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Trabajo social y derecho de familia en México
Trabajo social y derecho de familia en México
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Trabajo social y derecho de familia en México

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En este libro se aborda el tema desde un enfoque moderno, tomando en consideración los derechos y obligaciones que surgen de las relaciones de familia, desde el punto de vista de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. El libro también explora la relación entre el derecho y la profesión de Trabajo Social, discutiendo el rol de los tribunales y los peritos en trabajo social en el procesamiento de los casos de familia. Además, aborda el tema de la patria potestad, guarda y custodia de los menores acreedores tras la disolución del vínculo matrimonial, con una visión humanista desde los derechos humanos. Con esto,el libro ofrece una guía indispensable para todos aquellos que deseen profundizar en el tema del derecho de famila en México.

LanguageEspañol
Release dateMar 22, 2023
ISBN9798215752142
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    Trabajo social y derecho de familia en México - Dr. Ismael Aguillón León

    Introducción.

    Sin temor a equivocarnos la familia a través de la historia a pesar de su evolución, sus formas, sus funciones u objetivos que la caracterizan ha sido y seguirá siendo fundamental, considerada como lo célula básica de la sociedad, o como un grupo primario, o como un grupo fundamental que constituye a una sociedad y que sin duda es una educadora para el individuo desde antes de la concepción a la concepción y desarrollo del individuo, por lo cual requiere que desde el derecho sea protegida como institución de instituciones de una sociedad así como a cada uno de sus integrantes, con ello justificando la existencia del derecho de familia.

    Desde un concepto llano acerca del concepto de derecho de familia lo podemos considera como el conjuntos de derechos y obligaciones que regula las relaciones de carácter personal, patrimonial entre sus integrantes, frente a terceros.

    Ya en la Constitución Política de los Estados Unidos mexicanos en el artículo 4 se establecen estos derechos, y obligaciones, reconociendo todas las formas o manifestaciones de familia con una visión humanista desde los derechos humanos bajo una perspectiva de igualdad y equidad.

    Por tal motivo el derecho mexicano reconoce dentro de las relaciones de familia al matrimonio, divorcio, concubinato, filiación paternidad, maternidad adopción, patria potestad, guarda, custodia, tutelas, curatela y alimentos entre otros.

    Por otra parte los sujetos de derecho de familia a proteger, tanto así como a sus bienes serán: los cónyuges, parientes, adoptantes, adoptados, personas que ejercen la patria potestad, las personas sujetas a ellas, tutores curadores e incapaces.

    Entre los derechos y obligaciones que encontramos que nacen de las relaciones en familia son: patria potestad, alimentos, guardia y custodia, entre otros.

    Ahora bien para tutelar, defender, mediar o dirimir controversias en las relaciones de familia serán los órganos jurisdiccionales, estatales los encargados de realizar la observancia, la aplicación del derecho de familia por el bien de ésta y sus integrantes.

    Por lo anterior es importante mencionar que para que jueces, abogados particulares o abogados de los órganos jurisdiccionales en aras de contar con mayor cumulo de elementos reales, confiables, así como verificables, tendrán que solicitar al perito en trabajo social un informe pericial en el ámbito económico, laboral, familiar, comunitario, cultural, o académico y que dicho de paso son elementos de amplio dominio del o la trabajadora social, mismos que serán de vital Importancia para dirimir o mediar controversias a partir de las relaciones de familia entre estos o terceros a partir de la aplicación de Derecho de Familia y en este caso en concreto para la determinación de la Patria Potestad, Guarda, Custodia de menores acreedores tras la disolución del vínculo matrimonial en México, tema que en este momento nos ocupa.

    Dr. Ismael Aguillón León

    aguillonleon@hotmail.com

    77-12-40-45-61

    1. Definición De Derecho.

    1.1 ¿Qué es el Derecho?, Etimología del Término Derecho.

    La palabra derecho connota de idea de rectitud. Se relaciona en nuestra mente, con lo que se ajusta a una regla establecida y a la vez, parece también referirse a aquello que se mueve directamente hacia un punto determinado.

