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RTA EN ESPANA ¥Y AMERICA LATINA MANUEL PEREZ LEDESMA E ISMAEL SAZ coonos) DEL FRANQUISMO A LA DEMOCRACIA 1936-2013 HISTORIA de as cultura poltcas en Espana y America Latina / Manvel Pérez Lede: ina. Isac! Sa, dreetores.—~ Mari: Marcial Pons Ediciones de Historia ; Zeragora: Prensa de la Universidad de Zaragora, 2014 Be: 2em ISBN 978-8415968-38-7 1: De franquism ala democraca, 1936-2018 / Manuel Pétes Ledeamac Ismael Saz (coords). 460'p.— Biblograli:p. 395-452, — ISBN 978-6415963-76-9 (Marcil Pons (Sfelones de Histo, —ISBN 978-810515-257 (Prensas de la Universidad de Zaragoza) 1 Cattra poliica-Eopaa-1995:2013. 2, Espana-Histrin 19891975, 3, Bspana-Histo tia-1976-2014 Guan Carlos PEREZ LEDESMA, Manuel AZ, Ismael 316.14:32(450)-1936/2013 94460) -1999/1975» '94(460-1975/2014— ‘Conkuir forma de reproduclén distrbucién, comunicacion publica otransformacién de esta cree pu ser tealizada con a antorizacin de sus itlares, av excepin prevsta por ier piri a CEDEO (Centro Espatol de Derechos Reprogrficos, wew.cde-or) si necesita fotocoparo escaneat alin fragmento de esta obra (© Manvel Pérez Ledesma e Ismael {© Dela ustraciin de cubierts- César Lucas / 1 PaaS. L187 S Det presente edicign, Marcial Pons Ediciones de Historia y Prensss de la Universidad de “Zaragora (Vicerrectorado de Cultura y Poca Socal) 1 edicion, 2015 Coleccién Historia de las Cultura Plticasen Espana y América Latina, vl Manvel Perez Ledesma e Isc Sz, directors ‘Marcial Pons Ediciones de Historia, S...¢/ San Sotero, 6.28037 Madrid, Espa ‘Tel913003308, edicionesistori@marcalponses ‘Prensas de la Universidad de Zaranora. Edificio de Clencias Geolgicas / Pedro Cerbuna, 12 50009 Zaragora, Espana, ‘Tel: 976 761390 puseunizares nipi//owzunizares Prensas ea Universidad de Zaragoraes miembro de a UNE, lo que gaantiza la diusion UE 5 comercializcién de sus publicaciones a nivel nacional e internacional. ISBN 0: 978-88-15968:387 ISBN vl 1-976 4-15063-769 (Marcial Pons Ediciones de Historia) {R84-18515257 (Prensas dea Universidad de Zaragoza) Impresoen Espana Iimprime: INO Reproduciones Dit 21520-2015 \S RAICES CULTURALES DEL FRANQUISMO. UNIVERSITAT DE VALENCIA’ Como régimen politico, la dictadura franquista se configura lo largo de un | proceso que hunde sus raices en la Guerra Civil y que en sucesivas etapas va -alcanzando sus perfiles més definidos. Dado que dicho proceso arranca de un _golpe de Estado militar, existirfa la tentacién de reducir el problema de la cul- tura franquista a la propia de los militares que encabezaron la sublevacién; 0, _alternativamente, la de una biisqueda, mas o menos sistematica, de determina- dos rasgos ideoligicos entre la infinidad de textos que acompanaron el desplie- ! ‘gue de la dictadura. Existiria el riesgo, en suma, de abordar el problema del franquismo como si este no tuviera sus propias raices culturales, ideologicas y politicas. Afortunadamente, esas tentaciones han sido superadas por la historiografia "desde hace ya algunas décadas: desde el pensamiento reaccionario decimon6- nico y el tradicionalismo a sectores del liberalismo conservador, del regenera: ionismo al maurismo, de la «mentalidad» militar al nacionalcatolicismo, de la "experiencia de la dictadura de Primo de Rivera al fascismo, todas esas culturas han sido estudiadas de modo creciente, y cada vez més solvente, por los histo- tiadores. Delo que se trata en este capitulo es de indagar, profundizando y jerarqui- ‘ando, en el peso de todas esas culturas en la construccidn de la propiamente -franquista. ¥ de hacerlo, lo que no deja de plantear problemas metodolégicos, desde la perspectiva de una obra, como a presente, dedicada aa historia de as Este texto xe enmarca en el proyecto de investigaciin HAR2011.27292, ianciado por el “Ministerio de Beonomia. cculturas politicas. De ah, la necesidad de precisar nuestra propia concepeién de cultura politica y tambien la de realizar el necesario ejercicio diacrénico. Dos cuestiones que, como se verd, estén profundamente relacionadas, Entendemos por cultura politica, de un modo similar al de Baker, un dis- curso y unas pricticas simbélicas. Pero