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{ie dlspacsto a luchar con todas sus fuerzas para defeD-
dere imponer aus derechos,
5 uidindn esté ststecho al ver como se restablece cl
honor nacional Se ha reanudado la lucha entre la Tales
ear Eetnd alo aceptar Ia primera que Ta juvent sea
Lulcads exchusvamente de-aeuerdo con la doctria del
Stonatsoclaismo, contraia en varios puntos a los cler
maceamapios de Roma, Sigur ia porsecacion de 108 ix
Toa jue en algunos aspectos recueda as de épocas me
dvatds Sesenta mil judios emipraron de Alemania en 1933,
onvridose en fanatics enmion el nacional
sno'y logrando inclinar tna parte de la opinion internaco
re oetra los metodos de Hitler El ascsinato, en 1934,
BE Ghnellter ustriaco Dolfissy el fracaso del golpe naz!
Sohn Austin sevieron para demostrar a Hiller que no
coca dejarse arrastrar por el sector extremista del Par
Bao capitancade, principalmente por el doctor Goebbels.
Eraineterario actuar con prudencia si no se queria reinct
liven equivecaciones lamentables. Los alemanes, sin em
‘bargo, pronto se olvidaron de estos reveses para entusias-
tine por'el resurgimiento det Reich, tanto‘en el terreno
interior como en cl exterior
El equipo de personalidades no afiliadas al nazismo
‘quyo servicio recabé Hitler cuando se hizo cargo del Po-
der desaparece rapidamente del primer plano de Ia ac
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A la economia nacional B 4 de febrero de 198 se son,
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‘aciomalsocialista, Nadie reaceiona e cere
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Frente Popular, inglotcrra conhcsa tepeidamente fda
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tica se dedica Stalin a «depurars el pais de mili :
fticos y sencmigos» de toda clase. ee
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. ica gira en toro a los Sutdetes. Ale.
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luna demostracion de su poderio militar Sus avinnee
Pasar, los futuros bombareray reals a a
aida vuelos de Bertin a Nueva Yor: regreso, Lord
hermere, el magnate de la Prensa britinica, despuds de
Alemania, declara que ta produccién acrondutica del
danza caorce mil apartos, que Goering ispone
UBuieyeventulidad. Por todos Tos medhos se presen cr
ite ers Para Que esteche la’ mano de Hier. Lo
la Gran Bretaia contimia siendo el suer
{de los hombres que mandan Sect
dora jue mandan en Berlin, Para dec
tise want dicen ey
mo Preludio dela firma proxima del Pacto de Acero.
ingleses, sin embatgo, no acceden a los requeri-
( oe‘mientos de Berlin, El fantasma de la guerra resurge con
toda sa fuerza a finales de verano. En los primeros dias
de septiembre se conoce la concentracion de tropas alema:
has a lo largo de la frontera checa. La propaganda lems.
tna, en manos del doctor Goebbels, realiza prodigios de agi
tacion, En el Congreso de Nuremberg declara Hitler que
nadie podrd evitar el retorno a} Reich de la regién de los
Sudetes, mientras anuncia que trabaja en la construccion
Ge la linea fortificada del Oeste para parar cualquier ata
{gue francés. El dia 14, el viejo Chamberlain realiza su pri-
ner viaje en avién para arrancar al Fhrer, en Berchstes-
gaden, tna solucién pacifica del pleito checo. En sus es
fuerzos para salvar la paz, repite Chamberlain su viaje en
avion el dia 22. Hitler no cede a ningin requerimiento. El
dia 27 se sabe que Hitler ha fijado para el dia siguiente,
miércoles 28, a las dos de Ia tarde, el plazo acordado al
Gobierno checoslovaco para dar una respuesta satisfac.
toria.
