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LA DISCUSIÓN ACTUAL
SOBRE LA NOCIÓN DE COMPETENCIA
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“La decisión nuestra fue apostar no a lo que la gente traía sino a lo que la
gente tenía en potencia, apostamos a la potencia y no a la presencia. No
generamos puestos de orgánicos sino que diseñamos puestos demandan-
tes donde la gente ‘pueda desarrollarse’ ... Hay que apostar a lo que los
hombres tenemos en potencia y tener la capacidad de gerenciar el desarro-
llo de esa potencia, no en forma ilusa sino en forma madura ... Y que los
que lo pueden hacer son distintos de los que no lo pueden hacer, y que el
sistema no sólo tiene que buscar el logro del desarrollo de esa potencialida-
des sino que tiene que separar a los que no son capaces de desarrollarlas”.7
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Ciertas similitudes del debate social francés sobre estos temas su-
gieren que, en países del llamado “primer mundo”, el avance empresa-
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‘70, parece superada sin atenuantes. Por ello, el problema del conoci-
miento del empleo se pone de modo muy pragmático ante la gestión de
la empresa. Ya no se trata de prever y adaptarse sino de preparar la
mano de obra para intervenir en situaciones cambiantes. En estas con-
diciones, la percepción de los plazos para la utilización de un determi-
nado perfil profesional no puede estar sometida a márgenes de error
muy altos. Por ejemplo, es más que nunca vital apreciar la duración
necesaria para la adquisición de competencias individuales y colecti-
vas que aseguren a la empresa sus capacidades de renovación ante el
mercado. En este orden, se ha constatado el impacto de amputaciones
de conjuntos de competencias en despidos masivos de trabajadores
antiguos. Y acá los autores del método de análisis de competencias
denominado “empleo tipo en su dinámica” (ETED) se hacen una pre-
gunta, esencial, sobre la relación entre el análisis de las competencias
obreras y las posibilidades de una gestión estratégica del trabajo:
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con lo que uno conoce del lugar. No sé si queda claro. Si a uno le dan una
norma sobre -qué se yo- el trabajo en una máquina determinada, entonces
ya hay una asociación directa, hay un entendimiento de lo que pasa”.
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Ahora bien, todo parece indicar que, en los nuevos contextos pro-
ductivos, sólo una noción como la de competencia puede satisfacer las
condiciones de complejidad de una arquitectura social orientada a la
productividad. Y como ésta debe abarcar a los actores protagonistas de
la reconversión, resulta claro que la competencia debe ser definida en
forma conjunta entre la gerencia y el personal. Este es el modo de abrir,
recuerda Mertens, la posibilidad de un “consenso asimilado” acerca de
los objetivos de la organización: no puramente declarativo ni impuesto,
sino construido como una experiencia26 . En nuestros términos, un con-
senso construido por medio de una acción comunicativa.
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“En los hechos, todo pasa como si las competencias, conjunto de propieda-
des inestables que deben ser sometidas a prueba, se opusieran a la califica-
ción, medida ésta en el curso del último período por el diploma, título
adquirido de una vez por todas, y la antigüedad [...] La competencia es
inseparable de la acción [...] el desarrollo de acciones de formación, de
evaluación y de validación de las competencias se efectúa disputando al
aparato escolar el monopolio que tenía hasta hoy en este dominio”33.
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Takeuchi (cf. apartado 2.4). Wittorski agrega, sin embargo, ciertas con-
sideraciones particularmente relevantes. Al tiempo que plantea inte-
rrogantes esenciales a los sistemas de formación y de enseñanza, la com-
petencia colectiva encuentra bases en fenómenos que afectan la defini-
ción de tareas, las relaciones sociales en el proceso de trabajo y los mo-
dos clásicos de enseñanza y aprendizaje:
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Cuadro Nro. 9.
La investigación práctica como desarrollo
de la competencia colectiva
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“los trabajadores que no responden a los nuevos criterios con los cuales se
define el ´obrero del futuro´, o que por múltiples razones no demuestran
voluntad para capacitarse o evolucionar, son declarados incompetentes.
Esta afirmación resulta demasiado absoluta si tenemos en cuenta que has-
ta el momento y durante largos años, esos trabajadores fueron considera-
dos obreros industriales en posesión de una calificación real, sin que se
hubieran cuestionado sus saberes y sus prácticas”39.
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nar “más contexto” y describir los tipos de interacción que ocurren en-
tre los individuos en el proceso de trabajo.
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Cuadro Nro. 10
Descripción evaluativa del sistema de las NVQ
• Los objetivos de las evaluaciones en términos de competencias han sido oficialmen-
te formulados en Inglaterra por Gilbert Jessup, director de investigación, desarrollo e
información en el NCVQ (National Council for Vocational Qualifications) en Outcomes:
NVQs and the Emerging Model of Education and Training (1991):
• Para cada sector industrial han sido definidos estándares de competencia por instancias
dirigentes industriales en las cuales el punto de vista empresarial domina fuertemente,
aunque los docentes y los sindicatos puedan, previa invitación, ser convocados a dar
su propio punto de vista. Pero incluso si las competencias son definidas en función de
criterios ligados al puesto de trabajo, más que en términos de conocimiento, hay toda-
vía pocas pruebas de su adopción por el empresariado. A la inversa, el sector de la
educación posescolar se ha esforzado de aplicarlas en la medida en que el financiamiento
de los cursos es vinculado a los desempeños de los cursantes evaluados por las NVQ.
