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El alienado de la psiquiatría está del lado del animal, irracional, que deviene puro
instinto, peligroso, no responsable por sus actos y por tanto, el Estado moderno debe
controlarlo, vigilarlo y separarlo de la sociedad en pro del “bien común”. Luego viene con la
medicina mecanicista la concepción de cuerpo-máquina (apoyada en el positivismo de
Comte), dónde la alienación es expresión de una alteración de esa máquina biológica.
Por el mismo período Adolf Meyer en EEUU funda la teoría “biopsicológica” para
entender la enfermedad como una reacción de la totalidad del organismo a múltiples factores.
Ello permitió que la semiología dejara de centrarse en síntomas aislados específicos y pasara a
una comprensión más estructural y global de la enfermedad. Por su parte H. Jackson hizo una
revisión de la teoría localizacionista, demostrando que no existe relación lineal ni causal entre
el cerebro y la función.
4) el momento de la Salud Mental: que inicia en los años 50. Inglaterra es el primer
país en ocuparse de los problemas de la salud mental sancionando la ley de “Seguridad Social”
y posteriormente la del “Servicio Nacional de Salud Mental”. En dicho país había surgido la
experiencia de “Comunidades Terapéuticas”. En 1943 Bion junto a Rickman realizan en el
Hospital de Northfield grupos con objetivo terapéutico con pacientes internados. Eran soldados
que habían retornado de la guerra con algún trastorno mental. De esta experiencia surgirá la
idea de “grupo terapéutico” de orientación psicoanalítica. Posteriormente en Hendersen
Hospital M. Jones toma el modelo de Bion y Rickman y elabora una técnica denominada
“socioterapia”. Estas experiencias respondían a criterios más sociológicos que médicos y
constituían una estrategia eficaz para la recuperación de los pacientes.
II) Una propuesta técnica y pragmática: el 5 de febrero de 1963 Kennedy incluye por
primera vez en su discurso al Congreso de la Nación una referencia amplia a la situación de
exclusión social y pobreza, como parte de ello la situación de los servicios psiquiátricos. El
mismo año se sanciona allí la ley “Community Mental Health Center and Retardation Act”,
mediante la cual se fundan los Centros Comunitarios de Salud Mental en todos los Estados de
la Unión.
Los documentos elaborados por la OMS han sido elaborados sobre criterios de estas
tres propuestas: a) una política sanitaria de descentralización y progresiva sustitución de
hospitales psiquiátricos; b) estrategias vinculadas a la comunidad e inclusión del trabajo social
y la enfermería, junto a una distribución territorial de los servicios; c) incorporar la
desinstitucionalización y cierre de hospitales psiquiátricos
A continuación, el autor pasa a examinar los destinos que tal propuesta ha tenido en la
práctica. Señala que no se propuso fundar un ámbito nuevo que prometiera un cambio radical
en las formas de concebir el padecer mental, así como también en lo de intervenir sobre él,
sino que se trató de una reforma progresiva de lo existente. Haber propuesto un modo nuevo
hubiera permitido una consistencia epistemológica y metodológica que hiciera posible dar
consistencia y coherencia a los enunciados que rigen el hacer y el pensar en torno al
sufrimiento mental. Por el contrario, dadas las resistencias de los países comprometidos frente
a la reforma, y dado que los fundamentos de la atención siguieron siendo los de la psiquiatría,
hubo que negociar cada paso de la reforma, creando híbridos que sumaban prácticas que se
contradecían o estaban en constante pugna entre sí.
Párrafos más adelante Galende señala las tres cuestiones que plantea un sistema de
salud mental, estas son: 1) definir qué son las enfermedades mentales, como deben ser
comprendidas; 2) quiénes deben tratarlas y que conocimientos deben tener para su
habilitación; 3) cómo deben tratarse, es decir cuáles son los principios éticos que deben
regular el poder de los profesionales y cuáles son los criterios de participación del sujeto
enfermo, su familia y comunidad.
Enseguida el autor afirma que muchos países han tenido buena apertura a las
propuestas de la Salud Mental por parte de profesionales y cuidadores no psiquiatras,
haciendo a sus prácticas solidarias con los pacientes, estimando la complejidad social de su
padecimiento, en resumen se ocupan de “lo social”, mientras que la hegemonía de la atención
médica queda en manos de los psiquiatras, quienes deciden sobre el proceso de atención y su
control.
Luego señala que todas las propuestas de las OMS a lo largo de los últimos cuarenta
años, siempre han contenido el eje de la integración social de aquel que padece cualquier
trastorno psíquico, es decir se buscará restablecer las capacidades de la persona para
reintegrarlo a los intercambios materiales, sociales y simbólicos. Constituye el eje que debe
ordenar todas las propuestas en torno a la promoción de la salud mental, en la prevención de
los trastornos, como en la atención misma. Este eje es el que ha puesto como estrategia
prioritaria de acción a la idea de comunidad.