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arte, fenomenologia y humanismo la fenomenologia como alternativa metodolégica del paradigma humanista Julio Chavez Guerrero A Rocio y Dante ARTE, FENOMENOLOGIA Y HUMANISMO Cada ves el bambre es rienos sw recuende y mds su propio experiment Reyes Mate Sia un artista visual se le pregunta cual es el objeto de estudio fundamental de su actividad, podemos llegar a encontrar res- puestas que van de lo interesante a lo patético. Si el que respon- de es un pintot puede, de manera elemental, argumentar que lo que practica es la pintura y por lo tanto su objeto de estudio es la luz sobre los pigmentos. La respuesta, sin set absurda resulta insuficiente: para formulatla no se tequiere de una incursién en la universidad. Si logramos dar con un pintor con ciertas “tablas”, pod. mos llegar a escuchar que su objeto de estudio es la sensibili- dad. La respuesta, sin ser ingenua, no tiene trascendencia algu- na: para esto no es necesario ingresar a un taller de una acade- mia que forma maestros en artes visuales, De igual manera podemos dar con tespuestas asociadas a un objeto de estudio donde la pintura se toma como medio de expresién personal. La respuesta, lejos de ser compleja o sufi- ciente, resulta patética. Con la seguridad de que estos ejemplos son sdio eso, y que no representan la genetalidad, podemos afirmar que en contraparte existen pintores que més alla de la practica de la pintura como oficio relacionado con lo visual, se dan a la tarea de buscar en los enigmas de la experiencia sensible, que se pue- de exaltar a través del manejo de la materia y su consecuente 51 Julio Chives Guerrero registro sensorial, intentando dar de esta manera, con estratos no objetivos en la condicién humana. Esto les ha de permitir encontrar nuevas herramientas para procurarse formas de co- nocimiento. Existen productores artisticos que después de practicar este proceso, intentan proyectar esta experiencia a un tercero, al receptor de su obra, Comienza asi, un nuevo trayecto senso- tial y sensible que en el mejor de los casos repercutira en el fortalecimiento de las certezas humanas cn el receptor y por parte del autor se estat confirmando una intencionalidad pro- fesional que a su vez lleva implicita una postura ética. Sin ser demasiado analiticos podemos darnos cuenta que este proceso dificilmente puede ser descrito, afirmado y mu- cho menos demosttado, ya que la experiencia sensible es un estado unitario, dinamico ¢ irrepetible que escapa de toda suje- cién por medio del lenguaje articulado. Las instituciones de ensefianza del oficio artistico poco han podido hacer de maneta sistematizada para “demostrar” lo anterior, acabando por lo general, en sustentar sus objetivos en aspectos de forma y no de fondo. Afortunadamente desde siempre han existido maneras emergentes que han podido dar con este aspecto trascendente en la ensefianza. En algunos talleres se han dado procedimien- tos que rebasan lo pedagégicamente estandarizado, desdibujandose la imagen del profesor pata convertirlo en un facilitador de los recursos necesarios para que el alumno se autoconstruya. Lamentablemente estas dinamicas en su mayo- tia, han dependido del azar. Podemos afirmar que sin tener el rigor de los términos didacticos, algunos docentes del campo artistico, han incursionado en aspectos de fondo con respecto a la impattici6n de su catedra. Esta situacién se debe en parte, a que la mayoria de los responsables de taller en las escuelas de arte son funda- mentalmente productores artisticos y de alguna manera se han Arte, Fenomenologia @ Humanisnra mantenido alejados de la teoria pedagdgica. Esta es una teali- dad que al menos en la Academia de San Carlos de México ha sido parte de su historia y su tradicién. Por lo que los recursos de ensefianza-aprendizaje de algunos de sus académicos pue- den ser homologados con enfoques didacticos precisos. El Paradigma Humanista como Modelo Instruccional Para acetcarnos a un enfoque sistematizado de la ensefianza de las artes, es necesario recurtit a términos que nos han de per- mitir asociar el discurso con un rigor teérico. El primero de ellos es el de paradigma’. Esta palabra fue introducida por T. Kuhn en la obra La estructura de las revoluciones cientificas, (1962- 1971), pero segin una revisién minuciosa hecha por Masterman (1975) la utilizé con 20 acepciones distintas, llegando a afirmar que en su polisemia residia su valor. No obstante Kuhn, tecien- temente traté de precisar su significado, asociéndolo con dos modalidades basicas: una de ellas en sentido amplio (matriz dis- ciplinar) y otra en sentido especifico (ejemplares). En su sentido de matriz disciplinar, Kuhn afirma que pa- radigma es aquello que puede ser compartido por una comuni- dad cientifica. Es de hecho, una setie de principios que da uni- dad a un grupo de investigadores y divulgadores de una disci- plina especifica. La matriz disciplinar por lo tanto contiene una serie de componentes que se asocian con las creencias, genera- lizaciones, valores, técnicas, tipos de problemas a investigar, soluciones tipicas, etc. " Para una informacién detallads de paradigmas, Cfr, Gerardo Hernandez Rojas, Fundamentos ded desarvolia de ha tecnologia educativa. PROMESUP, OEA-ILCE, México, 1991 53 Julio Chive, Guerrero Segan Kuhn, en la primera etapa de desarrollo de una disciplina, en este caso la didactica de las artes, es dificil encon- trat un paradigma unico, globalizador y hegeménico, en todo caso se da una confluencia de multiples escuelas, enfoques o teorias que se esfuerzan por subsistir y prevalecer sobre las de- mas. Este periodo es descrito como preparadigmatico y es ca- tacteristico por tanto, en todas las disciplinas que no han ad- quirido un cierto grado de madurez en su evolucidn histérica. Solo posteriormente, las ciencias se mueven hacia un periodo posparadigmatico, caracterizado por la aparicién, desarrollo y enfrentamiento de paradigmas. Cuando un paradigma se vuelve hegem

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