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80 Bouivar Benrveia Apenas ahora, cuando este nuevo siglo co- ‘mienaa, parece llegado el tiempo de con- siderar el ineémodo atractivo que siempre tuvieron las esporddicas intervenciones de Benjamin —a un tiempo lejanas y apasiona das— en el campo del discurso politico, de tomarlas en serio como tales y no solamente como extravios politicos de un hombre de le- tras. Esta preocupacién extempordnea por lo politico, esta falta de conexién con el ajetreo de la realpolitik que se da sin embargo den- tro de un compromiso profundo con el aconte cer de la vida piiblica, esta especie de nostal- gia por el presente que ilumina al disceurso de Benjamin cuando habla de lo politico hacen del suyo un discurso especialmente fasci- nante. En medio de una situacién de crisis generalizada de la cultura politica y del dis- curso politico en cuanto tal, la aproximacién de Benjamin a ellos, tan exeéntrica, tan ex- tempordnea, tan “fuera de la realidad” como parece estar, se enciende con una capacidad desbordada de irradiar sugerencias, y adquie- re una capacidad de seduccién inigualable. SOBRE EL CONCEPTO DE HISTORIA Nora EDITORIAL 1 texto original de “Sobre el concepto [de historia” —“Uber den Begriff der Geschichte’— se encuentra en Walter Ben- jamin, Gesammelte Werke, edicién de Rolf ‘Tiedemann y Hermann Schweppenhiuser, Suhrkamp, Frankfort, tomo 1, pp. 693-703 y 1223-1266, asi como tomo vit, pp. 783-784. De acuerdo a los suplementos publicados en este tiltimo tomo (1989), la tesis que levaba el niimero xvii en la edicién del tomo 1 de 1974 lleva ahora el mimero xix pues antes de ella entra la “tesis xvmt” (conocida como “xvita” en las notas del tomo 1, p. 1231) que se encuentra en la versién del “ejemplar 33 34 [Nota rorroniat de mano” de Benjamin —descubierto por Giorgio Agamben con posterioridad a esa edi- cidn—, que los editores alemanes denominan “Typoskript 4” (74). El texto original de “Tesis sobre la historia: apuntes, notas y variantes” contiene los frag- mentos que han quedado de los materiales producidos por Walter Benjamin durante su elaboracién de las “Tesis”. Se encuentra en el tomo, pp. 1228-1252, de la misma publica: cién. La anotacién al pie de cada fragmento indica la ubicacién de su manuscrito en el Benjamin-Archiv. Las observaciones entre corchetes recogen ano- taciones de los editores del texto en alemén. Sons nt concEPTO De MIsTORIA 35 1 ‘Segiin se cuenta, hubo un autémata construi- do de manera tal, que a cada movimiento de un jugador de ajedrez respondia con otro que le aseguraba el triunfo en la partida. Un mu- fieco vestido de turco, con la boquilla del nar- guile en la boca, estaba sentado ante el table- ro que descansaba sobre una amplia mesa, Un sistema de espejos producfa la ilusién de que todos los lados de la mesa eran transpa- rentes. En realidad, dentro de ella habia un ‘enano jorobado que era un maestro en ajedrez y que movia la mano del mutieco mediante cordeles. En la filosofia, uno puede imaginar un equivalente de ese mecanismo; esta hecho ara que venza siempre el mufieco que cono- ‘cemos como “materialismo histérico”. Puede competir sin més con cualquiera siempre que ponga a su servicio a la teologia, la misma que hoy, como se sabe, ademas de ser pequefia y fea, no debe dejarse ver por nadie. 36 Water Bessa 1 “A las peculiaridades més notorias del espi- ritu humano, dice Lotze, pertenece [..] junto a tanto egoismo en lo particular, una falta de envidia general de todo presente respecto de su futuro.” Esta reflexién apunta hacia el hecho de que la imagen de felicidad que culti- ‘vamos se encuentra tefiida por completo por el tiempo al que el curso de nuestra propia existencia nos ha confinado. Una felicidad capaz. de despertar envidia en nosotros sélo Ia hay en el aire que hemos respirado junto con otros humanos, a los que hubiéramos podido dirigirnos; junto con las mujeres que se nos hubiesen podido entregar. Con otras palabras, en la idea que nos hacemos de la fe- licidad late inseparablemente la de la reden- cién, Lo mismo sucede con la idea del pasado, de la que la historia hace asunto suyo. El pasado lleva un indice oculto que no deja de remitirlo a la redencién. ¢Acaso no nos roza, a nosotros también, una réfaga del aire que envolvia a los de antes? ;Acaso en las voces a las que prestamos ofdo no resuena el eco de otras voces que dejaron de sonar? ;Acaso las mujeres a las que hoy cortejamos no tienen Sonus ni. coscerto De tustowa a1 hermanas que ellas ya no legaron a conocer? Si es asf, un secreto compromiso de encuen- tro [Verabredung] esta entonces vigente en- tre las generaciones del pasado y la nuestra. Es decir: éramos esperados sobre la tierra. ‘También a nosotros, entonces, como a toda otra generacién, nos ha sido conferida una débil fuerza mesidnica a la que el pasado tie- ne derecho de dirigir sus reclamos. Reclamos que no se satisfacen facilmente, como bien lo sabe el materialista histérico, m El cronista que hace la relacién de los acon- tecimientos sin distinguir entre los grandes y los pequefios responde con ello a la verdad de que nada de lo que tuvo lugar alguna vex debe darse por perdido para la historia, Aunque, por supuesto, sélo a la humanidad redimida le concierne enteramente su pasa- do. Lo que quiere decir: sélo a 1a humanidad redimida se le ha vuelto citable su pasado en cada uno de sus momentos. Cada uno de sus instantes vividos se convierte en un punto en la orden del dia [citation & Vordre du jour), 38 Wauren Bessa dia éste que es precisamente el dia del Juicio final. v Procuraos primero alimento y vestido, que ast el Reino de Dios (08 llegaré por st mismo, Hegel, 1807 La lucha de clases que tiene siempre ante Jos ojos el materialista histérico educado en Marx es la lucha por las cosas toscas y ma- teriales, sin las cuales no hay cosas finas y espirituales, Estas tltimas, sin embargo, estén presentes en la lucha de clases de una manera diferente de la que tienen en la re- presentacién que hay de ellas como un botin que cae en manos del vencedor. Estén vivas en esta lucha en forma de confianza en si mismo, de valentfa, de humor, de astucia, de incondicionalidad, y su eficacia se remonta en la lejanfa del tiempo. Van a poner en cues- tidn, siempre de nuevo, todos los triunfos que alguna ver favorecieron a los dominadores. Como las flores vuelven su corola hacia el sol, Sonne et. coNcEPTO De: sToRIA 39 asi también todo lo que ha sido, en virtud de un heliotropismo de estirpe secreta, tiende a dirigirse hacia ese sol que esta por salir en el cielo de la historia. Con ésta, la més inapa- rente de todas las transformaciones, debe sa- ber entenderse el materialista histérico. v La imagen verdadera del pasado pasa de largo velozmente [huscht] . El pasado sélo es atrapable como la imagen que refulge, para nunca mas volver, en el instante en que se vuelve reconocible. “La verdad no se nos es- capard”: esta frase que proviene de Gottfried Keller indica el punto exacto, dentro de la imagen de la historia del historicismo, donde le atina el golpe del materialismo histérico. Porque la imagen verdadera del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer con todo presente que no se reconozca aludi- doen ella’ 74 (véase Ia nota editorial) continéa: “La buena nueva que el historiador del pasado trae, eon pulso acelerado, sale de una boca que tal vez, ya en el ins- tante en que se abre, habla al vacio.” 40 ‘Water Besianoy vl Articular histéricamente el pasado no signifi- ca conocerlo “tal como verdaderamente fue” Significa apoderarse de un recuerdo tal como éste relumbra en un instante de peligro. De lo que se trata para el materialismo histéri- co es de atrapar una imagen del pasado tal como ésta se le enfoca de repente al sujeto histérico en el instante del peligro. El peli- gro amenaza tanto a la permanencia de la tradicién como a los receptores de la misma. Para ambos es uno y el mismo: el peligro de entregarse como instrumentos de la clase do- minante. En cada época es preciso hacer nue- vamente el intento de arrancar la tradicién de manos del conformismo, que esté siempre a punto de someterla, Pues el Mesias no sélo viene como Redentor sino también como ven- cedor del Antieristo. Encender en el pasado Ja chispa de la esperanza es un don que s6lo se encuentra en aquel historiador que est compenetrado con esto: tampoco los muertos estardn a salvo del enemigo si éste vence. Y este enemigo no ha cesado de vencer. Sone Ht, CONCEFTO DE HISTORIA vu Considerad to oscuro y el gran frio cde este valle que resuena de lamentos. Brecht, La dpera de tres centavos. Fustel de Coulanges le recomienda al histo- riador que quiera revivir una época que se quite de la cabeza todo lo que sabe del curso ulterior de la historia. Mejor no se podria identificar al procedimiento con el que ha roto el materialismo histérico. Es un procedi- miento de empatia. Su origen esta en la apa. tia del corazén, la acedia que no se atreve a aduefiarse de la imagen histérica auténtica, que relumbra fugazmente. Los teélogos me- dievales vieron en ella el origen profundo de Ja tristeza, Flaubert, que algo sabia de ella, escribié: “Peu de gens devineront combien il a fallu étre triste pour ressusciter Carthague.” [*Pocos adivinarén cudn triste se ha necesi- tado ser para resucitar a Cartago.”] La natu- raleza de esta tristeza se esclarece cuando se pregunta con quién empatiza el historiador historicista. La respuesta resulta inevitable: con el vencedor. Y quienes dominan en cada caso son los herederos de todos aquellos que a Waurer Bexsaams veneieron alguna vez. Por consiguiente, la ‘empatia con el vencedor resulta en cada caso favorable para el dominador del momento. El materialista historico tiene suficiente con esto. Todos aquellos que se hicieron de la victoria hasta nuestros dias marchan en el cortejo triunfal de los dominadores de hoy, que avanza por encima de aquellos que hoy yacen en el suelo. Y como ha sido siempre la costumbre, el botin de guerra es conducido también en el cortejo triunfal. El nombre que recibe habla de bienes culturales, los mis- mos que van a encontrar en el materialista histérico un observador que toma distancia. Porque todos los bienes culturales que abarea su mirada, sin excepcién, tienen para él una procedencia en la que no puede pensar sin horror. Todos deben su existencia no sélo ala fatiga de los grandes genios que los crearon, sino también a la servidumbre anénima de sus contempordneos. No hay documento de cultura que no sea a la vez. un documento de barbarie, ¥ as{ como éste no esté libre de bar- barie, tampoco lo est el proceso de la trans- misién a través del cual los unos lo heredan de los otros. Por eso el materialista histérico se aparta de ella en la medida de lo posible. I Sonn EL. coNcEPTO De HISTORIA 43 Mira como tarea suya la de cepillar la histo- ria a contrapelo. vi La tradicién de los oprimidos nos ensefia que el “estado de excepcién” en que ahora vivimos es en verdad la regla. El concepto de historia al que Heguemos debe resultar coherente con ello, Promover el verdadero estado de excep- ci6n se nos presentaré entonces como tarea nuestra, lo que mejoraré nuestra posicién en la lucha contra el fascismo, La oportunidad que éste tiene est, en parte no insignifican- te, en que sus adversarios lo enfrentan en nombre del progreso como norma histérica. El asombro ante el hecho de que las cosas que vivimos sean “atin” posibles en el siglo veinte no tiene nada de filoséfico. No esté al comienzo de ningiin conocimiento, a no ser el de que la idea de la historia de la cual provie- ne ya no puede sostenerse, 44 Warmer Bras 1x ‘Mi ala esté pronta al vuelo, Retornar, lo haria con gusto, ‘Pues, aun fuera yo tiempo vivo, ‘mi suerte sera escasa. Gerhard Scholem, Saludo del Angelus Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus ‘Novus, Se ve en él un Angel, al parecer en el ‘momento de alejarse de algo sobre lo cual cla- va la mirada, Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El angel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro est vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acon- tecimientos, é/ ve una catastrofe tinica, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amonto- néndolas sin cesar. El éngel quisiera dete- nerse, despertar a los muertos y recomponer Jo destruido, Pero un huraeén sopla desde el paraiso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el Angel ya no puede plegarlas. Este huracén lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el ciimulo de ruinas crece ante él ‘Sooke nt cONCEFTO DE HISTORIA 45 hasta el cielo. Este huracin es lo que noso- tros llamamos progreso. x Los temas de meditacién que la regla con- ventual proponia a los hermanos novicios tenfan la tarea de alejarlos del mundo y sus afanes. La reflexién que desarrollamos aqui procede de una determinacién parecida. En un momento en que los politicos, en quienes los adversarios del fascismo habian puesto su esperanza, yacen por tierra y refuerzan su. derrota con la traicién a su propia causa, esta reflexién se propone desatar al que vive en el mundo de la politica de las redes en que ellos Io han envuelto. Ella parte de la considera cién de que la fe ciega de esos politicos en el progreso, la confianza en su “base de masas” Y, por tiltimo, su servil insercién en un apara- to incontrolable no han sido mas que tres as- pectos de la misma cosa. Es una reflexién que procura dar una idea respecto de lo caro que le cuesta a nuestro pensamiento habitual una representacién de la historia que evite toda 46 Waurer Besaast ‘complicidad con aquella a la que esos politi- cos siguen aferrados. XI Elconformismo, que desde el principio se encontré a gusto en la socialdemocracia, no afecta sélo a sus técticas politicas sino tam- ign a sus ideas econémicas. Esta es una de las razones de su colapso ulterior. No hay otra cosa que haya corrompido més a la clase trabajadora alemana que la idea de que ella nada con la corriente. El desarrollo téenico era para ella el declive de la corriente con Ja que crefa estar nadando. De alli no habia més que un paso a la ilusién de que el tra: ajo en las faibricas, que seria propio de la marcha del progreso técnico, constituye de por si una accién politica. Bajo una figura secularizada, la antigua moral protestante del trabajo celebraba su resurreceién entre los obreros alemanes. El programa de Gotha muestra ya sefiales de esta confusién. Define al trabajo como “la fuente de toda riqueza y de toda cultura”, Presintiendo algo malo, Marx respondié que el hombre que no posee Sonne nt. concerro ne ssToRA a otra propiedad aparte de su fuerza de trabajo “estd forzado a ser esclavo de otros hombres, de aquellos que se han convertide [. propietarios”. A pesar de ello, la confusién. contintia difundiéndose y poco después Josef Dietzgen proclama: “Trabajo es el nombre del Mesias del tiempo nuevo. En el [..] mejora- miento[...] del trabajo [..] estriba la riqueza, que podré hacer ahora lo que ningin reden- tor pudo lograr.” Esta concepcién del mar- xismo vulgar sobre lo que es el trabajo no se detiene demasiado en la cuestién acerea del efecto que el producto del trabajo ejerce so- bre los trabajadores cuando éstos no pueden disponer de él. Sélo esté dispuesta a pereibir los progresos del dominio sobre la naturale- za, no los retrocesos de la sociedad. Muestra ya los rasgos teenoeréticos con los que nos toparemos més tarde en el fascismo. Entre ellos se encuentra un concepto de naturale- za que se aleja con aciagos presagios del que tenian las utopias socialistas anteriores a la revolucién de 1848, El trabajo, tal como se lo entiende de ahi en adelante, se resuelve en la explotacién de la naturaleza, explotacién a la que se le contrapone con ingenua satisfaccién 1a explotacién del proletariado. Comparados con esta concepcién positivista, los fantaseos 48 Waurer Bexsany que tanto material han dado para esearnecer aun Fourier revelan un sentido sorprenden- temente sano. Para Fourier, el trabajo social bien ordenado deberia tener como consecuen- cia que cuatro lunas iluminen la noche te- rrestre, que el hielo se retire de los polos, que el agua del mar no sea mas salada y que los animales feroces se pongan al servicio de los hombres. Todo esto habla de un trabajo que, lejos de explotar a la naturaleza, es capaz de ayudarle a parir las creaciones que dormitan como posibles en su seno. Al concepto corrup- to de trabajo le corresponde como comple- mento esa naturaleza que, segtin la expresién de Dietzgen, “esta gratis ah’ x ‘Necesitamos de la historia, pero de otra manera de como la necesita 1 ocioso exquisito en los jardines del saber. Nietzsche, Beneficios y perjuicios de la historia para la vida. E] sujeto del conocimiento histérico es la clase oprimida misma, cuando combate. En Sooke nt. concerro De wsroRA 49 ‘Marx aparece como la tiltima clase esclaviza- da, como la clase vengadora que leva a su fin Ia obra de la liberacién en nombre de tantas generaciones de vencidos. Esta conciencia, que por corto tiempo volvié a tener vigencia con el movimiento Spartacus, ha sido siem- pre desagradable para la socialdemocracia. En el curso de treinta afios ha logrado borrar casi por completo el nombre de un Blanqui, cuyo timbre metélico hizo temblar al siglo pa- sado. Se ha contentado con asignar a la clase trabajadora el papel de redentora de las ge- neraciones futuras, cortando asi el nervio de su mejor fuerza. En esta escuela, la clase des- aprendié lo mismo el odio que la voluntad de sacrificio. Pues ambos se nutren de la imagen de los antepasados esclavizados y no del ideal de los descendientes liberados.? 74 continta: “Si hay una generacién que debe saber- Jo, esa es la nuestra: lo que podemos esperar de los que vendriin no es que nos agradezean por nuestras ‘grandes acciones sino que se acuerden de nosotros, ue fuimos abatidos. La revolucién rusa sabia de esto. La consigna ‘Sin gloria para el vencedor, sin compasin con el vencido!' es radical porque expre sa una solidaridad que es mayor con los hermanos ‘muertos que con los herederos.” 50 Wavrer Bexsaa XIII Puesto que nuestra causa ee vuelve més clara cada dia _yel pueblo cada dia més sabi. Wilhelm Dietzgen, a filosofia socialdemserata La teorfa socialdeméerata, y atin mas su practica, estuvo determinada por un concep- to de progreso que no se atenia a la realidad sino que posefa una pretensién dogmatica. Tal como se pintaba en las cabezas de los socialdeméeratas, el progreso era, prime- ro, un progreso de la humanidad misma (y no sélo de sus destrezas y conocimientos). Segundo, era un progreso sin término (en correspondencia con una perfectibilidad in- finita de la humanidad). Tereero, pasaba or esencialmente indetenible (recorriendo autométicamente un curso sea recto o en espiral). Cada uno de estos predicados es controvertible y en cada uno ellos la eritica podria iniciar su trabajo. Pero la critica —si hha de ser inclemente— debe ir més allé de estos predicados y dirigirse a algo que les sea comiin a todos ellos. La idea de un progreso Sonne ki CoNCEPTO De RsTORIA 51 del género humano en la historia es insepa- rable de la representacin de su movimiento como un avanzar por un tiempo homogéneo y vacio. La critica de esta representacién del movimiento histérico debe constituir el fun- damento de la critica de la idea de progreso en general, xv Blorigen es la meta, ‘Karl Kraus, Palabras en versos 1 La historia es objeto de una construecién cuyo lugar no es el tiempo homogéneo y vacfo sino el que esta leno de “tiempo del ahora” Getztzeit]. Asi, para Robespierre la antigua Roma era un pasado cargado de “tiempo del ahora” que 6! hacia saltar del continuum de Ia historia, La Revolucién Francesa se en- tendia a si misma como un retorno de Roma. Citaba a la antigua Roma tal como Ia moda a veces cita a un atuendo de otros tiempos. La moda tiene un olfato para lo actual don- de quiera que lo actual dé sefias de estar en Ja espesura de lo de antafio, La moda es un 52 Wares Bessa salto de tigre al pasado, Sélo que tiene lugar en una arena en donde manda la clase domi- nante. F mismo salto, bajo el cielo libre de la historia, es ese salto dialéctico que es la revo- lucién como la comprendia Marx. xv La conciencia de hacer saltar el continuum de la historia es propia de las clases revo- lucionarias en el instante de su accién. La Gran Revolucién introdujo un nuevo calenda- rio. El dia con el que comienza un ealendario acttia como un acelerador histérico. Y es en el fondo el mismo dia que vuelve siempre en Ja figura de los dias festivos, que son dias de rememoracién. Los calendarios miden el tiempo, pero no como relojes. Son monumen- tos de una conciencia histérica de la cual en Europa, desde hace cien aiios, parece haber- se perdido todo rastro. Todavia durante la Revolucién de Julio se registré un episodio que mostraba a esa conciencia saliendo por sus fueros. Cuando cayé la noche del primer dia de combate ocurrié que en muchos luga- res de Paris, independientemente y al mismo ‘Sonne e1 coxcePro ne msToRA 53 tiempo, hubo disparos contra los relojes de las torres. Un testigo ocular, cuyo acierto re- sulté tal vez de la rima, escribié entonces: Qui le croirait! On dit quirrités contre Uheure De nouveaux Josués, au pied de chaque tour, Tiraient sur les cadrans pour arréter Ie jour.