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Ferdinand Tónnies

NiDAD Y ASOCIACION
COMUNISMO Y EL SOCIALISMO
OMO FORMAS DE VIDA SOCIAL

Prólogo a la edición castellana


de Lluís Flaquer y Salvador Giner

Ediciones Península ®
Texto original: F. Tónnies Gemeinschaft und Gesellschaft, edita­
do en Darmstadt por Wissenschaftliche Bucligesellschaft, ed. 1972,
reproducción de Ia 8a. edición alemana, de 1935.
Traducción de Jo Sé-Francisco Ivarr, con la colaboración técnica
de Salvador Ginlr.

tul derla de Loni Geest y Tone Hoverstad.


Primera edición: septiembre de 1979.
Derechos exclusivos de esta edición (incluidos la traducción y el
tliM'tm de la cubierta): Edicions 62 s[a., Provenza 278, Barcelona-8.
Impreso en Márquez, S. A., Ignasi Iglesias 26, Badalona.
η.-ικνιϊΐη legal: B. 27.272-1979.
IMIN: Κ·Ι .WIW-S.
Prólogo:
Ferdínand Tónnies y ¡a ciencia social moderna

I. Tónnies y su obra
La ciencia social moderna —y en especial la sociología,
la antropología y la teoría social en general— no puede ex­
plicarse sin la obra de Ferdínand Tónnies. Tónnies pertenece
al exiguo grupo de científicos —entre quienes descuellan Pa­
reto, Simmel, Weber, Durkheim y Freud— que reformuló
la problemática de la filosofía y la investigación sociales tras
las aportaciones seminales de sus primeros fundadores: Mon-
tesquieu, Saint-Simon, Comte, Marx. La importancia de la
generación de Tónnies puede apenas exagerarse: baste cons­
tatar'que hoy, muchas décadas después, vivimos aún dentro
del horizonte de nociones, problemas y perspectivas por ella
marcado,1 Y dentro de esa generación clave fue Tónnies
quien inició primero el movimiento de renovación general al
publicar, en 1887, el clásico texto que, amable lector, tienes
en tus manos.
Como podría esperarse de una obra que ocupa semejante
lugar dentro de la historia de la ciencia social, no existe
practicante de las ciencias humanas recién mentadas que, a
sabiendas o inconscientemente, no haga uso de las nociones y
teorías que forman parte de ella, y en especial de las más
esenciales. Los conceptos tónniesianos de «comunidad», «aso­
ciación», «racionalidad instrumental» y varios otros han ve­
nido a formar parte de la imaginación sociológica contempo­
ránea con igual peso que los durkheimianos de «solidaridad
social» y «anomía», los weberianos de «burocracia», «acción
social» y «etica protestante» o el freudiano de «libido». Ello
no obstante, la obra de Tónnies es poco leída si la compara­
mos con la de otros miembros de su grupo fundacional. Cabe
preguntarse cuál sea la causa de esta anomalía dado que, a
1. Para un análisis conjunto de la aportación ele la generación de
Tónnies y el lugar de este último dentro do ella, cf. S. Gim-r, El pro­
greso de la conciencia sociológica, Barcelona, Península, 1974, pp, 61-
96. En ese lugar se analizan con cierto pormenor las innovaciones intro­
ducidas por estos autores y la nueva problemática creada a partir de su
obra en el campo de las ciencias humanas.

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vida» en un grupo humano. Gesellschaft no sólo equivale a
asociación (palabra utilizada casi siempre) sino también so­
ciedad, en el sentido de sociedad compleja y amplia. Mayores
son las dificultades de expresar en castellano los conceptos
tonniesianos de Kürwitle y Wesenwilíe. Loomis los traduce
al inglés como «voluntad racional» y «voluntad natural» res­
pectivamente, y así es como han penetrado en la teoría so­
ciológica peninsular. Sin embargo, Salvador Giner en su es­
tudio sobre El progreso de la conciencia sociológica (publica­
do en esta misma colección), señala ya cómo la mayoría de
las veces una traducción más rigurosa optaría por «voluntad
esencial» para Wesenwilíe y por «voluntad instrumental» —o
mejor todavía «voluntad arbitraria»— para KürwiUe. Esta
última acepción parece más fiel a la idea de racionalidad ins­
trumental (independiente de la moralidad intrínseca del com­
portamiento) a la que hace referencia KürwiUe. El predicati­
vo «esencial» para Wesenwilíe nos remite, por otra parte, a
la unidad de sentimiento, vida y pensamiento que surge de
una comunidad bien integrada, se trate de una familia, clan
o nación, e incluso en ciertos casos de una clase o movimien­
to social. Ruego al lector que tenga en cuenta estas adverten­
cias cuando vea aparecer expresiones tan diversificadas en el
texto. Por último, en casos aislados he mantenido la voz ale­
mana, seguida de traducción, por un prurito de fidelidad aca­
so fuera de lugar, por supuesto, desde los motivos del lector.
J. F. Ivars

