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Los seres humanos contamos con tres tipos de inmunidad adquiridas de diferente
forma y en momentos diferentes de la vida, estas son
Inmunidad innata:
Esta la poseemos todos los seres humanos, es adquirida desde antes del nacimiento
y de forma natural, entre esta ase destacan la piel, las mucosas gástricas y nasales,
entre otras.
Inmunidad activa:
Este tipo de inmunidad se desarrolla a lo largo de toda la vida, en este proceso
juegan un importante papel los linfocitos; se va desarrollando conforme las
enfermedades van intentando ingresar al cuerpo o se inmuniza al recibir distintas
vacunas.
Inmunidad pasiva:
La inmunidad pasiva es un tipo de protección de origen externa y tiene una duración
breve. El ejemplo más claro o más común son los anticuerpos suministrados al
recién nacido, durante la lactancia lo que le permite recibir una inmunidad
momentánea contra algunas enfermedades a las que ya ha estado previamente
expuesta la madre, esto logra que este protegido durante los primeros años de vida.
Vacunas
Las vacunas son antígenos (con menor virulencia) introducidos de manera consiente
al cuerpo para que produzca anticuerpos. De manera que, cuando el antígeno real
llegue al cuerpo; ya existan anticuerpos para tal agente microbiano, evitando así
que se produzcan enfermedades.
Vacunas genéticas
Con fragmentos del antígeno que son inoculadas a través de tejidos blandos que
desencadenaran la reacción de linfocitos t y células que reconocerán el antígeno
fácilmente como centinelas.
Importancia:
Las vacunas revisten gran importancia, puesto que permiten que el cuerpo genere
los anticuerpos útiles para evitar y prevenir el ingreso del antígeno que pueda
causar una enfermedad, de esta manera se crea una barrera efectiva en contra del
ingreso de muchas enfermedades como:
Viruela
Ántrax
Tétano
Difteria
Peste
Tosferina
Tuberculosis
Fiebre amarilla
Tifus
Gripe
Poliomielitis
Sarampión
Viruela
Rubeola
Neumonía
Meningitis
Hepatitis B