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Para una más completa información de qué es, cómo


cura, y qué cura ANATHEÓRESIS le invitamos a leer
el texto de la entrevista que el Director de la revista
Discovery DSalud, José Antonio Campoy, hizo a

Joaquín Grau, al publicarse el Tratado Teórico-
Práctico de Anatheóresis. Las claves de la enfermedad.


Cuando Joaquín Grau me pidió que leyera su último

libro -Tratado Teórico-Práctico de Anatheóresis- no
pude sospechar ni por asomo el enorme alcance de su
obra. Cierto es que hace unos años yo mismo había
asistido en calidad de alumno a sus cursos -reciclaje
incluido en el bellísimo pueblo griego de
Monemvassia, a donde nos llevó a estudiar- y que le
presioné muchas veces para que dejara reflejado por

escrito todo el conocimiento acumulado con sus
experiencias terapéuticas, pero no es menos cierto que
he quedado perplejo con su lectura. Y es que, en el
breve espacio de dos años, Joaquín Grau no se ha

limitado a plasmar sus experiencias y a explicar la
terapia y sus fundamentos sino que ha cimentado y
estructurado un auténtico corpus doctrinal, sólido,
apoyado por abundante casuística y con una

metodología impecable. Una obra que tiene el
fundamento suficiente como para producir un
cataclismo mundial en el ámbito de la Salud y que, por
ello mismo, va a provocar reacciones probablemente
virulentas. Aún sorprendido, se lo dije sin rodeos
cuando me entrevisté con él:


¿Eres consciente de que tu Tratado Teórico-Práctico
de Anatheóresis agrieta los cimientos del edificio
científico que sustenta el actual paradigma de la
Medicina y que si lo que afirmas es cierto, hay que

replantearse, entre otras muchas cosas, todo lo que
se refiere al diagnóstico y tratamiento de los
enfermos? En el breve camino que
Soy consciente. Pero mi tesis responde al axioma
llevo recorrido como
comúnmente aceptado de que no existen enfermedades,
Anatheorólogo, me he
sino enfermos, y de que la inmensa mayoría de éstas
dado cuenta de que las
responden a problemas que tienen su origen en uno
mismo. El cuerpo se limita a somatizar el problema. La personas cambiamos
diferencia es que yo he constatado, después de 30 años los sentimientos por la
de experiencia clínica, que la mayor parte de las identificación.
enfermedades, si no todas, son actualizaciones de daños Identificación con
originados cuando el ser humano aún no ha alcanzado nuestros padres,
los 7 o los 12 años, según los casos (tampoco todo el hermanos, amigos, con
mundo madura a la misma edad). Y cuanto afirmo nuestra mente-vanidad,
puede ser fácilmente contrastado con la práctica clínica. ansiedad, necesidad,
gula, lujuria etc.
Me temo que vas a recibir una respuesta gélida,
cuando no un ataque virulento, por gran parte de la Llegamos a la vejez,
clase médica convencional... sin bañarnos en la
Sé que mis explicaciones serán negadas -si no niñez y sumergirnos en
ignoradas- por aquellos científicos -cada vez menos, la infancia. Llegamos a
afortunadamente- que siguen encerrados en la adultos desamparados
seguridad de las murallas que un día levantaron gritando PAPA¡¡¡¡¡
Newton y Descartes. Comprendo ese miedo -que no es MAMA¡¡¡¡¡, y de
sólo paradigmático, sino también biológico- porque mi repente nos damos
terapia ahonda hasta alcanzar los más escondidos y cuenta que nuestros
dolorosos estratos de la psique. Sé que no he diseñado padres se marchitan y
sólo una terapia más, sino que explico también que han envejecido, su
existe otra forma de percibir el mundo y la vida, otra
camino a nuestro lado
forma de ser y de estar.
ha concluido. Y en ese
mismo instante nos
¿Y cómo surgió esa nueva visión?
La comprensión y valoración de que existen distintas encontramos de nuevo
formas de percibir -de ver y sentir la realidad- es el con nuestro amigo más
fruto de una constante investigación que inicié en l960 íntimo, el que creíamos
y eclosionó a principios de la década de los ochenta, escindido e incinerado,
cuando llegué a la evidencia de que utilizando unos soterrado en fuegos
determinados estados de conciencia, distintos del de fatuos. Nuestro bebé
vigilia, así como una dialéctica apropiada a esos interior que para
estados, era posible obtener una metodología regresiva sobrevivir necesita del
altamente terapéutica. Porque la Anatheóresis, nombre constante amor de
con el que la he bautizado, no es una terapia MAMÁ y PAPÁ. Al
fundamentada en los procesos de percepción del darnos cuenta de
hemisferio cerebral izquierdo -que es el plano de nuestra soledad y
conciencia que utiliza nuestra ciencia mecanicista-, sino vulnerabilidad nos
que tiene sus fundamentos y su justificación en los ponemos la armadura,
procesos de percepción del hemisferio cerebral el casco-máscara y
derecho, acausal e interiorizador, que es el que fundimos en nuestro
realmente metaboliza el conocimiento. brazo, para que nunca
se caiga, la lanza del
¿Y por qué el término de Anatheóresis?
miedo, y ya somos
Para diferenciarlo de las distintas técnicas hipnóticas y
HCI. Sin tener
regresivas. ¿Y por qué?, te dirás. Pues porque la terapia
anatheorética es mucho más que todo eso, es todo un conciencia enfermamos
cuerpo doctrinal científico basado en la experiencia sentimental y
clínica, no en disgresiones mentales, y no incluye emocionalmente, nos
creencias ni doctrinas. La Anatheóresis es ciencia. Y si entra pánico, rabia, ira,
bien es cierto que utilizo, en algunos casos, una frustración y todo esto
estrategia basada en vidas anteriores, ello tiene una en realidad es el
razón puramente escenográfica, no doctrinal. destierro de nuestro
HCD. Porque nuestros
En cualquier caso, utilizas en ella las técnicas de padres ya se
relajación ¿Cuál es, pues, la diferencia básica con la encargaron en su día de
hipnosis y la sofrosis? decir ADIÓS,
Ya en 1878 el gran neurólogo Jean Martin Charcot SENTIMIENTO,
explicó que hay distintos grados de hipnosis y que cada ADIÓS.
uno de ellos se traduce en una forma de percibir la
realidad y, en consecuencia, de reaccionar ante los Como Joaquín Grau
estímulos. Por tanto, es un problema de gradación, pero escribe en su libro
la relajación es hipnosis, como hipnosis es también la JUDAS, EL APÓSTOL
sofronización; lo que las distingue es sólo el grado de QUE ESTABA
profundidad hipnótica. Y la diferencia básica con la ENAMORADO DE
hipnosis profunda es que en ésta el paciente pierde la JESÚS, en la búsqueda
conciencia -que es sólo un estado de amnesia-, mientras
de Mateo a Judas, una
que en la relajación y en la sofrosis no ocurre así y el
vez lo encontró, lo vio
paciente permanece consciente. Y en Anatheóresis,
sentado frente a una
además, se le lleva siempre a un ritmo cerebral
determinado, a 4 Hz. de frecuencia, en el umbral de la acacia, quieto, dejando
pérdida de consciencia pero evitando que ésta se que la fragancia del
produzca. viento rozara su piel, la
luz del sol rociara su
¿Y por qué realizar la terapia exactamente a esa cara y la madre
frecuencia y no a otra? naturaleza abrazara su
Porque mis investigaciones experimentales me cuerpo. Mateo sólo
llevaron a comprobar, con los años, que el ritmo de 4 veía a Judas como la
Hz. era la llave que abría la cámara acorazada del pregunta, la razón, la
hemisferio cerebral derecho y permitía vivenciar y moral, el porqué. En
diluir los daños acumulados a lo largo de la etapa de definitiva un
gestación, nacimiento y primeros años de vida de todo superdesarrollado HCI.
ser humano. Constatando, además, que era sumamente
A lo que Judas
fácil llevar a un paciente a esos 4 Hz., que bastaba casi
simplemente sentado
una simple relajación profunda. Y te diré que cuando
descubrí, hace ya más de veinte años, la forma de mirando a esa acacia
inducir a un paciente a 4 Hz. sin que se durmiera, respondía sentimiento,
varios científicos convencionales me dijeron que eso emoción, amor,
era imposible ya que esa frecuencia reproducía el libertad, equilibrio
estado hipnagógico y ello suponía, inevitablemente, HCI-HCD, como la
entrar en el estado de sueño fisiológico. Ha habido que acacia y sus raíces.
esperar a que la tecnología pusiera a punto sofisticados
electroestimuladores para que la neurociencia En el camino de la vida
descubriera que, en efecto, estar con altos trenes de estamos en la rueda de
ondas theta básicas no supone necesariamente entrar en la fortuna, solo que
el sueño, así como para descubrir que ésa es la tenemos que estar
frecuencia cerebral que mejor permite revivir dentro y no dejarnos
acontecimientos de la infancia e, incluso, anteriores. En arrastrar por ella, vivir
suma, que hoy la neurociencia ha corroborado lo que con absoluta libertad.
hace veinte años ya venía diciendo. En fin, más vale Esa libertad que se
tarde que nunca. siente dentro del
corazón y te
Tu método terapéutico descansa, pues, entre otros proporciona la
pilares, en inducir en los pacientes ese estado de felicidad absoluta, que
relajación profunda... provoca que sientas la
Exacto, pero eso sólo en cuanto al tipo de inducción energía en tu piel
hipnótica que la Anatheóresis utiliza; porque no hay
porque esa energía es
que olvidar todo el cuerpo doctrinal -teórico y práctico-
el amor. Desarrollarnos
que hay en ella.
como hombres y
Y cuando hablas de "daños", ¿a qué te refieres mujeres en perfecta
exactamente? Sé que utilizas en el libro una armonía, elevándonos
terminología muy explícita, pero no quisiera al más placentero y
transmitir demasiados tecnicismos a los lectores en orgásmico YIN-YAN,
un artículo divulgativo... dentro de ese huracán
A aquellos hechos emocionalmente dolorosos que que nos lleva al único e
todos, en mayor o menor medida, sufrimos durante incomparable terreno
nuestra gestación en el seno materno, durante el de la espiritualidad. En
nacimiento y a lo largo de los primeros años de este camino
infancia, y cuya energía retenemos y embalsamos. encontramos la
Porque esa energía embalsada, que no fluye, al igual valentía, la fuerza para
que todo cuanto se encharca, acaba por pudrirse, lo que
estar constantemente
equivale a unas sintomatologías que terminan siempre
en movimiento como el
en somatizaciones, en "enfermedades".
universo.
Y dices que todos los "daños" se originan antes de
los 7-12 años y que todo lo que posteriormente nos Como me dijo un gran
enferma es sólo una actualización de esos daños. sabio una vez, en esta
En efecto. Tras muchos años de terapias, pude vida no existen las
constatar que todos nuestros daños suelen tener su verdades absolutas,
origen en el claustro materno y el nacimiento; y que cada sentimiento es
éste es más traumático cuanto más traumático haya sido una verdad y yo siento
el proceso de gestación. Así como que la biografía que el universo se
infantil -desde el nacimiento hasta los siete o doce años mueve y yo con él. De
(según los niños)- suele más potenciar traumas él sale la iluminación y
anteriores que generar otros nuevos. Luego, alcanzada nuestro aprendizaje.
la adolescencia, los impactos emocionales no son ya Del equilibrio con
traumáticos por sí mismos, sino que lo son en tanto nuestra mente, cuerpo,
activan un daño originado en el transcurso de nuestra espíritu y universo,
vida prenatal, natal y, en grado descendente de algún día podremos de
intensidad, durante el período infantil. Si enfermamos nuevo decir HOLA,
pasados esos más o menos doce años, ello se debe a SENTIMIENTO,
que todo cúmulo traumático reprimido hasta esa edad - HOLA.
o sea, antes de que surjan en nosotros los ritmos
cerebrales beta maduros- es una carga de profundidad
Gracias a Joaquín,
patológica que, en estado de latencia, espera -
Verena y Manuel, a
energetizándose más y más- el acto analógico que lo va
quienes estaré
a hacer estallar.
eternamente
Es decir, que, a tu juicio, cada enfermedad responde agradecido, he
a la actualización de un problema emocional y encontrado –no diré
afectivo concreto. respuestas– sino
Claro. Por eso no podemos decir que se cura la equilibrio a mis
adicción a la heroína, sino que se le devuelve la preguntas, equilibrio
capacidad de vivir en el mundo a esa persona que que he recibido a través
intenta una y otra vez volver al cálido y seguro baño de de ANATHEÓRESIS,
endorfinas que era el útero de su madre. Como no se la equilibración de mis
cura la adicción a la cocaína, sino que se le devuelve el hemisferios cerebrales;
equilibrio emocional a una persona cuyo trauma a ese maravilloso
afectivo le impulsa a cruzar todos los Andes de la vida reencuentro con la
en una sola noche. Como no se cura una alergia, sino a
infancia, con las
una persona que no traga a su jefe, a su familia..., o a la
emociones, con los
que asfixia el ambiente en el que vive, o a la que
manifiesta en la frontera de su piel su rechazo del sentimientos, con el
mundo exterior, o... Como no se cura un sida, sino a AMOR y con nuestro
una persona con tantos y tan profundos huecos instinto que no le hace
afectivos que no sólo desea morir, sino también falta ver para creer.
mostrarnos el espantable espectáculo de su agonía.
Gracias a todo esto yo
La ciencia convencional no acepta esa tesis. Para ahora digo HOLA,
ella, ni un feto ni un niño muy pequeño pueden SENTIMIENTO,
traumatizarse porque aún no son conscientes de su HOLA.
entorno.
Eso se debe a que la ciencia convencional sigue hoy • HCI (Hemisferio
afirmando que no hay más que una forma válida de Cerebral Izquierdo)
percepción: el estado de vigilia, que es el estado • HCD (Hemisferio
habitual de conciencia. Y que cualquier otra forma de Cerebral Derecho).
percibir el entorno no es sino un estado de conciencia
alterado. O sea, una forma "patológica" de procesar la
información. Mira, Newton concibió el universo como José Mª Sánchez
la obra de un excelso relojero y Descartes postuló que Navarro
el dualismo mente-materia era una realidad absoluta.
Pero hoy sabemos que ni el universo es un mecanismo

de relojería ni la mente es ajena a la materia. Eso


suponiendo que exista la materia, porque todo
evidencia que sólo hay Conciencia. Y que si las formas
de percepción -o sea, las formas de ver y sentir la En el breve camino que
Realidad- son innumerables eso se debe a que los llevo recorrido como
planos de conciencia, las formas de percibir la Anatheorólogo, me he
Conciencia -o las formas en que la Conciencia se dado cuenta de que las
percibe a sí misma- son también innumerables. Dicho personas cambiamos
de otra forma: no hay un solo y concreto estado de los sentimientos por la
conciencia válido, sino innumerables planos válidos de identificación.
realidad. Válidos y reales dentro de su propio plano, Identificación con
aunque ninguno de ellos es la Realidad. Porque para nuestros padres,
percibir la Realidad -esa realidad que consideramos hermanos, amigos, con
absoluta y que solemos denominar Dios- deberíamos nuestra mente-vanidad,
ser capaces de alcanzar la comprensión de la conciencia ansiedad, necesidad,
toda, en su única y mandálica plenitud. Y eso es algo gula, lujuria etc.
que nuestros órganos de percepción están muy lejos de
alcanzar. Debemos comprender, en suma, que todos los
Llegamos a la vejez,
estados de percepción son estados de conciencia, que
no hay un estado real y válido -el llamado estado sin bañarnos en la
habitual o de vigilia- y otros alterados o patológicos - niñez y sumergirnos en
los restantes estados- sino distintas formas, todas ellas la infancia. Llegamos a
válidas, de acercarnos a la Realidad. adultos desamparados
gritando PAPA¡¡¡¡¡
¿Quieres decir con ello que un feto, aún en el seno MAMA¡¡¡¡¡, y de
materno, no sólo percibe, sino que recibe impactos repente nos damos
emocionales que generarán en él los daños que el día cuenta que nuestros
de mañana somatizará enfermando? padres se marchitan y
Exacto. Pero no sólo vivencia cuanto ocurre dentro han envejecido, su
del claustro materno, sino también cuanto ocurre fuera camino a nuestro lado
de él. Una especie de percepción extrauterina. Mira, ha concluido. Y en ese
todo evidencia que en los primeros meses de gestación mismo instante nos
el feto posee una conciencia amplísima, casi ilimitada, encontramos de nuevo
que le permite elegir puntos de focalización perceptiva, con nuestro amigo más
de forma que puede percibir lo que sucede incluso íntimo, el que creíamos
fuera del seno materno; capacidad que, poco a poco, escindido e incinerado,
mes a mes, se va reduciendo conforme la percepción soterrado en fuegos
global se va identificando con un cuerpo -o se va fatuos. Nuestro bebé
estructurando en forma de cuerpo físico- hasta quedar interior que para
presa -o fundida- en él. Perdiendo, así, esa amplia y
sobrevivir necesita del
libre capacidad de percibir desde cualquier ángulo
constante amor de
interno o externo. Se ha comprobado que, en estado
MAMÁ y PAPÁ. Al
anatheorético, -el estado llamado IERA: Inducción al
Estado Regresivo Anatheorético- los pacientes darnos cuenta de
vivencian hechos concretos que sucedieron mientras nuestra soledad y
estaban en el vientre de su madre, hechos que luego se vulnerabilidad nos
constataron y no pudieron ser, en ningún caso, recuerdo ponemos la armadura,
de algo que les contaron. el casco-máscara y
fundimos en nuestro
¿Entonces los estados de percepción en el ser brazo, para que nunca
humano varían con el tiempo? se caiga, la lanza del
Ciertamente. Y la casuística obtenida hasta ahora me miedo, y ya somos
permite describir la evolución de esas fases perceptivas. HCI. Sin tener
El primer estadio correspondería a la fase inicial conciencia enfermamos
embrionaria, en el que el feto tiene una percepción sentimental y
global con predominio de las vivencias arquetípicas
emocionalmente, nos
primigenias. Corresponde a un estadio altamente
entra pánico, rabia, ira,
onírico en el que el embrión estaría totalmente abierto a
los impulsos de la madre. El segundo incluye la época frustración y todo esto
de madurez embrionaria y los inicios de la época fetal, en realidad es el
en la que el cerebro muestra una estructura con destierro de nuestro
circunvoluciones y corresponde a una percepción HCD. Porque nuestros
simbólica ya estructurada mitológicamente. Sigue padres ya se
siendo una percepción sin yo, sin focalización, abierta a encargaron en su día de
todos los impactos, especialmente a los emotivos decir ADIÓS,
procedentes de la madre, con la que se mantiene -como SENTIMIENTO,
en el primer estadio- en una simbiosis total, motivo por ADIÓS.
el que el bebé inscribe en su sistema nervioso, en sus
células, en su cuerpo todo, cuanto emotivamente la Como Joaquín Grau
madre lleva escrito y cuanto la madre va "escribiendo" escribe en su libro
en su mente. El tercer estadio intrauterino de JUDAS, EL APÓSTOL
percepción se inicia entre el cuarto y sexto mes, QUE ESTABA
momento en que el bebé posee un cerebro totalmente ENAMORADO DE
estructurado neuralmente y que abarca hasta el JESÚS, en la búsqueda
nacimiento e, incluso, hasta la época preverbal. En él, de Mateo a Judas, una
la percepción se caracteriza por altos trenes de ondas vez lo encontró, lo vio
theta; una percepción, por tanto, que sigue siendo sentado frente a una
altamente analógica, pero en la que la conciencia acacia, quieto, dejando
muestra ya una notoria focalización. En este estadio, la que la fragancia del
simbología arquetípica empieza a teñirse de
viento rozara su piel, la
connotaciones personales. Así, el arquetipo amor puede
luz del sol rociara su
ser ya, en este estadio, un claro sentimiento de
abandono, de rechazo, si en anteriores estadios el bebé cara y la madre
se ha sentido no deseado. Finalmente, el cuarto estadio naturaleza abrazara su
de percepción es el que corresponde a la época cuerpo. Mateo sólo
preadolescente, fase en la que el niño inicia la difícilveía a Judas como la
conquista del ritmo beta. Es la fase de formación del pregunta, la razón, la
yo, la fase en la que el niño se limita ya a potenciar los
moral, el porqué. En
daños extrauterinos que pondrán dolor y enfermedad en definitiva un
su vida, especialmente cuando sea adulto. superdesarrollado HCI.
A lo que Judas
Estados de conciencia cuya existencia puede simplemente sentado
constatarse e, incluso, "medirse"... mirando a esa acacia
Cierto. Porque aunque los procesos cerebrales siguen respondía sentimiento,
siendo una incógnita para la ciencia, hay algo que sí
emoción, amor,
podemos afirmar: la existencia de cuatro estados
libertad, equilibrio
básicos de conciencia, que vienen definidos por la
frecuencia de las ondas eléctricas cerebrales, algo que HCI-HCD, como la
puede comprobarse con un electroencefalógrafo; banda acacia y sus raíces.
de ritmos que va desde poco más de la respuesta plana
hasta 35 y más hercios. En el camino de la vida
estamos en la rueda de
En cualquier caso, al comentar el funcionamiento de la fortuna, solo que
los dos hemisferios cerebrales, explicas en el libro tenemos que estar
que podríamos englobar en un solo grupo los ritmos dentro y no dejarnos
subjetivos de conciencia y hablar así sólo de dos arrastrar por ella, vivir
grandes bandas de frecuencia cerebral: la de los con absoluta libertad.
llamados ritmos de ondas lentas o bajas -delta, theta Esa libertad que se
y alfa- y la del llamado ritmo de ondas rápidas o siente dentro del
altas: beta. corazón y te
Cierto, porque a fin de cuentas hay -globalmente proporciona la
hablando- dos formas distintas -en algunos aspectos felicidad absoluta, que
antagónicas- de procesar la información. Una que provoca que sientas la
corresponde al hemisferio cerebral derecho -que energía en tu piel
funciona en la banda de ritmos de ondas lentas- y otra porque esa energía es
al hemisferio cerebral izquierdo -que lo hace en el el amor. Desarrollarnos
ritmo de ondas rápidas-. Lateralidad demostrada como hombres y
científicamente, aunque conviene precisar que, en caso mujeres en perfecta
de emergencia, cada uno de esos dos hemisferios
armonía, elevándonos
cerebrales puede asumir casi todas las funciones del
al más placentero y
otro, aunque no las ejercite con la misma perfección.
Por otro lado, debo aclarar también que si bien al orgásmico YIN-YAN,
hablar de hemisferios cerebrales parece me refiero a la dentro de ese huracán
zona de la corteza cerebral. En cualquier caso, lo que que nos lleva al único e
quiero resaltar es el hecho de que perceptivamente incomparable terreno
nuestro cerebro está escindido en dos y que cada uno de de la espiritualidad. En
esos dos hemisferios -o sea, de esos "dos cerebros"- es este camino
poco menos que un adversario para el otro, porque cada encontramos la
uno ve la realidad de muy distinta manera, hasta el valentía, la fuerza para
punto de que ignoran que pertenecen a una misma estar constantemente
persona. Y también sabemos ya que el derecho -que en movimiento como el
rige la parte izquierda del cuerpo- percibe de forma universo.
subjetiva, en tanto el izquierdo -que rige la parte
derecha- tiene su característica básica en la capacidad
Como me dijo un gran
de objetivar, de escindir la realidad entre un dentro y un
sabio una vez, en esta
fuera, entre yo y el otro.
vida no existen las
Creo que sería oportuno explicarle también al verdades absolutas,
lector, con mayor detalle, las características básicas cada sentimiento es
de ambos hemisferios. ¿Te parece? una verdad y yo siento
Me parece. Mira, el hemisferio cerebral izquierdo, por que el universo se
escindir la subjetividad -que es unidad, globalidad, mueve y yo con él. De
totalidad-, crea la dualidad. Ya no hay una sola él sale la iluminación y
totalidad que lo llena todo, sino que pasa a haber un nuestro aprendizaje.
dentro y un fuera, un yo y unos otros y, lógicamente Del equilibrio con
también, una causa y un efecto. Así pues, todo proceso nuestra mente, cuerpo,
perceptivo de ese hemisferio cerebral es causal, hay espíritu y universo,
siempre una causa con su consiguiente efecto. Y de ahí algún día podremos de
que nuestra ciencia convencional, que es básicamente nuevo decir HOLA,
la ciencia del hemisferio cerebral izquierdo -la ciencia SENTIMIENTO,
newtoniana y cartesiana- deseche y, en general, HOLA.
considere poco menos que patológica toda información
aportada por el hemisferio cerebral derecho. Resulta Gracias a Joaquín,
fácil comprender que una percepción dual establece sus Verena y Manuel, a
postulados mediante un proceso de comparación y quienes estaré
contraste entre los opuestos. Y eso es razonar y es eternamente
también, siempre, enjuiciar y objetivar. Un
agradecido, he
enjuiciamiento que, por su radicalidad bipolar, supone
encontrado –no diré
no sólo una conclusión, sino también una exclusión.
respuestas– sino
Porque elegir entre dos extremos presupone,
inevitablemente, excluir uno de ellos. Y excluir es equilibrio a mis
condenar, es echar fuera. Todo juicio, por tanto, preguntas, equilibrio
comporta considerar algo o a alguien culpable por el que he recibido a través
solo hecho de haber considerado algo o a alguien de ANATHEÓRESIS,
inocente. Y echar fuera es la forma de ejecutar el la equilibración de mis
castigo. Bien, pues eso es precisamente lo que hacemos hemisferios cerebrales;
con la enfermedad. Porque somatizarla es intentar a ese maravilloso
echarla fuera de nosotros. Por tanto, el hemisferio reencuentro con la
izquierdo es también el que crea la moral, al contrastar infancia, con las
lo que consideramos adecuado con lo que emociones, con los
consideramos inadecuado. O sea, entre lo "bueno" y lo sentimientos, con el
"malo". Sólo que, por tratarse de conceptos, cada AMOR y con nuestro
persona o etnia puede juzgar el bien y el mal desde una
instinto que no le hace
distinta polaridad. Una polaridad que, indudablemente,
falta ver para creer.
identifica siempre el bien con el propio yo. O sea,
bueno es aquello que es -o, al menos, así lo creo-
adecuado para mí. Y malo, lo contrario. Por eso no es Gracias a todo esto yo
de extrañar que haya casi tantos conceptos de ahora digo HOLA,
moralidad como personas y que la moral cambie SENTIMIENTO,
cuando cambian los conceptos sobre los que se HOLA.
sustenta. Interpretación moral que consideramos
objetiva, cuando en realidad ha sido dictada por las • HCI (Hemisferio
líneas rectoras de la cultura personal y social, así como Cerebral Izquierdo)
por las adicciones emotivas profundas que tenemos • HCD (Hemisferio
todos. Y digo todo esto porque es importante Cerebral Derecho).
comprender, de cara a la terapia, que "recordar" no es
volver a vivir una experiencia, sino llevar a la
conciencia la interpretación, no el hecho. Porque lo que José Mª Sánchez
cura no es "recordar", sino vivenciar de nuevo ese Navarro
hecho traumático. En definitiva, la percepción del

