LOS CUENTOS DE MI ABUELO

En Valencia est amaneciendo, sale el sol e ilumina un nuevo da, donde la

gente sale a caminar muy temprano con energa, sin trfico y con mucha
algaraba; todos los carabobeos amanecen con alegra.

As empieza la historia de mi abuelo Rgulo Eugenio Rivas quien desde

Mariara, Puerto Cabello, Guacara, Gige, San Joaquin, Bejuma hasta Morn,
recorri el estado con estmulo de conocer.

l contaba que vagando por ah con ansias de recorrer, estuvo en la Hacienda

La Caracara en el Municipio San Diego por aquellos aos de 1936. Al entrar lo
deslumbr lo hermoso del lugar, rodeado de bloques de adobe, caa de maz,
madera de samn, siembras de caf y un montn de vacas. Sigui andando
sorprendido y francamente ruborizado por lo que vio, lo ilumin una especie de
escultura naranja que adornaban el camino como obras de arte en una llanura. Era
el rojo que emanaba de la naranja, la naranja roja que haba sido parte del hbitat
natural de su infancia, con ese olor a ctrico que nos da ese fruto de pasin que
nos embelesa. El brillo de este rojo que irradiaba lo encegueci, y en eso
desprendi esa fruta tropical de aquella rama rojiza con un destello de luz
ardiente, la pel y la prob, y su pulpa le agu la boca.

A pesar de todos los cuentos de mi abuelo, este me llamaba la atencin,

porque le daba especial entonacin y nos mantena soadores en la niez en una
pequea habitacin donde se reunan todos los nietos con gran emocin.

Recuerdo que mi abuelo gritaba: Naranja, naranja fruto de Carabobo!

Naranja Caracara, rara en su haber; esa, esa ser su herencia ctrica de aquellos
viejos tiempos que se daban en la ciudad de Valencia!, ciudad de las naranjas
dulces, mujeres bonitas y hombres caballerosos.

Mi abuelo se refugi y grab esos fugaces momentos en la eternidad, tanto le

gustaba la naranja que un poema nos recitaba mientras nos regalaba esa fruta
colorada:

Naranjas de Valencia, naranjas de cuando el sol, que aparecen en la

alborada, cuando abrimos una nos ilumina con su resplandor, y cuando nos la
comemos caramba nos deja una gran emocin

Mi abuelo disfrutaba de esta fruta los doce meses del ao, naranja de color
rojo rojizo encendido de nuestra agricultura tropical, por eso nos deca una vez
ms: No la pueden dejar de probar!

Con este cuento me despido, me voy a comer una naranjita muy dulce y
sabrosita, a pasearme entre los cuentos de mi abuelo Rgulo Eugenio Rivas y a
poner mi imaginacin en un solo vuelo.

Autora: Mara Alexandra Gonzlez.