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Es básico y elemental que un excelente pedagogo quiera y ame su trabajo. Cuando ponemos todo
nuestro empeño en hacer bien nuestra tarea, estamos colocando un sólido cimiento en la
construcción del saber.
Pero, para que nuestro sistema educativo mejore, se necesita el bienestar del maestro y por
consiguiente de su familia. Su salario deber ser digno, que le permita solucionar sus básicas y
apremiantes necesidades, para que tenga el suficiente sosiego y tranquilidad espiritual para
derramar en el estudiante todo su potencial de habilidades pedagógicas.
El maestro debe buscar su bienestar. Debe ser un vigilante y crítico analítico de las políticas que el
estado desarrolle en educación. Debe proponer soluciones y plantear nuevas alternativas
tendientes a valorar y hacer respetar sus actividades. Debe incursionar en el engranaje político y
administrativo del estado y actuar como un catalizador positivo que genere propuestas que le
brinden mejores oportunidades socio- económico – culturales, y de capacitación que le permitan
optimizar su trabajo.
El docente debe reconocer sus falencias, colocarse por encima de los errores y animarle el más
entusiasta y fervoroso deseo de hacer hoy y mañana las cosas mejor que ayer
La actitud del profesor universitario desde una perspectiva pedagógica,
en el marco de la relación universidad-empresa
RESUMEN
Se estudian las actitudes del profesor universitario desde una perspectiva pedagógica. Por
ello, se consideran los conceptos, características, funciones y procesos de formación de las
mismas. Estas actitudes son evaluaciones, bipolaridades, predisposiciones, disposiciones y
creencias del profesor ante las actividades docentes en la formación profesional alternativa.
Las actitudes se caracterizan por tener tres elementos fundamentales que generan diversas
funciones en la conducta pedagógica del profesor en los dominios cognitivo, afectivo y
comportamental. Las actitudes pedagógicas pueden formarse desde diferentes puntos de
vista pedagógicos, los cuales implican mecanismos plurales de generación y configuración
actitudinal que tienden a ser interactivos, cooperativos, reflexivos, continuos,
institucionales y sistémicos.
Introducción
Este artículo supone que la educación universitaria está determinada por la conducta
docente del profesor y, también, que la formación profesional alternativa, fundamentada en
la cooperación educativa, está –medianamente- garantizada por las actitudes pedagógicas
positivas del profesor ante la relación universidad-empresa. Por tanto, se busca: a)
identificar y construir un concepto sobre la actitud pedagógica; b) caracterizar los
elementos de dicha actitud ante la formación profesional alternativa; c) explicar las
funciones de estas actitudes sobre la formación profesional alternativa; y d) exponer las
características de los procesos formadores de las actitudes pedagógicas ante la formación
profesional alternativa.
Figura 1
en la Relación Universidad-Empresa
Porlán (1995) planteó que la actitud pedagógica del profesor es ser un profesional
constructivista. Esto suscita una conducta mediadora del cambio conceptual ante los
estudiantes; es decir, que habiendo conocido sus ideas o preconcepciones, el docente puede
plantear interrogantes o situaciones imposibles de resolver y, desde ellas, pueda incitarlos a
buscar y construir otro concepto, que permita -al estudiante- obtener un significado más
complejo. Igualmente, esta actitud es un proceso psicológico que tiende a promover la
internalización y la efectividad de la dinámica enseñanza-aprendizaje; y también, conducir
-al profesor- a demostrar una conducta cónsona con un modelo profesional de la docencia,
que facilite el aprendizaje mediante la práctica indeterminista, creando círculos virtuosos de
aprendizaje. De allí que el modelo docente simulará y proporcionará las herramientas
necesarias para el aprendizaje significativo en el estudiante universitario.
Por otro lado, la actitud pedagógica es un proceso reflexivo donde el profesor analiza
su práctica docente, la manera de corregir errores, aceptar nuevas concepciones del mundo
educativo, profesional y laboral; y, a su vez, de cómo abrirse a las corrientes del
pensamiento científico, tecnológico, profesional, etc. Schön (1983, 1987) citado por Porlán
(1995) planteó que esta actitud puede ser una coherencia pragmática y reflexiva; es decir, el
docente tiende a reflexionar en y sobre la acción educativa que realiza en su actividad
profesional, para ser un investigador dentro del aula. Además, Picón (1986) asumió que la
actitud pedagógica puede conducir al profesor a seleccionar el conocimiento, métodos y
recursos utilizados para cumplir sus funciones educativas, en forma independiente.