hemisferio cerebral izquierdo no nos da la Realidad,
sólo una forma de percibirla, por mucho que la ciencia
convencional la considere la única forma válida y real
de percepción.
LA TERNURA EN
¿Y el hemisferio derecho? EL TRATO
El hemisferio cerebral derecho, por el contrario, es MÉDICO-
analógico, es decir, establece las relaciones por PACIENTE
semejanza. En el mundo de la analogía, por ejemplo,
una gota de agua del Océano es como -y ese "como" ha Carla Marchetti es
de entenderse en el sentido de semejante, no de médico cirujano
idéntico- a todo el Océano. El cerebro derecho es especializada en
intuitivo, así que no escinde, no divide. Antes bien, es diabetología y
siempre impactado por estructuras globales, holísticas. enfermedades del
Pero lo más importante es que es altamente emotivo, metabolismo. Desde
que en él se albergan los sentimientos. De ahí que toda hace veinte años
analogía -que carece de abstracciones mentales y de trabaja en Brescia
conceptos- nos llegue siempre viva, con toda su carga (Italia) como médico
de dolor o de gozo, aunque sí establezca correlaciones de medicina general. Y
simbólicas. Porque las analogías tienen su lenguaje en desde hace cuatro años
las imágenes, símbolos y arquetipos. Y el sueño y la actúa también como
mitología forman parte de ese lenguaje. Por eso, por el anatheoróloga por
carácter fundamentalmente simbólico de las analogías, haber constatado,
puede establecerse la correlación holística de que la según sus palabras, “la
parte es como el todo, que una gota de agua del Océano necesidad de
es "como" el Océano todo. Lo mismo que puede reconducir el trato
afirmarse que una imagen de Cristo puede llevarnos a entre médico y paciente
la comprensión del Cristo vivo. Por otra parte, el por otros cauces de los
hemisferio derecho es ético, no moral. Y es preciso tradicionales en
distinguir claramente entre esos dos conceptos porque medicina a fin de
las instituciones -y no sólo las religiosas- suelen ser obtener una auténtica
proclives a considerar ético lo que sólo es moral. Mira, curación” .
la auténtica ética está grabada en la conciencia
ontogénica, es una herencia de nuestra filogénesis - Vivir la ternura, en el
evolución de la vida desde su origen hasta nosotros-; es trato entre paciente y
decir, está dentro de nosotros, no en tablas de piedra ni médico, tanto el de
en los códigos de tantas instituciones oficializadas. Es medicina general como
importante también saber que el hemisferio cerebral el especialista, es
derecho jamás interpreta, sino que muestra siempre generar una relación
hechos concretos, hechos no que "recuerda", sino que recíproca con múltiples
vivencia, porque le llegan impactantes, cargados de acepciones. Relación
emotividad. Por tanto, mientras el hemisferio izquierdo como escuchar con el
es unidimensional, lo que le lleva al argumento y al corazón, lo que se
concepto de finalidad, el hemisferio derecho, por el explicita con la mirada,
contrario, es holístico, multidimensional. Y, los gestos, la actitud,
evidentemente, tampoco es discursivo. Mira, cuando el las palabras del
místico vive a Dios, vivencia un hecho auténticamente médico, a fin de que se
holístico. De ahí que esa experiencia resulte inefable, produzca empatía con
que no pueda explicarse con palabras. Es decir, el el paciente.
hemisferio derecho tiene un carácter holístico, no La comprensión, en
unidimensional y no cuantitativo, sino cualitativo; este caso, es de gran
porque no cuantifica ya que no escinde ni contrasta; alcance: porque atañe a
sólo muestra, impacta. Y cada uno de esos impactos es la vivencia del
global, completo en sí mismo. No divide, como el paciente, su relación
hemisferio izquierdo, sino que integra. Y como al con la medicina,
hemisferio derecho la información le llega como un especialmente la
impacto vivo, como una información holística, es medicina "occidental",
evidente que no conoce el tiempo. Porque para eso hace el conocimiento de sí
falta un proceso dual, analítico y discursivo, como el mismo, la actitud al
del hemisferio izquierdo. El hemisferio derecho se aprender a enfrentar
mueve en el espacio y, como en los sueños, hay un realidades
escenario, pero la obra que en él se representa no sigue aparentemente
un orden temporal. opuestas, como la
muerte y la vida, lo
¿Insinúas que, de alguna forma, la enfermedad es cognoscible y lo
una desarmonía entre los dos hemisferios incognoscible, la
cerebrales? copresencia de miedo y
Exacto. La enfermedad es desarmonía. Y ésta viene esperanza.
generada ya -y ése es el mayor de los traumas- por la Escuchar genera
división del cerebro en dos hemisferios. Bueno, en muchas consecuencias:
realidad por no asumir esa lateralización. Porque en confianza recíproca,
lugar de aceptarla, de ser conscientes de ella y, en búsqueda juntos, en la
consecuencia, intentar armonizarla con una máxima libertad
sincronización cerebral, lo que hacemos es enfrentar el posible, de estrategias
hemisferio izquierdo al hemisferio derecho, intentar no para vivir la
la integración, sino la victoria de uno sobre el otro. Es enfermedad como
la guerra de los dos hemisferios. Y toda guerra - situación muy a
incluidas las que proyectamos al exterior y provocan menudo contradictoria,
holocaustos físicos- es una sola guerra: la de los dos para buscar salidas
hemisferios cerebrales. Pero la medicina convencional terapéuticas, establecer
se niega a aceptar que la etiología de la enfermedad juntos prioridades que
pueda estar fuera de las ondas beta, porque ha plantea el paciente tras
sacralizado el hemisferio izquierdo y ajusta su reflexiones calmadas,
metodología terapéutica a las características básicas de sentidas, razonadas, en
la percepción causal que, a entender de esa medicina, es un clima de esperanza
la única percepción válida. Es decir, entienden que toda y de "estar juntos": he
enfermedad debe tener una causa que pueda ser aquí la relación en la
objetivada. Lo que, lógicamente, la lleva a buscar la que el médico, con su
causa de las enfermedades en algo ajeno a nosotros ahínco, está con el
mismos y a establecer relaciones causales que puedan paciente, apuesta con él
ser físicamente constatables mediante procesos lógicos. y por él. La confianza
Por ejemplo, la medicina convencional nunca podrá recíproca es fruto del
aceptar que una niña con unos pechos desmesurados, conocimiento, sobre
que es objeto de burla por esa hipertrofia, lance su todo por el médico de
energía vital contra sus propios pechos y acabe medicina general, para
dañándoselos e, incluso, acabe generando un cáncer de quien resulta más fácil
mamas si otros daños analógicos anteriores alimentan tener una visión de la
esa actitud castradora. Para la medicina convencional, vida del paciente,
que en todo momento debe establecer relaciones cuáles son las personas
observables, la causa de ese cáncer tan sólo puede ser y cosas que más gozan
un crecimiento anormal celular, lo que equivale a decir de su estima y que
que la causa de ese cáncer es el propio cáncer. Y, así, se constituyen la realidad
combate la enfermedad combatiendo su sintomatología más verdadera y
como si la sintomatología fuese la enfermedad. Y la profunda, las
sintomatología es sólo un mensaje del yo a través del experiencias de las que
cuerpo para hacerle ver que algo va mal y debe saca sustento para no
rectificar aquellos aspectos de sí mismo que son causa dejarse sumir por la
de la desarmonía que le está dañando y que son la enfermedad; pero, en lo
auténtica causa de la enfermedad. Un mensaje que la que se refiere a la cura,
medicina convencional no atiende porque no es fruto de la capacidad
comprende. Para la medicina, a pesar de lo que se dice, de entregarse a una
no hay enfermos sino enfermedades. Y las tiene todas persona que el paciente
perfectamente clasificadas como si fueran entes vivos, reconoce autorizada. El
reales. Y como es segregadora, analítica, sus médico, recibiendo del
conclusiones siempre son: a más gérmenes -que esa paciente el don de la
medicina cataloga de patógenos porque siempre tiene confianza y
que haber un enemigo-, más enfermedad. Mira, hay correspondiendo,
lesiones que la medicina convencional puede intentar puede trabajar con él,
resolver con eficacia, pero hay otro tipo de daños que utilizando sus propios
no. Porque no se puede extirpar una depresión con un conocimientos en una
bisturí, aun cuando ese bisturí sean psicofármacos, ni relación de ternura, de
pueden extirparse quirúrgicamente las causas profundas escucha y atención.
de, por ejemplo, un cáncer, porque las causas profundas Médico y paciente son
de toda enfermedad no son bacterias ni virus, sino los dos personas en
daños de nuestra biografía oculta que conforman relación, al parecer
nuestro yo. Y sólo llevando a la luz del discernimiento - desigual, en búsqueda
de una comprensión o sincronización cerebral entre de la misma realidad:
ambos hemisferios- esos cúmulos emocionales, que son recuperar la armonía
muy concretos y personales, que no pueden ser del cuerpo, de la psique
clasificados ni catalogados mediante preconceptos, sólo y la espiritual, que la
entendiendo que la enfermedad somos nosotros, sólo enfermedad ha
así, con una terapia de esfuerzo por parte del enfermo, destruido, instaurando
podremos recuperar la armonía y curarnos. un estado de grave
desequilibrio y
¿Cómo podríamos resumir, entonces, la técnica frecuentemente de
curativa propiamente dicha? desorientación, en un
Bueno, el terapeuta lo que hace es llevar al paciente al recorrido lleno de
estado IERA, es decir, a una relajación en la que sus incógnitas y
ritmos cerebrales se hallan en la banda de frecuencia de perplejidades. La
los 4 Hz. Luego, le efectúa una regresión, para recuperación de esta
entendernos, viajando mentalmente hacia el pasado, armonía, acabada la
induciéndole a situarse en algún acontecimiento de su enfermedad, repercute
pasado que, probablemente, a nivel consciente tiene enseguida en el
bloqueado. Y, entonces, le hace vivenciarlo; no médico, y de forma
visualizarlo, sino vivenciarlo, con toda su carga misteriosa el médico
emotiva, con toda su carga energética, para liberarla y, resulta reforzado no
simultáneamente, comprenderla gracias al estado en el sólo desde el punto de
que se encuentra, con el consciente y el subconsciente vista del conocimiento
simultáneamente abiertos y trasvasándose información, técnico, sino sobre todo
lo que no es posible en el estado beta, en el estado de en sus energías
vigilia. E insisto en que vivenciar es descender a la interiores, en el
banda baja de nuestra metafórica cinta de grabaciones conocimiento de sí, en
mentales para extraer de ella las cargas emocionales su confianza en la vida.
vivas, de cúmulos de traumas analógicos que La ternura, que el
mantienen toda la carga energética emotiva de los recorrido y la
hechos concretos, de lo que ocurrió -sin interpretación percepción del
alguna- y que, por tanto, fue la auténtica causa del recorrido de los dos da,
daño. La vivencia es el hecho real -con toda su energía es en realidad
emocional- que se encuentra por debajo del recuerdo percepción y
que de ese hecho hemos formado al compensarlo. conciencia de la
Vivenciar, por tanto, no es un ejercicio que nos permita inmensa potencialidad
fantasear; cuando se vivencia, sólo puede de la vida y de su
autoproyectarse el hecho concreto vivido, con toda su energía.
realidad energética emocional. Vivenciación que, por Y esto contribuye a
un lado, desbloquea energéticamente al paciente y, por extender el horizonte
otro, le permite comprender lo que le originó el trauma de vida del paciente,
y, por ende, disolverlo. para insertarlo en la
experiencia ajena, para
Centrémonos, en tal caso, en los traumas del participar en el dolor
nacimiento. ¿Realmente tienen tanta importancia en de los demás, para
la futura vida del recién nacido? En tu obra afirmas sentir empatía con los
que muchas de las enfermedades que uno actualiza demás que sufren y
de adulto tiene su origen en un mal parto. ¿Hasta tal luchan por la misma
punto es determinante? batalla, la de sanar o
Todo nacimiento es traumático en mayor o menor curarse. El mismo
grado. El bebé, que se encuentra flotando en una bañera silencio en las salas de
cargada de endorfinas, mecido por el agua, espera, las mismas
somnoliento, muy relajado, ingrávido, con un preocupaciones por la
sentimiento de plenitud, de conciencia expandida, en familia, la búsqueda
estado de éxtasis, pasa de pronto a sentir en su carne común de un equilibrio
tensa un abrazo inmovilizador y luego unos terribles entre esperanza y
empujones a base de contracciones que terminan desesperación, sobre
llevándolo a través de un oscuro túnel a un mundo que todo cuando se trata de
ni siquiera puede concebir. El bebé, al nacer, es todo enfermedades graves.
sensibilidad, y no sólo se encuentra con lo desconocido, La confianza, la
sino que también entra en un, para él, nuevo mundo con atención, el sentirse en
un cuerpo abierto a todas las sensaciones, sin defensas, búsqueda común de
un cuerpo que es como llaga viva. No olvidemos que el algo que no es
bebé llega de un lugar en el que la vida se asienta sobre conocido, son
la suave gravidez de un lecho de agua, con luces experiencias que
crepusculares, con sonidos apagados, relajantes... y de modifican la medida de
pronto se encuentra con luces intensas, cegadoras, que nuestro estar y ser con
hieren sus ojos. Y es en ese instante cuando el bebé, los demás, con las
que venía de la penumbra, lanza su primer y más cosas, con nosotros
desgarrador grito. Y lo mismo ocurre con los sonidos, mismos.
porque sus oídos, oídos de un organismo acuático, Ternura como yo,
hechos para el murmullo, que estaban protegidos por el médico, te llamo antes
farallón del vientre materno, se tienen que enfrentar a la de ir a tu casa para
brutalidad de bocas que gritan, que ríen felices y preguntar a tu familiar
opinan, con ruidos metálicos, agudos, hirientes, que cómo estás, o escuchar
ensordecen y le causan un insoportable dolor. Y luego, de ti como has pasado
sin transición, le lavamos con un agua que él siente la noche, y si crees útil
siempre fría en su cuerpo ahora más desnudo, para, a que yo vaya a verte;
continuación, sentir la quemazón del rudo frote de la decides tú, aún cuando
lija que supone para él una toalla sobre su piel sin casi yo tenga la intención
epidermis y que hasta ese momento sólo había de modificar, por
conocido la caricia de las mucosas maternas. Tormento ejemplo, algo en la
que puede prolongarse, dependiendo de las premuras o terapia, o tenga que
no de la comadrona o del tocólogo, al cortar el cordón trabajar con otro
umbilical del bebé, que debería dejarse intacto en tantoprofesional,
latiera, en tanto estuviera ayudando todavía a una dobleespecialmente en las
respiración. Sin embargo, se le corta brutalmente ese terapias paliativas, para
conducto vivo y el bebé, que ha sufrido tantas agonías aliviar el dolor o
de muerte desde que empezaron las contracciones, malestar, pero tú te
siente por primera vez el oxígeno como un gas sientes a ti mismo y la
corrosivo, ardiente, que entra en un cuerpo de mucosas intervención médica es
vírgenes. Y entonces se agita, se estremece, se cierra yuna entre las muchas
rechaza, escupe congestionado, agónico, hasta que partes de la terapia y
rompe en un llanto convulso abriendo una y otra vez la posible curación. El
boca, boqueando como un pez sacado del agua. Luego, médico, como
con el bebé agarrado por los pies, cabeza abajo, le intermediario entre el
golpeamos mientras le mantenemos asomado al vértigo enfermo y los demás
de un vacío aterrador. ¿Cómo puede extrañarnos, en enfermos, como
suma, que ese primer contacto con el mundo externo mediador que poco a
provoque traumas? Y encima, a continuación lo poco se ha instalado en
encerramos, y hablo de la ropa, en una celda de paredes el tiempo, confirmado
que oprimen su cuerpo, dejándolo sólo en la cuna sin al parecer por la buena
una mano amorosa a la que agarrarse, con lo que el marcha de lo cotidiano,
bebé, que en todo momento antes ha estado como hombre que hace
íntimamente unido a otro cuerpo, a otra vida, está elecciones con
sufriendo el terrible tormento del abandono, de la más competencia e infunde
pavorosa de las soledades, sintiendo por primera vez la y da confianza, puede
angustia fría de la segregación. ponerse como
intermediario entre el
Más que un nacimiento pareces estar describiendo universo del enfermo y
un proceso de muerte. otro tramo de vida, tal
Y, en realidad, así es, porque ese nacimiento a una vez desconocida, en
vida aeróbica supone la muerte en otra, anaeróbica. que el sufrimiento es
Además, la descripción podría todavía dramatizarse previsto, implicado en
más si tenemos en cuenta que un útero hostil - el torbellino de la
enfermedad de la madre, hijo no deseado, peligro de inconsciencia de los
aborto, y otras muchas emociones tóxicas- son origen más débiles.
de un mal tránsito vaginal y de un peor nacimiento. Son Después de diez meses
los casos, entre otros, de los nacidos por cesárea, de terapia ineficaz para
carentes de orientación espacial y carentes de la una enfermedad que
necesaria frotación vaginal de su piel para activarla; de aún no tiene cura
los nacidos de nalgas, que no ven la luz del otro médica, se propone el
mundo, que van por un canal asfixiante de tinieblas sin traslado a una ciudad
fin; de los nacidos con fórceps, condenados a una brutal en la que se practica
opresión craneal; de los que han sido forzados a nacer con frecuencia el
mediante partos inducidos, en todo momento en transplante heterólogo
desarmonía con la matriz natal; de los nacidos con el de médula ósea:
cordón umbilical en torno al cuello, psicológicamente requiere una nueva
ahorcados, con la cabeza escindida del cuerpo; de los preparación, dolorosa
nacidos siendo gemelos, quizás hermanados en la en un hombre que ya
pugna por sobrevivir o quizás combatientes -victoriosos ha combatido y
o derrotados- de una guerra territorial... Me parece que padecido de forma
no es necesario seguir. Basta lo explicado para sosegada e indefensa,
comprender que los patrones de daños del nacimiento constante y lúcida: en
son las matrices básicas con las que escribimos los el pequeño cuarto de
textos de casi todas nuestras enfermedades. aislamiento él lee los
diarios desinfectados
Luego con la Anatheóresis se puede tratar cualquier con euclorina, su mujer
enfermedad, desde un cáncer a un caso de confecciona con agujas
drogadicción... de media el sueterito
Con anatheóresis se puede tratar cualquier para la nieta que está
enfermedad. Y no digo que lo cura todo, sino que todo para llegar, cubierta de
puede intentarse siempre que el paciente esté dispuesto pies a cabeza por
a ello. A fin de cuentas, se trata sólo de establecer una instrumentales
adecuada comunicación, primero, entre el terapeuta y el estériles: él al
paciente, luego, del paciente consigo mismo y, escritorio, ella sobre
posteriormente, con los demás. Mira, la enfermedad no una silla allí cerca.
es más que una manifestación de las emociones Silencio, proximidad,
patológicas. Por eso en Anatheóresis no se curan saber que puede uno
enfermedades, sino a enfermos. Como no se cura un contar con el otro. A
cáncer, sino a una persona normalmente sumida en el las 15.30, cada día, ella
más profundo sentimiento de abandono, tan segregada baja a la iglesia del
que ni su enfermedad puede establecer comunicación - hospital y comulga
contagio- con los demás. junto a él, que no
puede salir: " somos un
¿Y hasta qué punto es efectiva la terapia? cuerpo y una carne -
La Anatheóresis está avalada por un altísimo ella me dice- y
porcentaje de curaciones en casos que no pudo resolver comulgamos los dos".
la medicina convencional. Y esto -de lo que pueden dar Por la tarde, antes de
testimonio numerosos profesionales de la salud, entre que empiece el nuevo
ellos médicos y psicólogos que practican la terapia-, tratamiento, llega el
bastaría ya para acreditarla. Además, la teoría en que se llanto, el abrazo,
sustenta está siendo ahora respaldada por los últimos también con el hijo: lo
descubrimientos de la neurociencia y por las más que los tres viven es el
recientes tesis de la Psicología Transpersonal. amor que han vivido
por más de treinta
Tengo entendido que el principal fracaso de la años, gratitud inmensa,
terapia está en los errores cometidos por los inexpresable, fuerte
terapeutas al ejercitarla. ¿Es así? unión a pesar del
En efecto, por eso he establecido unas normas muy cansancio, realidad
claras para el tratamiento. Porque el terapeuta nunca firmemente enraizada
debe conducir al paciente durante la sesión hacia un para resistir al dolor y
objetivo predeterminado; debe, como mucho, inducir, nada más. También los
nunca conducir. Porque es el paciente quien sabe qué le momentos de soledad,
ocurre y cómo resolverlo. Otro error es hacerle de nerviosismo están
simplemente visualizar la experiencia que causó el incluidos en este
daño: el paciente debe vivenciarla de nuevo, porque si "gracias" y en el amor
no hay vivenciación, con o sin abreacción catártica, no que no muere.
hay comprensión anatheorética -con trasvase de Ternura como
información entre hemisferios-, y si no hay aceptación del abismo,
comprensión anatheorética, no hay curación. Otro error donde la medicina se
común es, en los casos en que se conoce cuál es el calla, porque mataría al
origen del problema, el daño que lo originó en la fase hombre: yo, médico,
embrionaria, natal o infantil, intentar disolverlo puedo rezar a mi Dios
explicándoselo al paciente en estado beta, en estado de por ti, y por mí, para no
vigilia. Los daños traumáticos sólo se disuelven cuando elevar el tono, sino
el paciente vivencia de nuevo los hechos concretos que quedarme anclada a la
los han motivado, porque el mero hecho de realidad en silencio y
vivenciarlos hace que los comprenda y, en ese tal vez de rodillas,
momento, la energía patológica se disipa. frente al misterio y sus
mensajes, que he
En cualquier caso, son muchas las personas que percibido a lo largo del
rechazan este tipo de terapias porque presuponen camino gracias a la
aceptar una serie de creencias que chocan con sus generosidad del
convicciones. enfermo.
Eso es verdad con las demás terapias, pero no con la
Anatheóresis. Yo reitero hasta la saciedad -y no Este texto –traducido
siempre consigo que se me haga caso- que en por Mª Luisa Cozzi- es
Anatheóresis el terapeuta no está confesando al un extracto del artículo
paciente. No asume culpas ni pecados; y, mucho publicado en el número
menos, absuelve. En Anatheóresis el terapeuta debe 183 de la revista
limitarse a sacar a la luz de la comprensión profunda lo italiana SERVITIUM.
que daña al paciente. Eso es todo. De ahí que sea tan
necesario que el terapeuta esté libre de creencias
dogmáticas. Todo dogma es una muralla que limita
nuestra expansión. Todo dogma es la fosilización de
una parte de nuestra personalidad. Todo dogma, en

definitiva, es la expresión de que estamos enfermos.