    Por otra parte, atendemos a la etimología de la palabra, el vocablo derecho toma su origen de la voz latina directum o de la palabra regere, expresa la idea de algo que es dirigido y que por lo tanto está sometido a una fuerza rectora, a un mandato. La voz latina jus, con la que se designa en Roma el concepto de derecho, no es sino una contracción de jussum, participio del verbo jubere que significa mandar.1

    1.2 Teoría Tridimensional del Derecho.

    Numerosos son los tratadistas que se han abocado a la misión de definir lo que es el Derecho e inevitablemente se han encontrado con tres elementos, a saber, la conducta humana, valores y normas jurídicas. Sin embargo, a través de la historia, se han sucedido una serie de orientaciones que han identificado al Derecho con uno solo de estos elementos. Así tenemos que los iusnaturalistas consideran al Derecho en su aspecto estimativo, la escuela historicista en su fase social –aunque desde un punto de vista romántico- y el positivismo concibe al fenómeno jurídico como un conjunto de normas.

    Al iusnaturalismo le interesan los valores, al iusformalismo las normas, y al iusrealismo los hechos. En este sentido, resulta inobjetable que cada una de estas perspectivas tiene sus aciertos y sus errores al considerar distintos aspectos del mismo fenómeno. Así el iusrealismo no sólo se suma a la protesta en contra de la concepción teológica y metafísica del iusnaturalismo sino también a la reacción dirigida contra la concepción positiva o analítica-normativa del iusformalismo.2

    De las tres posturas, podemos tomar lo que nos sea de utilidad. Sin embargo, parece imposible dar un concepto unívoco del derecho, por la sencilla razón, de que se trata de definirlo desde tres diversos puntos de vista. Con gran acierto, Eduardo García Máynez apunta El error de quienes han pretendido encerrar en una sola definición (en el caso del derecho) objetos diferentes entre sí, no implica únicamente confusión de puntos de vista, sino, lo que es peor, concomitante confusión de los objetos contemplados.

    Asimismo, cabe mencionar que los objetos del conocimiento designados como derecho justo o natural, vigente o formal, y eficaz o real, no se excluyen entre sí, pero tampoco se auto implican, aunque es aconsejable que el ideal del derecho sea un derecho justo o natural, vigente o formal, y eficaz o real. Cada uno de estos derechos es estudiado desde cada una de las perspectivas que mencionamos con anterioridad, y a modo de síntesis: 1) El iusnaturalismo se ocupa del derecho justo o natural, y lo que le interesa son los valores; 2) El iusformalismo se identifica con el derecho vigente o formal, y lo que le preocupa son las normas; 3) El iusrealismo se enfoca al derecho eficaz o real, y lo que lo fundamenta son los hechos.

    1.3 Concepciones Unidimensional y Bidimensional.

    Concepción unidimensional.

    Esta concepción en cuanto a la teoría de la ciencia jurídica se presenta en general como un conjunto coherente de normas positivas cuyos propósitos más importantes se dirigen a garantizar la pureza del método.

    Porque se entiende que el derecho es un objeto independiente que pertenece a la esfera normativa, en razón de lo cual y para lograr el rigor científico y la coherencia del derecho, las normas se aíslan de la realidad y se deja de lado en gran medida las repercusiones sociales que pudieran tener una determinada normatividad y los fines y valores que lo orientan. En síntesis, el derecho es derecho, y no otra cosa afirmándose así un monismo metodológico.

    Niega o pretende prescindir del derecho natural y considera la justicia como un ideal no susceptible de conocimiento científico.

    El único derecho es el establecido por el estado a través de las fuentes formales (ley, costumbre y jurisprudencia), por eso se presenta además como una teoría del derecho como una teoría jurídica del Estado.

    La validez deriva de la corrección formal del procedimiento de la elaboración de las normas. El fin es garantizar la seguridad jurídica. El ordenamiento jurídico es concebido cerrado, completo y autosuficiente.

    El modelo cognoscitivo está constituido por la dogmática construida sobre un positivismo normativista. El jurista tiene la función de conservar un cuerpo de reglas ya dadas de la que es depositario y guardián, que cumple las siguientes tareas:

    Identificar el significado de las reglas.

    Conciliar las reglas aparentemente incompatibles.

    Integrar las lagunas técnicas no ideológicas.

    Elaborar sistemáticamente el contenido de las reglas así interpretadas, conciliadas e integradas.

    Concepción bidimensional.

    Dentro de la escuela del Relativismo Jurídico, Jellinek planteo una perspectiva que entiende al derecho como un hecho normativo; asumiendo la insuficiencia de una concepción meramente sociológica, como una concepción puramente racionalista y normativista del Estado.