En la revisión del texto castellano hemos creído conve­


niente agilizar los largos y complicados títulos que Tonnies
puso a cada sección sustituyéndolos a menudo por otros más
concisos y adecuados a su contenido.
S. Giner
Libro Primero:
PRESENTACIÓN GENERAL DE
LOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES

Deus ordinem saeculorum tanquam pulche­


rrimum carmen ex quibusdam antithetis ho­
nestavit.
San Agustín, Civ. Dei, XI, 18
El tema central

I. Las dos relaciones principales


que crea la voluntad humana
Las distintas voluntades humanas mantienen entre sí múl­
tiples relaciones. Cada una de estas relaciones representa una
acción mutua, ya que una de las partes es activa o dadora
mientras que la otra es pasiva o receptora. Dichas acciones
son de tal naturaleza que bien tienden a la conservación
bien a la destrucción de la otra voluntad u organismo dife­
rente; esto es, son positivas o negativas. Este estudio tendrá
por objeto de investigación solamente las relaciones de afir­
mación recíproca. Cada una de estas relaciones representa
una unidad en lo plural o una pluralidad en lo unitario. Con­
siste en estímulos, prestaciones, servicios que las partes in­
tercambian entre sí y que se consideran expresión de las
diversas voluntades y las fuerzas respectivas. El grupo for­
mado por el tipo positivo de relación recibe el nombre de
ligamen (Verbindung) cuando se concibe en calidad de ser
o cosa que actúa como unidad tanto hacia su núcleo como
hacia su exterior. La relación misma, así como la asociación
resultante, se concibe aquí bien como vida orgánica y real
—característica que es esencial en la Gemeinschaft (comuni­
dad)—, bien como estructura imaginaria y mecánica —es de­
cir, concepto de Gesellschaft (sociedad o asociación).
Mediante la aplicación de ambos términos veremos que las
expresiones elegidas se fundamentan en el uso que poseen en
el idioma alemán, aunque la terminología científica hasta aho­
ra en circulación las ha venido utilizando de manera confusa
y azarosa, y sin ninguna precisión. Por esta razón, unas cuan­
tas observaciones introductorias podrán explicar el contraste
inherente a esos dos conceptos. Toda convivencia íntima,
privada, excluidora, suele entenderse, según vemos, como
vida en Gemeinschaft (comunidad). Gesellschaft (sociedad)
significa vida pública, el mundo mismo. A través de la Ge­
meinschaft (comunidad) que uno mantiene con la propia fa­
milia, se vive desde el nacimiento en unión con ella tanto
para bien como para mal. Sin embargo, se accede a la Ge·
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séllschaft (sociedad) como se llega a un país extraño. Al
joven se le previene contra la mala Geséllschaft (sociedad),
pero hablar de mala Gemeinschaft (comunidad) viola el sig­
nificado del término. Los juristas pueden hablar de Gesell-
schaft (sociedad) doméstica (háusliche) teniendo sólo presen­
te el concepto legal de una asociación social, pero la Ge­
meinschaft (comunidad) doméstica o vida hogareña, con su
imponderable influencia en el alma humana, es común a
todos los que la han compartido. Por otro lado, los miembros
de una pareja conyugal saben que acceden al matrimonio a
partir de la consideración de éste como una completa Ge­
meinschaft (comunidad) vital (communio totius vitae). La
idea de Geséllschaft (sociedad) vital representa una contra­