Eso me hace recordar que, al inicio de nuestra
charla, comentaste que llevar al paciente a

supuestas vidas pasadas es, en tu método
terapéutico, algo que se hace sólo como estrategia,
que tiene una pura razón escenográfica. ¿Supone
eso que rechazas la posibilidad de la reencarnación?

Para hablar de ese tema primero tendríamos que
ponernos de acuerdo en qué entendemos por
reencarnación, ya que hay muchas doctrinas al respecto
y ello nos llevaría demasiado tiempo. En todo caso, el
que las enfermedades en esta existencia sean el efecto
del supuesto karma generado en otra u otras vidas
anteriores no deja de ser una creencia no demostrada

que además permite a ciertos terapeutas justificar -
supongo que de buena fe- sus fracasos con
determinados pacientes, escudándose en que hay
enfermedades kármicas, o sea, enfermedades que son

una especie de castigo que nadie puede ni debe
resolver. Mira, mi experiencia me dice que toda historia
de vida anterior narrada en estado de hipnosis -no
importa en qué grado de profundidad- es, o bien una

analogía muy concreta de un daño real ocurrido al
paciente en esta vida, o bien una proyección
generalizada y dramatizada -una especie de mitología
personal- de la afectividad enferma y dolorida que
aqueja al paciente. Lo que ocurre es que los terapeutas
reencarnacionistas, por el simple hecho de basar su
terapia en la creencia de que los daños proceden
siempre de vidas anteriores, llevan al paciente sólo y
directamente a vidas anteriores. Naturalmente, se
encuentran con dramatizaciones analógicas que
responden -simbólicamente- al daño real. Pero ellos no
buscan el daño ocurrido en esta vida que esas analogías
enmascaran. Por el contrario, dan a las mismas el
carácter de hechos reales, sólo que ocurridos en otras
vidas. Y así, creen haber resuelto el problema y llegado
a la causa original, cuando lo único que han hecho ha
sido atrapar una sombra. En todo caso, la Anatheóresis
no tiene como finalidad demostrar la veracidad o no de
la supervivencia del hombre en cualquiera de sus
formas, y por eso no duda durante la terapia en utilizar
como estrategia el llevar al paciente a una supuesta vida

anterior si eso le permite narrar simbólicamente el
problema oculto en el subconsciente.

Jose Antonio Campoy
(Director de la revista Discovery DSalud)

















































LA VERDAD SENTIDA


Enrique Laborda se licenció en Medicina en 1972.
Desde entonces se ha dedicado fundamentalmente al
ejercicio de la Medicina Nuclear, lo que le ha marcado
en dos sentidos aparentemente opuestos. Por un lado

la exigencia de claridad científica en opiniones,
diagnósticos y prescripciones, dando su importancia a
la aseveración de Galileo "La ciencia es medida". Por
otro lado, la toma de conciencia de que el arte médico
es sobre todo una relación entre seres humanos y cuya

necesidad se hace evidente cuando tienes que ejercer


esta faceta humana entre máquinas. Y el corolario

final de ambos sentidos, sólo aparentemente opuestos,
ha sido un interés creciente por aquellas áreas del
cuidado del ser humano enfermo que apenas se rozan
o no se tocan en las facultades oficiales y la práctica

de esa medicina basada en la palabra y la intuición,
en modo alguno antagónica o excluyente de la otra.


Anatheóresis es: mirar hacia atrás contemplando el
pasado y exhumarlo, traerlo al presente,
comprendiendo. Una terapia regresiva que podríamos
considerar como una forma de sacar a la luz lo que ha
quedado enterrado en la memoria sin estar muerto del

todo y que de vez en cuando se agita sin control.
Muchas veces en Medicina, la demostración de la
eficacia de un descubrimiento (vacunas, rayos X,
antibióticos, anestesia, etc.) ha precedido al correcto

desarrollo de su marco teórico. La explicación actual
de la Anatheóresis se basa en atribuir al hemisferio
izquierdo un ritmo cerebral beta y unas funciones de
control racional, mientras al derecho se le atribuye un
ritmo theta y las funciones que podríamos llamar
espirituales, irracionales (sin sentido peyorativo) y
primigenias. La finalidad del acto anatheorético será

conseguir el equilibrio y la armonía entre ambos
hemisferios y ambas capacidades para que funcionen
de modo complementario y no antagónico.
Todos los animales tienen la capacidad de sentir y

moverse mediante un conjunto de órganos que son
controlados por el sistema nervioso. La escala
filogenética, se va complicando, desde la hidra de agua
dulce, que posee dos hojas de células ectodérmicas

adosadas, hasta el ser humano en el que es un largo
tallo con abultamientos, el mayor de los cuales, el
cerebro, se encuentra en la cavidad craneal,
ocupándola en casi su totalidad. A él llegan las
informaciones de los nervios que transmiten las
sensaciones y de él parten los impulsos que provocarán
los movimientos.
Se admite que si no existe un sustrato neuronal que
permita el manejo de la información y la elaboración
de órdenes efectoras, no se produce actividad
intelectual sino reacciones de carácter puramente
automático, inamovible e incapaz de aprendizaje. Esta
idea no es compartida de modo absoluto y general e
incluso teorías como la propia Anatheóresis ponen sus
postulados en entredicho.
Visto el cerebro desde fuera se observan claramente
dos mitades superiores, una derecha y otra izquierda,
unidas entre sí por el cuerpo calloso mientras en su
parte inferior comparten varias formaciones (como las
glándulas epífisis e hipófisis) que son únicas.
Los impulsos nerviosos, se basan en el potencial de
reposo de la membrana celular originada por el
desigual reparto de los iones de sodio y potasio así
como la carga negativa de las proteínas intracelulares.
La diferencia de potencial que se establece entre el
interior y el externo de la membrana celular, es del
orden de los 100 milivoltios y es la base eléctrica del
electroencefalograma.
En un procordado antediluviano llamado Amphioxus
se produce el cambio de un sistema nervioso situado
alrededor del tubo digestivo a un sistema nervioso
centralizado dentro de un estuche protector que limitó
el crecimiento en anchura de la médula espinal, pero
dejó espacio suficiente en la cabeza. Así la médula de
todos los animales es relativamente similar, pero la
parte anterior (o superior en el ser humano) han dado
lugar a los cerebros anterior, medio y posterior en la
evolución filogenética. Del cerebro anterior salieron
los hemisferios cerebrales y el diencéfalo, del medio
los pedúnculos cerebrales y del posterior, el cerebelo y
el tronco cerebral que se continúa con la médula.
La línea evolutiva de los anfibios a los mamíferos pasa
por los reptiles. El desarrollo de los órganos de los
sentidos se acompaña de mayor desarrollo de los
hemisferios cerebrales. Pero no es esto lo que pasa con
las emociones ni las pulsiones. El cerebro emocional,
las estructuras que constituyen el sistema límbico, el
hipotálamo, la hipófisis tienen un desarrollo
independiente del telencéfalo (el cerebro anterior,
racional y motor).
Algunos autores mantienen que este cerebro primitivo,
al que aplican el adjetivo de reptiliano, toma en
ocasiones el mando de la conducta, alterando la
jerarquía funcional cerebral. Este cerebro instintivo o
paleocerebro constituiría en cierta manera la base
somática de lo que los psicoanalistas llaman el "Ello".
Se admite que, bajo el influjo de factores
perturbadores, las relaciones entre el cerebro que
conoce y el que siente, se alteran y se invierten. Esto
indica la importancia del cerebro interno en la
conducta del hombre y se postula por algunos la
existencia de cerebros atávicos en la especie humana,
los llamados cerebro de pez, de rana o de reptil.
En el cerebro persisten casi todas las estructuras
antiguas. Éstas han ido perdiendo independencia
funcional y tamaño relativo, y cuando la enfermedad o
el estrés afectan al cerebro, la dirección de la conducta
es asumida por niveles más primitivos que perduran
cuando los más modernos se deterioran. Frente a esto
hay que tener en cuenta que el cerebro es un órgano
integrado, y si sobre él se encuentra todo el transcurso
de la filogenia, lo hace de una forma sintética.
Simplificando al extremo todas las teoría filosóficas,
podríamos decir que hay una verdad objetiva que se
refiere a lo que realmente ha pasado, de modo
independiente de lo que haya percibido el observador o
aunque no hubiere observador. Se supone que ésta es
la verdad que busca el físico con sus medidas, el
historiador con sus investigaciones, el juez con sus
interrogatorios, etc. Pero esta verdad, de innegable
valor general, es secundaria en anatheóresis.
Porque lo que se busca en el paciente es lo que le ha
dejado huella, lo que le ha impactado, lo que sigue
actuando sobre él. Y como cada uno es cada uno, todo
lo que está dentro del paciente ha entrado a través de
él, a través de su subjetividad y ha sido elaborado por
ésta y en ella se ha desarrollado.
Y esta verdad, cualquiera que sea su correlación con la
exactitud de los hechos, es la que está condicionando
la vida actual del paciente, la que hay que buscar y
tratar si es causa de sufrimiento.
La terapia anatheorética comporta un lenguaje y una
dialéctica peculiares que le son propios y particulares.
Uno de los interlocutores está en estado de vigilia
total, mientras el otro se halla en IERA, que es un
estado de relajación en el que la conciencia del
paciente no entra en amnesia, simplemente se relaja,
pero llegando hasta los ritmos emociones theta lo que
hace posible revivir los acontecimientos que le
influyeron durante la gestación, nacimiento e infancia
que condicionan nuestro ser y actuar y se suponen la
causa profunda de nuestras enfermedades.
En anatheóresis la palabra dialéctica no cumple
exactamente su definición etimológica. No se trata de
razonar juntos. Pero sí hay un intercambio de
información entre dos personas. En este estado
relajado de conciencia (IERA) deben llegar las
imágenes sin que las busque el paciente que debe
sentirse como un niño y mantenerse en estado confiado
y abierto.
Lo fundamental es la verdad sentida. En la adquisición
de esta verdad subjetiva entran tanto las posibilidades
como las limitaciones sensoriales, pero una vez
incluida la información en nuestro sistema mental, su
conservación y el estado de ésta puede estar influido
por factores como el olvido, la imaginación, la
fantasía… y en algunos casos la realidad sentida se
genera en nuestro interior (delirios y alucinaciones).
El olvido se atribuye generalmente a tres causas:
desuso, interferencia y represión.
La teoría del desuso es la que ha tenido más
partidarios. El aprendizaje deja una huella o engrama
en el cerebro que, si no se reitera, se erosiona y borra
al pasar el tiempo. Esto se ajusta bastante a lo que
ocurre con la memoria inmediata, pero no tanto con la
memoria a largo plazo.
Muchos fenómenos amnésicos la contradicen, siendo
de conocimiento general el hecho de que muchos
ancianos recuerden hechos de su juventud cuando ya
son incapaces de recordar lo que pasó el día anterior.
La natación y el andar en bicicleta no se olvidan
aunque dejen de practicarse durante muchos años.
En el diálogo anatheorético correctamente
desarrollado, la verdad es siempre subjetiva. El hecho
de que haya ocurrido realmente o no, no debe
inmiscuirse en el desarrollo del relato. Dado que se
utilizan símbolos no debe olvidarse que las
correlaciones simbólicas poseen una sintaxis tan
cercana a la fonética que parecen hechos concretos.
El terapeuta anatheorólogo ha de buscar la realidad
que su paciente sufre y para ello tendrá que conducirle
al momento y modo en que impactó en su vida,
ayudarle a vivenciarlo de nuevo con su mentalidad
actual y conducirle a la conversión en la que se
buscará la eliminación del daño que produce el
sufrimiento actual.
Así pues, aparte de las consideraciones morales o de
teoría física de un hecho, que no se tendrán en cuenta
en el momento del acto anatheorético, lo que el
paciente debe encontrar y enfrentar es aquello que ha
creído como cierto desde el momento que lo sintió
hasta el actual.
¿Dónde se almacenan estos recuerdos? ¿Es posible ver
este almacén como se puede ver la vesícula biliar?
Broca localizó el área del lenguaje articulado en la
base de la tercera circunvolución frontal izquierda. Se
desarrolla a partir del quinto mes de vida intrauterina y
es característica de la especie humana.
Cuando se realizaban operaciones del cerebro con
anestesia local permitían hablar con el paciente y
observar sus reacciones según las zonas sobre las que
se estuviera interviniendo.
El descubrimiento de los rayos X y de la radiactividad
marcaron el inicio del Radiodiagnóstico y,
posteriormente, de la Medicina Nuclear que junto con
los electroencefalógrafos y de los ecógrafos han
permitido la exploración incruenta del interior del
cuerpo humano. En el caso que nos ocupamos estamos
hablando de neuroimagen y neurofisiología, cuyas
técnicas son hoy en día: Tomografía Axial
Computadorizada o Computarizada (TAC).
Resonancia Nuclear Magnética (RMN). Tomografía
por Emisión de Fotón Simple (SPECT). Tomografía
por Emisión de Positrones (PET).
Electroencefalograma (EEG).
Nos estamos asomando a un nuevo mundo cuyos
límites no conocemos. Este mundo nuevo ya ha
comenzado. Estudios sobre la localización de la
sensibilidad moral mediante exploraciones seriadas y
regladas con resonancia nuclear magnética han
permitido ver la implicación de varias partes del
cerebro, tanto de ambos hemisferios como del cerebro
medio. Probablemente otros experimentos están en
marcha y tendremos que esperar a verlos publicados.
Puestos a soñar imaginemos que algún día podremos
fotografiar "la Verdad", la de fuera y la de dentro.
Una pregunta inquietante se nos echa encima:
¿Seremos capaces de soportarlo? Pero hay otra más
inquietante aún: ¿Alguien inventará el modo de
manipularla?

Enrique Laborda


DIALÉCTICA ANATHEORÉTICA EN EL
ÁGORA


Esta vez es el propio Joaquín Grau, creador de la
LAS TIPIFICACIONES DE LOS CRIMINALES Y
DELINCUENTES

José Carrasco y Ferrando es abogado, Doctor en


Criminología, Licenciado en Medicina Tradicional
China, ex profesor de las Universidades: Universidad
de San Fernando, La Laguna, Tenerife (España);
Universidad Simón Bolívar de Caracas (Venezuela);
Universidad Nacional Española a Distancia (UNED);
y del Instituto Universitario de Estudios Turísticos
Santa Cruz de Tenerife (España). José Carrasco, entre
otros títulos, es también Diplomado Especialista en
Anatheóresis y acaba de publicar un muy valioso libro
titulado La Ciencia de la Criminología y su Evolución,
libro con carácter de utilidad universitaria en el que
José Carrasco se refiere a Anatheóresis en términos de
una posible utilidad de esta terapia en criminología.
El ágora de los anatheorólogos se complace una vez
más en recoger textos que, como el que sigue, tan
notablemente enriquecen este apartado de la web.

La Criminología es una ciencia joven, que data desde


1871-1876, empírica y multidisciplinaria que estudia
el fenómeno del crimen, de la víctima, del delincuente
y del control social, En la actualidad el estudio de la
Criminología es una especialización para muy diversas
profesiones. Existen diversos modos de organizar las
diferentes partes que componen la Criminología, según
cada autor, pero hay que decir que se mire como se le
mire, todas confluyen en el estudio científico y técnico
como un objeto unitario.

Este libro, titulado "La Ciencia de la Criminología y


su Evolución", es el resultado de un paciente y
dedicado trabajo vocacional adquirido con el estudio y
con los años de docencia en la universidad, en la
investigación, y en el campo de las disciplinas
criminológicas, penales, penitenciarias y político-
criminales.

El presente manual está condicionado a las


circunstancias históricas del tiempo y del espacio; y
desde esa naturaleza concreta no se puede pretender
contemplar toda la Ciencia de la Criminología como
una interpretación absoluta. Siendo mi principal
propósito el de poder instruir al profano en el
conocimiento fundamental de la Criminología. Por lo
tanto, para facilitar la labor me he permitido
estructurar este libro en dos grandes partes, cuyos
ámbitos, períodos y contenidos son los siguientes:

Una Parte General que va, desde Las Culturas más


relevantes del período primitivo, como fueron: Egipto,
India, China, Grecia, Roma, Edad Media y Moderna.
Continuando con el Período Humanitario o de Las
Luces, que contempla el origen de la moderna Ciencia
del Derecho Penal y del Movimiento Reformista.
Pasando por el Espíritu del Siglo XX, con sus factores
distintivos e históricos. La Progresión del Derecho
Penal Precientífico y Científico en España. Así como
otras conocidas como Importantes Corrientes
Criminológicas Precientíficas y Científicas en Europa:
la construcción fisionómica; frenológica; psiquiátrica;
antropológica y la estadística. Prosiguiendo así mismo
con: La Escuela Clásica con sus figuras; La Escuela
Positiva y sus representantes; Las Escuelas Eclécticas:
la francesa, la italiana, la sociológica alemana, la
defensa social, etc.; para concluir esta primer ámbito
con Las Grandes Corrientes Contemporáneas: la
Biológica; la Sociológica; la Psicoanalítica; la
Psicomédica; la Europea; la Canadiense y la
Norteamericana.

Y una segunda Parte Especial que, por ser la más


específica, está dedicada exclusívamente a: La
Criminalidad; El Crimen; El Criminal; La
Criminología y sus Clases. La Función de la
Criminología: La Función del Criminólogo y los
Métodos de la Criminología. Los Factores
Económicos: desarrollo económico de la criminalidad;
nivel socioeconómico de los condenados; pobreza y
criminalidad. Los Factores Culturales: criminalidad y
grado de instrucción; la educación de los hijos; medios
colectivos de difusión; la actividad y recreación; la
delincuencia y creencias religiosas; el acoso escolar.
La Familia: los hogares insuficientes; disociados;
perturbaciones familiares y delincuencia; el divorcio.
El Delito: como objeto de la Criminología; cambio en
la concepción del delito; origen del delito; extensión,
características y tendencias de la criminalidad:
criminalidad convencional; crimen organizado y la
criminalidad imprudente. El Delincuente:
tipificaciones criminológicas; psicológicas;
particularidades interiores y ambientales del
delincuente; la tasa de la delincuencia. La Víctima: su
concepto; efectos; en el sistema de control del delito;
auxilio y movimientos de autodefensa, y la víctima en
nuestro país. El Control Social: del delito como fin de
la Criminología; el Control Informal: la familia, la
escuela, el proceso laboral; el Control Formal: el
policial, el judicial, la prisión; los Medios de
comunicación de masas; teoría del control del delito;
zonas de prevención: alcoholismo, corrupción y
crimen organizado, la pornografía infantil, la
enseñanza, condiciones económicas, población,
sistema penal y toxicomanías. Disciplinas que Integran
la Criminología: investigación criminológica;
relaciones con otras ciencias; métodos de
investigación. La Moderna Sociología Criminal:
orientaciones plurifactoriales; la Escuela de Chicago;
teorías ambientales; psicología comunitaria. Las Guías
Sociológicas de la Criminalidad: teorías estructurales;
de la subcultura del delincuente; del proceso social y
del conflicto. Finalizando esta segunda parte con la
Criminología Actual, que contempla: los Conflictos
criminológicos y sus fundamentos de investigación.
Las Enfermedades Crónicas: el desequilibrio psíquico;
la psicosis alcohólica. Con el Proceso de
Socialización: los medios de comunicación; el
aprendizaje social; la cultura; organización social; el
comportamiento colectivo y la marginación social. Y
concluyendo este último apartado con las Teorías de la
Terapia del Comportamiento: el modelado del
comportamiento; psicoterapia del comportamiento;
otras terapias alternativas auxiliares en fase de
experimentación: la Sofrología; la Anatheóresis y la
Medicina Tradicional China. Y con la Criminalística:
su objeto; vinculación con la Criminología; la
investigación criminal, etc.

Cabe decir que dentro del Tema XXVI de este libro,


donde se contemplan las diversas Teorías de la
Terapia del Comportamiento, podemos destacar,
entre otras, las siguientes:

El Modelado del Comportamiento, supone elaborar


sistemas de conducta operante, a través del refuerzo de
respuestas parciales y graduales.

La Psicoterapia del Comportamiento, los conductistas


aluden que todos los conflictos son considerados de
tipo pedagógico en su propia naturaleza, y por lo tanto
son únicamente modificados a través del aprendizaje
activo y rápido en el tratamiento de una nueva
conducta aprendida.

La Terapia Racional Emotiva, se viene aplicando a


pacientes con el objeto de que vivan más relajadas y
traten de controlar sus conflictos emocionales. Esta
terapia se basa en revelar las creencias o filosofías que
origina perturbación en el paciente, analizando como
éstas contribuyen en los problemas emocionales de la
persona que lo sufre. Y utiliza como herramientas: el
papel que juegan los conocimientos al colisionar con el
afecto y la conducta de la persona; la comprensión de
las perturbaciones emocionales, la confianza, y la
empatía entre el terapeuta-paciente.

