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Material de apoyo

Conceptualización de las
macrocompetencias genéricas y su
enseñanza
3. Emprendimiento y trabajo en equipo
interdisciplinario
Elaborado por Ps. Rocío Catalán Velásquez

Programa de Estudios sobre la Responsabilidad Social


Programa Competencias Genéricas Convenio de Desempeño
UCO1204

Universidad de Concepción, Mayo de 2013


Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra
© UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN
Registro de Propiedad Intelectual Nº 232.891 año 2013

Textos
Equipo Programa de Estudios sobre la
Responsabilidad Social-Programa Competencias
Genéricas Convenio de Desempeño UCO1204

Fotografías
Archivos CFRD

Diseño y Diagramación
CFRD, Centro de Formación y Recursos Didácticos.

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RSU 2013

3
Índice

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Contenido

1 CONCEPTUALIZACIÓN DEL EMPRENDIMIENTO Y TRABAJO 7


EN EQUIPO INTERDISCIPLINARIO Y SU ENSEÑANZA
1.1 Características de un emprendedor 9
1.2 Colaboración y cooperación para construir equipos que logran emprender 11
1.3 Trabajo en equipo 14
1.4 Equipo interdisciplinario 15

2 ESTRATEGIAS PARA EL FORTALECIMIENTO DE EMPRENDIMIENTO 19


TRABAJO EN EQUIPO INTERDISCIPLINARIO
2.1 Aprendizaje basado en problemas (APB) 21
2.2 Aprendizaje por proyectos (APP) 23
2.3 Aprendizaje + servicio (A+S) 24

3 EVALUACIÓN 25

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 27

5
6
01
1. CONCEPTUALIZACIÓN DEL
EMPRENDIMIENTO Y TRABAJO
EN EQUIPO INTERDISCIPLINARIO
Y SU ENSEÑANZA

1 7
CONCEPTUALIZACIÓN DEL
EMPRENDIMIENTO Y TRABAJO
EN EQUIPO INTERDISCIPLINARIO
Y SU ENSEÑANZA

L a globalización y los cambios económicos mundiales son algunos de los factores que han
dinamizado el desarrollo de la tecnología, la información y el intercambio comercial,
generando la necesidad de promover la educación en emprendimiento en los diferentes
sistemas educativos (Gibb y Hannon, 2007 citado en Gómez y Satizábal, 2011). Junto a esto,
el aumento de la población y el consumismo ha incrementado la complejidad y conectividad
de las problemáticas, provocando que éstas deban ser abordadas desde una perspectiva
integrativas que contemple la mirada de diferentes ámbitos del saber (Tiessen, 2008 citado en
Carvajal, 2010).

El emprendimiento como concepto tiene su origen en la expresión francesa “entrepeneur”


entendido como, estar listo para tomar decisiones o iniciar algo, este concepto fue usado
para hacer referencia a aquellos viajeros como Cristóbal Colón, dispuestos a aventurarse y
arriesgarse en el descubrimiento de nuevas tierras (Castillo, 1999). Posteriormente, durante
el siglo XVII y XVIII el término emprendedor, fue usado para hacer referencia a arquitectos y
maestros de obra que tenían la tarea de emprender una edificación por encargo de otro (Verin,
1982 citando en Rodríguez, 2009).

Es el fisiócrata francés Richard Cantillón, quien durante el siglo XVIII, incorpora el término
“entrepeneur” o “emprendedor” al ámbito empresarial definido como aquel individuo capaz de
asumir riesgos en condiciones de incertidumbre, dividiendo a los productores de la economía
de mercado en “contratados”, que reciben salarios o rentas fijas, y los “emprendedores”,
que reciben ganancias variables, de este modo el emprendedor era caracterizado como una
persona altamente racional que manejaba con gran destreza la economía, los negocios y el
comercio (Rodríguez, 2009).

Sin embargo, en la actualidad el concepto emprendimiento se ha ampliado trascendiendo


la dimensión empresarial que adquirió en el pasado, caracterizando a la persona que se
mantiene en un estado de innovación permanente, altamente motivada y comprometida con
la planificación y ejecución de una tarea propensa al riesgo.

El emprendimiento es un importante motor de crecimiento económico y creación de


empleo genera nuevas empresas y oportunidades, abre nuevos mercados y favorece nuevas
competencias y capacidades (Comisión Europea, 2013).

8
1.1 Características de un emprendedor

S u capacidad para crear le ha permitido


al ser humano avanzar, desarrollarse y
mejorar su calidad de vida en toda su amplitud,
vivienda, transporte, comunicaciones, ocio,
etc. Todos estos avances han sido posibles
gracias al trabajo conjunto entre personas
con habilidades y características diferentes,
entre ellos el emprendedor ha tenido el rol
de ser quien identifica las oportunidades
y se esmera en ellas sin temer, desde allí
la importancia de desarrollar su visión de
oportunidad desafiándose y desafiando a
otros en hacerla realidad (Dueñas y Sagarra,
2004)

Tal como se ha mencionado, los primeros usos del término emprendimiento estaban
ligados a aquellos hombres capaces de aventurarse en el riesgo de descubrir el nuevo
mundo sin tener certeza previa de lo que ello conllevaría, manifestando una actitud
abierta y entusiasta hacia la incertidumbre (Castillo, 1999; Formichella, 2004). Ésta es una
característica fundamental para el desarrollo integral de la persona, en cuanto alienta al
descubrimiento de oportunidades y a la realización de los propios proyectos y metas, en lo
personal y a una participación activa y comprometida con las necesidades que surgen en
su ambiente, en un ámbito social, desde una perspectiva innovadora, flexible y creativa.
Es un importante motor de crecimiento económico y creación de empleo, genera nuevas
empresas y oportunidades, abre nuevos mercados y favorece nuevas competencias y
capacidades (Comisión Europea, 2013).