La guerra parece inevitable. Chamberlain realiza un
nuevo esfuerzo, pidiendo a Hitler una’prorroga de vein-
ticuatro horas de su. demanda a Praga, y solicita a Mus.
solini que apoye esta peticion suya cerca de Berlin, El
jefe del Gobierno italiano conferencia por teléfono con
Hitler, quien acepta la demanda inglesa «por amistad hacia
Mussolinis. Nuevo llamamiento del presidente Roosevelt
a Hitler. Nuevo mensaje de Chamberlain a Mussolini pro-
poniendo un acuerdo de los cuatro. Después de escuchar
Ge nuevo a Mussolini, Hitler acepta la propuesta. El dia
29 de septiembre se rednen en Munich Hitler, Mussolini,
Chamberlain y Daladier, y se Mega a un acuerdo. Checos-
Jovaquia ¢s sacrificada. Hitler ha obtenido su mayor triun-
fo politico en el sentido bismarckiano, o sea que «la poli
tica no es ninguna ciencia, como muchos profesores lo
proclaman, sino que es un arte, como no pueden ser cier-
cias la escultura o la pintura».
Munich me ha sido evocado docenas de veces por ami-
0s alemanes que vivieron aquellos momentos dramiticos.
¥ estas evocaciones tenian ya el caricter de estar inclut
das en una perspectiva histérica. «Ha sido el momento cul-
‘minante de la carrera de Hitlers, me declaré una vex un
‘buen amigo que fue nazi entusiasta hasta el ultimo mo:
«6mento, «Se podia jugar con la paz y la guerra —ahiadia—
siempre que terminara triunfando la primera. Pero no se
podia prolongar el juego cuando era fatal que ello costaria,
luna guerra.»
‘Tolos estos juicios se pueden hacer ahora. Entonces
s6lo se podian registrar los hechos. Y ta verdad es que
tuna semana después de Munich el viejo y fatigado Neville
Chamberlain presentaba a los Comunes y a los Lores el
gran plan de rearme inglés. Esto significaba que un nuevo
Munich no podria darse en la historia, porque entonces los
ingleses no estarian en condiciones de exhibir su edebi
idad». También es interesante recoger esta afirmacién de
Hitler, sacada del discurso que el dia 26 de septiembre pro-
‘nuneié en el Sportpalust de Berlin: «También he asegurado
a mister Chamberlain, y repito aqui esta seguridad, que,
‘una vez resuelta la cuestién checoslovaca, ya no habra nin-
‘gin otro problema ierritorial en Europa»
No habia transcurrido todavia medio afio de Ia tan
sensacional como historica reunién de Munich, cuando el
Ejercito alemén ocupaba una buena parte de Checoslo-
vaquia, ante el estupor y la desesperacién de media Euro-
pa. En el decreto que crea, el dia 14 de marzo de 1939, el
Protectorada de Bohemia ¥ Moravia, y que leva la firma
‘de Adolfo Hitler, se lee: «Durante un milenio los pafses
‘de Bohemia y Moravia han pertenecido al espacio vital del
pueblo aleman.» Por primera vez salia en la literatura of
del Reich nacionalsocialista la palabra Lebensraum
espacio vital—, que de la manera mas elocuente evocaba
que Hitler hacia suyos todos los suefios del pangermanis-
‘mo, algunos de los cuales habian sido recogidos en su libro
‘Mein Kamp}, ¥ que el doctor Rosenberg ha expuesto en sus
vvarios libros al pretender justificar el derecho que 1a raza
nérdica tiene para dominar y gobernar a los otros pueblos
considerados de raza inferior.
Después de la creacién del Protectorado de Moravia y
‘Bohemia, se supo de una manera clara que el Reich nacio-
nalsocialista no sélo queria encuadrar en una misma orga
nizacién politica y administrativa —el Gran Reich— a to-
dos los alemanes, sino que pretendia:someter y controlar
‘a todo un sector de Europa. El golpe de Praga no provocd
Ja guerra europea, como pidié Stalin a Londres y Paris.
9 se sabia que la guerra terminarla por estallar si Hit-
continuaba por el.camino de confundir la conocida de-
in de Bismarck con tuna nueva: la politica ex el arte
To imposible.
‘Desde cl mes de marzo de 1939 inicia Londres una po-
fe cerco del Reich nacionaliocialista. Las garantias
en juego, y se concluyen unas alianzas militares. En
ei los delegados ingleses y franceses maniobran para
3c Ia colaboracién absoluta de Stalin en la politica de
co que capitanca el viejo Chamberlain, el mismo que
ang en varias ocasiones en un avion para inelinarse ante
fer y pedirle que evitara una nueva guerra europea.