• Instaurar un nuevo sistema de calificaciones profesionales dirigido a aumentar la
transparencia para los empleadores y a erigir un sistema de unidades de competencia
que permitiera a los obreros progresar por niveles. A diferencia de otros sistemas de
calificación, el proceso de aprendizaje no es considerado como central y su contenido
no es precisado. Es la capacidad de cumplir una tarea conforme a un estándar o
norma lo que se toma en cuenta. La experiencia profesional puede igualmente ser
evaluada y contribuir a validar unidades de competencia, lo que es llamado “validar
los saberes adquiridos”. En otros términos, la competencia puede ser validada en
ausencia de toda acción formal de formación o de instrucción.
• El desarrollo de las NVQ, y en particular la posibilidad de validar saberes adquiridos
por la experiencia, ha sido saludado como una vía posible de democratización de la
educación y de la formación. Afirmar el principio de una progresión posible de un nivel
a otro para los obreros e instaurar validaciones reconocidas (NVQ) en las diversas
esferas del mercado de trabajo han aparecido como pruebas de apertura. Sin embar-
go, este sistema está centrado sobre la vertiente “oferta” y no sobre la demanda del
empleador en materia de calificaciones, desconociendo el proceso de segmentación
del mercado de trabajo que sólo permite el acceso a la formación a ciertas categorías
de trabajadores.
Fuente: elaboración nuestra sobre la base de Rainbird H. (1995).
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46 Id. pág. 75-77. “la dimensión de la complejidad del mundo laboral, que fue justamente
47 HAGER P. y BEC-
KETT D.: “Bases fi- uno de los objetivos del por qué en las organizaciones está surgiendo inte-
losóficas del con- rés por la competencia laboral”48 .
cepto integrado de
competencia”. En:
ARGÜELLES A. Aparte de las virtudes remarcables del sistema en términos del es-
(comp): Competen-
cia laboral y educa-
tablecimiento de estándares de competencia que puedan hacerla
ción basada en nor- “portable” hacia diversos sectores de actividad, la virtud que suele des-
mas de competencia. tacarse es que establece un camino coherente de profesionalización de
Limusa Noriega
Eds. México DF. las trayectorias educativas y favorece una reorganización del sistema
1996. Págs. 291- formativo en su conjunto. Por ejemplo, se sostiene que ”una gran ventaja
293.
48 Mertens L. 1996, de los enfoques de la competencia en el Reino Unido es que permiten coordinar
op. cit. pág. 79. los mecanismos de calificación, certificación y evaluación tanto para la forma-
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Cuadro Nro. 11
Estructura de niveles de NVQ
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mas”59 . Metodología que parece tanto más adecuada cuanto los conte-
nidos de empleos y de formación evolucionan sin cesar, de modo que
es “el método de análisis del trabajo lo que debe prevalecer”. La conclusión es
que el ETED ha encontrado acá su motivo esencial de surgimiento.
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¿Qué tipo de análisis del trabajo se necesita para construir una oferta
de formación? La respuesta del ETED es que hay que aproximarse a la
naturaleza del trabajo de modo que revele los saberes propios a la trans-
formación de una materia o situación, es decir, los saberes en la acción
(su movilización, perfeccionamiento, transmisión). Se puede postular
que acá hay una traslación o desplazamiento entre dos registros, el de
la actividad y el de los saberes. Esta operación necesita entonces una
colaboración entre especialistas del trabajo y especialistas de la forma-
ción. Rasgo metodológico clave, vimos, de los enfoques constructivistas
del aprendizaje en el trabajo.
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CUADRO Nro. 12
Metodología de la recolección de datos
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“Al sacar a la luz del día competencias que pasan desapercibidas, el análi-
sis del trabajo proporciona elementos concretos que pueden servir de ar-
gumentos sobre cada una de las dimensiones del reconocimiento y puede,
de alguna manera, alimentar las negociaciones. Por esto hablo de
reapropiación del trabajo por quienes lo ejercen”67 .
1. El rol profesional
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“Estos roles responden, para quienes los ejercen como para quienes los
rodean, a una estructuración que clarifica las estructuraciones, interac-
ciones y comunicaciones, rindiendo a la vez la acción más económica, más
flexible y más eficaz que una descripción minuciosa del conjunto de las
tareas a cumplir”.
Se busca ver a qué está par- Con qué herramientas, téc- Son los resultados espera-
ticularmente atenta: datos nicas, documentos, méto- dos por la persona, llamados
de partida, condiciones de dos: es la acción, propia- “finalidades intermediarias”.
realización, riesgos. mente hablando.
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cada interlocutor: una grilla con tres columnas cuyos encabezados son:
1) lista de interlocutores; 2) objeto de la relación y 3) circunstancias de
las relaciones tenidas entre ellos. Este método define el posicionamien-
to de interfase. Cuando varias personas comparten este posicionamiento,
se dirá que pertenecen al mismo empleo tipo y se podrá avanzar en las
competencias que lo integran. Normalmente una veintena de situacio-
nes individuales a las que se aplican los tres criterios mencionados será
suficiente para que el análisis proceda a agrupamientos en empleos tipo.
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CUADRO Nro. 13
Algunos principios metodológicos de prospectiva69
Su fuerza viene precisamente de saber no jamás inventar sino de prestar a lo real una
atención aguda, casi hipnótica, hasta liberar su secreto y revelar sus posibles”
(Véronique Bedin. Prefacio a: J. Vernes: “Paris aux Xxe. Siècle”)
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