollo humano de las inferiores es la variacién del nivel cultural. El elemento mas elemen- tal de la cultura, el lenguaje, es la condicién previa para cualquier realizacién humana, Se ha dicho con raz6n que el hombre es un animal creador de simbolos, porque si no fuera por nuestra capacidad para hablar, no podriamos llamarnos seres humanos. Pero todas las. dems funciones humanas también dependen de nues- tro contacto con el mundo exterior. Aprendemos a pensar observando a los demés y aleccionados por ellos. Desarrollamos nuestras facultades sentimentales, imtelectuales y artisticas bajo la influencia de nuestro NATURALEZA DE LOS SUEROS 51 contacto con el caudal de conocimientos y de creacio- nes artisticas acumulado por la sociedad. Aprendemos amar y apreocuparnos por los demés mediante el con- tacto con ellos, y aprendemos a refrenar nuestros im- pulsos de hostilidad y egoismo con el amo, por lo me- nos, con el temor, alos demas. 4Noes, entonees, la realidad externa creada por el hombre el factor mas importante para el desarrollo de lo mejor que tenemos, y no debemos suponer que cuando estamos privados del contacto con el mundo exterior regresamos temporalmente a.un estado mental primitivo, animal, irrazonable? Se pueden decir mu- chas cosas en abono de esa hipétesis, y el concepto de que esa regresi6n es el rasgo fundamental del estado del suefio, y por consiguiente de la actividad onirica, ha sido sustentado por muchos estudiosos de los sucfios, desde Plata hasta Freud. Segin ese punto de vista, los suefios serfan las manifestaciones de nuestros impul- s08 irracionales, primitivos; y el hecho de que olvide- mos con tanta facilidad los suefios se explica en gran medida por la vergiienza que nos producen esas ten- dencias irracionales y crimindles reveladas cuando no nos hallamos bajo la fiscalizacién de la sociedad. Indu- dablemente esa interpretacién de los sueiios es exacta, yen seguida volveremos a ella y daremos algunos ejemplos. Pero la cuestidn es saber si es exclusivamente exacta 0 silos elementos negativos de la influencia so- cial explicarian el hecho paraddjico de que no solo somos menos razonables y menos decentes en los suefios sino que también somos mas inteligentes, mds sabios y 52 EL LENGUAJE OLVIDADO. més justos cuando estamos durmiendo que cuando es tamos despiertos Lacultura ejerce, verdaderamente, en nuestras fun= ciones morales ¢ intelectuales, una influencia no sola- mente beneficiosa sino también perjudicial, Los seres humanos dependen unos de otros, se necesitan unos a otros. Pero la historia de la humanidad se ha visto in- fluida hasta ahora por un solo hecho: el de que la pro- duccién material no es suficiente para satisfacer las necesidades legitimas de todos los hombres. La mesa estaba puesta solo para unos cuantos de los muchos que querfan sentarse a comer. Los més fuertes trataban de asegurarse un sitio, o sea, de evitar que se sentaran otros. Si hubiesen amado a sus hermanos como lo pos- tulaban Buda, los profetaso Jestis, habrian compartido con ellos el pan, en lugar de comer carne y beber vino sin ellos. Pero, aunque el amor es la conquista mas alta y més dificil del género humano, no desacredita al hombre el hecho de que aquellos que podian sentarse a a mesa.a gozar de las cosas buenas de la vida no quisie- Fan compartir su suerte con nadie, y se vieran por lo tanto obligados a buscar poder para imponerse sobre los que amenazaban sus privilegios. Ese poder era a menudo el poder del conquistador, el poder fisico que forzaba a la mayorfa a conformarse con su destino. Pero el poder fisico no siempre se podia obtener, 0 no era suficiente. Habia que dominar los cerebros para que la gente se abstuviera de usar los pufios. La fiscali zaciGn del pensamiento y de los sentimientos fue un factor necesario para que la minoria pudiera retener NATURALEZA DE Los suENOS 53 sus privilegios. Solo que en ese proceso la mentalidad de la minoria se deformé tanto como la de la mayors El guardién que vigila al prisionero se vuelve casi tan prisionero como el mismo prisionero. Los «selectos> que tienen que fiscalizar a los que no son «elegidos» se vuelven prisioneros de sus propias tendencias restricti- vas. Yla mente humana, lade gobernadores y goberna- dos, se desvia de su primordial objetivo