dicción con su propia esencia. Se mantiene o se goza de la
Geséllschaft (sociedad o compañía) de otro, pero no de su
Gemeinschaft (comunidad). Se puede formar parte de una Ge­
meinschaft (comunidad) religiosa; las Gesellschaften (asocia­
ciones, sociedades) religiosas, al igual que otros grupos for­
mados a tenor de propósitos concretos, existen sólo en la
medida en que tienen un lugar, contempladas desde una
perspectiva externa, en el contexto de las instituciones de
un cuerpo político, o en la medida en que representan ele­
mentos conceptuales de una teoría; no alteran para nada el
sentido de la Gemeinschaft religiosa como tal. Existe la Ge­
meinschaft (comunidad) de idioma, de costumbres, de creen­
cias; pero también, para que sirva de contraste, la Gesell-
schaft («sociedad» o compañía) financiera, científica, de via­
jes. Las Gesellschaften (sociedades o compañías) comerciales
tienen especial importancia, ya que, aunque pueda existir cier­
ta familiaridad y Gemeinschaft (comunidad) entre los miem­
bros, a duras penas podrá hablarse de Gemeinschaft (comu­
nidad) comercial. Proponer la frase «Gemeinschaft de ac­
cionistas» (Aktien-Gemeinschaft) sería abominable. Por otra
parte, existe la Gemeinschaft (comunidad) de propiedad de
cultivos, bosques y pastos. La Gemeinschaft (comunidad) de
bienes que mantienen marido y mujer no puede denominarse
Geséllschaft (sociedad) de bienes. De este modo se esclare­
cen muchas diferencias.
En el sentido más general podemos hablar de una Ge­
meinschaft (comunidad) que comprenda el conjunto de la
Imnmnidad, tal y como la Iglesia quiere ser considerada,
por ejemplo. Pero la Geséllschaft (sociedad) humana se con­
cibe como mera coexistencia de individuos independientes
unos de otros. Recientemente se ha desarrollado el concepto
de G&sellschaft en el sentido de opuesto y distinto del de
Estado. También este término aparecerá en este trabajo,
siempre que consideremos que su explicación adecuada de­
pende del contraste que presenta respecto de la Gemein-
schaft de los individuos.
La Gemeinschaft (comunidad) es antigua; la Gesellschaft
(asociación) es reciente en tanto que denominación y fenó­
meno social. Esto ha sido reconocido por un autor que, por
cierto, ha enseñado la ciencia política en todos sus aspectos
sin penetrar en sus fundamentos. «El concepto de Gesell-
schaft (sociedad) en un sentido político y social —dice Blunt-
schli (iStaatswdrterbuch IV)— halla su fundamento natural
en las costumbres y las ideas del tercer estado. No se trata
realmente del concepto de pueblo (Volks-Begriff) sino del
concepto del tercer estado... Su Gesellschaft se ha conver­
tido en origen y expresión de opiniones y tendencias comu­
nes... Doquiera que la cultura urbana florezca y alumbre,
aparecerá la Gesellschaft como órgano indispensable. En el
campo apenas se sabe de esto.» Por otro lado, toda alabanza
de la vida rural ha reparado en que la Gemeinschaft (co­
munidad) de sus gentes es más fuerte y se mantiene más
viva; constituye la forma genuina y perdurable de la convi­
vencia. En oposición con la Gemeinschaft, la Gesellschaft
(asociación) es transitoria y superficial. A este tenor, la Ge­
meinschaft (comunidad) debiera ser entendida como orga­
nismo vivo y la Gesellschaft (asociación) como un artefacto,
un añadido mecánico.

