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CEUTA Y MELILLA, DOS MOLESTOS INCORDIOS

Las hemerotecas son odiadas por aquellos que pretenden escribir la Historia
a la carta (a su carta). Cuando alguien se mete en ellas encuentra retazos de
esa Historia que deja con las posaderas al aire a tanto desmemoriado histórico.
Vamos a hacer un fugaz repaso de las hemerotecas para que veamos lo que el
Partido Comunista, además de otros denominados de la izquierda, pontificaban
sobre lo que se debería hacer con Ceuta y Melilla.

Hay que distinguir dos etapas: una, la de dejar que Ceuta y Melilla se
las apañasen solas fuera de la comunidad andaluza, maniobra cuya responsa-
bilidad corresponde a toda la clase política; y otra, el deseo de ciertos partidos
políticos de que Ceuta y Melilla dejen de ser españolas.

El día 28 de agosto de 1977, en el diario SUR podíamos leer esto: “Di-


putados y senadores del PSOE, UCD, PCE, y Grupo Parlamentario Inde-
pendiente, reunidos con un objeto común: el Estatuto de Autonomía. Te-
ma secundario, relegado por una discusión temida: la integración o no de
Ceuta y Melilla en la Asamblea”. Este mismo diario SUR comenta que los
parlamentarios de las ocho provincias andaluzas oyeron a los parlamentarios
de Ceuta y Melilla, quienes afirmaron su convicción del carácter inequívoca-
mente andaluz de ambas poblaciones y el deseo de sus habitantes de cooperar
al desarrollo integral de la región. Los parlamentarios andaluces toman nota de
dicha declaración y se comprometen a estudiarla en profundidad.

Pero todo estaba ya decidido. Poco antes, en la prensa nacional se


podía leer que “los parlamentarios andaluces cuestionan la presencia de
Ceuta y Melilla” (y que) los diputados andaluces del PSOE, PCE y Grupo
independiente no aceptan la presencia de representantes de aquellas pla-
zas”. Poco después se dice claramente que “se rechaza la presencia de los
representantes de Ceuta y Melilla”. Esta expulsión la ratifica la asamblea en
Sevilla.

Los representantes de Ceuta y Melilla, sin saber con quién se jugaban


las castañas, dicen que “conscientes de la responsabilidad que los votos
populares les han conferido, han decidido exigir de las Cortes Española el
reconocimiento constitucional de su derecho a la regionalidad andaluza”.

No es necesario decir que las Cortes ni tan siquiera respondieron a las


ingenuas exigencias. Ni el Gobierno, ni las Cortes ni los grupos políticos res-
pondieron a este requerimiento,

Y ahora viene la segunda parte, la de los “generosos” abandonistas.

El PCE se distingue por su interés, casi compulsivo, en echar de Espa-


ña a Ceuta y Melilla. Este deseo les viene de lejos pues ya en el año 1924, el
Partido Comunista “se proclama opuesto a la presencia española en África
y declara que Ceuta y melilla son “colonias” de España y proclama la de-
volución de estas ciudades a Marruecos”. Años más tarde, desde el exilio
(1961) el PC reitera la entrega a Marruecos de estas dos ciudades.

Ya en tiempos “democráticos” el diputado comunista por Sevilla, Fer-


nando Soto, dice el 31 de agosto de 1977 que “demasiadas calamidades tie-
ne ya encima Andalucía como para que le carguen el “muerto” de Ceuta y
Melilla”. ¿A que es simpático este Soto? Pues en casa del ahorcado (el Faro
de Ceuta) declaraba esta maravilla política que “Ceuta y Melilla hay que de-
volverlas a Marruecos porque así lo acordó y sentenció el VIII Congreso
del Partido Comunista”.

En un informe del Ministerio de la Gobernación, el 23 de febrero de 1977


se decía que “el Partido Comunista propugna la independencia para Cata-
luña, Galicia y País Vasco y la entrega a Marruecos de las plazas de sobe-
ranía españolas en el norte de África”. Y en un libro editado por “Cambio 16”
se escribía que entre los objetivos del PCE estaban estas “devoluciones” a Ma-
rruecos. Y Madariaga escribía: “que el movimiento en pro de la indepen-
dencia de canarias, la ayuda a ETA, la autodeterminación para Ceuta y
Melilla ha sido siempre comunistas”. Y es que la “autodeterminación” es otro
de los trucos-trampa que se emplea como paso previo al abandonismo.