    En este sentido, desde la metodología propugnada por dicho autor se distinguen dos aspectos de la realidad estatal, descartando la búsqueda de una doctrina básicamente unitaria. Asume entonces, que el fenómeno jurídico debe ser concebido bajo aspectos más concretos.

    Agrega el citado autor que no siempre los fines que se persiguen son alcanzados, no pudiendo predecirse cuales podrían ser las consecuencias de los actos humanos.

    1.4 Derecho de Familia.

    Por derecho de familia entendemos el conjunto de reglas de derecho, de orden personal y patrimonial, cuyo objetivo exclusivo, principal, accesorio o indirecto es presidir la organización, vida y disolución de la familia. Dentro de la primera categoría (de las normas jurídicas que organizan la familia) clasificaremos la mayor parte de las reglas relativas al matrimonio, a la paternidad y a la filiación.3

    1.5 Definición de Familia.

    La Ley para la familia del Estado de Hidalgo, en su Artículo 2 la define como: La familia es una institución social, permanente, compuesta por un conjunto de personas unidas por el vínculo jurídico del matrimonio o por el concubinato; por el parentesco de consanguinidad, adopción o afinidad y se reconoce a la familia como el fundamento primordial de la sociedad y del Estado.

    Una de las cuestiones antropológicas que han sido objeto de controversias recientes, se refiere a si en verdad la familia es una institución universal, es decir si ha existido siempre y en todas partes. Aparentemente el problema no parece demasiado complicado, y de hecho son pocos los que han presentado objeciones a la tesis de la universalidad. Debemos reconocer que para la mayoría de los antropólogos modernos esta cuestión carece de sentido, puesto que se inclinan a pesar que la familia o al menos su unidad básica conyugal formada por el esposo, la esposa y los hijos es un fenómeno ciertamente universal que puede ser reconocido de alguna manera en todas las sociedades.

    Sin embargo, un análisis detallado puede mostrarnos que nuestra pregunta inicial no es tan fácil responder, ya que implica diversos aspectos sumamente complejos. En primer lugar, uno de los obstáculos para hallar una respuesta satisfactoria se relaciona con la dificultad para elaborar una definición adecuada de lo que es la familia. Sabemos lo complicado que resulta establecer un enunciado lo suficientemente amplio como para que se ajuste a todo tipo de organización familiar de los que ya existen referencias, y que, sobra decirlo, dado que pueden adquirir una enorme cantidad de configuraciones. En este sentido, nos planteamos la siguiente pregunta ¿Cómo podemos responder a la pregunta sobre la sobre la universalidad de la familia?, si no tenemos una clara concepción de lo que la familia representa, por lo cual nos ocuparemos de esta cuestión en este apartado).

    En un artículo sobre este tema, Melford Spiro (1984)4 concluye que la familia y el matrimonio no son universales, en la medida en que existen grupos sociales que no se ajustan a las definiciones que se han hecho sobre estas instituciones. Concretamente, Spiro se refiere al Klbbutz israelí como un ejemplo de una institución que no se ajusta a las definiciones que habían sido desarrolladas por George Peter Murdock unos años antes.

    En efecto, Murdock.5 (1949) Realizó un amplio estudio sobre el parentesco y la estructura de la sociedad en diversas culturas, sus observaciones, que incluyeron fuentes de diversos tipos sobre 250 pueblos de la tierra, lo llevaron a concluir que la familia es la más universal de todas las instituciones sociales, y que ella se caracteriza por cuatro funciones: la sexual, la económica, la reproductiva y la educativa.

    Ahora bien, según Spiro, el Klbbutz sólo cumple la primera de estas funciones, por lo cual concluye que no existe familia en el Klbbutz. Más tarde, el mismo autor reconoce que existen otros elementos de análisis que pueden arrojar dudas sobre sus primeras conclusiones. De hecho, en la descripción que él mismo hace sobre los Klbbutzin, podemos deducir que sí cumplen con todas las funciones, incluso las económicas, aunque de una manera peculiar, diferente a la de los modelos tradicionales de familia conyugal. Por otra parte, podríamos decir que el Klbbtz mismo constituye en sí una familia ampliada, del tipo comunal, y como tal reúne todos los requisitos estructurales y funcionales para ser considerada como una familia.