El desarrollo del emprendimiento implica la interconexión de distintas dimensiones


y ámbitos del conocimiento. El trabajo Interdisciplinario para el emprendimiento,
consiste en una interacción activa, auténtica y real, con un sentido contributivo entre los
integrantes del equipo, tanto de sus conocimientos como de sus habilidades, procesos y
conceptos, todo esto con la finalidad de ampliar su comprensión de la realidad y hacer un
mejor aporte a la misma (Martínez, 2009).

Un emprendedor, es aquella persona con autoconocimiento, motivada e informada


para desarrollar sus sueños en forma proactiva e innovadora en los distintos ámbitos del
quehacer económico y social, con competencia para trabajar en equipo y en red con otros,
produciendo con su accionar impactos positivos para él y para la comunidad.

9
“El emprendedor es una persona con capacidad de crear, de llevar
adelante sus ideas, de generar bienes y servicios, de asumir riesgos y de
enfrentar problemas. Es un individuo que sabe no sólo “mirar” su entorno,
sino también “ver” y descubrir las oportunidades que en él están ocultas.
Posee iniciativa propia y sabe crear la estructura que necesita para
emprender su proyecto, se comunica y genera redes de comunicación, tiene
capacidad de convocatoria; incluso de ser necesario sabe conformar
un grupo de trabajo y comienza a realizar su tarea sin dudar, ni dejarse
vencer por temores… A su vez, a este individuo no sólo le surgen ideas, sino
que también es lo suficientemente flexible como para poder adaptarlas y
posee la creatividad necesaria para transformar cada acontecimiento,
sea positivo o negativo, en una oportunidad” (Formichellas, 2004, p.8).

Según Dueñas y Sagarra (2004), una persona que se identifica como emprendedor, requiere
desarrollar diferentes habilidades, entre ellas el liderazgo, que le permitirá organizar sus
acciones y las de otros en virtud del proyecto que se han propuesto. Una visión de valor, es
decir trabajar para hacer las cosas, más valiosas de lo que son o para generar otras nuevas
de elevado valor, esto le permitirá al emprendedor, asegurar que sus acciones y resultados
tienen un sentido importante con independencia a si corresponden a un proyecto
empresarial o de crecimiento personal. Compromiso personal, referido a la capacidad para
perseverar en el proyecto que se ha propuesto. Es el compromiso con las metas, con el
proyecto y con los colaboradores, lo que le permite al emprendedor alcanzar el éxito.

Desde lo expuesto por Posadas (2005), el emprendedor debe ser persistente, es decir logra
mantenerse firme en sus decisiones sin rendirse ante las adversidades. Actúa y mueve a
otros a actuar con foco en la calidad, en este aspecto es importante considerar que no
basta con que pueda identificarse sólo en el logro de la meta, sino que durante todo el
proceso hacia ella, la calidad implica que las acciones del emprendedor y el equipo, estén
centradas en la excelencia. Corre riesgos controlados, el emprendedor, es capaz de analizar
las situaciones, el medio, las posibilidades que tiene de tomar acciones, sus habilidades y
obstáculos, teniendo presente este conocimiento, es capaz de arriesgarse en desafíos cuyo
desenlace desconoce. Considera la importancia de fijar metas y objetivos, el emprendedor
no actúa desde el azar y la improvisación, sino que planifica, estudia y organiza sus sueños
proponiéndose retos específicos y acotados que le permitan alcanzarlos de modo efectivo.

El emprendedor se mantiene en una constante búsqueda de información, que le permite


tomar decisiones bien fundamentadas, con un profundo conocimiento de lo que quiere
lograr. Reconoce la necesidad de la generación de redes y la persuasión, el emprendedor
se caracteriza por soñar en grande, lo que significa que valora, requiere y busca el apoyo de
otros, trabajando desde la cooperación mutua. Se muestra confiado en sus capacidades,
esto les permite saber quiénes son, cuáles son sus destrezas y dificultades en base a ellas
actuar hacia la meta. El emprendedor requiere creatividad, es decir la capacidad de mirar
la realidad y tomar acciones en ella, con un sello distintivo, único que lo convierte en un
agente creador, transformador e innovador.

10
1.2 Colaboración y cooperación
para construir equipos que logran
emprender

T al como ya se mencionado, el emprendedor reconoce que sus logros son


realmente alcanzables cuando trabaja y colabora con otros, a su vez, considera las
complejidades de la sociedad en la que está inserto, lo que implica no sólo trabajar con
otros, sino que hacerlo desde la valoración de los diferentes aportes que cada uno hace
al objetivo. Desde esta mirada el emprendimiento requiere del desarrollo del trabajo en
equipo desde la interdisciplina.

