Todo el Evangelio solo se puede entender desde estas palabras de
Jess: Amar a Dios y amar al hermano es una misma cosa. No puede concebirse el amor a Dios sin el amor al hermano. Amar a Dios y amar al hermano siempre van de la mano, estn estrechamente unidos. Son un matrimonio sin posible divorcio.
El sacerdote y el levita de la parbola del buen samaritano
pretendan amar a Dios prescindiendo del amor al prjimo que estaba herido en la vera del camino (Lc.10,31-32). Pero ese amor a Dios que prescinde del hermano, es un falso amor. Solo el samaritano que se acerc al herido y se preocup por l, fue quien verdaderamente amaba a Dios; pues saba muy bien que el amor al hermano es el smbolo ms perfecto de que amamos a Dios.
Este es el gran reto que tenemos los cristianos. Esta es la seal de
nuestra fe y esta es la base de todo nuestro compromiso como cristianos. No hay otro camino. Quien cree en el Dios de Jess, est comprometido a amar a Dios a travs del hermano. No hay otro camino. Al decir creo, estamos diciendo que hemos optado por el amor, por poner todo nuestro corazn en Dios y en los hijos de Dios, nuestros hermanos.