    Aún más, estamos convencidos de que es posible identificar claramente-al interior del grupo comunal que forma el Klbbutz las microunidades familiares que lo conforman. Así, no cabe duda de que los adultos están unidos en parejas, formando matrimonios monogámicos, y como tales cumplen con la función sexual. De tales uniones nacen hijos, satisfaciendo de esta manera la función reproductiva. Todos los adultos desempeñan un trabajo, y aunque el producto del mismo es propiedad del grupo comunal, no puede argumentarse que no existe una función económica. También puede afirmarse que cada matrimonio reconoce a sus propios hijos, y si bien estos viven en casas separadas y son educados por otros adultos, es claro que tanto la socialización primaria como la función afectiva son realizadas por la unidad familiar afectiva así como por la unidad familiar conyugal.

    Podemos concluir que, a pesar de la dificultad de hallar una definición que pueda abarcar a todas las formas conocidas de agrupamientos familiares, los científicos sociales han podido identificar con precisión en todas las sociedades a los grupos primarios que forman familias, aun cuando en ciertos casos estos grupos no desempeñen algunas de la funciones básicas que se reconocen en la mayoría de las definiciones que hasta ahora han sido elaboradas. En este sentido, parece no haber duda alguna acerca de la universalidad de la familia como tal; la verdadera cuestión se refiere a la polémica sobre la universalidad de la familia nuclear conyugal, como unidad básica de organización familiar en todas las sociedades (dado que aún en los modelos más complejos de familia compuesta, generalmente es posible observar las sub-unidades conyugales).

    La posición más común de la antropología moderna ha sido la de considerar que la tríada padre-madre-hijo es la agrupación más básica y universal que ha existido como forma de organización de la familia. El sustento de esta idea parte del pre-dominio de la monogamia como forma principal de unión sexual en la mayoría de los pueblos, así como de las tesis que afirman que debido a la exogamia, a la prohibición del incesto y a la regla de reciprocidad, las formas más primitivas de agrupamientos familiares fueron con toda seguridad monogámicas (cfr. Levi Strauss, C.; 1967)6. Obviamente no todos comparten esta teoría, y la refutan basándose en las evidencias recolectoras en ciertos estudios etnográficos.

    Si echamos un vistazo a los diversos tipos de familia y de relación matrimonial que existen todavía hoy en algunas sociedades, podemos descubrir que existen ciertos casos en los que no es posible circunscribir el fenómeno familiar a un modelo conyugal reducido.

    Un caso notable es el de los nayar, un numeroso grupo humano que habita en la costa de Malabar, en la India, y que ha sido ampliamente estudiado por Kathleen Gough (1984). En este caso, las mujeres contraen matrimonio a muy temprana edad, en la época que antecede a la pubertad, y cohabitan durante tres días de ceremonias con sus maridos (esta cohabitación no implica necesariamente la práctica de la relación sexual, y debe darse antes de que las jóvenes hayan experimentado su primera menstruación).

    Después de los tres días de cohabitar con su esposa, el varón ya no tiene más obligaciones para con ella. La mujer, a su vez, a partir de ese momento puede recibir en su casa materna a diversos amantes. Dado que la organización es matrilineal, la manutención del grupo doméstico es responsabilidad de los hermanos de la mujer (lbid). Así pues, entre los nayar el matrimonio está desligado de la función sexual, de la función reproductora y de la función económica. Además, es claro que la unidad básica que constituye el grupo doméstico no está conformada por el padre, la madre, sus hermanos y sus hijos.

    Otro caso que no se ajusta a los conceptos y definiciones corrientes es el de los nuer, descrito por Evans-Pritchard (1951), en donde el matrimonio se produce entre dos mujeres, las cuales tienen hijos gracias a la intervención de varones que son sus amantes. Podemos referirnos también a sociedades en donde la poliginia y la poliandria están combinadas, como es el caso de los tupi-Kawahib, del centro de Brasil, entre los que se genera una compleja red de interacciones y funciones familiares, o incluso a formas sofisticadas que se aproximan al matrimonio de grupo, como los toda de la India (Levi-Strauss; 1984 ).7

    Ante la complejidad de tan diversas formas de organización de la familia y del matrimonio, Robin Fox (1985)8 concluye que el grupo verdaderamente básico e irreductible está construido por la madre y sus hijos y no por la pareja y sus hijos, ya que no es estrictamente necesario que los varones adultos estén en contacto permanente con la unidad madre-niño (ibid.). Incluso si tomamos en consideración las dificultades que puede enfrentar la mujer-madre para proveerse del alimento necesario para su subsistencia y la de sus pequeños, la función de proveedor puede recaer en otras personas, o en la horda o el clan completo.