Pues bien, entre estas terapias aplicadas en el campo


penal-criminal, como criminólogo y anatheorólogo,
creo sinceramente que la Terapia de la Anatheóresis,
en fase experimental, podría llegar a encuadrarse
dentro de la Criminología Clínica al estar estructurada
con fines no solo prácticos, sino basada en el campo de
la investigación, pudiendo ofrecer su método
terapéutico, tal como lo hacen las ciencias como la
Clínica Médica, la Psicología, la Sociología, etc.
Como otra ciencia más auxiliar de la Criminología.

Esta terapia como ha demostrado su creador, Joaquín


Grau, puede ser fácilmente contrastada con la práctica
clínica anatheórica. Y ello se debe a que la
anatheóresis "ahonda hasta alcanzar los más
escondidos y dolorosos estratos de la psique, ya que
esta técnica no es sólo una terapia, sino también y
sobre todo una forma de percibir, otra forma de ser y
de estar".

De esta manera, la técnica original de anatheóresis es


el fruto de una investigación iniciada en el año 1960, y
que se manifestó en los años ochenta cuando, su autor
llegó a la evidencia de que utilizando determinados
estados de conciencia distintos al de Vigilia, y una
dialéctica apropiada a esos estados, era posible una
Metodología Regresiva Altamente Terapéutica.

Sobre la diferencia que existe entre esta terapia y las


otras ya experimentadas , comenta J. Grau que ya el
prestigioso neurólogo Jean Martin Charcot, 1878,
expuso que había distintos grados de hipnosis y que
cada uno de ellos equivalía a una manera de percibir la
realidad, y en consecuencia, de reaccionar frente a los
estímulos. De modo que, prosigue el autor, es un
problema diferencial de "gradación", pero la
relajación es hipnosis, como hipnosis es también la
sofronización; lo que las distingue es sólo el grado de
profundidad hipnótica".

Sus investigaciones le llevaron a constatar que, "el


ritmo 4 Hz., (de las ondas cerebrales) era la llave que
abría la cámara acorazada del hemisferio cerebral
derecho y permitía vivenciar (no visualizar) y diluir los
daños acumulados a lo largo de la etapa de gestación,
nacimiento y primeros años de vida de todo ser
humano".

Esta clasificación nos lleva a dos formas distintas de


procesar la información, y que corresponden, una al
hemisferio cerebral derecho (HCD), y otra al
hemisferio cerebral izquierdo (HCI). Así nuestro
cerebro está escindido en dos y cada uno de esos dos
hemisferios, o sea , de esos dos cerebros, es poco
menos que un adversario para el otro: porque cada uno
ve la "realidad" de muy distinta manera. Ignorando
ambos que pertenecen a una misma y sola persona.

Según el Dr. David Servan Schreiber, Doctorado en


Medicina por la Universidad de Laval de EE.UU.,
especialista en neurociencia cognitiva y neurobiología
de las emociones, y que dirige el Laboratorio de
Ciencias Neurocognitivas Clínicas de la Universidad
de Pittsburg, comenta, entre otros, en su libro
"Curación Emocional" que, "los sucesos más
dolorosos que nos acontecen dejan una marca
profunda en nuestro cerebro. El escáner por emisión de
positrones (conocido como PET scan) permite registrar
las reacciones del cerebro en estado de estrés
postraumático, permitiendo visualizar las partes del
cerebro que se hallan activadas o desactivadas durante
ese estado". Y añade el autor que "el acceso a un
recuerdo en el cerebro se lleva a cabo por analogía, ya
que un recuerdo grabado en el cerebro puede ser
estimulado a partir de sus constituyentes". O sea, que
nuestra memoria tiene la propiedad de evocar un
recuerdo entero a partir de una simple analogía. Sigue
comentando el Dr. Servan que "Los trastornos
emocionales son consecuencia de ciertas disfunciones
del cerebro emocional (el derecho), fruto en muchas
ocasiones de dolorosas experiencias vividas en el
pasado. Y que para revertir esta situación es necesario
reprogramar el cerebro emocional a partir de métodos
y técnicas naturales". Lo aquí expuesto por el Dr.
Servan concuerda con la terapia de J. Grau, quién dice
que, "la analogía no define, pero lo que si hace es
establecer correlaciones simbólicas. Porque las
analogías tienen su lenguaje en las imágenes, símbolos
y arquetipos. El sueño y la mitología forman parte de
ese lenguaje. Y es por eso que puede establecerse una
correlación holística afirmando que la parte es como el
todo, que una gota de agua del Océano es como el
Océano entero, que una imagen de Cristo puede
llevarnos a la comprensión de Cristo vivo.... Y que
todos nuestros daños se originan antes de los 7 hasta
los 12 años, y que cuanto posteriormente nos
enfermamos es sólo por una actualización de esos
daños".

J. Grau, al poder utilizar las inducciones a ritmos


Theta, pudo constatar que nuestros sufrimientos
empiezan ya en el claustro materno. Y comenta que "si
nefasto es un mal pecho, mucho peor es un mal útero".
Afirmando que "toda Cartografía de daños suele
tener su origen en el claustro materno. Hasta el punto
de que un nacimiento es más traumático cuando más
traumática ha sido su gestación. Y que la Biografía
infantil (o sea desde el nacimiento hasta los 7 a 12
años) suele más potenciar traumas anteriores que
generar nuevos traumas, y que luego alcanzada la
adolescencia, los impactos emocionales no son ya
traumáticos por sí mismos, lo son en función de que
activan un daño originado en el transcurso de nuestra
vida prenatal, natal y, en grado descendente de
intensidad, desde el nacimiento hasta los 7 a 12 años.
Si enfermamos pasados esos primeros años esto se
debe a que todo Cúmulo traumático reprimido hasta
esa edad (o sea, antes de que surjan en nosotros los
ritmos cerebrales Beta maduros) es una Carga de
profundidad patológica que, en un estado de latencia,
espera (energezitándose más y más) el acto Analógico
que le va a hacer estallar".

La experiencia anatheórica avala el hecho de que en


los primeros meses de vida intra-uterina tanto el
embrión como el feto, desde cualquier ángulo, tiene
una gran capacidad para movilizar la focalización de
su percepción, pudiendo vivenciar lo que ocurre en su
interior materno, como también percibir lo que pasa en
el exterior. Esta manera de percepción el autor la
denomina "percepción extrauterina" (PEU), y
comprende "vivenciar desde la conciencia global".Esta
investigación está acreditada con la Terapia
Anatheórica llevada a cabo por medio de la Inducción
al Estado Regresivo Anatheórico (IERA) en
pacientes que vivencian determinados hechos
concretos, que nunca supieron, y que posteriormente
pudieron comprobar que realmente ocurrieron en el
pasado.

Las características básicas de nuestros cuatro primeros


estadios de percepción (EP). O sea, la evolución de los
procesos perceptivos desde el cigoto hasta los siete a
doce años, que es el periodo en que se estructura toda
nuestra topografía de daños, será el periodo al que
tenemos que acceder para disolver todos esos daños ,
es decir, los Impactos Analógicos Traumáticos
(IATS ), así como los Cúmulos Analógicos
Traumáticos (CATS ).

Por lo expuesto cabe decir que, a efectos prácticos al


aplicar la anatheóresis, el autor, cree adecuado incluir
un estado intermedio entre: el que corresponde al
preadolescente y el que corresponde al adulto.
Concretamente: el correspondiente al período que va
entre los siete a doce años y de los dieciocho a
veintiuno, aproximadamente. Es aquí donde la
personalidad adquiere sus rasgos definitivos y el Yo
termina su estructuración de acuerdo con los cúmulos
analógicos gratificantes y los analógicos traumáticos
que haya acumulado en los estadios anteriores.

Y ya es en la fase adulta donde termina consolidándose


la estructura sedimentada del Yo que nos acompañará
en un proceso gradual de fosilización hasta la muerte.

J. Grau subraya que, si la conciencia posee identidad


propia o es lo único real, como asevera la psicología
moderna, y demás teorías científicas, entonces
podríamos decir que los distintos estados de
conciencia , que contempla en su método, pasarían a
ser simples aspectos de esa sola realidad. De una
realidad que es algo que nos trasciende, inaccesible
para nosotros como tal realidad, pero que sí podemos
percibir bajo distintos aspectos, que no son la realidad,
según utilicemos una u otra forma de percepción.

Nuestra cultura de percepción Beta nos ha llevado al


error de creer que la realidad del HCI es la única
realidad. O sea, que las cosas son como las vemos,
oímos, gustamos, olemos y sentimos en vigilia. Y
vivimos con esa noción de la realidad. Por eso no
entendemos la afirmación de que los sueños son una
realidad tan real como la realidad de nuestro mundo de
vigilia. Y nadie comprende tampoco que esas
realidades, todas, cualquiera sea el estado de
conciencia del que provengan de acuerdo con sus
leyes, actúan con igual o parecida fuerza sobre
nuestras vidas.

Debemos tener muy presente que nunca una


proposición científica refleja un hecho real. O sea,
nunca es verdadera, porque de ese hecho real tan sólo
conocemos la imagen que nos llega según nuestro
estado de conciencia. Es una imagen interna subjetiva.
De hecho nuestro mundo externo sigue siendo el
mundo interno en el que siempre hemos vivido. Lo
único que hemos conseguido con los ritmos Beta es
otra forma de mundo, que sigue siendo un mundo tan
ilusorio como los anteriores mundos Alfa, Theta y
Delta.

Así pues, no debemos menospreciar el mundo de la


percepción simbólica, porque esos símbolos, aparte de
establecer un diálogo real y profundo con nosotros,
son aún más impactantes que los acontecimientos
físicamente tangibles del mundo Beta.
Es realmente sorprendente lo que le ha pasado a la
ciencia mecanicista, hasta hace poco incuestionable,
para que hoy en día se vea intensamente cuestionada.
A finales del siglo que hemos dejado atrás hubo
constancia del descrédito de divisas como la
psiquiatría y el psicoanálisis, así como de sus
postulados y dogmas.

Los procesos cerebrales siguen siendo una incógnita


casi total para la ciencia. Pero lo que si podemos
afirmar, por su evidencia, es que un
electroencefalógrafo registra los cuatro planos de
frecuencia de ondas eléctricas cerebrales, que son
constatados objetivamente, pero eso no quiere decir
que los planos de conciencia sean sólo cuatro.

J. Grau manifiesta que la anatheóresis está avalada


por un alto porcentaje de dolencias resueltas.
Dolencias que, no hay que olvidar, han pasado antes y
no han sido resueltas por la medicina convencional. Y
añade que la anatheóresis está siendo respaldada por
los últimos descubrimientos hechos por la
neurociencia y por lo más reciente de la Sicología
Transpersonal. Con la diferencia, respecto a las
terapias tradicionales en las que se han utilizado
drogas alucinógenas para obtener mejores resultados,
es que a la Anatheóresis sólo le basta una Inducción
(no conducción) al Estado Regresivo Anatheórico
(IERA) a ritmos de onda Theta.

No hay auténticas enfermedades de adultos. Hay, sí,


daños y sufrimientos, pero esos daños y sufrimientos
no generarían graves patologías si no hubiera existido
un cúmulo analógico traumático en la biografía oculta
del adulto.

Por lo expuesto, si esta nueva terapia anatheorética,


que se viene aplicando a nivel privado, en el ámbito de
la salud con excelentes resultados , la pudiésemos
aplicar en las tipificaciones psicológicas de los
criminales y delincuentes, nos abriría la oportunidad
de poder demostrar su eficacia en el campo de los
diversos fenómenos criminógenos.

José Carrasco y Ferrando

terapia Anatheóresis, quien, a modo de un discípulo de



Sócrates, se dispone a pasear por el ágora con Verena,
su terapeuta ocasional. La dialéctica es socrática, pero
esta vez, por ser una dialéctica anatheorética, el

diálogo, efectuado en IERA (Inducción al Estado
Regresivo Anatheorético), no es un diálogo articulado
por el racional y por ello argumentativo hemisferio

cerebral izquierdo, sino un diálogo conducido por ese
emocional auriga que es el hemisferio cerebral


derecho.

Para un mejor conocimiento de la técnica terapéutica
Anatheóresis, recojo a continuación uno de los capítulos
del nuevo libro que pronto -eso espero- complementará
el Tratado.
En ese nuevo libro recojo sesiones de mi propia terapia.
Bien entendido que llamo terapia al simple hecho de
conocer -y comprender- los contenidos de mi BO
(biografía oculta), puesto que afortunadamente hasta
ahora no he sido víctima de enfermedad grave alguna.
La terapeuta de esas sesiones fue Verena y con ella traté
simplemente de evocar y quitar adherencias a las
experiencias básicamente intrauterinas que han
configurado mi personalidad. Que la personalidad -
entendiendo por personalidad nuestra forma de ser y
comportarnos- es también una somatización de nuestros
CATs.
Para una mejor comprensión de algunos aspectos de esta
sesión -una entre las más de veinte que recojo en uno de
los apartados del nuevo libro- aclaro que más que un
ejemplo de perfecta dialéctica se trata de una muestra de
cómo se viven en IERA los impactos traumáticos que
sufrimos en el transcurso de los primeros estadios de
percepción.
En cuanto a la dialéctica, es ortodoxa, pero no hay que
olvidar que el paciente era yo. O sea, el padre de la
técnica terapéutica Anatheóresis y, en consecuencia,
alguien que, por haberla formulado, no sólo necesitó
muy pocos estímulos por parte del terapeuta, sino que,
incluso, aun estando en IERA, no pocas veces intenté
dirigir las sesiones. Por otro lado, la finalidad de las
sesiones no era docente, sino mostrar las sensaciones
regresivas en su mayor profundidad.
La que sigue es una de las varias sesiones en las que
Verena sondeó mi nacimiento. Que en mi nacimiento
fue donde yo -como casi todas las personas- fui víctima
de los más graves impactos traumáticos.
Recojo el texto del capítulo textualmente. O sea,
entradilla incluida.