® XVI El materialista histérico no puede renunciar al concepto de un presente que no es trénsito, en el cual el tiempo se equilibra y entra en un estado de detencién, Pues este concepto define justo ese presente en el cual él escribe historia por cuenta propia. El historicismo levanta la imagen “eterna” del pasado, el ma- terialista hist6rico una experiencia inica del mismo que se mantiene en su singularidad Deja que los otros se agoten con la puta del “hubo una vez”, en el burdel del historicismo. El permanece duefio de sus fuerzas: lo sufi- * Quin lo creeria! Se dice que, irritados con- tra la hora/ Nuevos Josués, al pie de cada torre,/ Disparaban sobre los cuadrantes, para detener el tiempo. 5a Wauren Basan cientemente hombre como para hacer saltar el continuum de la historia. XVII E| historicismo culmina con todo derecho en la historia universal. Es de ella tal vez de la que la historiografia materialista se diferen- cia més netamente que de ninguna otra en cuestiones de método, La historia universal carece de una armazén te6rica. Su proce- dimiento es aditivo: suministra la masa de hechos que se necesita para llenar el tiempo homogéneo y vacio. En el fundamento de la historiografia materialista hay en cambio un principio constructivo. Propio del pensar no es s6lo el movimiento de las ideas sino igual- mente su detencién. Cuando el pensar se para de golpe en medio de una constelacién saturada de tensiones, provoca en ella un sschock que la hace cristalizar como ménada. El materialista histérico aborda un objeto histérico tiniea y solamente alli donde éste se le presenta como ménada. En esta estructura reconoce el signo de una detencién mesidnica del acaecer o, dicho de otra manera, de una ‘Sonne m1 concEPTO De HsTORA 55 oportunidad revolucionaria en la lucha por el pasado oprimido. ¥ la aprovecha para hacer saltar a una determinada época del curso homogéneo de la historia, de igual modo que hacer saltar de su época a una determinada vida o del conjunto de una obra a una obra determinada. El beneficio de este procedi- miento reside en que en la obra se halla con- servado y superado el conjunto de la obra, en ésta toda la época y en la época el curso entero de la historia. El fruto sustancioso de lo comprendido histéricamente tiene en su interior al tiempo como semilla preciosa pero insipida. xv En la idea de la sociedad sin clases, Marx secularizé la idea del tiempo mesiinico. ¥ es bueno que haya sido asi. La desgracia empie- za cuando la socialdemocracia eleva esta idea “ideal”. E] ideal fue definido en la doctrina neokantiana como una “tarea infinita”. Y esta doctrina fue la filosofia escolar del par- tido socialdemécrata —de Schmidt y Stadler 4 Véase la “Nota editorial” del presente volumen. SA cn i ck aie i a 56 Water Bexuasy a Natorp y Vorlinder—. Una vez definida Ja sociedad sin clases como tarea infinita, el tiempo vacio y homogéneo se transformé, por decirlo asf, en una antesala en la que se podfa esperar con mas 0 menos serenidad el advenimiento de la situacién revolucionaria, En realidad no hay un instante que no traiga consigo su oportunidad revolucionaria —sélo que ésta tiene que ser definida en su singu- laridad especifica, esto es, como la oportuni- dad de una solucién completamente nueva ante una tarea completamente nueva—. Al pensador revolucionario la oportunidad re- volucionaria peculiar de cada instante histé- rico se le confirma a partir de una situacién politica dada. Pero se le confirma también, y no en menor medida, por la clave que dota a ese instante del poder para abrir un deter- minado recinto del pasado completamente clausurado hasta entonces, El ingreso en este recinto coincide estrictamente con la accién politica; y es a través de él que ésta, por ani- quiladora que sea, se da a conocer como me sidnica.® * £1 manuscrito 1098 v eontinta: “(La sociedad sin clases no es la meta final del progreso en la historia sino su interrupeién, tantas veces fallida y por fin Ie vada a efecto”. Son nt coNcHPTO De HISTORIA 5 XIX “Los escasos cinco milenios del homo sapiens —tice uno de los bidlogos més recientes— re- presentan, en relacién con la historia de la vida orgénica sobre la tierra, unos dos segundos al final de una jornada de veinticuatro horas Llevada a esta eseala, Ia historia de Ia humani: dad civilizada ocuparia la quinta parte del wilt mo segundo de la iltima hora.” El “tiempo del ahora”, que como modelo del tiempo mesisnico resume en una prodigiosa abreviatura la his- toria entera de la humanidad, coincide exacta- ‘mente con esa figura que representa la historia de la humanidad dentro del univers. 58 Wavrer Bessa [Arénorce] A El historicismo se contenta con establecer un nexo causal entre distintos momentos de la historia, Pero ningiin hecho es ya un hecho hist6rico solamente por ser una causa Habré de serlo, péstumamente, en virtud de acaecimientos que pueden estar separados de 41 por milenios. El historiador que parte de esta comprobacién no permite ya que la suce- sin de acaecimientos le corra entre los dedos ‘como un rosario, Aprehende la constelacién en la que ha entrado su propia época con una muy determinada época anterior. Funda de esta manera un concepto del presente como ese “tiempo de ahora” en el que estan incrus- tadas astillas del tiempo mesiénico. B Es seguro que los adivinos que inquirian al tiempo por los secretos que él guarda dentro de si no lo experimentaban como homogéneo ni como vacio. Quien tiene esto a la vista puede llegar tal vez a hacerse una idea de la forma en que el pasado era aprehendido en la ‘esis SORE LA HsTORLA 59 rememoracién, es decir, precisamente como tal. Se sabe que a los judios les estaba prohi- bido investigar el futuro. La Thord y la plega- ria los instruyen, en cambio, en la rememora- cin. Esto los liberaba del encantamiento del futuro al que sucumben aquellos que buscan informacién en los adivinos. A pesar de esto, el futuro no se convirtié para los judios en un tiempo homogéneo y vacio. Porque en él cada segundo era la pequefia puerta por la que po- dia pasar el Mesias, ' TESIS SOBRE LA HISTORIA APUNTES, NOTAS Y VARIANTES APUNTES SOBRE EL TEMA Pp: Ja detencién mesisnica del acontecer se podria aprovechar la definicién del es- tilo “clasico”, segtin Focillon: “Breve minuto de plena posesién de las formas, se presenta [..] como una felicidad fugaz, como la axe de los griegos: el fiel de la balanza no oscila sino débilmente. Lo que espero no es verla pronto inclinarse nuevamente, menos atin el momen- to de la fijacién absoluta, sino, en el milagro de esta inmovilidad dubitativa, el temblor li- gero, imperceptible, que me indica que vive. " *Bréve minute de pleine possession des formes, il se présente [..] comme un bonheur rapide, comme Vax des Greca le fleau de la balance n oscille plus que fai- Dlement. Ce que j‘attends, ce n'est pas de la voir bien: ot ‘Waurer Bexsasty Henri Focillon: Vie des formes, Paris, 1934, p. 18. Ms-BA 1095 Focillon sobre la obra de arte: “En el instante ‘en que nace, ella es un fenémeno de ruptura. Una expresi6n corriente nos lo hace sentir vivamente: ‘hacer época’ no es intervenir pa- sivamente en la cronologia, es interrumpir el momento.” Ibid., pp. 94. Ms-BA 1096 El credo del historicismo segin Louis Dimier (Lévolution contre Vesprit, Paris 1939, p. 46- 47); “Es la curiosidad por el hecho lo que im- pulsa al historiador a la investigacién; es la curiosidad por el hecho lo que atrae y cautiva ‘a su lector [...] Los testimonios [...] hacen que uno no pueda dudar del asunto, es su concate- nacién natural lo que completa la persuasién 1t0t de nouveau pencher, encore moins le moment de la fisité absolue, mais, dans le miracle de cette immobi Tite hésitante, le tremblement leger, imperceptible, qui mindique qu'elle vi.” PsA Tinstant of elle nait, elle est phénomene de rup- ture. Une expression courante nous le fait vivement ‘sentir: Yaire date, ce n'est pas intervenir passivement dans la chronologie, c'est brusquer le moment.” co ee a ‘Tests Sonne ta HISTORIA 65 [..] Lo que resulta es que el hecho permanece entero, intacto |...] todo su arte se reduce a no tocar nada en el asunto, a observar lo que Fustel de Coulanges a denominado atinada- mente ‘la castidad de la historia’ [..."" —Hay que sefialar que en el trasfondo de este credo se encuentra en Dimier el recuer- do de los testimonios en el viejo y el nuevo Testamentos, incluidos los milagros atesti- guados, a los que defiende en este capitulo con un gran despliegue de minucias. El burdo positivismo de esta confesién de fe es asi una apariencia (efr. p. 183). Dimier (pp. 76-84) contra la idea de los pro- gresos del género humano: “En la naturaleza fisica, la evolucién no es indefinida: tiene un plazo, La bellota se vuelve un roble, y no otra cosa [...] La especie, lejos de sobrevivir al individuo, comienza por morir con él, [.] sin ser asi el sujeto de continuidad alguna, “Crest la curiosité du fait qui pousse a la recherche Uhistorien; c'est la curiasité du fait qui attire et char- ‘me son lecteur [..J Les témoignages [..] font quion ne peut douter dela chose, c'est leur enchainement natu: rel qui en consomme la persuasion [..] Le résultat est ‘que le fait demeure entier, intact (..J Tout son art se réaume @ n'y point toucher,d observer ce que Fustel de Coulanges a si bien nommé la chasteté de 'histoire:” 66 Waurer Bessa ella no puede serlo de ningin desarrollo, me- nos atin de un desarrollo cuyo individuo no genere ninguna idea (...] La quimera de una evolucién, que [...] Comte [...] leva a la his: toria de los espiritus, no sélo carece de todo fundamento sino de toda apariencia, si se to- man ejemplos de la naturaleza fisica. Es pues gratuito que se tenga a la evolucién por una ley revelada por la historia; ni siquiera esbo- zada se encuentra alli. Esta lenta formacién de la moral y de la razén, con la que se nos quiere pagar, no resulta de ningun testimo- nio [..] Nada es pues mas parecido, bajo di- versas figuras, que la humanidad de todos los tiempos. El mismo genio creador en accién, 1a misma impotencia [...] para recoger sélo los ‘buenos frutos de ella. Uno no puede menos que quedar aténito cuando profesionales del pensamiento no se cansan de descubrir en este progreso limitado [...] y precario, un mo- vimiento de la ‘raz6n universal’.”