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Alessandro continuó manejando, pero podía sentirse que el vehículo comenzaba a aumentar
su velocidad.
Camila desdoblo la pequeña hoja y vio escrito en su interior una dirección que a simple vista
parecía extraña y desconocida. “Av. por los aires, mercado electrónico, cementerio de
elefantes”.
El vehículo ingresó a dicha avenida, bajó la velocidad. Luego, tanto Alessandro como Camila,
observaron cuidadosamente el entorno en busca de alguna tienda de electrónicos o algún
mercado que les pudiera servir de pista.
La avenida Buenos Aires, era una zona comercial, repleta de edificaciones y calles que la
cortaban durante todo su trayecto, fácilmente podían perder a una persona que no era del
barrio. En un día normal, era un lugar muy congestionado, repleta de personas y vehículos que
hacían muy difícil el andar. En ese mañana, una de las avenidas más concurridas de la ciudad,
se encontraba dormida y pacifica como nunca antes Camila la había visto.
- Con tanta paz, parece otro barrio –dijo Camila con voz baja, intentando hablar con ella
misma.
- El auto negro era el único en movimieelefantes. ¿Sabes que es ese lugar? –preguntó
Daurella.
- Sí… pero, ese lugar no es sólo uno.
- ¿A qué te refieres?
- Bueno, ese es un nombre que se les dan a bares clandestinos en donde…
Alessandro continuó manejando, pero podía sentirse que el vehículo comenzaba a aumentar
su velocidad.
Camila desdoblo la pequeña hoja y vio escrito en su interior una dirección que a simple vista
parecía extraña y desconocida. “Av. por los aires, mercado electrónico, cementerio de
elefantes”.
El vehículo ingresó a dicha avenida, bajó la velocidad. Luego, tanto Alessandro como Camila,
observaron cuidadosamente el entorno en busca de alguna tienda de electrónicos o algún
mercado que les pudiera servir de pista.
La avenida Buenos Aires, era una zona comercial, repleta de edificaciones y calles que la
cortaban durante todo su trayecto, fácilmente podían perder a una persona que no era del
barrio. En un día normal, era un lugar muy congestionado, repleta de personas y vehículos que
hacían muy difícil el andar. En ese mañana, una de las avenidas más concurridas de la ciudad,
se encontraba dormida y pacifica como nunca antes Camila la había visto.
- Con tanta paz, parece otro barrio –dijo Camila con voz baja, intentando hablar con ella
misma.
- El auto negro era el único en movimieelefantes. ¿Sabes que es ese lugar? –preguntó
Daurella.
- Sí… pero, ese lugar no es sólo uno.
- ¿A qué te refieres?
- Bueno, ese es un nombre que se les dan a bares clandestinos en donde…
Alessandro continuó manejando, pero podía sentirse que el vehículo comenzaba a aumentar
su velocidad.
Camila desdoblo la pequeña hoja y vio escrito en su interior una dirección que a simple vista
parecía extraña y desconocida. “Av. por los aires, mercado electrónico, cementerio de
elefantes”.
La avenida Buenos Aires, era una zona comercial, repleta de edificaciones y calles que la
cortaban durante todo su trayecto, fácilmente podían perder a una persona que no era del
barrio. En un día normal, era un lugar muy congestionado, repleta de personas y vehículos que
hacían muy difícil el andar. En ese mañana, una de las avenidas más concurridas de la ciudad,
se encontraba dormida y pacifica como nunca antes Camila la había visto.
- Con tanta paz, parece otro barrio –dijo Camila con voz baja, intentando hablar con ella
misma.
- El auto negro era el único en movimieelefantes. ¿Sabes que es ese lugar? –preguntó
Daurella.
- Sí… pero, ese lugar no es sólo uno.
- ¿A qué te refieres?
- Bueno, ese es un nombre que se les dan a bares clandestinos en donde…
Alessandro continuó manejando, pero podía sentirse que el vehículo comenzaba a aumentar
su velocidad.
Camila desdoblo la pequeña hoja y vio escrito en su interior una dirección que a simple vista
parecía extraña y desconocida. “Av. por los aires, mercado electrónico, cementerio de
elefantes”.
El vehículo ingresó a dicha avenida, bajó la velocidad. Luego, tanto Alessandro como Camila,
observaron cuidadosamente el entorno en busca de alguna tienda de electrónicos o algún
mercado que les pudiera servir de pista.
La avenida Buenos Aires, era una zona comercial, repleta de edificaciones y calles que la
cortaban durante todo su trayecto, fácilmente podían perder a una persona que no era del
barrio. En un día normal, era un lugar muy congestionado, repleta de personas y vehículos que
hacían muy difícil el andar. En ese mañana, una de las avenidas más concurridas de la ciudad,
se encontraba dormida y pacifica como nunca antes Camila la había visto.
- Con tanta paz, parece otro barrio –dijo Camila con voz baja, intentando hablar con ella
misma.