humano, que es el de sentir y pensar humanamente, usar y desarro- llar los poderes de la razén y delamor que son inheren- tes al hombre y que lo convierten en un invalido cuan- do no se desarrollan ampliamente. En ese proceso de desviacién y deformacién se de- forma el carécter del hombre, Adquieren supremacta objetivos que estan en oposicién con los intereses de su vordadera personalidad humana. Su poder de amar de- clina y se siente compelido a desear la dominacién de Jos demés, Su seguridad interior disminuye y se ve com- pelido a buscar compensacion en una avidez apasiona- da de fama y prestigio. Pierde el sentido de la dignidad y la integridad y se ve obligado a convertirse en una mercancia, y su decoro deriva de su aceptacién en el mercado, desu éxito. Todo esto contribuye a queapren- damos no solo lo que es verdadero, sino tambien lo que es falso;a que no solo averigtiemos lo que es bueno sino que estemos constantemente bajo la influencia de ideas perjudiciales ala vida. Esto se verifica en las tribus primitivas en las que leyes y costumbres estrictas moldean las mentes; pero también se cumple en la sociedad moderna con su pre- 54 EL LENGUAJE OLVIDADO tendida liberacién de ritualismos rigidos. De muchas maneras la difusién de la ensefianza primaria y de los medios de comunicacién popular hicieron que la in- fluencia de los clichés culturales fuera tan efectiva como en las pequeiias y sumamente coartadas culturas tribales. El hombre moderno est expuesto aun «albo- roto» casi incesante, el alboroto de la radio, la televi- sién, los titulares, los anuncios, el cine, los que en su mayoria nos embrutecen en lugar de aclararnos las ideas. Estamos expuestos al influjo de mentiras racio- nalizantes disfrazadas de verdades, de simples tonte- rias disfrazadas con el ropaje del sentido comin o de la sabiduria superior del especialista, del doble sentido, la pereza intelectual o la deshonestidad que habla en nombre del «honor» o del «realismo», segtin el caso Nos sentimos superiores a la supersticién de las gene~ raciones anteriores y de las llamadas culturas primiti- vas, y estamos continuamente atormentados por la mis ma clase de creencia supersticiosa que se erige a si misma en novisimo descubrimiento cientifico. ¢Es, en- tonces, sorprendente que estar despiertos no sea tinica- mente una bendicién sino también una maldicién? gEs sorprendente que cuando dormimos, cuando estamos solos con nosotros mismos, cuando podemos mirar~ nos por dentro sin que nos fastidien el alboroto y Ia necedad que nos rodean durante el dia, seamos mas capaces de experimentar y concebir nuestros més sin- ceros y valiosos sentimientos y pensamientos? Esta es, pues, la conclusién a que llegamos: el esta- do del suefio tiene una funcién ambigua. La falta de NATURALEZA DE Los sUENOS 55 contacto con la cultura provoca la aparicién de lo peor y también de lo mejor que tenemos; por consiguiente cuando sofiamos podemos ser menos inteligentes, me- nos sabios y menos decentes, pero también podemos ser mejores y més cuerdos que cuando estamos des- piertos. ‘Al llegar a este punto nos enfrentamos a un proble- ma dificil: goémo se hace para determinar si un suefio es la expresién de nuestra parte buena o de nuestra parte mala? Hay algtin principio que pueda servir de guia? Para contestar estas preguntas debemos abandonar el plano mas o menos general de nuestra exposicion y tratar de obtener una nocién més amplia a través de la presentaci6n de una serie de ejemplos concretos de suefios. El siguiente suefio fue descrito por un seior que habia conocido a «una persona muy importante» el dia anterior al suefio. La mencionada persona tenia fama de ser un hombre ilustrado y amable, y el sefior habia ido a verlo Ievando consigo la impresidn de lo que todo el mundo decfa acerca del personaje. Se retiré mas © menos una hora después, con la sensacién de que habia conocido aun gran hombre, atento y amable. Veo al sefior X [el importante personaje}; su rostro tiene una expresin muy distinta de la que presentaba ayer. Veo una boca cruel y un rostro severo. El sefior X cuenta a alguien risuefiamente que acaba de engafiar a una pobre viuda sacandole los tiltimos centavos que te- nia. Siento repugnancia.

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