* ‘Ms-BA 1097 ‘<"Dans la nature physique, V'évolution n’est pas indé- finierelle aun terme, Le gland devient chéne et rien davantage[..] Lespéce, loin de survivre & Vindividu, commence par mourir avec lui, [.] ainsi nétant le sw Jet d'aucune continuité, elle ne peut étre celui d’aucun développement, encore moins d'un développement dont Vindividu ne forme aucune idée ..] Non seule "Tesis some 1a misTomA or La empatia con lo que ha sido esté final- mente al servicio de su reactualizacién. La tendencia a esta tiltima no va en vano junto a una idea positivista de la historia (como se muestra en Eduard Meyer). La proyec- cidn de lo pasado en el presente es andloga, en el campo de la historia, a la sustitucién de configuraciones idénticas dentro de las transformaciones del mundo material. Dicha sustitucidn fue planteada por Meyerson como el fundamento de la ciencias naturales (De Texplication dans les sciences (Paris, 1921]. La proyeccién, por su parte, es la quintaesen- cia del cardcter propiamente “cientifico” de la historia como lo concibe el positivismo. Un cardcter que se adquiere a cambio de la ‘ment tout fondement, mais toute apparence manque, en prenant des exemples dans la nature physique, a ‘chimére d'évolution portée dans l'histoire des esprits [os] [par] Comte [..] Cest done gratis quion donne Tévolution pour une loi révélée par Uhistoire; elle n'y test méme pas ébauchée. Cette lente formation de la ‘morale et dela raison, dont on nous paye, ne ressort aucun témoignage [.] Rien n'est donc si semblable Sous des figures diverses, que Thumanité de tous les temps. Le méme génie eréateur a Veuvre, la méme im- ‘puissance [J nen recueilir que les bons fruits. On ine peut done que tomber des nues quand [.] des pro- fessionnels de la pensée ne laissent pas de découvrir ddans ce progrés borné [..] et précaire, un mouvement de la Faison universelle’” 68 ‘Water Besuany extirpacién de todo lo que recuerde a lo que en ella hay de rememoracién, segtin su deter- minacién original. La vitalidad falsa de las reactualizaciones, la eliminacién en ellas de todo eco del “lamento” que viene de la histo- ria, indican una sumisién definitiva de la em- patia al concepto moderno de ciencia, Con otras palabras: el propésito de encontrar eyes” para el transcurso de los aconteci- mientos en la historia no es la vinica manera, y menos atin la mas sutil, de equiparar la historiografia a las ciencias naturales. La idea de que la tarea del historiador es la de “reactualizar” lo pasado es culpable de la misma asimilacién, pero no se deja detectar tan ficilmente, ‘Ms-BA 1098 r XVILA En la representacién de la sociedad sin cla- ses, Marx secularizé la representacién del tiempo mesidnico. Y es bueno que haya sido asi. La desgracia empieza cuando la so- cialdemocracia eleva esta representacién a “ideal”. El ideal fue definido en la doctrina ‘Tosis somne ta musroRis 69 neokantiana como una “tarea infinita”. Y esta doctrina fue la filosofia escolar del par- tido socialdemécrata —de Schmidt y Stadler a Natorp y Vorlinder. Una vez definida la sociedad sin clases como tarea infinita, el tiempo vacio y homogéneo se transformé, por decirlo asi, en una antesala en la que se podia esperar con mas 0 menos serenidad el advenimiento de la situacién revolucionaria, En realidad no hay un instante que no traiga consigo su oportunidad revolucionaria —sélo que ésta tiene que ser definida en su singula- ridad especffica, esto es, como la oportunidad de una solucién completamente nueva ante ‘una tarea completamente nueva. Al pensador revolucionario la oportunidad revolucionaria peculiar de cada instante hist6rico se le con- firma a partir de la situacién politica. Pero se le confirma también, y no en menor medida, por la clave que da a ese instante el poder para abrir un determinado recinto del pasa- do, completamente clausurado hasta enton- ces. El ingreso en este recinto coincide estric- tamente con la accién politica; y es a través de 61 que ésta, por aniquiladora que sea, se da a conocer como mesiénica. (La sociedad sin elases no es la meta final del progreso en 0 ‘Wauren Broan Ja historia, sino su interrupeién, tantas veces fallida y por fin Nevada a efecto.) ‘Ms-BA 1098 v El materialista histérico que va en busca de Ia estructura de la historia pone en préctica, a su manera, una especie de anilisis espec- tral. Asi como el fisico reconoce al ultravio- leta en el espectro solar, asf 61 reconoce una storia. El que quiera saber en qué estado se encuentra la “huma- nidad redimida”, a qué condiciones esté s0- ‘metida la entrada en ese estado y cuando se podré contar con ella hard preguntas que no tienen respuesta. Es como si preguntara por el color de los rayos ultravioleta fuerza mesidnica en la Ms-BA 1099 Mars dice que las revoluciones son la locomo- tora de la historia mundial. Pero tal vez se trata de algo por completo diferente. Tal vez Jas revoluciones son el manotazo hacia el fre- no de emergencia que da el género humano que viaja en ese tren. Ms-BA 1100 ‘Tests sonne La asroRA n En la obra de Marx pueden mencionarse tres conceptos fundamentales; el conjunto de su armazén tedrico puede verse como el inten- to de soldar estos tres conceptos entre si. Se trata de la lucha de clases del proletariado, la marcha del desarrollo histérico (el pro- reso) y la sociedad sin clases. La estructura del concepto central se presenta en Marx de a siguiente manera: en el transcurso del de- sarrollo historico, a través de una serie de luchas de clase, la humanidad arriba a la sociedad sin clases. —Pero la sociedad sin cla- ses no debe concebirse como el punto final de un desarrollo histérico. —De esta coneepeién errénea surgié, entre otras cosas, entre los epigonos, la idea de una “situacién revolucio- naria” que, como ha resultado evidente, no se presenta nunca. —Al concepto de la sociedad sin clases le debe ser devuelto su rostro autén- ticamente mesinico, y esto en interés de la propia politica revolucionaria del proletariado. ‘Ms-BA 1103 “La revolucién es la locomotora de la histo- ria.” (Los viajeros en el vagén.) La confianza en la acumulacién cuantitativa, esté en la base lo mismo de la fe testaruda en n Wavree Bexsaans el progreso que de la confianza en la “base de masas”, Aleance filos6fico-histérico y politico del con cepto de retorno, El Dia del juicio es el pre- sente volteado hacia atrés, Importancia metédica de la confrontacién de a época de que se trata en cada caso con la historia previa, tal como est lo mismo en el trabajo sobre el cine [(La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica)] (en la caracteristica del valor ritual) que en el que versa sobre Baudelaire (en la caracte- ristica del aura) [(‘Sobre algunos motivos en Baudelaire’)]. En virtud de esta confronta- cién, la época de la que se trata en cada caso se vuelve solidaria con el presente actual del que escribe la historia. Ms-BA 1105 ‘Tesis some La misToRA a “Nuevas TESIS” Nuevas tesis B La historia tiene que ver con interrelaciones y también con encadenamientos causales te- jidos fortuitamente. Al dar ella una idea de lo constitutivamente citable de su objeto, éste, en su versién mas elevada, debe ofrecerse como un instante de la humanidad. El tiempo debe estar en él en estado de detenimiento. La imagen dialéctica es un relémpago que va por sobre todo el horizonte del pasado. Articular histéricamente algo pasado signi- fica: reconocer en el pasado aquello que se conjunta en la constelacién de uno y un mis- mo instante. El conocimiento histérico s6lo es posible tinicamente en el instante histérico. Pero el conocimiento en el instante historico es siempre el conocimiento de un instante. Al replegarse como un instante —como una imagen dialéctica—, el pasado entra en el re- cuerdo obligado de la humanidad. Hay que definir la imagen dialéctica como el recuerdo obligado de la humanidad redimida. ™ Warr Bessy La nocién de una historia universal esté ata- da ala del progreso y a In de la cultura, Para que todos los instantes en la historia de la humanidad puedan ser alineados en la cade- na del progreso tienen que ser puestos sobre el comtin denominador de la cultura, de la Tlustracién, del Bspirtu objetivo o como se lo quiera lamar. Ms-BA 491 Nuevas Tesis © Sélo cuando el transcurso histérico se desliza fécilmente para el historiador, como un hilo, se puede hablar de progreso. Si es en cambio una cuerda de muchos hilos deshilvanados, que cuelga en cabos destejidos, ninguno de éstos tendré un lugar determinado mientras no sean todos recogidos y entretejidos como una red para el cabello. La concepcién fundamental del mito es el mundo como castigo —un castigo que genera sus castigados. El eterno retorno es la tarea del castigo escolar proyectada hacia lo cés- ico: Ja humanidad tiene que copiar su texto en innumerables repeticiones. (Paul Eluard: Répétitions, 1922.) ‘Tosts Sonne LA mISTORIA % La eternidad del castigo infernal le ha que- brado a la idea antigua del eterno retorno tal vez la més terrible de sus puntas. Pone la eternidad del sufrimiento en el lugar en que estaba la eternidad del ciclo. Al pensar una vez. mas, en el siglo xix, Ia idea del eterno retorno, Nietzsche hace é1 mismo la figura de aquel en quien se cumple esa condena mitica. Puesto que la esencia del acontecer mitico es el retorno. (Sisifo, las Danaides.) Ms-BA 489 Nuevas Tesis H Disolverse en historia pragmética no es algo que pueda ir en provecho de la historia de la cultura. Por lo demas, la concepeién pragmé- tica de la historia no fracasa ante las posibles exigencias que levante la “ciencia estricta” en nombre de la ley de la causalidad. Fracasa en un desfasamiento de la perspectiva histé- rica, Una época que ya no est en capacidad de transfigurar sus posiciones de dominio de manera originaria ya no est en relacién con Ja transfiguracién que aprovechaba a las po- siciones de dominio del pasado. 