No son sólo los del PCE los abandonistas, los de la patada a Ceuta y
Melilla. Otros les imitan, como la Organización Revolucionaria de Trabajadores
(ORT), que propugnan la “devolución” a Marruecos sin tan siquiera contemplar
los deseos de melillenses y ceutíes. ¿Para qué? Un ukase es un ukase.

Y ¡cómo no! los socialistas también se apuntan al abandonismo. “Ceuta


y Melilla deben entregarse a Marruecos”, se decide en la mesa del XXVII
Congreso del PSOE. Los socialistas catalanes, demostrando su espíritu desin-
tegrador de España, por la boca de Jordi Sierra defienden esa entrega a Ma-
rruecos. Naturalmente, los parlamentarios del PSOE melillenses y ceutíes hab-
ían sido excluidos de la asamblea de parlamentarios andaluces. Los expulsa-
dos dicen: “los parlamentarios de izquierdas, y en especial el PSOE, no
nos aceptan”

Recordemos (hemerotecas…) que Alfonso Guerra y Pablo Castellanos


defienden la entrega de Ceuta y Melilla a Marruecos. Y recordemos también
que con un espíritu patriótico envidiable, el incombustible Peces Barba decía
ante el Consejo de Europa el 24 de enero de 1978 que en este Consejo “la
política de bloques y partidos está por encima de la política nacional”, frase que
se entiende mejor cuando Felipe González “el Estadista” nos convence de que
“la actuación de algunos países en los temas de Canarias y Norte de Áfri-
ca no constituye intromisión en los asuntos internos de España”. Es decir,
que ellos pueden entrometerse en nuestros asuntos por decisión graciosa de
nuestros patrióticos izquierdistas. Teniendo en cuenta el apoyo “europeo” en la
ONU durante las discusiones sobre Gibraltar, podremos adelantar cuál sería la
opinión de nuestros “amigos” en este otro tema africano.

El PSA lo tiene bien claro y dicen (no es broma): «Propugnamos la in-


corporación de Ceuta y Melilla a Marruecos a cambio de la independencia
del Sahara» Y ya en una especie de paroxismo nos aseguran que ellos consi-
deran “que las poblaciones de Ceuta y Melilla sí son pueblo andaluz, pero
no territorio andaluz, y creemos que el Gobierno de Andalucía tiene que
arbitrar el retorno de esos habitantes al igual que el de los emigrantes”.
Esto declaraba, sin que se le cayera la cara de vergüenza, el Secretario del
PSA a ABC el 21 de septiembre de 1977.

Pero he aquí que el señor Fraga Iribarne suelta esta perla en un Libro
Blanco para la Reforma Democrática (Editado por GODOSA): “Creemos que a
España no le queda más opción, a la larga, que negociar con Marruecos
respecto a Ceuta y Melilla…” Luego, Fraga, asustado por sus palabras, recti-
fica en febrero de 1979. Pero su primera frase ahí queda. Hemerotecas…

Y para acabar con este triste muestrario de delenda est Hispania, habrá
que recordar la falaz dedicación de gran parte de la prensa «nacional» a expo-
ner las tesis marroquíes, maniobra a la que se prestaron con raro entusiasmo,
con un entusiasmo conmovedor “El País”. “Cambio 16” y “Triunfo”, como van-
guardia de las tesis alauitas, aunque otros periódicos como “La Vanguardia” o
el “Ya” no les iban a la zaga.

Pasados los años, este siniestro pasado sectario se pretende ignorar,


pero está ahí, en la “Memoria Histórica”, para que sepamos que cuando vuel-
van las tarascadas anexionistas de nuestros vecinos marroquíes, qué Judas,
Minuros y Perpenas tenemos a nuestras espaldas.

Gran parte de lo que aquí se dice está tomado del libro de A. Trocoso
“Ceuta y Melilla-20 siglos de España”.

Jesús Flores Thies

Coronel de Artillería-retirado

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