Para entender cómo interactúa un equipo de trabajo, primero se revisarán las definiciones
que tres autores realizan de este concepto. Para empezar, Johnson y Johnson (1999)
realizan una breve revisión histórica del concepto de equipo, en donde presentan que a
comienzos del siglo XX, Kurt Koffka, definía que: “los equipos son conjuntos dinámicos
en los que la interdependencia entre sus miembros podía variar” (Johnson y Johnson,
1999, p.8). Luego mencionan a Kurt Lewin quien complementó esta definición al sugerir
que:

(a) la esencia de un grupo es la interdependencia de sus miembros (creada por la


existencia de objetivos comunes), que da como resultado que un grupo sea un “todo
dinámico” que funciona de manera tal que cualquier cambio en el estado de cualquiera
de sus miembros o de cualquier subgrupo afecta el estado de cualquier otro miembro o
subgrupo y (b) un estado de tensión intrínseco entre los miembros del grupo motiva el
movimiento hacia el cumplimiento de los objetivos comunes (Johnson y Johnson, 1999:
8).

Más adelante, Aguilar y Vargas (2010) sugieren que un equipo corresponde a un conjunto
de personas: que se caracteriza por la identificación con el logro de los objetivos,
aceptación de los roles, comunicación clara y fluida, involucramiento de diversos
componentes afectivos; espontánea colaboración y ayuda mutua; cohesión, afinidad
e identificación; conciencia de grupo y buenas relaciones interpersonales. En resumen
en un equipo existe alta productividad y bajo nivel de conflicto interpersonal (Aguilar y
Vargas, 2010, p.3).

Según las definiciones, se infiere que las interacciones que darán pie a un equipo de
trabajo deben basarse en la colaboración y cooperación mutua.

La colaboración hace referencia al modelo de enseñanza interactivo que motiva a los


estudiantes a construir en conjunto, por lo que implica el aunar esfuerzos y competencias
mediante una serie de transacciones que le posibilite lograr las metas establecidas
(Maldonado, 2007). Al revisar la literatura, los conceptos de cooperación y colaboración

11
suelen utilizarse como sinónimos enlazados por el mismo eje que los presenta como antónimos
de competencia y, que en toda instancia de cooperación o colaboración, se dan en un contexto de
participación democrática, respondiendo a las necesidades concretas de las partes, estimulando
el desarrollo de los integrsntes, a partir de diferentes grados de funcionamiento impulsando una
amplia gama de actividades que buscan el beneficio de todos (Pérez, Bedoy, Curiel y Romo, s/a).

En el trabajo colaborativo la noción de autoridad implica que quien ostente el rol de líder favorezca
la entrega de opiniones y la capacidad de aunar las interacciones en virtud de la meta, mas no de
único experto frente a la temática; ya que la colaboración implica un aprender juntos.

Para que el trabajo colaborativo pueda realizarse en óptimas condiciones, es necesario que los
integrantes del equipo procuren establecer relaciones afectivas entre ellos: que en sus reuniones
puedan ir más allá de lo meramente operativo, convirtiéndose en espacio de encuentro, que
aporte a la construcción de una visión mejorada del tema que abordan, a partir de la diversidad
de integrantes y su colaboración mutua.

Según Woolfolk (1999 citado en Maldonado, 2007) el trabajo colaborativo está asociado a la
interdependencia de: metas, tareas, recursos, roles y premios. La interdependencia del equipo,
facilita la construcción del conocimiento en base a una meta establecida previamente. Así también
es importante que los integrantes del equipo lleven a cabo sus acciones desde la reciprocidad, lo
que implica la adecuada fundamentación de los aportes realizados, donde los participantes son
capaces de exponer sus puntos de vista y someterlos al juicio crítico y constructivo de otros. La
meta es conseguir un argumento y un objetivo común, por tanto, es preciso un trabajo dialógico
constante para la construcción de la meta y así superar la mera suma de aportes individuales.

Otro aspecto importante, que se vincula a la reciprocidad, es el sentido de responsabilidad,


individual y grupal, ya que desde esta característica se va dando forma a la consecución efectiva de
las metas propuestas, donde cada participante debe estar consciente de su propia contribución y,
de este modo, responsabilizarse de sus propios aportes al proceso y no dejar los compromisos en
manos de los demás integrantes, por lo tanto, “el trabajo colaborativo produce resultados de alta
calidad, cuando los participantes comprenden que la forma de tratar y examinar esa actividad,
surge de la interrelación” (Pérez, Bustamante y Maldonado, 2007 citado en Maldonado, 2007, p.
271), lo que lo convierte en un proceso conversacional entre los integrantes.

A través de la Teoría de la Controversia se sostiene que “el hecho de enfrentarse a puntos de vista
opuestos crea incertidumbre o conflicto conceptual, lo cual provoca una reconceptualización y
una búsqueda de información, que a su vez, dan como resultado una conclusión más refinada
y razonada” (Johnson y Johnson, 1999, p. 9) de la temática tratada por el equipo. Para ello se
requiere: organizar la información presentando una postura, defender cada argumento que se
establezca antes posiciones contrarias, valorar el otro punto de vista y observar el problema desde
las diversas perspectivas para llegar a una síntesis y/o conclusión en la que todos los integrantes
del equipo concuerden (Johnson y Johnson, 1999).