    Sin embargo, como argumenta Levi-Strauss (1984; p. 16), no es posible responder a esta cuestión en forma dogmática. Se debe reconocer- dice- que entre la amplia gama de sociedades que han sido observadas, la más frecuente forma de organización familiar es de tipo conyugal y monogámica. Dondequiera que parezca ser invalidada por otro tipo de organizaciones, esto sucede en sociedades muy especializadas y complejas y no en los tipos más simples y primitivos de sociedades. En consecuencia, la complejidad del problema reside en que, si bien no existe ninguna ley natural que exige la universalidad de la familia conyugal, es necesario explicar el hecho de que se encuentra en casi todas partes.

    Para terminar, queremos mencionar aquí algunos principios básicos y fundamentales que se relacionan con los hechos de la vida de los hombres, y que de alguna manera constituyen el fundamento del matrimonio y de la familia. Los primeros cuatro principios han sido denunciados por Robin Fox (1985); el quinto lo hemos añadido nosotros:

    PRINCIPIO 1: las mujeres engendran a los niños.

    PRINCIPIO 2: los hombres fecundan a las mujeres.

    PRINCIPIO 3: por lo general mandan los hombres.

    PRINCIPIO 4: los parientes primarios no se casan entre sí.

    PRINCIPIO 5: los seres humanos tienen una profunda necesidad de afecto y de compañía.

    De estos cinco principios emergen las características más universales de la familia. Las cuales presentamos enseguida en forma resumida:

    Características Universales de la Familia.

    Todas las formas familiares incluyen reglas que prohíben las relaciones sexuales y el matrimonio entre parientes próximos. A cuáles parientes alcanza la prohibición, es un hecho variable (Gough, 1984; p.115). Dicho en otras palabras, la estructura de la familia, siempre y en todas partes, hacen que cierto tipo de relaciones sexuales no sean posibles, o al menos sean equivocadas (Levi-Strauss, 1984; p.34).

    Existen formas de organización y cooperación económicas en el seno de las familias que denotan una clara división del trabajo entre los sexos. Aunque existen variaciones de una sociedad a otra, en términos generales las mujeres cumplen roles relacionados con el cuidado y la crianza de los hijos, mientras que los hombres se dedican a los de provisión de alimentos, actividades guerreras, etc. (Gough, 1984; p. 115).

    El matrimonio existe como una relación socialmente reconocida y duradera (aunque no necesariamente de por vida) entre hombres y mujeres. A partir del matrimonio emerge la paternidad social reconocida, sea ésta biológica o no (lbid.p.115-116). Además, en todas las sociedades pueden distinguirse los matrimonios legítimos de las uniones ilegítimas (Levi-Strauss, 1984; p. 20).

    Se nota un claro predominio de la familia conyugal monogámica a través del tiempo. Si bien abundan las sociedades poligámicas, lo cierto es que en ellas sólo unos cuantos (los más poderosos) tienen matrimonios poligámicos. De no ser así, existirían serios problemas en la distribución de compañeros sexuales.

    Además, en todas las sociedades, la función de socialización primaria se cumple en el seno del grupo familiar. Por muy evolucionada y especializada que sea una sociedad, y por muchas funciones que se hayan sido retiradas a la familia, podemos constatar que la primera socialización es ejecutada siempre por la familia.

    Dado que los individuos tienen necesidades no sólo económicas y de sobrevivencia, sino también emocionales y afectivas, todo parece indicar que el grupo familiar ha sido siempre el que ha estado mejor equipado para satisfacerlas. Esto constituye un poderoso argumento para explicar la presencia de la familia en todas las épocas y lugares.

    El Concepto de Familia.

    Derivado de lo anterior deseamos ahora hacer algunas reflexiones sobre el concepto de familia.