Simon, Dippo y Shenke (1991) consideraron que el docente tiende a una actitud
pedagógica favorable para trabajar en el proceso de enseñanza-aprendizaje con estudiantes
y empresarios. Esto conduce al profesor a cambiar sus esquemas de pensamiento sobre el
proceso de profesionalización, científico-tecnológico, organizacional, y de relaciones
interprofesionales, etc. Además, para Tonucci (1999) el profesor puede demostrar
autoconvencimiento ante su vocación docente; implicando que el profesor tenga contacto,
autoexigencia y conocimiento profesional, producto de la interacción con otros escenarios
profesionales y pertinentes (empresa) con su acción formadora.
En este sentido, García (1998) consideró que la educación superior reclama un docente
con una actitud pedagógica que permita al estudiante descubrir y orientar diferentes áreas
del conocimiento, que le enseñe a seleccionar, discutir, evaluar y jerarquizar el
conocimiento que construye. Es esencial que el docente acompañe ética, cívica y
académicamente a los estudiantes; puesto que el ejemplo profesional que recibe el
estudiante procede del profesor. El docente puede incorporar nuevas tecnologías y
desarrollar una conducta dialogante en la relación profesor-alumno, para facilitar el
aprendizaje mientras se resuelven interrogantes y enmarcando el conocimiento particular en
un conocimiento más amplio.
Figura 2
2.1 Reflexión
2.2 Construcción
2.3 Innovación
2.4 Interacción
Favorece la movilización interrelacional con diversos profesores y empresarios, en
diferentes empresas pertinentes y requeridas, actualmente, para realizar la formación
profesional alternativa. Este elemento manifiesta las siguientes características funcionales,
así:
2.5 Cooperación
Permite la interacción de dos o más entes, para trabajar y llegar a un fin común. Es una
acción académica-interinstitucional compartida, sustentada en la corresponsabilidad de
trabajos profesionalizantes y laborales determinadas. Este elemento se caracteriza
funcionalmente porque:
Para Picón (1986) el docente puede manifestar el elemento cognitivo caracterizado por
la excelencia académica, el rigor científico y la pertinencia social; además, por el
compromiso con sus identidades, roles, tareas, responsabilidades y libertades docentes para
el ejercicio profesoral. Aunado a esto, Dubovick y Takaichi (1994) consideraron que el
profesor puede seleccionar y variar situaciones de aprendizaje respetando los intereses del
estudiante. Conjuntamente, el profesor tiende a ser amplio y flexible cognitivamente para
discutir aspectos relacionados con la formación académica, evitando la imposición de
criterios deterministas sobre el pensamiento y los requerimientos estudiantiles.
Por otro lado, Brenson (1996) planteó que el docente puede conocer que en él y en el
estudiante existen tres tipos de conocimiento: el que tiene, el que puede conseguir y el que
puede construir con otros. El estudiante posee un conjunto de conocimientos propios,
teniendo múltiples posibilidades de obtener y construir otros, mediante diversas vías y
modos. El profesor puede producir, creativamente, procesos de enseñanza-aprendizaje,
colocando situaciones diferentes y metodologías pedagógicas integrales para que el
estudiante construya un conocimiento significativo. Aunado a esto, Puig (1998) consideró
que el docente tiende a una actitud cognitiva positiva regida por la idea de "aprender a
aprender"; es decir, actualizarse constantemente. Asimismo, por el "aprender a hacer",
refiriéndose al valor de la experiencia del trabajo; y por último, el "aprender a ser",
planteando su compromiso ante los valores personales, sociales y profesionales en la
docencia.
Bar (1999) expuso que lo cognitivo de la actitud pedagógica puede evidenciar una
competencia docente, facilitando el aprendizaje autónomo en el participante. El profesor
tiende a crear, recrear, evaluar y adecuar las estrategias pedagógicas de intervención
educativa en forma efectiva y constante; asimismo, puede demostrar una capacidad
institucional para articular el contexto general (sociedad) con el contexto específico
(universidad); y así, promover el uso de materiales, equipos, actividades, etc.; disponibles
en la universidad para realizar la formación profesional. El docente busca la producción
cognitiva para abrirse y disponerse a los rápidos cambios dados en el mundo del
conocimiento científico, tecnológico, institucional, específicamente, docente;
conduciéndolo a estimular y orientar el aprendizaje mediante la formación profesional
alternativa.
Es preciso que el profesor tenga claro y esté convencido de que la docencia en grupo
es más productiva para todos los participantes de la formación profesional. Además, el
profesor tiende a construir un contenido teórico-práctico, concreto, con diversas técnicas e
instrumentos pedagógico-didácticos para producir y evaluar el aprendizaje del estudiante y
del profesor universitario.
Papert (1987) citado en Zúñiga (1994) planteó que lo comportamental es una acción
caracterizada por el dominio de la nueva tecnología de punta para adquirir información
actualizada y pertinente, que permita diseñar contenidos programáticos aplicables en la
formación profesional alternativa; así como también, para establecer una comunicación
fluida, constructiva y favorable para la interacción formadora entre profesores, estudiantes
y empresarios. Lo anterior, puede conducir al profesor a utilizar medios y equipos para
construir una red de conocimiento y de relaciones profesionales-pedagógicas, que podría
emerger de la formación profesional alternativa.