12
Otra teoría es la de Interdependencia Social, según ella, la forma en que los sujetos
interactúan determina los resultados que se conseguirán. Existen dos tipos de
interdependencia: por un lado, la interdependencia positiva o cooperación que
permite una interacción que facilita el aprendizaje entre los integrantes. Y, por otro, la
interdependencia negativa o competencia , que provoca la oposición entre las personas,
lo cual desalienta y opaca los esfuerzos de los integrantes. Existe también la posibilidad
de que no haya interdependencia, en este caso, los esfuerzos son individualistas, en
donde las personas trabajan de forma independiente y/o aislada de los demás (Johnson
y Johnson, 1999).

Desde la teoría socio-construccionista planteada por Vigotsky, la zona de desarrollo


próximo, que es la zona situada entre lo que un alumno puede hacer por sí mismo y lo
que puede lograr si trabaja bajo la guía de instructores o en colaboración con pares de
mejor rendimiento, el trabajo competitivo por sobre el trabajo cooperativo dificultaría
el crecimiento intelectual.

Sin embargo, no todos los grupos son cooperativos. Es necesario promover


intencionalmente y de manera sistemática los modelos interactivos de aprendizaje,
de tal manera que, gradualmente, un grupo tradicional pueda llegar a ser un grupo
cooperativo para poder, finalmente, conformar un equipo (Johnson y Johnson, 1999).

Según Bugueño y Barros, la acción sinérgica propia del trabajo en equipo, “suele ser más
efectiva y eficaz que la acción individual o que la simple suma de acciones individuales [de
igual modo] la colaboración mediante el trabajo en equipo permite analizar en conjunto
problemas comunes, con mayores y mejores criterios.” (Bugeño y Barros, 2008, p.1).

Finalmente, colaborar no implica ‘hacerle el trabajo al otro’, ni descansar en que ‘el resto
se hará cargo’. El trabajo colaborativo no resta responsabilidad a los actores, sino que
permite que esa responsabilidad sea más abordable, al ser asumida como una misión
en la que todos están comprometidos en la planificación, análisis y evaluación conjunta.

1 / 2 De Competitividad

13
1.3 Trabajo en equipo

C omo se ha visto, para enfrentar al desafío de responder ante las complejas necesidades del medio es
preciso que dos o más personas interactúen y colaboren desde sus individualidades para conseguir
los resultados que esperan. Así también, las organizaciones requieren que sus miembros trabajen en
equipo, desempeñando roles definidos en búsqueda de los objetivos comunes, requiriendo de personas
con distintas habilidades y conocimientos que cobran valor y sentido en el trabajo en equipo (Torrelles,
Coiduras, Isus, Carrera, París y Cela, 2011).

El trabajo en equipo, según Cardona y Wilkinson (2006) implica trabajar cooperativamente para
alcanzar una meta común, cada miembro del equipo cumple con un rol determinado, esto en virtud
de sus propias habilidades y competencias, con las cuales aporta a la consecución de la meta final.
Frente a esto se destaca que los integrantes hagan uso de estas aptitudes personales, pero teniendo
como foco el aporte al objetivo propuesto, por tanto, el uso aislado de las destrezas personales no se
considera trabajo en equipo, sino trabajar individualmente en compañía.
Según Ayestarán (2005, p.12), “un equipo se construye a través de procesos, que permiten a sus
miembros adquirir una serie de competencias (un saber hacer y un saber comportarse)”. Una condición
importante para identificar que se está frente a un equipo de trabajo, es que sus miembros vayan
asumiendo, gradualmente, la responsabilidad de cuanto acontece en el equipo. Por lo mismo, los
equipos de trabajo poseen un liderazgo compartido.

“El grupo de trabajo, en cambio, está dirigido por una persona líder que es especialista en
el trabajo que realiza el grupo, que tiene un poder institucional en el grupo y distribuye
las tareas entre los miembros del grupo” (Ayertarán, 2005). Cuando esto sucede los integrantes
del grupo ven restringida su autonomía, ya que el líder es una persona con poder, con conocimientos
de experto y, por tanto, un modelo.

Ayertarán (2005) también enfatiza el hecho que cuando la tarea otorgada y el liderazgo que se ejerce es
tal que se aceptan las ideas de los demás, la eficacia del grupo de trabajo es mayor. Además, cuando el
liderazgo se comparte –de acuerdo a la complejidad de la tarea- se requiere pasar del trabajo en grupo
al trabajo en equipo, de esta forma, cada integrante del equipo puede participar en la búsqueda de
soluciones siendo innovador y autónomo.

En el equipo, Según Arriagada (2002, s/p), “la responsabilidad y compromiso son compartidos por todas
las áreas o funciones en base a los objetivos de la organización”. Si bien cada integrante tiene funciones
definidas, el producto final es de conocimiento, consenso y responsabilidad de todos. Todos comparten
la información y contribuyen de manera conjunta a la toma de decisiones. Además, la confianza y la
comunicación son tales, que los integrantes del equipo se comprometen con la consecución del objetivo,
convirtiendo los obstáculos en desafíos que motivan aún más al equipo. En resumen, el trabajo en
equipo aumenta la productividad y la eficacia para resolver acertadamente los obstáculos y conseguir
resultados rápidos. Sin embargo, para que se pueda dar esta condición, es necesario que se asuma el
compromiso colectivo, generando lazos de confianza e interdependencia, para ello se requiere tiempo,
paciencia, tolerancia, comprensión, cooperación, compromiso y aprendizaje en conjunto (Arriagada,
2002).
14
1.4 Equipo interdisciplinario