Como ya he explicado, es falso que la existencia de una


gran catarsis en un momento dado de la terapia
anatheorética signifique que el terapeuta ha encontrado
y disuelto el núcleo del CAT que enferma al paciente. Y
es falso porque los CATs -como he escrito en el Tratado-
son cargas emotivas analógicas y, por tanto, no se
integran cuantitativamente, sino que, por ser
cualitativas, forman una sola unidad. Es algo así como
cargar una bombona de butano en distintos momentos.
Pero hacerlo en distintos momentos no significa que la
carga forme estratos, sino que se mezcla integrando una
carga unitaria. De manera que toda descarga catártica es
más un estallido de la bombona que de un CAT
determinado. Aunque eso no impide que debamos tener
en cuenta cuál ha sido el daño que ha llevado a un
estallido de gran intensidad catártica, porque esa
explosión nos dice que el sentimiento que así ha
estallado es un signo indicador de que nos encontramos
ante un hilo de Ariadna especialmente útil para llegar
hasta el Minotauro.
Yo, por mi parte, aún estaba eliminando energía de mis
daños intrauterinos, todavía los sufría más que
comprendía en muchos de sus impactos traumáticos. Mi
nacimiento no estaba resuelto. No totalmente, puesto
que los aspectos más dolorosos del mismo seguían
resistiéndose a mostrarse abiertamente a la luz. Y uno de
esos aspectos era haber nacido sumamente presionado
por la membrana uterina. Algo siempre sumamente
traumático para el bebé que así nace. Una presión
uterina altamente traumática que, al parecer, había
empezado a sufrir ya en el octavo mes de gestación.
Así que Verena me llevó al octavo mes de mi gestación
y yo me sentí oprimido, terriblemente molesto:
T (Verena): ¿Cómo sientes esta opresión?
P (Joaquín): Me empujan... Me siento muy triste.
En efecto, la tristeza me estaba invadiendo. Una tristeza
profunda, antigua. Y suspirando dolorido:
P: Estoy muy mal.
Y súbitamente sentí la presión de una lápida funeraria
sobre mi abdomen.
P: ¡Me aplasta!
Y entré en pánico porque me sentí en un ataúd.
T: Toca las paredes de ese ataúd.
P: No... no...
Por primera vez me resistía a obedecer una inducción.
T: Sí, tócalas. Yo quiero saberlo.
Y obedecí, pero mentalmente retiré enseguida la mano
que mentalmente había llevado hasta uno de los lados
del ataúd porque...
P: Toco la madera.
Y desolado...
P: Estoy encerrado aquí. Me muero y no puedo seguir
así.
T: Vamos a ver qué ocurre.
P: Me falta aire.
Yo, que había profundizado en IERA, estaba
vivenciando mis símbolos como una realidad. Y eran
una realidad, pero una realidad -o verdad- sentida,
porque yo estaba uniendo la tristeza crónica de mi
madre con la opresión de algo físico, algo que en mi
percepción theta -en IERA- estaba identificando con un
ataúd porque a la constante desolación de muerte en la
mente de mi madre se unían mis sensaciones de muerte:
opresión, falta de aire, pérdida de vitalidad, tristeza...
Pero Verena, en beta, sí podía distinguir entre símbolo y
hecho concreto, razón por la que intentó vivenciara el
hecho concreto que estaba sufriendo. Para ello me llevó
a unos días más tarde en mi gestación y a petición mía -
estaba sumamente angustiado-transformó el símbolo
ataúd:
P: Es como una media blanca que me ahoga, una media
o una capucha o una piel. Una piel de salchicha que me
ahoga, me aplasta.
Seguía dando símbolos, si bien símbolos más cercanos
al hecho concreto. No identificaba plenamente todavía -
seguía vivenciándola con imágenes de percepción theta-
la membrana del útero y, con ella, la matriz toda que me
estaba aprisionando, supongo debido a mi gran tamaño.
Ya he dicho que nací pesando más de cinco kilos.
P: Me estoy ahogando. Estaba sumamente inquieto. De
hecho, mantenía el pánico inicial.
P: Quiero salir de aquí.
T: ¿Y qué haces?
P: Muevo la cabeza. Pero no puedo salir.
Estaba viviendo la terrible impresión de estar dentro de
una bolsa elástica. Podía ensancharla ligeramente, pero
vivía la angustia de saber que no podía romperla.
P: Es como una salchicha. Arriba está atada. Y me
ahogaba. Y en la sesión la sensación de ahogo era
sumamente amenazante.
P: Hay como agua. Aquí dentro hay cosas que me
ahogan.
Verena podía sacarme de mi situación de angustia, pero
en Anatheóresis es preciso mimetizar los daños
regresivos -es una simple mimetización vivenciada,
nunca peligrosa- para que el paciente pueda
comprenderlos y liberarse definitivamente de ellos. Por
eso no alivió mis catarsis. Por el contrario, las fue
manteniendo, si bien graduadamente, a fin de que,
liberado de una parte de esa energía que me obnubilaba,
pudiera ya ir comprendiendo qué me estaba ocurriendo
en el claustro materno.
T: Mira a ver si los que están fuera no se han dado
cuenta.
P: No sé..., no puedo... no puedo...
Era la primera vez en todas mis sesiones que estaba
totalmente atrapado en la abreacción, incapaz de
desplazar mi percepción theta, incapaz de comprender.
Y la angustia había llegado a ser tan incontenible que
rompí a llorar. Por lo que Verena esta vez decidió
abreviar mi dolor llevándome ya al final del nacimiento.
T: Venga, es el noveno mes. Y ya...
P: Nadie me ayuda. Nadie.
Como mis respuestas eran confusas, puesto que unía mi
dolor en el octavo mes con el sufrimiento que viví al
nacer, algo por otro lado habitual, toda vez que estaba
dando mis sensaciones dentro de lo que llamaba
salchicha y esas sensaciones no habían variado de un
mes a otro, Verena intentó saber en qué punto de mi
nacimiento estaba:
T: ¿Dónde está tu madre? ¿Qué ocurre? Míralo.
Y yo, sollozando, desamparado en la soledad de mi
profunda tristeza:
P: Yo no estoy bien y ella no se da cuenta.
Y sollozando:
P: Es raro, es muy raro, ella no sabe que estoy mal.
Nadie se da cuenta de que yo estoy muy mal, de que
estoy encerrado.
Era el grito -como terapeuta tantas veces escuchado con
éstas u otras palabras- del bebé que se siente solo, no
ayudado por su madre en ese momento terrible de
tránsito que es nacer. Un tránsito que es muerte al estado
de vida intrauterina para surgir a otro estado de vida no
conocido.
T: Mira a ver si eres muy grande o...
P: Estoy como paralizado. Bueno, paralizado no porque
yo intento...
Y empujé en la cama.
P: Pero no puedo. Estoy atado por todos lados.
Y Verena intentó una vez más aliviar el sufrimiento de
mi nacimiento:
T: Bueno, va a pasar un tiempo y...
Pero yo seguía atrapado:
P: Estoy muy cansado y me voy...
La sensación era de entrega a un descanso definitivo,
con sensaciones de muerte.
T: ¿Qué sientes ahora?
P: Me ahogo, no respiro nada, me falta aire y me
encuentro muy mal.
Pero esta vez mi actitud era tranquila, de total
resignación. Había aceptado irme, irme a eso que sentía
como muerte.
P: No entra aire. Lo busco. Levanto la cabeza, pero esto
me marea. Me voy...
T: Mira a ver. ¿A dónde te vas?
P: Estoy en la caja otra vez.
T: ¿Ya no respiras?
P: Muy mal... muy poquito. Todo se paraliza. El
estómago... No entra aire... Oscuro...
Y volvió la imagen del obispo vista en anteriores
sesiones. Me esperaba a la entrada de la cueva, pero esta
vez:
P: El obispo parece mi padre. Es mi padre.
T: ¿Qué hace tu padre?
P: Deja que me vaya.
A fin de evitar que volviera a mi simbología de muerte,
que en parte ya había comprendido, o sea, concienciado,
por sesiones anteriores, Verena decidió que avanzara
ligeramente en el tiempo.
T: ¿Dónde estás ahora?
P: Hay luz.
T: ¿Desde dónde te llega la luz?
P: No sé. Hay luz.
T: Y la salchicha... ¿qué pasa con ella? ¿Estás dentro de
la salchicha?
P: No.
Verena estaba comprendiendo que hablaba de nuevo de
mi experiencia próxima a la muerte.
T: ¡Ah!, has salido de la salchicha. ¿Dónde estás ahora?
¿Dentro de la luz?
P: Sí.
T: ¿Y ahí te encuentras bien?
P: Estoy tranquilo.
T: De todas formas vamos a ver si dentro de la salchicha
ha quedado algo.
P: Sí, el gusano. Y la mierda.
T: ¿Tú ya no te ves dentro del gusano?
P: No, no estoy.
T: Pobre gusanito, ¿no te da pena?
P: No, no me da pena.
T: ¿Estás ahí, en la luz?
P: No es luz, es como una cosa luminosa. Y la cabeza no
está muy bien. Verena hizo que avanzara unos días:
T: ¿Sigues en la luz o has vuelto al gusano?
Y yo sentí que tenía que tomar una decisión, que no
podía seguir en el estado de suspensión en que me
encontraba.
P: Tengo que volver, ¿no?
Y eso me apenaba hasta tal punto que empecé a llorar.
P: Es que donde estoy tampoco vale.
T: En la luz, ¿hay alguien o estás solo?
P: Nadie.
No vi la clásica figura simbólica que indica que hay que
volver a este mundo, simplemente percibí la habitación
de casa en donde iba a nacer. Y entendí que estaban
preparando mi nacimiento.
T: ¿Desde dónde lo ves?
P: Lo veo desde arriba. Y lo están preparando todo con
tranquilidad, como si no pasara nada.
Estaba extrañado.
T: A lo mejor tu madre está bien y el que está agitado
eres tú.
Sentía que la explicación estaba en que yo me
encontraba fuera del gusano.
T: Sí, claro...
P: El gusano sí está mal.
T: Yo que tú ayudaría al gusano.
P: Es que está totalmente encajonado dentro del cuerpo
de mi madre. Como si fuera su propio cuerpo. Es que su
cuerpo y el mío son el mismo. Y veo a mi madre que no
se mueve, a mi padre a un lado, los gemelos, una mujer
con un pañuelo cubriéndole la cabeza...
T: Y el gusano, dentro, ¿qué hace?
P: Le veo como ahogado.
T: ¿Se mueve o está quieto?
P: Se mueve, pero está ahogado.
T: ¿Y los de fuera se dan cuenta? Míralo.
P: Los de fuera preparan algo. Es como si tuviera que
venir un médico.
Veía las imágenes con el clásico efecto pantalla y esto
me permitía mantenerme emocionalmente al margen de
cuanto ocurría. Era como ver una película que nos es
ajena. Y Verena mantuvo el efecto pantalla, pero intentó
un mayor acercamiento a las imágenes:
T: De momento no entras en el gusano, pero lo vas a ver
todo con más claridad:
P: Sí, veo a un tío con cartera. Es un médico. Y dice que
no pasa nada y se va. Es un gilipollas.
T: ¿Tú sigues fuera, mirando?
P: Sí, estoy así, mirando.
Y súbitamente algo me agitó. Volví a sentirme mal:
P: ¡Ay! Pasa algo.
T: ¿Estás otra vez dentro del gusano?
P: Me parece que sí. ¿Pero qué hacen? Mi madre se
agita y el cabrón se ha ido.
T: ¿Qué cabrón?
P: El médico.
T: Ahora estás ya dentro del gusano y tú lo vas a ver.
P: Vuelvo a ver el tubo, las serpientes, las imágenes
esas. Como si me llevaran con la caja otra vez. Hay más
luz. Me viene la imagen del despacho. Es como si me
diera fuerza. Me da la impresión de que ya no puedo
volver, o no quiero volver, no lo sé.
T: ¿Tú no quieres volver al gusano?
P: Siento que tengo que volver. Es como diciéndome
que tengo que nacer.
Me refería a la visión del sueño lúcido. Pero esa visión -
que explico en otro capítulo- se borró al llegarme
súbitamente la imagen de una mosca. Algo que sentía
como realmente insólito. Y lo era.
P: Ahora soy una mosca.
T: ¿Una mosca?
P: Sí.
T: ¿Dónde estás dentro o fuera del gusano?
Pero yo seguía absorto en mi insólita mutación.
P: Que cosa más rara, ¿qué hace una mosca aquí?
T: ¿Dónde estás?
P: Delante de la luz.
Entendía que era como tener que volver a la mierda.
Que la mierda -la defecación y la sangre que me
envolvía- era un pastel para la mosca y la mosca quería
el pastel. Y yo, tranquilo en la luz, ajeno a todo
sufrimiento, no parecía querer asumir el papel simbólico
de la mosca, que era aceptar la realidad. Ante eso
Verena, que sabía que era preciso llevarme a los hechos
concretos, insistió en que fuera a un momento en el que
algo hizo que entrara en el gusano, ese cuerpo que era
yo y que la huida de mi percepción había dejado
insensible dentro de mi madre.
P: Parece que tocan el tambor y empiezan a empujar con
los puños en la tripa de mi madre. Es como si los
gemelos supieran más que el médico y se dieran cuenta
de que estoy muerto.
T: Claro, a lo mejor le latía muy poco el corazón al
gusano.
P: Está ahogado.
Pero estaba tranquilo, seguía todavía regresivamente
fuera del cuerpo.
P: Es que todavía no he bajado.
T: Pues ahora bajas.
P: No. Pero tengo que bajar.
Y mi voz denotó lo mal que me sentaba tener que dejar
la luz y volver a mi cuerpo.
T: ¿Así que a ti te gusta más estar ahí arriba.
P: Yo lo que sé es que abajo estoy mal.
Y ya con un principio de cabreo:
P: Y si abajo se está mal a mí me toca los cojones que
me bajen. Que me saquen de aquí.
Pero me sacaron y entré en el pandemonium que era mi
nacimiento en este instante:
P: Me han sacado... La que se ha liado. Esto es la hostia.
Hala, venga. Qué bestias.
Eran gritos, golpes, agitación...
P: Estoy muy mal. Yo no puedo.
Y una vez más volví a los sollozos más profundos y
sentidos que han agitado a un bebé.
P: Aquí sólo hay moscas y ratas. Y frío.
T: Vamos a ver, ¿qué ocurre?
P: Me pica el ojo izquierdo. Estoy pegado. No puedo
respirar. La boca se me ha quedado pegada.
T: Pues abre bien la boca.
P: No puedo. Tengo una cosa pegada en todo el cuerpo.
Y a los sollozos se unió el pánico.
T: ¿El plástico ese?
P: Sí. Y la cabeza me da vueltas. No respiro. Me voy
otra vez. No hay aire.
Y a la imagen de mi propia muerte intrauterina se unió
analógicamente la de la cruz en la iglesia empujándome
en el estómago, impidiéndome respirar (descrito en otra
sesión).
P: No respiro. Estoy muy mal.
Y así era. Mostraba tal angustia en la cama que Verena
decidió sacarme de la catarsis.
T: Bueno, vamos a abreviar un poco. Tú ahora en un
momento te sacan y estás fuera.
Pero yo no estaba dispuesto a alargar la terapia
buscando en otra sesión lo que podía comprender ahora.
P: No. Sólo voy a apartarme un poco del problema
porque esto es horrible.
T: Lo vas a ver en una pantalla, como en el cine.
Pero estaba tan preso en la angustia de mi sufrimiento
que no pude pasar enseguida al efecto pantalla.
P: No tengo aire. Te juro que me muero. Es que no hay
aire.
Hice un esfuerzo para alejarme de las imágenes que me
atormentaban. Una táctica anatheorética que no es una
experiencia próxima a la muerte, sino -lo he explicado
ya- un simple desplazamiento de la percepción.
P: Veo al niño superjodido. El uno golpea arriba, el otro
intenta sacarle con las manos. Me da la impresión de
que mi madre en lugar de abrirse se cierra. Pero no veo
bien a mi madre. Es como si la película la viera desde
dentro. La pared de la luz está cerrada.
Me refería a la luz que al nacer todos vemos al final del
túnel. Esa puerta abierta que tanto nos atrae y consuela y
por la que todos sabemos también tenemos que salir.
P: Me pica mucho el ojo izquierdo. Tengo unas partes
más pegadas que las otras.
Y de pronto pude respirar. Me sentí liberado.
T: ¿Qué ha ocurrido?
P: Es como si el calcetín se hubiera roto por delante.
Ahora llamaba calcetín a la membrana uterina.
T: ¿Y dónde está el niño cuando se rompe el calcetín?
Míralo.
P: Ahora no levanto la cabeza como cuando buscaba
aire. Y ahora hago fuerza con las caderas. Es que la
sensación de estar pegado es debida a que estoy dentro
de esto...
Y como una nube, súbitamente un intenso sueño me
cubrió:
P: Me duermo.
T: No te duermes. Tú ahora...
P: Deja que me vea dormirme para comprender eso
mejor.
T: Bueno, estás en el cine y ves quién se duerme y...
P: El niño se duerme, se duerme porque está muy
cansado.
T: Vale. ¿Y qué hacen con el niño?
P: Pues verás, está cansado y la sensación es que el
cansancio no es normal, es como de entrega, como
resignado.
T: ¿Y qué hacen con el niño mientras se duerme?
P: Le intentan sacar.
T: ¿Todavía no ha salido?
Y esta pregunta me llevó a una duda que en IERA, con
voz de niño, consulté a Verena:
P: ¿Tú crees que es mejor que me saquen?
T: Yo no lo sé. Vamos a ver qué ocurre.
Y yo resignado, al parecer dispuesto ya a aceptar el
nacimiento:
P: Cogen y tiran.
T: ¿Tu madre ayuda?
P: Grita. Siente mucho dolor.
T: Vamos con el niño, ¿le han sacado ya?
P: Está enganchado. Le sacan muy lentamente. Ahora
tengo la cabeza fuera.
T: Qué bien, ¿no?
P: Es raro, estoy más sujeto por la cintura. Como si de
pronto mi madre se cerrara más.
Y me vi inmóvil:
P: No me muevo.
T: Esto hay que arreglarlo.
Y Verena que me vio entrar de nuevo en el sueño:
T: ¿El niño tiene sueño?
P: Mucho sueño.
T: Bueno, pero ahora lo vas a ver. No lo vas a sentir.
P: Parece que el niño sale dormido. Es una cosa rara
como si a la vez saliera dormido y agitado. Es como si
tuviera pesadillas.
T: ¿Y qué pasa con la cintura del niño?
P: Parece como que va a reventar. Y el pie derecho se
queda pegado.
T: Mira a ver qué pasa.
P: Uno de los dedos parece que tiene una llaga.
T: ¿Ahora el niño nace con el velo o el velo se queda
dentro?
P: La impresión es que el velo sale a trozos. Unos se
quedan dentro y otros están pegados.
T: ¿En el pie tiene uno de esos trozos?
P: Todo el velo se queda al final pegado a este dedo.
Estoy en una mesa y me arrancan como una piel.
T: Ahora volvemos a lo mismo, pero lo vas a sentir. Vas
a estar dentro de tu cuerpo.
Era la manera en que podía comprender. Sólo
visualizando no pueden resolverse los CATs.
Y la angustia volvió como un hachazo:
P: ¡Me ahogo!
T: Tú ya sabes que el niño no se ahoga. Tú ya sabes que
no te vas a ahogar.
Más tranquilo, pero con sensación todavía de ahogo,
empecé a mimetizar los movimientos reptantes de un
nacimiento. Recorrí casi toda la cama al tiempo que
Verena suavizaba con sus inducciones mis sufrimientos:
ahogo, opresión, mareo...
T: Cada vez naces mejor. Ya conoces el camino.
P: Voy a vomitar.
T: Venga, echa todo.
P: Voy a vomitar, estoy muy cansado.
T: Venga, que estás saliendo muy bien.
Y yo con un gran esfuerzo, serpenteando en la cama...
P: ¡Qué mal! ¡Dios mío, qué mal!
Y así seguimos hasta que...
P: Estoy fuera.
Y rompí en un intenso lloro. Finalmente Verena me
gratificó (con conversión) llevándome junto a mi madre,
donde sentí el calor acogedor de su cuerpo.

ANATHEÓRESIS RESPONDE



















Toda vez que son muchos ya los lectores de esta web
que se dirigen a nosotros intentando les demos una
respuesta a sus preguntas en torno a la terapia
Anatheóresis y que por ser muchos se hace imposible
ya una respuesta personalizada, considero que lo
adecuado es que esos lectores de esta web se hagan
presentes en esta ágora y, de forma global, sea
Sócrates quien les responda y adoctrine
anatheoréticamente. Bien entendido que nuestro
Sócrates virtual ha dejado que sea yo, Joaquín Grau,
quien hable por él.
Así que amigo comunicante aquí empieza tu paseo por
el ágora de los anatheorólogos. Y te informo ya que a
este paseo seguirán otros muchos.

Y empiezo por la pregunta de si Anatheóresis es una


terapia científica.
La respuesta es un tajante sí. Nada en Anatheóresis se
aparta de los postulados de la más moderna neurología.
Así, utiliza unos muy concretos ritmos cerebrales para
inducir al paciente a un estado de relajación especial -
cuatro hertzios- que le permite vivenciar -ver y sentir-
su historia personal, incluso cuando estaba en el útero
de su madre. No se utiliza, por tanto, la hipnosis
profunda, sino una relajación que permite al paciente
ser consciente de cuanto ve y siente. Por otro lado,
Anatheóresis no es una terapia reencarnacionista. Las
creencias no son ciencia. Y Anatheóresis es un cuerpo
de doctrina científico perfectamente articulado.

Otro lector pregunta: ¿qué cura Anatheóresis?


Y la respuesta es que Anatheóresis no cura
enfermedades, sino a enfermos. Y la curación, por
tanto, depende del enfermo, no de la enfermedad que la
medicina oficial haya diagnosticado. Anatheóresis no
resuelve somatizaciones, ni les da nombre siquiera.
Anatheóresis ahonda hasta las raíces de la enfermedad
y, sanada la raíz, desaparece la somatización -mental o
física-, que es a la somatización a lo que la medicina
oficial da el nombre de enfermedad.

Otra pregunta es: ¿A qué llama raíz de la


enfermedad?
Desde que somos concebidos nuestros órganos de
percepción van pasando por distintas fases hasta
alcanzar los ritmos cerebrales beta maduros. Así, en
una primera fase, vamos ascendiendo perceptivamente
desde una memoria prácticamente celular hasta el
mundo altamente emotivo y con lenguaje simbólico de
los ritmos cerebrales theta. Y desde el cigoto hasta esos
ritmos theta nuestro mundo es subjetivo, nosotros
somos el mundo, un espejismo que se rompe al pasar
de los ritmos theta -que marcan la frontera de los ritmos
lentos o bajos- a los ritmos beta, que son los que crean
la objetividad. Así pues, los daños que vamos
recibiendo desde el momento de ser concebidos -daños
emocionales que nos llegan de la madre, aun cuando
sea otro el causante- se integran en nuestro mundo
subjetivo de ritmos bajos. E integramos también las
respuestas reflejas de defensa que creamos ante ellos. Y
los daños que recibimos pueden ser múltiples: rechazo
continuado de la madre al saberse embarazada, tristeza,
agobio, etc. también continuados de la madre por
razones que pueden ser ajenas al embarazo, disputas
matrimoniales, un parto patológico o simplemente
daños por anestesia, por pérdida prematura de agua
amniótica, por inmovilizaciones del feto en el conducto
de nacimiento, sentimiento de soledad del bebé en la
cuna, etc. Y estos son los daños -lo que yo denomino
Cúmulos Analógicos Traumáticos (CATs)- que al llegar
a los indicados siete a doce años el ritmo beta de vigilia
sumerge en la banda baja de nuestra percepción
"olvidándolos", lo que no significa que dejen de existir.
Porque esos daños, desde su infierno de oscuridad viva,
forman el guión que luego, ya adultos, seguimos
interpretando. y esa oscuridad viva, esa biografía ahora
oculta que contiene nuestra topografía de daños -que
son la raíz de nuestras enfermedades- es la que en un
momento dado puede estallar somatizando. Y a esa
somatización -insisto- es a lo que se le llama
enfermedad.

Pero, ¿cómo se puede sanar la raíz de una


enfermedad?
La respuesta es que con la relajación especial a la que
ya me he referido, así como con una dialéctica
paciente-anatheorólogo de claves también especiales,
se puede acceder a la zona abisal de la conciencia y
hacer que el paciente vivencie su biografía oculta -sus
CATs- para que así, extrayéndolos de la oscuridad de
los ritmos bajos cerebrales donde se han formado y
donde se encuentran, se hagan presentes en la zona
luminosa -o sea, capaz de discernir- de los ritmos altos
beta. Y así, al vivenciarlos y comprenderlos se
disuelven. Aunque a veces es preciso un complemento
terapéutico de conversión de esos CATs ya
comprendidos. De hecho lo que ocurre con eso que yo
llamo comprensión, que no es un simple entender, lo
que ocurre es que los dos hemisferios cerebrales que
todos tenemos lateralizados -casi enfrentados uno
contra el otro, siendo uno el de los ritmos bajos y el
otro el de los ritmos altos-, lo que ocurre, insisto, es que
esos dos hemisferios se sincronizan en fase. Y esto es
lo que permite la comprensión, siendo la comprensión
una toma profunda de conciencia de nosotros mismos.
Algo que nada tiene de misterioso y que ahora la
neurociencia conoce ya muy bien. Si bien es cierto que
si ahora Anatheóresis es ya entendida -sólo entendida,
no comprendida- por la ciencia, esta misma ciencia
estaba muy lejos de aceptar los postulados de mis
experiencias en laboratorio cuando empecé a realizarlas
hace ya unos treinta años.
¿Entonces Anatheóresis no utiliza fármacos?
No, no utiliza fármacos. Anatheóresis es una terapia de
liberación. Anatheóresis no acoraza a los enfermos a fin
de mantener bloqueada la enfermedad y evitar así que
se manifieste, que somatice, tampoco combate
microorganismos. Si bien eso no significa que haya que
repudiar a una medicina que extirpa y combate. Porque
esto puede ser -y de hecho es- muy necesario. Lo que
se trata aquí es de comprender que toda terapia puede
ser válida. y que toda terapia tiene su aplicación. Así,
ante alguien que tiene por costumbre dañarse hasta el
punto de provocarse una hemorragia, lo lógico es que
esa hemorragia sea detenida por la medicina oficial.
Pero es lógico también preguntarse qué es lo que lleva
a ese paciente a provocarse esas hemorragias. Y esto es
lo que considera Anatheóresis. Porque un psiquiatra
puede resolver, bloqueándola, una depresión grave.
Pero, hecho esto, ¿no es lógico intentar buscar la razón
de esa depresión para eliminarla definitivamente?

Y para terminar: ¿Puede dañar la terapia


Anatheóresis?
Ante esa misma pregunta, pero referida al psicoanálisis.
Carl G. Jung respondió que sí, que era muy peligroso
ponerse en manos de un mal psicoanalista porque esto
podía llevar a que el enfermo no sanara, cosa que sí
habría logrado de haber ido a un buen psicoanalista. Y
este era -y sigue siendo- el único y no pequeño daño
que podía -y puede- causar el psicoanálisis. Y lo mismo
digo yo: Anatheóresis nunca daña, pero un
anatheorólogo poco experimentado sí puede dañar no
sanando al enfermo que otro anatheorólogo
experimentado sí habría sanado.





























ESE ORDENADOR QUE TÚ ERES

Sócrates se ha incorporado a este espacio de la página


web y aún cuando Sócrates sabe que un ordenador
digital está todavía muy lejos de nuestros procesos
cerebrales no por ello se ha resistido a la tentación de
esbozar la teoría operativa de Anatheóresis utilizando
para ello el símil de nuestros actuales ordenadores
digitales.

Imagina, lector, que eres un ordenador. Ya sabes, una


computadora, eso con lo que intentamos reproducir
nuestros esquemas cerebrales. Que ya se sabe que no
inventamos nada, que simplemente nos limitamos a
copiarnos. Así que tú, al igual que un ordenador, eres un
hardware y un software. Eres un hardware que surge y
se va formando mediante órdenes genéticas -o sea, las
de tu software biológico- que van estructurando tu
entidad física con sus capacidades fisiológicas
potenciales, sistema nervioso incluido. Y abreviando las
amplias experiencias de la técnica terapéutica
Anatheóresis, la formación de tu hardware, biológico
desde su concepción hasta su estado perceptivamente
terminado, puede dividirse en cuatro fases básicas.
La primera se extiende desde la concepción hasta las
seis a ocho semanas de embarazo. Fase en la que tú,
lector, has vivido en un mundo que sentías pero en el
que no te reconocías. Eras poco más que un trasplante
integrado en el ordenador-madre.
En la segunda fase -de las seis a ocho semanas hasta
aproximadamente los seis meses de gestación- poseías
ya un sistema nervioso que, si bien incipiente, podía ya
llevarte de la anterior forma de percibir similar al sueño
fisiológico -sueño sin ensueños- a un cierto sentimiento
de individualidad. No con percepción de un yo
personalizado. Tu mundo era un mundo que por sí
mismo y en sí mismo transformaba los mensajes del
software en símbolos arquetípicos.
En la tercera fase -de los cuatro a seis meses de
gestación hasta un año o algo más después de nacer- el
hardware que eras estaba lo suficientemente
estructurado para que su sentimiento de individualidad
fuera ya manifiesto. Pero su mundo seguía siendo
todavía subjetivo. Tú seguías siendo un todo con el
todo, sin nada fuera de ti. Y como en las anteriores fases
tu percepción era puramente emocional.
Ya en la cuarta fase -del año o dos años hasta los diez a
doce años- fue cuando se produjo -gradualmente- el
milagro. El mundo ya no era solamente emocional y
subjetivo, sino que surgió un afuera en el que había
otros que no eran tú. Era la percepción causal, esa
percepción de la que tanto presumimos puesto que nos
permite razonar. El hardware estaba ya perceptivamente
terminado, aun cuando a esas cuatro fases sigue otra -la
adolescencia- de asentamiento del hardware.
Pero no todo fue así de sencillo porque ese hardware -
con su software biológico, al que podemos considerar su
sistema operativo- se vio una y más veces afectado por
los mensajes tanto traumáticos como gratificantes que el
software del ordenador madre mandaba a ese ordenador
en gestación que eras tú.
Concretamente, Anatheóresis ha comprobado que todo
impacto emocional que vive la madre -generado por ella
o procedente de otra persona- la madre lo transmite al
nonato, de manera que, en mayor o menor medida, esos
mensajes procedentes del software de la madre pueden
modificar el desarrollo adecuado del crecimiento de ese
hardware biológico que es el bebé. De ese bebé que
fuiste tú. De ese bebé que ahora tú sigues siendo en la
memoria -sin recuerdo- de tu biografía oculta. O sea, la
biografía que corresponde a esas primeras fases de
percepción que he descrito.
Suponte que en tanto tu hardware biológico se estaba
formando tu madre no te deseó plenamente, o estaba
deprimida, o sufría una continuada tristeza por la muerte
de un ser querido, o vivió intensas peleas familiares, o
rechazaba ya a su marido, o simplemente ignoró el fruto
que estaba anidando, o fue maltratada, o... Y no
olvidemos que el hardware -con su software- que un día
gestó a tu madre sufrió también mensajes emocionales
espurios procedentes de su madre. Somos una gran
fábrica de ordenadores que se desordenan entre ellos. Y
ese desorden que nos acompaña toda la vida si no
desactivamos su carga emocional -y esta es la función
de la terapia Anatheóresis- es la que hace que seamos
como somos, porque es la que se manifiesta en nuestra
manera de ser y comportarnos y es también la que
manifiesta ya, en gran medida, nuestras posibles
enfermedades, porque esa biografía oculta es ya la
topografía de nuestra personalidad, de nuestro devenir.
Y en la topografía de ese hardware, con su sistema
operativo ya más o menos desordenado, puede haber
cargas energéticas traumáticas -desórdenes del
hardware- tan intensas que el propio hardware no pueda
contenerlas y le estén destruyendo por un exceso de
desorden de sus propios componentes, de manera que
esto lo esté somatizando ya el propio software.
Debo aclarar que cuando se estaba formando el
hardware biológico el nonato que tú eras -como puedes
ver en las fases de percepción que he descrito- no
poseías los ritmos cerebrales necesarios para discernir,
de manera que su percepción era básicamente
emocional. Tu verdad era, por tanto, una verdad sentida
-no razonada- y así, si tu madre, por ejemplo, estuvo
enferma cuando te gestaba tú sólo inscribiste en tu
ordenador en formación la verdad sentida del
sufrimiento que te llegaba de tu madre, sin poder
discernir que ella no deseaba mandarte ese mensaje de
sufrimiento. Precisamente Anatheóresis lo que hace es
utilizar una técnica de relajación especial -una
Inducción al Estado Regresivo Anatheorético (IERA)-
que aun siendo una simple relajación -no hay pérdida de
conciencia, de manera que el paciente se mantiene
perfectamente lúcido- hace posible que ese ordenador
dañado que es ya el paciente vivencie -vea y sienta- los
impactos emocionales que dañaron su sistema operativo
cuando el hardware se estaba formando. Y el paciente -
ahora adulto, capaz ya de discernir- puede descargar
esos impactos energéticos que alteraron el ordenador
que ahora es. Anatheóresis no cambia los hechos que un
día desordenaron nuestro ordenador, Anatheóresis lo
que hace es descargar las cargas emocionales
patológicas mediante la comprensión en IERA de los
hechos que realmente ocurrieron.