    Es frecuente, en la sociedad actual, que los individuos hablemos de las cosas sociales sin que en muchas ocasiones nos cuestionemos acerca del concepto que tenemos de ellas. En nuestro lenguaje cotidiano utilizamos palabras y conceptos tales como amor, estructura, institución, etc. y nos hacemos una imagen vaga de lo que representan. Para la mayoría de nosotros sería difícil definir con precisión muchos de estos conceptos. Tal es el caso de la familia: vivimos y nos desenvolvemos en una familia, hablamos de ella, pero no siempre estamos seguros de lo que realmente significa. Podemos referirnos a la familia diciendo que es una institución, un grupo primario, o incluso podemos afirmar que es la célula básica de la sociedad. Sin embargo todo esto es vago y difuso y no nos dice nada sustancial respecto a ella. Concebimos a la familia según lo que hemos aprendido a llamar así a partir de nuestra muy particular experiencia.

    Laing (1969; p.15) Hablamos de familias como si todos nosotros supiéramos qué son. Damos el nombre de tales a grupos de personas que viven juntas durante determinados períodos y se hallan vinculadas entre sí por el matrimonio o por el parentesco de sangre. Cuanto más estudiamos la dinámica de la familia, más difícil nos resulta distinguir en qué se asemeja y en qué se diferencia de la dinámica de otros grupos que no reciben el nombre de familias, incluso si dejamos de lado las diferencias que presentan las familias entre sí.

    Podemos decir que la familia es una entidad en transformación. Ya Platón lo consideraba así en su clásica obra La República. Si aceptamos que la familia ha cambiado y sigue cambiando, resulta que definir a la familia es definir a algo cambiante, por lo cual una definición adecuada para un tipo específico de familia en un tiempo y lugar determinados no resulta operacional para cualquier otro tipo. Ackerman (1961; p.35) afirma:

    Es la misma en todas partes, y sin embargo no es nunca la misma. A través del tiempo ha permanecido igual, y sin embargo nunca ha permanecido igual. La constante transformación de la familia a través del tiempo es el resultado de un incesante proceso de evolución; la forma de la familia se amolda a las condiciones de vida que dominan en un lugar y tiempo dados… No hay nada fijo o inmutable en la familia, excepto en que está siempre con nosotros. Por eso poco puede maravillarnos que aceptemos su papel en nuestras vidas tan naturalmente, tan irreflexivamente. En un sentido hemos tenido miles de años para acostumbrarnos a ella y, sin embargo, en otro sentido, cada generación a su turno debe volver a aprender cómo vivir en ella>9.

    El concepto de familia ha variado a través de los siglos y en las diversas regiones del mundo. De la idea que los hombres se han hecho de la filosofía, ha dependido la interpretación que se ha dado en cada momento a la familia. Lo que resulta indudable es que desde épocas remotas, los filósofos y los analistas sociales han reconocido en ella un papel trascendental en la sociedad.

    Para Confucio, por ejemplo, las sociedades podían ser felices y prósperas sólo en la medida en que todos los individuos se portaran correctamente como miembros de la familia, lo cual significaba, principalmente, que ningún individuo faltara a sus obligaciones filiales (Goode, 1966; p.2).10

    Desde los manifiestos más antiguos, como el Rig-Veda de la India que data de unos 3,500 años, o el Código de Manú de principios de la era cristiana, hasta los escritos bíblicos, se encuentra siempre resaltada la importancia que se le concede a la familia (lbld.).

    A pesar de la dificultad para establecer una definición adecuada o universal sobre esta institución, no queda duda que para poder elaborar cualquier análisis sobre el comportamiento familiar, se hace necesario circunscribir la noción de lo que el término representa, diferenciándolo de otros similares.

    Así uno de los primeros problemas que nos propone el estudio del fenómeno familiar, es el de distinguir este concepto de otros tales como matrimonio, parentesco, clan, linaje, etc.

    Sin embargo, como hemos dicho, existen serias dificultades que debe enfrentar el analista social cuando pretende dar una definición, y no es imposible que su intento lo conduzca hacia una mayor confusión.

    De hecho, existen a nuestro juicio tres grandes errores que se repiten con frecuencia cuando se trata de dar una definición de lo que es la familia:

    Reducir el concepto de familia a la tríada padre-madre-hijo;

    Confundir el término familia con el de parentesco, y

    Concebir a la familia como la célula básica de la sociedad.