S egún lo planteado por Setién (1996, p.7), una disciplina es un “cuerpo teórico,
cualitativamente diferenciado de otros, en tanto se ocupa de un fenómeno
distinto, especializado, que presenta leyes propias, para su desarrollo”. Por tanto,
la interdisciplinariedad implica que las diferentes disciplinas envueltas en un
determinado momento y desafío, se posicionen de un modo diferente en relación no
sólo a su objeto de estudio, sino también respecto de cada una de ellas, de la visión
que tienen de sí misma como disciplina formal, a la vez que en el encuentro con las
otras. Implica que cada disciplina logre mirarse de un modo holísticos, contribuyendo
junto a otras a la solución de las problemáticas actuales.

Ahora bien, al hablar de trabajo interdisciplinario se hace referencia, por un lado: al


estudio o desarrollo de actividades que se realizan con la cooperación e intercambio
entre varias disciplinas. Cada disciplina pone a disposición de las otras sus esquemas
conceptuales, prestándolos al interjuego de asimilación y reformulación de los
mismos, de los que resulta una integración diferente por esa reciprocidad en el
intercambio, es decir que resulta un nuevo esquema (Scocozza, 2002, p.9)

Por otro lado, trabajar interdisciplinariamente consiste en una interacción activa,


auténtica, real, con un sentido contributivo entre los participantes de: conocimientos,
habilidades, procesos y conceptos de diferentes campos, con la finalidad de ampliar
la comprensión, el aprendizaje, y la toma de decisiones, solo así un equipo trabaja
interdisciplinariamente (Martínez, 2009, p.1)

Por tanto, el trabajo interdisciplinario se logra cuando los actores portadores de cada
disciplina están en condiciones de relativizar sus propias certezas, interrogarse sobre
sus paradigmas, fundamentos y permitirse penetrar en las ideas, prácticas y certezas
de otras disciplinas, cuestionándose por los marcos referenciales, potenciando el
pensamiento crítico colectivo y por ende el aprendizaje grupal.” (Martínez, 2009:1)

Según lo planteado por Posada (2004, p.20) la Interdisciplinariedad implica


“cooperación entre disciplinas [lo que] conlleva interacciones reales, es decir, una
verdadera reciprocidad en los intercambios y, por consiguiente, un enriquecimiento
mutuo. En consecuencia, llega a lograrse una transformación de los conceptos, las
metodologías de investigación y de enseñanza”

La importancia de desarrollar la interdisciplinariedad, radica en que a lo largo del


tiempo, las distintas disciplinas (o ramas de la ciencia) “han establecido fronteras
arbitrarias, dejando de lado problemas que cubren dominios de dos o más disciplinas
sin pertenecer íntegramente a ninguna de ellas. Esto ha conducido a establecer
“puentes” entre las diversas disciplinas (García, 2011, s/p) que debiesen difuminarse
para resolver las problemáticas actuales.

15
Es posible distinguir que un equipo está trabajando de manera
interdisciplinaria cuando, en las interacciones de sus miembros,
las opiniones o propuestas se explican y fundamentan desde
el paradigma propio de cada disciplina sin deslegitimizar las
apreciaciones de las demás áreas del conocimiento; cuando se
evidencia capacidad de escucha y disposición frente a las posturas
diferentes –incluso opuestas-, cuando hay tolerancia frente a las
propuestas que no incluyen la disciplina de alguna de las personas
del equipo, es decir cuando se es capaz de transar el protagonismo
de la propia disciplina, por el logro de la meta común (Martínez,
2009). En esta línea, el trabajo en equipo está caracterizado
porque la responsabilidad y compromiso son compartidos entre
sus miembros por lo que el liderazgo es horizontal, donde si bien
cada integrante tiene funciones definidas, el producto final es de
responsabilidad de todos.

Junto a esto se requiere que los integrantes desarrollen su capacidad


de escucha, asertividad y resolución de conflictos mediante la
negociación, desde la colaboración y el entusiasmo, con estas
destrezas se favorece la optimización de los recursos personales
de los integrantes, donde cada uno no sólo está enfocado en el
aporte que hace y el objetivo, sino que también en sacar lo mejor
del resto del equipo (Cardona y Wilkinson, 2006).

Según lo mencionado por Torrelles y colaboradores (2011),


en su revisión bibliográfica de las definiciones realizadas a
la competencia, se expone que el trabajo en equipo estaría
conformado por 7 dimensiones:

16
Imagen 2: Dimensiones del trabajo en equipo

Coordinación
Ajustamiento
Cooperación
de equipo

Resolución de Comunicación
problemas
colaborativos

Seguimiento
y feedback

Elaboración propia en base a Torrelles et al., 2011.

17
La primera dimensión está referida a la planificación del equipo lo que implica, “el
conocimiento de la misión y los objetivos, la asignación de roles, la planificación,
entre otros” (Torrelles y cols., 2011, p. 336).

La segunda dimensión del trabajo en equipo, corresponde a la coordinación-


cooperación, en ella se considera que la sincronización entre los miembros del
equipo y las tareas que cada quien realiza, son un requisito básico para su óptimo
funcionamiento. Además mencionan que entre los miembros debe surgir la
interdependencia y cooperación al compartir el conocimiento que cada integrante
posee para resolver las problemáticas y alcanzar las metas.

