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profesor de matemáticas
1. Presentación
La charla de hoy está a cargo del profesor Aquiles Páramo quien trabaja
hace más de 15 años como profesor de la Universidad de Los Andes y
quien está vinculado desde hace unos 8 años aproximadamente a su
Departamento de Matemáticas. El profesor Páramo ha sido el coordinador
de este Seminario sobre la Didáctica de las Matemáticas y ha preparado
para esta ocasión, que es la última de este semestre, una exposición sobre
los que él considera que son los errores más comunes entre los profesores
de Matemáticas.
2. Resumen de la exposición
2. El profesor “libro”.
Una vez que entra al salón de clase, a este profesor le queda muy difícil
exponer las cosas de la manera más sencilla posible. Supongamos, por
ejemplo, que este profesor expone el tema de la integral por sustitución.
Hay algo que le impide poner ejercicios muy simples en los que la
sustitución es evidente. Prefiere traerles a sus estudiantes unas cuantas
“joyas”, de ésas que requieren que se haga un tratamiento algebraico
previo, sofisticado e ingenioso, antes de que se pueda medio entender cuál
puede ser la sustitución más adecuada en cada caso. Los estudiantes miran
alelados al profesor “pavo real” que saca fórmulas y aplica trucos para
resolverlas las integrales y empiezan a creer que el cálculo integral es cosa
de prestidigitadores. El profesor se ufana ante ellos con sus malabares
algebraicos y quizás se siente feliz de la admiración que suscita entre sus
alumnos.
Pero las cosas no son así. En realidad, lo único que sienten sus estudiantes
es que están confundidos. Además sienten temor porque piensan en las
integrales que el profesor va a poner en los parciales. Preocupados
comentan con sus compañeros de otros grupos: “Ese profesor pone unas
integrales que sólo él logra resolver, muy difíciles”. Se desmotivan y no
aprenden.
5. El profesor “neblina”.
Un buen profesor no pierde de vista que dar una clase es ante todo un
asunto comunicativo, un asunto de lenguaje. Más exactamente, una buena
clase es un espacio donde confluyen gran cantidad de lenguajes, una
amalgama lingüística, por decirlo así. Quiero exponer a continuación una
pequeña lista que hice a vuela pluma de los lenguajes más utilizados por el
profesor de matemáticas durante sus clases.
El dominio de todos estos lenguajes hará que las nubes que envuelven al
profesor “neblina” desaparezcan por completo y que sus estudiantes
empiecen a considerarlo como un profesor muy claro, al que todo se le
entiende. Y es que al profesor de matemáticas no le basta con saber mucho
de matemáticas, tiene que ser también un magnífico comunicador.
6. El profesor “eficiencia”.
El profesor “eficiencia” es aquel que cree que basta con ser eficiente en la
enseñanza para ser un gran profesor. En realidad no se trata de un pecado
de acción. Más bien es un pecado de omisión. Hace varios años
almorzando con mi padre, el profesor Jorge Páramo Pomareda , quien fue
un gran maestro aquí en la Universidad de Los Andes, cometí el error de
ufanarme ante él de ser un profesor eficiente. Le dije. “Cojo un grupo de
estudiantes y en tan sólo quince días puedo hacer que un dominen a la
perfección, por ejemplo, los métodos para derivar funciones”. Entonces él
me miró, me sonrió con cierta sorna y me dijo. “Bueno, la eficiencia es
parte de la enseñanza, pero eso no lo es todo. Es apenas una parte y quizás
no es la parte más importante. Hace falta un elemento esencial y
misterioso, un elemento que no se puede medir ni explicar con exactitud y
que se resume en ser un verdadero maestro. Alguien que va más allá de
enseñar a derivar, de enseñar a integrar o de enseñar aplicar con eficiencia
unos procedimientos algebraicos. Alguien que transmite unos valores muy
importantes, pero no porque los diga expresamente, sino porque los enseña
con su ejemplo, con su actitud especial y única en el salón de clase, con la
forma en que responde a las inquietudes de sus estudiantes, con la manera
en que prepara y desarrolla sus clases. El gran maestro deja una huella
indeleble en sus alumnos. Les otorga muchos tesoros. Les transmite la
pasión por el conocimiento, la honestidad intelectual, la claridad del
pensamiento, la sensibilidad por la belleza matemática. y muchas otras
cosas por el estilo, que son inestimables. Trasmite, por decirlo así, unos
ideales. Los estudiantes reconocen en el gran maestro una guía, lo quieren
entrañablemente como persona, lo emulan y lo admiran por lo que vale
como profesor o como investigador. Ya verá que con el tiempo, con la
dedicación al trabajo docente, con la experiencia que dan los años, usted
logrará poco a poco convertirse en un gran maestro y dejará de creer que lo
importante es la eficiencia”. Después de oírlo yo me quedé pensando
“Ojala” y lo sigo pensando todavía.