    En el primer caso, aunque sabemos que en las sociedades industriales modernas predominó el tipo de familia reducida –al que sociólogos y antropólogos han dado el nombre de nuclear-no hay duda de que existen (y han existido) otras formas de agrupación familiar que no se ajustan al modelo reducido. Así por ejemplo, Sara Montero (1985; p.2) concibe a la familia como … el grupo humano primario, natural e irreductible, que se forma por la unión de la pareja hombre y mujer. Obviamente que esta definición no puede ser generalizada, ya que de acuerdo a ella las familias poliándricas o poligínicas no serían familias, como tampoco lo serían las monoparentales ni cualquier otro tipo diferente de la nuclear-conyugal. Además, dicha definición incurre en el serio error de afirmar que la familia es un grupo natural, cuando es evidente que no lo es, dada su naturaleza social.

    En segundo lugar, ha sido un error común el confundir lo que es la familia con el parentesco. Así el Caballero de Jaucourt en la Enciclopedia, definió a la familia como una < sociedad doméstica que constituye el primero de los estados accesorios y naturales del hombre… una familia es una sociedad civil establecida por una naturaleza: esta sociedad es la más natural y antigua de todas, sirve de fundamento a la sociedad nacional; pues un pueblo o nación sólo es un compuesto de varias familias. Las familias comienzan por el matrimonio, unión a la que la propia naturaleza invita a los hombres, y de la cual nacen los hijos, que, al perpetuar las familias, mantienen la sociedad humana y reparan las pérdidas que la muerte le produce todos los días> (en: Flandrin, 1979; pp. 18-19).11

    Jaucourt distingue dos sentidos de la palabra familia. En sentido estricto dice está compuesta por el padre, la madre y los hijos (la tríada). En un sentido más amplio, incluye a todos los parientes, pues según dice, aún después de la muerte del padre cada hijo que establezca su propia familia forma- junto con sus descendientes-parte del mismo tronco, (deriva de la misma sangre por lo cual se les considera miembros de una misma familia (lbid., pp.16-17).

    Como puede verse, en esta definición se entremezclan los conceptos de parentesco y de linaje (forma parte del mismo tronco). También los diccionarios franceses y muchos ingleses proponían antiguamente en la definición de familia la idea de parentesco y de linaje (formar parte del mismo tronco). También los diccionarios franceses y muchos ingleses proponían antiguamente en la definición de familia la idea de parentesco, sin indicación de corresidencia. Se denominaba así a los descendientes de un tronco común y que tenían la misma sangre, aunque en ocasiones se incluía también el concepto de parentesco por afinidad además del de consanguinidad. Era común encontrar que estos diccionarios daban como sinónimos los de raza, casa, extracción, cepa, linaje y parentesco (lbid.; p. 13).

    Es pertinente aclarar aquí algunos de estos conceptos. Parentescos es una relación entre dos o más personas basada en una ascendencia común reconocida (Pratt, 1949), aunque también puede ser considerado el parentesco por afinidad, es decir aquel que se establece por medio del matrimonio. La familia, en cambio, implica algo mucho más complejo, que puede incluir dentro de sí al parentesco, pero en donde se da toda una serie de elementos normativos e institucionalizados, que comprende una organización y una estructura, lo que implica una atribución de status-roles para cada uno de sus miembros, y que como grupo tiene uno o varios objetivos y funciones específicas.

    Además, la familia ha sido considerada también como un grupo de personas que viven bajo un mismo techo (o una misma unidad residencial). La familia, dice Morgan, es el elemento activo; nunca permanece estacionada, sino que pasa de una forma inferior a una superior a medida que la sociedad evoluciona de un grado más bajo a uno más alto. Los sistemas de parentesco, por el contrario, son pasivos; sólo después de largos intervalos registran los progresos hechos por la familia y no sufren una modificación radical sino cuando se ha modificado radicalmente la familia (Engels, 1974; pp, 31-32).12

    En cuanto al tercer error, sólo nos limitaremos por el momento a mencionar que la frase acuñada hace más de dos siglos por los filósofos tradicionalistas tiene un trasfondo completamente arbitrario y equivocado. La frase la familia, célula básica de la sociedad implica que la familia existe como prioridad causal de otras formas de actividad social y que sin la presencia de la familia las otras instituciones no podrían existir (Garigue, 1967; p. 22).13

    Pero en la práctica sabemos que más bien es la sociedad la que moldea a la familia, o para decirlo en otros términos, las características específicas de las diversas sociedades, sus sistemas económicos y culturales, deciden qué tipo de forma adopta la familia en casos concretos (König, 1981; p.19).14

    Ahora bien, si nos remitimos a la raíz etimológica del término, descubrimos que la palabra familia deriva del latín famulus, que significa servidor o esclavo doméstico, y designaba al conjunto de esclavos y servidores que habitaban bajo el mismo techo.