La tercera dimensión corresponde a la comunicación la que resulta fundamental


en el proceso de interacción de un equipo, permitiendo el logro de las metas
propuesta por éste. La habilidad de comunicación considera que las personas sean
capaces de manejar redes comunicacionales, posean habilidad de escuchar a los
demás y, a su vez, posean habilidades de comunicación no verbal.

La cuarta dimensión está referida al seguimiento y feedback, en donde se supervisa


el rendimiento y se retroalimenta a los integrantes. De esta forma, se puede
redireccionar al equipo al cumplimiento de la meta.

Como quinta y sexta dimensión del trabajo en equipo, se encuentra la Resolución


de conflictos y la Resolución de problemas colaborativos, en donde los integrantes
tendrán que resolver sus conflictos, relacionado con las relaciones interpersonales,
y problemas que requieren la colaboración de cada integrante, para su solución.

La última dimensión, está relacionada con el ajustamiento del equipo, en donde se


consideran aspectos de apoyo, orientación e innovación.

18
2 Estrategias para el fortalecimiento
de emprendimiento trabajo en equipo
interdisciplinario
Según Vera (2009), el proceso de aprendizaje puede darse de diferentes
modos:

1. Aprendizaje competitivo: el éxito personal de cada estudiante está en directa relación


con el fracaso de otros, por ejemplo, el desafío de resolver un ejercicio en el menor tiempo
posible.

2. Aprendizaje individualizado: cada estudiante trabaja por sí solo, teniendo como punto
de referencia su propio desempeño. Se está con otros pero se trabaja sin ellos.

3. Aprendizaje cooperativo: las tareas se organizan de modo que para cumplirlas


adecuadamente, se tenga que desarrollar en el trabajo con los otros. Por lo tanto, el éxito
personal está íntimamente ligado al éxito de los compañeros.

Cada uno de estos estilos de trabajo ha buscado favorecer el proceso de enseñanza y aprendizaje,
sin embargo, es preciso determinar el contexto y los objetivos que se persiguen para determinar
desde cuál se responderá de mejor modo ante el desafío propuesto. En este contexto, al atender
las problemáticas actuales donde, como se ha mencionado, se aprecia multicausalidad y elevada
complejidad, el aporte contributivo de diferentes ámbitos profesionales permitiría abordar
desde el emprendimiento y la innovación el objetivo en su totalidad.

En el ámbito del proceso educativo, Johnson y Johnson (1999) plantean que para que un grupo
de estudiantes lleve a cabo un efectivo proceso de enseñanza y aprendizaje, éste debe ser
coherente y desarrollarse en un clima emotivo-positivo. En la medida en que las relaciones
dentro del grupo se tornan positivas, el ausentismo decrece y se puede esperar que, al mismo
tiempo, aumenten: el compromiso por el aprendizaje, los sentimientos de responsabilidad
personal para hacer la actividad asignada, la voluntad de enfrentar tareas difíciles, la motivación
y la persistencia, la satisfacción y la disposición a tolerar la frustración, la disposición a escuchar
y recibir retroinformación de los propios pares, el compromiso con el éxito y el crecimiento de
los demás, la productividad y el logro conjunto. Estas ideas, según Vera (2009), ya se estaban
gestando desde el siglo XVI, ya que algunos pedagogos y pensadores como Saint Simon,
Robert Owen, Charles Guide, entre otros, comenzaron a identificar beneficios en el aprendizaje
cooperativo, indicando que era posible aprender desde el aprendizaje de los propios pares. Sin
embargo, no es hasta comienzos del siglo XX, que en Estados Unidos, comienza a sistematizarse
el aprendizaje cooperativo como un sistema efectivo de formación, contrario a la postura
tradicional cuyo énfasis estaba situado en la transmisión unilateral de conocimientos.

19
Kohn (1992 citado en Scocozza, 2002), indica que la cooperación estaría
relacionada con el éxito al contrario de la competitividad que merma el logro
los objetivos con el éxito esperado. Cuanto más competitiva es una persona,
menores son sus posibilidades de conseguir éxito. En esta misma línea
Mincemoyer (1994), se refirió a los efectos negativos de la competitividad,
indicando que puede distraer a las personas del objetivo final, disminuyendo
su capacidad de concentración, lo que dificulta el aprendizaje y rendimiento.
Asimismo menciona que puede llevar a las personas a prácticas poco éticas,
marcadas por la deslealtad y el engaño, ya que el foco estaría situado en ser
mejor que el otro y no en lograr el objetivo, juntos. Por su parte, Shleifer (2004)
manifiesta que la competitividad entre las personas favorece el comportamiento
antiético especialmente cuando se carece de las habilidades necesarias para
ejecutar la tarea propuesta.

Las situaciones de aprendizaje marcadas por el trabajo conjunto y colaborativo,


por sobre el trabajo individualizado y competitivo, se traduce en mejores niveles
de autoestima y autoimagen (Johnson, 1988 citado en Johnson y Johnson, 1999).