16 Warner Bessawny El sujeto que escribe la historia es por de- recho propio aquella parte de la humanidad cuya solidaridad abarea a todos los oprimi dos. Aquella parte que puede correr el més grande de los riesgos tedricos porque en la practica es la que menos tiene que perder. No toda historia universal tiene que ser reac: cionaria. Lo es la historia universal carente de un principio construetivo. Es el principio constructive de la historia universal lo que permite que ella sea representada en la his- toria de lo parcial. Se trata, en otras palabras de un principio monadolégico. Existe en la historia de la redencién, La idea de 1a prosa coincide con la idea me- sidnica de la historia universal (Lesskov). ‘Ms-BA 484 Nuevas Tesis K “Organizar el pesimismo quiere decir [...] en elespacio de la accién politica |...] descubrir el espacio de la imagen. Pero este espacio de la imagen ya no es abarcable de manera con- templativa [...] Este espacio de la imagen buscado [...], el mundo de actualidad omni- ¥ ‘Tosis SomRE LA MISTORIA 1 lateral e integral. (“Surrealismo” [(véase el ensayo de Benjamin))). La redencién es el limes [frontera] del progreso. El mundo mesinico es el mundo de la actua- lidad omnilateral e integral. Sélo en ésta hay una historia universal. Pero no como escrita sino como cumplida en la festividad. En una fiesta depurada de toda solemnidad. Que no conoce ningtin cdntico festivo. Su lenguaje es Ja prosa liberada, la que ha hecho saltar los grilletes de la escritura. (La idea de la prosa coincide con la idea mesidnica de la historia universal. Cfr., en “El narrador”: las clases de prosa poética como espectro de la prosa historiea.) La multiplicidad de las “historias” est em- parentada, si no es que es idéntica, con la multiplicidad de las Ienguas. En el sentido actual, la historia universal es siempre una especie de esperanto. (Da expresién a la espe- ranza del género humano del mismo modo en que lo hace el nombre de esta lengua universal.) Ms-BA 490 MCR eM hic ae | 78 Water Brann ‘TEMAS VARIOS Nota preliminar En la rememoracién tenemos una experien- cia que nos prohfbe comprender la historia de manera fundamentalmente ateolégica en la misma medida en no debemos intentar escri- birla en conceptos teol6gicos. Mi pensamiento se comporta con la teologia como el papel secante con la tinta, Esta com- pletamente absorbido por ella. Pero si fuera por el papel secante, nada de lo que esti es- crito quedaria. Hay un concepto de lo presente seguin el cual ste constituye el objeto (intencional) de una profecia, Este concepto es el (complemento) correlato del concepto de esa historia que sélo hace su aparicién como en un relémpago. Es un concepto politico desde sus bases y Turgot as{ lo define, en efecto. Es el sentido esotérico de la frase que dice que el historiador es un profeta volteado hacia atrés. Da la espalda ‘a su propia época; su mirada de vidente se enciende ante las cumbres de los aconte- cimientos de antes, que se acumulan en el pasado. A esta mirada de vidente, su propia ‘Tests some ta sustona 9 época le esta presente de manera més clara ue a aquellos que “mantienen” el paso con su época, Ms-BA 472 Cuestiones de método it Con el ritmo acelerado de la técnica, al que corresponde una decadencia igualmente acelerada de la tradicién, la parte del in. consciente colectivo, el rostro arcaico de una época, sale a la luz mucho més répidamente que antes, incluso ya para la época que le sigue. De ahi la mirada surrealista sobre la historia, Ala forma del nuevo medio de produecién, que al pincipio esté dominada todavia por Ia del anterior (Marx) corresponde, en la su- Praestructura, una conciencia onfrica en la que lo nuevo se expresa de manera ejemplar a través de una configuracién fantastica. ‘Michelet: “Chaque époque réve la suivante” [*Cada época suefia a la siguiente.”}' Sin esta pre-forma fantastica en la conciencia onfrica no surge nada nuevo, Sus manifestaciones no se encuentran, sin embargo, sélo en el 80 Warrier Bexsaan arte, Para el siglo x1x es decisivo el que la fantasia desborde sus limites por todas par- tes. ‘Ms-BA 467 El problema de la tradicién La dialéctica en estado de detenimiento (Aporia fundamental: “La tradicién como el discontinuum de lo que ha sido en oposicién a Ia historia como el continuum de los aconteci- mientos.” "Puede ser que la continuidad de la tradicién sea una apariencia. Pero entonces precisamente la constancia de esta aparien- cia de constancia instituye en ella la conti- nuidad,”) (Aporia fundamental: “La historia de los oprimidos es un discontinuum.” “Tarea de la historia es aduefiarse de la tradicién de los oprimidos.”) ‘Mis sobre estas aporias: “El continuum de la historia es el de los opresores. Mientras que Ja idea de un continuum iguala todo al nivel del suelo, la idea de un discontinuum es la base de la tradicién auténtica.” La conciencia de una discontinuidad histérica es lo propio "Tesis SoHE LA HISTORIA 81 de las clases revolucionarias en el instante de su accién. Por otro lado, sin embargo, la més estrecha de las conexiones prevalece entre la accién revolucionaria de una clase y el concepto que esta clase tiene no sélo de la historia por venir sino también de la historia que ha sido. Esto es sélo en apariencia una contradiccién: la Revolucién Francesa se re- ‘monté hasta la Reptiblica Romana por sobre el abismo de dos milenios. Ms-BA 469 El problema de la tradicién u En el proletariado, la conciencia del nuevo co- mienzo no entré en correspondencia con nin. stin precedente histérico. No tuvo lugar ningiin recuerdo, (Se quiso instituirlo artificialmente ‘en obras como la Historia de las guerras cam: pesinas de Zimmermann. Pero sin ningtin éxito.) Es la tradicién de los oprimidos en la cual la clase trabajadora se presenta como la tilti- ma clase avasallada, como la clase vengado- rra, la clase liberadora. De esta conciencia se deshizo la socialdemocracia desde un prinei- pio. Le atribuyé a la clase trabajadora el pa- 82 Wauzer Brass pel de redentora de generaciones venideras. Con ello le cercené el tendén de su fuerza. En esta escuela, la clase desaprendié lo mismo el odio que la capacidad de sacrificio. Ya que és- tos se nutren mas de la imagen verdadera de los antecesores sometidos que de la imagen ideal de los descendientes liberados. En los inicios de la Revolucién Rusa estaba viva una conciencia de esto. Si la consigna “ni gloria para el vencedor ni piedad para el veneido” es tan conmovedora lo es porque expresa an- tes una solidaridad con los hermanos muer- tos que con los hermanos por venir. “Amo las generaciones de los siglos venideros”, escribe el joven Hélderlin, ¢Pero no es esto, al mismo tiempo, una confesién de la debilidad congé- nita de la burguesia alemana? Ms-BA 466 r El ahora de la cognoscibilidad La afirmacién de que el historiador es un profeta volteado hacia atrés puede ser en- tendida de dos maneras. La manera tradicio- nal dice que el historiador, transportndose un pasado remoto, profetiza lo que para éste tenia que ser todavia un futuro pero que entre tanto se ha convertido también en ig "Tease Some LA HsTORLA 83 pasado, Esta visién se corresponde de la ma- nera més precisa con la teoria de la empatia histérica que Fustel de Coulanges revisti6 en la forma de un consejo: “Si vows voulez revivre une époque, oubliez que vous savez ce qui s'est passé aprés elle” ("Si queréis revivir una época, olvidad que sabéis lo que sucedi6 después de ella.”|— Pero la afirmacién puede interpretarse de una manera completamente distinta, y entenderse asi: el historiador le vuelve las espaldas a su propia época, y su mirada de vidente se enciende en las cum- bres de las generaciones humanas anterio- res, que se hunden cada vez més hondo en el pasado. Es precisamente para esta mirada de vidente para la cual la propia época se en- cuentra presente de manera més clara que para aquellos contempordneos que “avanzan ‘al paso” de ella, No en vano define Turgot el concepto de un presente que fuera la meta intencional de una profecia como un concepto esencial y fundamentalmente politico. “Antes de que hayamos podido informarnos de un determinado estado de cosas, dice Turgot, ya éste se ha alterado muchas veces. Es asi que siempre nos enteramos demasiado tarde de Jo que ha sucedido. ¥ por eso puede decirse de la politica que ella esté llamada, por de- a Water Besuan cirlo asi, a prever el presente.” Precisamente este concepto del presente es el que esta en la base de la actualidad de una historiografia auténtica. Quien anda en el pasado como en un desviin de trastos, hurgando entre ejem- plos y analogias, no tiene ni la menor idea de cuanto, en un instante dado, depende de la actualizacién del pasado. Ms-BA 471 La imagen dialéctica (Gi se quiere considerar la historia como un texto vale para ella lo que un autor reciente dice acerca de los textos literarios: el pasado ha consignado en ellos imagenes que se po- drian comparar a las que son fijadas por una placa fotosensible. “Sélo el futuro tiene a su disposicién reveladores lo bastante fuertes como para hacer que la imagen salga a relu. cir con todos sus detalles, Ciertas paginas de Marivaux o de Rousseau dejan ver un sentido secreto que los lectores de su época no pudie- ron descifrar completamente.” (Monglond). El método histérico es un método filolégico cuyo motivo es el libro de la vida. “Leer lo que nunca fue escrito”, est en Hofmannsthal. El "Tests SonRE LA HsTORIA 85 lector al que se refiere es el historiador ver- dadero,) La pluralidad de historias se parece a la plu- ralidad de las lenguas. En el sentido de hoy, Ia historia universal no puede ser otra cosa que una especie de esperanto. La idea de una historia universal es mesinica. El mundo mesidnico es un mundo de actua- lidad omnilateral e integral. Sélo a partir de él hay una historia universal. Pero no como escrita sino como celebrada festivamente. En un festejo depurado de toda solemnidad. Que no conoce cantos festivos. Su lengua es prosa integral, que ha hecho saltar los grilletes de Ia escritura y es entendida por todos los hom- bres (como lo es el idioma de los pajaros por los nacidos con buena estrella). La idea de la rosa coineide con la idea mesidnica de una historia universal (las especies de la prosa artistica como el espectro de las especies his- térico-universales) en {mi ensayo] “EI narra- dor [Consideraciones sobre la obra de Nikolai Lesskov]’), Ms-BA 470 cet ciclo AM cc ils saat 86 Water Bessasy Criticas Critica del progreso —sobre la alegoria. Critica de la historia de la cultura y de la his- toria de la literatura, Critica de la historia universal. Critica de la empatia. Critica histérica. Cita, Inculpacién, Introduceién, Critica de la apreciacién. Critica de la historia en compartimentos. Critica de la teoria del progreso infinito. Critica de la teorfa del progreso automatico. Critica de la teorfa de un progreso posible en todos los campos. Ningiin progreso en el arte segiin su elemento profético. Diferencia entre progresos de los usos y costumbres —{pero dénde esté el criterio comtin?