    Con el tiempo el significado se amplió y vino a significar el conjunto de personas (mujeres, niños y servidores) reunidos bajo la autoridad del pater familias (Garigue, 1967; p.15). En tiempos de Gayo la familia id est patrimonium (es decir herencia), y se transmitía aún por testamento. Esta expresión designaba para los romanos a un organismo social cuyo jefe tenía bajo su poder a la mujer, a los hijos y a cierto número de esclavos, con la patria potestad romana y el derecho de vida y muerte sobre todos ellos (Engels, 1974; p.64).

    Algunas de las muchas definiciones que se han dado sobre la familia han tratado de incorporar otros elementos que pueden distinguirla conceptualmente del linaje o del parentesco, pero no todas llegan a ser suficientemente universales. Yvonne Castelán (1985; p.7), por ejemplo, dice que la familia es una reunión de individuos unidos por los vínculos de la sangre, que viven bajo el mismo techo(o en un mismo conjunto habitacional) y que comparten una comunidad de servicios. En esta definición se incluye el concepto de parentesco consanguíneo, pero no el de afinidad, de tal suerte que el matrimonio queda excluido.

    Una de las nociones más sencillas y generalmente aceptadas acerca de la familia se refiere al conjunto de personas mutuamente unidas por el matrimonio o la filiación, aunque también se considera a las personas emparentadas que viven bajo el mismo techo. La idea de vivir bajo el mismo techo ha sido ampliamente utilizada, aunque también discutida. Los antiguos diccionarios ingleses enunciaban ya la idea de corresidencia y empleaban el sinónimo household. En Francia algunas definiciones del siglo XVII incluían también el concepto de habitar bajo un mismo techo, a lo que le daban el nombre de maisonnée. Dicho concepto no se reducía exclusivamente a la parentela, por lo que la definición abarcaba también a los sirvientes y otras personas como miembros de la familia (Flandrin, 1979; pp. 11-12).15

    Estas cuestiones que pudiesen parecer sin importancia plantean en realidad problemas de conceptualización operativa: ¿Son miembros de la misma familia dos hermanos adultos que viven en ciudades diferentes? ¿Puede considerarse miembro de una familia? al tío (hermano de uno de los padres) que habita en un lugar lejano y a quien los hijos ni siquiera conocen personalmente?. En un sistema de familias conyugales nucleares –como el que predomina en el mundo occidental moderno- la respuesta es sencilla: cada individuo puede pertenecer a dos familias conyugales, una de ellas llamada familia de orientación (en la que nació y se crió), y la otra denominada familia de procreación (la que él mismo forma al momento de contraer matrimonio). En cada caso la familia conyugal está compuesta exclusivamente por la tríada padre-madre-hijos, mientras que cualquier otra persona vinculada por los lazos de sangre o de afinidad es considerada un pariente, pero no un familiar (véase: Parsons, 1972).16 No obstante, desde una perspectiva universalista esto no resuelve el problema en cuestión, puesto que no todos los sistemas familiares son nucleares.

    Otro intento por definir a la familia es el de C. Levi-Strauss (1984; p. 17), quien asume que para definir lo que entendemos por familia es necesario primero construir un modelo ideal de lo que pensamos cuando utilizamos el término. Así dice veríamos que la familia es un grupo social que posee por lo menos tres características: 1) tiene su origen en el matrimonio; 2) está formado por el marido, la esposa y los hijos (as) nacidos (as) del matrimonio, aunque es posible que otros parientes encuentren su lugar cerca del grupo nuclear; 3) los miembros de la familia están unidos por a ) lazos legales, b) derechos y obligaciones económicas, religiosas y de otro tipo, y c) una red precisa de derechos y prohibiciones sexuales, más una cantidad variable y diversificada de sentimientos psicológicos tales como amor, afecto, respeto, temor, etc.

    Como puede verse, Levi-Strauss añade la noción de los lazos que unen a los miembros del grupo familiar, pero parte de la díada conyugal, por

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