7. El profesor “papeleo”.
El buen profesor tiene claro que eso es lo de menos. Que si se abolieran los
títulos, que si se quitara el sistema de notas y de evaluaciones, que si los
diplomas dejaran de existir de una buena vez, de todas maneras subsistiría
la pedagogía, porque ésta no puede quitarse. Es innata al ser humano. En la
enseñanza está una de las formas más nobles de que dispone el ser humano
para transmitir, conservar y desarrollar los tesoros del conocimiento. Los
legados de los científicos, de los grandes matemáticos, de los poetas, de lo
sabios. Es uno de los medios que tiene el ser humano para luchar contra el
olvido.
Para terminar, quiero contarles algo muy personal. Cuando nació mi nieto,
me esperé 6 largos años, guardando en mi escritorio una lupa grande que de
vez en cuando le mostraba y le dejaba coger, hasta que una mañana, llena
de sol, llena de luz, lo llamé y le dije que saliéramos al jardín. Allí le
enseñé cómo se puede hacer fuego concentrando los rayos del sol en un
punto candente. Él se asombró muchísimo y cuando entendió ese sencillo
milagro que estaba sucediendo, me miró con una sonrisa, clara y bella, en
la que me mostraba toda la infinita dimensión del ser humano. Yo me sentí
feliz como siempre que enseño y él salió corriendo a buscar a sus amigos
para enseñarles a otros lo que acaba de aprender. Esa hermosa mañana
resume todo lo que pienso de la pedagogía.
3. Relatoría de la discusión
El profesor Hernando Echeverri intervino luego para decir que había que
considerar el asunto del fantasma detrás del tablero. Según él las malas
experiencias que un profesor pudo haber tenido con otros profesores
cuando le enseñaron tienden a ser repetidas. Quizás por eso a veces hay
profesores que humillan a los estudiantes y los tratan mal. Están repitiendo
viejas experiencias negativas. Claro que también imitan las positivas,
emulando a antiguos y buenos profesores que admiraron en su momento y
eso está muy bien. Habló entonces de la importancia de que los profesores
hagan un poco de psicoanálisis. Tal vez así logren exorcizar a sus
fantasmas que tienen detrás del tablero. El profesor Aquiles Páramo estuvo
de acuerdo con él y agregó que enseñar matemáticas no era sólo una
cuestión de transmitir información, de exponer unos contenidos
matemáticos. El profesor es una persona, con afectividad y emociones, que
se manifiesta como tal en el salón de clase y al que le concierne hacer ese
tipo de reflexiones de auto análisis.
El profesor Palacios dijo que le parece muy importante que los profesores
les hagan preguntas a sus estudiantes para ver si están poniendo atención y
si están captando lo que se les enseña. El profesor Alfredo Uribe Ardila, de
Bioquímica, contó a este respecto que una vez tenía dos alumnas muy
distraídas. Parecían estar ocupadas en otra cosa. Sin embargo, una de ellas
estaba captando todo lo que él estaba diciendo a juzgar por las respuestas
que le daba. Contó además que para que los estudiantes le pongan atención
les pide a veces que lo miren directamente a los ojos.
Para terminar el profesor José Ricardo Arteaga dijo que había hecho falta
nombrar dentro de los lenguajes que debe maneja un buen profesor en el
salón de clase, el lenguaje de las nuevas tecnologías: los computadores, el
software educativo, el Internet.