Por la transcripción: Joaquín Grau




EL INFIERNO DE SANTA TERESA

Recogido por Joaquín Grau, hoy es nuestra admirada


Teresa de Ávila quien se incorpora a este Ágora.

Teresa Sánchez Ahumada, nuestra Santa Teresa de


Ávila, escribió en el Capítulo 32 de su Libro de la
Vida: "Después de mucho tiempo que el Señor me
había hecho ya muchas de las mercedes que he dicho
(...), cuando un día en oración me hallé en un punto
toda, sin saber cómo, que me parecía estar metida en el
Infierno. Entendí que quería el Señor que viese el lugar
que los demonios allá me tenían aparejado y yo
merecido por mis pecados.
"Ello fue en brevísimo espacio; más aunque yo viviese
muchos años, me parece imposible olvidárseme:
Parecíame la entrada a manera de un callejón muy
largo y estrecho, a manera de horno muy bajo y oscuro
y angosto; el suelo me pareció de un agua como lodo
muy sucio y de pestilencial olor, y muchas sabandijas
malas en él; al cabo estaba una concavidad metida en
una pared a manera de una alacena, a donde me vi
meter en mucho estrecho.
"Todo esto era deleitoso a la vista en comparación con
lo que allí sentí (...) Sentí un fuego en el alma que yo
no puedo entender como poder decir de la manera que
es (...) No veía yo quien me los daba (los terribles
dolores que describe) (...) pero estando en tan
pestilencial lugar, tan sin poder esperar consuelo, no
hay sentarse ni echarse, ni hay lugar, aunque me
pusieron en este como agujero hecho a la pared,
porque estas paredes que son espantosas a la vista,
aprietan ellas mismas, y todo ahoga. No hay luz, sino
todo tinieblas oscurísimas. Yo no entiendo como puede
ser esto, que con no haber luz, lo que a la vista ha de
dar pena todo se ve.
"No quiso el Señor entonces viese más de todo el
Infierno (si bien Teresa habla a continuación de otras
escenas espantosas, aun cuando menos espantosas que
las anteriores porque aun viéndolas las sentía poco o
nada)
La presión social sobre Teresa era obvia si tenemos en
cuenta que en aquellos tiempos de inquisición,
sambenitos y hogueras ella era nieta, por vía paterna,
de judío converso. Algo que en aquellos tiempos de
fanatismo religioso tan sólo podía conjurarse con una
constante muestra -fingida o real- de sometimiento a la
Iglesia. Y Teresa, cuya fe en Cristo era real, nunca dejó
de someterse a la Iglesia que, para ella, era someterse
al amor de su Amado. De ahí que, interpretando lo que
sentía, entendiera que su visión había sido la visión del
Infierno.
En cuanto a los médicos de la época, también
sometidos a la interpretación cultural existente en
aquel tiempo, entendieron que las somatizaciones de
Teresa, que eran tan múltiples como constantes y
dolorosas, eran propias de un mal hético; o sea,
tuberculosis, pero sin dejar de sospechar que el diablo
no andaba lejos de esos daños que a fin de cuentas
sufría la nieta de un judío converso.
En nuestros días, con una medicina oficial que ha
sustituido Iglesia por Tecnología, a Teresa se le ha
diagnosticado -a distancia- que era una neurótica que
sufría paludismo, alguna angina de pecho vasomotora,
caía en catalepsias, sufría temblores -¿epilépticos?- en
la lengua y un brazo, ruidos en la cabeza... y entre
otras enfermedades más: que murió a los 69 años de un
cáncer de útero.
Como puede verse distintos diagnósticos, distintas
interpretaciones de una sintomatología de acuerdo con
la cultura imperante. Una cultura que el propio cerebro
razonador va generando con sus verdades relativas,
aun cuando esas verdades relativas se consideran
verdades absolutas en cada uno de los momentos en
que son establecidas.
Nada hay contra la metodología científica de la
medicina oficial, pero sí se debe argumentar en contra
de que esa medicina llamada científica se aplique
hecha religión y al así hacerlo excluya toda otra
metodología sanadora que no sea la que la medicina
oficial considera basada en sus postulados.
Por poner un ejemplo, supongamos que Anatheóresis,
con su metodología perceptiva, colabora con la
medicina oficial. En este caso cualquier anatheorólogo
experimentado sabría y podría probar que las
somatizaciones expuestas por la santa en su libro
autobiográfico son la proyección de daños acaecidos
en el proceso de su gestación y nacimiento, si bien
expresados en el lenguaje simbólico que es propio del
hemisferio cerebral emocional. Y esto no sería una
interpretación, sino la simple lectura de unos símbolos
que la propia Teresa traduciría -no interpretaría, que es
lo que hace el cerebro razonador- en una sesión de
Anatheóresis
Concretamente, la visión de Teresa, cuando por querer
ser santa vivía atormentada por creencias espurias, es
muy fácil de leer. A fin de cuentas son ya cientos los
pacientes que han expresado los daños de su
nacimiento con los mismos símbolos que la santa de
Ávila, con ese callejón largo que es el conducto de
nacimiento. Y téngase en cuenta que se siente largo
porque un bebé que nace no conoce el tiempo, lo
expresa como espacio y, así, mucho tiempo es mucho
trayecto. También el paso angosto del conducto de
nacimiento que ahoga, que aprisiona o inmoviliza.
Simplemente el parto difícil de una madre que tensa su
cuerpo, que no dilata adecuadamente. Y esa suciedad,
ese lodo... ¿Es que hemos olvidado ya que nacemos
entre sangre y defecación? Y ese estar dentro de la
alacena que todo evidencia es la sensación que el feto
tiene de estar pegado a la matriz cuando la madre ha
roto aguas prematuramente.
Pero todo eso -lo que estoy haciendo ahora- es ya
interpretar símbolos. Algo inadecuado. Basta con
situar al paciente en ese estado de casi simple
relajación -concretamente a una inducción al estado
regresivo anatheorético- y llevarlo a ese momento, a
ese Infierno, auténtico Infierno capaz de perseguirnos
durante toda la vida con su sufrimiento. Y ya en ese
infierno de dolor el paciente va vivenciando sus daños.
Y al vivenciarlos los va disolviendo. Porque si el
Infierno existe, es sólo el Infierno de nuestra biografía
oculta, de esos daños sufridos y olvidados que
condicionan nuestra vida, nuestro comportamiento y
actitudes. Nuestra salud o enfermedad. Que están ahí
como hechos concretos, actuando desde la oscuridad
luminosa -y así lo vivenció Teresa- de nuestra
topografía de daños básicamente intrauterinos.
Ya no vivimos las enfermedades -ni cualquier otra
expresión cultural- como se vivía en el siglo de Teresa.
Pero todavía seguimos interpretando desde la cultura
del momento, sin entender que la enfermedad es el
enfermo -que somos nuestros daños y gratificaciones,
que somos nuestra biografía- y que el enfermo, que es
la enfermedad, muestra siempre las mismas dolencias.
Y que no se trata de modificar la interpretación de los
daños -de reinterpretarlos-, sino de hablar con la
enfermedad-enfermo, con los sentimientos y
emociones de los hechos concretos que los han
originado, en su propio idioma. Y en su propio lugar y
época. Y esto es algo que Teresa, mujer inteligente,
hubiera comprendido. Y comprendiéndolo no hubiera
caído en el error, muy actual también, de cambiar un
concepto por otro. Por ejemplo, cambiar el concepto
interpretado ángel por el concepto reinterpretado
extraterrestre.

Joaquín Grau

ADIÓS, SENTIMIENTO, ADIÓS

José Mª Sánchez Navarro es Titulado Superior en Naturopatía y Osteopatía por


el Real Centro Universitario María Cristina de El Escorial (RCU). Asimismo,
profesor de Naturopatía, Iridología y Nutrición Ortomolecular en el Instituto de
Terapias Naturales Quirosana (Zaragoza). Y profesor de Nutrición
Ortomolecular de los laboratorios Nutergia.

Dentro de todos los años de la vida que he vivido, siempre me he encontrado


perdido, desorientado, con la sensación de que no llegaba a ver algo o que algo
se me pasaba por alto. Veía a mi Padre trabajar de sol a sol, a mi Madre todo el
día sin descanso para dedicarnos su tiempo a nosotros, a nuestra supervivencia
en la niñez y en la infancia hasta la posterior adolescencia. A lo largo de toda mi
vida me he dado cuenta de que hablando con mis Padres de un tema en concreto
ellos tenían su razón, si hablaba con mis hermanos del mismo tema tenían una
razón diferente, si hablaba con mis amigos de ese mismo tema tenían otra razón
diferente, lo que me llevaba a conclusiones confusas, porque yo también tenía
mis propias razones y me surgía la duda ¿cómo puedo encontrar la verdad?,
¿quién tiene la razón?, ¿qué es la verdad? y lo más importante, si todo el mundo
tiene la verdad absoluta, ¿cómo es que nuestra sociedad no es mejor y nuestras
capacidades de comprensión y de amor no están presentes? Preguntas que no
encontraban respuestas y si las encontraban eran erróneas. Porque preguntas de
HCI, sólo encuentran respuestas de HCI.

Todas mis preguntas quedaron resueltas, porque dejé que entrara en equilibrio el
HCD. No nos damos cuenta de que al desterrar nuestro HCD en la infancia-
adolescencia decimos, ADIÓS, SENTIMIENTO, ADIÓS.

Sentir es lo único que tenemos que hacer en la vida. Sólo al final del camino
cuando tengamos que saltar de la charca, en la que como renacuajos estamos,
nos llevaremos con nosotros el sentimiento de las experiencias vividas, buenas
y malas.
ADIÓS, SENTIMIENTO, ADIÓS

José Mª Sánchez Navarro es Titulado Superior en Naturopatía y Osteopatía por


el Real Centro Universitario María Cristina de El Escorial (RCU). Asimismo,
profesor de Naturopatía, Iridología y Nutrición Ortomolecular en el Instituto de
Terapias Naturales Quirosana (Zaragoza). Y profesor de Nutrición
Ortomolecular de los laboratorios Nutergia.

Dentro de todos los años de la vida que he vivido, siempre me he encontrado


perdido, desorientado, con la sensación de que no llegaba a ver algo o que algo
se me pasaba por alto. Veía a mi Padre trabajar de sol a sol, a mi Madre todo el
día sin descanso para dedicarnos su tiempo a nosotros, a nuestra supervivencia
en la niñez y en la infancia hasta la posterior adolescencia. A lo largo de toda mi
vida me he dado cuenta de que hablando con mis Padres de un tema en concreto
ellos tenían su razón, si hablaba con mis hermanos del mismo tema tenían una
razón diferente, si hablaba con mis amigos de ese mismo tema tenían otra razón
diferente, lo que me llevaba a conclusiones confusas, porque yo también tenía
mis propias razones y me surgía la duda ¿cómo puedo encontrar la verdad?,
¿quién tiene la razón?, ¿qué es la verdad? y lo más importante, si todo el mundo
tiene la verdad absoluta, ¿cómo es que nuestra sociedad no es mejor y nuestras
capacidades de comprensión y de amor no están presentes? Preguntas que no
encontraban respuestas y si las encontraban eran erróneas. Porque preguntas de
HCI, sólo encuentran respuestas de HCI.

Todas mis preguntas quedaron resueltas, porque dejé que entrara en equilibrio el
HCD. No nos damos cuenta de que al desterrar nuestro HCD en la infancia-
adolescencia decimos, ADIÓS, SENTIMIENTO, ADIÓS.

Sentir es lo único que tenemos que hacer en la vida. Sólo al final del camino
cuando tengamos que saltar de la charca, en la que como renacuajos estamos,
nos llevaremos con nosotros el sentimiento de las experiencias vividas, buenas
y malas.
FUNDAMENTOS CIENTÍFICOS DE
ANATHEÓRESIS

A pesar de que la técnica terapéutica Anatheóresis se


basa en postulados científicos, y a pesar de que su
práctica se basa en años de experiencias
comprobables, todo ello expuesto por su creador,
Joaquín Grau, en su TRATADO TEÓRICO-
PRÁCTICO DE ANATHEÓRESIS, la ciencia
academicista ignora en gran medida esas pruebas.
Por ello, Manuel Gago, monitor y diplomado
especialista en Anatheóresis, ha realizado una
investigación casi exhaustiva en torno a los
fundamentos científicos de Anatheóresis. El propósito
de esa investigación de Manuel Gago es reafirmar que
Anatheóresis no es un cuerpo de doctrina médico
surgido de simples especulaciones mentales, sino que,
por el contrario, tiene sus raíces en las más serias
afirmaciones científicas actuales.