también, con Sirinelli y Berstein, subrayamos a pluralidad conflictiva de las culturas politicas, que suponen «un conjunto de representaciones que configura un grupo humano en el plano politicos, Las entendemos, asimismo, como asociadas a tradiciones o familias politicas de larga duracién, que pueden vincularse con organizaciones politicas especificas, aunque muchas veces las trascienden; con elementos de transver- salidad entre ellas, si bien limitados; y sujetas a mutaciones, cambios y refor- mulaciones a través de procesos complejos? ‘Todo eso comporta un ejercicio de delimitacién que al objeto de nuestro estudio, diacrénico, como deciamos, parece fundamental, De ahi, la necesidad, de diferenciar nitidamente entre culturas (a secas) y culturas politicas. Las primeras se caracterizarian por una transversalidad extrema, que, por una par- te, podria ser la resultante del modo en que interactian, influyen o mutan dis- tintas culturas potticas, y, por otra, podria constituir la matriz 0 anclaje cult ral para el surgimiento o desarrollo de nuevas culturas politicas, Por decirlo claramente, entre las raices culturales del franquismo encontra- remos distintas culturas no identificables como culturas politicas especificas y otras que si se fueron configurando como tales. Entre las primeras, hablare- mos de la cultura nacionalcatolica, de las diversas vertientes del reseneracio- rnismo, del magma nacionalista espafol en las tiltimas décadas del siglo XIX y primeras del Xx, del maurismo o del catolicismo social, Entre las sesundas, de la més longeva de todas ellas, la tradicionalista y, ya durante la Segunda Rept- blica, de la , Se trataba is os casos de un nacionalismo palingenésico—no otro es l significado fico de la nocidn de regeneracionismo— que encontré tantas raices de les de Espafia como soluciones para las mismas. Por supuesto, las dife~ is eran muy amplias. Asf, hubo quienes se mantuvieron en la vertiente tubo quienes transitarian ambas sendas sin preguntarse en exceso por spotenciales contradicciones. En lo que aqui nos interesa, se ha querido ver, como se sabe, en el populis- o de Costa y su apelacidn al «cirujano de hierro», su denuncia de la «oligar- 'y el caciquismo, su programa de «despensa y escuela», una especie de ascismo», un antecedente del fascismo espafiol y aun de algunas vertien- del franqiuismo”, Sin duda, algo de esto hay, siempre que nos mantengamos en el plano de las «raices culturales» y no en ninguna clase de teleologismo determinista, Ciertamente, Costa, como otros regeneracionistas, contribuyé a ‘minar las bases del liberalismo espaftol, toda vez que la critica del liberalismo el parlamentarismo realmente existentes podia derivar en una descalifica- ‘cién de ambos en si mismos, Pero debe hacerse notar con no menor énfasis que todo esto se mantenia en un plano de soluciones transitorias que no dibujaba ‘un horizonte antiliberal. Podia valer el cirujano de hierro o el republicanism: ‘pero el objetivo de ambas respuestas no era en modo alguno antiliberal. Algo similar puede decirse de los «noventayochistas», cuya vision critica de Ja Espana del momento no adopté casi nunca perfiles nitidamente antiliberales. ‘También algunos de ellos apelaron en momentos puntuales a la figura del hombre» salvador, mostrando asi su casi absoluta desconfianza en el liberalis- ‘mo, la democracia y el pueblo realmente existente. Pero su nacionalismo apun taba fundamentalmente en otras direcciones. Nietzscheanos en diverso grado, insertos en la cultura modernista, buscaron claves més profundas para la rege- neracién nacional: en la lengua, en el paisaje, en el paisanaje, castellanos siem- pre, Todo esto remitia a un tipo de nacionalismo més préximo al de Maurice Barrés que al de Charles Maurras, al que muchos despreciaban**, Unamuno en 20. Alrespecto el lisic, que no nico em este sentido, de TiRNO GALVAN (196D. 21. Usiizamos aqui el termino modernismo en su sentido genic, fundamentalment cultural ‘we noes se resuclveaccenariamntc, en el modernise politico, en general ni ene fas ‘ata, en particular Vase al respecto GRIFFIN (2010), ps 166171,

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