‘mientras las fuerzas se aperciben para la nueva lucha
Hitler prepara en torno a la cuestion del pasillo de
ig, Stalin se decide a estrechar la mano de Ribbentrop,
Yal producirse, en el término de uns sola jornada, un eam:
completo en el balance de las fucrzas continentales, 1a
se hace inevitable.
ir Moscii hace olvidar a Hitler estas lineas
‘eseribio en Mein Kamp]: «Si se quiere tierra en Bie
32, S610 puede lograrse a expenses de Rusia. Para tal po-
ea sélo existe un aliado posible en Europa: Inglaterra
‘con Inglaterra es posible cubrir las espaldas y poner
Iarcha el nuewo tren germano.s Si bien no pace con
precisamente el Pacto Berlir-Moseit como el co-
azo de la serie de equivocaciones que han costado
la mayor de las catastrofes que registra la His:
ria, puede afirmarse que la firma de esta alianza entre
Tnacionalsocialismo y el comunismo lanzé a Hitler por la
fendiente a la qu- se asomé cuando la palabra Lebensraum
cid en el decreto anunciando la creacion del Protec-
do de Bohemia y Moravia. La guerra que se iniciaria
el dia 1.» de septiembre no tenia por objetivo terminar el
to del pasillo de Danzig, sino que con su espada se que-
io vital» a que creia tener derecho
Reich nacionalsocialista de Adolfo Hitler.Vv
DANZIG, CAUSA OFICIAL DE LA GUERRA,
Yo sf s6lo wna cosa con absoluia seguridad: et
picblo sleman no quiso la guerra. El Kélser tampo.
fo la guise, EI Gobierno tampoco la queria, ¥ cl
fran Estado Mayor se optiso sella desde un proc:
poraue sabia mejor que nadie la situacion dif
‘et que. se enconicaria Alemenia en tna guerra
ontra Ta Entente
(Dectaraetin ante la Comision
arlamentana para lar responsabitdades
‘de la guerra, 18 de noviembre de 1519)
En la tiltima semana de agosto de 1939 todo indicaba que
se marchaba rapidamente a In guerra, Las pruebas que
obligaban a creer que la guerra era inevitable se multipl
aban. La ereacién de un Consejo de Defensa del Reich,
por el mariscal Goering, y 1a movilizacién de
‘ropas y su concentracién a lo largo de las distintas fronte-
tas de Polonia promettan la guerra, a menos de aceptar
los ingleses una nueva humillacion, Bi lenguaje de la Prensa
berlinesa era bien claro: se dentinciaban continuas agre
ssiones cometidas contra los alemanes en Polonia y se sub-
rayaba que la actitud agresiva de Polonia se debis a la ins-
piracién de Inglaterra,
Curioso era observar en aquellos momentos de fiebre
olectiva Ia seguridad de que daba muestras el ciudadano
alemén. No creia cn la guerra. «Confio en que el Fihrer
volver a triunfar de una manera pacificas, se me contes
taba, como si fuera consigna, cuando preguntaba a cual
quier aleman sobre las probabilidades de que estallara la
guerra, Y al inguirir el motivo de tal seguridad, afiadian:
«Si vamos a la guerra, el nuevo conflicto costar a los ir
sleses su Imperio.»
‘Después hemos visto al pueblo alemén conmoverse euan-
do se han logrado triunfos militares indiscutibles y al su:
frir amargas derrotas. Puede decirse que su actitud siem-
pre ha estado de acuerdo con la que mantuvo en visperas
de iniciarse Ia segunda guerra mundial: el aleman no ha
creido nunca en la victoria total del Reich nacionalsocialis-
ta, ni tampoco en su derrota; ha confiado siempre en que
60
‘se encontraria una formula para negociar una paz
glaterra,
‘Margen 0, mejor dicho, conjuntamente con la conduc-
-a guerra, se ha Inchado sin cesar en Berlin para
tar la paz. Centenares de hojas de mi caret reco.
ones sobre este punto.
interesaba, pues, a los alemanes la guerra contra
Porque estaban seguros de que la misma arrastra
| un conilicto europeo general. El recuerdo de Ia pasa:
erra dominaba el horizonte presente. Después de
‘eentenares de obras aparecieron en Alemania que
n las causas de la derrota sufrida. Todo el mun
gaba a la misma conclusién que en su tiempo pro-
Federico el Grande y Bismarck, el canciller de
fo: Prusia solo puede triunfar si la guerra dura poco
6, Para vencer en un corto espacio de tiempo es pre-
os enemigos del Reich no sean numerosos. EL
m éxito militar de la campana de Polonia no sorpren-
‘Tas personas bien enteradas, porque se daba por des-
Esta campafia demostré que las ensefianzas del
‘Von Seeckt, el fundador de Ia Reichswehr como
0 motorizado, se habian aplicado con toda exactitud.