En general, el público que por primera vez tienen


noticia de Anatheóresis, puede tener la percepción de
que se trata de algo muy cercano a lo esotérico, a lo
mágico en su acepción más negativa e incluso,
simplemente, a la pura falacia. Pero nada más lejos de
la realidad. Y ello, sin dejar de reconocer que hay
aspectos en la práctica de la terapia, que hoy por hoy
tienen difícil explicación científica. Por ejemplo la
PEU (Percepción Extrauterina), la capacidad que, en
IERA (el estado de relajación profunda en la que se
sitúa al sujeto para realizar la terapia), muestran el
embrión y el feto para visualizar acontecimientos
ocurridos fuera del útero y de los que en numerosas
ocasiones se ha podido comprobar su certeza.
Pero la separación cartesiana de mente y cuerpo en la
medicina actual, y sus componentes e intereses
sociales, culturales y económicos, son un impedimento
indudable y por ahora casi insoslayable, para poder dar
una explicación racional y científica. Por un lado
dificulta sobremanera la expansión de las ideas en las
que se basa Anatheóresis, y por otro, casi imposibilita
en la práctica el estudio científico de su práctica y
resultados.
No obstante, y podríamos decir, a pesar de esa
medicina alopática omnipresente y omnipotente, se
teoriza, se conoce y se experimenta con los
fundamentos en los que se basa Anatheóresis.
Porque la teoría y práctica de esta terapia, está avalada
por conocimientos y teorías científicas actualmente en
vigor.
Especialmente, Anatheóresis, se asienta en cinco
premisas básicas:
1) Las enfermedades son causadas por la activación
de ciertos mecanismos, sean psíquicos o físicos,
estimulados por la aparición y o repetición de
situaciones emocionales análogas a impactos
emocionales pasados, acumulados y no resueltos, y
que terminan por somatizar. Es decir, la enfermedad
tiene su génesis en la psique.
2) Esos impactos emocionales se producen
principalmente en el periodo intrauterino y en el parto.
Para ello, necesariamente, el sujeto debe obtener
información externa mediante algún tipo de percepción
en esos periodos.
3) La enfermedad se produce por el no
reconocimiento de aquella información percibida y
acumulada en el hemisferio derecho del cerebro, por
parte del hemisferio izquierdo. Es decir por la
Lateralidad cerebral.
4) Acceder a esa información es posible mediante una
“Regresión de edad”.
5) Se puede realizar esa regresión de edad, situando
al sujeto en la banda theta de ritmos de ondas
cerebrales sin que éste se duerma.
Sin ser nuestro objetivo un exhaustivo análisis de cada
una de esas premisas, si vamos a tratar de sintetizar y
exponer algunos de los estudios, conocimientos y
teorías vigentes, así como referir diversos autores y
científicos, que apoyan tales supuestos.
Génesis psíquica de la enfermedad
Se ha sugerido el origen psíquico de la enfermedad
desde la más remota antigüedad. Medicinas como el
Ayurveda hindú o la Medicina Tradicional china, ya
inciden en la importancia de las emociones en la
aparición y desarrollo de las enfermedades.
En la medicina actual, está vigente el enfrentamiento
entre los partidarios de las tesis del origen
psicoemocional de todas o de la mayor parte de las
enfermedades, y de aquellos que niegan ese extremo y
apoyan el origen orgánico de todas o casi todas. Pero
curiosamente la OMS (Organización Mundial de la
Salud), por su parte, reconoce el origen psicosomático
del 90% de todas las enfermedades.1 n1
Algunos de los sectores e investigadores relacionados
con la salud y la ciencia que apoyan el origen
psicosomático son los siguientes:
El Psicoanálisis, desde 1890, trata de explicar desde
los procesos psíquicos algunas enfermedades que no
parecen tener un origen orgánico o anatómico. Creado
por Freud, posteriormente derivó en varias escuelas
bajo diferentes enfoques. n2
Walter Cannon, en 1911, estudió las relaciones entre
emociones, fisiología y salud. n3 De sus trabajos se
derivaron dos escuelas distintas en el estudio de la
relación entre emoción y salud: la Medicina
Psicosomática de Franz Alexander de 1939, n4 que
asociaba las enfermedades a las emociones discretas
desde el paradigma psicoanalítico (Escuela de
Chicago), y explicaba numerosas enfermedades físicas
(asma, úlceras gástricas, y enfermedades del corazón)
en términos de alteraciones psíquicas, y la segunda, en
la que el fisiólogo Hans Selye, en 1936, introdujo el
concepto de estrés, formulando el síndrome general de
adaptación. n5
La Psicología de la salud, derivada de numerosos
estudios y aportaciones a lo largo de los años sesenta y
setenta. Esta disciplina relaciona los problemas de la
salud, con los procesos psíquicos. n6 n7
La nueva psicología que reintroduce la emoción dentro
del estudio del estrés y la salud, por ejemplo el trabajo
del Dr. Jaime Vila, Psicología y salud: entre el
corazón y el cerebro, n8 o la profesora de la UNED,
Dra. Montserrat Conde Pastor, en su artículo El Estrés
como respuesta emocional. n9
La Psicología transpersonal, recalca por su parte la
indivisibilidad espíritu, mente y cuerpo. n10
Por otra parte, el Dr. David Servan-Schreiber,
demostró con su trabajo científico que «los sucesos
dolorosos dejan una profunda marca en nuestros
cerebros»,2 y que «los trastornos emocionales…, fruto
en muchas ocasiones de dolorosas experiencias
vividas en el pasado».3 Además indica que no se
puede separar el estado físico y el estado mental. n11
La Inteligencia emocional relacionada con la salud, y
un gran exponente, por la repercusión mediática
obtenida y las numerosas referencias científicas, es el
libro de Daniel Goleman, La inteligencia emocional.4
Joseph LeDoux, una de las principales autoridades
mundiales en Neurofisiología de la emoción,
catedrático de la Universidad de Nueva York, e
investigador de la lateralidad cerebral, recalca la
dimensión funcional y biológica de las emociones,
acentuando su decisiva influencia en la conducta
humana. 5
La Biología celular también incide en este tema,
exponiendo en su obra el Dr. Bruce Lipton, que el
pensamiento y las creencias son absolutamente
determinantes en la salud. 6
Y hacer especial mención a tres descubrimientos
científicos que han marcado este postulado. En primer
lugar, el realizado por Robert Ader, en 1974 en la
Universidad de Rochester, de que el sistema
inmunológico al igual que el cerebro podía aprender.
n12 Posteriormente un colega suyo, David Felten,
descubrió que el sistema nervioso está interconectado
con el sistema inmunológico y, además, es esencial
para la función inmunológica adecuada. n13 Y por
último los trabajos que desarrolló la Dra. Ana María
Montero Doig, que relaciona las emociones y el
sistema inmunológico con la influencia de las
hormonas que se liberan con el estrés. n14
De todos estos estudios y experimentos nació la
Psiconeuroinmunología, que es el estudio de las
interrelaciones entre mente (psique), Sistema Nervioso
Central (SNC) y Sistema inmune (SI), una de las
parcelas más avanzadas dentro de la medicina actual y
que está posibilitando, aunque constantemente
ralentizado, el paso de la dualidad mente cuerpo
cartesiana, a un nuevo paradigma en que mente y
cuerpo están íntimamente interrelacionados. n15
Por otro lado, fuera de la medicina alopática actual,
gran parte de las medicinas y o terapias alternativas
ven en las emociones causas primarias de las
enfermedades, por ejemplo las Flores de Bach, la
Homeopatía o la Nueva Medicina del Dr. Hamer.
Mencionar además, una de las teorías más
controvertidas, aunque con el mismo sustento teórico
de las corrientes mayoritarias, de la física cuántica, en
la que realidad y conciencia son parte de un todo
indisoluble y que en definitiva le percepción de la
realidad última, sintetizando, viene condicionada por
nuestra conciencia. El padre de esta idea es el
discípulo de Einstein, David Bohm,7 8 n16 que la
expuso en su obra La totalidad y el orden implicado.9
Otro ejemplo en la física cuántica, el Dr. Alan Wolf,
expone que la mente crea la ilusión de la realidad.10
n17
También señala el Dr. F. David Peat, físico de la
Universidad Queen´s de Canadá, en su libro
Sincronicidad: puente entre mente y materia, que los
procesos de pensamiento están conectados con el
mundo físico mucho mas íntimamente de lo que se ha
sospechado hasta ahora.11 12 Igualmente el profesor
de ingeniería de la Universidad de Stanford, Willian
Tiller, cree que nuestra conciencia construye la
realidad, n18 y sostiene que las pautas mentales
alteradas es lo que crea la enfermedad.13
Concepto análogo a los resultados de los estudios a los
que llegó el profesor de la Universidad de Texas, Dr.
Larry Dossey, n19 y que le han llevado a señalar que
"la enfermedad debe ser considerada como un proceso
de vida que puede ser descrito con precisión como un
todo continuo, que en absoluto es un hecho aislado ni
viene de fuera del sujeto y que cuando nos centramos
en un principio de relación y unidad y nos alejamos de
la fragmentación y el aislamiento, sobreviene la
salud".14
Y de acuerdo con la visión holográfica cerebral de
Karl Pribram, la realidad en general es un dominio de
frecuencias y el cerebro convierte tales frecuencias en
el mundo objetivo de las apariencias, 15 16 17
conceptos muy cercanos a la visión de Bohm. n20 Por
tanto, según las teorías holográficas de Bhom y
Pribram, toda realidad, en la que sin duda podemos
incluir la enfermedad, dependería o estaría
íntimamente relacionada en última instancia con
nuestra psique. n21
Percepción intrauterina y natal
Joaquín Grau, considera que en el proceso ontogénico,
el sujeto pasa por seis distintos estadios de percepción
(EP), según el desarrollo del sistema nervioso así
como de los distintos ritmos de ondas cerebrales
asociados, y, según esos estadios, la información es
percibida -recibida y representada mentalmente- de
diferente forma. Como observa el neurólogo Karl
Pribram, padre de la teoría holográfica del cerebro, “la
información no es una propiedad de un hecho único,
sino la relación entre ellos, su secuencia, su estructura
jerárquica. La información está codificada de alguna
manera en esas relaciones y se extrae de ellas”.18
Para Grau, en los tres primeros estadios de percepción
(con estados no ordinarios de conciencia), que abarcan
desde la concepción hasta aproximadamente la época
preverbal, y sobre todo en la etapa intrauterina, esa
información adquiere la forma de representaciones
altamente simbólicas.
También indica Grau, que el nonato vive en un estado
equivalente a la realidad onírica. En este sentido
indicar, que neurocientíficos de la Universidad
Friedrich Schiller en Jena (Alemania), parecen haber
demostrado que soñamos antes de nacer. n22 Otros
científicos apoyan este supuesto, Janet DiPietro, una
de las principales investigadoras en el estudio de las
relaciones madre feto, indica que éste experimenta el
movimiento ocular rápido (REM), n23 supuesto que
señala también el neonatólogo Carlo Bellieni. n24
Otros científicos apoyan algún tipo de percepción, en
base a los distintos sentidos. Los estudios más
importantes, los referidos a la capacidad de escuchar y
procesar esa información. n25 Clásicos son los
trabajos del otorrinolaringólogo Alfred Tomatis, que
descubrió cómo la voz de la madre influye sobre el
desarrollo del futuro recién nacido y condiciona su
posible bienestar.19 Y señala que: «el feto oye desde
los primeros meses», y además «la absorción de la voz
de la madre es el fenómeno más importante de toda la
organización afectiva y emocional».n26 Aspecto sobre
el que incide también la mencionada DiPietro:
«Sabemos que la voz materna es el estímulo externo
más destacado para el feto» y que «el feto aprende la
entonación del idioma materno».n27 Un compendio
de los estudios referidos a este supuesto es el artículo
del psiquiatra, Bernard Auriol, Las aguas
primordiales: la vida sonora del feto. n28 También
señala el Dr. Jordi del Rey (psiquiatra y especialista en
anatheóresis), “el niño no está aislado del exterior en
el claustro materno, ya que la sonoridad del útero es
de 68 dB (decibelios) y además se encuentra en un
líquido (el amniótico), donde se transmite el sonido
mucho mejor que en un medio gaseoso”. n29
Por su parte, el neonatólogo Peter W. Nathanielsz,
sobre los efectos medioambientales en el feto, escribió
en su libro Life in the Womb: The Origin of Health and
Disease (Vida en el vientre: el origen de la salud y la
enfermedad): "La calidad de la vida en el útero,
nuestro hogar temporal antes de nacer, establece
nuestra susceptibilidad a las enfermedades
coronarias, a los infartos, a la diabetes, a la obesidad
y a otras muchas enfermedades durante la vida
posterior". 20
Otros como el obstetra Michel Odent —precursor de
las bañeras de dilatación— explica a lo largo de su
obra, que la situación emocional de la madre
embarazada influirá enormemente sobre el futuro
emocional y la salud de su hijo, por lo que
evidentemente el feto de alguna manera percibe dicho
estado emocional. 21 22 En el mismo sentido, un
trabajo de la Dra. Natalia López Moratalla, catedrática
de Bioquímica y Biología molecular de la Universidad
de Navarra, revela los procesos emocionales que unen
al feto y a la madre desde los primeros días de
gestación. n30 Y la Dra. Ibone Olza Fernández, del
Hospital Puerta de Hierro en Majadahonda (Madrid),
advierte en un estudio los efectos de la ansiedad en el
desarrollo neurológico del feto: La teoría de la
programación fetal y el efecto de la ansiedad materna
durante el embarazo en el neurodesarrollo infantil.
n31 Aspecto que recalca la psicóloga Pía Santelices,
autora del artículo: Actitudes negativas hacia el
embarazo y sus consecuencias. n32
También el mencionado Dr. Carlo Bellieni, expone que
el dolor comprobado en el feto es una prueba de su
percepción. n33 Razonamiento que asimismo apunta el
neonatólogo profesor K. J. S. Anand, n34 al igual que
la Dra. Antonieta Flores Muñoz en su artículo
Neurofisiología del dolor en el feto y en el recién
nacido. n35 Y dentro del conflicto sobre la
legalización del aborto, incluso los proabortistas están
de acuerdo que al comienzo del tercer trimestre el feto
ya puede sentir dolor. n36
Otros autores también defienden la percepción del feto
incluso desde un punto de vista de la inteligencia
lúdica fetal (en los últimos meses de gestación), como
el profesor de la Universidad Libre de Colombia,
Carlos Alberto Jiménez Vélez. 23
Indicar también las conclusiones del estudio de La
Carnegie Task Force on Meeting the Needs of Young
Children, Starting Points, de 1994, dependiente de la
Carnegie Corporation de Nueva York, que ha resumido
5 aspectos claves acerca del desarrollo del cerebro:
n37
- El desarrollo cerebral durante la etapa prenatal y en
el primer año de vida es más rápido y extensivo de lo
que se creía.
- El desarrollo cerebral es más vulnerable a
influencias del entorno de lo que se sospechaba.
- La influencia del entorno en el desarrollo temprano
del cerebro es duradera.
- El entorno afecta no sólo el número de neuronas y el
número de conexiones entre ellas, sino también la
manera en que estas conexiones se "entrelazan".
- El estrés tiene un impacto negativo en el desarrollo
cerebral.
Un compendio, con múltiples referencias científicas,
acerca de la percepción intrauterina es la Tesis
doctoral sobre la «Ciencia del inicio de la vida», de la
Dra. Eleanor Madruga Luzes. n38
Por otra parte, en el nacimiento las cosas parecen estar
mucho más claras. Ya en 1916, Freud mencionaba el
acto del nacimiento como una fuente de angustia. n39
También su discípulo Otto Rank explicaba en 1924,
que era un momento crítico y altamente traumático.24
Sabemos, además, que la producción de adrenalina y
noradrenalina en el parto por parte del bebé es tal que
nunca más en su vida volverá a producirla en esa
cantidad. n40 Aspecto que igualmente recalca el
profesor de obstetricia y ginecología en la Universidad
de Gotemburgo, Lars Hamberger, a la vez que incide
en lo que esos momentos supone para el futuro del
bebé. 25 En realidad, existe un gran número de
estudios, referencias y bibliografía acerca del trauma
en el parto, que se pueden resumir en el artículo del
Dr. William R. Emerson: El trauma del nacimiento:
los efectos psicológicos de las intervenciones
obstétricas I y II. n41 n42
Señalar también, que en la fase inicial embrionaria,
antes de que aparezca ningún rastro de neuronas ya
existen las células gliales, de las que hay evidencias
que tienen actividad eléctrica y que en determinadas
circunstancias pueden reemplazar en función y acción
a las neuronas, y además, parecen tener una
importancia en el proceso mental muy superior al hasta
ahora admitido. n43
Lateralidad cerebral
Grau considera que la dicotomía cerebral y sus
diferentes maneras de procesar la información, son el
verdadero causante de nuestros males, dado que el
hemisferio izquierdo (HI) difícilmente reconoce al
hemisferio derecho (HD). La información procedente
del HD, durante los primeros EP, al hacerse
predominante el HI, queda relegada y no es
reconocida. La enfermedad, por tanto, es realmente
causa de la desarmonía hemisférica, por ello postula
que la curación pasa por una sincronización de ambos
hemisferios.
También indica Grau, que los caracteres del cerebro
derecho son absolutamente dominantes —
acompañados de los ritmos de ondas cerebrales delta,
theta y alfa— hasta la edad de 7 a 12 años
aproximadamente. A partir de ese momento los ritmos
beta comienzan a prevalecer, a la vez que se imponen
los caracteres del HI. Por ello, el mundo adulto, sobre
todo en el mundo occidental, es un mundo Beta —con
todas las características del HI— en las que los ritmos
theta prácticamente desaparecen y muchas de las
cualidades del HD quedan relegadas, cuando no
simplemente olvidadas.
Desde los trabajos en los años 60 del Dr. Roger W.
Sperry (premio Nobel de Fisiología o Medicina en
1981), se conoce que, generalizando, nuestros
hemisferios cerebrales en realidad actúan como dos
cerebros (Principio de Lateralidad), aunque
estructuralmente sean parecidos. Indica Sperry, que
parecen existir dos modos de pensar, el verbal y el no
verbal, representados respectivamente por el HI y el
HD. n44 Posteriormente se han realizado muchos
estudios que vienen a avalar dicho planteamiento. n37
Como compendio, el libro Cerebro izquierdo, cerebro
derecho, de Springer y Deutsch, es un claro ejemplo.
26
Según esos estudios e independientemente de las
funciones específicas, podemos estructurar las distintas
cualidades de esos dos cerebros, teniendo en cuenta
que, el HD tiene sensiblemente más conexiones con el
Sistema límbico, n45 y por tanto asume parte de las
ancestrales características del llamado cerebro
emocional: n46 El izquierdo es causal, razonador,
definidor, moral, unidimensional, analítico,
cuantitativo, creador del tiempo, recuerda e interpreta
esos recuerdos y verbaliza fonéticamente. El derecho
es analógico, emocional, evocador, ético, recuerda los
hechos concretos sin interpretarlos, holístico, sintético,
cualitativo, espacial y evocador de imágenes. n44
Podemos decir, por tanto, que esos dos cerebros están
especializados en diferentes modos o estilos de
procesamiento de la información. n47
E incide Grau especialmente, en que ambos
hemisferios están básicamente enfrentados, algo que
observan numerosos autores e investigadores: n48 Lo
constata el catedrático de Psicología de la Universidad
de California, Michael Gazzaniga, uno de los
principales estudiosos de la lateralidad cerebral.27
También señala Sperry, que «el cerebro
diseccionado… del ser humano se comporta como si
cada uno de los dos hemisferios separados tuviese una
mente propia»,28 o Anthony Smith, en su obra de
divulgación científica La mente (I), incide sobre la
gran cantidad de tejido neural del HD que permanece
desempleada, las implicaciones del cerebro escindido,
así como numerosos experimentos sobre el tema.29
El psicólogo inglés Roland Puccetti, en 1973, señalaba
que incluso sin comisurotomía (escisión del cuerpo
calloso) hay siempre dos centros de la conciencia en el
cerebro humano.30 También el mencionado Michel
Odent, apunta que «el ser humano está condenado a
vivir con dos cerebros. Sea cual sea la perspectiva que
escojamos para aprehender el fenómeno humano,
desemboca siempre en algún aspecto de esta relación
entre nuestros dos cerebros».31 Y declara que «la
enfermedad del ser humano consiste en la sumisión
exagerada de su cerebro arcaico al neocórtex».32
Sobre esta dualidad cerebral y mental es interesante,
por las múltiples referencias científicas que se
exponen, el libro del sociólogo Anthony Peake,
¿Somos inmortales? 33
Por su parte, el psiquiatra Charles Stroebel,
descubridor de la sincronización cerebral., constató
que nuestro cerebro enfoca las tareas cotidianas
funcionando con un cerebro lateralizado, y así
percibimos la realidad de forma escindida, y también,
que al alcanzar el estado de sincronización usamos el
potencial de los hemisferios unificados, lo que supone
una mayor capacidad cerebral, una visión distinta del
mundo y la apertura de una forma diferente de
pensamiento. 34 También incide en este tema, desde el
punto de vista de la educación, el profesor de la
Universidad de los Lagos, Fredy H. Wompner G., que
partiendo de la teoría del cerebro holográfico de
Pribram observa, «Este descubrimiento obliga a
pensar en un cambio de mentalidad donde la
educación debe integrar el conocimiento desde lo
objetivo y lo subjetivo, materia-mente-conciencia, los
dos hemisferios, no como funciones lateralizadas,
donde predomina el uno o el otro, sino integrados
donde se establece un campo de energía
multidimensional». ».35 n20
Regresión de edad
La «regresión de edad» es definida por anatheóresis
según el concepto referenciado en psicología, “hacer
retroceder mentalmente al sujeto a etapas anteriores
en su vida”, que nada tienen que ver con las «terapias
regresivas a vidas pasadas» (Brian Weiss, Raymond
Moody, etc.). Indica el psicólogo clínico Michael D.
Yapko: Las técnicas de regresión de edad consisten en
guiar al cliente mientras se remonta en el tiempo hasta
alguna experiencia para reexperimentarla (se
denomina «revivificación») como si estuviera
sucediendo aquí y ahora, [...]. En la revivificación el
cliente está inmerso en la experiencia, reviviéndola de
modo muy parecido a como cuando se fue
incorporando en la memoria en el momento en que
realmente ocurrió. 36
Como se ha demostrado desde los primeros trabajos
del neurólogo Jean-Martin Charcot, mediante hipnosis
y sus distintos grados se puede hacer evocar a un
sujeto, momentos y situaciones pasadas de su vida no
recordadas conscientemente.
En el Tratado de Hipnosis Clínica de Yapko, podemos
encontrar numerosas referencias en el campo de la
hipnosis. 37 En realidad, en la literatura sobre hipnosis
abundan sobre las regresiones de edad.38 39
También se pueden constatar en Psicoanálisis, en la
que se produce la regresión de edad mediante la
Asociación Libre.
La experimentación puramente científica también ha
verificado este hecho, el neurofisiólogo Wilder
Penfield, en su libro El misterio de la mente, de 1975,
explica que al estimular eléctricamente los lóbulos
temporales del cerebro, los pacientes experimentan
recuerdos vívidos y detallados de episodios pasados de
sus vidas.40 41 n49
Además se ha confirmado con la ingestión de diversos
alucinógenos, y quizás los experimentos llevados a
cabo con LSD por Stanislav Grof —cocreador de la
Psicología transpersonal— sean de los más relevantes.
42 Posteriormente, Grof junto a su esposa Cristina,
crea una técnica llamada Respiración holotrópica, n50
en la que combinando una serie de elementos, como
control de la respiración, música, dibujo, etc.,
igualmente se consiguen regresiones de edad, incluso
perinatales.43 44
Igualmente posible y relativamente frecuente, es la
regresión de edad de forma espontánea por Memoria
Asociativa, un suceso, un olor, una pieza musical, etc.,
con presencia a veces de una determinada emoción,
hace rememorar sucesos pasados incluso no
recordados conscientemente. 45 n51
Ritmos theta
Mas que discutir sobre la posibilidad de las regresiones
de edad, el verdadero debate actual se centra, en cómo
se puede acceder de forma controlada a esa
información.
Por ejemplo, desde el punto de vista de la Teoría
holográfica del cerebro de Pribram, que explica la
capacidad de nuestro cerebro de almacenar una
increíblemente asombrosa cantidad de información,
"Jhon Von Neumann, físico y matemático Húngaro,
calculó que el cerebro almacena a lo largo de una
vida humana media del orden de 2.8 * 10^20 bits de
información".46 Y se apunta "que nuestra capacidad
de recordar es como dirigir un rayo láser sobre una
película holográfica y hacer aparecer una imagen en
concreto".47
Y parece haber un cierto consenso implícito, que para
poder realizar esa regresión de edad, el sujeto debe
estar en determinados estados mentales –aparte las
estimulaciones intracraneales- caracterizados en
general por un determinado tipo de onda cerebral, las
ondas theta, entre 4 y 8 hertzios. n52 Por ejemplo en
la hipnosis,48 o con la ingestión de ciertos
alucinógenos. n53
Esos ritmos son sumamente raros en nuestra vida
cotidiana a partir de los 7 a 12 años aproximadamente.
n54 Hasta esa edad, e incluyendo el periodo
intrauterino, n55 en cuanto el cerebro está básicamente
formado, podemos detectar fundamentalmente ritmos
delta, theta y alfa, estos más habituales a partir de los 5
ó 6 años. 49 Pero desde esa edad en adelante, el
predominio absoluto en estado de vigilia pertenece a
los ritmos beta. n56
Los estados con ritmos theta en la adultez, se
producen naturalmente en la transición entre el sueño y
la vigilia y entre el ciclo dormir-soñar. El Estado
hipnagógico cuando vamos a dormirnos y al comienzo
del ciclo dormir-soñar, y Estado hipnopómpico cuando
estamos despertando y al final del ciclo dormir-soñar.
n57 Y se ha considerado que dichos estado no pueden
mantenerse mas allá de algunos minutos puesto que
llevan al sueño. Pero se ha constatado que no es la
regla, por ejemplo con la hipnosis,48 y con la
ingestión de diversos alucinógenos. n53
También desde los años 60, precisamente a raíz de las
investigaciones sobre meditadores expertos (mojes
budistas, yoghis, etc.), se descubrió que la meditación
profunda llegaba cuando el sujeto entraba en esa banda
theta, n58 y proporcionaban las mismas propiedades
que Grau indica para la relajación IERA. n43 De esos
y otros estudios, además, derivaron diversos métodos
electrónicos como las llamadas Máquinas mentales,
que también emplean dichos estados. n59
Por su parte los Drs. Elmer Green (descubridor del
biofeedback) y Alice Green, descubrieron que los
estados theta están asociados a un estado
profundamente interiorizado con un aquietamiento del
cuerpo, permitiendo entonces que imágenes o eventos
emerjan a la conciencia en forma de memoria
hipnagógica. 50 n60
El neurofarmacólogo Gary Lynch, investigador de la
memoria en la Universidad de California, también ha
comprobado la capacidad de los ritmos theta de evocar
el pasado olvidado. n61
Hay que recordar, que los ritmos theta son los ritmos
naturales del Hipocampo —perteneciente al Sistema
límbico—, que además de estar asociado a las
emociones, n62 lo está igualmente a la memoria a
largo plazo. n63
Anatheóresis, solo emplea esa relajación profunda en
la que induce los ritmos theta (IERA) para realizar sus
sesiones regresivas. La diferencia fundamental entre el
método empleado por anatheóresis y el que emplea la
hipnosis en general, es que el paciente no pierde la
consciencia en ningún momento —por tanto puede
salir cuando quiera de dicho estado— y además no
genera amnesia posthipnótica.51 52 Y con respecto a
los métodos electrónicos, con los que el mismo Grau
experimentó, estima que en la labor terapéutica
entorpecen más que colaboran, de ahí que elaborara la
relajación IERA.

Manuel Gago. Monitor y especialista en


Anatheóresis.