Según el Laboratorio de Innovación Educativa (2009), el trabajo en grupos de


aprendizaje cooperativo genera discusiones y conflictos entre las opiniones y
razonamientos de sus miembros. Cuando dichas controversias se resuelven
de forma constructiva, promueven la curiosidad epistémica o incertidumbre
sobre la exactitud de los propios puntos de vista y una búsqueda activa de
más información, y consecuentemente un mayor rendimiento y retención del
material aprendido. Por el contrario, cuando los alumnos trabajan solos, en
situaciones competitivas o individualistas no tienen la oportunidad para tal
proceso y, en consecuencia, su rendimiento se ve mermado.

Según Candela (2001 citado en González y García, 2007) el aprendizaje


colaborativo, permite una mejor adquisición de actitudes y valores, mejorando
a su vez la motivación por el estudio, la incorporación de conductas prosociales
y la progresiva pérdida del individualismo.

Dentro del trabajo colaborativo es posible encontrar diferentes estrategias de


enseñanza aprendizaje que permiten a los estudiantes adquirir conocimiento,
habilidades y actitudes dentro del marco de la cooperación.

20
2.1 Aprendizaje basado en problemas (APB)

E l aprendizaje basado en problemas tiene como finalidad que


los estudiantes aborden, problemáticas reales, generando
soluciones efectivas ante ellas, lo que les permite estar en mayor
contacto con las necesidades del medio y comenzar a responder
ante ellas desde los conocimientos que ha permitido su propia
formación disciplinar (MECESUP UCO 0714, 2010)

Según MECESUP UCO 0714 (2010), al implementar ABP


resulta necesario que los estudiantes desarrollan habilidades
cognitivas, a través de los contenidos adquiridos en el estudio
de su disciplina; procedimientos mediante la capacidad de
resolver problemas; y valores asociados a un comportamiento
socialmente responsable.

Esta estrategia está estructurada en 6 etapas que a continuación


se describen:

Etapa 1: Reconocimiento del problema.


En esta fase el docente hace entrega del enunciado del problema,
indicando que el trabajo posterior debe ser realizado por ellos
de forma autónoma. Es recomendable que el docente use esta
primera fase para entregar algunos elementos propios del
trabajo en equipo para facilitar la organización del equipo, por
ejemplo que coordinen cómo harán entrega de las conclusiones
de esta primera fase.

Etapa 2: Objetivo general.


La tarea en esta fase es determinar lo esencial de la situación
planteada, describiendo los elementos presentes en ella y un
posible plan de acción.

Etapa 3: Planificación del tiempo


Resulta importante que los estudiantes desarrollen habilidades
de coordinación dentro de su equipo de trabajo por tanto en
esta etapa deben estructurar los tiempos en que trabajarán en el
desarrollo de esta tarea.

21
Etapa 4: Aspectos a abordar por el grupo
En esta etapa el docente debe favorecer el cuestionamiento
de sus estudiantes, para ello pueden usarse preguntas
como, ¿Cómo se esquematiza la problemática?; Respecto
de la información que poseen ¿Cuál es relevante y cual es
accesoria?; ¿Qué información necesitan indagar en mayor
profundidad?

Etapa 5: Aspectos a controlar


El docente debe verificar que los integrantes efectivamente
estén llevando a cabo un trabajo de equipo, coordinado,
que incorpore una adecuada distribución de tareas y roles,
de modo que puedan presentar avances hacia la solución
del problema planteado.

Etapa 6: Evaluación
Al evaluar, no basta con sólo atender a los resultados del
proceso, sino que al camino recorrido hasta la meta. Para
ello es de gran valor que el docente favorezca instancias de
autoevaluación y coevaluación, con pautas bien definidas
en base al objetivo planteado.

22
2.2 Aprendizaje por proyectos (APP)

S egún lo planteado en (MECESUP UCO 0714, 2010 b), el aprendizaje


por proyectos (APP) incorpora una secuencia de acciones planificadas,
orientadas a una meta bien definida y un sistema riguroso de medición de
resultados. Esta estrategia tiene un nivel de complejidad mayor al ABP, ya
que va más allá de la resolución de problemas, al considerar la comprensión
del contexto en el que se aplica el proyecto.

La implementación del APP, implica tres fases:

Fase Inicial: en esta fase del trabajo es importante que el docente


facilite la familiarización de los estudiantes en relación a la ejecución de un
proyecto

Fase de implementación: los estudiantes con asesoría del docente,


deben diagnosticar la problemática principal, definición del objetivo
general, objetivos específicos, estrategias, acciones y resultados esperados.

Fase final: evaluación, tanto del logro de los objetivos propuestos


como del proceso llevado a cabo por el equipo. En esta fase es importante
generar instancias de retroinformación entre pares, entre el docente y los
estudiantes y la constante autoevaluación

23
2.3 Aprendizaje + servicio (A+S)

E l aprendizaje + servicio (A+S) es una estrategia de enseñanza aprendizaje que favorece la


adquisición de conocimientos disciplinares a medida que los estudiantes sirven a otras personas.
El A+S, posee una complejidad y profundidad mayor que las estrategias planteadas previamente,
puesto que involucra la inclusión real del estudiante en la comunidad a la que sirve y en la temática
que están aprendiendo en el marco de la asignatura y disciplina. Desde esta estrategia es posible
contribuir en el desarrollo de la responsabilidad personal y social fortaleciendo la autoestima, el
emprendimiento, el liderazgo, y por sobre todo, el sentido de creatividad, iniciativa y empatía de
quienes se forman (MECESUP UCO 0714, 2010 c).

