En las ltimas semanas hemos visto diversos ejemplos de cmo podemos ayudar a los nios a modificar su conducta sin necesidad de castigarlos y revisado algunas alternativas para lograrlo. Mucha gente me ha comentado que estas ideas les hacen mucho sentido pero que, con frecuencia, siguen cayendo en los patrones anteriores; aprender algo nuevo toma tiempo y ellas necesitan resultados rpidos, as que recurren a los castigos. Pero ahora se sienten mal por ello. Si a ti te sucede esto felicidades! Vas por buen camino. Ahora puede ser un buen momento para detenernos y analizar qu es lo que ocurre cuando castigamos; mi deseo es que al leer estas ideas, te ayude en las situaciones de duda y desesperacin, cuando necesitas reafirmar tu decisin de unirte al movimiento Prohibido Castigar. Qu sucede cundo lo hacemos? Como la conducta cesa, los padres creen errneamente que el nio ya aprendi. En realidad lo que ocurre es que deja de hacerlo por temor; su conducta cesa pero slo momentneamente y en cuanto tenga la oportunidad volver a lo mismo. Poco o poco aprender a obtener lo que quiere y a evitar la sancin. Otro efecto indeseable es que los hijos aprenden a leer las seales de una autoridad externa para saber si lo que estn haciendo est bien o mal y modulan su conducta de acuerdo a estas seales. Es claro que eso es deseable en las primeras etapas del desarrollo, pero ms adelante deben aprender a valorar sus acciones por s mismos, a saber si lo que estn haciendo es daino, a colaborar con otros y a tomar sus propias decisiones. Pero cuando la nica forma de saber si lo que estn haciendo es correcto o no es a travs de la aprobacin del mayor o del correctivo, los nios aprenden que el adulto es el poderoso y ellos los dbiles. De manera que aprenden a obedecer de forma automtica, por sumisin y temor, ms que por un verdadero aprendizaje de los valores y principios humanos. En un ambiente as, el menor aprende a temer a sus paps y a otras personas, hace lo que se espera de l y esconde lo que es indeseable. Entonces aprende a engaar, pero qu hay en el fondo de esta actitud? Los padres que castigan confunden el verdadero objetivo de la disciplina: creen que educar es controlar. Y la necesidad de controlar su conducta justifica infringirles dolor y generarles miedo, dando como resultado frecuente individuos inseguros y resentidos que esperan llegar a ser grandes para obtener el permiso de reprender a otros, es decir, sus propios hijos.