En relación con lo anterior, Rodríguez (2000) consideró que este elemento puede ser la
disposición para aplicar y dominar diferentes técnicas de participación docente y
profesional en la formación profesional, entre ellas: talleres, cursos, seminarios, prácticas
profesionales, pasantías, etc., en la formación universitaria alternativa. El profesor tiende a
dominar y producir métodos y materiales académicos requeridos constantemente en la
formación profesional alternativa, comprobando su efectividad y pertinencia académica.
Esto puede permitir al docente producir persistentemente nuevos modelos y contenidos
formativos, interactuando con empresarios en la formación profesional alternativa.
El elemento comportamental alude a un dinamismo, sin llegar a la desorientación
pedagógica que demostraría el profesor en la formación profesional; además, apunta en el
docente a un movimiento laboral y profesional que permita el desplazamiento físico e
institucional hacia empresas para la formación profesional, intercambiando experiencias
académicas con profesores, alumnos y empresarios. Además, el docente puede interactuar
socio-profesionalmente respetando los mecanismos, procesos y situaciones universitarias y
empresariales; así mismo, considerar la dinámica de la relación académica y de producción
(bienes-servicios) entre el sector universitario y empresarial.
Para Dubovick y Takaichi (1994) la actitud pedagógica del profesor tiene la función
de respetar el interés y necesidad académica de sí mismo, del estudiante y empresario. Esta
actitud proporciona contenidos y actividades idóneas que admitan un aprendizaje
significativo, fundamentando la formación profesional alternativa; y también promueve la
cooperación educativa en contextos y situaciones de aprendizaje entre la universidad-
empresa; para así desarrollar la interacción docente y profesional con profesores y
empresarios. De este modo, la actitud pedagógica favorece las discusiones sustantivas,
críticas y razonadas, relacionadas con el perfil académico y experiencias laborales-
profesionales en el marco de una formación profesional alternativa.
En este orden de ideas, Mauri y Gómez (1997) consideraron que la actitud pedagógica
coherente con el enfoque educativo constructivista asociado a la formación profesional
alternativa permite que el profesor planifique su práctica docente en función de las nuevas
tendencias educativas de la universidad hacia la empresa. La actitud pedagógica -dentro de
tal enfoque-, dispone al profesor a analizar sobre su conducta docente y las características
de su perfil profesional ante los requerimientos empresariales. Según Silva y Ávila (1998)
la actitud pedagógica concentra al profesor en un proceso de aprendizaje, donde media y
ejerce funciones instruccionales, para desarrollar el potencial profesional del estudiante
ante las exigencias empresariales.
Rodríguez (2000) expuso que la actitud pedagógica, orienta al profesor para que -en
cooperación con el estudiante y empresario-, determinen los enfoques epistemológicos, los
objetivos de aprendizaje, los contenidos (información), la metodología y materiales
instruccionales en la formación profesional alternativa. Esta actitud permite negociar
interactivamente entre tres elementos: a) la universidad -institución académica, generadora
de conocimiento y profesionalizadora-, b) el estudiante -contenedor del recurso humano,
futuro empleado y ente transformador del sector político, social y económico de la
sociedad-, y c) la empresa -espacio para el desarrollo profesional, científico, tecnológico y
productor del capital económico-. Estos elementos son indispensables para la formación
profesional alternativa enmarcada en la relación universidad-empresa.
En otro orden de ideas, García y otros (1991) citado en Porlán (1995) plantearon que
la universidad puede implantar un proceso introductorio o de formación inicial y otro
permanente, para que los profesores incursionen en la formación profesional. Estos
procesos tienen la finalidad de: a) formar nuevos esquemas (cognitivos, afectivos y
conativos) docentes en los profesores; b) contribuir con la transformación del proceso de
aprendizaje de los estudiantes, la dinámica pedagógica de la formación, entre otras cosas; y
c) coadyuvar con la innovación académica, científica, tecnológica; específicamente, las
teorías de la enseñanza y profesionalización, proyectos curriculares universitarios
alternativos y la relación universidad-empresa.
6. Reflexiones Finales
Además, las actitudes están compuestas por tres elementos que determinan la
generación, desarrollo y fortalecimiento de procesos cognoscitivos, afectivos y
comportamentales fundamentales para la actividad pedagógica; los cuales tienden a generar
una adecuada y excelente competencia docente en el profesor universitario frente a la
formación profesional.
Se asume que las actitudes pueden direccionar efectiva, eficaz y eficientemente o no,
la conducta docente del profesor universitario en las actividades pedagógicas dadas en la
formación profesional alternativa.
Referencias Bibliográficas