Según Andrade y Aguirre (2004 citado en MECESUP UCO0714, 2010), la estrategia de aprendizaje +
servicio, requiere que el docente planifique sesiones de trabajo que enlacen contenidos de la propia
disciplina con el análisis del contexto de la comunidad o grupo a servir. Así también, es necesario
establecer un nexo entre los objetivos cognitivos y procedimentales de la asignatura y los objetivos
propuestos para el servicio para alcanzar con éxito la totalidad de la tarea (MECESUP UCO 0714,
2010c).

Según (MECESUP UCO 0714, 2010 c) el A+S es una estrategia altamente participativa para los
estudiantes, de modo que resulta de gran valor que el docente a cargo pueda generar instancias de
aprendizaje continuo en torno al desarrollo de habilidades de trabajo en equipo y colaboración.

Para la implementación de esta estrategia es preciso considerar tres fases de desarrollo:

Fase de diagnóstico y planificación: esta primera fase contempla la motivación y


conceptualización en torno a la estrategia y la temática a trabajar. Junto a esto incluye el diagnóstico
participativo, en que los estudiantes evalúan las necesidades de la comunidad o grupo al que
pretenden servir y por último el diseño del proyecto, donde el equipo establece el modo en que será
abordado el servicio-aprendizaje.

Fase de ejecución: la segunda fase del A+S, implica la generación de redes y la obtención de
recursos, para llevar a cabo el servicio, posterior a ello es preciso implementar y gestionar el proyecto.

Fase de evaluación y sistematización final: esta última etapa incluye la evaluación,


continuidad y replicación del proyecto de aprendizaje y servicio.

Resulta importante mencionar que el A+S, por su profundidad y alcance está cruzado por tres procesos
que deben darse de modo continuo durante cada una de sus etapas, Reflexión, sistematización y
evaluación. Durante el trabajo por medio de esta estrategia es necesario que el docente genere
espacios para que sus estudiantes identifiquen el valor de mirar su proceso de formación de manera
crítica y focalizada en la excelencia con aquellos a quienes está sirviendo y el aprendizaje que está
logrando (Navarro, 2013).

24
3 EVALUACIÓN

N avarro (2013), señala que la implementación de nuevas


estrategias de enseñanza- aprendizaje, lleva consigo una
modificación de los modos de evaluar los logros de los estudiantes.

La evaluación cumple un rol fundamental en el desarrollo del


aprendizaje. El proceso de enseñanza-aprendizaje requiere de
información válida y confiable para orientar la planificación y
retroalimentar las prácticas pedagógicas, sólo así es posible
implementar estrategias que permitan a los estudiantes
demostrar sus logros o avances, dando a cada uno la oportunidad
de hacerlo (Educarchile, s.f)

Para incorporar la retroinformación constante respecto de


los avances que se van dando en el proceso de formación, es
necesario el diálogo y una relación positiva entre el docente y el
estudiante, tomando un rol fundamental al conformar la base
para provocar cambios permanentes en el estudiante. Así, se
deben definir indicadores claros y conocidos por el docente y el
estudiante (Navarro, 2013)

El proceso de evaluación, implica seis elementos centrales:


Identificación de los objetivos a evaluar; determinación de
los criterios para realizar la evaluación; sistematización de los
aspectos a evaluar es decir con qué se evaluará; construcción del
objeto de evaluación; emisión de juicios, para determinar, que
tan satisfactoriamente se han cumplido los criterios; toma de
decisiones, para determinar por qué y para qué evaluar (Navarro,
2013).

Para evaluar competencias, es preciso atender a las características


que están presentando los estudiantes, puesto que el objetivo
estará en provocar cambios a nivel de creencias, actitudes y
comportamientos. Existen diferentes modos de evaluación:
diagnóstica, formativa y de producto. La evaluación diagnóstica,
permite distinguir los conocimientos que el estudiante trae
consigo y en base a ello modificar los objetivos planteados y el
proceso en sí (Navarro, 2013). La evaluación formativa, está
pensado para desarrollarse durante el proceso de aprendizaje,
por tanto busca medir cómo se está dando la formación y la

25
adquisición de contenidos, habilidades y actitudes y la evaluación
de producto, es realizada al finalizar el proceso de enseñanza-
aprendizaje, con el fin de identificar el grado de éxito alcanzado
por el estudiante en torno a los objetivos propuestos (Navarro,
2013).

El Modelo Educativo para la enseñanza de la Responsabilidad


Social (MECESUP UCO0714, 2010 citado en Navarro, 2012),
propone la evaluación auténtica o de resultados de aprendizaje
observables a través de indicadores conductuales y, para ello, el
uso de instrumentos como rúbricas y listas de chequeo.

En las listas de chequeo, el docente identifica si el estudiante


adquiere o no determinados aspectos propios de los indicadores
propuestos para los objetivos. Así también es posible emplear
el uso de rúbricas, que corresponde a una matriz de valoración
que incorpora los criterios que se persiguen con el proceso de
enseñanza, permite una evaluación más objetiva puesto que el
estudiante sabe qué es lo que se espera de él durante el proceso
y hacia el final de la formación (Navarro, 2013).

26
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