— y progresos morales, para los que se ofrecen como objeto el criterio de la voluntad pura, del cardcter inteligible. Critica de la teoria del progreso en Marx. El progreso, definido alli por el desenvolvimien- ‘Tesis Sonne LA mIsTORA 87 to de las fuerzas productivas. Pero a ellas pertenece el ser humano, en su caso el prole- tariado. Con ello sélo se deja para después la pregunta por el criterium. Ms-BA 475 88 Water Besuane FRAGMENTOS SUELTOS Bid El mundo mesinico es un mundo de ac- tualidad omnilateral e integral. Sélo con 1 hay una historia universal. Lo que ahora se designa asf no puede ser otra cosa que una especie de esperanto, Nada podré expresar- la sino se desenreda antes la confusién que proviene de la construceién de la Torre de Babel. Presupone una lengua a la que todo texto se pudiera traducir sin pérdida, sea de una lengua viva 0 muerta. O, mejor dicho, ella misma, esta lengua, es esa historia, Pero no como escrita sino como cumplida festiva- mente. En un festejo que esta depurado de toda solemnidad y que no conoce cantos festi- vos. Su lengua es la idea misma de la prosa, que es entendida por todos los hombres como el lenguaje de los pajaros por los nacidos con buena estrella. Ms-BA 441 A La limpara eterna es una imagen de la exis- tencia histérica auténtica. Es la imagen de la ‘Tesis some La msToRIA 89 humanidad redimida, de la lama que se en- ciende el Dia del Juicio Final y que encuen- tra su alimento en todo lo que alguna vez sucedié entre los hombres. La Gran Revolucién citaba a la Roma antigua. Conexién entre la terca fe en el progreso y la confianza en la base de masas: la acumula- cién cuantitativa es suficiente. “La revolucién es la locomotora de la historia mundial’, los viajeros en el vag6n Los momentos destructivos: desconstruecién de la historia universal, se deja de lado el elemento épico, ninguna empatia con el ven cedor. A la historia hay que cepillarla a con- trapelo. Se elimina la historia de la cultura como tal: tiene que ser integrada a la historia de las luchas de clases. Ejemplo de representacién histérica auténti- ca: “A los que vendran” [(véase el poema de B. Brecht)]. De los que vendran no preten- demos gratitud por nuestros triunfos, sino rememoracién de nuestras derrotas. Eso es consuelo: el consuelo que sélo puede haber para quienes ya no tienen esperanza de con- suelo. 20 Wavrer Bexsanny Considerad lo oscuro y el gran fifo de este valle que resuena de lamentos. [(Véanse los tiltimos versos de la Opera de tres centavos, de B. Brecht)] (Para la empatia con el vencedor.) La moda como cita de indumentarias del pa- sado (considerarlo también en la interpreta- cién del pasaje de Blanqui sobre la crinolina). Ms-BA 446 Una idea de la historia que se liberara del es- quema de la progresién dentro de un tiempo vacio y homogéneo volveria, por fin, a poner en campaiia las energias destructivas del ‘materialismo historico, que han permanecido paralizadas por tanto tiempo. Ello pondria a tambalearse a las tres posiciones més impor- tantes del historicismo. El primer golpe debe dirigirse contra la idea de la historia uni- versal. La idea de que la historia del género humano esté compuesta por las historias de los pueblos es hoy, cuando la esencia de los, pueblos se encuentra oscurecida tanto por su estructura actual como por sus actuales relaciones que mantienen actualmente en- ‘Tests SORRE 1A HISTORIA 91 tre si, es hoy un evasiva de la simple pereza del pensamiento. (La idea de una historia universal comparte su destino con la idea de una lengua universal. Mientras esta tiltima tuvo un fundamento, fuese éste teolégico ‘como en la Edad Media, o légico como, ilti- mamente, en Leibniz, la historia universal no era un imposible para el pensamiento. En ‘cambio tal como ha sido practicada desde el siglo pasado la historia universal s6lo puede ser una especie de esperanto.) — La segun da posicién fortificada del historicismo hay que encontrarla en la idea de que la historia es algo que se deja narrar. En el curso de la construccién, ineludiblemente, una investiga- cin materialista haré que salte el momento 6pico. Tiene que admitirsela tal como Marx, en tanto que autor, lo hizo en El Capital, hay que asumir la eliminacién del elemento épi- co. Marx reconocié que la historia del capital sélo puede construirse dentro de la armazén {érrea, de tensiones amplias, de una teoria. Los intereses de la humanidad estén mejor recogidos en el esbozo tebrico que Marx traza en su obra de lo que es el trabajo sometido al dominio del capital que en las monumen- tales y complicadas obras del historicismo, que son, en el fondo, tranquilas. Mas dif 2 Wavrer Bessa cil es honrar la memoria de los sin nombre que la de los famosos, de los festejados, sin exceptuar la de los poetas y pensadores. La construccién hist6rica esta consagrada a la memoria de los sin nombre. El tercer bastion del historicismo es el més fuerte y el més dificil de atacar. Se presenta como la “empa- tia con el vencedor”. Los dominadores en un determinado momento son los herederos de todos los que alguna ver. vencieron en la his- toria. La empatia con el vencedor beneficia siempre a los dominadores del momento. El ‘materialista histérico tiene en cuenta este es- tado de cosas. Y se da cuenta ademas de que este estado de cosas esta bien fundado. Quien quiera que haya alcanzado hasta el dia de hoy la victoria en las mil batallas de las que estd atravesada la historia tiene su parte en Jos triunfos de los que hoy dominan sobre los ‘que hoy son dominados. No de otro modo sino muy criticamente, el materialista historic examinaré el inventario del botin que los pri ‘meros ponen a exhibiciOn ante estos tiltimos. Aste inventario se le denomina cultura. Sin ninguna excepeién, todo lo que de bienes cul- turales el materialista histérico alcanza con su mirada tiene una procedencia que él no puede observar sin espanto. Su existencia no ‘Tests Sonne La ISTORIA 93 se debe s6lo al esfuerzo de los grandes genios que lo crearon sino también a la servidumbre anénima de sus contemporéneos. Nunea un documento de la cultura es tal sin ser a la vez un documento de la barbarie. El mate. rialista histérico guarda distancia ante ello. iene que cepillar Ia historia a contrapelo sirviéndose para ello de hasta el tiltimo de los recursos und [miifite er die Feuerzange zu Hilfe nehmen). MS-BA 447 y 1094 Fuerza del odio en Marx. Disposicién de la clase trabajadora para la lucha, Juntar la destruccién revolucionaria con el pensamien- to de la redencién, (Nechayev. Los demonios.) Existe la relacién mas estrecha entre la ac- cién histériea de una clase y el concepto que esta clase tiene no s6lo de la historia venide- ra sino también de la pretérita. Esto no con- tradice més que en apariencia la afirmacién de que la conciencia de la discontinuidad his- tbrica es lo caracteristico de las clases revolu- cionarias en el instante de su accién. Pues no faltan aqui las precedencias histéricas: Roma para la Revolucién Francesa. La relaci mencionada se perturba en el proletariado: a ae 4 ‘Waurer Besant a conciencia de la nueva intervencién no le correspondié ninguna precedencia histérica, no tuvo lugar ningtin recuerdo. Al princi pio se intent6 instituirla (cfr. la Historia de as guerras campesinas, de Zimmermann). Mientras la idea del continuum lo iguala todo al nivel més bajo, la idea del discontinuum es el fundamento de la tradicién auténtica. Hay que hacer evidente la relacién entre el senti- miento del nuevo eomienzo y la tradicién. MS-BA 449 El elemento destructive o critico en la histo- riografia se hace patente cuando hace saltar la continuidad histérica. La historiografia auténtica no elige su objeto con ligereza. No Jo toma, lo extrae haciéndolo saltar del cur- s0 histérico, Este elemento destructivo en Ja historiografia debe entenderse como una reacei6n a una constelacién de peligros que amenaza tanto a lo transmitido en la tradi cién como a su receptor. La historiografia se enfrenta a esta constelacién de peligros; ante ella tiene que mostrar su presencia de énimo. La imagen dialéctica destella como un relém- ago en medio de esta constelacién de peli- ‘Tesis some LA msTORIA 95 gros. Es idéntica al objeto hist6rico; justifiea que se haga saltar el continuum. En le historiografia auténtica, el impulso de salvacién es tan fuerte como el impulso des- tructivo, {Pero de qué puede ser rescatado algo que ya ha sido? No tanto del desprestigio xy el menosprecio en que ha caido sino de una determinada manera de ser transmitido. Una manera que, al dignificarlo como “herencia”, resulta més desastrosa que lo que podria ser ou desaparicién. La manera corriente de exponer la historia le da mucha importancia a la elaboracién de una continuidad, Atribuye valor a aquellos elementos de lo que ha sido que ya han pa- sado a formar parte de su eficacia ulterior. Se le eseapan aquellos pasajes en donde Io transmitido se interrumpe, y junto con ellos también sus asperezas y picos, que son los que ofrecen un punto de apoyo a aquel que quiere legar més all de lo transmitido. Ms-BA 473 No se trata de que lo pasado arroje su luz so- bre lo presente o lo presente sobre lo pasado; la imagen es aquello en donde el pasado y el a ecaccmmmaamaaaaaaias 96 ‘Waurer Brauaut presente se juntan para constituir una cons- telacién. Mientras que la relacién del antes con el ahora es puramente temporal (conti- nua), la del pasado con el presente es una re- lacién dialéctica, a saltos. Determinada con mayor precisién, la imagen del pasado que relampaguea en el ahora de su cognoscibilidad es una imagen del recuer- do, Se asemeja a las imagenes del propio pasado que se le aparecen al hombre en un instante de peligro. Son imagenes que vie- nen, como se sabe, de manera involuntaria. La historia es, entonces, en sentido estrie- to, una imagen surgida de la remembranza involuntaria; una imagen que se le enfoca stibitamente al sujeto de la historia en el ins- tante de peligro. La capacidad del historia dor depende de la agudeza de su conciencia para percibir la crisis en que el sujeto de la historia ha entrado en un momento dado. Este sujeto no es de ninguna manera un su- jeto trascendental sino la clase oprimida que lucha en su situacién de mayor riesgo. En el instante hist6rico, el conocimiento hist6rico es para ella y tinicamente para ella. Con esta determinacién se confirma la eliminacién del momento épico en la exposiciGn de la histo- ‘Tests some: LA misToRA 97 ria, Al recuerdo involuntario no se le aparece nunca —y esto lo diferencia del arbitrario— un transcurso sino tan sélo una imagen. (De ahi el “desorden” como espacio figurativo de la remembranza involuntaria.) ‘Ms-BA 474 Las curiosidades y la curiosité ‘Teologia como enano jorobado, la mesa trans- parente