Mando alemén sabia con toda garantia que al cabo
semanas seria vencida Ja resistencia militar de
nia. El alemén puede decirse que se interesé mas por
S esfuerzos que después de la campafia militar de Polo-
lizé Hitler para restablecer la paz con Inglaterra que
‘el curso de las operaciones militares que se desarro-
en el histérico mes de septiembre.
El dia 31 de agosto la radio alemana dio a conocer,
JJas diez de la noche, la propuesta que Berlin hacia a
por mediacién de Londres. Esta propuesta cons-
un verdadero ultimatum. La gente estaba bien ente-
de lo que iba a ocurrir. La radio alemana se cuidaba
mantener la agitacién, porque cada diez minutos se
sia publica una noticia relacionada con el conflicto ger
Aquella noche muchos alemanes no se acosta-
m. A las seis de la mafiana me telefonearon del Ministe-
de Propaganda convocdindome para las ocho y antin-
Ie que tenia reservado tn puesto para la sesién que,
stssc iba a celebrar en el Reichstag. Una hora més tarde de
‘mi conversacion con el funcionario del “doctor Goebbels,
Ja Radio dio lectura a la proclama que el Furer dirigia «
sus soldados, anuncigndoles que iban a luchar por el ho.
nor aleman y por el derecho indiscutible que tenia Alema.
nia 2 vivir en este mundo, Mientras tanto, aminciaba ya
Varsovia a todo el mundo que las primeras bombas arro-
Jadas por la Luftwaffe habjan caido sobre la capital pola
‘ca. Toda esperanza de evitar Ia lucha entre alemanes ¥ po-
lacos se habia desvanecido. Comenzaba una guerra que
nadie podia saber cudnto tiempo duraria y el aleance que
tendria.
Recordaré toda mi vida la mafana historica del dia
Iz de septiembre. En el teatro de la Opera Kroll ocw
aba el puesto que en el ultimo piso me habia sido reser
vado por el Ministerio de Propaganda. Despues del incendio
del edificio del Reichstag, las reuniones del Parlamento
aleman se celebraban en el teatro que se levantaba en el
‘eentro de los jardines del Tiergarten. La platea del teatro
estaba ocupada por los diputados, que lician toda clase
de uniformes, desde el pardo del Partido hasta el verde
gris del Ejercito. Un secretario del doctor Goebbels me
fue explicando que los sillones vacantes correspendian
Giputados que, como oficiales o simples soldades, luchaban
ya en el frente polaco. En el primer piso, a la derecha, se
fencontraban Ios altos funcionarios del régimen, desde los
jgenerales hasta los jefes de administracion. En el centro
‘se encontraba la tribuna diplomatica, en la que faltaban
Jos embajadores de Polonia, Inglaterra y Francia, A Ia
inquierda tomaron asiento los invitados de honor del Par.
ido. El escenario habia sido reservado para los protage
nistas del gran drama que se iniciaba. Arriba de todo, ais:
lado, ocupaba su tribuna el mariscal Goering, que en cl
Reichstag actuaha de presidente. Debajo de él se encontrs-
‘ba Ia tribuna reseryada a los oradores, en este caso Adolfo
Hitler, que, como siempre, iba a actuar como tinico orador
Alla derecha de Goering se hallaba el banco del Gobierno:
44 su izquierda tomaron asiento los otros jefes del régimen.
Faltaban unos diez minutos cuando todos los asisientes
‘la histérica sesion nos pusimos de pie, y del pecho ¢e
quienes ocupaban el patio de butacas empezo a salir cl
grito impresionante de S-ar putea să vă placă și