EN TORNO A LA PERCEPCIÓN

Teniendo en cuenta que el concepto de la percepción


-y consecuentemente las formas de la realidad y la
verdad sentida- forma parte de la estructura básica en
que se sustenta Anatheóresis, no es de extrañar, por
tanto, que sean tantos los anatheorólogos que se
sienten inclinados a comentarla. Esta vez es Ricardo
Igelmo, monitor de anatheóresis quien salta a la arena
del Ágora para darnos su opinión.
Este texto forma parte de un estudio más extenso.
PERCEPCIÓN Y REALIDAD
¿Hasta dónde llega nuestra realidad perceptiva?
¿Cuáles son sus fronteras? ¿Qué hechos o
circunstancias determinan la realidad que
percibimos, la verdad que sentimos y que nos
mueve?
Cuantas discusiones en torno a la verdad, mi verdad,
tu verdad, nuestra verdad, la Verdad, de la que no
sabemos si es nuestra, si es impuesta, o es la misma
realidad de otros.
La forma diferente con que cada uno percibe la
realidad genera múltiples verdades, que también
podrían ser verdades diferentes en función del
momento en que “esa realidad” es percibida.
Nuestra vida no es lo que nos ocurre sino como
sentimos lo que nos ocurre.
Somos seres emocionales y perceptivos, interpretamos
la realidad en función del bagaje informativo del que
hemos hecho acopio desde nuestro estado cigótico -
diría más- desde nuestra filogénesis, ya que también la
herencia y la genética son y actúan como filtro
perceptivo. El significado latino de la palabra emoción
proviene del verbo emovere “sacar hacia fuera”,
emoción implica movimiento. “Abrazar el alma
conectarnos íntimamente con nuestros sentimientos
más puros y tiernos. No evaluándolos, no
rechazándolos o aferrándonos a ellos; apenas
sintiéndolos naturalmente y dejándolos que nos
conmuevan, abrazados por una conciencia empática”
Tara Bennett de su libro Alquimia emocional.
Desde un punto de vista fisiológico perceptivo
vivimos la realidad a través de un intrincado laberinto
sináptico; millones de neuronas de forma coordinada
transmiten a nuestro cerebro, mediante innumerables
impulsos bioquímicos y neurotransmisores, la
información extraceptiva y propioceptiva de lo que
ocurre dentro y fuera de nosotros.
Pero hoy sabemos que estímulos iguales no producen
siempre respuestas iguales, ni siquiera en el
Condicionamiento Clásico. Los estímulos bioquímicos
y neuronas encargados de transmitir y canalizar la
información perceptiva, así como los órganos
encargados de recogerla u órganos diana encargados
de interpretarla, están condicionados, son diferentes,
su receptividad puede ser distinta en función de la
experiencia, del momento, de la genética, de la
morfología, de la ósmosis de… tantas y tantas
variables que hacen que la realidad como hecho
objetivo, sea diferente según quién, cuándo y cómo la
perciben; diferentes verdades o interpretaciones ante
un mismo hecho.
Hay un expresivo aforismo zen que dice: para el
amante una mujer bella es un placer, para un monje
una distracción, para el mosquito una buena comida.
Este aforismo expresa bien la cuestión; lo que parecen
las cosas depende de las lentes o filtros a través de los
cuales interpretamos la realidad (para mí es, al otro le
parece que es, pero puede ser o no ser). Algunos de
estos filtros son temporales otros pueden durar toda la
vida y crear un sentimiento duradero de nuestra
realidad, un sentimiento a través del cual percibimos y
valoramos nuestra verdad.
UNA CÁRCEL PERCEPTIVA
Vivimos, en palabras de Joaquín Grau, en una Cárcel
Perceptiva y como él aprovecho este espacio para
recrear al ilustre León Felipe: “… digo tan sólo lo que
he visto. Y he visto que la cuna del hombre la mecen
los cuentos, que los gritos del hombre los ahogan los
cuentos, que el llanto del hombre lo taponan los
cuentos, que los huesos del hombre los entierran los
cuentos y que el miedo del hombre… ha inventado
todos los cuentos. Yo sé pocas cosas, es verdad, pero
me he dormido con todos los cuentos… Y sé todos los
cuentos”.
Para hablar de esta realidad perceptiva Tara Benett
emplea el término “esquema”: nuestros esquemas nos
crean un universo claustrofóbico que estrecha nuestra
mente, guían nuestra percepción de los
acontecimientos, convirtiéndose en parte de la lente
con la que observamos la realidad difícil y no somos
conscientes del papel que estos esquemas o
condicionantes cumplen. La manera en que se nos
presenta la realidad aparenta ser realmente la que es.
Cuando somos víctimas de un esquema, fácilmente
nos descubrimos ciegos al papel que aquel cumple en
nuestra vida y nuestras emociones. La realidad del
esquema define lo que percibimos y lo que recordamos
y nos mantiene ajenos al hecho de que el esquema
mismo opera sobre nuestra mente. Por tanto
consideramos el problema fuera de nosotros de nuestra
mente antes que dentro de ella.
DOS HEMISFERIOS (JANO BIFRONTE)
Jano, uno de los dioses más antiguos de Roma
representado como una figura masculina bicéfala con
dos rostros barbados, es el portero celeste (en latín,
janua significa puerta) y abre el cielo. Jano es la
divinidad del umbral y de la puerta que como ella
tiene doble faz, mira hacia dentro y hacia fuera.
Dos hemisferios cada uno “ve” la realidad de forma
diferente.
Robert Bly lo expresa mediante “el otro”; el otro, al
que a veces vemos cuando nos miramos al espejo.
Cuando nos miramos al espejo, alguien nos mira
desde allí interrogante, serio alerta, sin complacencia;
y al contemplar el mundo, percibimos mayor
profundidad en los ojos que nos miran que en los
propios. ¡Qué extraño! ¿Quién será ese que nos mira?
Concluimos que es otra parte de nosotros, la mitad
que no dejamos salir por nuestros ojos cuando nos
miramos. Y esa mitad oscura y seria nos devuelve la
mirada en contadas ocasiones.
Decía Antonio Machado:
“Busca tu complementario
Que marcha siempre contigo
Y suele ser tu contrario”
La persona que se mira al espejo adquiere consciencia
de la existencia de su otra mitad, su sombra, su hombre
oculto. Juan Ramón Jiménez escribió:
Yo no soy yo
Soy este
Que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces olvido.
El que calla, sereno cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy
el que quedará en pie cuando yo muera
Los gnósticos hablaron profusamente acerca del
gemelo, al que imaginaban separándose de nosotros al
nacer. El gemelo conserva el conocimiento espiritual
que nos ha sido dado antes de nacer.
Cada hemisferio procesa la información del ritmo de
onda que recibe, las ondas lentas –delta, theta y alfa–
son percibidas por el hemisferio derecho (HD)
mientras que las ondas rápidas –beta– son percibidas
por el hemisferio izquierdo (HI). Conviene precisar
que si bien este nuevo cerebro, el neocórtex de
adquisición relativamente reciente, es el encargado de
gestionar la información que percibimos, también hay
que considerar que gran parte de la información y el
tratamiento de la misma reside en el sistema límbico,
que es la clave de la conducta humana.
ENFERMAMOS YA EN EL CLAUSTRO
MATERNO
¿Qué realidad vive el no nacido en el claustro
materno? Y ¿cómo esta realidad queda atrapada
emocionalmente en la mente del bebé y cómo esa
realidad perceptiva a base de Impactos Analógicos
Traumáticos (IATs) y de Impactos Analógicos
Gratificantes (IAGs) alimenta y conforma sus CATs y
sus CAGs?
Anatheóresis dice “…no hay auténticas enfermedades
de adultos. Hay, sí, daños y sufrimientos, pero estos no
generarían graves patologías si no hubiera un CAT en
la biografía oculta del individuo”. Y continúa “…las
agresiones que, a través de la madre le llegan al feto
desde nuestro mundo le van golpeando y cada golpe es
un impacto casi mortal. Y, así, golpeado unas veces,
acunado otras, se va acercando a la puerta que
comunica con el horror del vacío, con lo desconocido
que, por ser desconocido, no es, y que, por ser, es
muerte.
En un estudio finlandés sobre el duelo de madres las
cuales durante su embarazo sufren la muerte del padre
del bebé, comparado con otro donde el padre fallecía
después de haber nacido el niño, se constataba un
aumento de la criminalidad, alcoholismo y enfermedad
mental en los bebés ya adultos. Los resultados de este
estudio sugieren que el estado emocional de la madre
durante el embarazo tiene un efecto mayor a largo
plazo sobre el niño que el estado emocional que ésta
tuviera durante el año siguiente al nacimiento de su
hijo.
Un embarazo no deseado (sin duda un IAT) es otra de
las situaciones que sin duda puede estar asociada a
futuras somatizaciones y que posiblemente generarán
sentimiento de abandono. En un estudio realizado en
Praga se constató cómo los hijos de madres que habían
manifestado que su embarazo no era deseado, éstos
tenían más riesgo de padecer esquizofrenia.
Cada persona conforma desde su estado prenatal, un
túnel particular (CATs) por el que observa el mundo en
el que un simple detalle analógico (IATs), que actúa
como disparador, es resaltado dentro de todo un evento
y la situación queda “teñida” por este detalle. Algunas
personas son hipersensibles a todo aquello que sugiere
la pérdida, a otros, la más débil posibilidad de peligro
les genera una situación de ansiedad exacerbada, y
también, en otros casos, leves situaciones de injusticia
reavivan una cólera inusitada. Toda esta serie de
acontecimientos no son más que respuestas
emocionales, éstas se graban en el recuerdo (sistema
límbico) y de una historia completa sólo se recuerdan
hechos o sucesos concretos. Como consecuencia estas
grabaciones de sucesos análogos y traumáticos que
reexperimentan situaciones pasadas, son vivenciados y
combatidos también con respuestas emocionales
claramente analógicas, como la cólera, la ansiedad o la
depresión. Y si estos IATs se perpetúan en el tiempo (o
así lo entiende el individuo) aparecen las
somatizaciones, la enfermedad física enraíza en el
organismo.
Y es que el estado actual del conocimiento sobre los
efectos de la exposición prenatal a las hormonas -
¿cortisol?- del estrés materno, a lo largo de la vida
tiene muchas implicaciones prácticas.
LOS ESTADOS PERCEPTIVOS, LA ANALOGÍA
Y EL LENGUAJE SIMBÓLICO ARQUETÍPICO
El hemisferio derecho (HD) percibe hechos concretos,
pero no siempre puede explicarlos ya que la
explicación corresponde más al lenguaje del HI; los
vivencia y ante determinados estímulos analógicos los
vuelve a revivenciar (ver y sentir).
En los primeros meses de vida intrauterina el bebé
posee una gran facilidad para vivenciar cuanto ocurre
dentro del claustro materno y fuera de él (PEU).
La evolución de los procesos perceptivos desde el
cigoto hasta los siete o doce años, periodo en el que se
estructura la topografía de los daños, viene
determinada por los llamados Estadios Perceptivos
(EP). Básicamente consideraremos cinco estadios
perceptivos:
EP1: Es la fase perceptiva embrionaria dotada de una
percepción global, abierta, sin Yo, en la que
predominan las vivencias arquetípicas primigenias.
EP2: Esta segunda fase perceptiva, encuadrada en los
inicios de la época fetal, corresponde a la percepción
simbólica, tampoco existe conciencia –si se puede
llamar así– del yo y una de las claves es que está
abierta, es tremendamente receptiva a los impactos
emotivos procedentes de la madre con la que mantiene
una simbiosis total. El bebé recibe todo impacto de la
madre como si fuera suyo y talla en su sistema
nervioso, en cada una de sus células, en su cuerpo en
las emociones pasadas y venideras sentidas y talladas
por la madre.
EP3: Este estadio, último perceptivo embrionario, se
inicia entre el cuarto y sexto mes en el que ya el bebé
posee un cerebro totalmente estructurado a nivel
neuronal. Este estadio perceptivo se caracteriza por
altos trenes de ondas theta, por tanto percepción
analógica pero con una focalización de la conciencia.
Si en estados anteriores el bebé se ha sentido no
deseado ahora puede aparecer en él un claro
sentimiento de abandono.
EP4: Este estadio perceptivo corresponde con la fase
preadolescente, el niño empieza su camino hacia una
percepción beta (ondas altas). En esta fase se toma
conciencia de uno mismo, del yo, y se pueden apreciar
en él los síntomas de los IATs intrauterinos y se van
potenciando los CATs que generarán dolor y
enfermedad en su vida, especialmente en su estadio
adulto.
Nuestra percepción beta nos ha llevado al error de
creer que la Realidad es la que percibimos a través del
HCI. Las cosas son como las vemos, oímos o sentimos
y vivimos acordes con esa percepción de la realidad.
En definitiva, sin abandonar nuestro evolucionado
hemisferio izquierdo de percepción beta no
debemos de menospreciar la percepción theta,
simbólica, arquetípica de nuestro hemisferio
derecho, ya que mediante ella establecemos un
diálogo real y profundo con nosotros mismos.
CONSCIENTE E INCONSCIENTE;
¿DUALIDAD?
Refiriéndose a esta dualidad y enlazando el consciente
con la forma de percibir, Robert Bly, en su libro Iron
Jhon, una nueva visión de la masculinidad dice: El
hombre ingenuo, por lo general no sabe que hay un
ser dentro de él que quiere permanecer enfermo.
Dentro de cada hombre o mujer hay un ser enfermo y
un ser sano: es necesario saber quién habla en cada
momento. Pero la consciencia del hombre enfermo y
del poder que tiene no forma parte del campo de
percepciones del hombre ingenuo.
Solemos tener una clara inclinación a considerar que
no hay más realidad que la del HCI. Imponemos un
mundo beta a nuestros hijos antes de que ellos estén
preparados para adentrarse en ese mundo, mientras,
ellos sueñan, sienten y vivencian en un mundo
claramente de ondas lentas, theta.
Establecemos un mundo dual, un pensamiento dual,
quizás hasta sea ésta la única forma conocida de
comunicarse. Pero no debemos de caer en la trampa de
pensar que esa es la única forma de pensamiento; la
información consciente corresponde a los ritmos beta,
pero como ya he dicho, no son las únicas frecuencias
receptivas, si somos capaces de reducir, de bajar
nuestra frecuencia cerebral de tal manera que seamos
capaces de dejar entrar las ondas alfa o las ondas theta,
descubriremos otras realidades que subyacen bajo el
consciente beta, descubriremos el inconsciente donde
están las tallas, los bajorrelieves en nuestros CATs,
donde se camufla el sustrato emotivo de nuestra
conciencia. El gran poeta Kabir que supo salirse de
falsos encasillamientos y estereotipos dice:
“Sentimos que hay una especie de espíritu que ama a
los pájaros, a los animales y a las hormigas…
Quizás el mismo que te dio un brillo en el útero de tu
Madre.
¿Sería lógico que anduvieras ahora totalmente
huérfano?
La verdad es que tú mismo te alejaste, y decidiste
penetrar solo en la oscuridad”.

LA ESCISIÓN

Abel Villar, anatheorólogo experimentado, se ha


lanzado a la arena del Ágora para exponer la fuerza
del sentimiento frente a la lógica de los discursos
socráticos.
Para llevar una existencia plena, feliz, es necesario
que los planos emocional, cognitivo, conductual y
existencial de una persona estén integrados,
contribuyendo desde la libertad de sus expresiones a
una totalidad como un ser en armonía. Cuando este
equilibrio se altera alguno de los aspectos esenciales se
resiente, produciéndose una incomunicación que
repercute perjudicialmente en la salud y el bienestar
personal. Con el fin de profundizar en este proceso de
desconexión se desarrolla un acercamiento sobre la
base teórica de la técnica terapéutica Anatheóresis.
El embrión-feto va adquiriendo una manera de
experimentar muy emotiva, muy sensitiva, con una
reactividad intensa al exponerse a estímulos
desconocidos y sin contar con ningún tipo de defensa;
así, en el vientre materno tienen lugar las primeras y
más impactantes experiencias, ya que el bebé va
escribiendo en su sistema nervioso todo cuanto
emotivamente la madre lleva escrito y cuanto la madre
va escribiendo en su mente. En la medida en la que la
actitud vital de ésta se caracterice por el pesimismo,
tristeza, preocupación, rechazo, se producirán los
primeros daños emocionales, fundamentalmente la
impotencia por no recibir la atención que un ser muy
vulnerable y demandante de cariño necesita. Y estas
sensaciones del bebé, que a las personas no iniciadas
en Anatheóresis le pueden sonar como imaginación o
invento, son una constante en la práctica terapéutica.
A una mala gestación suele continuar un mal parto, y
éste se convierte en un tránsito tormentoso a un nuevo
mundo, a lo desconocido; y todo esto en soledad. En
los primeros años de vida, si los padres continúan sin
comprender el proceso por el que está pasando el bebé
(no es fácil que se produzca un cambio en este sentido)
sus necesidades lúdicas y cariñosas seguirán sin ser
atendidas.
Como base de todos estos desencuentros aparecen las
opuestas formas de percibir de los adultos y de sus
hijos. Desde la concepción hasta los 7/12 años
funcionan los ritmos cerebrales lentos (de las ondas
delta, theta y alfa) siendo característica una percepción
emocional y de hechos concretos, con localización
física en el HCD (hemisferio cerebral derecho). A
partir de esa edad empiezan a estar totalmente activas
las ondas rápidas (beta) y a predominar el
funcionamiento del HCI en el cual la percepción es
distinta: la emoción se sustituye por el razonamiento
(contraste, juicio) y las vivencias se diluyen en el
sucedáneo de los recuerdos (interpretación).
Cada ser intentará defenderse como buenamente
pueda en cualquier etapa de su vida, pero hay ciertas
reacciones que con bastante regularidad se observan en
la práctica anatheorética cuando en IERA (inducción al
estado regresivo) los pacientes vivencian las
experiencias en el vientre materno y parto. Son el
encogimiento corporal, intenso frío, sentimiento de
soledad, opresión, sensación de sentirse engullido y
ahogado, sentimiento de querer aislarse, de no estar...,
y ese intento por no sentir, por no ser se va adaptando
a cada momento de la vida, con la cada vez más activa
participación de un HCI que en su afán de evitar el
sufrimiento profundiza en este proceso de escape: no
existo que así no sufro.
Expresiones como “no aguanto más”, “no puedo hacer
nada”, “no quiero estar aquí”, pronunciadas durante las
sesiones en los momentos de mayor emoción, son
como una declaración de intenciones, una muestra de
la senda por la que discurrirán sus sentimientos y
conductas. Dado que esta renuncia a la propia
conciencia se convierte en la mejor manera de no
sufrir, se perpetúa a lo largo de la vida, como un
escenario emocional en el que se desarrollarán todos
los actos.
Así, en la conversación en vigilia, el paciente tiende a
no aceptar la existencia de esas vivencias dolorosas y
se observa sorpresa e incluso enfado cuando se le
explica este mecanismo perverso de escisión. Tras
varias sesiones en IERA en las que en mayor o menor
medida ha vivenciado y se ha acercado a esa otra parte
de su persona, suele producirse un choque por este
inesperado reencuentro. La expresión “no puede ser
que me esté haciendo daño a mí mismo” coincide con
el punto álgido de la turbación que el paciente
experimenta cuando su HCI se queda,
momentáneamente, sin argumentos para justificar la
autoagresión. Es como si este “descubrimiento”
impactara de lleno en su línea de flotación, como si
agrediera a sus señas de identidad, entendidas éstas
como el repertorio de conductas tendentes a
perpetuarse debido a que renunciar a ellas sería como
renunciar al propio ser, a la esencia de persona que se
ha ido generando para seguir fiel a las emociones
primarias.
Si algo nos hace daño la primera reacción suele ser
alejarnos de ello, y si lo que nos agrede no está
claramente identificado la tendencia es mantenerse
apartados de lo que consideramos su entorno; parece
que esto mismo ocurre cuando atisbamos que el daño
procede de algún rincón de nuestro ser. Hacia donde se
dirige el escapado y como hace para esconderse toma
variadas formas, y éstas son las que se utilizan para
formar grupos y hacer un diagnóstico médico en base a
su pertenencia. Evidentemente para Anatheóresis los
síntomas no son lo sustancial aunque en su práctica se
atienda a su evolución, y lo observado sigue encajando
a la perfección con el enfoque de esta técnica. Así el
HCI de las personas que renuncian a su control
corporal y somatizan con taquicardias y desmayos,
encuadrados en el diagnóstico de agorafobia, ya no
sabe que inventar y busca obsesiones, miedos y lo que
haga falta para seguir agarrándose al sufrimiento como
tabla de salvación que le evite el encuentro con su
“yo” dolorido; de hecho estas señales que suponen el
motivo de la consulta suelen atenuarse y desaparecer
en muy pocas sesiones.
El HCI del heroinómano percibe las conductas de
delincuencia y humillación como las correctas porque
contribuyen al mantenimiento de la evasión, al ser
necesarias para conseguir la sustancia que le conceda
quietud mental, que en un tiempo lejano era facilitada
por las endorfinas maternas. La presión de este
hemisferio se muestra en el esfuerzo que realiza el
paciente por mantenerse alejado de esa zona de ondas
lentas en las que se mueven el sentimiento y la
emoción. Con el llanto quizá se revivan las primeras
decepciones de aquellos tiempos en los que el bebé
intentaba rebelarse, llamar la atención y mostrar rabia,
cuando todavía atisbaba la posibilidad de que alguien
lo atendiera, y está claro que esta esperanza hace
mucho tiempo que no existe en estas personas.
Si al adulto le reclamamos que exprima su capacidad
para ponerse en la piel del bebé, para buscar un
encuentro de igual a igual, lo mismo afecta al terapeuta
en su práctica con los pacientes; hacerle ver que
comprendemos el motivo de su comportamiento, que
de sus posibles conductas las escogidas más bien
venían impuestas por la historia personal, facilitará un
clima de confianza muy importante para el proceso. Y
esta empatía se hace más necesaria cuando el
acercamiento se produce en carne viva, en la sesión en
IERA mostrando su vulnerabilidad, reviviendo ese
daño primario para aceptarlo en la comprensión adulta
y lograr la reconciliación interna.
Las sesiones son intensas, emotivas, pero también
liberadoras y gratificantes. Queda claro que en su
filosofía no tiene cabida la palabra culpabilidad, ni en
el paciente ni en terceras personas; se busca, mediante
la comprensión, la ruptura de un eslabón de esa
figurada cadena que de generación en generación ha
ido aprisionando la alegría de vivir.
Al recibir al paciente y durante todo el proceso le
explico las causas y soluciones que aporta
Anatheóresis a su caso particular; lo más exigente para
mí es el intento por conseguir que se vaya acercando a
ese estado en el que las mejorías y cambios positivos
que va consiguiendo en la terapia sirvan de colchón
protector ante las resistencias a afrontar el
autoconocimiento; que se vaya aproximando a esa
hipotética banda en la que el paciente se mueve
cuando empieza a percibir que el cambio merece la
pena. Cómo afrontarlo durante las conversaciones en
beta y que ritmo seguir en cuanto a la intensidad de las
sesiones en IERA para evitar un abandono, me genera
dudas sobre todo en los casos en los que la comentada
escisión parece más acentuada.
Según iba escribiendo, con la inclusión de varias
expresiones de Joaquín Grau, me salía mostrar mi
admiración por cada una de sus explicaciones a las que
he intentado acercarme; creo que su teoría facilita
enormemente la atención al enfermo, con una
estructura a la que el terapeuta puede aferrarse en
cualquier momento del proceso; con un detalle del
desarrollo humano al que ninguna otra teoría
psicológica se ha acercado; con determinación de las
causas del sufrimiento y por tanto con posibilidad de
solucionarlo. Se haría muy largo enumerar las
dolencias, enfermedades o trastornos a los que le suele
acompañar la coletilla de “etiología desconocida” y
que encajan perfectamente con los fundamentos de
Anatheóresis.
Mi más sincero agradecimiento a Joaquín por su
dedicación al estudio de las experiencias humanas que
me ha permitido acercarme al reencuentro particular, y
a mi terapeuta Verena por el cariño y sensibilidad
mostrado en nuestras sesiones.

EXHUMANDO Y COMPRENDIENDO EL
PASADO,
EN EL PRESENTE.

Roberto Ortiz Torres, psicólogo y terapeuta de


Anatheóresis, ha saltado al ágora desde su consultorio
de Mexico D.F. para recordarnos que el pasado es
presente y que este pasado-presente, para bien o para
mal, condiciona nuestras vidas.
En las calles de Madrid se encuentra la historia de su
pueblo, no solo por los bellos edificios y sus
construcciones arquitectónicas, sus adoquines
desprenden gritos y olores, susurros y cantos de un
pueblo que ha surcado desde la tragedia, hasta su firme
presencia en un presente esperanzado y no con ello
calmo, convulsivo como todos los pueblos de la
actualidad.
En una pequeña calle perpendicular a la avenida la
gran vía, se encuentra un viejo edifico de un portón de
metal muy alto y unas escaleras casi en caracol, de no
ser porque en el espacio que forma la escalera un
ascensor recorre su porvenir de arriba abajo, la
escalera fuera un caracol.
Así como se encuentra el pasado en el presente de
Madrid, en este edificio se encuentra la misma
oportunidad de, “mirar hacia atrás contemplando el
pasado y exhumarlo, traerlo al presente,
comprendiendo.”
Después de una sesión de terapia el paciente comenta a
la terapeuta;

No podía decirte que nací muerto y que los doctores


me frotaban para revivirme, me sentía con acceso al
pensamiento solo que no podía expresarlo. Aunque la
experiencia fue muy sensorial y vívida, tenía la
claridad de lo que estaba ocurriendo, solo que no lo
podía verbalizar y lo único que me quedaba era la
mímica para expresarlo. Sin embargo ahora que te lo
narro y lo puedo verbalizar cobra mucho sentido las
experiencias que he tenido a lo largo de mi vida.

Esto fue parte de una sesión terapéutica que tome con


esta técnica, fue muy impactante, no sólo esta sesión
sino las tres que tome durante mi estancia en Madrid
donde la estudie y experiencie en mí.

Anatheóresis fue creada por Joaquín Grau, una de las


pocas personas sabias que he tenido el placer de
conocer, sencillo y bromista, de pronto da la imagen de
un maestro budista postmoderno o algo por el estilo.
Esta posibilidad terapéutica plantea que todo trastorno
emocional inicia en el vientre materno, esto es, en
nuestra vida intrauterina. Pues los estadios de
percepción se inician en el cigoto pasando por cuatro
etapas que concluyen más o menos a la edad de 7 años.
El primer estadio se da en la etapa inicial del cigoto,
este se caracteriza por una percepción global que
corresponde a vivencias muy arquetipales, y están muy
en contacto con las vivencias de la madre. A mí me da
la impresión que de algún modo la “conciencia” de la
madre y la del embrión se encuentran tejidas, solo que
el embrión no tiene la manera de organizar las
vivencias que experimenta y las globaliza, las cuales
en un tipo de sueños se manifiestan como arquetipos
sensoriales.
El segundo estadio se refiere cuando ya el sistema
nervioso se estructura y empiezan a aparecer pliegues
cerebrales, donde se pasa de embrión a feto. En esta
etapa, las vivencias cobrarán aspectos que más
adelante se expresarán a través de la simbología de los
mitos, aun sin yo, sin focalización. La relación con la
madre es ahora de un ser con dos cerebros, sólo que el
del feto sólo recibe información y la almacena de
manera simbólica y cada impacto que recibe es como
si fuera él.
En algún momento de la terapia experimenté una gran
angustia, de manera tal que me “metí en ella” hasta
reventar, y con un ejercicio pude observar cómo esa
angustia le pertenecía a mi madre, la cual estaba
pasando por un momento difícil durante su embarazo.
En el momento de darme cuenta, sentí una gran
liberación en mi abdomen y pude registrar cómo se
desprendía de mí algo que no me pertenecía.
En el tercer estadio que va de los cuatro a los seis
meses de vida intrauterina, ya se viven los impactos
más focalizados y puede hacerse una distinción
dicotómica, entre lo agradable y lo desagradable, entre
un sentimiento de amor y aceptación o un sentimiento
de rechazo o abandono.
El último estadio es el que corresponde a la etapa pre-
adolescente en la cual las ondas eléctricas del cerebro
denominadas beta, empiezan su aparición y dominio.
Lo anterior es interesante pues aparentemente la vida
intrauterina es dominada por la actividad eléctrica
denominada theta. Esta onda está relacionada con el
sueño y en los niños se presenta en el estado de
vigilia, en los adultos estas ondas desaparecen. Lo cual
me hace pensar que cada tipo de actividad eléctrica
contiene un tipo de información particular de las
vivencias que experimentamos a lo largo de la vida.
Ahora bien, ya mencionado lo anterior la terapia de
anatheóresis se centra en la actividad eléctrica theta del
cerebro, mediante una inducción de relajación
denominada IERA (Inducción al Estado Regresivo
Anatheoretico). Esta relajación permite entrar a una
actividad eléctrica del cerebro de 4 ciclos por segundo
(lo cual se presenta en estado de sueño), lo interesante
de esto, es que la persona bajo esta inducción está
completamente consciente, lo cual le permite mantener
un dialogo abierto y claro con el terapeuta.

Así como la actividad eléctrica del cerebro está


implicada en esta terapia, el lenguaje de cada
hemisferio, el derecho y el izquierdo juegan un papel
importante, en algo que Joaquín denomina la dialéctica
anatheoretica. Desafortunadamente no podemos
abordar todos y cada uno de los descubrimientos de las
neurociencias que la alimentan.

Por último quiero abordar el trabajo del anatheorólogo,


que es acompañar al paciente por la experiencia
intrauterina, el nacimiento y los primeros siete años de
vida a través de la técnica de relajación IERA, de
manera tal, que aquellas experiencias que nos causaron
un impacto traumático sean re-experimentadas,
vivenciándolas como si estuvieran ocurriendo en el
momento presente, de forma tal que los contenidos
que se presentaron en los primeros tres estadios y, que
al desaparecer las ondas theta nos son de cierta forma
inaccesibles, puedan aparecer y establecer una suerte
de diálogo entre los dos hemisferios (el simbólico,
emocional, el derecho y el lógico, el izquierdo) para
así integrar la información, contemplándola y
comprendiéndola.
Psic. Roberto Ortiz Torres

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