del ajedrecista. La més pequefia garantia, la brizna de paja a la que trata de aferrarse el que se ahoga. Definicién del presente como catdstrofe; defi- nicién desde el tiempo mesidnico. El Mesias interrumpe la historia; el Mesias no aparece al final de un desarrollo. Los nifios como representantes del paraiso. La historia de los oprimidos, un disconti- nuum. El proletariado como sucesor de los oprimi- dos; extincién de esta conciencia entre los marxistas. Ms-BA 477 a 98 Wauren Bessa El progreso no esté en ninguna relacién con la interrupeién de la historia. Esta interrup cidn sufre bajo el prejuicio de la doctrina de la perfectibilidad infinita, La destruecién como el clima de auténtica humanidad. (Proust sobre la bondad.) Es sugerente medir la afeccién destruetiva de Baudelaire con la pasién destructiva deter. minada por lo politico. Desde ésta, su impul- 50 destructivo parece tal vez débil. Exponer, por otro lado, su comportamiento con Jeanne Duval como humanidad auténtica en el clima de la destruceién. Relacién entre regresién y destruecién. Funcién de la utopfa politica: iluminar la zona de lo que merece ser destruido. Mi psicologia del cardcter destructivo, y la proletaria, para la eritica de Blanqui. Ms-BA 480 La remembranza como la brizna de paja. La catastrofe es el progreso, el progreso es la catastrofe. La catdstrofe como el continumn de la historia, yy ‘Toss sone LA msTORIA 99 Presencia de énimo como lo redentor; presen- cia de énimo en el captar las imagenes fuga- ‘ces; presencia de énimo y detencién. Definicién de la presencia de énimo, vineu- larla con esto; qué quiere decir: el historiador debe dejarse ir. Legitimacién moral, justificacién del interés en la historia. EI sujeto de la historia: los oprimidos, no la humanidad. El continuum es el de los opresores. Hacer saltar el presente fuera del continuum del tiempo historico: tarea del historiador. ‘Ms-BA 481 Interpretacién del Angelus Novus [de Paul Klee]: las alas son velas. El viento, que sopla desde el Paraiso, esta on ellas. La sociedad sin clases como parachoques. Witiko y Salambé presentan sus épocas como cerradas en si mismas, “inmediatas a Dios”. Parecido a como estas novelas hacen saltar el, continuum temporal, también la exposicién histériea debe poder hacerlo. ai i 100 Warren Bexsaamy Flaubert tenia probablemente la mas profun- da desconfianza de todas las representacio- nes de la historia que estaban en boga en el siglo diecinueve. Como tedrico de la historia era seguramente més bien un nihilista. Las revoluciones hacen visible la ruptura del continuum, lo simbolizan con el acto de comenzar un nuevo recuento de los afios. Cromwell. Necesidad de una teoria de la historia desde Ja cual pueda ser examinado el fascismo. La idea de sacrificio no puede imponerse sin Ia idea de redencién. Intento de mover a los obreros al sacrificio. Pero no se fue capaz de darle al individuo ta idea de que era insusti- tuible. Durante el periodo heroico los bolche- viques alcanzaron, segiin confesién propia, grandes logros en lo contrario: sin gloria para el vencedor, sin piedad para el vencido. Ms-BA 482 Categorias entre las cuales hay que desarro- Tar el concepto del tiempo histérico. El concepto del tiempo histérico est en opo- sicién a la idea de un continuum temporal. ‘Tests SomRE 1a nIsTORIA 101 La lémpara eterna es una imagen de la exis tencia histérica genuina. Ella cita lo que ha sido la Hama que una vez fue encendida— in perpetuum al darle un alimento siempre nuevo. La existencia de la sociedad sin clases no puede ser pensada en el mismo tiempo de la lucha por ella. Pero el concepto del presente, en un sentido capaz de comprometer al his- toriador, esta definido necesariamente por estos dos drdenes temporales. Sin algtin tipo de verificacién por parte de la sociedad sin clases s6lo hay del pasado una historia hecha de retazos. En esa medida, todo concepto del presente forma parte del concepto del Dia del Juicio. La palabra apécrifa de un evangelio: sobre quello en que yo encuentre a cada quien, sobre es0 voy a juzgarlo —arroja una luz peculiar sobre el Dia del Juicio. Recuerda la anotacién de Kafka: el Juicio Final es un es- tado de sitio. Pero le afiade algo més: segin | ella, el Dia del Juicio no se difereneiaria de Jos demas. De todos modos esta palabra del cevangelio entrega el canon del concepto de lo presente que el historiador hace suyo. Cada LL ee ee eee 102 Water Bessa instante es el instante del juicio sobre cier- tos instantes que lo precedieron. Extractos del Fuchs [(ver el articulo de Benjamin, “Eduard Fuchs, el coleccionista y el historiador”)]. Ms-BA 483 Incorporar el pasaje sobre la mirada de vidente de Jochmann en los fundamen- tos de los pasajes. [(Ver, de Benjamin, la “{ntroduecién” a Jochmann,)] La mirada del vidente se enciende ante el pasado, que se aleja rapidamente. Es decir, el vidente no est vuelto hacia el futuro: la fi gura de éste la contempla 61 en la penumbra vespertina del pasado que se desvanece ante suus ojos en la noche de los tiempos. Esta re- lacién de vidente con el futuro pertenece sin falta a la actitud definida por Marx del his- toriador determinado por la situacién social actual. {Critica y profecia deberian ser las categorias que se juntan en la “salvacién” del pasado? {Cémo se ha de conciliar la critica al pasado (pe). Jochmann) con su salvacién? ‘Tests SOHRE LA mISTORIA 103 Reconocer la eternidad de los acaecimientos hist6ricos quiere decir propiamente: atenerse ala eternidad de su transitoriedad. ‘Ms-BA 485 Hay que insertar tres elementos entre los fundamentos de la visién materialista de la historia: la discontinuidad del tiempo histé- rico, la fuerza destructiva de la clase trabaja- dora, la tradicién de los oprimidos. La tradicién de los oprimidos convierte a la clase trabajadora en redentora. El error fatal en la visién histdrica de la socialdemo- cracia fue éste: la clase trabajadora debia presentarse como redentora ante las genera- ciones venideras. Pero decisivo es mas bien que su fuerza redentora responda ante las generaciones que existieron antes que ella, (También su funcién de vengadora esté refe- rida a las generaciones anteriores.) Ms-BA 486 “Valoracién” es empatia con la catdstrofe. La historia no sélo tiene la tarea de hacerse de la tradicién de los oprimidos, sino tam- bién de fundarla. Peete Pen esa floor 104 Waures Bessanan ‘Tests SOBRE LA HISTORIA 105 Desatar las fuerzas destructivas que residen Quintaesencia del conocimiento histérico: la en la idea de redencién. més temprana de las miradas sobre los co- a mienzos. Elasombro ante el hecho de que “algo seme- emer jante” sea todavia posible en el siglo x —este asombro no es de ninguna manera filosético. No esté al comienzo de ningiin conocimiento, a no ser el de que el concepto de historia del que proviene no es un concepto valido (es in sostenible). ‘Tenemos que arribar a un concepto de histo- ria de acuerdo al cual el estado de excepeién en que vivimos represente la regla. Entonces estard ante nuestros ojos la tarea histérica de promover el estado de excepcién; lo que hard que mejore mucho nuestra posicién en Ia lucha contra el fascismo. La superioridad que éste tiene sobre la izquierda encuentra su expresién, y no la menor, en que ésta se Ie enfrenta en nombre de la norma histérica, de una especie de constitucién histérica pro- medio. ‘Ms-BA 488 106 Waurer Besass VARIANTES Nota preliminar Es sabido que durante un tiempo cireulé la leyenda de un autémata que estaba tan ma: ravillosamente construido, que a cada movi- da de un ajedrecista contestaba por si mismo con la jugada correcta. Un muiieco en atuen- do turco, con la pipa del narguile en la boca, estaba sentado ante el tablero que descan- saba sobre una mesa. Un sistema de espejos despertaba la ilusién de que se podia ver a través de esa mesa. En verdad, ahi aden- tro estaba sentado un enano jorobado, que era un maestro en el juego del ajedrez y que guiaba la mano del mufieco mediante corde Jes una vez que habia encontrado la jugada correcta. Cualquiera que se quisiera medir con el mufieco podia ocupar el asiento vacio ‘que estaba instalado frente a él. Me podria imaginar un equivalente de esta instalacién en la filosofia, tanto més facilmente cuanto que la disputa por el concepto verdadero de la historia puede pensarse muy bien bajo la forma de una partida entre los contrincan- tes. Si fuera por mi, el ganador debe ser el mufieco turco, que entre los fildsofos se Hama "Tests Sonne 1a misroRia 107 materialismo. Puede enfrentar sin més a cualquier adversario si tiene seguros los ser- vicios de la teologia, que hoy, de todos modos, es pequefia y fea y no debe dejarse ver en ningtin lado, ‘Ms-BA 466 v B3 La imagen verdadera del pasado pasa de lar- go velozmente. El pasado sélo es atrapable como la imagen que relumbra, para nunca més volver, en el instante en que se vuelve reconocible. Si es auténtica, ello se debe a su fugacidad. En ésta reside su oportunidad “nica, Precisamente porque esta verdad es pasajera y porque un soplo se la leva es mu- cho lo que depende de ella. La apariencia en cambio espera en su sitio pues se aviene me- jor con la eternidad. Ms-BA 440 Aa “La verdad no se nos escapara”: esta frase que proviene de Gottfried Keller indica el punto exacto, dentro de la imagen de la his- toria del historicismo, donde le atina el golpe a 108 Wavree Bexsaan del materialismo histérico. Porque la imagen verdadera del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer con todo presente ‘que no se reconozea aludido en ella La buena nueva que el historiador del pasado trae, con pulso acelerado, sale de una boca que tal vez ya en el instante en que se abre habla al vacio. El salvamento que el historia- dor realiza en lo pasado s6lo puede realizarse como en algo que en el instante que sigue fuera a perderse insalvablemente. Ms-BA 448 2 Si se mira més de cerca, lo que esté en la base del historicismo y su c6moda narracién es la empatia. Fustel de Coulanges la invo- ca al recomendar a los historiadores que si quieren vivir nuevamente una época deben sacarse de la cabeza todo lo que puedan sa- ber del transcurso ulterior de la historia. No se puede caracterizar mejor el método all que se enfrenta el materialismo histérico. El historicismo se contenta con reconocer un nexo causal entre los distintos momentos de la historia, Pero ningiin hecho, por ser una ‘Tests SomRE La mISTORIA 108 causa, es ya por ello histérico. Lo sera, pos- tumamente, en virtud de acaecimientos que pueden estar separados de él por milenios. Para el