2. Formaciones orgánicas y mecánicas


Todo lo real es orgánico en la medida en que puede pen­
sarse únicamente como algo relacionado con la totalidad de
lo real y definido en su naturaleza y movimientos según esa
totalidad. Así, la atracción, en sus múltiples formas, convierte
el universo, en cuanto accesible a nuestro conocimiento, en
una totalidad cuya acción se expresa a sí misma en aquellos
movimientos por los que dos cuerpos cualesquiera modifican
recíprocamente su posición respectiva. No obstante, para la
observación y el parecer científico que en ella se basa, una
totalidad ha de estar limitada para que sea efectiva, por lo
que cada totalidad consistirá en totalidades más pequeñas
que tendrán un cierto sentido y una cierta actividad inter­
dependiente. La atracción en sí permanece ajena a cualquier
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explicación (en tanto que fuerza en un espacio), o bien se
entiende como fuerza mecánica (mediante contacto exterior)
que se hace a sí misma efectiva, acaso de una manera ig­
norada.
El conjunto de la materia es susceptible de dividirse
en moléculas homogéneas que se atraen entre sí con mayor
0 menor energía y acaban por aparecer en su estado com­
pacto en calidad de cuerpos. Las moléculas están divididas
en átomos (químicos) desiguales cuya desemejanza tendrá
que ser explicada en razón de ulteriores análisis de las diver­
sas disposiciones que los complejos de átomos similares
adoptan en su interior. La mecánica teórica pura, sin embar­
go, presupone la existencia de centros de fuerza sin dimensión
como fuentes de acciones y reacciones reales. El concepto
de esos centros está muy cerca del concepto de átomos me-
tafísicos y excluye del cálculo toda influencia de los movi­
mientos, o tendencias hacia ellos, de las partes. Para todas
las aplicaciones prácticas, las moléculas físicas, cuando en­
tendemos por su sistema su relación con el mismo cuerpo,
pueden considerarse de igual manera como portadoras de
energía, como sustancia, puesto que son iguales en tama­
ño y no se presta atención a sus posibles subdivisiones.
Toda masa real puede compararse según su peso y puede
expresarse como cantidad de una sustancia similar definida
cuando sus partes se conciben como una entidad en un es­
tado de agregación perfectamente compacto.
En cada caso, la unidad, que es asumida como objeto
de un movimiento o como parte integral de una totalidad
(una unidad superior), constituye el producto de una ficción
necesaria para el análisis científico. Hablando con propie­
dad, sólo las últimas unidades, los átomos metafísicos, pue­
den aceptarse como representantes adecuados: algos que
son nadas o nadas que son algos (Etwasse, welche Nichtse,
oder Nichtse, welche Etwasse sind). Pero al razonar así, no
debe perderse de vista el sentido relativo de todos los con­
ceptos de magnitud.
En realidad, sin embargo, aunque puedan constituir ano­
malías desde la perspectiva de la mecánica, existen cuerpos
distintos de esas partículas combinables y combinadas de
materia concebida como muerta. Tales cuerpos parecen ser
lulnlklades naturales que, en tanto que totalidades, poseen
movimiento y actividad en relación con sus partes. Son los
1 itrrpos orgánicos. Los seres humanos, que nos esforzamos
en el coi loe i miento y el entendimiento, pertenecemos a ellos.
Cada uno de nosotros posee, además de un conocimiento
procedente de todos los cuerpos restantes, un conocimien­
to inmediato del propio. Lo que nos lleva a la conclusión
de que la vida psíquica está relacionada con cada cuerpo
vivo y que existe como entidad, de la misma manera que
sabemos que existimos nosotros mismos. Pero la observación
objetiva nos enseña no menos claramente que en el caso
de un cuerpo vivo nos enfrentamos en cada ocasión con una
totalidad que no consiste en una mera yuxtaposición de par­
tes, sino en una totalidad que asimila esas partes de forma
tal que se mantienen dependientes y condicionadas por la
totalidad, y que un cuerpo semejante, en tanto que totalidad
y por consiguiente en tanto que forma, posee realidad y
naturaleza.
Como seres humanos sólo somos capaces de producir ob­
jetos inorgánicos a partir de materias orgánicas, que divi­
dimos y volvemos a unir. Del mismo modo, las cosas resultan
también unificadas en virtud de la manipulación científica
y forman una unidad en nuestros conceptos. La interpreta­
ción o las actitudes ingenuas, la imaginación artística, la
creencia popular y la poesía inspirada insuflan vida en los
fenómenos. Este elemento creativo se encuentra también
presente en las convenciones de la ciencia. Pero la ciencia
reduce también lo vivo a lo muerto a fin de aprehender sus
relaciones y características. Transforma todas las condicio­
nes y fuerzas en movimientos e interpreta todos los movi­
mientos en tanto que cantidades de trabajo realizado, es de­
cir, energía gastada, para comprender los procesos como si­
milares y mensurables. Esto último es cierto en la misma
medida en que las unidades asumidas son realidades, y la
posibilidad del pensamiento no tiene límites. Con lo cual se
alcanza el entendimiento pleno, en tanto que un fin, así como
otros objetivos.
No obstante, las tendencias e inevitabilidad del creci­
miento y la decadencia orgánicos no pueden entenderse
mecánicamente. En el mundo orgánico, el concepto en sí
constituye una realidad viva que cambia y se desarrolla,
como ocurre con la idea del ser individual. Cuando la cien­
cia penetra este campo transforma su propia naturaleza y
va evolucionando hacia una interpretación dialéctica e in-
mitiva a partir de otra interpretación lógica y racional; se
convierte en filosofía. No obstante, el presente estudio no tra­
tará de género y especie, esto es, en lo que atañe a los seres
humanos no tratará de las razas, los pueblos o las tribus como
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unidades biológicas. En lugar de ello, nos proponemos una in­
terpretación sociológica, que ve las relaciones y asociaciones
humanas como organismos vivos o, por el contrario, como
construcciones mecánicas. Lo que encuentra su contrapar­
tida y analogía en la teoría de la voluntad individual, y en
este sentido el texto del segundo libro del presente tratado
será el que exponga el problema psicológico.

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