historiador que parte de esto la suce- sidn de acaecimientos deja de correrle entre los dedos como un rosario. Capta la conste- lacién en que ha entrado su propia época con otra, muy determinada, del pasado. Da asi fundamento a un concepto del presente como un tiempo del ahora en el que estuvieran in- crustadas astillas del tiempo mesiénico. Este coneepto introduce una interconexién entre historiografia y politica que es idéntica a la interconexién teolégica entre rememoracién y redencién. Este presente se plasma en imége- nes a las que se les puede lamar dialéeticas. Representan una “ocurrencia salvadora” de la humanidad. Ms-BA 442 [alta el inicio)][...] estado de hecho. Da cuenta también de que este estado de hecho est hondamente fundado. Quien sea que hasta ahora haya obtenido la victoria en las mil batallas de las que esté lena la historia tiene su parte en el triunfo de los dominado- res de hoy sobre el conjunto de los oprimidos. cama! 10 Warrier Bessa E] inventario del botin que ponen en exhibi- cién ante los derrotados no sera considerado por el materialista histérico de otro modo que criticamente. A este inventario se le llama cultura, Todos los bienes culturales que el materialista histérico aleanza a mirar, lo que ha llegado a é1 como arte y como ciencia, todo eso, sin excepcién, tiene una procedencia que 41no puede considerar sin espanto. No s6lo debe su existencia al esfuerzo de quienes lo crearon sino también a la servidumbre ané- nima de sus contemporaneos. No hay jams un documento de cultura que no sea a la vez un documento de barbarie. Alli donde el historicismo celebra a genios y a héroes el materialista histérico mantiene su distancia, sirviéndose para ello de hasta el iltimo de los recursos. Ms-BA 1073 v IXa El conformismo, que desde el comienzo se sinti6 como en casa en la socialdemocracia, no sélo afecta a los objetivos politicos de ésta sino también a sus términos econémicos. La conexién entre estas dos causas de la des- gracia que sobrevino después es manifiesta. ‘Tesis so Cualquier investigacién més o menos exacta confirma esto, “Es interés de la Comuna, dice Dietzgen, suprimir la propiedad privada de la tierra [..] Dénde 0 cuindo ha empezarse con ello, si mediante un pacto secreto con Bismarck, [.] sien las barricadas de Paris [..J, todas éstas son [...] cuestiones [..] ex- tempordneas. Aguardamos nuestro momento [..] Puesto que nuestra causa se vuelve ms clara cada dia y el pueblo cada dia mas sabio. No hay otra cosa que haya corrompido més a la clase trabajadora alemana que la idea de que ella nada a favor de la corriente, Puesto ‘que la inclinacién de esta corriente como (..” [(Ge interrumpe)]. Ms-BA 1079 [(Falta el inicio) [..] s6lo juzgada segin esta concepeién socialdemécrata, probablemente todo su sentido, Tlustran que el trabajo de los harmoniens, muy lejos de explotar a la na~ turaleza la volveria més bien fructifera y 1a completaria. Al concepto degenerado del tra- bajo como explotacién de la naturaleza per- tenece como su complemento Ja naturaleza, nz ‘Wouter Besant aquélla que, como se expresa Dietzgen, “est ahi gratuitamente”. ‘Ms-BA 1072 8 La historia es objeto de una construecién cuyo lugar no es el tiempo homogéneo y vacio sino otro, Ieno de tiempo del ahora. Donde el pasado estd cargado de este material explo- sivo la investigacién materialista le pone la mecha al “continuum de la historia”. Con este procedimiento, lo que pretende es hacer que la época salte fuera de él (y asi ella hace sal- tar una vida humana fuera de su época y una obra singular fuera de la obra de una vida). El beneficio que resulta de este proceder con- siste en que la obra entera est conservada y superada en la obra singular, la época en la obra y el curso entero de la historia en la época, La ley (esquema) que est en la base de este método es la de una dialéctica en es- tado de detenimiento. El fruto sustancioso de lo que ha sido comprendido histéricamente tiene en su interior el tiempo como semilla (grano) preciosa (fértil), pero, eso si, insipida (sobria). Ms-BA 443 ‘Dosis Somme a msToRIA ua El dia en que empieza un calendario cumple, sin embargo, la funcién de acelerar el tiempo histérico. Este dia es también, en el fondo, el dia que vuelve una y otra vez con la imagen de los dias festivos, que son dias de conmemo- racién. Los calendarios, en efecto, no miden el tiempo como relojes. Dan testimonio de que en otras épocas el tiempo histérico fue ‘mejor entendido que a partir de mediados del siglo pasado. Todavia durante la Revolucién de Julio se registré un episodio en el que uno puede hacerse esto presente. Ms-BA 1055 v u Este concepto de un presente que no es trén- sito sino en el cual el tiempo esta firme y ha entrado en un estado de detenimiento es algo a lo que la dialéctica materialista no puede renunciar. Puesto que este concepto define precisamente el presente en el cual, en cada caso, se escribe la historia. Este presente es, por mas que suene extra, el objeto de una profecia. Esta no anuncia, pues, lo venidero. Sélo delata aquello por lo que la eampana ya dobl6. Y es el politico quien mejor sabe lo ‘mucho que se necesita ser profeta para decir 4 ‘Water Bassani es0. Este concepto del presente Se encuentra formulado con precisién en Turgot. “Antes de que podamos habernos informado sobre un estado de cosas dado, escribe, éste se ha transformado ya muchas veces. Es asi que siempre nos enteramos demasiado tarde de lo que ha sucedido. Por ello es que puede decirse de la politica que esta destinada, en cierto modo, a prever el presente.” De a historia puede decirse lo mismo. El his- toriador es un profeta volteado hacia atrés. Contempla su propia época en el medium de las fatalidades ya sucedidas. Con eso, cier- tamente, termina para él todo sosiego en el narrar. Ms-BA 444 xv E] historicismo culmina, con todo derecho, en Ja historia universal. La historiografia ma- terialista se distancia metodolégicamente de ella quizé con més claridad que de ninguna otra, No hay en ella un armazén teérica. Su proceder es aditivo: moviliza a la masa de los hechos para llenar el tiempo homogéneo y vacio. Bajo la historiografia materialista, en cambio, hay el fundamento de un principio ‘Tosis sone La misToRA 5 constructivo real. Es el principio monadolé- gico. El materialista histérico s6lo aborda el pasado alli donde se le presenta con esta es- tructura, que es rigurosamente idéntica ala de la actualidad mesinica. Es en virtud de ella ‘que él hace saltar a una determinada época fuera del transcurso homogéneo de la historia; asi hace saltar también a una determinada vida fuera de su época, y a una determinada obra fuera de la obra completa de una vida. Con ello se separa de manera inconfundible de los historiadores universales. Su objeto es monadol6gico. El beneficio de este procedi- miento consiste en que la obra singular esté conservada y superada en la obra completa, Jo mismo que en la obra completa la época ¥ ‘en la época el curso entero de la historia. El fruto sustancioso de lo comprendido histéri- camente tiene al tiempo en su interior, como semilla fértil, aunque privada de su sabor. Ms-BA 450 xv El historicismo culmina, con todo derecho, en. Ia historia universal. La historiografia ma- terialista se distancia metodol6gicamente de ella quiza con més claridad que de ninguna ee a 16 ‘Water BessaM otra, No hay en ella una armazén teérica. Su proceder es aditivo: moviliza la masa de los hechos para lenar el tiempo homogéneo y vacio. Bajo la historiografia materialista, en cambio, hay el fundamento de un principio constructivo. Es el principio monadolégico. El materialista histérico s6lo aborda el pasado alli donde éste se le presenta como una mé- nada, En esta estructura reconoce el signo de una interrupeién mesiénica del acontecer; es decir, de una oportunidad revolucionaria en la lucha por el pasado oprimido. La apro- vecha y hace saltar a una muy determinada época fuera del transcurrir homogéneo; asi- mismo, hace saltar a una determinada vida fuera de la época; asi también a una determi: nada obra fuera de la obra completa de una vida. El beneficio de este procedimiento con- siste en que la obra completa esta conservada y superada en la obra singular, lo mismo que ‘en la obra completa la época y en la época el curso entero de la historia. El fruto sustan- cioso de lo comprendido histéricamente tiene al tiempo en su interior, como semilla fértil, aunque carente de sabor. Ms-BA 451 Sonn LA HusTORLA ut xVa El historicismo se contenta con establecer un. nexo causal entre los sucesos que se siguen unos a otros en la historia, Pero no por ser una causa un hecho es ya histérico. Lo sera, péstumamente, en virtud de acaecimientos que pueden estar separados de él por siglos. Para el historiador que parte de esto la suce- sidn de acaecimientos deja de correrle entre Jos dedos como un rosario, Deja de someterse a la idea de que la historia es algo que se deja narrar, En una investigacién materialista, la continuidad épica entra en quiebra en bene- ficio de la coherencia constructiva. Marx re- conocié que “la historia” del capital se expone como la armazén de hierro, ampliamente ten- sada, de una teoria. Abarea la constelacién en la que su propia época habia entrado con muy determinados momentos anteriores de la historia, Contiene un concepto del presen- te como un tiempo del ahora en el que estdn incrustadas astillas del tiempo mesisinico. Ms-BA 1104 Debe estar permitido imaginar que, en las précticas magicas que averiguan el futuro, el tiempo, al que ellas indagan por lo que en- 18 Watren Bassani cierra en su seno, no es imaginado ni como homogéneo ni como vacio. Cuando se tiene esto en cuenta se ve perfectamente cémo el pasado esti presente para la rememoracién: esto es, de ese modo. Se sabe que a los ju- dios les estaba vedado consultar al futuro. La rememoraci6n, en la que debemos ver la quintaesencia de su representacién teolégica de Ia historia, desencanta el futuro, al que la magia oye y se somete. Pero no por ello hace del futuro un tiempo vacfo, Pues para ella cada segundo es la pequefia puerta por donde puede pasar el Mesfas. El éngulo dentro del cual se mueve es la rememoracién. Sobre la antigua préctica de la adivinacién: el tiempo al que alli se le inquiere por lo que [...]encierra no es pensado ni como homogé- neo ni como vacio, Ms-BA 1053 v InpIce INTRODUCCION;: BENJAMIN, ‘LA CONDICION JUD{A Y LA POLITICA. 7 SOBRE EL CONCEPTO DE HISTORIA. ‘TESIS SOBRE LA HISTORIA: APUNTES, NOTAS Y VARIANTES....

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